1. ASALTO A LA ESCUELA
Las ideas se agolpaban una tras otra como si de repente en mi vida se hubiera abierto una
puerta, antes cerrada, hacia nuevos horizontes. Por primera vez sentí melancolía y soledad.
Hasta entonces no había experimentado deseos de amar y ser amado. Parecía muy extraño,
pero todo era producto de haber penetrado furtivamente en la intimidad de un adulto tan des-
preciado.
Finalmente me dormí. Cuando abrí los ojos habían dado las nueve de la mañana. Me pareció
inusitado que papá se hubiera ido al hospital pasando por alto su rutina de despertarme
arrancando violentamente las cobijas de mi cama y abriendo las cortinas del cuarto de par en
par. Quizá el hecho de que mi hermano Saúl no estuviera, o quizá el desagradable recuerdo de
la discusión que tuvo con el director el día anterior, lo había hecho reflexionar respecto a la
forma de tratarnos.