1. Salud Mental en Colombia: mito o realidad
Hace mucho tiempo ya que las enfermedades eran consideradas un castigo
divino, y que cuando una persona “enloquecía” era tildada de endemoniada y se
le desechaba de la sociedad.
En la era bíblica la gente enferma debía apartarse de la sociedad a campos
desolados en donde todos juntos esperaban el día bienaventurado en el que la
muerte llegara a arrebatarles la vida y terminar con su sufrimiento, un lugar
en donde estar lejos de los señalamientos y las burlas de una sociedad que no
alcanzaba a entender lo grave de la situación.
Pero esas épocas parecen no haber pasado, al igual que en la era bíblica,
vivimos en un país en donde el poder, el dinero y la fama se han convertido en
cosas mucho más importantes que la salud. Vivimos en un país en donde se
piensa que la enfermedad es algo trivial que puede solucionarse con un
acetaminofén o un ibuprofeno, y en primer plano, como ha servido siempre para
la mayoría de los casos, seguimos haciéndolo de la misma forma.
Pero, ¿Cuándo entenderá la sociedad, el gobierno y los entes de salud, que las
enfermedades mentales son algo más grave?, ¿Cuándo dimensionarán el papel
que juega la atención en salud en las vidas de aquellas personas?
Hasta el presente año, la salud mental era un tema subvalorado en nuestro
país, un tema del que muchos proponen, pero pocos trabajan y solucionan. Un
tema que se trata más como un mito. Un tabú del que pocos quieren hablar.
Pero, ¿Por qué vendarnos los ojos y tapar el sol con un dedo, ante una realidad
que se hace cada vez más evidente? ¿Por qué no dar el valor que es necesario a
las personas que padecen enfermedades mentales?
Esta historia, que es más bien una película dramática, la viven cientos y miles
de colombianos que deben lidiar día a día con los señalamientos de sus vecinos,
2. compañeros de estudio e incluso familiares, que lejos de tener algún
conocimiento acerca de su padecimiento, lo único que hacen es con sus críticas
complicar el estado de salud de aquellos que lo único que buscan es una
respuesta para sus cambios drásticos de ánimo, lo único que quieren es saber
qué pasa dentro de ellos, por qué todo está cambiando tan repentinamente.
Una luz de esperanza, literalmente, nace en Colombia en el 2013, cuando el
drama de una mujer se convierte en la felicidad de muchos que cómo ella se
estaban viendo ignorados, de muchos que como ella llevan años luchando
contra un sistema de salud que no provee las condiciones necesarias para que
ellos puedan vivir dignamente. No son demonios ni personajes traídos de un
cuento mítico, son personas de carne y hueso, que al igual que las celebridades
y los altos mandatarios del país necesitan de la atención integral y
especializada de los entes de salud responsables.
Esta esperanza entrega a los pacientes con enfermedades mentales, algo que
nunca antes habían podido tener. Entrega en sus manos una ley que los
protege y que los respalda para así poder hacer valer los derechos que siempre
han tenido, pero que pocos han querido reconocer. Los incluye dentro de una
sociedad en vez de excluirlos, les da en sus manos la capacidad de reclamar
cuando algo no anda bien, les da un espaldarazo para poder luchar por aquello
que necesitan tener, lo cual es, la atención médica digna y oportuna para así
poder menguar o estancar las consecuencias que la enfermedad que padecen
trae para su vida.
Esta ley también abre los ojos del gobierno, de los entes de salud y de la
sociedad en general, y les hace ver que estas enfermedades no son solo de unos
pocos, sino que al trascurrir el tiempo, el número de personas afectadas va
aumentando, y que como vivimos en un país en donde las condiciones sociales
cambian día a día, un país en donde los ciudadanos del común debemos lidiar
3. con la violencia y las malas decisiones de nuestros gobernantes, la
predisposición a presentar dichas enfermedades cada vez aumenta más.
Esta ley propone que no solo se atienda sino que también se prevenga, algo que
hará de este país, si llegase a cumplirse la ley a cabalidad, un país más sano,
más consciente y más solidario.
Estamos comenzando una nueva era en Colombia, una nueva era que no puede
ser estancada por mandatarios irresponsables, una nueva era que no debe ser
turbada por guerras inoficiosas y por negociaciones infructuosas.
Los colombianos necesitamos un cambio, las personas con enfermedad mental
también lo necesitan. Todos queremos una Colombia digna, no solo para los que
tienen los recursos económicos, sino para todos los que llevamos el título a
donde quiera que vayamos, de ser, orgullosamente colombianos.
Hagamos cada uno nuestra parte para que la salud mental en Colombia cada
vez sea menos un mito y más una realidad. Démosle a las personas que lo
necesitan un final feliz en sus vidas y convirtámonos en una sociedad tolerante
en donde todos y cada uno de nosotros tenemos exactamente los mismos
derechos, sin excepciones, sin discriminaciones. Por una Colombia más justa e
igualitaria para todos los ciudadanos.
Laura Patricia Díaz Silva
(lapadisi@gmail.com)
Bucaramanga, Santander
22 de Noviembre de 2013