El documento reflexiona sobre los motivos de la violencia y falta de reflexión en la sociedad actual. Señala que vivimos en un mundo de cambios rápidos dominado por la ignorancia, y que las personas son adictas a las drogas, el alcohol, el sexo, la televisión y los juegos en línea. Esto ocurre porque la cultura oficial prefiere ocultar los problemas en lugar de abordarlos críticamente, y el capitalismo solo busca beneficiar a los bancos y corporaciones a costa del empobrecimiento de las personas. Se necesita conciencia
1. MOTIVOS DE REFLEXIÓN
Se afirma, por unos y por otros, que vivimos en un mundo de cambios
rápidos y violentos, que la violencia y la falta de reflexión se apoderan del
entorno, que somos cada día menos dialogantes y que nos adherimos a
ciertas ideologías sin pasar sus principios por un análisis crítico que nos
permita un cierto equilibrio entre lo que somos y lo que queremos ser. La
peor violencia, aparte de cualquiera otra interpretación sociológica o
política, es la ignorancia y, ella, querámoslo o no, proviene del sistema,
está en el interior mismo del establecimiento. Al parecer hay dentro del
grupo social en que vivimos gentes para las que la equidad tiene la forma
y adquiere el valor de una perplejidad constante y paralizante, gentes
cuyo mezquino espíritu procuran por todos los medios mantener en la
ignorancia a las mayorías para poder someterlas y con ello, engrosar cada
día más sus carteras… Es esta violencia soterrada la que nos preocupa y
el motivo de esta reflexión: Vemos todos los días a abuelos adictos a las
traga perras, a jóvenes y viejos fanáticos del futbol, a jóvenes sumergidos
en internet, adolescentes suicidas, depresivos, yanquis, alcohólicos,
marginales de todo tipo provenientes de los más diversos estratos de la
sociedad expulsados al borde de la destrucción. En las consultas de las
clínicas psiquiátricas vemos como cada día, con mayor frecuencia, se
acercan jóvenes y viejos adictos a internet, a las maquinas tragaperras, a
los teléfonos celulares, al porno virtual, al sexo, a las drogas legales o no, a
la televisión, a los juegos de roll etc. etc. (…)
¿Por qué ocurre rodo esto?
Porque la cultura oficial prefiere ser laxa, poco problemática, pacífica y
contemplativa. Una cultura que no profundice demasiado en nuestras
miserias o, que como ocurre con frecuencia, las oculte, para no mostrarle
al mundo, ni a sí mismos, el sinsentido de varias generaciones de
ciudadanos, de gentes jóvenes, que ven como la ilusión de un mundo
mejor se desvanece en los despachos de banqueros, multinacionales y
tiburones financieros bajo la mirada cómplice de políticos aviesos, pero
2. también de los ciudadanos que permiten la corrupción, mientras
pregonan valores que jamás practican.
El mundo en que nos ha tocado vivir, ese mundo levantado bajo los
principios de justicia, igualdad, solidaridad y fraternidad se ha convertido
a fuerza de engaños y zalemas en una trampa en la que las nuevas
generaciones naufragan, se sienten perdidos, como si atravesaran un
inmenso desierto donde el avistamiento de un oasis es un monumental
espejismo. El panorama no puede ser más desolador: Enfermedades
mentales, masacres y genocidios, millares de trabajadores sin empleo,
cientos de miles de jóvenes deambulando sin destino cierto y ,como telón
de fondo, un capitalismo hambriento pregonando nuevas medidas de
conformidad con sus cicateros intereses, apoyados por los sectores
políticos más retardatarios incrustados en la sociedad: Se trata de
quitarle a los trabajadores las conquistas laborales conseguidas en años y
años de luchas sindicales, de empobrecer aun más si se puede a la gran
masa ciudadana y mantenerla en la ignorancia, de seguir atracando el
dinero de los impuestos para hinchar los bolsillos de políticos
desaprensivos, de los bancos y de los grandes consorcios económicos. A
estas gentes ya no les basta con las grandes fortunas que han amasado a
costa de la miseria de los millones de ciudadanos que han explotado.
Ahora quieren más, toda vía mas. Quieren el dinero público. Por ello los
ciudadanos conscientes de sus derechos, deberes y obligaciones no
podemos bajar la guardia, no podemos dejarnos engañar por quienes
desde la tribuna pública hablan con ambigüedades, ocultándose detrás de
las palabras, mintiendo sobre lo que piensan hacer si el favor de los
ciudadanos, a los que piensan explotar, los favorece en las urnas. El voto,
nuestro voto, debe ser para aquellos que defiendan, sin más, nuestras
conquistas laborales, la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad de
las mujeres para decidir si quedan o no embarazadas, la educación para
todos, la salud para todos, en síntesis, un país más equilibrado donde
todos los ciudadanos sean vistos como iguales, donde no haya ciudadanos
de primera y de tercera y donde las nuevas generaciones de ciudadanos
tengan un futuro cierto. Pero todo esto requiere una conciencia crítica, no
tragar piedras de molino y estar permanentemente alertas para que no
seamos asaltados en nuestra buena fe. Albert Camus afirmaba:
3. “Algunas veces pienso en lo que los historiadores del futuro
dirán de nosotros. Una sola frase será suficiente para definir al
hombre moderno: fornicaba y leía periódicos”. Mañana ¿Qué
dirán de Nosotros?...
Carlos Herrera Rozo.