2. * La égloga es uno de los
principales subgéneros poéticos,
de tema amoroso y protagonizado
por pastores. Etimológicamante,
égloga proviene del latín eclŏga, y
éste del griego ἐκλογή, que significa
„extracto, selección, pieza escogida‟.
La mayoría de las églogas clásicas se
desarrollan según alguna de estas dos
estructuras:
El poema que constituye una estructura
monódica, un monólogo pastoril o canto
a una sola voz.
La égloga con estructura dual en la que
se dialoga a veces como una pequeña
pieza teatral en un acto, cuando
intervienen varias voces poéticas. Los
pastores cantan sus lamentos, ya sea en
forma de duelo como cantos simétricos o
separados.
3. De modo que una o varias voces
desarrollan el tema amoroso contándolo
en un ambiente rural donde la naturaleza
es paradisíaca, idealizada (el locus
amoenus) y tiene un gran protagonismo la
música. El género posee motivos
campestres y los tópicos de la poesía
bucólica.
Si aparecen varios pastores cantando sus
amores, el género adquiere tintes teatrales. De
hecho, algunas églogas fueron representadas en
época romana (como las ‘Bucólicas’ de
Virgilio) y en el Renacimiento (como las églogas
de Juan del Enzina). Fernando de
Herrera señala en sus Anotaciones a la „Égloga
II‟ de Garcilaso:
Esta égloga es poema dramático, que también se
dice activo, en que no habla el poeta, sino las
personas introducidas (...). Tiene mucha parte
de principios medianos, de comedia, de tragedia,
fábula, coro y elegía; también hay de todos los
estilos…
4. Orígenes y evolución de la
égloga:
La égloga, como casi toda la cultura
occidental, fue creada y perfeccionada en la
Grecia Antigua a partir del siglo IV a. C. Las
primeras églogas fueron los „Idilios‟ (en
griego, “poemitas” o “pequeños cantos”)
de Teócrito. Bajo su influencia los escribieron
después autores como Mosco, Bión de
Esmirna y otros autores.
Siguiendo el curso habitual de las formas
literarias, este modo de escritura pasó a
Roma. El escritor latino Virgilio (siglo I a.
C.), también fascinado por Teócrito, escribió
sus „Bucólicas‟, también conocidas como
„Églogas‟, en las que añadió elementos
autobiográficos, haciendo de cada pastor un
personaje imaginario que encubría a un
personaje real.
5. Las Bucólicas virgiianas suponen la consolidación
del género, y la innovación de contar historias
más o menos reales pasó a la bucólica posterior.
Otros autores latinos escribieron también
églogas, como Nemesiano, Calpurnio Sículo o
Ausonio.
A través de Giovanni Boccaccio y la ‘Arcadia’
de Jacopo Sannazaro en el Renacimiento el
género se volvió a recuperar mezclándose las
composiciones en verso en un marco narrativo
en prosa, y se difundió por todo el mundo
occidental, bien en verso, bien como églogas
intercaladas en una novela pastoril
Y es que el espíritu europeo humanista y el
Renacimiento supusieron la revitalización de
este género clásico que pasó por la época
medieval discretamente. Durante esa época
de rescate y difusión de autores y obras
clásicos, la égloga revive.
6. La égloga en la literatura
castellana:
En la literatura castellana, escribieron
églogas Juan del Enzina, Lucas
Fernández, Garcilaso de la Vega,
Juan Boscán, Hernando de Acuña,
Francisco de la Torre, Lope de Vega,
Pedro Soto de Rojas, Bernardo de
Balbuena, Juan Meléndez Valdés…
Pero fue Garcilaso de la Vega el que
con su églogas nos dejó las mejores
muestras del género en versos
inolvidables.
Por ello, para finalizar, dejamos estos
versos de lamento en boca de Salicio,
de la ‘Égloga I’ de
Garcilaso considerada
frecuentemente, por su belleza y
musicalidad, como una de las líricas
más perfectas de la poesía castellana
de todos los tiempos:
7. Salicio:
¡Oh más dura que mármol a mis
El sol tiende los rayos de su lumbre
quejas,
por montes y por valles, despertando
y al encendido fuego en que me
las aves y animales y la gente:
quemo
cuál por el aire claro va volando,
más helada que nieve, Galatea!,
cuál por el verde valle o alta cumbre
estoy muriendo, y aún la vida temo;
paciendo va segura y libremente,
témola con razón, pues tú me dejas,
cuál con el sol presente
que no hay, sin ti, el vivir para qué
va de nuevo al oficio,
sea.
y al usado ejercicio
Vergüenza he que me vea
do su natura o menester le inclina,
ninguno en tal estado,
siempre está en llanto esta ánima
de ti desamparado,
mezquina,
y de mí mismo yo me corro agora.
cuando la sombra el mondo va
¿De un alma te desdeñas ser señora,
cubriendo,
donde siempre moraste, no pudiendo
o la luz se avecina.
de ella salir un hora?
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.