2. En un mundo
donde todos
tenemos
derechos y
obligaciones la
justicia es
indispensable
para dar a cada
quien lo que le
corresponde.
3. Englobar algunos de los aspectos más importantes
para el desarrollo de la vida personal, como las
garantías de ser libre, mantener la salud y la integridad
del cuerpo o recibir educación y alimentos, entre otras
4. Su otra función consiste en
impulsar la civilidad; es decir, lograr
que por sí mismas —sin la
mediación de jueces o tribunales—
las personas respeten mutuamente
sus derechos
5. que nadie se
apropie de bienes
ajenos, que nadie
lastime a los
demás, que los
padres se hagan
responsables de
sus hijos
pequeños y que
los hijos adultos
protejan a sus
padres ancianos.
6. corresponde al gobierno del país impartir
justicia, imponiendo castigos a quienes no se ajustan a las
leyes y normas de convivencia y obligándolos a reparar el
daño que hicieron. La misión no es sencilla: los jueces deben
ser libres e imparciales y llegar a una decisión respetuosa
para las dos partes, pues con ello están poniendo un ejemplo
a la sociedad. Por eso el símbolo de la justicia es una mujer
que lleva los ojos vendados —no da preferencia a nadie—, en
una mano porta una balanza que simboliza el equilibrio en
sus decisiones y en la otra, una espada que representa la
decisión de defenderlas. Lograr ese balance imparcial es el
ideal de un gobierno democrático.
7. La búsqueda de la justicia no se limita a los
tribunales y a las autoridades, debe ser la misión de
todos nosotros en la vida diaria como sociedad civil.
Se trata de facilitar el camino para que cada quien
expanda su potencial: respetar el derecho de
nuestros familiares a realizar sus planes
individuales, ayudar a las personas a que obtengan lo
que les corresponde, no arrebatar a los demás sus
derechos y luchar por conservar los nuestros. Con
nuestras acciones podemos contribuir a construir
una sociedad igualitaria, armónica y respetuosa que
exprese las máximas virtudes de cada uno de sus
integrantes.