1. CAPITULO IX
ELECCIONES GENERALES
La ética y la política tienen mucho que ver entre ellas, porque las dos buscan la mejor
forma de vida. La ética nos ayuda a elegir lo que más nos conviene y la política intenta
organizar la convivencia social para que cada uno pueda elegir lo que le conviene. Por
eso cualquier persona que se preocupe por vivir bien no puede pasar de la política.
También las dos están relacionadas con la libertad, aunque de distinta manera, pues la
ética se preocupa por lo que cada uno hace con su libertad, y la política por lo que
muchos hacemos con nuestras libertades. Desde el punto de vista ético, la organización
política debería cumplir unos requisitos mínimos: − Como la ética se basa en la libertad,
debe respetarse al máximo todas las formas posibles de libertad humana, es decir
abstenerse de dictaduras.
a) Como todo el proyecto ético parte de la libertad, sin la cual no hay vida buena que
valga, el sistema político deseable tendrá que respetar al máximo las facetas públicas de
la libertad humana: la libertad de reunirse o de separarse de otros, la de expresar las
opiniones y la de inventar belleza o ciencia, la de trabajar de acuerdo con la propia
vocación o interés, la de intervenir en los asuntos públicos, la de trasladarse o instalarse
en un lugar, la libertad de elegir los propios goces de cuerpo y de alma, etc. (Savater,
1996, 117)
b) Se trata de aprender a considerar los intereses del otro como si fuesen tuyos y los
tuyos como si fuesen de otro. A esta virtud se le llama justicia y no puede haber régimen
político decente que no pretenda, por medio de leyes e instituciones, fomentar la justicia
entre los miembros de la sociedad. La única razón para limitar la libertad de los individuos
cuando sea indispensable hacerlo es impedir, incluso por la fuerza si no hubiera otra
manera, que traten a sus semejantes como si no lo fueran, o sea que los traten como a
juguetes, a bestias de carga, a simples herramientas, a seres inferiores, etc. (Savater,
1996, 118)
c) La experiencia de la vida nos revela en carne propia, incluso a los más afortunados, la
realidad del sufrimiento. Una comunidad política deseable tiene que garantizar dentro de
lo posible la asistencia comunitaria a los que sufren y la ayuda a los que por cualquier
razón menos pueden ayudarse a sí mismos. Las desdichas nos ponen en manos de los
demás y aumentan el poder colectivo sobre el individuo: es muy importante esforzarse
porque ese poder no se emplee más que para remediar carencias y debilidade.
Lo más importante aquí son la Responsabilidad y la Libertad. − El principio básico de la
buena vida es tratar a las personas como personas y considerar sus intereses como los
nuestros (ponernos en su lugar). A esto se lo llamamos Justicia. − Debe garantizar la
asistencia a los que piden ayuda, pero sin que sea a costa de la Dignidad y Libertad de
las personas. Dicho esto, como idea clave, podemos decir que cualquiera que se
preocupe por la buena vida debe desear que la comunidad política se base en la Libertad,
2. la Justicia y la Asistencia. Nuestra democracia moderna ha intentado establecer estas
normas básicas mediante los Derechos Humanos. Para lograr resolver los problemas del
mundo y conseguir que se cumplan los Derechos Humanos es importante la diversidad de
ideas, formas de vida y culturas; pero sin llegar a lo más radical como son los
nacionalismos o las ideologías fanáticas.
CONCLUSION: Ante todo debemos respetarnos tal y como somos, pues como ya
sabemos todos somos HUMANOS, Y TENEMOS LOS MISMOS DERECHOS Y
OBLIACIONES.