1. Quizás usted se pregunte: 11 ¿Otra vez un
libro sobre este tema?" Sí, pero con un
enfoque y un sabor diferente. No para
abundar en datos estadísticos, ni para
considerar áridas teorías sobre el
comportamiento humanol ni tampoco
para mostrar un camino idealista de
felicidad imposible.
Cuando usted concluya la lectura
de esta obra, lo hará con la serena
alegría de haber transitado por una
senda confiable que conduce hacia
la plenitud de la vida.
El Dr. Enrique Chaij, ex orador y director de
los programas "Una Luz en el Camino" y
"Encuentro con la Vida",es un protifico
escritor y autor, entre otras obras,
de libros como A pesar de todo...
¡Qué linda es la vida!, Vivir con valor,
El poder del amor, Dicha y armonía
en el hogary 7500 ventanas de la vida.
,"l"-."-M-,
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".,Ediciones New Life ...
2. Apesar de todo...
¡Alégrese ,
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tU1"Z0,0•
Una invitación a disfrutar de la
verdadera alegría de la vida
ENRIQUE CHAl]
~
~
Ediciones New Life
4. Dedicatoria:
A Nelda, mi amada esposa,
quien con su sonrisa jiicil
y su espíritu comunicativo
adorna de alegría nuestro hogar.
5. PREFACIO
Quizás usted se pregunte: "¿Otra vez un libro sobre este te
ma?" Sí, pero con un enfoque y un sabor diferente. No para
abundar en datos estadísticos, ni para considerar áridas teorías
sobre el comportamiento humano, ni tampoco para mostrar
un camino idealista de felicidad imposible.
Cuando usted concluya la lectura de esta obra, lo hará
con la serena alegría de haber transitado por una senda con
fiable que conduce hacia la plenitud de la vida.
No importa cómo haya llegado este libro a sus manos -si
comprado, obsequiado o prestado-, igualmente usted podrá
hacerlo su libro de cabecera, y querrá atesorarlo en su cora
zón, como ha ocurrido con las obras anteriores del autor en
la experiencia de incontables lectores.
Dijo Carlos W. ElIiot: "Los buenos libros son los amigos
más silenciosos y constantes; son los consejeros más accesi
bles y más sabios; y los maestros más pacientes". Estas pala
bras pueden aplicarse apropiadamente a este volumen, por
que en todas sus páginas usted encontrará la voz de un ami
go, que le ofrecerá ideas provechosas y sugerencias adecua
das para conquistar la alegría del corazón. Y al recibir este
valioso beneficio, usted terminará diciendo: "Me hacía fal
ta leer un libro como éste. ¡SU contenido me ha hecho tan
to bien! Me siento más fuerte, más radiante y más feliz".
Como resultado de este nuevo impulso interior, usted es
tará mejor preparado o preparada para contribuir al bienes
tar de su familia, elevará su autoestima, y gozará mucho más
de la convivencia con los demás. En otras palabras, este libro
se habrá convertido en un estímulo para cristalizar sus no
bles aspiraciones. Muchas de sus preguntas habrán sido con
testadas; y sus expectativas con respecto a la obra habrán si
do ampliamente satisfechas.
El autor no necesita presentación. Conocido por su ex
tensa labor de comunicador cristiano mediante la radio y la
televisión, y por su pluma de prolífico escritor, el Dr. Enri
que Chaij desarrolla aquí un tema que toca los sentimientos
más hondos de la vida: la verdadera alegría del corazón. De
tenerse reflexivamente en cada página de la obra será una ta
rea tan agradable como edificante.
Cuando apareció el libro del autor A pesar de todo,... ¡qué
linda es la vida!, pronto se convirtió en un best-séller de
nuestra editorial. Y esta nueva producción de la serie "A pe
sar de todo" promete igual aceptación, porque sus páginas
contienen un tema vital, expresado en lenguaje fácil yame
no, y a la vez enriquecido con anécdotas que hacen más ví
vidas las ideas.
Éste podría considerarse un libro de la vida, donde se ven
reflejadas las ansias más profundas del alma y el camino
cierto para hacerlas realidad. Disfrute de esta lectura. Des
cubra en ella cómo añadir encanto a su vida; y podrá cam
biar cada pena por una nota de alegría, y cada lágrima por
una sonrisa de felicidad.
Cordialmente, LOS EDTTC )IU ¡
6
6. INTRODUCCIÓN
Igual que en tu caso, a mí también siempre me ha in
quietado el tema de la felicidad humana. Multitud de ve
ces me he preguntado: ¿Por qué tantos seres humanos, sin
merecerlo ni buscarlo, llevan en sus almas el peso del dolor
o del cansancio existencial? ¿Por qué hay tanta gente que
no ríe de verdad? ¿Es posible ser realmente feliz? Si es así,
¿de qué manera?
Yal meditar en estas preguntas, a menudo he madruga
do y me he levantado por la noche, para incluir en estas pá
ginas un determinado pensamiento que acudió a mi men
te de modo repentino. Y cual inquietud recurrente, esta
materia me ha invadido una y otra vez. A lo largo de los
años, he visto con asombro a seres abatidos, que supieron
recuperar su alegría. y también he visto cómo otros seres
aventajados y promisorios, se hundieron sin embargo en el
desaliento. Unos en su triunfo, y otrOS en su fracaso, am
bos son lección para el observador.
Elaborar esta obra me ha enseñado muchos pequeños y
grandes secretos de la vida. He escrito su contenido en las
circunstancias y los lugares más variados: desde mi habitual
mesa de trabajo, hasta en largos viajes de un país a otro; en
algún restaurante, a la espera del plato solicitado; en la tran
quilidad de un paraje tural; en medio del bullicio de la gran
ciudad; luego de atender a un alma desconsolada por el do
lor; o después de conversar con el amigo festivo... Todo mo
mento y lugar fueron propicios para volver a esta importan
te temática de la alegría de vivir. Allí nacieron y se acuna
ron las ideas que gustosamente comparto ahora contigo.
y siendo que estas páginas han resultado de valiosa ayu
da para mi propia vida, creo que también podrán serlo pa
ra la tuya. Si ya posees un corazón alegre, encontrarás aquí
comentarios prácticos para afianzar tu felicidad. Y si estu
vieras bregando para encender tu alma de alegría, descubri
rás en este trabajo una fórmula útil para lograr tu objetivo,
o para acercarte mucho más a él. '
¿Quién no tiene conflictos íntimos y frustraciones que
quisiera resolver? ¿Quién no ha tenido intentos fallidos en
su búsqueda de paz y alegría? Y aunque la insistencia se
guía probando, el sueño no se alcanzaba. ¿Por qué?Tal vez
por causa de una pretensión desmedida, tal vez por una
convivencia defectuosa, tal vez por una limitación congé
nita, tal vez... tal vez... ¡Quién sabe qué debilidad emocio
nal podría estar obstruyendo el camino hacia el pleno bie
nestar personal!...
Estos obstáculos y muchos otros son las "sombras que
piden luz", como lo detalla nuestro primer capítulo. Som
bras que pueden disiparse, para permitirnos gozar libremen
te de la vida. La felicidad, pues, es alcanzable. Con tal con
vicción he preparado esta obra; y te invito a recorrer sus pá
ginas, destinadas al bien de tu corazón. Será una grata aven
tura, que despertará tus mejores sentimientos y agitará tus
mejores dones para ser realmente feliz. Con sincero afecto,
ENRIQUE CHAl]
'1
8
7. Capítulo 1
SOMBRAS QUE
PIDEN LUZ
En la hora más sombría es posible
descubrir la luz de la alegría. Los
dolores del alma pueden dar paso
al gozo del corazón.
M e encontraba en el centro comercial de la gran ciu
dad. Allí me detuve en varias de las esquinas más
populares. Quería observar a la gente en su incesante ir y
venir por las calles peatonales de mayor atracción.
Durante un rato permanecí frente a ese interminable
desfile de personas abstraídas en su carrera. Traté de des
cubrir a alguien sonriente y tranquilo. Pero en ese torren
te humano, todos estaban tan tensos... tan inexpresivos...
tan apurados... Excepto algún turista que avanzaba por la
calzada con visible despreocupación.
De repente, el cuadro cambió. Una madre joven lle
vaba de la mano a su pequeño hijo, que no pasaría los
cinco años de edad. Por alguna razón estaba discutiendo
severamente con él. Los dos comenzaron a gritar en la
discusión. Y la madre empezó a zamarrear al niño, mien
tras le seguía hablando con firmeza. Luego, lo inevita
ble: ef chico se puso a llorar desconsoladamente. Y en su
dolor infantil, terminó abrazando a su mamá y apoyan
do su cabecita sobre ella. Después siguieron su camino,
y los perdí de vista.
JI
8. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓN!
1. LA SOMBRA UNIVERSAL DEL DOLOR
y tras esa observación, quedé pensando que tal escena
callejera era apenas un símbolo elocuente de la mucha
gente que, en la ciudad y en el campo, vive bajo la som
bra del dolor.
Víctima de su propio descontrol emocional, de algún
maltrato familiar, de una desconsideración patronal, o de
la traición de un amigo, no falta quien tenga su alma
quebrantada. Muchos se sienten como aquel niño: grita
dos, tironeados y amenazados, sometidos a un trato in
merecido. Y como resultado, lloran por dentro sin ser
comprendidos ni atendidos.
y en su desamparo afectivo, ¡cuántos construyen sus
propios refugios mentales! Diversos escapismos de la vida
moderna no son otra cosa que un esfuerzo por huir del
desencanto y el pesar. Hasta los programas televisivos de
alto contenido emocional son buscados inconscientemen
te por el televidente, a fin de llorar y así "aflojar" la ten
sión de su propio dolOr. Con lo cual, más que llorar por
el drama que muestra la pantalla, el observador -sin ad
vertirlo- está llorando por sí mismo. Un notable y fre
cuente mecanismo mental de identificación, que sólo
puede ofrecer engañoso alivio al corazón.
Mientras no se transite un camino más acerta
do, seguirá siendo cierto lo que nos decía una
mujer atribulada: uSon tan pocas nuestras ale
grías, y tantas nuestras penas': .. Pero con es
foerzo persistente, la sombra del dolor puede
terminar en la luz de la alegría.
SOMBRAS QUE PIDEN LUZ
2. LA SOMBRA DE LAS ALMAS GRISES
Esta sombra habita en las personas que carecen de bri
llo interior. Es como si hubiesen perdido el tono radiante
que alguna vez iluminó sus almas; o como si nunca lo hu
biesen tenido. Seres que se mueven con resignación entre
la apatía y el aburrimiento. Grises de alma, que no lloran
mi ríen, porque no saben hacer ni una cosa ni la otra. Des
lucidos e inexpresivos. Si alguno de sus allegados derrama
una lágrima, "¡qué sentimental!" Y si se ríe abiertamente,
"¡qué exageración!"
¿Cómo eres en esta materia? Quizá te agrade analizar
te a la luz de estas pocas preguntas:
1. ¿Sé reír con los que ríen, y llorar con los que
lloran?
2. ¿Me agrada, o me cuesta expresar misgenui
nos sentimientos?
3. Con mi modo de ser, ¿soy capaz de alentar a
una persona desanimada?
4. Si tiendo a ser emocionalmente gris, ¿qué he
hecho hasta ahora para volverme alegrey ra
diante?
El abuelo había llevado al circo a varios de sus nietos.
Por supuesto, la idea era que todos ellos pasaran un
buen momento de diversión. Sin embargo, ante uno de
los números del circo, el nietito menor se asustó y se pu
so a llorar. Entonces el abuelo, tomando al niño del cue
llo, le dijo: "Te he traído aquí para que te rías, para que
te diviertas. ¡Deja de llorar!" Pero nada pudo devolverle
la sonrisa al pequeño. Dejó de llorar, pero continuó tris
te dentro del circo.
En el gran circo de la vida moderna, ¡cuántos se pare
12
9. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓNl
cen al niño del relato! No se saben alegrar aun delante de
lo festivo. Dejan de llorar y de quejarse frente al dolor y
la injusticia. Consideran que eso de llorar es debilidad o
cobardía. Pero aunque no gimen, tampoco ríen. Estas
personas, ¿no necesitan acaso descubrir la clave de la ver
dadera alegría?
Cierto operario iba diariamente a su trabajo en bicicle
ta, mientras silbaba sus melodías preferidas. Y cuando
uno de sus vecinos le preguntó por qué siempre iba sil
bando, el hombre respondió: "Porque me ayuda a olvi
darme de mis problemas". ¿No era ésta una buena idea?
El trabajador se tonificaba anímicamente
silbando por el camino. ¡Cuánto ayuda el te
ner una melodía o un canto en el corazón!
Quien arranque de su pecho una música de
alegría, ¡cuánto mejor vivirá!
3. LA SOMBRA DEL ANTIFAZ
Notemos esta otra sombra.
Era una dama muy cordial, rebosante de alegría. Todo
parecía sonreírle en su vida. Pero cuando mencionó inad
vertidamente a sus hijos, una expresión de pesar se dibu
jó en su rostro. Su alegría se desvaneció. Y de allí en ade
lante, con el deseo de explicar su inesperada reacción, ella
contó la cruz que llevaba en relación con algunos de sus
hijos. Un denso drama familiar para el cual parecía no ha
ber remedio.
La experiencia de esta mujer ilustra cuán a menudo,
detrás de una sonrisa triunfadora, puede esconderse la
tristeza de una amarga realidad. ¿Quién no siente más de
una vez el peso de alguna agobiante desventura? Ysin em-
SOMBRAS QUE PIDEN LUZ
bargo, debe esforzarse para disimular su dolor, para repri
mir sus lágrimas, e incluso para dar una falsa impresión
de bienestar. ¿No es esto llevar puesto el antifaz del fingi
miento en el gran carnaval de la vida? Y mientras se ríe así
con el rostro, se sigue llorando con el alma. ¡Qué sombra
tan difícil de sobrellevar! Como le ocurrió a David Ga
rrick, el célebre cómico inglés. He aquí algunos de los ver
sos que lo describen:
Una vez ante un médico famoso
flegóse un hombre de mirar sombrío:
"Sufro -le dijo- un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío':
"Viaje, y se distraerá': 'íTanto he viajado!"
"Busque la lectura". 'í Tanto he leído!"
"Que una mujer lo ame': 'íSi soy amado!"
"Adquiera un título". 'íNoble he nacido!"
"Me deja -agrega el médico-perplejo
su mal, pero no debe acobardarse.
Tome hoy por receta este consejo:
Sólo viendo a Garrick podrá curarse':
'¿A Garrick?" "Sí, a Garrick, la más remisa
y austera sociedad lo busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
tiene una gracia artística asombrosa':
"Y , h' ''''''S' ,¿ a mt me ara retr; t, se ¿o aseguro:
él sí, y nadie más... ¿Qué lo inquieta?"
"Así -dijo el enfermo- no me curo:
Yo soy Garrick... cámbieme la receta':
14 15
10. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓN!
¡Ay!¡Cudntas veces al reír se llora!
Nadie en lo alegre de la risa se fíe:
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe.
Podrá considerarse extrema la angustia que vivió Ga
rrick. Sin embargo, ¿no refleja la condición contradicto
ria entre la apariencia y la realidad que viven muchísi
mos seres humanos? Pero la alegría sin antifaz puede es
tar al alcance de todos, como lo veremos en el transcurso
de la obra.
4. LA SOMBRA DEL DISGUSTO
Todos los vecinos del barrio coincidían en que don Jo
sé había muerto "de disgusto". Su familia no lo había apo
yado en el crecimiento de su pequeña empresa. Durante
años había tenido que luchar solo, sin la comprensión de
los suyos. Para peor, su único hijo varón se había mostra
do siempre rebelde y haragán. Y tal comportamiento de
fracaso fue el gran dolor de su padre. Entonces éste, amar
gado y angustiado, se dio por vencido. Se echó a morir.
Descuidó su trabajo, y se sumió en una prolongada y si
lenciosa melancolía. Hasta que por fin su dolido corazón
dejó de latir.
Todos los días se producen casos parecidos al de don
José. Hombres y mujeres que sucumben en medio del dis
gusto y la mala sangre que les provoca el ambiente adver
so donde se desenvuelven. No tienen paz, ni mucho me
nos alegría de vivir. ¿No conoces a personas de esta clase?
Tal vez haya alguna en tu propia parentela. O quizá por
tu propia mente hayan pasado alguna vez sentimientos de
SOMBRAS QUE PIDEN LUZ
esta índole. Nuestra frágil naturaleza puede quebrarse tan
fácilmente...
¡Sombras que piden urgentemente luz! El triste ansía
alegría. El angustiado necesita paz. El despreciado busca
comprensión. El alma disgustada lucha por encontrar
satisfacción...
La experiencia del alma quebrantada no es
nueva. Ya el antiguo rey David había escrito
de sí mismo: "Me he consumido a fuerza de
gemir; todas las noches inundo de llanto mi
lecho, riego mi cama con mis lágrimas... Fue
ron mis lágrimas mi pan de día y de noche"
(Salmo 6:6; 42:3). El mismo que muchos
años antes había vencido con valor al gigante
Goliat; el mismo que había derrotado a pode
rosos ejércitos enemigos; el mismo que había
construido la notable prosperidad de su na
ción, ahora no vacilaba en confesar que esta
ba profundamente triste y angustiado.
Pero tan ciertamente como David reveló su hondo do
lor, en seguida se exhortó tres veces a sí mismo con estas
palabras: "¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas
dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
salvación mía y Dios mío" (Salmo 42:5, 11; 43:5). Es de
cir, el gran rey hebreo padeció en su alma la angustia del
sufrimiento. Pero pronto reconoció que el Creador de la
vida era también su Restaurador y Consolador. Por eso re
chazó su propio abatimiento, y lo superó mediante la
fuerza divina.
Si, al igual que David, recurriéramos más a menudo a
Dios, ¿no tendríamos mayor capacidad para dominar
16 17
11. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓN!
nuestros abatimientos? Y como consecuencia, ¿no ten
dríamos más fácil acceso a una experiencia de alegría?
5. LA SOMBRA DEL VACÍO INTERIOR
Esta sombra, como las otras, también conspira contra
el bienestar personal. El vacío interior se ha apoderado de
tanta gente, que se ha convertido en una endemia espiri
tual de nuestra sociedad.
El psicólogo suizo Carlos Jung (1875-1961) declaró ya
en sus días que "la mayor neurosis de nuestro tiempo es
el vacío". Y transcurridos los años, su declaración no ha
perdido vigencia. Todavía abunda la gente aburrida, en
ferma de rutina, carente de ideales e incapaz para la nor
mal convivencia.
Se trata de jóvenes y adultos que viven sin motivación
ni alegría. Ycon su mente despoblada de ideas, no tienen
iniciativa ni entusiasmo para nada. Avanzan por inercia,
sólo porque la obligación los empuja. Otros deben pensar
y decidir por ellos. Son los pequeños "inválidos emocio
nales" típicos de esta era masificada, en la cual domina
más la publicidad que la convicción personal, con el con
siguiente deterioro para la salud del espíritu.
Cierto grupo de jóvenes debió comparecer ante la au
toridad policial. Los muchachos habían cometido diver
sas fechorías en el barrio donde vivían, y los vecinos afec
tados los habían denunciado. Y cuando se les preguntó
por qué habían actuado así, el grupo respondió: "No sa
bíamos qué hacer. Queríamos entretenernos con algo
'fuerte'. Y el efecto del alcohol complicó las cosas". "¡No
sabíamos qué hacer!" Y con su alma vacía y su cuerpo al
coholizado, los muchachos casi terminaron en la cárcel.
SOMBRAS QUE PIDEN LUZ
Felizmente, a tiempo aprendieron la lección y cambiaron
de conducta.
Tener vacío el espíritu equivale a divagar, a
ser juguete de las circunstancias.
¿Qué le pasa a una lata en la cual produci
mos el vacío? Al quitarle el aire que hay den
tro de ella, la presión exterior de la atmósfe
ra -equivalente a un kilogramo por centí
metro cuadrado- termina por arrugar y
arruinar la lata.
Así también, cuando el alma se queda vacía,
sucumbe bajo la presión exterior del am
biente, sin poder oponer resistencia.
Quien desee ser feliz, procurará disipar la sombra del
vacío y transitar el camino de la plenitud espiritual. ¿De
qué modo? Llenando su mente con buenas ideas y sanos
propósitos. Ocupando provechosamente su tiempo con
acciones correctas, y brindándose con afecto a los demás.
Por algo San Pablo exhorta al verdadero amor, "para que
seáis llenos de toda la plenitud de Dios" (Efesios 3:19).
6. LA SOMBRA DE LA SOLEDAD
Ésta es otra de las grandes sombras que eclipsan la luz
de la alegría. Es el flagelo que mantiene aislada y afligida
a muchísima gente, con una tendencia creciente. Es el
sentimiento opresivo de orfandad que clama por un poco
de amistad y compañía.
Los niños padecen a menudo esta carencia. Y como re
sultado, tienen su alma triste y sufren problemas de salud
y de aprendizaje. Un ejemplo patético de esta realidad es
el caso de aquel pequeño hijo único, cuyos padres traba
18 19
12. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓN'
jan de noche, y que durante esas horas dejan al chico sin
más compañía que ¡una radio encendida!, "para que no se
sienta tan solo". ¿Sabrán estos padres qué daño indeleble
le están provocando a esa pobre criatura?
Están también aquellos otros niños, que deben perma
necer solos en su casa cada mañana o cada tarde, y cuya
fría compañía es sólo la pantalla televisiva, con imágenes
de objetable valor. ¿Puede un televisor reemplazar inofen
sivamente el calor de la familia o el afecto de los padres?
El chico que deba pasar tres o cuatro horas diarias frente
al televisor para "matar" su soledad, no podrá desarrollar
se adecuadamente ni menos ser un niño feliz.
Pero la sombra de la soledad no sólo afecta a los niños.
También envuelve a muchos jóvenes, quienes carecen de
buena compañía y viven anímicamente aislados. Se sien
ten incomunicados, y les falta la bondad de una amistad
sincera. La escuela, la empresa y la sociedad están carga
das de estos jóvenes solitarios.
y lo que decimos de los niños y los jóvenes no es me
nos cierto entre los adultos. Aun en los hogares, ¡cuántos
esposos sufren el drama de la soledad! Un vínculo matri
monial que se desenvuelve en el silencio, sin la alegría
propia del verdadero amor y el compañerismo. Marido y
mujer compartiendo la misma vivienda, el mismo lecho,
pero cada cual encerrado en su mundo interior, padecien
do los males de la soledad y la falta de diálogo.
1. ¿Vives en soledad? ¿Por qué?
2. ¿Cuánto te brindas a los demás, en tu casa,
en tu trabajo, o entre tus allegados?
3. ¿Predomina el clima del diálogo en tu ma
trimonio? ¿Qué haces para cultivarlo?
SOMBRAS QUE PIDEN LUZ
4. ¿Comprendes que la verdadera alegría del
coraz6n exige un mínimo de comunicaci6n
cordial con elpr6jimo?
La persona introvertida o tímida por naturaleza, pue
de cambiar. Puede mejorar su comunicación y atenuar su
posible soledad, con lo cual despertará la alegría de su al
ma. Requerirá empeño y disciplina, constancia y valor.
Pero el vencer la desagradable sombra de la soledad, ¿no
justifica cualquier esfuerzo de la voluntad?
El que tiene a Dios por amigo, no se siente so
lo en ninguna parte. "Amístate con Dios, y ten
drás paz; y por ello te vendrá bien" Qob
22:21).
HACIA EL FIN DE LAS SOMBRAS
Las pocas "sombras" que acabamos de señalar, y "que
piden luz", están lejos de ser las únicas que atentan con
tra nuestra felicidad. Podríamos añadir el sentimiento de
culpa, la ansiedad, el pesimismo, el egoísmo, el temor, el
desamor, la ausencia de propósito en la vida, y tantas
otras condiciones negativas que enferman el alma de pe
sadumbre.
Pero la gran nota alentadora es que todos estos enemi
gos están condenados a la derrota, si adoptamos una ac
titud resuelta y sensata hacia la conquista de la alegría.
Todos podemos reducir nuestros pesares y aumentar
nuestra dicha. Las páginas que siguen compartirán con
tigo las ideas más probadas y exitosas para el logro del
bienestar y la alegría.
Entretanto, convengamos en que la verdadera alegría
20 21
13. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZ6N!
es mucho más que el placer pasajero. Es el estado de sa
tisfacción que renueva la vida, que mejora la salud, que
enriquece la convivencia, que acerca más a Dios... Es el
bienestar del alma que nunca quisiéramos perder. Por
que la alegría abre puertas, despierta el entusiasmo, ga
na amigos, embellece a la familia, y conserva un canto
de alabanza en el corazón.
y para alcanzar esta codiciable experiencia, nada mejor
que entender la vida con sus necesidades, aceptarla con
sus luchas, y dominarla con la firme voluntad y la fuerza
del amor. Como lo dicen las siguientes palabras:
La vida es un desafío. Aft6ntalo.
La vida es un don. Acéptalo.
La vida es una aventura. Ponla a prueba.
La vida es un deber. Cúmplelo.
La vida es una oportunidad. Aprovéchala.
La vida es un viaje. Eftctúalo.
La vida es una promesa. Cúmplela.
La vida es una belleza. Alábala.
La vida es una lucha. Empréndela.
La vida es una meta. Alcánzala.
La vida es una canción. Interprétala con alegría.
Cerramos este primer capítulo, extendiendo afectuosa
mente la invitación central de la obra:
'A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓNf"
Sonríele a la vida.
Canta una canción de gratitud.
Conserva el optimismo.
Desarrolla la fe.
Cultiva y comparte lo mejor que hay en ti.
22
Capítulo 2
EL PRECIO
DE LA
ALEGRÍA
La alegría es accesible a todos. Es
propia de una vida normal. Pero
hay un precio que pagar...
Alo largo de los años, nuestros televidentes y radioyen
tes nos han escrito para describir su estado emocio
nal, en busca de alivio y comprensión. Y con frecuencia,
sus historias contienen dramas que conmueven el cora
zón, dramas que reflejan frustraciones, luchas y afliccio
nes; dramas que muestran cuánto cuesta ser feliz...
Notemos la síntesis de algunos de esos testimonios:
• "Vivo sola. Mi único hijo me ha abandonado. Tengo
una honda depresión. ¿Para qué seguir viviendo?"
• "El alcoholismo de mi marido ha matado la alegría de
nuestro hogar."
• "Mi esposa me ha sido infiel, y se fue del hogar. Estoy
solo para criar a mis seis pequeños hijos".
• "Nuestra casa es un infierno. Pasamos todo el día discu
tiendo".
• "Nuestro matrimonio ha ido empeorando con el tiem
po. Mi esposo ha dejado de quererme, y mantiene una
relación extramatrimonial".
23
14. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZ6N!
• "Mis padres no me comprenden. Me llevo mal con
ellos. Quisiera irme de mi casa".
• ''Antes yo era una persona alegre. Ahora he perdido la
costumbre de sonreír".
• "En mi desesperación, he intentado tres veces quitarme la vida".
• "Por lo general, comienzo anímicamente bien el día; pe
ro a las pocas horas'mi temperamento me traiciona y
tengo roces con los demás".
• "Soy una persona depresiva. ¿Qué puedo hacer para sa
lir de este pozo?"
• "Estoy luchando para concluir mi carrera universitaria.
Pero a veces me pregunto para qué. ¿Conseguiré traba
jo, o terminaré manejando un taxi?"
• "Estoy tan apenada por las cosas que pasan en el mun
do, que ya ni escucho los informativos de la radio".
• "Nuestra hija es madre soltera. Debemos mantenerla a
ella y a su hijito, y no sabemos cómo. Carecemos de re-
I • "
cursos economlCOS .
• "Hace seis meses que estoy sin trabajo. Es una terrible
angustia. Aunque nuestros hijos comen tres veces al
día, mi esposa y yo sólo tenemos una comida diaria".
• "Mi marido era un gran fumador, y falleció de cáncer de
pulmón. Mi gran dolor ahora es ver que mi hijo no
aprendió la lección, y sigue el mismo camino que su
padre".
• "Envidio la alegria de los demás, y no sé cómo ser alegre
yo mismo".
Estos testimonios verídicos son apenas una pequeña
muestra de los mil problemas que abaten el espíritu de la
gente. y así anda el mundo: con una pesada carga para lle-
EL PRECIO DE LA ALEGRÍA
var, y con un hondo anhelo de alegría y bienestar. Desde
que el hombre ha derramado su primera lágrima y ha su
frido su primer dolor, ha estado buscando ardientemente
la auténtica felicidad. Pero, ¿ha sido fácil esta búsqueda?
CONSTRUCTORES DE LA ALEGRÍA
No siempre es fácil descubrir y retener el secreto de la
alegría. Pero siempre existe el modo de acercarnos a ella.
Aun en los momentos de mayor tensión y dificultad, es
posible conservar una dosis de buen humor o de fuerza
para evitar el abatimiento.
Al respecto, es ejemplar la actitud que supo mantener
Abraham Lincoln durante los difíciles años de la guerra
civil norteamericana, entre 1861 y 1865. En septiembre
de 1862 convocó con urgencia a su gabinete para una
sesión especial. Y cuando se reunieron todos sus miem
bros, Lincoln les leyó el capítulo entero de un libro más
bien cómico, que nada tenía que ver con la índole de
aquella reunión.
Al término de la lectura, Lincoln se echó a reír abier
tamente frente a la extrañeza y la molestia de sus minis
tros allí presentes. Entonces les dijo: "¿Por qué no se ríen
ustedes también? Yo me moriría de tensión nerviosa si en
medio de esta guerra no supiera reír. Y ustedes necesitan
de esta medicina tanto como yo".
¿No hay en estas palabras sensatez y sentido común?
En toda ocasión, pero especialmente en los momentos de
mayor tensión y perplejidad, todos necesitamos ver la
parte feliz de la vida. Y la persona que lo consigue, siem
pre lo pasa mejor y asegura más fácilmente su éxito social
y laboral. Por eso, ningún empresario emplearía como
24 25
15. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZ6N!
ejecutivo de su empresa a alguien apático y melancólico;
y ningún joven elegiría como compañera de la vida a una
muchacha triste y negativa. Y si lo hicieran, cosecharían
las consecuencias de tal error: el empresario arruinaría sus
negocios, y el joven malograría su porvenir.
La sociedad y la familia necesitan, pues, hombres y
mujeres gue tengan la virtud de la simple alegría de vivir.
y esta cualidad tan valiosa no proviene de afuera como un
regalo. Comienza adentro. Se gesta, se anida y se reprodu
ce en la mente, mediante el esfuerzo de la voluntad y la
resistencia hacia todo pensamiento sombrío. El sabio Sa
lomón afirma gue una persona llega a ser según la índole
de los pensamientos gue cultiva (Proverbios 23:7).
Sí, somos lo gue pensamos. Por eso San Pablo declara:
"Todo lo gue es verdadero, todo lo honesto, todo lo jus
to, todo lo puro, todo lo amable, todo lo gue es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad" (Filipenses 4:8).
¿Queremos ser íntegros? Alberguemos enton
ces pensamientos de justicia y honradez.
¿Queremos ser puros y amables? Cultivemos
pensamientos sólo de esa índole. ¿Queremos
disfrutar de alegría? Entonces atesoremos
sentimientos de gozo, de satisfacción y con
formidad. Y nos asombraremos de los resul
tados. La batalla de la alegría se gana dentro
del corazón.
CUÁNTO CUESTA LA ALEGRÍA
No cuesta nada. Es gratuita. Como el agua, el aire y el
sol. Pero para beber el agua, se necesita una cañería; pa-
EL PRECIO DE LA ALEGRiA
ra gue el aire sea saludable, debe evitarse su contamina
ción; y para beneficiarnos con el sol, debemos exponer
nos juiciosamente a sus benéficos rayos. Siempre hay gue
hacer algo.
Lo mismo ocurre con la alegría de la vida. Es gratui
ta. No hay nada gue pagar por ella. Sin embargo, tiene
un precio, tal como lo veremos en el resto del presente
capítulo.
1. El control del temperamento
Éste es parte del precio. Muchos se sienten víctimas de
su propia carga genética. Y consideran gue es de balde lu
char contra sus inclinaciones naturales. Tales personas di
cen: "No puedo dominar mi genio; ése es mi modo de ser.
Soy flemático [o colérico, o sanguíneo]; y esto malogra mi
convivencia y mi felicidad".
En realidad, el temperamento gobierna mayormente la
vida de guien así lo permite. Pero guien no busca excusa
para sus defectos, y hace algo para combatirlos, descubre
gue es posible crecer y mejorar. Y mientras crece y mejo
ra, la alegría se instala en el alma. Un aire de victoria do
mina su ser, y el reconocimiento a Dios aflora en sus la
bios. En la tal persona, elprecio de la alegría no es otro que
el dominio de su temperamento.
El reconocimiento del vencedor
"Cuando comprendí gue mi temperamento
me dominaba y me causaba frecuentes pro
blemas, me dije a mí mismo: 'Así no puedo
ser feliz. Debo cambiar'.
2726
16. A pesar de todo... ¡ALEGRESE TU CORAZÓNI
"Entonces hice mi parte: me esforcé cuanto
pude. Pero especialmente pedí la ayuda de
Dios, y él me cambió. Como fruto de ello,
hoy tengo paz y alegría en mi corazón".
2. Un buen enfoque de la vida
¿Surge la felicidad por generación espontánea? ¿De
pende del azar, del ambiente circundante, o de los vaive
nes anímicos? No. Depende más bien de una correcta
decisión personal, acompañada de una conducta conse
cuente.
Un enfoque acertado de la vida consiste, por ejemplo,
en adoptar una actitud mental positiva, en la cual se apro
veche todo lo bueno y constructivo que nos rodea. El re- .
sultado de tal modalidad será una mayor fortaleza emocio
nal y espiritual. Entonces, aun frente a los diversos reveses
diarios, sabremos conservar la calma y el buen ánimo.
Otro "buen enfoque de la vida" es la firme determina
ción para cultivar el hábito de la alegría. Algo tan impor
tante como el bienestar del espíritu sólo se logra median
te tenaz insistencia. Cuando a un exitoso industrial le pre
guntaron cómo había alcanzado ese elevado grado de
prosperidad, él respondió: "Fracasando". Quien había
aprendido de sus propios fracasos, terminó siendo un em
presario de marcado éxito. ¿No ocurrirá otro tanto en la
búsqueda esmerada de la alegría? Sí. Hoy podemos fraca
sar elaborando nuestra dicha; pero con perseverancia ma
ñana podemos conseguirla.
En conclusión, la verdadera alegría requiere un enfoque
inteligente de la vida.
28
EL PRECIO DE LA ALEGRÍA
3. El orden general
Numerosas personas afirman: "Cada uno es feliz a su
manera". Y con ello dan a entender que no existe norma
o principio para regular la felicidad. Equivaldría a decir
que cada uno viva como mejor le plazca, con tal de ser fe
liz. Pero en realidad, ¿sería esto posible? ¿No se advierte en
este pensamiento una actitud egoísta? Nadie podría vivir
según su antojo personal, y a la vez sentirse bien consigo
mismo y con los demás.
Por cierto, el camino hacia la satisfacción personal
puede ser muy variado. Uno puede disfrutar cultivando
algún deporte, mientras que el otro disfruta leyendo un
buen libro. Uno se goza viajando y conociendo el mun
do, en tanto que el otro es feliz en su casa cuidando las
plantas del jardín. Uno es amante del estudio; el otro es
amante de la vida social. Uno se deleita escuchando mú
sica clásica, mientras que el otro gusta de la música popu
lar. Uno goza con su profesión intelectual; el otro es feliz
con su trabajo artesanal. Uno vive tranquilo con su sala
rio mensual, mientras que el otro prefiere su actividad in
dependiente. En este sentido, sí podría decirse que "cada
uno es feliz a su manera" . Sin embargo...
...existen ciertos reqUIsitos básicos, sin los
cuales la alegría no podría permanecer. Allí
está, por ejemplo, el orden mental, que evi
ta la confusión; el orden laboral, que evita
la ansiedad; el orden moral, que evita la
culpa interior; el orden económico, que
evita el despilfarro; el orden familiar, que
evita los roces y los mutuos reproches. Tal
ordenamiento de la vida propende al bie
nestar y la alegría.
29
17. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZ6N!
Cierto hombre de negocios, agobiado por sus preocu
paciones de trabajo, fue a consultar al destacado psiquia
tra Guillermo Sadler. y mientras hablaba de su problema
con el médico, en los primeros diez minutos éste tuvo tres
llamados telefónicos, a los cuales atendió hasta dar solu
ción a los problemas que le presentaban.
Al finalizar la tercera conversación telefónica, el pa
ciente dijo: "Doctor, en estos pocos minutos creo que he
adivinado lo que anda mal en mi vida. El dar por termi
nado cada asunto que se presenta, como lo he visto en us
ted, y el tener ordenado el escritorio, es lo que yo necesi
to aprender".
A las seis semanas, el mismo hombre volvió a ver al
Dr. Sadler, y le dijo: ''Antes tenía tres mesas de trabajo
en dos oficinas diferentes, y siempre estaba sobrecarga
do de tareas. Ordené todas mis cosas, y ahora tengo una·
sola mesa. Además, arreglo los asuntos ni bien se me
presentan; y lo maravilloso es que no observo la menor
falla en mi salud".
Gracias al ordenamiento de su vida y de su trabajo, es
te hombre recuperó su salud mental y su bienestar gene
ral. Y sólo así llegó a ser una persona tranquila y feliz.
Conclusión: elprecio de la genuina alegría es una vida or
denada y organizada.
4. Más comprensión
Con frecuencia escuchamos expresiones como éstas:
"La gente no me comprende". "Mis padres no me com
prenden". "Los profesores no comprenden a sus alum
nos". y la persona que tiene esta convicción vive descon
tenta y tiende a sentirse víctima del maltrato de los de
30
EL PRECIO DE LA ALEGRÍA
más. ¿Cómo podría sentirse feliz, por ejemplo, la mujer
incomprendida por su marido; o bien el hombre incom
prendido por su esposa?
La incomprensión es una de las peores trabas para la
buena convivencia. Porque "incomprensión" es sinónimo
de incapacidad para colocarse en el lugar del prójimo; es
ausencia de simpatía o de sensibilidad humana. Y de estas
características está lleno nuestro mundo. ¿Podríamos en
tonces asombrarnos de la indiferencia, la hostilidad y la
agresividad que se advierten en nuestros días?
Un niño de pésima conducta en la escuela había ago
tado la paciencia de su maestra. Un día ella lo llevó apar
te, y le habló de esta manera: "¿Por qué te comportas tan
mal?" A lo que el chico contestó: "Yo sé que soy malo.
Pero a veces trato de hacer las cosas bien; sólo que nadie
lo nota". Al escuchar estas palabras de su alumno, la
maestra quedó pensativa y se propuso hacer algo por él.
Entonces le dijo: "Tú no eres un niño malo. Tengo con
fianza de que cambiarás, y yo te ayudaré". Al poco tiem
po el niño cambió por completo. Las palabras compren
sivas de su maestra habían dado excelente resultado. A
partir de entonces hubo alegría en el corazón del niño y
de su maestra.
Muchos niños y adultos se sienten tristes por falta de
apoyo y comprensión. Pero su estado emocional y su
comportamiento podrían cambiar -como en el caso na
rrado-, si tan sólo fueran comprendidos, y si a su vez
ellos mismos supieran comprender a los demás. Entonces,
los tales aumentarían en madurez y alegría de vivir. La ge
nerosa comprensión es clave en la buena convivencia, y es
también elprecio de la dicha individual.
31
18. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZ6N!
5. Un corazón agradecido
A una ancianita le preguntaron cómo se sentía. Y su
respuesta fue: "Tengo muy pocas fuerzas, y ni siquiera
tengo dientes para masticar. Pero gracias a Dios los dos
únicos dientes que me han quedado están uno debajo del
otro, y así algo puedo masticar". ¡Admirable espíritu de
resignación, y también de gratitud! Por eso la ancianita no
se quejaba, aceptaba su suerte con valor, e incluso daba
gracias a Dios. Quizá sin advertirlo, ella había descubier
to parte de la fórmula del corazón contento.
La persona ingrata tiende a ser insensible y orgullosa.
Incapaz de valorar cualquier favor o apoyo recibido, no sa
be agradecerlo como corresponde. Y en su egoísmo siste
mático, termina siendo un ser insatisfecho y descontento.
¡Cuánto mejor se siente la persona agradecida, que
sabe pronunciar la palabra oportuna de valoración! Gra
titud hacia los padres, hacia los hijos, hacia los amigos,
los maestros, los familiares, los vecinos, los colegas... Y
sobre todo a Dios, de quien recibimos numerosas ben
diciones cada día, sin las cuales la vida no sería posible.
Hace bien, mucho bien al alma cultivar el espíritu de
agradecimiento. Con razón San Pablo aconseja: "Dad
gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios" (1
Tesalonicenses 5:18).
Expresar gratitud es como obsequiar un regalo. Produ
ce alegría en quien lo recibe, pero igualmente en quien lo
da por amor. Aparece la sonrisa en el receptor, pero tam
bién en el dador. Por eso, podemos afirmar que el precio
de un espíritu alegre y maduro es el coraz6n agradecido.
6. Ambiciones correctas
Cierto estanciero, dueño de grandes extensiones de
EL PRECIO DE LA ALEGRÍA
tierra, colocó junto a la ruta un cartel de buen tamaño,
con esta extraña leyenda: "Regalaré este campo al hom
bre que demuestre estar satisfecho en su vida". A las po
cas horas un forastero se detuvo en el lugar, leyó deteni
damente el curioso cartel, y llamó a la puerta del gran
benefactor. "Señor -le dijo-, ya que usted quiere re
galar este campo a una persona que viva satisfecha, pue
de regalármelo a mí. Yo tengo un buen pasar. Tengo sa
lud y vivo contento". Entonces el sagaz hombre de cam
po le preguntó: "¿De veras que usted vive satisfecho?" Y
ante la respuesta afirmativa del forastero, el hacendado
le dijo: "Si de veras usted está satisfecho, ¿para qué quie
re entonces este campo.,"
¡Cuántos se parecen al viajero del relato! Tienen de
todo. Nada les falta. Pero quieren más. Y en lugar de dis
frutar con lo que tienen, se llenan de una necia ambi
ción material que los consume. Con lo cual arruinan su
alegría, y se vuelven seres insatisfechos y codiciosos.
¡Cuán fácilmente se puede perder la cabeza por la exce
siva ambición!
Dijo San Pablo: "He aprendido a contentarme, cual
quiera que sea mi situación" (Filipenses 4:11). Estaba
contento cuando tenía abundancia, pero también en su
hora de necesidad. Emprendedor y progresista como era,
e! apóstol no se dejó marear por e! materialismo ni se de
salentó en sus días de escasez. Lo que sí cultivó en todo
momento fue la riqueza de su espíritu, y así fue feliz.
y lo que experimentó San Pablo, lo puede experimen
tar todo cristiano en la actualidad: e! encuentro del gozo
por vía de! alma, y no del dinero. El precio de la verdade
ra alegría es, pues, la riqueza espiritual como meta superior
de la vida.
32 33
19. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓNI
7. Armoníafamiliar
Éste es un aspecto de primordial importancia. Forma
parte ineludible del precio de la verdadera alegría.
•Hijo excelente
Una señora radiante de alegría, me pasó un sobre y me
dijo: "Por favor, lea esta carta que acabo de recibir de mi
hijo". Y al leerla, me encontré con las expresiones más ca
riñosas que un hijo podría escribirle a su madre. Allí ha
bía palabras de gratitud, de amor filial y de sentida nos
talgia. ¿Qué más podía pedir esa mujer de su hijo, mien
tras él permaneciera por un tiempo en el extranjero?
•Pareja feliz
Un hombre cuenta: "Mi esposa y yo vivimos con ar
monía. Nos amamos y nos ayudamos mutuamente. Eso
es lo que más nos mantiene unidos como esposos y co
mo padres."
•Matrimonio con problemas
Dos esposos de mi conocimiento discuten y pelean
con frecuencia. Les cuesta ponerse de acuerdo. Hoyes él,
y mañana es ella quien desea imponer obstinadamente su
voluntad. Con semejante inmadurez, casi siempre viven
tensos e incomunicados.
De los tres casos mencionados, los dos primeros reve
lan cómo el cariño de un hijo yel amor entre los esposos
pueden hacer feliz un hogar. En cambio, la obstinación y
la falta de armonía conyugal-que se advierten en el ter
cer caso-, son causa frecuente de hogares divididos. ¿Por
qué? Porque en tales casos lo que prevalece es el egoísmo,
el cáncer mortal de la felicidad humana.
La armonía familiar, esencial como es, se construye ca-
EL PRECIO DE LA ALEGRÍA
da día mediante actitudes maduras de afecto, generosi
dad, comprensión y buena voluntad. Lo contrario de es
to, que es ausencia de verdadero amor, siempre da origen
a insatisfacción, incomunicación y desavenencias en la
convivencia familiar.
Como se ve, entonces, el precio de la alegría individual
y familiar es la armonía del hogar.
Para el autoexamen
l. Por mi modo de ser y de actuar, ¿contribu
yo a la armonía y la alegría de mi familia?
¿Qué influencia ejerzo dentro de mi hogar?
2. ¿Sé demostrar a los miembros de mifamilia
el mismo afecto que deseo recibir de ellos?
3. ¿En qué radica mi mayor dificultad (como
padre, madre o hijo) para comprender a mis
seres queridos?
Resumiendo...
Alguien que atravesaba diversos problemas y tenía su
alma apenada, preguntaba con ansiedad: "¿Puede decirme
dónde se vende ese bendito producto, que se llama felici
dad?" De algún modo, este capítulo ha intentado ofrecer
una respuesta a esta pregunta.
La alegría de la vida no se compra: es gratuita. No se
mendiga: se la consigue con tesón y constancia. Tampoco
es un bien que se estanca: es un estado radiante que crece
a medida que se expresa. Y para alcanzar este grato bienes
tar, aquí está el "precio" a modo de resumen:
l. El dominio del temperamento y el control de los sentimien
34 35
20. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZ6N'
tos. Cambiar es crecer; y crecer es alegrarse de veras.
2. Un enfoque sensato de la vida, con la actitud positiva de
aquel que valora las bellezas que le rodean. También la
insistencia tenaz produce buenos resultados.
3. La vida ordenada y organizada: orden en la mente, en
el trabajo, en la moral, en la economía, en la familia.
El desorden produce confusión e intranquilidad, e im
pide la sana alegría de vivir.
4. La comprensión. Éste es otro requisito de la alegría.
Cuando sabemos ponernos en el lugar de los demás,
nos sentimos mejor de ánimo. Y cuando los demás
proceden así con nosotros, experimentamos placer y
bienestar.
5. El espíritu agradecido también forma parte de este pre
cio. "Dad gracias en todo", aconseja San Pablo. Expre
sar agradecimiento es como entregar un regalo. Produ
ce alegría en quien lo recibe, pero también en quien lo
da.
6 La superación del espíritu. Mientras la actitud materia
lista crea insatisfacción, la riqueza del alma produce
alegría genuina.
7. Finalmente, la armonía familiar, basada en el amor de
sinteresado, es un factor vital de felicidad. Un hogar
unido y armonioso produce corazones alegres.
y tras este multifacético precio de la alegría de vivir,
cabe que nos preguntemos: ¿Bastará esto, o habrá que ha
cer algo más? Lo que falte, ciertamente lo podrá suplir el
divino Autor de la alegría. Con él, el alma vibra de con
tentamiento. ¡Vale la pena probarlo!
36
Capítulo 3
EL PODER
TERAPÉUTICO DE
LA ALEGRÍA
La mente ejerce una influencia
poderosa sobre el cuerpo. La
alegría contribuye al bienestar
físico y mental. Diversos ejemplos
así lo confirman.
Con frecuencia, los verdaderos motivos por los cuales
la gente recurre al médico, obedecen a los sentimien
tos de soledad, de tristeza, de culpa, de angustia, de aba
timiento, de frustración y de temor. Sin embargo, por lo
general estos sentimientos permanecen encubiertos bajo
los más diversos síntomas que suele relatar el paciente.
En el terreno físico, tales síntomas pueden ser dolor de
cabeza, de espalda o de estómago, como también insom
nio, mala digestión, alergias, problemas de la pie! Yotros
trastornos mayores. Y en el terreno emocional podrá apa
recer la falta de iniciativa, e! desgano para el trabajo, o un
estado dominante de disconformidad.
El siguiente ejemplo resulta muy ilustrativo sobre e!
particular. María, una muchacha de 25 años de edad, co
menzó a sentir fuertes dolores en el abdomen. Así que fue
a ver al médico en busca de alivio. Y en la conversación
que mantuvieron, María no pudo disimular el odio que
sentía hacia una de sus compañeras de trabajo, y lo difícil
37
21. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓNI
que se le hacía trabajar con ella en la misma oficina.
Entonces el médico, comprendiendo la situación, le
habló a la joven con total franqueza, y le hizo ver la ver- .
dadera causa de su problema de salud. La tranquilizó di
ciéndole que físicamente estaba bien, y que ni pensara en
operación. Luego el médico le explicó que su odio, unido
a su angustia y amargura, era la causa real de sus intensos
dolores abdominales. y cuando María modificó sus senti
mientos, desaparecieron sus temibles dolores.
Sus síntomas y malestares físicos tenían una causa
emocional. Y cuando ésta desapareció, la joven se recupe
ró. Enterró su odio y su angustia, y en reemplazo emer
gieron la salud y la tranquilidad. Y con esa sensación de
bienestar aumentó aún más su vitalidad orgánica.
Esta poderosa influencia de la mente sobre
el cuerpo se destaca también en aquel niño
pobre, quien yacía enfermo en la cama. El
Dr. Ricardo Gutiérrez, que le tenía especial
afecto, examinó detenidamente al pequeño
y descubrió la raíz de su enfermedad. Enton
ces, casi sin hacer comentario, salió de la hu
milde vivienda, y a las pocas horas regresó
trayendo los remedios. Y los "remedios" eran
mayormente juguetes, muchos juguetes para
el niño. Cuando el buen médico se despedía
de su pequeño paciente, que ya tenía su ros
tro iluminado por la alegría, le dijo a su ma
dre: "Señora, su hijo, más que enfermo, es
taba triste".
Cuando la alegría invadió aquel corazón infantil, cesó
38
EL PODER TERAPÉUTICO DE LA ALEGRÍA
la enfermedad. ¡Cuán notable es la capacidad terapéutica
de la alegría! Ahuyenta los malestares del cuerpo y los do
lores del alma. Tiene la admirable fuerza inmunológica y
preventiva que prolonga la salud. ¿No lo has notado en
tu propia experiencia? Sí, cuando por alguna razón tú te
sentiste abatido, aparecieron diversas molestias en tu or
ganismo. Pero por el contrario, cuando una ráfaga de fe
licidad se metió en tu corazón, te sentiste sano y fuerte.
El "medicamento" de la alegría realizó esa cura milagro
sa. A todos nos pasa lo mismo, por más fríos y raciona
les que parezcamos ser.
REMEDIO EFECTN O
Desde la antigüedad, el sabio Salomón escribió: ceEI co
razón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste
seca los huesos" (Proverbios 17:22). Otras versiones de es
ta declaración dicen:
"El estar alegre conserva la salud. Es una muerte lenta es
tar triste todo el tiempo" (Good News Bible).
"El corazón alegre sana como medicina, pero el espíritu
abatido enferma" (La Biblia al día; paráfrasis).
Siendo que la experiencia individual y la ciencia médi
ca confirman esta antigua declaración, ¿no debería existir
en todos un especial empeño para conservar la alegría del
espíritu? Pero ¡qué extraño! En general, preferimos ingerir
medicamentos para sentirnos físicamente bien, en lugar
de utilizar la terapia gratuita y efectiva de la simple alegría
de vivir. De hecho, no estamos en contra de los fármacos
adecuados, salvadores de tantas vidas humanas. Pero de
manera particular, ¿por qué no utilizar ese otro remedio y
preventivo de muchas dolencias, que embellece la vida, y
que se llama Corazón Alegre?
39
22. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZ6N!
Fue también el rey Salomón, quien escribió: "El cora
zón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón
el espíritu se abate" (Proverbios 15:13). Ésta es otra ver
dad digna del mayor énfasis. ¡Cuántos productos de la
cosmética moderna se utilizan para embellecer el rostro!
Sin embargo, un corazón radiante de alegría hermosea
más el rostro que el mejor maquillaje. La mirada se vuel
ve transparente, los labios transmiten una cálida sontisa,
y la expresión general denota belleza interior.
l. ¿Tienes tú un corazón alegre?
2. ¿Te esfoerzas por cultivarlo en todo momento?
3. ¿Has comprobado en tu vida que la alegría pro
mueve la salud?
4. ¿Cómo te ves cuando sonríes frente a un espe
jo?
5. Cuando te sientes abrumado por un problema,
¿recuerdas que lo puedes resolver mejor si retie
nes la alegría?
Una señora amiga nos decía: "Me gusta vivir con ni!
marido, porque a su lado siempre hay alegría. Es una per
sona feliz, y nos alegra a todos en el hogar". ¿No es éste
un testimonio revelador? Sí, todos funcionamos mucho
mejor, dentro y fuera del hogar, cuando damos y recibi
mos muestras de alegría. El espíritu alegre, con la risa que
le acompaña, es un importante factor de salud. Combate
la tensión emocional, mejora la digestión, reduce las úlce
ras de estómago y tonifica todo el organismo. Es señal de
inteligencia, pues, conservar contento el corazón.
Por eso San Pablo aconseja: "Regocijaos en el Señor
40
EL PODER TERAPÉUTICO DE LA ALEGRÍA
siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!" (Filipenses 4:4).
"Estad siempre gozosos" (1 Tesalonicenses 5: 16). Quien
tuvo razones para vivir sufriendo y penando, cultivó sin
embargo la alegría, y desafió a los cristianos a vivir con
gozo y contentamiento. Tú y yo podemos tener motivos
para sentirnos tristes más de una vez. Pero sobre todo po
demos descubrir buenas razones para disfrutar de alegría.
Todo dependerá de nuestra propia decisión.
LAS HORMONAS DE LA FELICIDAD
Nuestro organismo tiene la admirable capacidad de
producir hormonas estimulantes, que contribuyen al bie
nestar general de la persona. Estas sustancias reciben el
nombre genérico de "endorfinas" que, entre otras funcio
nes, promueven la salud, fortalecen el sistema inmunoló
gico y producen la agradable sensación de sentirnos bien.
Las endorfinas se desarrollan en el cerebro, como
asombroso resultado de los sentimientos positivos, tales
como el gozo, el amor, la gratitud y la fe. Inversamente,
los sentimientos negativos, como el desánimo, el temor, el
odio, el resentimiento y la ira, cuando son prolongados
impiden la producción de endorfinas, y consecuentemen
te aumenta la aparición de la enfermedad.
Es evidente, entonces, que una actitud emocional po
sitiva es garantía de salud y bienestar. Al punto de que po
dría decirse: "Dime qué sentimientos abrigas en tu alma,
y te diré cuál será tu salud". Este mismo concepto ya ha
bía sido destacado muchas décadas atrás por Elena de
White quien, como precursora en la materia, escribió:
"Las penas, la ansiedad, el descontento, el re
mordimiento, el sentimiento de culpabili
41
23. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓNI
dad y de desconfianza menoscaban las fuer
zas vitales, y llevan al decaimiento y a la
muerte". Pero en contraste, la misma autora
añadió: "El valor, la esperanza, la fe, la sim
patía y el amor fomentan la salud y prolon
gan la vida. Un espíritu satisfecho y alegre es
como salud para el cuerpo y fuerza para el al
ma" (El ministerio de curación, pág. 185).
Frente a esta declaración, corroborada por los moder
nos estudios científicos, ¿no debería ejercerse una mayor
disciplina mental, a fin de asegurar una mejor salud? Los
sentimientos constructivos, la alegre convivencia con los
demás, la estima propia y el valor ante las pruebas de la
vida son productores de las maravillosas endorfinas, que
dan felicidad al alma y salud al cuerpo.
• Como ilustración de los párrafos anteriores, podría
mos recordar lo que narra E. S. Jones en una de sus obras.
Cuenta él que un hombre comenzó a sentirse muy mal
mientras hacía su primer viaje en avión: su corazón le fa
llaba, le faltaba el aliento, la altura era demasiado elevada
para él. Entonces el médico que lo asistía, le preguntó
dónde vivía. Y el hombre contestó que vivía en la ciudad
de Méjico. Cuando el médico le informó que sólo estaban
volando a 700 metros de altura, y que la ciudad de Méji
co estaba a más de 2.000 metros, el hombre se recuperó
inmediatamente. Su terrible pánico lo había llevado al
borde de la muerte. Pero luego su tranquilidad le devol
vió la salud.
• Otro caso parecido, narrado por el mismo autor, es
el de aquella enfermera que solicitó en su hospital que le
permitieran trabajar de noche, a fin de poder asistir a la
EL PODER TERAPÉUTICO DE LA ALEGRÍA
universidad durante el día. Pero la solicitud le fue dene
gada. A los pocos días debió ser internada en el hospital
con un fuerte dolor en el costado, imposibilitada de co
mer, y con una fiebre que llegaba a los 41 grados. Sin em
bargo, no se le encontró ninguna enfermedad.
Luego de unos días de descanso, por fin se le otorgó
a la enfermera el turno de la noche que había pedido. Y
casi instantáneamente se sanó. Pudo entonces estudiar
de día y trabajar durante la noche, como había sido su
deseo. La alegría de haber conseguido lo que había soli
citado la curó de todos sus males. ¡El poder terapéutico
de la alegría! ¿Quién lo podría negar?
EL BUEN HUMOR Y LA TRANQUILIDAD
"¡Mis nervios me dominan!" "¡Ando muy mal de mis
nervios!" Tales son las expresiones de numerosas mujeres
que carecen de dominio propio o de autocontrol. Y vícti
mas de su propia debilidad emocional, viven insatisfechas
consigo mismas, afligidas y disminuidas en su conviven
cia con los demás. Carecen de buen humor. La ansiedad
las consume, y la tensión emocional las quebranta.
Ya los hombres no suele irles mejor. Un elevado por
centaje de ellos sufre de constante preocupación y de es
trés laboral. Su mente está obsesionada y perturbada por
diversos problemas. Por lo tanto, los tales también care
cen de buen humor. Tal vez, sus expresiones más comu
nes sean: "¡Cuánta mala sangre debo hacerme en el traba
jo!" "¡Qué difícil está todo!"
Como resultado de esta condición típica de
quejas, cuando no de inmadurez, a menudo
42
43
24. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓNI
surgirán los desencuentros y las desavenen
cias en e! vínculo matrimonial. Ella se senti
rá sola e incomprendida, sin e! afecto y e!
apoyo de su marido. Y en su soledad, quizá
sufra de amargura y desaliento bajo e! peso
de su carga familiar.
En cuanto al hombre, su experiencia será
parecida. No encontrará afecto en su espo
sa ansiosa y afligida. Y frente a tal insufi
ciencia afectiva, ese esposo agobiado man
tendrá su mal humor y no se sentirá a gus
to en su casa. Como consecuencia, podrá
surgir en él un amor extramatrimonial. y
de allí al rompimiento del hogar podrá ha
ber apenas un paso.
A esta dase de fracaso se puede llegar cuando el descon
trol emocional, e! mal humor y el desamor dominan la vi
da de una persona, o de ambos cónyuges dentro de! hogar.
UN CASO REVELADOR
En contraste, el buen humor y el espíritu sereno afian
zan e! bienestar y mejoran la salud de todo e! grupo fami,..
liar. El Sr. Haney, según cuenta Dale Carnegie, sufría de
úlcera duodenal. Siempre vivía preocupado y malhumo
rado. De acuerdo con la opinión de los médicos, e! avan
zado estado de su dolencia era incurable. Así que junto
con la nueva dieta y e! reposo absoluto que le prescribie
ron, también le aconsejaron que hiciera su testamento.
Viéndose así desahuciado, e! Sr. Haney decidió hacer
otra cosa: invertir sus ahorros realizando un viaje en barco
alrededor del mundo. Los médicos le advirtieron que en
EL PODER TERAPÉUTICO DE LA ALEGRÍA
tal caso lo tendrían que sepultar en e! mar. Sin embargo,
en prevención de lo que podría sucederle, e! Sr. Haney ob
tuvo el permiso de la compañía naviera para llevar su pro
pio ataúd. ¿Y qué talle fue al viajero? Disfrutó tanto de su
paseo, y se olvidó tanto de sus dolencias y sus preocupa
ciones, que al finalizar el viaje tenía ¡cuarenta kilos más de
peso! Por supuesto, se curó de su úlcera y debió deshacer
se de su ataúd. Al poco tiempo, el Sr. Haney volvía a ocu~
parse de sus negocios y a vivir en paz con su familia.
Cuando él reemplazó su preocupación por la alegría y la
tranquilidad del viaje, su grave dolencia desapareció. ¿No se
advierte aquí una elocuente lección? ¡Qué poder tiene el es
píritu alegre y satisfecho! Calma los nervios, mejora la sa
lud general, y asegura la buena convivencia familiar.
La alegría de vivir ahuyenta la enfermedad
mental. El alienista Isidro Más de Ayala es
cribió: "No conozco un solo caso de una perso
na feliz que haya enloquecido':
LA POSICIÓN DE LOS LABIOS
A esta altura de nuestras consideraciones, cuando ad
vertimos la enorme importancia de un espíritu alegre
y también la necesidad de poseerlo-, es útil que nos
preguntemos cómo conseguir esta virtud. Veamos esta
simple receta.
Un psiquiatra del estado de California parece haber
descubierto un método sencillo pero efectivo para mejo
rar la salud emocional. Su prescripción es la siguiente:
"Sonría, mantenga la sonrisa, nunca deje de sonreír. Si us
ted mantiene hacia arriba las comisuras de los labios, no
puede sentirse melancólico". Quizá esta indicación parez
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25. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓN!
ca infantil y hasta ridícula. Pero antes de rechazarla, ¿no
valdría la pena probarla? Muchos se han sorprendido al
seguir esta simple receta. El persistir con los extremos de
los labios hacia arriba, esbozando una sonrisa natural, me
jora el tono emocional de la persona.
Interrumpe la lectura y haz la prueba. Al principio
cuesta un poco, ¿verdad? Pero al insistir se nota el buen
resultado. Lo difícil de la receta consiste en practicarla de
manera continuada. Pero es efectiva, porque responde al
principio psicológico de que el cambio del comporta
miento modifica los sentimientos. Y a su vez, el cambio
de los sentimientos mejora el comportamiento general.
De este modo, se potencian entre sí la acción y el senti
miento, lo cual redunda en un mayor bienestar personal.
y cuando finalmente aparece la alegría -con la ayuda
del método comentado-, es imposible disimularla. Co
mo les ocurrió a aquellos dos hombres que acababan de
descubrir oro en una región desolada. Cuando regresaron
al pueblo para organizar la explotación del precioso metal
recién descubierto, los dos compañeros juraron no decir
el secreto a nadie. Sin embargo, el día cuando emprendie
ron el viaje hacia la zona del oro, se les sumaron nada me
nos que ¡trescientas personas! ¿Cómo se habían enterado
del "gran secreto"? Simplemente, por el rostro feliz y ra
diante de los dos descubridores.
El gozo del corazón no se puede esconder. El
rostro y la mirada lo revelan claramente.
EL HOMBRE QUE RECUPERÓ LA ALEGRÍA
Debido a una seria enfermedad de su esposa, un ope-
EL PODER TERAPÉUTICO DE LA ALEGRÍA
rario metalúrgico había gastado ya todos sus ahorros y se
había endeudado en varios sueldos. Sus acreedores no só
lo no le fiaban más, sino que lo habían amenazado con
embargarle sus bienes personales. Y entretanto su mujer
seguía enferma, el hombre no tenía con qué hacer frente
a su abultada deuda.
Para entonces, el capataz de la fábrica donde trabajaba
notó que este operario ya no rendía como antes. Más aún,
sus manos le temblaban y hasta con frecuencia se le caían
las herramientas. Yel pobre hombre, con la idea de aliviar
su angustia, solía emborracharse.
Cuando el capataz se enteró de la desgracia de su su
balterno, simpatizó con él. Ese mismo día habló con el
gerente de la fábrica. Y tras considerar el problema y re
pasar los buenos antecedentes del operario, lo llamaron y
le informaron que la empresa se haría cargo de todas sus
deudas. ¡El hombre no podía creer la noticia! Le parecía
mentira lo que estaba oyendo. Enjugó sus lágrimas, y su
rostro quedó iluminado por la alegría que hada tiempo
había perdido.
Lo notable fue que a partir de ese momento, el hom
bre recobró su vigor físico y sus manos dejaron de tem
blar. Volvió a rendir en el trabajo como en sus mejores
tiempos. Hasta su esposa sanó de su enfermedad, y su
hogar volvió a conocer la felicidad. El buen estado aní
mico les cambió la vida.
¿Estás pasando por un momento difícil o penoso? No
permitas que el dolor te consuma o que tu salud se dete
riore por ese motivo. Dibuja en tu rostro un matiz de ale
gría; arranca de tu alma una nota de confianza en Dios.
Cuando en medio de la noche aprendemos a observar las
estrellas, la noche no parece tan oscura.
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26. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓN!
Dijo Nehemías, el gobernador y dirigente
religioso de su pueblo: "El gozo del Señor es
vuestra fortaleza" (Nehemías 8: 10, NRV
2000). La alegría profunda que da Dios ase
gura la "fortaleza" del cuerpo y del alma del
creyente.
EN LA HORA DE LA PRUEBA
Se encontraban encerrados en el calabozo de mayor se
guridad, con los pies en el cepo, como criminales de gran
peligrosidad. Pero en realidad eran inocentes. Y allí esta
ban, en esa inmovilidad y en ese encierro insoportables:
con dolor, con hambre y en completa oscuridad. Eran el
apóstol San Pablo y su compañero Silas. En su lugar, otros
presos habrían clamado, gritado y maldecido. Pero ellos,
en cambio, se pusieron a cantar. Y en la hora del canto y
del espíritu positivo llegó la liberación.
Mientras estos dos valientes cristianos entonaban sus
canciones de fe, un terrible terremoto sacudió la cárcel y
se abrieron todas las celdas. Providencialmente, recupera
ron así la libertad, y terminaron siendo honrados como
personas inocentes. y esto que relata la historia bíblica
acerca de Pablo y Silas (Hechos de los Apóstoles, capítu
lo 16), es un notable ejemplo para todos los tiempos.
Quien conserve fuerte su ánimo y se apoye en el Altísimo,
comprobará de veras "el poder terapéutico de la alegría" y
de la confianza en Dios.
En su encierro carcelario, Pablo y Silas no se dejaron
aplastar. Consideraron que era mejor cantar que llorar, y
orar que maldecir su suerte. Y su valerosa actitud fue al
tamente recompensada: fueron sacados de la cárcel y su
corazón se llenó de gozo. Hasta hoy pasa 10 mismo. En la
EL PODER TERAPÉUTICO DE LA ALEGRÍA
hora de la prueba, la aflicción o el infortunio, siempre es
mejor el valor que la cobardía, el gozo anticipado del al
ma que la inútil autocompasión. Siempre es mejor, mu
cho mejor confiar en Dios y pedir su fuerza que abando
narse en medio de la dificultad. En la cárcel del dolor,
¿quién mejor que nuestro Padre para infundimos gozo y
asegurarnos plena libertad del mal?
CLAVES PRÁCTICAS
El D r. Carlos Iacovone ofrece los siguientes consejos
para disfrutar de la vida con alegría. Adaptados como es
tán, pueden muy bien Sllmarse a las páginas previas de es
te capítulo, a fin de señalar mejor el bienestar del corazón.
l. No magnifique sus problemas.
2. Desarrolle el sentido del humor.
3. No se preocupe demasiado por usted mismo.
4. No viva apurado, ni sea obsesivo. Sea más sonriente y
reflexivo.
5. Acepte los cambios naturales e inevitables de la vida.
6. Evite todo pensamiento negativo o deprimente.
7. Bríndese al prójimo y establezca lazos de amistad.
8. Sea usted mismo. No viva de acuerdo con el libreto de otro.
9. No se idealice como persona, ni idealice a los demás.
10. Controle sus temores y sus ambiciones desmedidas.
11. No se exceda en su importancia propia.
12. Acepte sus fracasos sin perder la autoestima.
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27. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓN!
Condensando lo dicho...
1. Detrás de ciertos síntomas físicos que parecen reve
lar una enfermedad, a menudo se esconden estados emo
cionales negativos que alteran la salud general. Éstos son
los verdaderos responsables de muchas dolencias. Por eso,
ni bien se superan las fallas emocionales desaparecen los
trastornos físicos. Recuerda: (A) el caso de María, quien
desterró el odio de su corazón, y se liberó de sus temibles
dolores; y (B) la experiencia del niño que se curó de su en
fermedad cuando su tristeza dio paso a la alegría.
2. El sabio Salomón tenía razón: "El corazón alegre
constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los
huesos" (Proverbios 17:22). Realmente, la alegría de vi
vir encierra un poder terapéutico para sanar y prevenir
la enfermedad. De ahí que San Pablo aconseje lo que él
mismo practicó: "Estad siempre gozosos" (1 Tesaloni
censes 5: 16).
3. Las endorfinas son las "hormonas de la felicidad".
Promueven la salud, y crean la agradable sensación de
sentirnos bien. El cerebro las produce, como resultado de
los sentimientos positivos, tales como el gozo, el amor, la
gratitud, la fe y la paz interior.
4. El buen humor y el espíritu tranquilo afianzan el .
bienestar. Así lo demuestra la experiencia vivida por el Sr.
Haney, quien se libró de la muerte gracias al viaje de pla
cer y despreocupación que realizó alrededor del mundo.
5. La sonrisa, aun forzada en un comienzo, puede des
pertar la alegría y la salud emocional. Un cambio en el
comportamiento modifica los sentimientos. También, un
cambio en los sentimientos mejora el comportamiento
general. ¡Vale la pena mantener las comisuras de los labios
hacia arriba!
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EL PODER TERAPÉUTICO DE LA ALEGRÍA
6. El caso del operario abatido y enfermo que recupe
ró su salud, muestra la importancia de la alegría como
fuerza curativa del cuerpo y del alma.
7. La valiente actitud de Pablo y Silas es un admirable
ejemplo para los creyentes de todos los tiempos. Mientras
soportaban aquel horrible encarcelamiento, se pusieron a
entonar canciones de alabanza al Creador. No pronuncia
ron palabras de queja o maldición. y mediante un provi
dencial terremoto, pronto recuperaron su libertad. Así
también, Dios nos libra hoy de penas y quebrantos cuan
do nos gozamos en él y honramos su nombre.
Cerramos este capítulo, recordando la máxima que afirma:
"Perdedor no es quien llega en último Lugar,
sino quien no se atreve a competir':
En la carrera de la alegría, todos los competidores sa
len ganadores. Unos antes, otros después, en mayor o me
nor medida, todos llegan a la meta si perseveran. y como
resultado, mejoran su salud física, acrecientan su rendi
miento laboral, y refuerzan su convivencia general. ¿Có
mo entonces alguien podría dejar de competir en la fasci
nante conquista de la alegría? ¡Participa tú también! ¡Te
espera una gran ganancia!
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28. Capítulo 4
INVASORES
DEL ALMA
Las actitudes erradas del alma
impiden el desarrollo de la alegría.
Invaden sutilmente el corazón con
indeseados resultados.
Cierto clérigo acababa de hacerse cargo de su nueva
parroquia. Y por esos días fue a visitar a una conoci
da anciana de su feligresía, a quien le preguntó: "Si usted
tl~viera que darme un consejo antes de pronunciar mi pri
mer sermón en la iglesia, ¿qué me diría?" Y la anciana le
respondió: "Sólo recuerde que cada persona que asista a la
iglesia para escucharlo, estará sentada junto a su propio
charco de lágrimas".
El clérigo entendió el consejo recibido. Él debía hablar
para infundir aliento, consuelo y esperanza a sus oyentes,
quienes en un sentido u otro, todos por igual, estarían
aquejados de algún dolor. Tal es, fue y será la condición
del espíritu humano. Todos tenemos nuestro propio
"charco de lágrimas". A veces disimulado, otras veces ex
presado, allí está el dolor que lacera el corazón y que de
manda un sorbo de alegría.
Con mayor o menor intensidad, tarde o temprano, to
dos derramamos nuestras lágrimas, con las cuales inunda
mos las cámaras de nuestro corazón. Y en tal estado, sole
mos preguntarnos qué mal hemos hecho, por qué nos to
ca sufrir así, y cómo podemos superar esa hora de pesar.
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29. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZ6N!
¿No te has formulado estas preguntas más de una vez?
¿y cuáles fueron tus respuestas? Quizá no pudiste encon
trar ninguna, ¿verdad? Y así seguiste con tu alma acongo
jada y con tu mente nublada, buscando el modo de no
naufragar en medio de la contrariedad. Sin embargo, en
un análisis sereno y sincero de las circunstancias, todos
podemos reconocer que muchos de nuestros padecimien
tos son el resultado de nuestras propias actitudes equivo
cadas, que invaden nuestras almas y a veces hasta domi
nan nuestra voluntad y nuestra conducta habitual.
El presente capítulo estará dedicado a señalar estas ac
ti[lldes erróneas o "invasores" del espíritu, para descubrir
luego la manera de dominarlos y así disfrutar de alegría.
PRIMER INVASOR: EL EGOíSMO
No podría haber peor invasor que éste. Dondequiera
penetra, destruye la felicidad. Mientras el reconocido
psiquiatra Guillermo Sadler estaba atendiendo a una de
sus pacientes; ésta le dijo: "Sabe doctor, yo soy muy sen
sible". A lo cual el médico respondió: "No, señora, lo
que tiene usted es que es muy egoísta". Ante tal declara
ción, la mujer abandonó enojada el consultorio. Pero a
los diez días regresó. Y esta vez, con tono humilde le
confesó al Dr. Sadler: "Usted tenía razón. La causa de
toda mi enfermedad radicaba en mi manera egocéntrica
de encarar la vida".
Bien podría decirse que la mayor causa de las desgra
cias humanas es el egoísmo, y que mientras este invasor
no sea desalojado del alma, la alegría no podrá florecer. El
egoísmo es mezquindad, inmadurez, egolatría. Es la con
tracara del amor. Es el veneno desintegrador del alma... El
egoísta no sirve a su prójimo; se sirve de él para escalar.
INVASORES DEL ALMA
No tiende su mano para dar, sino para recoger. Todo lo
que busca en la vida es su beneficio personal. No sabe de
abnegación ni de buena voluntad. Y así vive tristemente
enquistado en su propio yo.
¿Cómo podría tener verdadera alegría una persona con
semejante mentalidad? Quien vive sólo para sí termina en
el desprecio y la soledad. Lo que no tiene, lo codicia; lo
que tiene, no lo comparte. ¡Pobre desdichado el hombre
o la mujer egoísta! Está de más en el mundo. No ha
aprendido a vivir... La verdadera felicidad demanda la vic
toria sobre el egoísmo.
Examínate con estas preguntas:
1. ¿Cuán a menudo pienso en el bienestar de los
demás?
2. ¿Me considero una persona solidaria y generosa?
3. ¿Me siento feliz cuando puedo hacerle un favor
a alguien, o más bien rehúso hacerlo?
SEGUNDO INVASOR: EL ORGULLO
Éste es otro de los invasores que hacen estragos en el
alma. Hijo mimado del egoísmo, el orgullo es otra forma
de egocentrismo. El orgulloso siempre piensa y habla bien
de sí mismo. Se siente superior a los demás. Enfermo de
agrandamiento e importantismo, el orgulloso es arrogan
te y vanidoso. Se goza contando su última conquista o su
más reciente adquisición. Amante de la ostentación, y
enemigo de la humildad, incurrirá en falsa modestia para
disimular su engreimiento.
Con una desmedida autoestima, el orgulloso se mueve
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30. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓNI
con ridículo narcisismo, esperando el reconocimiento de
los demás. Pero como posiblemente no reciba alabanza al
guna, su orgullo herido lo hará sentir mal querido y des
preciado. Como resultado, su alma se cargará de disgusto
y pesar. Quebrará su paz interior, y se quedará sin la ale
gría de vivir que tanto buscaba.
¡Cuán diferente es la experiencia de la persona genui
namente virtuosa! No necesitará agrandarse para nada, ni
buscará el elogio ajeno. Elegirá la sencillez y el bajo perfil
como su forma natural de comportarse y de convivir. Sin
ínfulas ni pretensiones de grandeza, será feliz con su equi
librio y moderación. Desde la antigüedad, el apóstol San
tiago afirma: "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes" (Santiago 4:6).
El orgullo conduce a la desdicha y a la autodestruc
ción. Como lo ilustra la fábula de la rana yel buey. Vien
do la imponencia del buey, la rana quiso ser igual a él. Y
comenzó a tragar aire y a inflarse. Y en su sed de agranda
miento, siguió inflándose hasta que su cuerpo reventó. A
semejanza de la rana, ¡cuántos seres humanos se amargan
y revientan fatalmente porque viven enfermos de necio
importantismo y orgullo! Es como si necesitaran sentirse
grandes para ufanarse de ello, cuando en verdad son sólo
pigmeos espirituales. ¡Cuánta pequeñez y estupidez den
tro del pobre corazón humano!
1. ¿Sientes que a veces te invade una corriente de
arrogancia y vanidad?
2. ¿Crees que es posible gozar de alegría teniendo
orgullo en el corazón?
3. ¿Te agrada cultivar la virtud de la humildad?
En tal caso, ¿cómo la cultivas?
INVASORES DEL ALMA
TERCER INVASOR: LA ENVIDIA
Éste es un astuto y sutil invasor, que logra penetrar en
el corazón desprevenido. Cuando otros vicios del alma
fracasan en su intento destructor, la envidia entrará sola
padamente para arruinar el bienestar y la alegría de la víc
tima. Cuenta una historia de la Edad Media que el tenta
dor deseaba hacer caer a un famoso santo. Para ello, le fue
presentando las tentaciones más seductoras, pero sin ob
tener éxito. Hasta que por fin el tentador se acercó al san
to, y le susurró al oído: "¿Supiste que tu hermano fue
nombrado obispo de Alejandría?" Y esta sola pregunta en
cendió la envidia del santo y lo llenó de amargura.
¡Cuán fácilmente puede enfermarnos y envenenarnos
la envidia! Basta que el prójimo cercano obtenga alguna
medida de éxito o de prosperidad, para que surja el envi
dioso que no podrá admitir que él se ha quedado atrás.
Entonces resentido y disminuido, comenzará a desmere
cer y calumniar al triunfador. En lugar de esforzarse para
superarse él también, se limitará a rebajar a quien lo supe
ró. ¡Qué mecanismo vil e inútil para contrarrestar la su
perioridad del prójimo, en lugar de imitarla! Sin embar
go, ¡cuántos corazones pierden su alegría por causa de es
te vicio descomponedor de la vida!
Alguien decía: "No me envidies por mi progreso sin
conocer mi sacrificio". Y desde aquí añadimos: "No envi
dies a tu prójimo, sino más bien imita su esfuerzo si quie
res triunfar como él". El envidioso siempre sale perdedor
en la carrera de la vida. Su mezquindad lo trastorna y lo
estanca. Quiere ser feliz, pero no puede. Su necia amargu
ra lo tiene aprisionado en prolongada tristeza. Pero seme
jante patología puede desaparecer con la dirección del Al
tísimo. Con él es posible amar, en lugar de envidiar. Y
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31. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓN!
vencida la envidia, nace la alegría de vivir.
1. ¿Te gozas con el éxito de tu prójimo cercano, sea
tu colega, o tu amigo?
2. ¿Qué haces cuando alguna sombra de envidia
quiere posarse sobre tu corazón?
3. ¿Qué consejo le darías a una persona amargada
por la envidia?
CUARTO INVASOR: EL PESIMISMO
Aquí estamos frente a la mente negativa y derrotista.
Es la persona que nada intenta porque teme fracasar. To
do lo ve difícil y complicado. Se concentra en las som
bras sin ver la luz. Descubre problemas en las solucio
nes, en lugar de soluciones para los problemas. Se aflige
por las espinas, en vez de alegrarse con las rosas. Siem
pre ve el vaso medio vacío, sin advertir que también es
tá medio lleno.
Este espíritu pesimista es el espíritu del estancamiento,
de la falta de voluntad para el esfuerzo. y sin esfuerzo ni
voluntad no puede existir la alegría del éxito. El pesimis
mo termina en fracaso y frustración. Sin embargo, mu
chos se estancan en él, sin saber la insatisfacción y la des
dicha que les espera.
Imaginemos a un hombre pesimista. Está conforme
como está; carece de iniciativa. Su esposa le sugiere hacer
un viaje, pintar la casa, cambiar los muebles, o realizar un
curso de cierto perfeccionamiento profesional. Pero él res
ponde: "¿Para qué? Si estamos bien así. No nos compli
quemos la vida. Además, en un viaje podemos accidentar-
INVASORES DEL ALMA
nos; si pintamos la casa, gastamos nuestros ahorros; si
cambiamos los muebles, ¿qué hacemos con éstos que te
nemos? Y el curso de perfeccionamiento, no lo necesito
para mi trabajo". Y así, con su espíritu irresoluto y nega
tivo, este esposo y padre no disfruta de la vida ni tampo
co hace feliz a su familia.
La alegria siempre requiere una actitud positiva y opti
mista ante la vida. De lo contrario, el espíritu se repliega
y desaparece el vigor radiante del alma. Cuando esto ocu
rre, es porque el invasor del pesimismo ha tomado pose
sión del corazón. Es entonces cuando el optimismo debe
realizar su acción dominante y correctora.
1. ¿Eres una persona negativa, opositiva?
2. ¿Gozas de tu espíritu emprendedor, o a veces te
extralimitas y te metes en problemas?
3. ¿Estimulas el espíritu optimista en tu grupo fa
miliar? ¿Te siguen los demds?
QUINTO INVASOR: LA DISCONFORMIDAD
Quien se muestra desconforme no puede ser alegre al
mismo tiempo. La persona que desee sentirse bien inte
riormente deberá cultivar un espíritu satisfecho. Esto no
quiere decir que aprobará todas las acciones humanas, o
que apañará la maldad que le rodee. Tal actitud seria una
ingenuidad o una peligrosa alianza con el mal. Peto lo
cierto es que el desconforme, el quejoso y el criticón no
pueden ser personas felices.
El que tiene una modalidad quejumbrosa le ha abierto
la puerta de su corazón a un repudiable invasor. Y mien
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32. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓNI
tras éste domine la vida, la alegría permanecerá ausente y
sin retorno. ¡Cuánta gente malogra sus mejores años por
que en este sentido todavía no ha aprendido a vivir! Son
desconformes de alma. Se quejan del estado del tiempo,
de la índole de su trabajo, de los inconvenientes de su sa
lud, del trato de sus vecinos, y hasta del accionar de Dios.
Son un permanente día nublado, una protesta y un la
mento con una lágrima a flor de piel.
jDeja de quejarte! No hagas un drama de cada proble
ma. Aprovecha las cosas buenas de la vida y disfrútalas.
De 10 contrario, te consumirán el mal humor y la amar
gura. Siempre hay sobrados motivos para estar satisfechos
y agradecidos. Tiempo atrás me encontré con un linyera,
quien estaba calentando un poco de agua en una lata su
cia, tal vez para beber algo caliente en esa fría mañana de
invierno. El hombre estaba solo, pobremente vestido, sin
ninguna comodidad. Yal pasar junto a él, lo saludé y le
pregunte:, "Q'¡ ue ta.l' ¿C6mo esta.'?" y e'1 me contesto:'
"¡Muy bien, gracias a Dios!"
Esas palabras tocaron mi sensibilidad. y pensé:
"¡Cuántos tienen de todo, y viven quejándose! y aquí es
te pobre hombre, sin ningún bien terrenal, me dice enfá
ticamente que gracias a Dios está muy bien". Linyeras de
la vida, gracias por enseñarnos a vivir satisfechos y agra
decidos, aunque no poseamos más que lo necesario. Eso
basta para tener un corazón contento.
l. ¿Eres una persona desconforme, o satisfecha?
2. ¿Sabes alegrarte por las pequeñas bellezas de
la vida, o más bien te amargaspor la maldad
circundante?
INVASORES DEL ALMA
3. ¿Le das cada día gracias a Dios por sus ben
diciones?
SEXTO INVASOR: LA ANSIEDAD
¿Quién no ha sido invadido por este enemigo de la ale
gría de vivir? Es la preocupación que consume, la intran
quilidad que desencaja el espíritu, la incertidumbre acer
ca del mañana. No hay paz para el alma preocupada, ni
tampoco salud y alegría. Vivir ansiosos y enfermos hoy
por lo que pueda pasarnos mañana, es restarle bienestar al
día presente, sin que por eso podamos modificar de ante
mano ese mañana que tememos.
La preocupaci6n nos hace ver el futuro como un temi
ble fantasma. Y esto produce confusión mental y toda cla
se de malestares psicosomáticos. Si tú estás preocupado
por alguna raz6n, esfuérzate por vivir día por día, y pro
cura cumplir ordenadamente tus deberes cotidianos. El
desorden mental es enfermizo y produce ansiedad. No de
jes, pues, que tus trabajos y problemas controlen y asfi
xien tu vida. Bien enseñaba Jesús: "No os afanéis por el
día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.
Basta a cada día su propio mal" (S. Mateo 6:34).
Un antiguo rey oriental vivía siempre preocupado.
Hasta que su hija le obsequió una preciosa esmeralda, so
bre la cual estaban grabadas estas palabras: ''Esto también
pasará". La intención de este regalo era que el rey com
prendiera que en la vida todo es pasajero. Por lo tanto,
¿por qué permitiría que la preocupación o la ansiedad lo
afligiera o enfermara?
San Pedro insta a colocar toda nuestra ansiedad sobre
Dios, "porque él tiene cuidado de vosotros" (1 S. Pedro
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33. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓN'
5:7). Sí, la confianza en Dios yen su cuidado protector
proporciona seguridad al alma, ahuyenta la ansiedad yen
ciende la alegría de vivir. ¿No encontramos aquí un rum
bo cierto hacia la felicidad?
1. ¿Cuáles son las cosas que más te preocupan?
2. ¿'Has experimentado cuán perjudiciales son pa
ra la salud la ansiedady la preocupación?
3. ¿Qué sueles hacer para librarte de estos invaso
res del alma?·
SÉPTIMO INVASOR: EL TEMOR
Éste es un invasor que no perdona vidas. Se mueve en
todo corazón humano, y aflige aun a los más valientes.
Los miedos, las fobias y los temores inhiben la iniciativa
y destruyen la alegria. Afligen durante el día y no dejan
descansar durante la noche. Las personas que los padecen
no pueden pensar con objetividad ni actuar con libertad.
N aturalmente, existen los temores moderados y ra
cionales, que nos vuelven cuidadosos y precavidos con
tra los peligros. Pero aquí nos referimos a los temores in
fundados y exagerados, que se cuentan entre los peores
enemigos del alma. Éstos son el temor a la soledad, a la
noche, a la enfermedad, al dolor, al fracaso, a la vejez, a
la muerte... y muchísimos más. ¿Cómo podría sentirse
feliz una persona que viva obsesionada con alguno de es
tos temores?
Para ilustrar cuán destructivo puede ser el temor, bas
te recordar a aquel obrero ferroviario que limpiaba los va
gones de los trenes. Un día quedó encerrado en un vagón
frigorífico, y fue encontrado sin vida después de un reco-
INVASORES DEL ALMA
rrido de 30 km. Antes de morir alcanzó a escribir: "El frío
aumenta. Temo que nadie vendrá a salvarme. Me enfrío
lentamente y me muero. Ya me estoy adormeciendo. Ya
estoy sin fuerzas para seguir escribiendo". Pero curiosa
mente, el pobre hombre no murió por la acción del frío,
porque el equipo de refrigeración de ese vagón ¡estaba
descompuesto! Se murió por causa del miedo.
Así es como actúa este terrible invasor. Asusta, parali
za y aniquila. Con razón Jesús aconseja: "No se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo" (S. Juan 14:27). Yel sal
mista David confiesa: "Busqué a Jehová, y él me oyó, y
me libró de todos mis temores" (Salmo 34:4). Éste sigue
siendo el camino de la liberación del temor: la dependen
cia de D ios y su divina protección. Y como resultado, el
alma se llena de seguridad, de valor, de paz y de alegría.
1. ¿Tienes alguna clase de temor? ¿Es sólo timidez
o indecisión? ¿Qué es realmente?
2. ¿Notas que alguno de tus temores te impide dis
ftutar plenamente de la vida?
3. ¿Qué haces para vencer tus miedos y temores?
OCTAVO INVASOR: EL DESALIENTO
Este octavo invasor suele penetrar en el alma cuando se
produce alguna frustración o alguna pérdida de impor
tancia. La deslealtad de un amigo, la imposibilidad de al
canzar cierta meta, un gran revés financiero, el falleci
miento de un ser querido... Éstos y otros factores, a veces
menos importantes, dan lugar al desaliento del espíritu.
Todos podemos ser víctimas de este cruel enemigo de la
63
62
34. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓNI
alegría de vivir.
¿Quién no ha sentido en algún momento de su vida el
ataque de este artero invasor? y el desaliento trajo consi
go tristeza y depresión. Y este decaimiento quizá anuló
temporariamente nuestra voluntad y nos llevó a la auto
compasión. El espíritu abatido es una debilidad emocio
nal que requiere una decisión de cambio: es la melancolía
que ansía alegría; es el corazón desamparado que necesita
apoyo; y a menudo es el clamor interior que pide un po
co de comprensión.
El Creador promete: "No desmayes, porque yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sus
tentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10). Ante
la seguridad de esta promesa, ¿cómo podría desmayar el
corazón? Si recordamos que frente a los momentos más
desalentadores de la vida Dios nos brinda su fuerza y su
amor, ¿no deberíamos entonces llenarnos de ánimo y de
alegría radiante? Donde está el desaliento hay dolor; pero
donde está Dios hay alegría y bendición.
1. ¿Sueles desanimarte fácilmente?
2. ¿Has notado cómo el desaliento mata la ale
gría del corazón?
3. ¿Cómo sueles vencer tus "bajones» anímicos?
Fuera de pedir la ayuda divina, ¿qué más
haces?
NOVENO INVASOR: LA IRA
¡Cuán difícil es mantener la calma frente a la provoca
ción o al insulto! ¡Cuánto cuesta dominar la reacción co-
INVASORES DEL ALMA
lérica! Sí, es muy fácil ser invadidos por la ira y el enojo.
Como resultado, el espíritu se descontrola y la lengua
pierde la mesura. Y ese comportamiento desatinado abre
heridas dolorosas y ahuyenta la alegría. El sabio Salomón
escribió con acierto: "El que tarda en airarse es grande de
entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu enal
tece la necedad" (Proverbios 14:29).
La ira es una expresión del temperamento colérico y
sanguíneo. Media humanidad sufre los estragos de este
invasor implacable. Y dondequiera actúa, allí hay agresi
vidad, violencia y amenazas. Se trata de un desborde emo
cional tan patológico, que no se puede convivir con él. La
ira ha desatado guerras, sigue destruyendo hogares, y ma
ta cada día la alegría de miles de personas.
Por eso el rey David aconsejó: "Deja la ira, y desecha
el enojo" (Salmo 37:8). Y San Pablo dijo que el verdade
ro amor "no se irrita", es decir, no se aíra, no se enfurece,
porque es respetuoso y considerado. ¡Cuánto gana enton
ces en felicidad la persona que sabe controlarse por amor
a su prójimo! ¡Qué fuerza irresistible tiene el amor frater
nal! Genera paciencia y moderación, sujeta los impulsos
negativos, y produce armonía en la convivencia. Y lo que
es más, garantiza la alegría de la vida.
1. ¿Pierdes a veces el control sobre tus palabras
por causa de la ira?
2. ¿Recuerdas cuánto pesar te produjo la última
vez que te enfureciste?
3. ¿Sabes rechazar al invasor de la ira con la
fuerza de la paciencia y el amor?
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35. A pesar de todo... ,ALÉGRESE TU CORAZÓN!
DÉCIMO INVASOR: EL VICIO
Los malos hábitos de vida constituyen otro terrible in
vasor del alma. Deterioran el cuerpo, pero comienzan do
blegando el alma. Llegan a ejercer tanto dominio sobre su
víctima, que terminan por quitarle la alegría y hasta la vida
misma. ¿No conoces a más de un fumador que prefiere
morirse antes que abandonar el tabaco? ¿No has visto a al
gún drogadicto consumirse por causa de la droga maldita?
¡Cuánta miseria lleva el vicio a los hogares y a la socie
dad! Un amigo mío fue en lo pasado un alcohólico incorre
gible. Solía tomar varios litros de vino por día, a los cuales,
durante los fines de semana, les añadía uno o dos litros de
bebida blanca. Con frecuencia estaba ebrio y se volvía agre
sivo. Todavía conserva en su torso las cicatrices derivadas de
sus antiguas peleas. Era un pobre desdichado. Hasta que su
última pelea lo dejó casi muerto sobre el suelo.
¡Cuánto quisiera que conocieras hoya este amigo mío!
Hace años que ha dejado de beber. Y desde entonces es un
hombre nuevo, pacífico y feliz. Su historia concluye en el
capítulo 10 de esta obra. ¡Qué contraste entre su antigua
vida de tristeza y su actual alegría! Y lo mismo ocurre con
el ex fumador. He tenido el gusto de ayudar a miles de fu
madores para que dejaran su hábito tabáquico. ¡Qué ros
tro radiante el de esos triunfadores! Siempre hay alegría
en la victoria sobre el vicio.
y como existen el alcoholismo y el tabaquismo, tam
bién existen la drogadependencia, la lujuria, la adicción a
diversos juegos de azar y otros vicios que, en mayor o me
nor medida, esclavizan y arruinan la vida de sus víctimas.
¡Cuánta desgracia y miseria debe sufrir el vicioso! ¡Y cuán
to dolor ocasiona a su familia! Vencer el vicio y cultivar la
virtud: eso es gozar de una vida sana, próspera y feliz.
INVASORES DEL ALMA
1. ¿Tienes algún vicio? ¿Has notado cuánto domi
na tu vida?
2. ¿Has intentado abandonar tu vicio, o te some
tes dócilmente a ély a sus penosos resultados?
3. Si has vencido algún malhábito en tu vida, ¿no
te sientes alegre y triunfador por ello?
En síntesis...
Apenas hemos considerado diez de los "invasores" más
comunes. ¡Existen tantos otros!... Yen todos los casos se
trata de enemigos aborrecibles, por más sutil y solapada
que sea su acción destructiva. No dejan vivir en paz, y ro
ban la alegría del corazón. Repasemos estos invasores de
la vida y sus negras consecuencias.
1. El egoísmo, como rancio caldo de cultivo
donde se gestan todas las miserias humanas.
2. El orgullo, el necio engreimiento del corazón
que siempre termina en triste derrota.
3. La envidia, que sufre con el éxito ajeno y
pierde el tiempo profiriendo calumnias ve
nenosas.
4. El pesimismo, que vuelve negativo el pensa
miento y estanca la voluntad para todo.
5. La disconformidad, el repudiable invasor del
alma que torna quejosa a la gente, yamarga
da en lugar de agradecida.
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36. A pesar de todo... ¡ALÉGRESE TU CORAZÓN'
6. La ansiedad, esa intranquilidad interior que
crea preocupación y desgasta inútilmente la
vida.
7. El temor, el enemigo que irrumpe y se insta
la, para crear cobardía y robar la alegría.
8. El desaliento, que debilita el espíritu, y lo en
ferma de penosa melancolía.
9. La ira, el arrebato descontrolado que pierde
la calma frente a la menor contrariedad.
10. El vicio, que esclaviza y degrada, hasta con
sumir la vida de su víctima.
Éstos y muchos otros "invasores" igualmente peligro
sos, destruyen la felicidad y devoran la salud. Son la rui
na del alma. Evitarlos y vencerlos, debería ser la consigna
de toda persona espiritualmente madura.
y ahora, concéntrate en las siguientes palabras de la
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), que señalan indi
rectamente un camino de alegría:
¿CUÁLES...
El día más bello? Hoy.
El obstáculo más grande? El miedo.
El mayor error? Abandonarse.
La raíz de todos los males? El egoísmo.
La distracción más bella? El trabajo.
La peor derrota? El desaliento.
La primera necesidad? Comunicarse.
~-----1P¡
INVASORES DEL ALMA
11.!"
Lo que más hace feliz? Ser útiles a los demds. ,1r11,1
El peor defecto? El mal humor.
El sentimiento más ruin? El rencor. Ir
El regalo más hermoso? El perdón.
La sensación más grata? La paz interior.
El resguardo más eficaz? La sonrisa.
El mejor remedio? El optimismo.
La mayor satisfacción? El deber cumplido.
11
La fuerza más potente del mundo? Lafe·
La cosa más preciosa de todas? ¡EL AMOR!
¡il
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I
1
1
111
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37. Capítulo 5
INGREDIENTES
DE LA ALEGRÍA
Los mejores alimentos requieren
buenos ingredientes. Así también,
la genuina alegría de la vida
demanda ingredientes saludables:
simples y sencillos, pero efectivos.
Después de un día de escasa venta en el mercado, un
pescador regresaba cansado a su casa. Cargaba de
vuelta una buena parte de su mercadería. Y en el trayec
to, a la caída de la noche fue sorprendido por una tor
menta tan furiosa, que debió buscar refugio en la casa de
un amigo floricultor que vivía a la vera del camino.
El floricultor le ofreció entonces al pescador lugar pa
ra pasar la noche, y lo hospedó en la habitación que daba
hacia el jardín. Allí, curiosamente, la fragancia de las flo
res era tan diferente del aroma al cual el pescador estaba
acostumbrado, que no podía conciliar el sueño. Hasta
que finalmente el hombre se levantó, tomó su canasta de
pescados, la roció con bastante agua para que diera más
olor, y la colocó junto a la cabecera de la cama. Un ins
tante después estaba profundamente dormido. Le había
resultado más favorable el fuerte olor a pescado que el de
licado perfume de las flores.
y lo que le ocurrió a este hombre en esa ocasión parti
cular, a menudo nos sucede a todos dentro de nuestro
ambiente habitual. Nos parece que sólo en esa atmósfera
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