Fernando VII derogó la Ley Sálica para que su hija Isabel II pudiera gobernar después de su muerte, pero los absolutistas apoyaron a su hermano Carlos en su lugar, lo que dio lugar a una guerra civil. Isabel II gobernó bajo la regencia de su madre María Cristina y el general Espartero hasta alcanzar la mayoría de edad, pero su reinado terminó en 1868.