SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 4
MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO
                      El corazón perdido


    Yendo una tardecita de paseo por las CALLESde la ciudad, vi en
el suelo un objeto rojo; me bajé: era un sangriento y vivo corazón
que recogí cuidadosamente. «Debe de habérsele perdido a alguna
mujer», pensé al observar la blancura y delicadeza de la tierna
víscera, que, al contacto de mis dedos, palpitaba como si estuviese
dentro del pecho de su dueño. Lo envolví con esmero dentro de
un blanco paño, lo abrigué, lo escondí bajo mi ropa, y me dediqué
a averiguar quién era la mujer que había perdido el corazón en la
calle. Para indagar mejor, adquirí unos maravillosos anteojos que
permitían ver, al través del corpiño, de la ropa interior, de la carne
y de las costillas -como por esos relicarios que son el busto de una
santa y tienen en el pecho una ventanita de cristal-, el lugar que
ocupa el corazón.

    Apenas me hube calado mis anteojos mágicos, miré
ansiosamente a la primera mujer que pasaba, y ¡oh asombro!, la
mujer no tenía corazón. Ella debía de ser, sin duda, la propietaria
de mi hallazgo. Lo raro fue que, al decirle yo cómo había
encontrado su corazón y lo conservaba a sus órdenes de si gustaba
recogerlo, la mujer, indignada, juró y perjuró que no había
perdido cosa alguna; que su corazón estaba donde solía y que lo
sentía perfectamente pulsar, recibir y expeler la sangre. En vista
de la terquedad de la mujer, la dejé y me volví hacia otra, joven,
linda, seductora, alegre. ¡Dios santo! En su blanco pecho vi la
misma oquedad, el mismo agujero rosado, sin nada allá dentro,
nada, nada. ¡Tampoco ésta tenía corazón! Y cuando le ofrecí
respetuosamente el que yo llevaba guardadito, menos aún lo quiso
admitir, alegando que era ofenderla de un modo grave suponer
que, o le faltaba el corazón, o era tan descuidada que había podido
perderlo así en la vía pública sin que lo advirtiese.

    Y pasaron centenares de mujeres, viejas y mozas, lindas y
feas, morenas y pelirrubias, melancólicas y vivarachas; y a todas
les eché los anteojos, y en todas noté que del corazón sólo tenían

MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION
1-A TM
MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO
el sitio, pero que el órgano, o no había existido nunca, o se había
perdido tiempo atrás. Y todas, todas sin excepción alguna, al
querer yo devolverles el corazón de que carecían, negábanse a
aceptarlo, ya porque creían tenerlo, ya porque sin él se
encontraban divinamente, ya porque se juzgaban injuriadas por la
oferta, ya porque no se atrevían a arrostrar el peligro de poseer un
corazón. Iba desesperando de restituir a un pecho de mujer el
pobre corazón abandonado, cuando, por casualidad, con ayuda de
mis prodigiosos lentes, acerté a ver que pasaba por la calle una
niña pálida, y en su pecho, ¡por fin!, distinguí un corazón, un
verdadero corazón de carne, que saltaba, latía y sentía. No sé por
qué -pues reconozco que era un absurdo brindar corazón a quien
lo tenía tan vivo y tan despierto- se me ocurrió hacer la prueba de
presentarle el que habían desechado todas, y he aquí que la niña,
en vez de rechazarme como las demás, abrió el seno y recibió el
corazón que yo, en mi fatiga, iba a dejar otra vez caído sobre los
guijarros.

    Enriquecida con dos corazones, la niña pálida se puso mucho
más pálida aún: las emociones, por insignificantes que fuesen, la
estremecían hasta la médula; los afectos vibraban en ella con
cruel intensidad; la amistad, la compasión, la tristeza, la alegría, el
amor, los celos, todo era en ella profundo y terrible; y la muy
necia, en vez de resolverse a suprimir uno de sus dos corazones, o
los dos a un tiempo, diríase que se complacía en vivir doble vida
espiritual, queriendo, gozando y sufriendo por duplicado,
sumando impresiones de esas que bastan para extinguir la vida.
La criatura era como vela encendida por los dos cabos, que se
consume en breves instantes. Y, en efecto, se consumió. Tendida
en su lecho de muerte, lívida y tan demacrada y delgada que
parecía un pajarillo, vinieron los médicos y aseguraron que lo que
la arrebataba de este mundo era la rotura de un aneurisma.
Ninguno (¡son tan torpes!) supo adivinar la verdad: ninguno
comprendió que la niña se había muerto por cometer la
imprudencia de dar asilo en su pecho a un corazón perdido en la
calle.


MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION
1-A TM
MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO
                     El corazón perdido


    Yendo una tarde de paseo por las vías de la capital, vi en el
suelo un objeto rojo; me bajé: era un ensangrentado y vivo
corazón que acopié curiosamente. «Debe de habérsele perdido a
alguna dama», pensé al prestar atención la blancura y finura de la
sensible víscera, que, al contacto de mis dedillos, latía como si
estuviese adentro del pecho de su amo. Lo encerré con cuidado
dentro de un claro tejido, lo cobijé, lo oculté bajo mi vestuario, y
me dediqué a investigar quién era la señora que había perdido el
corazón en la vía. Para investigar mejor, adquirí unos asombrosos
anteojos que permitían ver, al través del corpiño, de la ropa
interior, de la carne y de las costillas -como por esos relicarios
que son el busto de una santa y tienen en el pecho una ventanita
de cristal-, el lugar que ocupa el corazón.

    Apenas me hube calado mis anteojos mágicos, miré
ansiosamente a la primera mujer que pasaba, y ¡oh asombro!, la
mujer no tenía corazón. Ella debía de ser, sin duda, la propietaria
de mi hallazgo. Lo raro fue que, al decirle yo cómo había
encontrado su corazón y lo conservaba a sus órdenes de si gustaba
recogerlo, la mujer, indignada, juró y perjuró que no había
perdido cosa alguna; que su corazón estaba donde solía y que lo
sentía perfectamente pulsar, recibir y expeler la sangre. En vista
de la terquedad de la mujer, la dejé y me volví hacia otra, joven,
linda, seductora, alegre. ¡Dios santo! En su blanco pecho vi la
misma oquedad, el mismo agujero rosado, sin nada allá dentro,
nada, nada. ¡Tampoco ésta tenía corazón! Y cuando le ofrecí
respetuosamente el que yo llevaba guardadito, menos aún lo quiso
admitir, alegando que era ofenderla de un modo grave suponer
que, o le faltaba el corazón, o era tan descuidada que había podido
perderlo así en la vía pública sin que lo advirtiese.

    Y pasaron centenares de mujeres, viejas y mozas, lindas y
feas, morenas y pelirrubias, melancólicas y vivarachas; y a todas
les eché los anteojos, y en todas noté que del corazón sólo tenían

MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION
1-A TM
MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO
el sitio, pero que el órgano, o no había existido nunca, o se había
perdido tiempo atrás. Y todas, todas sin excepción alguna, al
querer yo devolverles el corazón de que carecían, negábanse a
aceptarlo, ya porque creían tenerlo, ya porque sin él se
encontraban perfectamente, ya porque se juzgaban injuriadas por
la oferta, ya porque no se atrevían a arrostrar el riesgo de poseer
un corazón. Iba desesperando de restituir a un pecho de mujer el
infortunado corazón abandonado, cuando, por casualidad, con
ayuda de mis prodigiosos lentes, acerté a ver que pasaba por la vía
una chiquilla empalidecida, y en su pecho, ¡por fin!, distinguí un
corazón, un auténtico corazón de carne, que saltaba, latía y sentía.
No sé por qué -pues reconozco que era un absurdo brindar
corazón a quien lo tenía tan vivo y tan despierto- se me ocurrió
hacer la prueba de presentarle el que habían desechado todas, y he
aquí que la niña, en vez de rechazarme como las demás, abrió el
seno y recibió el corazón que yo, en mi fatiga, iba a dejar otra vez
caído sobre los guijarros.

    Enriquecida con dos corazones, la niña pálida se puso mucho
más pálida aún: las emociones, por insignificantes que fuesen, la
estremecían hasta la médula; los afectos vibraban en ella con
cruel intensidad; la amistad, la compasión, la tristeza, la alegría, el
amor, los celos, todo era en ella profundo y terrible; y la muy
necia, en vez de resolverse a suprimir uno de sus dos corazones, o
los dos a un tiempo, diríase que se complacía en vivir doble vida
espiritual, queriendo, gozando y sufriendo por duplicado,
sumando impresiones de esas que bastan para extinguir la vida.
La criatura era como vela encendida por los dos cabos, que se
consume en breves instantes. Y, en efecto, se consumió. Tendida
en su lecho de muerte, lívida y tan demacrada y delgada que
parecía un pajarillo, vinieron los médicos y aseguraron que lo que
la arrebataba de este mundo era la rotura de un aneurisma.
Ninguno (¡son tan torpes!) supo adivinar la verdad: ninguno
comprendió que la niña se había muerto por cometer la
imprudencia de dar asilo en su pecho a un corazón perdido en la
calle.


MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION
1-A TM

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Relatos en busca de un productor 1
Relatos en busca de un productor 1Relatos en busca de un productor 1
Relatos en busca de un productor 1MBlacutt
 
1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de Navarrete
1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de Navarrete1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de Navarrete
1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de NavarreteJesús Fernández Ibáñez
 
Dante Alighieri - Divina Comédia
Dante Alighieri - Divina ComédiaDante Alighieri - Divina Comédia
Dante Alighieri - Divina ComédiaDiego Santos
 
Alighieri dante divina comedia
Alighieri dante   divina comediaAlighieri dante   divina comedia
Alighieri dante divina comediamonicagra
 
Almafuerte poesia completa
Almafuerte poesia completaAlmafuerte poesia completa
Almafuerte poesia completaJACOLONEL
 
Revelación de Cuchulainn
Revelación de CuchulainnRevelación de Cuchulainn
Revelación de CuchulainnCruella Devil
 
El suicidio de melibea (1)
El suicidio de melibea (1)El suicidio de melibea (1)
El suicidio de melibea (1)Amparomm10
 
18302625 antologia-poesia-religiosa
18302625 antologia-poesia-religiosa18302625 antologia-poesia-religiosa
18302625 antologia-poesia-religiosaenrique parada
 
Gibrán khalil Gibrán Los Secretos de Corazón
Gibrán khalil Gibrán   Los Secretos de CorazónGibrán khalil Gibrán   Los Secretos de Corazón
Gibrán khalil Gibrán Los Secretos de CorazónCuración Esotérica
 
Cambiaste Mi Luto En Danza
Cambiaste Mi Luto En DanzaCambiaste Mi Luto En Danza
Cambiaste Mi Luto En DanzaNombre Apellidos
 
Khalil gibran los secretos del corazón
Khalil gibran   los secretos del corazónKhalil gibran   los secretos del corazón
Khalil gibran los secretos del corazónLaura Pedroza
 

La actualidad más candente (17)

Relatos en busca de un productor 1
Relatos en busca de un productor 1Relatos en busca de un productor 1
Relatos en busca de un productor 1
 
Lugares de la Pasión
Lugares de la PasiónLugares de la Pasión
Lugares de la Pasión
 
Dante alighieri divina comedia
Dante alighieri   divina comediaDante alighieri   divina comedia
Dante alighieri divina comedia
 
1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de Navarrete
1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de Navarrete1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de Navarrete
1880. Poesías y Cuentos Morales de Juan María Sáenz de Navarrete
 
Divina comedia Dante Alighieri
Divina comedia   Dante AlighieriDivina comedia   Dante Alighieri
Divina comedia Dante Alighieri
 
Dante Alighieri - Divina Comédia
Dante Alighieri - Divina ComédiaDante Alighieri - Divina Comédia
Dante Alighieri - Divina Comédia
 
Alighieri dante divina comedia
Alighieri dante   divina comediaAlighieri dante   divina comedia
Alighieri dante divina comedia
 
Fausto
FaustoFausto
Fausto
 
Almafuerte poesia completa
Almafuerte poesia completaAlmafuerte poesia completa
Almafuerte poesia completa
 
Revelación de Cuchulainn
Revelación de CuchulainnRevelación de Cuchulainn
Revelación de Cuchulainn
 
El suicidio de melibea (1)
El suicidio de melibea (1)El suicidio de melibea (1)
El suicidio de melibea (1)
 
Decameron
DecameronDecameron
Decameron
 
18302625 antologia-poesia-religiosa
18302625 antologia-poesia-religiosa18302625 antologia-poesia-religiosa
18302625 antologia-poesia-religiosa
 
Sucesiones
SucesionesSucesiones
Sucesiones
 
Gibrán khalil Gibrán Los Secretos de Corazón
Gibrán khalil Gibrán   Los Secretos de CorazónGibrán khalil Gibrán   Los Secretos de Corazón
Gibrán khalil Gibrán Los Secretos de Corazón
 
Cambiaste Mi Luto En Danza
Cambiaste Mi Luto En DanzaCambiaste Mi Luto En Danza
Cambiaste Mi Luto En Danza
 
Khalil gibran los secretos del corazón
Khalil gibran   los secretos del corazónKhalil gibran   los secretos del corazón
Khalil gibran los secretos del corazón
 

Destacado

Destacado (20)

Importancia de la Creatividad
Importancia de la CreatividadImportancia de la Creatividad
Importancia de la Creatividad
 
P5 Infor
P5 InforP5 Infor
P5 Infor
 
sandra
sandrasandra
sandra
 
Problemas de aprendizaje
Problemas  de aprendizajeProblemas  de aprendizaje
Problemas de aprendizaje
 
Power Pptfisica Final
Power Pptfisica FinalPower Pptfisica Final
Power Pptfisica Final
 
Presentacion Broadcast Mena
Presentacion Broadcast MenaPresentacion Broadcast Mena
Presentacion Broadcast Mena
 
cedi
cedicedi
cedi
 
Expo Issuu Y Google Docs[1][1]
Expo Issuu Y Google Docs[1][1]Expo Issuu Y Google Docs[1][1]
Expo Issuu Y Google Docs[1][1]
 
Los Animales
Los AnimalesLos Animales
Los Animales
 
Cosas Que Debes Hacer En Tu Cargo
Cosas Que Debes Hacer En Tu CargoCosas Que Debes Hacer En Tu Cargo
Cosas Que Debes Hacer En Tu Cargo
 
Circuito Yerbatero
Circuito YerbateroCircuito Yerbatero
Circuito Yerbatero
 
Actividades
ActividadesActividades
Actividades
 
ASM Project
ASM ProjectASM Project
ASM Project
 
2º Rallysprint De Tierra De Santillana Del Mar
2º Rallysprint De Tierra De Santillana Del Mar2º Rallysprint De Tierra De Santillana Del Mar
2º Rallysprint De Tierra De Santillana Del Mar
 
Barribook tv
Barribook tvBarribook tv
Barribook tv
 
IDA No Era
IDA No EraIDA No Era
IDA No Era
 
MóduloII TIC2.0
MóduloII TIC2.0MóduloII TIC2.0
MóduloII TIC2.0
 
2325normandia Ayer Y Hoypps
2325normandia Ayer Y Hoypps2325normandia Ayer Y Hoypps
2325normandia Ayer Y Hoypps
 
Copia de Examen y Diagnostico
Copia de Examen y DiagnosticoCopia de Examen y Diagnostico
Copia de Examen y Diagnostico
 
El Materialista Jg
El Materialista JgEl Materialista Jg
El Materialista Jg
 

Similar a actividad 9

He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...
He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...
He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...Xochz Mendoza Esquinca
 
Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-Kelita Vanegas
 
Las penas del joven werther
Las penas del joven wertherLas penas del joven werther
Las penas del joven wertherOrlando Castillo
 
Las Tres Montañas - Samael Aun Weor
Las Tres Montañas - Samael Aun WeorLas Tres Montañas - Samael Aun Weor
Las Tres Montañas - Samael Aun WeorMD-DA
 
Requiem por mi alma
Requiem por mi almaRequiem por mi alma
Requiem por mi almaLuis Bermer
 
AL OTRO LADO (1998) Yanitzia Canetti
AL OTRO LADO (1998) Yanitzia CanettiAL OTRO LADO (1998) Yanitzia Canetti
AL OTRO LADO (1998) Yanitzia CanettiJulioPollinoTamayo
 
A PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) Popular
A PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) PopularA PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) Popular
A PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) PopularJulioPollinoTamayo
 
El amor en la literatura (1)
El amor en la literatura (1)El amor en la literatura (1)
El amor en la literatura (1)Karina Pardo
 
las-desventuras-del-joven-werther
las-desventuras-del-joven-wertherlas-desventuras-del-joven-werther
las-desventuras-del-joven-wertherJuan García Durán
 
AL LORO (1987-1988) José Luis Coll
AL LORO (1987-1988) José Luis CollAL LORO (1987-1988) José Luis Coll
AL LORO (1987-1988) José Luis CollJulioPollinoTamayo
 
Rimbaud, arthur una temporada en el infierno
Rimbaud, arthur   una temporada en el infiernoRimbaud, arthur   una temporada en el infierno
Rimbaud, arthur una temporada en el infiernoKelita Vanegas
 
áNgeles caídos
áNgeles caídosáNgeles caídos
áNgeles caídosAdriaper
 
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353Gloria Osuna Velasco
 
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353Gloria Osuna Velasco
 
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVOMujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVOmich
 

Similar a actividad 9 (20)

La voragine
La voragineLa voragine
La voragine
 
He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...
He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...
He reunido con cautela todo lo que he podido acerca del sufrido werther y aqu...
 
Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-
 
LA UMA - PLAN LECTOR (1).pdf
LA UMA - PLAN LECTOR (1).pdfLA UMA - PLAN LECTOR (1).pdf
LA UMA - PLAN LECTOR (1).pdf
 
OURIKA (1821) Claire de Duras
OURIKA (1821) Claire de DurasOURIKA (1821) Claire de Duras
OURIKA (1821) Claire de Duras
 
Las penas del joven werther
Las penas del joven wertherLas penas del joven werther
Las penas del joven werther
 
Las Tres Montañas - Samael Aun Weor
Las Tres Montañas - Samael Aun WeorLas Tres Montañas - Samael Aun Weor
Las Tres Montañas - Samael Aun Weor
 
La cabellera
La cabelleraLa cabellera
La cabellera
 
La Cabellera
La CabelleraLa Cabellera
La Cabellera
 
Requiem por mi alma
Requiem por mi almaRequiem por mi alma
Requiem por mi alma
 
AL OTRO LADO (1998) Yanitzia Canetti
AL OTRO LADO (1998) Yanitzia CanettiAL OTRO LADO (1998) Yanitzia Canetti
AL OTRO LADO (1998) Yanitzia Canetti
 
A PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) Popular
A PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) PopularA PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) Popular
A PENAS NACE (1.000 cuartetas y jotillas) (Antología) Popular
 
El amor en la literatura (1)
El amor en la literatura (1)El amor en la literatura (1)
El amor en la literatura (1)
 
las-desventuras-del-joven-werther
las-desventuras-del-joven-wertherlas-desventuras-del-joven-werther
las-desventuras-del-joven-werther
 
AL LORO (1987-1988) José Luis Coll
AL LORO (1987-1988) José Luis CollAL LORO (1987-1988) José Luis Coll
AL LORO (1987-1988) José Luis Coll
 
Rimbaud, arthur una temporada en el infierno
Rimbaud, arthur   una temporada en el infiernoRimbaud, arthur   una temporada en el infierno
Rimbaud, arthur una temporada en el infierno
 
áNgeles caídos
áNgeles caídosáNgeles caídos
áNgeles caídos
 
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
 
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
Mujeres Libres Spanish Writers Women4353
 
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVOMujeres Libres -  Spanish writers women             REALIZADO POR: INÉS CALVO
Mujeres Libres - Spanish writers women REALIZADO POR: INÉS CALVO
 

Más de mariana elizabeth (20)

Linea 1
Linea 1Linea 1
Linea 1
 
Linea 1
Linea 1Linea 1
Linea 1
 
Memorama 4444444
Memorama 4444444Memorama 4444444
Memorama 4444444
 
ACTIVIDAD 12
ACTIVIDAD 12ACTIVIDAD 12
ACTIVIDAD 12
 
Mariana
MarianaMariana
Mariana
 
Software
SoftwareSoftware
Software
 
Software
SoftwareSoftware
Software
 
El Corazon
El CorazonEl Corazon
El Corazon
 
El Corazon
El CorazonEl Corazon
El Corazon
 
Revistas De La Prepa 12
Revistas De La Prepa 12Revistas De La Prepa 12
Revistas De La Prepa 12
 
Revistas De La Prepa 12
Revistas De La Prepa 12Revistas De La Prepa 12
Revistas De La Prepa 12
 
El Primer Beso[1]
El Primer Beso[1]El Primer Beso[1]
El Primer Beso[1]
 
ACTIVIDAD _ 7
ACTIVIDAD _ 7ACTIVIDAD _ 7
ACTIVIDAD _ 7
 
ACTIVIDAD 7
ACTIVIDAD 7ACTIVIDAD 7
ACTIVIDAD 7
 
Actividad 6
Actividad  6Actividad  6
Actividad 6
 
Actividad 6
Actividad  6Actividad  6
Actividad 6
 
Actividad 6
Actividad  6Actividad  6
Actividad 6
 
Actividad 6
Actividad  6Actividad  6
Actividad 6
 
Actividad 6
Actividad  6Actividad  6
Actividad 6
 
Act 5
Act 5Act 5
Act 5
 

actividad 9

  • 1. MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO El corazón perdido Yendo una tardecita de paseo por las CALLESde la ciudad, vi en el suelo un objeto rojo; me bajé: era un sangriento y vivo corazón que recogí cuidadosamente. «Debe de habérsele perdido a alguna mujer», pensé al observar la blancura y delicadeza de la tierna víscera, que, al contacto de mis dedos, palpitaba como si estuviese dentro del pecho de su dueño. Lo envolví con esmero dentro de un blanco paño, lo abrigué, lo escondí bajo mi ropa, y me dediqué a averiguar quién era la mujer que había perdido el corazón en la calle. Para indagar mejor, adquirí unos maravillosos anteojos que permitían ver, al través del corpiño, de la ropa interior, de la carne y de las costillas -como por esos relicarios que son el busto de una santa y tienen en el pecho una ventanita de cristal-, el lugar que ocupa el corazón. Apenas me hube calado mis anteojos mágicos, miré ansiosamente a la primera mujer que pasaba, y ¡oh asombro!, la mujer no tenía corazón. Ella debía de ser, sin duda, la propietaria de mi hallazgo. Lo raro fue que, al decirle yo cómo había encontrado su corazón y lo conservaba a sus órdenes de si gustaba recogerlo, la mujer, indignada, juró y perjuró que no había perdido cosa alguna; que su corazón estaba donde solía y que lo sentía perfectamente pulsar, recibir y expeler la sangre. En vista de la terquedad de la mujer, la dejé y me volví hacia otra, joven, linda, seductora, alegre. ¡Dios santo! En su blanco pecho vi la misma oquedad, el mismo agujero rosado, sin nada allá dentro, nada, nada. ¡Tampoco ésta tenía corazón! Y cuando le ofrecí respetuosamente el que yo llevaba guardadito, menos aún lo quiso admitir, alegando que era ofenderla de un modo grave suponer que, o le faltaba el corazón, o era tan descuidada que había podido perderlo así en la vía pública sin que lo advirtiese. Y pasaron centenares de mujeres, viejas y mozas, lindas y feas, morenas y pelirrubias, melancólicas y vivarachas; y a todas les eché los anteojos, y en todas noté que del corazón sólo tenían MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION 1-A TM
  • 2. MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO el sitio, pero que el órgano, o no había existido nunca, o se había perdido tiempo atrás. Y todas, todas sin excepción alguna, al querer yo devolverles el corazón de que carecían, negábanse a aceptarlo, ya porque creían tenerlo, ya porque sin él se encontraban divinamente, ya porque se juzgaban injuriadas por la oferta, ya porque no se atrevían a arrostrar el peligro de poseer un corazón. Iba desesperando de restituir a un pecho de mujer el pobre corazón abandonado, cuando, por casualidad, con ayuda de mis prodigiosos lentes, acerté a ver que pasaba por la calle una niña pálida, y en su pecho, ¡por fin!, distinguí un corazón, un verdadero corazón de carne, que saltaba, latía y sentía. No sé por qué -pues reconozco que era un absurdo brindar corazón a quien lo tenía tan vivo y tan despierto- se me ocurrió hacer la prueba de presentarle el que habían desechado todas, y he aquí que la niña, en vez de rechazarme como las demás, abrió el seno y recibió el corazón que yo, en mi fatiga, iba a dejar otra vez caído sobre los guijarros. Enriquecida con dos corazones, la niña pálida se puso mucho más pálida aún: las emociones, por insignificantes que fuesen, la estremecían hasta la médula; los afectos vibraban en ella con cruel intensidad; la amistad, la compasión, la tristeza, la alegría, el amor, los celos, todo era en ella profundo y terrible; y la muy necia, en vez de resolverse a suprimir uno de sus dos corazones, o los dos a un tiempo, diríase que se complacía en vivir doble vida espiritual, queriendo, gozando y sufriendo por duplicado, sumando impresiones de esas que bastan para extinguir la vida. La criatura era como vela encendida por los dos cabos, que se consume en breves instantes. Y, en efecto, se consumió. Tendida en su lecho de muerte, lívida y tan demacrada y delgada que parecía un pajarillo, vinieron los médicos y aseguraron que lo que la arrebataba de este mundo era la rotura de un aneurisma. Ninguno (¡son tan torpes!) supo adivinar la verdad: ninguno comprendió que la niña se había muerto por cometer la imprudencia de dar asilo en su pecho a un corazón perdido en la calle. MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION 1-A TM
  • 3. MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO El corazón perdido Yendo una tarde de paseo por las vías de la capital, vi en el suelo un objeto rojo; me bajé: era un ensangrentado y vivo corazón que acopié curiosamente. «Debe de habérsele perdido a alguna dama», pensé al prestar atención la blancura y finura de la sensible víscera, que, al contacto de mis dedillos, latía como si estuviese adentro del pecho de su amo. Lo encerré con cuidado dentro de un claro tejido, lo cobijé, lo oculté bajo mi vestuario, y me dediqué a investigar quién era la señora que había perdido el corazón en la vía. Para investigar mejor, adquirí unos asombrosos anteojos que permitían ver, al través del corpiño, de la ropa interior, de la carne y de las costillas -como por esos relicarios que son el busto de una santa y tienen en el pecho una ventanita de cristal-, el lugar que ocupa el corazón. Apenas me hube calado mis anteojos mágicos, miré ansiosamente a la primera mujer que pasaba, y ¡oh asombro!, la mujer no tenía corazón. Ella debía de ser, sin duda, la propietaria de mi hallazgo. Lo raro fue que, al decirle yo cómo había encontrado su corazón y lo conservaba a sus órdenes de si gustaba recogerlo, la mujer, indignada, juró y perjuró que no había perdido cosa alguna; que su corazón estaba donde solía y que lo sentía perfectamente pulsar, recibir y expeler la sangre. En vista de la terquedad de la mujer, la dejé y me volví hacia otra, joven, linda, seductora, alegre. ¡Dios santo! En su blanco pecho vi la misma oquedad, el mismo agujero rosado, sin nada allá dentro, nada, nada. ¡Tampoco ésta tenía corazón! Y cuando le ofrecí respetuosamente el que yo llevaba guardadito, menos aún lo quiso admitir, alegando que era ofenderla de un modo grave suponer que, o le faltaba el corazón, o era tan descuidada que había podido perderlo así en la vía pública sin que lo advirtiese. Y pasaron centenares de mujeres, viejas y mozas, lindas y feas, morenas y pelirrubias, melancólicas y vivarachas; y a todas les eché los anteojos, y en todas noté que del corazón sólo tenían MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION 1-A TM
  • 4. MARIANA ELIZABETH DAVALOS CAMACHO el sitio, pero que el órgano, o no había existido nunca, o se había perdido tiempo atrás. Y todas, todas sin excepción alguna, al querer yo devolverles el corazón de que carecían, negábanse a aceptarlo, ya porque creían tenerlo, ya porque sin él se encontraban perfectamente, ya porque se juzgaban injuriadas por la oferta, ya porque no se atrevían a arrostrar el riesgo de poseer un corazón. Iba desesperando de restituir a un pecho de mujer el infortunado corazón abandonado, cuando, por casualidad, con ayuda de mis prodigiosos lentes, acerté a ver que pasaba por la vía una chiquilla empalidecida, y en su pecho, ¡por fin!, distinguí un corazón, un auténtico corazón de carne, que saltaba, latía y sentía. No sé por qué -pues reconozco que era un absurdo brindar corazón a quien lo tenía tan vivo y tan despierto- se me ocurrió hacer la prueba de presentarle el que habían desechado todas, y he aquí que la niña, en vez de rechazarme como las demás, abrió el seno y recibió el corazón que yo, en mi fatiga, iba a dejar otra vez caído sobre los guijarros. Enriquecida con dos corazones, la niña pálida se puso mucho más pálida aún: las emociones, por insignificantes que fuesen, la estremecían hasta la médula; los afectos vibraban en ella con cruel intensidad; la amistad, la compasión, la tristeza, la alegría, el amor, los celos, todo era en ella profundo y terrible; y la muy necia, en vez de resolverse a suprimir uno de sus dos corazones, o los dos a un tiempo, diríase que se complacía en vivir doble vida espiritual, queriendo, gozando y sufriendo por duplicado, sumando impresiones de esas que bastan para extinguir la vida. La criatura era como vela encendida por los dos cabos, que se consume en breves instantes. Y, en efecto, se consumió. Tendida en su lecho de muerte, lívida y tan demacrada y delgada que parecía un pajarillo, vinieron los médicos y aseguraron que lo que la arrebataba de este mundo era la rotura de un aneurisma. Ninguno (¡son tan torpes!) supo adivinar la verdad: ninguno comprendió que la niña se había muerto por cometer la imprudencia de dar asilo en su pecho a un corazón perdido en la calle. MAT: TEGNOLOGIAS DE LA INFORMACION 1-A TM