El documento narra la experiencia de Magdalena durante el nacimiento de sus gemelos a través de una cesárea. Describe sus sentimientos de miedo e incertidumbre al separarse de su pareja antes de la operación, y su sensación de pérdida al despertar sin estar embarazada. También habla de sus dificultades iniciales para conectarse con los bebés y asumir su nuevo rol de madre, aunque con el apoyo recibido logra superar sus temores.
1. Revista Digital +Q9meses
ELENA THOMSEN
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Y ahora, ¿cómo se enciende la luz?
Hasta luego amor mío! Nos vemos en un rato preciosa mía! Te amo. Te amo
infinito...no voy a parar de pensar en ti!
Así, con estas palabras que quieren abrazar, se separa Angel de su mujer
con la que lleva 37 semanas, tres días y 17 horas imaginando cuatro
cuerpos unidos en el momento de parir a sus primeros hijos.
Pero no ha podido ser así y la impotencia guarda en sus cabezas
sentimientos para mas tarde...ahora toca salir de esta lo mejor posible.
En momentos similares a este nos pesan los abrazos no dados, las llamadas
no hechas, los te quieros aplazados para mas tarde...
Magdalena está nerviosa, su matrona la acompaña a quirófano mientras la
anima, la contiene. La noticia de estar caminando hacia su cesárea no esta
aun completa en su mente, duda entre si es un sueño agotador o su verdad
pura.
Y ahí están, despidiéndose, separándose...prometiendo amor eterno. Ahí
están, con los miedos abiertos en la bisagra que se mueve entre la vida y la
muerte...
La adrenalina, mezclada entre todo aquello que la ha rozado hoy la hizo
gritar en el último pujo, me muero!"
Desconocidos, un montón de gente que no ha visto antes. Entre las prisas
una enfermera dulce que la mira al fondo y sonríe con los ojos e inclina
ligeramente su cabeza....
“Ojalá pudiera volver a ver a esa mujer, me dice, ese segundo de paz no se
me olvida"
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2. Revista Digital +Q9meses
Se apaga la luz...hasta ahí llegan por el momento sus recuerdos, han
decidido dormirla. El anestesista la miro y le dijo..."Te voy a despertar en
seguida..." Cuando Magdalena abre los ojos ya no está embarazada.
Ahora sus hijos están lejos, su pareja está lejos, ella sigue con desconocidos.
Visitas, ruidos, movimiento y por fin silencio....la mirada perdida de
Magdalena nos delata la realidad, quien llega a la habitación es ya una
nueva mujer, una mujer nueva que busca a la que era.
A las 24 horas llegan unos sonidos de ruedas que saltan en los bordes de
algún tropiezo que debe haber en el suelo del pasillo de la planta del
hospital. Alguien dice en voz alta, los gemelos a la 19? Y así llegan, la mamá
hace un intento de incorporarse, pero no puede su cuerpo. Los mira de
lejos en sus ca jitas transparentes....y llora. Es el momento de irme para
dejar un gran espacio.
Pasan los días, Magdalena empujada por sus hormonas activa su traba jo
de madre. Una madre que tras cuatro días sin poder atender a sus hijos
siente sus pechos calientes y se enfrenta a dar de mamar, cambiar
pañales, calmar llantos...todo en plural y ocupando todo su tiempo. Quiere
hacerlo porque dice que se siente inútil, siente que no es madre.
En la intimidad, Magdalena confiesa hablando desde sus miedos: "Elena,
llévatelos, no quiero esta vida, me voy a ir, no puedo, no quiero, no se..."
Pero sus hormonas la hacen estar alerta, sigue conectada...todo está bien.
Y ahora, como se enciende la luz?
Magdalena ha podido, como la mayoría de las mujeres
campeonas que conozco, puede. Estamos juntas
sentadas casi en silencio, miramos al mar desde su
ventanal, aprendemos a aceptar, aprendemos a amar
lo que es, nos estamos despidiendo cada día un poco
mas de los miedos a tanto desconocido.
" Se que estoy mejor porque veo la diferencia
claramente en mi...ahora he empezado tras estas
semanas a disfrutar mientras los miro, a sentirlos míos
y quiero conocerlos".
“ Lo que más me hizo perderme no fue el llanto por no parir como yo quería,
me perdí cuando se apagó la luz y algo instintivo se durmió conmigo. Eso sí
que da miedo, preguntarte si quieres a tus hijos o no"
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