1. La conversión
He oído con toda claridad
cómo se lamentaba Efraín:
«Me has tratado con dureza,
como a un novillo sin
domar, pero he aprendido la
lección. Hazme volver y
volveré, pues tú eres mi
Dios, Señor». (Jr 31, 18)
2. La conversión
Derramaré sobre vosotros un
agua pura que os purificará:
de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he
de purificar; y os daré un
corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el
corazón de piedra, y os daré
un corazón de carne. (Ez 36,
25-26)
3. La conversión
Por eso te digo: sus
muchos pecados han
quedado perdonados,
porque ha amado
mucho, pero al que
poco se le perdona,
ama poco. (Lc 7, 47)
4. La conversión
Él le dijo: “Hijo, tú estás
siempre conmigo, y todo
lo mío es tuyo; pero era
preciso celebrar un
banquete y alegrarse,
porque este hermano tuyo
estaba muerto y ha
revivido; estaba perdido y
lo hemos encontrado”. (Lc
15, 31-32)
5. La conversión
Jesús le contestó: En
verdad, en verdad te
digo: El que no nazca
de agua y de Espíritu no
puede entrar en el reino
de Dios. Lo que nace de
la carne es carne, lo que
nace del Espíritu es
espíritu. (Jn 3, 5-6)
6. La conversión
Al oír esto, se les traspasó el
corazón, y preguntaron a
Pedro y a los demás
apóstoles: ¿Qué tenemos
que hacer, hermanos? Pedro
les contestó: Convertíos y
sea bautizado cada uno de
vosotros en el nombre de
Jesús, el Mesías, para
perdón de vuestros pecados,
y recibiréis el don del
Espíritu Santo. (Hch 2, 38-39)
7. La conversión
Por tanto, si alguno está
en Cristo es una criatura
nueva. Lo viejo ha
pasado, ha comenzado
lo nuevo. Todo procede
de Dios, que nos
reconcilió consigo por
medio de Cristo y nos
encargó el ministerio de
la reconciliación. (2 Cor
5, 17-18)
8. La conversión
Os exhorto, pues, hermanos, por
la misericordia de Dios, a que
presentéis vuestros cuerpos
como sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios; este es vuestro
culto espiritual. Y no os amoldéis
a este mundo, sino transformaos
por la renovación de la mente,
para que sepáis discernir cuál es
la voluntad de Dios, qué es lo
bueno, lo que le agrada, lo
perfecto. (Rom 12, 1-2)
9. La conversión
Yo, a cuantos amo,
reprendo y corrijo; ten,
pues, celo y conviértete.
Mira, estoy de pie a la
puerta y llamo. Si alguien
escucha mi voz y abre la
puerta, entraré en su
casa y cenaré con él y él
conmigo. (Ap 3, 19-20)