El documento resume las promesas bíblicas del Espíritu Santo que Dios haría con su pueblo. Estas incluyen darles un nuevo corazón e infundir en ellos un espíritu nuevo (Ez 11,19-20), escribir su ley en el interior de ellos (Jr 31,33), derramar su Espíritu sobre toda la humanidad (Jl 3,1), y enviarles el Espíritu Santo después de la ascensión de Jesús (Hch 1,4-5; Hch 1,8) para que fueran testigos hasta los confines
1. La promesa del Espíritu
Santo
Les daré otro corazón e
infundiré en ellos un espíritu
nuevo: les arrancaré el
corazón de piedra y les daré
un corazón de carne, para
que sigan mis preceptos y
cumplan mis leyes y las
pongan en práctica: ellos
serán mi pueblo y yo seré su
Dios. (Ez 11, 19-20)
2. La promesa del Espíritu
Santo
Ya llegan días —oráculo del
Señor— en que haré con la
casa de Israel y la casa de Judá
una alianza nueva. No será una
alianza como la que hice con
sus padres, cuando los tomé de
la mano para sacarlos de
Egipto, pues quebrantaron mi
alianza, aunque yo era su
Señor —oráculo del Señor—.
(Jr 31, 31-32)
3. La promesa del Espíritu
Santo
Esta será la alianza que haré
con ellos después de
aquellos días —oráculo del
Señor—: Pondré mi ley en
su interior y la escribiré en
sus corazones; yo seré su
Dios y ellos serán mi
pueblo. (Jr 31, 33)
4. La promesa del Espíritu
Santo
Después de todo esto, |
derramaré mi espíritu
sobre toda carne, |
vuestros hijos e hijas
profetizarán, | vuestros
ancianos tendrán sueños |
y vuestros jóvenes verán
visiones. (Jl 3, 1)
5. La promesa del Espíritu
Santo
Sin embargo, os digo la
verdad: os conviene que
yo me vaya; porque si no
me voy, no vendrá a
vosotros el Paráclito. En
cambio, si me voy, os lo
enviaré. (Jn 16, 7)
6. La promesa del Espíritu
Santo
Mirad, yo voy a enviar sobre
vosotros la promesa de mi
Padre; vosotros, por vuestra
parte, quedaos en la ciudad
hasta que os revistáis de la
fuerza que viene de lo alto».
(Lc 24, 49)
7. La promesa del Espíritu
Santo
Una vez que comían juntos,
les ordenó que no se alejaran
de Jerusalén, sino «aguardad
que se cumpla la promesa del
Padre, de la que me habéis
oído hablar, porque Juan
bautizó con agua, pero
vosotros seréis bautizados con
Espíritu Santo dentro de no
muchos días». (Hch 1, 4-5)
8. La promesa del Espíritu
Santo
…recibiréis la fuerza
del Espíritu Santo que
va a venir sobre
vosotros y seréis mis
testigos en Jerusalén, en
toda Judea y Samaría y
hasta el confín de la
tierra». (Hch 1, 8)
9. La promesa del
Espíritu Santo…Al cumplirse el día de
Pentecostés, estaban todos juntos
en el mismo lugar. De repente, se
produjo desde el cielo un
estruendo, como de viento que
soplaba fuertemente, y llenó toda la
casa donde se encontraban
sentados. Vieron aparecer unas
lenguas, como llamaradas, que se
dividían, posándose encima de
cada uno de ellos. Se llenaron
todos de Espíritu Santo y
empezaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les
concedía manifestarse. (Hch 2, 1-4)
10. La promesa del
Espíritu SantoPedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado
cada uno de vosotros en el
nombre de Jesús, el Mesías,
para perdón de vuestros
pecados, y recibiréis el don
del Espíritu Santo. Porque la
promesa vale para vosotros y
para vuestros hijos, y para los
que están lejos, para cuantos
llamare a sí el Señor Dios
nuestro». (Hch 2, 38-39)
11. La promesa del
Espíritu SantoPero vosotros no estáis en
la carne, sino en el
Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios habita en
vosotros; en cambio, si
alguien no posee el
Espíritu de Cristo no es de
Cristo. Pero si Cristo está
en vosotros, el cuerpo está
muerto por el pecado, pero
el espíritu vive por la
justicia. (Rm 8, 9-10)
12. La promesa del
Espíritu Santo
Y si el Espíritu del que
resucitó a Jesús de entre
los muertos habita en
vosotros, el que resucitó
de entre los muertos a
Cristo Jesús también dará
vida a vuestros cuerpos
mortales, por el mismo
Espíritu que habita en
vosotros. (Rm 8, 11)
13. La promesa del
Espíritu SantoEn cambio, el fruto del
Espíritu es: amor, alegría,
paz, paciencia, afabilidad,
bondad, lealtad, modestia,
dominio de sí. Contra
estas cosas no hay ley. Y
los que son de Cristo Jesús
han crucificado la carne
con las pasiones y los
deseos. Si vivimos por el
Espíritu, marchemos tras
el Espíritu. (Gal 5, 17-25)