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RETORNANDO A LAS SAGRADAS ESCRITURAS, IDENTIFICANDO LOS
ERRORES MÁS COMUNES, IMPARTIENDO PRECISIONES BÍBLICAS
A. Prólogo: Inerrancia verbal y plenaria de La Palabra de Dios, la Santa
Biblia.
B. Temario:
1. Viejo Pacto - Nuevo Pacto
2. Ayuno y Penitencia
3. Dones Espirituales y Actuales
4. Gracia y Misericordia
5. Ley y Espíritu
6. Maldiciones Generacionales
7. Mujeres y Varones en la Iglesia
8. Obispos, Pastores y Ancianos
9. Obras y Fe
10.Oración y Poder
11.Perseverancia Final
12.Prosperidad y Salud
13.Salvación Eterna y Condenación
14.Sanidad Interior y Regresión
15.Talentos Naturales y Responsabilidades
16.Cena del Señor, Bautismo y Membresía
17. Ofrendas y Diezmos
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18.Unción con aceite e Imposición de manos
19.Unidad de la Iglesia
C. Epílogo: La Exclusividad de Jehová - Jesús.
A. Prólogo: Inerrancia verbal y plenaria de La Palabra de Dios, la Santa
Biblia. Por inerrancia se entiende que los sesenta y seis libros inspirados
divinamente -que componen el Canon bíblico- no contienen errores
históricos, geográficos, orográficos, hidrográficos, matemáticos,
gramaticales, conceptuales, doctrinales, ni ningún otro error, en sus escritos
autógrafos. Por verbal se entiende que no solamente los conceptos o ideas,
sino también las palabras mismas contenidas en Las Sagradas Escrituras son
todas ellas inspiradas por Dios. Por plenaria se entiende que no solamente
una parte o partes de ella, sino la totalidad de los sesenta y seis libros que
componen el Canon bíblico son inspirados divinamente.
B. Temario:
1. Viejo Pacto - Nuevo Pacto. Debemos distinguir entre Antiguo
Testamento- Nuevo Testamento y Viejo Pacto- Nuevo Pacto. El
Antiguo Testamento es aquella parte de Las Escrituras (39 libros) que
describe mayormente el significado y los postulados del Viejo Pacto.
El Nuevo Testamento es aquella parte de La Sagrada Escritura (27
libros) que desarrolla y explica mayormente el significado y los
postulados del Nuevo Pacto. El Viejo Pacto ya no rige más; pero todo
el Antiguo Testamento (al igual que todo el Nuevo Testamento) es
inspirado por Dios, es Palabra de Dios, y es “útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
3
(2º Timoteo 3.16). No podemos ni debemos desechar el Antiguo
Testamento, porque éste contiene mayormente los postulados del
Viejo Pacto. Utilizamos la expresión ‘mayormente’ en ambos
Testamentos, porque los dos comentan y analizan ambos Pactos,
aunque mayormente se abocan a desarrollar el Pacto que les compete.
Sin embargo, una vez entendido esto, debemos entender lo siguiente:
si La Escritura dice Viejo Pacto, “lo que se da por viejo y se envejece,
está próximo a desaparecer”. (Hebreos 8.13b).
Y también, “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero”.
(Hebreos 8.13ª). Algunos creen que el Nuevo Pacto es un desarrollo
mayor del Viejo Pacto, al cual se le han quitado algunas exigencias y
reemplazado por otras más atractivas, más actuales, más dinámicas.
También suponen que el Viejo Pacto adolecía de muchos defectos y
luego fue reemplazado por un Nuevo Pacto perfeccionado. Nada más
lejos de la verdad: ambos Pactos son perfectos; nosotros somos los
imperfectos y pecadores, que no hemos podido cumplir la Ley del
Viejo Pacto (Juan 7.19). Por eso es que Jesucristo vino a esta tierra no
solamente para morir en la Cruz del Calvario sino, primeramente, para
cumplir la Ley del Viejo Pacto, satisfaciendo las exigencias de un Dios
Santo y Justo. Seguidamente, Aquel que en todo cumplió la Ley y que
nunca pecó, murió por aquellos, en lugar de aquellos, a favor de
aquellos -nosotros- que nunca hemos podido cumplir las exigencias
justas de un Dios santo. Él pagó la enorme deuda que teníamos para
con Dios Padre. Así que, ahora, Dios está satisfecho; Su Ley ha sido
cumplida, ahora hay un Nuevo Pacto. El primero estaba escrito en
tablas de piedra; el Nuevo Pacto está escrito en nuestro corazón, el
cual primeramente ha sido transformado para recibir la Gracia de Dios
por el conocimiento del Evangelio del Reino de Dios. (Jeremías 31.31).
Tengamos en cuenta que tanto el Viejo Pacto como también el Nuevo
Pacto fueron dados originalmente para la casa de Israel y para la casa
de Judá. Gracias a que ellos rechazaron al Mesías Jesús, nosotros
hemos sido favorecidos con la Bendición del Evangelio, e injertados en
4
el buen olivo de Israel. (Romanos 11.11-24). Nosotros éramos un
simple olivo silvestre; así que, nos hemos humillado al ser injertados
en el buen olivo; a su vez, los judíos que han creído y confiado en el
Mesías Jesús se han humillado, al compartir la Bendición del Evangelio
con nosotros. ”Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para
tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la
sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e
inescrutables sus caminos!” (Romanos 11.32-33).
La diferencia entre Viejo Pacto y Nuevo Pacto es casi la misma que hay
entre el viejo freno de mano y el nuevo servo freno.
2. Ayuno y Penitencia. La primera vez que encontramos la expresión
Ayuno es en Jueces 20.26: “Entonces subieron todos los hijos de
Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se
sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la
noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová”.
Siempre está asociado con la tristeza, nunca con la alegría. Ayuno es la
abstención completa de alimentos dentro de un período determinado
o hasta obtener respuesta del Señor. Es dedicarse de lleno a la oración
y a inquirir en la presencia de Dios, muchas veces relacionado con
pecados propios o ajenos. Es humillarse delante de la presencia del
Señor. En el Antiguo Testamento casi todas las veces que se realiza
ayuno es debido a pecados propios o ajenos. (Como en Daniel 9.2-6 y
en Jonás 3.4-10). Es en el Nuevo Testamento donde el concepto
cambia para significar la búsqueda de la Voluntad de Dios, inquirir en
Su presencia y buscar Su dirección. (Ver Hechos 13.2-3). El ayuno es un
recurso práctico para dedicarse específicamente a la oración y buscar
la Voluntad de Dios, estando en profunda comunión con el Padre.
(Mateo 4.2). El ayuno no se realiza para obtener lo que queremos ni
para hacer méritos o sacrificios que ablanden o tuerzan las decisiones
de la soberana Voluntad de Dios (Lucas 18.11-12, Mateo 6.16-18). Las
últimas veces que encontramos esta expresión en La Biblia es en 2º
Corintios 6.5 y 11.27, en donde Pablo pareciera relacionar el ayuno con
5
las necesidades que había padecido en sus numerosos viajes
misioneros. No es lo mismo ayunar sabiendo que tenemos a mano una
cantidad de alimentos, que ayunar sabiendo que tenemos escasez de
los mismos. Penitencia es una expresión no bíblica; es decir, no la
hallamos en La Escritura; pero la mencionamos, porque es una
expresión común utilizada en la iglesia católica, de la cual la mayoría
de nosotros provenimos; y muchas veces ‘arrastramos’ términos y
prácticas que creemos son bíblicos, pero solamente provienen de
tradiciones y religiones que se han apartado de la Saludable
Enseñanza escritural. Según la Real Academia Española: “Penitencia.
(Del lat. paenitentĭa). f. 1.Dolor y arrepentimiento que se tiene de una
mala acción, o sentimiento de haber ejecutado algo que no se quisiera
haber hecho. 2. Sacramento en el cual, por la absolución del
sacerdote, se perdonan los pecados cometidos después del bautismo
a quien los confiesa con el dolor, propósito de la enmienda y demás
circunstancias debidas. 3. Virtud que consiste en el dolor de haber
pecado y el propósito de no pecar más. 4. Serie de ejercicios penosos
con que alguien procura la mortificación de sus pasiones y sentidos. 5.
Acto de mortificación interior o exterior. 6. Pena que impone el
confesor al penitente para satisfacción del pecado o para preservación
de él”. ¡Qué maravilloso es saber que, si confesamos nuestros pecados
a Dios, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos
de toda maldad! (1º Juan 1.9).
3. Dones Espirituales y Actuales. Debemos hacer la diferencia entre dos
palabras griegas distintas que son traducidas como iguales en nuestras
Biblias, lo cual dificulta su distinción y valoración. a) Doma-1390 o
Dádivas [Dómata] es lo que se menciona en Efesios 4.8; son los
beneficios o bendiciones que vienen como consecuencia de la Obra
Perfecta de Jesucristo en la Cruz del Calvario, gracias a la cual pudo
descender a las partes más bajas de la tierra y llevar cautiva a la
6
cautividad que estaba en el Seno de Abraham, subiendo con ellos a lo
alto, al mismo Paraíso. Por el hecho de haber conocido a Jesucristo
como nuestro Salvador Personal tenemos dádivas: perdón, seguridad,
vida eterna, esperanza, amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza. (Gálatas 5.22-23).
Otros pasajes bíblicos que utilizan la misma expresión griega: Mateo
7.11, Filipenses 4.17. b) Carisma-5486 o Gracias [Carísmata] es lo que
se menciona en Romanos 12.6; son las gracias que Dios nos confía en
‘comodato’ o en concesión, para Su Servicio.
Nuestros talentos naturales pueden ser útiles y necesarios para la Obra
de Dios; como ser, la habilidad en la construcción, en el dibujo, en la
traducción. Pero el Servicio para Dios es eminentemente [más alto,
elevado] espiritual; entonces, necesitamos dones espirituales. El ser
humano no los posee naturalmente. Dios nos los confía a nosotros que
somos Sus hijos, exclusivamente para Su Servicio. No son posesión
nuestra; nos los presta. La diferencia entre Doma y Carisma es que las
Dádivas se disfrutan; los Dones se ejercen. Otros pasajes bíblicos que
utilizan la misma expresión griega: Romanos 6.23 (la Vida Eterna no es
nuestra; proviene de Dios), 1º Corintios 1.7, 12.4, 1º Timoteo 4.14, 2º
Timoteo 1.6, 1º Pedro 4.10 (somos mayordomos administradores de la
multiforme Gracia de Dios).
Hay una tercera expresión bíblica, que es Doron-1434 o Presentes
[Dora]; como ser, Mateo 2.11, Mateo 5.23, Lucas 21.1.
7
En síntesis: Doma - 1390 Dones como Dádivas; Carisma - 5486 Dones
como Gracias; Doron -1434 Dones como Presentes. Como la Gracia de
Dios es multiforme, (1º Pedro 4.10) nunca podremos conocer la lista
completa de los Dones o Carismas que Dios nos confía bajo nuestra
responsabilidad para con ellas servir en Su Obra. Tenemos tres
listados que son -pareciera- deliberadamente incompletos, para que
no nos limitemos en nuestra mente y no limitemos a nuestros
hermanos y hermanas en su Servicio al Rey de Reyes y Señor de
Señores: Romanos 12.3-8 dispensados por Dios el Padre; Efesios 4.7-
16 dispensados por el Hijo; 1º Corintios 12.7-11 dispensados por el
Espíritu Santo. La clave o condición para conocer cuál o cuáles son
nuestros dones está en Romanos 12.1-2.
La confirmación de ello lo tenemos en 2º Corintios capítulo 8, versículo
5. [Hechos 9.36-39. Dorcas: ¿dones de caridad?].
4. Gracia y Misericordia. Muchas veces confundimos los términos,
incluso en las predicaciones, sermones, devocionales o enseñanzas.
Por la Gracia de Dios recibimos lo que no merecemos; por la
Misericordia de Dios no recibimos lo que merecemos.
Por la Gracia de Dios recibimos el Perdón, la Salvación, la Vida Eterna,
la entrada al Paraíso del Cielo, el privilegio de servirle, el Gozo, la Paz,
la Fe, la Esperanza… ¡tantas bendiciones! Por la Misericordia de Dios
no recibimos lo que merecemos: la Condenación Eterna, el Castigo
Eterno, el Lago de Fuego. Pero la Gracia de Dios abarca un concepto
mayor, ya que incluye los carismas. Para no complicarnos mucho, lo
explico con un ejemplo: una vez siendo adolescente le pregunté a un
anciano hermano, director del coro de una iglesia que nos visitaba,
qué es lo que lo había mantenido fiel al Señor a través de los años. Él
me respondió: -La Gracia de Dios. También La Escritura dice: “… de
Gracia recibisteis, dad de gracia”. (Mateo 10.7b). Y en Proverbios 3.3:
“Nunca se aparten de ti la Misericordia y la verdad”.
8
5. Ley y Espíritu. Es necesario explicar bien el significado de ambas
expresiones, relacionadas con el Viejo y Nuevo Pactos y con el
entendimiento del Antiguo y Nuevo Testamentos. Nunca debemos
aceptar que son términos ‘enemigos’ entre sí. Ambos términos son
correctísimos, buenos y santos. El problema reside en el ser humano
pecador, el cual se esfuerza por cumplir la Ley exigida por un Dios
Perfecto y Santo. Todo esto entra en el Plan de Dios, porque La
Palabra de Dios dice: “De manera que la Ley ha sido nuestro ayo, para
llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la Fe”.
(Gálatas 3.24). El ayo es la guardia, la persona encargada de cuidar
niños, hasta que estos sean grandes. Para entender mejor el concepto
podemos leer el pasaje completo en Gálatas 3.19-29.
Algunos enseñadores han armado una nueva doctrina utilizando con
picardía ambos términos, Ley y Espíritu. Afirman que antes, en el Viejo
Pacto, debíamos guiarnos por la Escritura, por la letra grabada en la
piedra y luego en pergaminos. Y ahora, ya no necesitamos Las
Sagradas Escrituras, ya que nos guiamos por el Espíritu. Para ello, se
basan equivocadamente en 2º Corintios 3.4-8: “Y tal confianza
tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes
por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino
que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un Nuevo Pacto, no de la Letra, sino del
Espíritu; porque la Letra mata, mas el Espíritu vivifica. Y si el
ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria,
tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de
Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu?”. Como
podemos ver, la Ley señala nuestras faltas, nos condena, nos mata,
ya que dice: “Porque cualquiera que guardare toda la Ley, pero
ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”. (Santiago 2.10).
9
“De manera que la Ley, a la verdad, es santa, y el Mandamiento santo,
justo y bueno. (Romanos 7.12).
Por eso, cuando la Escritura dice que “la Letra mata” se refiere a la
Ley, no a Las Sagradas Escrituras (AT y NT) que, siendo La Palabra de
Dios, nos describe, explica, desarrolla el significado y los postulados
tanto del Viejo como del Nuevo Pacto. Y cuando dice que el Espíritu
vivifica, no se refiere a que nuestra espiritualidad se contrapone con La
Biblia como la vida se contrapone a la muerte; sino que el Espíritu
Santo es quien opera en nosotros la Nueva Vida, el Nuevo Nacimiento.
(Juan 3.3-5). Hecha esta aclaración, reconocemos que hay muchas
personas que conocen Las Escrituras, conocen su contenido, su letra,
pero no tienen la Vida del Espíritu Santo.
Esto no se debe a que se basan en la Santa Biblia, sino a que nunca han
nacido de nuevo por el Espíritu Santo; las verdades bíblicas, las
verdades del Evangelio no han hecho mella en sus corazones; es decir,
no han causado efecto en sus vidas.
6. Maldiciones Generacionales. Hoy se habla mucho de Sanidad
Interior, Maldiciones Hereditarias o Generacionales y de Liberación o
Exorcismo. El pensamiento concluyente es que aquellos que han
experimentado el Nuevo Nacimiento por haberse convertido a Cristo,
aunque hayan sido perdonados por Dios y limpiados por la Sangre
preciosa que derramó Jesucristo en la Cruz del Calvario, aún necesitan
ser sanados interiormente, todavía necesitan que en sus vidas sean
cortadas o quitadas las maldiciones que cargan en su familia desde
tiempos inmemoriales; y que, aunque Jesucristo y el Espíritu Santo y el
Padre están en sus vidas, aún tienen que ser echados fuera unos
cuantos demonios. Esta enseñanza pone en segundo término o en
segundo lugar a la Obra Perfecta y Consumada de Jesucristo en la
10
Cruz del Calvario, desacredita el poder de la Sangre del Señor
Jesucristo derramada a favor de la humanidad y quita protagonismo y
realidad al hecho de la presencia del Señor por Su Santo Espíritu en los
corazones.
Un cristiano, un hijo de Dios, uno que ha sido salvado del pecado y de
la condenación, en el cual habita el Espíritu Santo y que ha
experimentado el Nuevo Nacimiento, ¿necesita que le quiten por
exorcismo supuestos demonios que aún habitan en su interior? ¿Será
que la Obra Completa, Perfecta y Consumada de Cristo en la Cruz aún
necesita ser completada, cortando las maldiciones familiares sufridas
de generación en generación?
¿Será cierto lo que dice La Palabra de Dios “De modo que, si alguno
está en Cristo, es una nueva persona, las cosas viejas pasaron; he aquí,
todas son hechas nuevas” (2º Corintios 5.17) o necesitamos que
alguien venga a hurgar en el basural de nuestra vida pasada,
haciéndonos recordar los viejos pecados ya perdonados y olvidados
por Dios, para pretender sanarnos interiormente lo que Dios ya sanó?
¿No será que estamos predicando mal el Evangelio? ¿Estaremos acaso
predicando un evangelio diluido, liviano, centrado en las emociones y
en los beneficios a recibir, en la prosperidad y sanidades físicas; en vez
de anunciar “… acerca del Arrepentimiento para con Dios, y de la Fe
en nuestro Señor Jesucristo”? (Hechos 20.21).
Con respecto al quiebre de maldiciones, sanidad interior y liberación,
nosotros predicamos El Evangelio del Reino de Dios; Jesucristo
reinando en las vidas. Decir 'Evangelio' solamente es decir 'Buenas
Noticias'. Pero, ¿buenas noticias referidas a qué? El Evangelio del
Reino de Dios. ¡Ahora sí tenemos la buena noticia completa! Las
Buenas Noticias de que Dios quiere Reinar en las vidas. Éste es el
11
Evangelio bíblico que nosotros predicamos. El evangelista pregunta:
"¿Quién quiere ir al Cielo? Levante su mano". Y muchos la levantan.
"¿Quién quiere ser feliz?" Y todos responden que sí. "¿Quiénes
quieren que Dios reine en sus vidas?" ¡Pocos quieren esto! "Muchos
son llamados, mas pocos escogidos" (Mateo 20.16). "No temáis
manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el
Reino". (Lucas 12.32). Cuando el Señor entra en el corazón hace
perfectos para siempre a los santificados y nunca más se acuerda de
nuestros pecados y transgresiones, porque los sepulta en lo profundo
del mar; de modo que, el que está en Cristo, es una nueva persona; las
cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. (Hebreos 10.14 -
Hebreos 8.12 - Hebreos 10.17 - Jeremías 33.8 - Miqueas 7.19 - 2º
Corintios 5.17).
Jesucristo no está llamando a la puerta de los corazones rogando
entrar; Él reclama lo que es suyo, por haberlo pagado con Su Sangre
Preciosa derramada en la Cruz. Cuando las personas abren la puerta
con el picaporte que solamente está en su interior Jesucristo entra con
valijas y todo; porque no viene como visita por un tiempo, viene como
nuevo Dueño para quedarse allí, en forma definitiva. Las hace
perfectas para siempre, les da vida eterna, no perecerán jamás, ni
nadie las arrebatará de Su Mano, ni ninguna otra cosa creada las
podrá separar del Amor de Dios; ahora son hijos de Dios, participantes
de Su naturaleza divina. (Hebreos 10.14, Juan 10.28, Romanos 8.39,
1º Juan 3.2, 2º Pedro 1.4). Un texto bíblico clave está en Gálatas 3.13-
14: “Cristo nos redimió de la Maldición de la Ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en un
madero), para que en Cristo Jesús la Bendición de Abraham alcanzase
a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la Promesa del
Espíritu”.
7. Mujeres y Varones en la Iglesia. Dios creó al varón y a la mujer no
solamente por la necesaria reproducción de la especie; porque el
12
Creador podría habernos creado con la capacidad de reproducirnos en
forma individual, sin la participación del cónyuge.
Evidentemente, hay un Plan divino, sabio, al haber creado solamente
dos sexos: mujer y varón. Nos necesitamos el uno al otro, no
solamente para la reproducción, sino a fin de cumplir cabalmente el
Plan de Dios para la Humanidad: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la
mujer, ni la mujer sin el varón”. (1º Corintios 11.11). Si Dios creó sólo
dos sexos bien diferenciados, la lógica nos indica que cada uno de los
dos sexos cumple una función propia de su género, masculino o
femenino. Por ejemplo, un varón no puede amamantar ni puede dar a
luz; es función o tarea propia de la mujer. Los problemas surgen
cuando se pierde la diferenciación sexual o cuando no se asumen las
responsabilidades propias que corresponden al varón o a la mujer.
Otra de las causas que originan problemas es cuando un sexo asume el
rol que corresponde al otro sexo, o cuando pretende realizar lo que no
es propio de su naturaleza. Muchas veces esto ocurre porque el varón
o la mujer no están conformes o contentos con el sexo que les ha
tocado representar o porque, si bien están conformes con el sexo que
tienen, no están satisfechos con la responsabilidad o tarea que les
corresponde asumir. Así, vemos a ‘pastoras’ en las congregaciones [no
me refiero a la misma expresión que ahora se utiliza para denominar a
la esposa del pastor], cuando Dios ha dispuesto que sea el varón quien
asuma la tarea de pastorear una congregación. Algunos creen
inocentemente que el varón está en la iglesia para predicar; y si no lo
hace, no se siente ‘realizado’. Hay mujeres que creen que su función en
la iglesia es cuidar de sus hijos en los cultos, y nada más. ¡Ojalá
hubieran más varones estudiantes de Las Escrituras y más mujeres
dispuestas a cuidar de los niños en los cultos, para que estos guarden
silencio! Pero Dios ha ordenado todas las cosas en Su Sabiduría. Sólo
resta acudir a las páginas de La Biblia, para conocer Su Voluntad al
respecto. No es posible desarrollar un ministerio eficaz en la Iglesia, si
primero no se desarrolla un ministerio eficaz en casa, en el hogar.
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Todo comienza con un examinarse a sí mismo, si estamos
verdaderamente en la Fe: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la
fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos,
que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2º
Corintios 13.5). Pasajes bíblicos que tratan sobre el rol de las mujeres y
sobre el rol de los varones: Mateo 19.4, Marcos 10.6, Romanos 7.2-3, 1º
Corintios 7.39, 1º Corintios 11.3, 1º Corintios 11.11-12, Gálatas 3.27-28,
Hechos 18.2-3, Hechos 18.24-26, 1º Corintios 7.10-13, 1º Corintios 11.5,
1º Corintios 11.34-35 [Del griego 1135-guné; gunaikes=esposas,
gunaiki=esposa; cuando dice vuestras mujeres, claramente expresa
que se refiere a sus esposas, mujeres casadas. De allí que en el v. 35
dice que pregunten en casa a sus maridos].
1º Timoteo 2.12 utiliza la misma expresión guné y se refiere a que la
esposa debe observar el mismo orden en la iglesia que en su propio
hogar, en donde el varón es cabeza en el hogar. En otras palabras, es
incorrecto que ella sea la pastora o la enseñadora y su esposo sea un
miembro más en la congregación, sin ocupar responsabilidad alguna,
como lamentablemente vemos en algunas congregaciones. Cada uno
y cada una deben ocupar su rol.
8. Obispos, Pastores y Ancianos. Por alguna razón que ignoramos, o
porque el ser humano tiende a ello, estas tres expresiones bíblicas que
corresponden a una misma responsabilidad, con el tiempo se tornaron
en tres categorías o rangos distintos en la Iglesia. A continuación, tres
pasajes bíblicos que mencionan estos términos. Obispos: 1º Timoteo
3.1-7, Pastores: Hebreos 13.17, Ancianos: Hechos 20.17-35. Los
términos anciano y obispo se intercambian en Tito 1.5-9. El obispo
[supervisor], llamado también anciano o pastor, oficial principal en la
iglesia local era llamado y puesto por el Espíritu Santo (Hechos 20.28),
reconocido por la misma congregación y confirmado por poseer las
cualidades descriptas en 1º Timoteo 3.1-7 y en Tito 1.6-9. Esto no
14
impide que haya otros hermanos en la iglesia local que perfilan para
ser en un futuro mediato obispos, pastores y ancianos y que, de hecho,
el pastor va encargándoles algunas tareas ocasionales o temporales,
siempre bajo su anuencia, supervisión y bajo sujeción. Hay también
hermanas ancianas que pastorean a las más jóvenes, enseñándoles
más específicamente y particularmente lo relacionado con sus roles
que cumplen como mujeres. (Tito 2.3-5).
9. Obras y Fe. Parece increíble que en las iglesias llamadas protestantes
o evangélicas tengamos que explicar, todavía, la diferencia entre obras
y fe, y el lugar que ocupan en el Evangelio del Reino de Dios.
Es indudable que no podemos dejar de relacionar estrechamente las
dos expresiones; ya que, si no hay obras, no hay fe; y si no hay fe, no
hay obras auténticas o de valor ante los ojos de Dios. (Santiago 2.14-
26).El asunto clave está en el lugar que ambas expresiones ocupan en
cuanto a la Salvación del alma. Dios dice claramente en Su Palabra
que la Salvación no es por las obras, a fin de que nadie se vanaglorie.
(Efesios 2.8-10). Aquí no se está refiriendo exclusivamente a las Obras
de la Ley, (Romanos 3.19-28), sino a todo tipo de obras que uno
pretenda realizar, a fin de ganar méritos o favor delante de Dios para
obtener la Salvación Eterna. (Romanos 4.16). Debemos entender que
la Salvación es una gracia de Dios; (Romanos 6.23) [Griego 5486-
Carisma. ‘La ración {o salario} del pecado es muerte… la gracia {o
concesión} de Dios es vida eterna”]. La Salvación no es nuestra,
pertenece a Dios: “y clamaban a gran voz, diciendo: La Salvación
pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”.
(Apocalipsis 7.10).En Jonás 2.9b leemos: “… la Salvación es de
Jehová”. En cuanto a las obras, dice La Palabra de Dios: “… todos
nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia…” (Isaías 64.6). No hay otro Nombre que Dios haya
dado a la Humanidad para que ésta sea salva; solamente Jesucristo
puede salvar; Él es el único Salvador; no hay otro medio de Salvación;
15
no hay otro Mediador. No hay nadie en la tierra ni en el Cielo que
pueda abrogarse el derecho de ser Mediador o Mediadora entre Dios y
los hombres. Así como hay un solo Dios, hay un solo Mediador entre
Dios y los hombres: Jesucristo Hombre. No existe ninguna otra
manera o forma de obtener la Salvación Eterna del Alma; no hay
méritos de parte del ser humano que encienda la más mínima llama de
esperanza para su Salvación. Si hubiera algo realmente bueno en el ser
humano, alguna parte de su corazón o de su vida que no estuviera
manchada por el pecado, si existiese la más pequeña llama de
santidad o bondad inherente en las personas, pues solamente habría
que avivar, animar esa pequeña llama, para que se encienda la Vida.
Pero no; el Señor nos dice en Su Santa Palabra que todos nos hemos
corrompido, a una nos hemos hecho inútiles; no hay quién haga lo
bueno verdaderamente; no hay quien busque a Dios con total
integridad. Todos nosotros -no solamente la ovejita- (Lucas 15.4,
Isaías 53.6) nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
propio camino. El pecado de todos nosotros Dios lo cargó en
Jesucristo; solamente Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario nos
limpia de todo pecado. Nada podemos agregarle a la Obra de
Redención en el Calvario. Jesucristo exclamó: -Consumado está. Es
decir, todo está hecho y terminado en cuanto al Plan de Salvación de
las Almas. Sin embargo, las obras son resultado y una consecuencia
natural de la fe verdadera: “… creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas”. (Efesios 2.10.). Como corolario: Juan 6.28-29.
10.Oración y Poder. Hay una corriente teológica, una nueva enseñanza,
que pretende otorgarle poder a la oración en sí misma, aparte del
Dador del Poder (Salmo 62.11 y 68.34). "Podremos mover montañas
cuando tengamos buena voluntad para creer que podemos; y no sólo
las montañas serán movidas, sino que el planeta entero será redimido
16
y reformado de acuerdo al Modelo de la Mente". [Un año con Emmet
Fox (extractos)]. La oración no es una fuente de Poder; la oración es el
medio para contactarnos con la Fuente del Poder, que es Dios mismo,
nuestro Creador. “… Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es
temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye”. (Juan 9.31). El Señor
Jesucristo nos reglamentó cómo orar: "Y todo lo que pidiereis al Padre
en mi Nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si
algo pidiereis en mi Nombre, Yo lo haré". (Juan 14.13-14) También leer
Juan 15.16 y 16.23. Lo que hace que la oración sea respondida -ya sea
con un sí, con un no o con un ‘espera’- es la que se eleva en el Nombre
del Señor Jesucristo. Dios no oye a los pecadores, pero oye la oración
elevada en el Nombre del Señor Jesús, como si Él mismo pidiera a Su
Padre. “Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre”. (1º Timoteo 2.5).
Debemos orar con Fe (Marcos 11.24 y Mateo 21.22), con un espíritu
perdonador (Marcos 11.25 y Lucas 11.4), con la intercesión del
Espíritu Santo (Romanos 8.26 y 1º Juan), en comunión con Dios (1º
Juan 3.19-22), conforme a Su Voluntad (1º Juan 5.14-15).
No 'manejamos' a Dios a través de la oración; no 'ordenamos' al
Cielo, que haga o responda a nuestros caprichos; no 'decretamos',
como si fuéramos legisladores oficiales del Paraíso; no 'declaramos',
como si presidiéramos el Poder Ejecutivo de las glorias celestiales.
Solamente oramos, pedimos, rogamos, tal cual lo expresa La Palabra
de Dios en 1º Timoteo 2.1, dando gracias anticipadas al Señor,
aceptando incondicionalmente Su Respuesta, ya sea un Sí, un No o
un Espera. El Predicador Cibernético, en su sermón titulado ‘Tú tienes
Autoridad y Poder’ desde Miami, EE.UU., dice: "Autoridad es un
derecho legal delegado para ejercer dominio y señorío. Dios le ha
dado a cada creyente un derecho legal para ejercer poder y autoridad
en Su Nombre. Poder es la habilidad divina para obrar cualquier cosa.
Él te ha dado Autoridad y Poder para ordenarle a esa circunstancia, a
ese problema, que se doblegue; que se solucione. Y lo único que debes
17
hacer es decretarlo en el Nombre de Jesús; simplemente, tú lo dices
en el Nombre de Jesús, y tú lo decretas usando lo que Dios te dio, que
es tu boca. Tu boca Dios te la dio para decretar, atar y desatar”.
“Esa situación temporal por la que estás pasando va a pasar tan pronto
como la ordenes, y ordenes a los Cielos y le ordenes a la Tierra en el
Nombre de Jesús. El mundo de las tinieblas tiene que oírte y
obedecerte, porque eres un hijo del Dios Todopoderoso, y eres
intocable". [https://shop.kumundi.com/predicas/].
11.Perseverancia Final. Hay un error común que se ha dado en todas las
épocas del cristianismo, por el cual se piensa que una persona podría
perder su Salvación. Muchos se basan en este texto bíblico: “Mas el
que persevere hasta el fin, este será salvo”. (Mateo 24.14). Hay otros
dos textos bíblicos similares: Mateo 10.22 y Marcos 13.13.
Pero es nuestro deber examinar los textos citados a la luz del resto de
Las Escrituras, para entender su verdadero significado. Dice en 2º Juan
1.9: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de
Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí
tiene al Padre y al Hijo”. El que persevera hasta el final demuestra que
es salvo y que, por lo tanto, tiene al Padre y al Hijo. Si no persevera
demuestra que, definitivamente, nunca ha tenido al Señor en su vida;
nunca ha sido verdaderamente salvo; probablemente, ha sido un
religioso más. En Hebreos 6.4-6 dice que es imposible que los que una
vez fueron iluminados y recayeron sean otra vez renovados para
arrepentimiento. Y describe cómo es ese corazón en los versículos 7 al
8: una tierra que produce espinos y abrojos, una tierra reprobada, cuyo
fin es el ser quemada en el infierno. Que no se refiere a los verdaderos
convertidos lo comprobamos en los siguientes cuatro versículos 9 al
12: “Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de
cosas mejores, y que pertenecen a la Salvación, aunque hablamos
así”. Prestemos atención que, no dice que una vez fueron convertidos
18
a Cristo, sino simplemente, ‘iluminados’. El hecho de que una persona
cambie y deje de ser borracha no es prueba de su conversión; muchos
hay que acuden a Alcohólicos Anónimos y abandonan la bebida; pero
no se rinden a los pies de Jesucristo.
Podríamos aprender de memoria la siguiente frase: Si afirmamos
haber sido salvados del fango del pecado, el hecho de permanecer
allí, demuestra que aún no lo hemos sido.
12.Prosperidad y Salud. ¡Cómo quisiéramos todos nosotros poder ser
prósperos, con suficiente dinero y llenos de salud! Este es un anhelo
legítimo. Solamente que Las Escrituras no prometen ni aseguran que,
por el hecho de entregar nuestras vidas al Señor, tengamos asegurado
el goce de ambas cosas. Y aunque torciéramos los pasajes bíblicos
para que digan o expresen lo que nosotros queramos, la realidad
misma golpea nuestros rostros con fuerza: no todos los cristianos son
prósperos, ni todos gozan de perfecta salud. Incluso aquellos que por
años han predicado ambas cosas como pretensión legítima para todo
creyente, han fallecido pobres y enfermos. Sus propios esposos o
esposas han fallecido de las más crueles enfermedades. Es evidente
que hay un error en la interpretación de aquellos pasajes bíblicos que
parecieran asegurar la Prosperidad y la Salud a todos los creyentes en
Cristo Jesús. En el Antiguo Testamento: Génesis 39.3: “… todo lo que
él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”. Tengamos en cuenta
que José era un esclavo; Dios bendecía su trabajo, para prosperidad de
su amo. Del mismo modo debemos entender el versículo 23 del mismo
capítulo. Salmos 1.3: “… y todo lo que hace prosperará”. Todo lo que
hace contará con la bendición, con el parabién del Señor. Aquí no está
hablando de riquezas materiales; ciertamente, una persona sencilla
que tiene un buen hogar, un cónyuge amoroso, hijos obedientes, y que
recibe el sustento necesario para su casa, es una persona próspera. En
el Salmo 128.2 y en Isaías 3.10 encontramos la misma idea: al piadoso
19
y al justo le irá bien. Malaquías 3.10: “… os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré bendición hasta que sobreabunde”. Nuevamente
encontramos el bien espiritual por sobre el materialism0 humano; el
creyente que da liberalmente para el Señor y Su Obra gozará de la
bendición del Señor.
Tengamos en cuenta que la prosperidad no es signo de la aprobación
del Señor sobre la vida de una persona; ya que también los malos
prosperan: “… No te alteres con motivo del que prospera en su
camino, por el hombre que hace maldades". (Salmos 37.7). En el
Nuevo Testamento: “"... yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma". No podemos
negar que la verdadera prosperidad es la que está en consonancia y
equilibrio con la vida espiritual. “Porque los que quieren enriquecerse
caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que
hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos
los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". (1º
Timoteo 6.9). Si uno quiere ser verdaderamente próspero según el
criterio divino, debe renunciar a su propósito de enriquecerse. “Así
que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. (1º
Timoteo 6.8).
Algunos opinan que un verdadero cristiano, lavado por la Sangre de
Jesucristo nunca puede estar enfermo, dado que “Ciertamente llevó Él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él herido fue
por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados".
(Isaías 53.4-5). Y pareciera confirmar esto el pasaje bíblico registrado
en Mateo 8.16-17: "Y cuando llegó la noche, trajeron a Él muchos
endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a
20
todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta
Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó
nuestras dolencias". Ciertamente, en la Persona de nuestro Señor se
cumplió literalmente esta profecía, que tiene dos aspectos proféticos:
el que tiene que ver con lo físico y el que tiene que ver con lo espiritual.
No hay dudas que la enfermedad espiritual afecta muchas veces al
cuerpo físico; y que, cuando el problema espiritual es solucionado,
muchas veces las personas experimentan una sanidad física.
Sin embargo, tenemos al apóstol Pablo, que decía: “Mirad con cuán
grandes letras os escribo de mi propia mano”. (Gálatas 6.11). Qué pena
que un hombre de fe como Pablo, que estuvo en el tercer Cielo no
conservara su buena vista como Moisés. (Deuteronomio 34.7). Incluso,
Pablo tuvo un aguijón en la carne; es decir, en su cuerpo físico; por lo
cual le rogó al Señor tres veces: "... me fue dado un aguijón en mi
carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al
Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi
poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me
gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el
poder de Cristo". (2º Corintios 12.7-9). Incluso, cuando escribe su
segunda Epístola a Timoteo, dice: "... a Trófimo dejé en Mileto,
enfermo". (2º Timoteo 4.20). Es interesante leer el consejo que le da a
Timoteo: "Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de
tu estómago y de tus frecuentes enfermedades". (1º Timoteo 5.23).
Entonces, no hay tal cosa como ‘promesa de salud perfecta para todos
los cristianos’. Dios puede realizar milagros de sanidad cuándo y cómo
Él quiera; y ciertamente, nuestra falta de fe, nuestra mundanalidad y
poca consagración al Señor, más allá de nuestros preconceptos y
prejuicios, hacen que muchas veces limitemos en nuestra mente y
corazón a nuestro amado Señor. Debiéramos orar por todos los
enfermos, sin esperar quedar bien delante de la gente y de los que nos
21
observan, que pudieran juzgar nuestra poca fe. Debemos orar como
nos enseñó a orar nuestro Señor: “Hágase tu Voluntad, como en el
Cielo, así también en la tierra”. (Mateo 6.10). "En lugar de lo cual
deberíais decir: Si el Señor quiere...". (Santiago 4.15).
13.Salvación Eterna y Condenación. Hay un concepto que se está
esparciendo por el mundo evangélico, el cual hace hincapié en los
beneficios aquí y ahora, menospreciando los beneficios eternos de la
Obra que Jesucristo realizó en la Cruz del Calvario en forma completa
y perfecta.
Tal es así, que un creyente escribe: “La Iglesia se ha preocupado con la
pregunta, ‘¿Qué pasa con el alma después de la muerte?’. ¡Como si la
razón de la venida de Jesús se resumiera así, que ‘Jesús busca llevar
más almas al Cielo, para que ellos no vayan al Infierno después que
mueran!’. Yo sí creo que una lectura clara de los Evangelios descarta
esta posibilidad”.
“Yo no creo que el Mensaje completo y la vida de Jesús pueden
resumirse con esta conclusión”. (Brian McLaren cited on PBS Special
on the Emerging Church (Religion and Ethics Weekly, 15 de Julio de
2005). No podemos menos que horrorizarnos ante estas palabras.
Jesucristo dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de
Dios". (Juan 3.16-18). Precisamente, el nudo del Evangelio es Salvación
Eterna o Condenación Eterna; no hay claroscuros en la proclama
evangélica. Tiene que ser una Salvación Eterna porque “Si en esta vida
22
solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de
conmiseración [compasión, lástima] de todos los hombres". (1º
Corintios 15.19).
Dios dice claramente en Su Palabra que, si no hay arrepentimiento
verdadero, no hay perdón; y éste, únicamente sobre la base del
Sacrificio Perfecto de Jesucristo en la Cruz. Así de simple. Dios no hará
ninguna excepción: ni uno solo entrará en el Cielo sin estar arrepentido
de veras y sin haber pasado por la Cruz. El arrepentimiento verdadero
conlleva un cambio de vida; si no hay cambio de vida, no hay
verdadero arrepentimiento. Así como se niega el carácter eterno o
trascendente del Evangelio del Reino de Dios, así también se procura
minimizar el aspecto tan claramente expuesto en La Palabra de Dios
sobre la Condenación Eterna.
En un reportaje televisivo realizado en vivo por Larry King a Joel
Osteen, se desarrolló la siguiente conversación:
King: ¿Qué si tu eres judío o musulmán, y no aceptas a Jesucristo del
todo? Osteen:”Tú sabes, yo tengo mucho cuidado en decir quién
puede o quién no puede ir al Cielo. Yo no sé...” King: Si tú crees que
tienes que creer en Cristo, ¿Ellos están equivocados, no es cierto?
Osteen: “Bueno, yo no sé si creo que ellos están equivocados. Yo creo
que aquí está lo que la Biblia enseña y esto es lo que creo acerca de la
fe cristiana”. Dice La Palabra de Dios en Mateo 25.46: "E irán éstos al
Castigo Eterno, y los justos a la Vida Eterna". Nuevamente, en otra
parte del reportaje: King: ¿Qué acerca de un ateo? Osteen: “Sabes
23
qué, yo voy a dejar que alguien... yo voy a dejar que Dios sea el Juez en
cuanto a quién va al Cielo o al Infierno. Yo sólo -nuevamente- yo
presento la verdad, y yo lo digo cada semana. Tú sabes, yo creo que es
una relación con Jesús. ¿Pero sabes qué? Yo no voy a andar por todos
lados diciendo a todos los demás, si ellos no quieren creer eso, qué es
lo que será su decisión. Dios tiene que ver tu propio corazón, y sólo
Dios sabe eso”. La Palabra de Dios ya se ha expedido sobre este tema:
"El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de
Dios". (Juan 3.18). La Condenación Eterna no es un estado de
destrucción del alma y del espíritu en el Lago de Fuego, en donde ya
no sufren porque han dejado de existir. La Santa Biblia dice
claramente: "Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el Lago de
Fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán
atormentados día y noche por los siglos de los siglos... y el que no se
halló inscrito en el Libro de la Vida fue lanzado al Lago de Fuego".
(Apocalipsis 20.10, 15).
14.Sanidad Interior y Regresión. Quienes han promovido y extendido
esta falsa enseñanza son los responsables del Gobierno de los Doce
con sus mal llamados Encuentro con Dios. Pero no son los únicos;
Horacio Latté Ministerios también enseña sobre la Sanidad Interior.
Cuando Jesucristo entra en el corazón, al menos hace tres cosas: 1.
Ilumina el corazón, porque Él es la Luz del mundo (Juan 8.12) y vemos
las cosas como Él las ve; nos creíamos un poco pecadores, pero ahora
vemos en su real dimensión la suciedad que hay en nuestro interior:
resentimientos, odio, sed de venganza, complejos de inferioridad,
complejos por defectos físicos, envidias, engaños, mentiras,
complejos de superioridad, racismo, orgullo, soberbia, altivez, odio a
los judíos, odio a los alemanes, odio a los norteamericanos, desprecio
a los negros, enemistades, confusión e indefinición sobre la identidad
24
sexual, apetencia de poder, tozudez, caprichos, necedad, deslealtad,
sensualidad, inmoralidad, fornicación, adulterio, lascivia, libertinaje,
desenfreno, pasiones desordenadas, juegos viciosos, blasfemias,
malas palabras, maledicencia, idolatría, hechicería, ocultismo,
espiritismo, amargura, malos recuerdos, depresión, angustia, miedos,
inseguridad, ataques de pánico, malos pensamientos, quejas,
descontentos, inconformidad, alcoholismo, borracheras, bromas
pesadas, chistes sucios, miradas obscenas, pornografía adulta e
infantil, violaciones sexuales, incesto, prostitución, desvergüenza,
lesbianismo, homosexualidad, sin afecto natural, falta de amor,
antipatía, insensibilidad ante el dolor ajeno, impaciencia, inconstancia,
pereza, robos, estafas, avaricia; y sigue la lista dictada por el Espíritu
Santo a la conciencia de la persona que ha sido iluminada con la
Presencia de Dios. Esta lista incluye tanto los pecados, como las
debilidades cuyo origen es el pecado. 2. Limpia el corazón, con Su
Sangre Preciosa que derramó en la Cruz por amor a toda la
humanidad, pasada, presente y futura; la cual se hace efectiva cuando
la persona deja entrar al Salvador. El Señor limpia el corazón de todo
pecado (1º Juan 1.7) y esto incluye toda Maldición Generacional
(Gálatas 3.13 -Éxodo 20.5), toda Enfermedad Interior (Isaías 53.4-5) y
toda atadura (Isaías 61.1).
Cuando Jesucristo entra como Señor y Salvador en el corazón, todos
los espíritus inmundos se van y no vuelven, porque nunca más
encontrarán la casa vacía (Mateo 12.43-45). No es necesario efectuar
liberación ni exorcismo, porque Jesucristo está dentro de esa vida,
como Señor y Salvador. En nuestra congregación creemos en la
vigencia actual de todos los dones del Espíritu Santo. Y practicamos la
liberación en determinados casos y únicamente en inconversos, para
que puedan escuchar y entender el Evangelio y tomar una decisión por
el Señor. Si no se deciden por Él, su postrer estado vendrá a ser peor
que el primero (Lucas 11.26). Nadie que haya escuchado el Mensaje del
Evangelio se marcha igual que como vino; así haya rendido su vida a
25
Cristo o no. En el caso de no haberse entregado a Jesucristo, el rechazo
empeora su condición anterior. 3. Ordena el corazón, pone en su lugar
cada aspecto de la vida; ordena, por así decirlo, los muebles del
corazón, poniendo cada cosa en su lugar, como Él quiere. Si alguien
viniera a tu casa a visitarte y dijera: -"No me agrada dónde has situado
la mesa; la pondré en otro lugar" tú reaccionarías con justa
indignación: -"Un momento, eres una visita; tú no eres el dueño de
esta casa". Pero cuando Jesucristo entra en el corazón pasa a ser el
Dueño de esa vida; debes entregarle todas las llaves de tu corazón, de
todas las habitaciones. Él no tiene que ocupar únicamente el hall de tu
corazón; tiene el derecho a tomar plena posesión de todas Sus
posesiones. Prestemos atención a que éste es el verdadero encuentro
con Dios; un Evangelio pleno y completo, El Evangelio del Reino de
Dios. ¿Qué ocurre con aquellos a los cuales el verdadero Evangelio no
les ha sido predicado? Pues, en la iglesia se les debe predicar
nuevamente, presentándoles El Evangelio del Reino de Dios;
Jesucristo ocupando todas las habitaciones del corazón y sentado en el
trono de sus vidas. Reproducir artificialmente la 'emoción' de Su
Presencia es un engaño; dura muy poco tiempo y tiene efectos
contraproducentes, causando mayor dureza del corazón al verdadero
llamado de Dios y cauterizando la conciencia.
Regresión es un intento de volver al pasado -al feto mismo-
pretendiendo ‘sanar’ las heridas producidas en algún momento desde
la concepción hasta hoy.
Se sabe de personas a las cuales se les ha practicado la regresión
hipnótica -sesión que está prohibida para aquellos que no son
profesionales en la materia- y los pacientes han quedado en una
regresión de la cual no pueden salir fácilmente; por ejemplo, personas
adultas juegan con muñecas. Cuando está en malas manos la regresión
es tan peligrosa como la medicina ejercida por quienes no son
médicos. En los llamados Encuentro con Dios quienes practican la
26
regresión muchas veces son personas que no tienen título profesional
ni habilitación para ejercer tal terapia.
15.Talentos Naturales y Responsabilidades. No debemos confundir los
talentos naturales con los Dones Espirituales. Los primeros, muchas
veces son innatos al nacer; otros talentos se logran por la buena
voluntad y el esfuerzo personal. Si un talento o la aptitud para el tal no
se practica ni se ejerce, puede estar ‘dormido’ en la persona. Si se pone
voluntad, esfuerzo, interés y práctica, los talentos pueden resultar en
una actividad o profesión destacada y útil a la sociedad. En nuestro
caso, debemos poner nuestras capacidades, talentos y aptitudes a los
pies de nuestro Salvador, para que Él, si es Su Voluntad y si Le place,
nos conceda el privilegio y la responsabilidad de utilizarlos, ejercitarlos
para beneficio en Su Obra. Hay aptitudes pecaminosas, habilidades
que el Señor nunca aceptará para Su Servicio. A veces, hay varios
talentos ‘repetidos’ en la iglesia local. En el Antiguo Testamento esto
se solucionaba sirviendo por turnos. "Así ellos y sus hijos eran porteros
por sus turnos a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del
tabernáculo". (1º Crónicas 9.23). "Y echaron suertes para servir por
turnos, entrando el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el
discípulo". (1º Crónicas 25.8). "Y David, con Sadoc de los hijos de
Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos
en el ministerio". (1º Crónicas 24.3). En el Nuevo Testamento hallamos
también un ordenamiento: “… hágase todo decentemente y con
orden”. (1º Corintios 14.40). “Si habla alguno en lengua extraña, sea
esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete”. (1º
Corintios 14.27). En cuanto a ser responsables con el ejercicio de los
talentos en la iglesia local, leemos en las páginas inspiradas: "En lo que
requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al
Señor". (Romanos 12.11). Algunos creen que cualquier talento puede
ser ejercido en la Obra de Dios y, en el otro extremo, otros piensan que
27
pueden servir al Señor cuando se les ocurre o cuando tienen ganas o
cuando ‘lo sienten’. Un cristiano lavado por la Sangre de Jesucristo,
que ama al Señor, que desea agradarle y que quiere comportarse con
responsabilidad en el Servicio a Dios, primeramente se pondrá en las
manos del Señor, como dice: "Pues doy testimonio de que con agrado
han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas,
pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio
de participar en este servicio para los santos. Y no como lo
esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al
Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios". (2º Corintios 8.3-5).
Otro ejemplo digno de ser imitado: "Damos siempre gracias a Dios por
todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones,
acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de
vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la
esperanza en nuestro Señor Jesucristo". (1º Tesalonicenses 1.2-3).
16.Cena del Señor, Bautismo y Membresía. La expresión correcta es
Cena del Señor (1º Corintios 11.20); el término ‘santa’ lo hemos
agregado nosotros, pero no es la expresión (‘santa’ Cena) la que
encontramos en Las Sagradas Escrituras. En rigor de verdad, en el
idioma original dice “Cena Señorial”. [kuriakon deipnon, señorial cena].
La verdad es que, desde el mismo momento que una persona se
entrega al Señor, ya es miembro de la Iglesia que el Señor ganó por Su
propia Sangre. (Hechos 20.28). Y no debiera pasar mucho tiempo
antes de ser bautizado. Claro es que, en la práctica, esperamos ver un
verdadero cambio en la vida del postulante al bautismo. Lo ideal sería
que, apenas se convierte, sea bautizado y miembro -lógicamente- de
la iglesia local. Somos conscientes de que no somos jueces de los
hermanos. El Juez es el Señor Jesucristo. Pero es el mismo Señor quien
puso a los pastores para que ellos velen por las almas de los miembros
de las congregaciones. Incluso, dice La Palabra de Dios que debemos
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sujetarnos a ellos. Por su parte, la responsabilidad de los pastores es
no enseñorearse de las congregaciones que están a su cuidado.
Es cierto que el Señor no condenó a la adúltera y que Felipe no anduvo
inquiriendo nada acerca de la vida del eunuco. Pero el mismo Señor
que dijo: “… no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo”,
(Juan 12.47), el mismo que le dijo a la adúltera que Él no la condenaba,
también le dijo: “NO PEQUES MÁS”. (Juan 8.11). Es decir, Jesucristo
no hizo 'la vista gorda', no estimuló a la mujer a continuar así como
estaba, no le dio autorización o licencia para seguir cometiendo
adulterio; al contrario, le ordenó que no continuase más en esa
situación. Al ex paralítico en Betesda le dijo: "... No peques más, para
que no te venga alguna cosa peor". (Juan 5.14). En cuanto a Felipe, fue
el mismo Espíritu Santo en una revelación que le dijo que fuera al
desierto; todavía La Palabra de Dios no había sido completada. Así
que, ¡ninguna pregunta necesitaba realizar Felipe, ya que el camino
había sido preparado por revelación divina! Ahora ya tenemos toda La
Palabra de Dios; y allí están todas las instrucciones acerca de cómo
debemos proceder en la iglesia del Señor.
Hace noventa años atrás -lo tengo consignado en una colección de
escritos de la época- no existía el problema que ahora hay respecto a
los juntados, rejuntados, recasados, divorciados, viviendo en adulterio
o en fornicación. La sociedad en general repudiaba estas situaciones;
los creyentes y aun la mayoría de los inconversos tenían bien en claro
que eso estaba mal delante de la misma sociedad y delante de Dios.
Pero en el nuevo siglo XXI esto ya es habitual; la juventud tiende a no
casarse, se juntan, viven en fornicación. Y muchos de los que sí se
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casan luego se divorcian o se separan y argumentan que han rehecho o
reconstruido sus vidas, volviendo a casarse. Tal es así, que muchos
países han aceptado con sus leyes el divorcio y posterior recasamiento.
Hasta las mismas iglesias se han adaptado a esta nueva situación ya
generalizada, aceptando a personas que vienen del mundo,
recibiéndolas en comunión, sin que su situación haya sido
regularizada. Aun los mismos creyentes, en algunos casos, se separan,
luego se divorcian y se recasan, transgrediendo así, claros principios
bíblicos.
Pero, ¿qué dice La Palabra de Dios? ¿Debemos 'adaptarnos' a los
tiempos en que vivimos? En Mateo 5.31-32 dice:"También fue dicho:
cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os
digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación,
hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete
adulterio". (Fornicación: relación sexual ANTES del casamiento).
Marcos 10.11-12: "... cualquiera que repudia a su mujer y se casa con
otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y
se casa con otro, comete adulterio".
Juan 8.10: "Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer,
le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te
condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te
condeno; vete, Y NO PEQUES MÁS".
Gálatas 5.18: "Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la
ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: ADULTERIO,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; ACERCA
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DE LAS CUALES os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que LOS
QUE PRACTICAN tales cosas NO heredarán el Reino de Dios".
1º Corintios 7.8-13: "Digo, pues, A LOS SOLTEROS Y A LAS VIUDAS,
que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de
continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
Pero A LOS QUE ESTÁN UNIDOS EN MATRIMONIO, MANDO, no yo,
SINO EL SEÑOR: Que la mujer NO SE SEPARE del marido; y si se
separa, QUÉDESE SIN CASAR, [no incluye aquí, 'si no tiene don de
continencia, rehaga su vida casándose con otro'] o reconcíliese con su
marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo
digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y
ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene
marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo
abandone".
Repetimos: ¿nos 'adaptaremos' a la sociedad, a las leyes mundanas, o
nos ajustaremos a La Palabra de Dios? ¿Acaso esto es ser 'cerrado',
'legalista', 'fundamentalista', 'inmisericordioso', 'juez', 'exigente', etc.?
Aunque no se ha aceptado todavía en la totalidad de los países, en
muchos de los países ya está plenamente instalada la condición de
homosexualidad o lesbianismo, como forma de vida aceptada por la
sociedad y legalizada por las leyes mundanas; incluso, autorizando el
casamiento entre personas del mismo sexo. ¿Qué haremos en este
caso? ¿No es semejante en sus características al primer caso
comentado más arriba? ¿Qué decisión tomaremos cuando mucha
gente homosexual o lesbiana venga a nuestros cultos y manifieste
entregarse a Cristo, pero pretenda continuar en esa condición sexual?
¿Los bautizaremos? ¿Los recibiremos en comunión? ¿Les daremos
actividad en la iglesia y responsabilidades? ¿No sucederá, acaso, lo
mismo que ahora sucede con los que viven en adulterio o están
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juntados con hijos de por medio, o divorciados, cuando esto el Señor
NO lo aprueba?
Insistimos, ¿qué dice La Palabra de Dios? ¿Debemos 'adaptarnos' a los
tiempos en que vivimos? ¿O torceremos caprichosamente el siguiente
claro pasaje bíblico en favor de la condición de los que viven en
adulterio -pero tienen hijos de por medio- o en favor de los que se han
recasado, o en favor de los que son homosexuales y o lesbianas?
1º Corintios 7.20-35: "CADA UNO EN EL ESTADO EN QUE FUE
LLAMADO, EN ÉL SE QUEDE. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te
dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.
Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del
Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.
Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca
para con Dios. En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del
Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del
Señor para ser fiel. Tengo, pues, esto por bueno a causa de la
necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como
está. ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de
mujer? No procures casarte. Mas también si te casas, no pecas; y si la
doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y
yo os la quisiera evitar. Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es
corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la
tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran,
como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y
los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la
apariencia de este mundo se pasa. Quisiera, pues, que estuvieseis sin
congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo
agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo,
de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y
la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser
32
santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de
las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido”.
“Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para
lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al
Señor".
No puede un pasaje CONTRADECIR a otro; ES CLARO que aquí está
hablando NO de la condición de los adúlteros o de la condición de los
homosexuales o de la condición de las lesbianas.
A menos que se piense que Pablo era un legalista cerrado, influenciado
por el Viejo Pacto... pero no, él fue un escritor inspirado por el Santo
Espíritu. ¡Es Palabra de Dios!
Como ya lo hemos dicho, nosotros no somos jueces ni tampoco
legisladores; el Señor es el Juez y, a la vez, el Legislador. ¿Qué
debemos hacer nosotros, entonces? OBEDECER al Juez y al
Legislador, ya que somos Sus sirvientes; no importando QUEDAR MAL
con las personas, sino quedar bien con nuestro Señor; no pretendiendo
ser más buenos y amorosos que nuestro Padre Celestial. ¡Él ordenó
esto!
¡Nosotros Le obedecemos! Amamos a Dios POR SOBRE TODAS LAS
PERSONAS Y POR SOBRE TODAS LAS COSAS. ¿No es acaso nuestro
Lema: DIOS PRIMERO?
En la búsqueda de adoradores que adoran en espíritu y en verdad en la
hermosura de la santidad, Dios Padre reclama Arrepentimiento,
Abandono del pecado, Conversión verdadera, Nuevo Nacimiento; lo
cual solamente es operado por el Santo Espíritu, obrando por la Obra
Consumada de Jesucristo en la Cruz del Calvario.
Si pretendemos ser más benévolos que Dios lo único que lograremos
es tener congregaciones livianas, débiles, por debajo del alto
33
llamamiento con el que fuimos llamados: "... os ruego que andéis
como es digno de la vocación con que fuisteis llamados". (Efesios 4.1).
Y si aún insistimos queriendo ser más buenos que Dios y los aceptamos
en la comunión y en la membresía, no serán aceptados, de todos
modos, en el Reino de Dios; y su destino será la Condenación Eterna.
Si de veras amamos a las almas perdidas y queremos su Salvación
debemos predicarles con fidelidad el puro Evangelio de Jesucristo.
Basados en La Palabra de Dios enseñamos y señalamos las situaciones
de pecado que deben ser corregidas. Cuando vemos a alguien que está
conviviendo con quien no es su legítimo cónyuge le mostramos en Las
Sagradas Escrituras que su situación de adulterio es pecado delante de
Dios y le aconsejamos para bien, que abandone su pecado y aun
procure, si esto fuese posible, reconciliarse con su cónyuge legítimo.
Pero no manejamos su vida, no le exigimos ni le ordenamos o
dictamos lo que tiene que hacer. Solamente le enseñamos las
verdades bíblicas; es el Espíritu Santo quien producirá en el corazón la
convicción de pecado.
Nuestro deber es predicar el Evangelio con fidelidad. Eso sí, nos
reservamos el derecho a no bautizar ni recibir en comunión a una
persona que afirma haber rendido su vida al Señor Jesucristo y no
obstante, vive en adulterio, fornicación, homosexualidad o
embriaguez.
Como decíamos, en la práctica pasa un tiempo hasta comprobar que
una persona realmente es del Señor. Entonces, pide el bautismo.
Cuando la bautizamos, lo hacemos en el Nombre del Padre, y del Hijo
y del Espíritu Santo (Mateo 28.19), un solo bautismo en el Nombre de
la Tri-Unidad. Sabemos que algunos bautizan tres veces, una vez por
34
cada Nombre; pero nosotros entendemos que al hacerlo sólo una vez
(Efesios 4.5) proclamamos la Unidad de la Santísima Trinidad.
Notemos que no dice ‘en los Nombres’ sino ‘en el Nombre’. Otros
bautizan también una sola vez, pero en el Nombre del Señor Jesús
únicamente. (Hechos 10.48 y 19.5).
En el primer caso citado Cornelio conocía acerca de Jehová Dios y no
sabía nada acerca de que Jehová Dios es Jesús Dios; en el segundo
caso, conocían acerca de Juan el Bautista, pero ellos no sabían nada de
Jesús el Salvador. Así que, se señala con esto que la fe de ellos -aun
honesta y sincera- no era suficiente, faltándoles el conocimiento de la
Persona y de la Obra de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Cuando
bautizamos, lo hacemos sumergiendo completamente al creyente en
las aguas, significando con ello que testimonia que desde que su vida
fue transformada, ha muerto para las cosas del mundo y ha resucitado
viviendo para Dios. Lo bautizamos y claro, como ya hemos visto que es
del Señor y que ha obedecido en el paso del agua, lo consideramos un
miembro de la iglesia local y participa de la Cena del Señor. ¿Por qué
hemos de convidar a la Cena del Señor a quienes no han dado el paso
fundamental del bautismo, aunque digan que ya recibieron al Señor?
¿No es mejor participar de tan importante celebración con aquellos
que han obedecido y dado público testimonio de su fe y obediencia al
Señor? Sabemos que algunos permiten participar a quienes no están
bautizados. Nosotros no compartimos tal práctica, porque creemos
que está fuera del espíritu de tal celebración de la Cena del Señor o
Cena Señorial.
Algunos piensan que el bautismo hace al creyente un miembro de la
Iglesia; pero nosotros entendemos que desde el mismo momento en
que una persona se entrega verdaderamente al Señor es miembro de
la Iglesia que el Señor ganó por Su propia Sangre. Aparte de esto, un
creyente pudiera pertenecer al Señor, estar bautizado y, sin embargo,
no ser miembro de la iglesia local... pudiera ser una visita ocasional.
Así que, no es el bautismo lo que hace al salvo miembro de una iglesia
35
local sino que -aparte de estar convertido y bautizado- debe asistir con
regularidad a los cultos. No estamos de acuerdo en tener una lista de
miembros, sólo para que ‘figuren’ en un libro de la iglesia.
Repetimos y profundizamos: miembro de una iglesia local es aquel
convertido, bautizado, que asiste regularmente y está comprometido
con el Señor y con la Obra. Reconocemos que en estos tiempos
relajados es mucho pedir; pero a esto apuntamos. Es importante
remarcar que no sirve el papeleo o registro; lo que sirve es la vida, la
práctica, el compromiso.
Por ejemplo, si durante un tiempo prudencial un hermano no asiste y
se le visitó y no piensa regresar a esta iglesia local, no es necesario
convocar a una reunión de iglesia para determinar que ya no es más
miembro... de hecho, ya no lo es. No asiste, no está comprometido
con la obra local. Claro, siempre podrá regresar y es nuestro deber
recibirlo, si no hay otra cosa que lo impida.
Nosotros hemos eliminado el término 'símbolos' porque no es bíblico.
El pan y el vino en la Cena del Señor NOS RECUERDAN ("Hacedlo en
Memoria mía") el cuerpo y la sangre del Señor; es decir, nos recuerdan
que cargó con todos nuestros pecados, que sufrió por nosotros y que
derramó Su Sangre para limpiarnos. Porque, de lo contrario, de a poco
el pan y el vino pasan a ser como un amuleto o rosario; algunos hasta
creen que en la Cena se perdonan pecados y uno queda 'a cero' con el
Señor (como ir a misa y confesarse).
En cuanto a la actividad en la iglesia, es lógico que uno prefiera el
servicio de un bautizado; es decir, de uno que se definió claramente
con y por el Señor. Pero bueno, a veces hay fiesta de fin de curso o de
36
navidad y hacemos excepciones con niños, cuando representan alguna
obra teatral. ¡Porque no podemos exigir que niños pequeños deban ser
bautizados! El bautismo no es una 'presión sicológica', es una decisión
voluntaria. Si un niño pequeño de verdad se entrega al Señor ya es
miembro de la única iglesia 'universal' del Señor.
Pero en la práctica, cuando tome la decisión acerca del bautismo, en
madurez, será considerado un miembro efectivo en la congregación
local.
17. Ofrendas y Diezmos. Las ofrendas y diezmos son voluntarios; no se
habla de ‘diezmos’ en el Nuevo Testamento, pero es seguro que los
creyentes judíos mesiánicos continuaban dando sus diezmos, aparte
de sus ofrendas. No parece que los gentiles convertidos también lo
hicieran. De todos modos, no es algo malo practicarlo, ya que es una
forma ordenada y clara de administrar el dinero para el Señor.
No es obligación; pero, si uno se compromete, debe cumplir con lo que
promete; todavía más, si hay una familia pastoral o misionera que
depende de nuestros aportes. Pero nada dicen Las Escrituras en el NT
acerca de que sea algo obligatorio; al contrario, dice: “Cada uno dé
como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde
en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las
cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está
escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre.
Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra
justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la
cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque
la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos
37
falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;
pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la
obediencia que profesáis al Evangelio de Cristo, y por la liberalidad de
vuestra contribución para ellos y para todos”. (2º Corintios 9.7-13).
18.Unción con aceite e Imposición de manos. Si el hermano o la
hermana en Cristo están enfermos, dice La Escritura: "Llame a los
ancianos" o personas con responsabilidad en la iglesia. (Santiago 5.14).
No se ofrece la visitación de los ancianos; se enseña sobre ello y la
persona enferma lo pide. No se unge para el servicio, para liberación o
para obtener alguna especial bendición; se unge por motivo de una
enfermedad y en clara obediencia a Las Escrituras, haciendo caso
omiso de aquellos que pretenden enseñar que ésta es una práctica
puramente ‘judío- mesiánica’.
Pudiera ser que, como consecuencia de la desobediencia o pecado, el
hermano o la hermana hayan caído enfermos. En este caso, sabemos
que los hermanos experimentados sabrán indagar con tacto y
prudencia; y si el corazón queda convicto de pecado y hay confesión
plena, el Señor perdonará sus pecados y habrá sanidad. Dios quiere la
plena restauración del hermano o de la hermana que hayan cometido
algún pecado.
"La imposición de manos del presbiterio" (1º Timoteo 4.14) o “la
imposición de mis manos” (2º Timoteo 1.6), explica y también exhorta
Pablo al joven Timoteo. En Hechos 13.3 nuevamente es la venia, el
apoyo, la confirmación, el aval o el envío con plena aprobación de la
iglesia, realizado por los responsables de la asamblea local.
También dice: “Sobre los enfermos impondrán las manos y tendrán
bien” [o, ‘se pondrán bien’]. (Marcos 16.18 – literal). Aprovechamos la
38
ocasión para exhortar firmemente a quienes pretenden realizar la
imposición de manos ‘precisamente’ en donde está la dolencia; nada
de esto enseña La Palabra de Dios; con imponer la mano o las manos
sobre la cabeza o sobre los hombros del varón o de la mujer, es
suficiente.
19.Unidad de la Iglesia. Mateo 10.34-39: “No penséis que he venido para
traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque
he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija
contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del
hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a
Mí, no es digno de Mí; el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es
digno de Mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno
de Mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa
de Mí, la hallará”.
Lucas 12.49-53: “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se
ha encendido? De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me
angustio hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido para dar paz en
la tierra? Os digo. No, sino disensión. Porque de aquí en adelante,
cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra
tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la
madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su
nuera, y la nuera contra su suegra”.
Lucas 14.26-27: “Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y
madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su
propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene
en pos de Mí, no puede ser mi discípulo”.
¿Cómo explicar esto, con claridad? ¿Cómo explicar que, por un lado, el
Señor Jesús es el gran Unidor y, por el otro, el gran Separador? Lo voy
a explicar así:
Dios quiere que la familia esté unida, ¿verdad?
Ahora bien, ¿qué sucede si en una familia unida el padre trae a una
amante, y pretende que todos continúen unidos, ‘por amor a la
39
familia’? ¿Puede ser posible tal unión? ¿Verdad es que no? ¿De quién
es la culpa por la falta de unión? ¿Es culpa de la familia o es culpa de
uno de sus integrantes, que pretende incluir dentro de la unión de la
familia un elemento extraño a la misma?
Dios quiere que la iglesia del Señor esté unida, ¿verdad?
Ahora bien, ¿qué sucede si en una iglesia unida el pastor trae una
doctrina falsa, y pretende que todos los miembros continúen unidos,
‘por amor a la iglesia’? ¿Puede ser posible tal unión? ¿Verdad es que
no? ¿De quién es la culpa por la falta de unión? ¿Es culpa de la iglesia o
es culpa de uno de sus integrantes, que pretende incluir dentro de la
unión de la iglesia un elemento extraño a la misma?
Repito: Dios quiere que las familias y que las iglesias locales del
Señor en todo el mundo estén unidas; pero Jesucristo reclama
EXCLUSIVIDAD; nada que sea extraño a la comunión con Él será
aceptada por Su Persona; no se puede servir a dos señores, no se
puede servir a dos intereses, no se puede servir al Señor y al diablo, no
se puede sostener la Saludable Enseñanza y, al mismo tiempo,
mezclarla con la falsa doctrina. ¿De quién es la culpa por la falta de
unión? ¿Es culpa de los cristianos ‘cerrados’, ‘arcaicos’, ‘anticuados’,
’desactualizados’, ‘fundamentalistas’, ‘atrasados’ y ‘legalistas’? ¿O es
culpa del pastor, del cristiano que pretende incluir dentro de la unión
santa de la iglesia del Señor un elemento, una doctrina, una enseñanza
AJENA y EXTRAÑA a la misma?
¿Podemos cerrar los ojos, acaso, y proclamar comunión y unanimidad,
ignorando voluntariamente la herejía, haciendo oídos sordos a lo que
dice La Palabra de Dios? ¿Qué va en primer lugar, la unión o la
fidelidad? ¡Pregunto! ¿Dónde está la respuesta? Pues, la respuesta la
da el mismo Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, en Mateo 10.34-39, en
Lucas 12.49-53 y en Lucas 14.26-27.
¡Primero es la Fidelidad al Señor! ¡Primero es la fidelidad entre los
cónyuges en el hogar! ¡Primero es la Fidelidad al Señor, a Su Palabra y
40
a la Saludable Enseñanza! Y si por ser fieles en primer lugar al Señor, a
Su Palabra y Enseñanza tenemos que estar divididos en la comunión
con las iglesias locales, ¡lo sentimos muchísimo, pero PRIMERO es la
Fidelidad al Señor!
C. Epílogo: La Exclusividad de Jehová - Jesús. Van pasando los años y, a
medida que avanzamos, descubro que se está olvidando o se está dejando
de considerar que Jehová es Jesús. Muchos relacionan a Jehová con el Padre
-tal cual hacen los Testigos de Jehová. Otros evitan relacionar a Jehová con
Jesús, ya que sienten repulsión por las innumerables muertes que Dios
ordenó en la época del Viejo Pacto, relatado en las páginas del Antiguo
Testamento.
Últimamente encontramos una tendencia a creer que lo que está contenido
en el Antiguo Testamento es la religión de los judíos; en donde ellos, por su
racismo y notoria discriminación hacia todo lo gentil, desarrollaron la
creencia en un Dios cruel y vengativo. Olvidan estos nuevos ‘intérpretes’ de
La Biblia, que "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". (2º
Timoteo 3.16). Y les guste o no, les caiga en gracia o les desagrade, el Dios
del Nuevo Testamento es exactamente el mismísimo Dios del Antiguo
Testamento.
El mismo Jesucristo que hoy se presenta como tierno Salvador será mañana
el Juez de vivos y muertos: “Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y
testificásemos que Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.
De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren,
recibirán perdón de pecados por Su Nombre". (Hechos 10.42-43). "Pero Dios,
habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha
41
establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel Varón
a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos".
(Hechos 17.30-31).
En cuanto a que Jesucristo es el mismo Jehová del Antiguo Testamento,
leemos: "Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí,
para que me conozcáis y creáis, y entendáis que Yo mismo soy; antes de mí
no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí
no hay quien salve". (Isaías 43.10-11).
Esto lo comparamos en el Nuevo Testamento con: "Este Jesús es la piedra
reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser Cabeza del
ángulo. Y en ningún otro hay Salvación; porque no hay otro Nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos".
La Carta a Tito nos provee un material precioso para nuestro Epílogo: Tito
1.3: “Dios Nuestro Salvador”; Tito 2.10: “Dios Nuestro Salvador”; Tito 3.4:
“Dios Nuestro Salvador”; Tito 1.4: “Señor Jesucristo Nuestro Salvador”; Tito
2.13: “Salvador Jesucristo”; Tito 3.6: “Jesucristo Nuestro Salvador”.
Si en el pasaje de Isaías leemos que Jehová es el único Dios, que Jehová es
el único Salvador; y en Tito leemos que nuestro Salvador es Dios y que
Jesucristo es nuestro Salvador, corroborado todo esto con lo que se declara
en el libro de los Hechos de los Apóstoles, que sólo en Jesucristo hay
Salvación y que es el único Nombre dado a los hombres, en que podamos
ser salvos; entonces no queda más que reconocer que Jehová es Jesús y
Jesús es Dios.
Marcos Andrés Nehoda
pastor
Iglesia Cristiana Evangélica
Buenos Aires, Argentina
mnehoda@yahoo.com.ar

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Retornando a las Sagradas Escrituras

  • 1. 1 RETORNANDO A LAS SAGRADAS ESCRITURAS, IDENTIFICANDO LOS ERRORES MÁS COMUNES, IMPARTIENDO PRECISIONES BÍBLICAS A. Prólogo: Inerrancia verbal y plenaria de La Palabra de Dios, la Santa Biblia. B. Temario: 1. Viejo Pacto - Nuevo Pacto 2. Ayuno y Penitencia 3. Dones Espirituales y Actuales 4. Gracia y Misericordia 5. Ley y Espíritu 6. Maldiciones Generacionales 7. Mujeres y Varones en la Iglesia 8. Obispos, Pastores y Ancianos 9. Obras y Fe 10.Oración y Poder 11.Perseverancia Final 12.Prosperidad y Salud 13.Salvación Eterna y Condenación 14.Sanidad Interior y Regresión 15.Talentos Naturales y Responsabilidades 16.Cena del Señor, Bautismo y Membresía 17. Ofrendas y Diezmos
  • 2. 2 18.Unción con aceite e Imposición de manos 19.Unidad de la Iglesia C. Epílogo: La Exclusividad de Jehová - Jesús. A. Prólogo: Inerrancia verbal y plenaria de La Palabra de Dios, la Santa Biblia. Por inerrancia se entiende que los sesenta y seis libros inspirados divinamente -que componen el Canon bíblico- no contienen errores históricos, geográficos, orográficos, hidrográficos, matemáticos, gramaticales, conceptuales, doctrinales, ni ningún otro error, en sus escritos autógrafos. Por verbal se entiende que no solamente los conceptos o ideas, sino también las palabras mismas contenidas en Las Sagradas Escrituras son todas ellas inspiradas por Dios. Por plenaria se entiende que no solamente una parte o partes de ella, sino la totalidad de los sesenta y seis libros que componen el Canon bíblico son inspirados divinamente. B. Temario: 1. Viejo Pacto - Nuevo Pacto. Debemos distinguir entre Antiguo Testamento- Nuevo Testamento y Viejo Pacto- Nuevo Pacto. El Antiguo Testamento es aquella parte de Las Escrituras (39 libros) que describe mayormente el significado y los postulados del Viejo Pacto. El Nuevo Testamento es aquella parte de La Sagrada Escritura (27 libros) que desarrolla y explica mayormente el significado y los postulados del Nuevo Pacto. El Viejo Pacto ya no rige más; pero todo el Antiguo Testamento (al igual que todo el Nuevo Testamento) es inspirado por Dios, es Palabra de Dios, y es “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
  • 3. 3 (2º Timoteo 3.16). No podemos ni debemos desechar el Antiguo Testamento, porque éste contiene mayormente los postulados del Viejo Pacto. Utilizamos la expresión ‘mayormente’ en ambos Testamentos, porque los dos comentan y analizan ambos Pactos, aunque mayormente se abocan a desarrollar el Pacto que les compete. Sin embargo, una vez entendido esto, debemos entender lo siguiente: si La Escritura dice Viejo Pacto, “lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer”. (Hebreos 8.13b). Y también, “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero”. (Hebreos 8.13ª). Algunos creen que el Nuevo Pacto es un desarrollo mayor del Viejo Pacto, al cual se le han quitado algunas exigencias y reemplazado por otras más atractivas, más actuales, más dinámicas. También suponen que el Viejo Pacto adolecía de muchos defectos y luego fue reemplazado por un Nuevo Pacto perfeccionado. Nada más lejos de la verdad: ambos Pactos son perfectos; nosotros somos los imperfectos y pecadores, que no hemos podido cumplir la Ley del Viejo Pacto (Juan 7.19). Por eso es que Jesucristo vino a esta tierra no solamente para morir en la Cruz del Calvario sino, primeramente, para cumplir la Ley del Viejo Pacto, satisfaciendo las exigencias de un Dios Santo y Justo. Seguidamente, Aquel que en todo cumplió la Ley y que nunca pecó, murió por aquellos, en lugar de aquellos, a favor de aquellos -nosotros- que nunca hemos podido cumplir las exigencias justas de un Dios santo. Él pagó la enorme deuda que teníamos para con Dios Padre. Así que, ahora, Dios está satisfecho; Su Ley ha sido cumplida, ahora hay un Nuevo Pacto. El primero estaba escrito en tablas de piedra; el Nuevo Pacto está escrito en nuestro corazón, el cual primeramente ha sido transformado para recibir la Gracia de Dios por el conocimiento del Evangelio del Reino de Dios. (Jeremías 31.31). Tengamos en cuenta que tanto el Viejo Pacto como también el Nuevo Pacto fueron dados originalmente para la casa de Israel y para la casa de Judá. Gracias a que ellos rechazaron al Mesías Jesús, nosotros hemos sido favorecidos con la Bendición del Evangelio, e injertados en
  • 4. 4 el buen olivo de Israel. (Romanos 11.11-24). Nosotros éramos un simple olivo silvestre; así que, nos hemos humillado al ser injertados en el buen olivo; a su vez, los judíos que han creído y confiado en el Mesías Jesús se han humillado, al compartir la Bendición del Evangelio con nosotros. ”Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11.32-33). La diferencia entre Viejo Pacto y Nuevo Pacto es casi la misma que hay entre el viejo freno de mano y el nuevo servo freno. 2. Ayuno y Penitencia. La primera vez que encontramos la expresión Ayuno es en Jueces 20.26: “Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová”. Siempre está asociado con la tristeza, nunca con la alegría. Ayuno es la abstención completa de alimentos dentro de un período determinado o hasta obtener respuesta del Señor. Es dedicarse de lleno a la oración y a inquirir en la presencia de Dios, muchas veces relacionado con pecados propios o ajenos. Es humillarse delante de la presencia del Señor. En el Antiguo Testamento casi todas las veces que se realiza ayuno es debido a pecados propios o ajenos. (Como en Daniel 9.2-6 y en Jonás 3.4-10). Es en el Nuevo Testamento donde el concepto cambia para significar la búsqueda de la Voluntad de Dios, inquirir en Su presencia y buscar Su dirección. (Ver Hechos 13.2-3). El ayuno es un recurso práctico para dedicarse específicamente a la oración y buscar la Voluntad de Dios, estando en profunda comunión con el Padre. (Mateo 4.2). El ayuno no se realiza para obtener lo que queremos ni para hacer méritos o sacrificios que ablanden o tuerzan las decisiones de la soberana Voluntad de Dios (Lucas 18.11-12, Mateo 6.16-18). Las últimas veces que encontramos esta expresión en La Biblia es en 2º Corintios 6.5 y 11.27, en donde Pablo pareciera relacionar el ayuno con
  • 5. 5 las necesidades que había padecido en sus numerosos viajes misioneros. No es lo mismo ayunar sabiendo que tenemos a mano una cantidad de alimentos, que ayunar sabiendo que tenemos escasez de los mismos. Penitencia es una expresión no bíblica; es decir, no la hallamos en La Escritura; pero la mencionamos, porque es una expresión común utilizada en la iglesia católica, de la cual la mayoría de nosotros provenimos; y muchas veces ‘arrastramos’ términos y prácticas que creemos son bíblicos, pero solamente provienen de tradiciones y religiones que se han apartado de la Saludable Enseñanza escritural. Según la Real Academia Española: “Penitencia. (Del lat. paenitentĭa). f. 1.Dolor y arrepentimiento que se tiene de una mala acción, o sentimiento de haber ejecutado algo que no se quisiera haber hecho. 2. Sacramento en el cual, por la absolución del sacerdote, se perdonan los pecados cometidos después del bautismo a quien los confiesa con el dolor, propósito de la enmienda y demás circunstancias debidas. 3. Virtud que consiste en el dolor de haber pecado y el propósito de no pecar más. 4. Serie de ejercicios penosos con que alguien procura la mortificación de sus pasiones y sentidos. 5. Acto de mortificación interior o exterior. 6. Pena que impone el confesor al penitente para satisfacción del pecado o para preservación de él”. ¡Qué maravilloso es saber que, si confesamos nuestros pecados a Dios, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad! (1º Juan 1.9). 3. Dones Espirituales y Actuales. Debemos hacer la diferencia entre dos palabras griegas distintas que son traducidas como iguales en nuestras Biblias, lo cual dificulta su distinción y valoración. a) Doma-1390 o Dádivas [Dómata] es lo que se menciona en Efesios 4.8; son los beneficios o bendiciones que vienen como consecuencia de la Obra Perfecta de Jesucristo en la Cruz del Calvario, gracias a la cual pudo descender a las partes más bajas de la tierra y llevar cautiva a la
  • 6. 6 cautividad que estaba en el Seno de Abraham, subiendo con ellos a lo alto, al mismo Paraíso. Por el hecho de haber conocido a Jesucristo como nuestro Salvador Personal tenemos dádivas: perdón, seguridad, vida eterna, esperanza, amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. (Gálatas 5.22-23). Otros pasajes bíblicos que utilizan la misma expresión griega: Mateo 7.11, Filipenses 4.17. b) Carisma-5486 o Gracias [Carísmata] es lo que se menciona en Romanos 12.6; son las gracias que Dios nos confía en ‘comodato’ o en concesión, para Su Servicio. Nuestros talentos naturales pueden ser útiles y necesarios para la Obra de Dios; como ser, la habilidad en la construcción, en el dibujo, en la traducción. Pero el Servicio para Dios es eminentemente [más alto, elevado] espiritual; entonces, necesitamos dones espirituales. El ser humano no los posee naturalmente. Dios nos los confía a nosotros que somos Sus hijos, exclusivamente para Su Servicio. No son posesión nuestra; nos los presta. La diferencia entre Doma y Carisma es que las Dádivas se disfrutan; los Dones se ejercen. Otros pasajes bíblicos que utilizan la misma expresión griega: Romanos 6.23 (la Vida Eterna no es nuestra; proviene de Dios), 1º Corintios 1.7, 12.4, 1º Timoteo 4.14, 2º Timoteo 1.6, 1º Pedro 4.10 (somos mayordomos administradores de la multiforme Gracia de Dios). Hay una tercera expresión bíblica, que es Doron-1434 o Presentes [Dora]; como ser, Mateo 2.11, Mateo 5.23, Lucas 21.1.
  • 7. 7 En síntesis: Doma - 1390 Dones como Dádivas; Carisma - 5486 Dones como Gracias; Doron -1434 Dones como Presentes. Como la Gracia de Dios es multiforme, (1º Pedro 4.10) nunca podremos conocer la lista completa de los Dones o Carismas que Dios nos confía bajo nuestra responsabilidad para con ellas servir en Su Obra. Tenemos tres listados que son -pareciera- deliberadamente incompletos, para que no nos limitemos en nuestra mente y no limitemos a nuestros hermanos y hermanas en su Servicio al Rey de Reyes y Señor de Señores: Romanos 12.3-8 dispensados por Dios el Padre; Efesios 4.7- 16 dispensados por el Hijo; 1º Corintios 12.7-11 dispensados por el Espíritu Santo. La clave o condición para conocer cuál o cuáles son nuestros dones está en Romanos 12.1-2. La confirmación de ello lo tenemos en 2º Corintios capítulo 8, versículo 5. [Hechos 9.36-39. Dorcas: ¿dones de caridad?]. 4. Gracia y Misericordia. Muchas veces confundimos los términos, incluso en las predicaciones, sermones, devocionales o enseñanzas. Por la Gracia de Dios recibimos lo que no merecemos; por la Misericordia de Dios no recibimos lo que merecemos. Por la Gracia de Dios recibimos el Perdón, la Salvación, la Vida Eterna, la entrada al Paraíso del Cielo, el privilegio de servirle, el Gozo, la Paz, la Fe, la Esperanza… ¡tantas bendiciones! Por la Misericordia de Dios no recibimos lo que merecemos: la Condenación Eterna, el Castigo Eterno, el Lago de Fuego. Pero la Gracia de Dios abarca un concepto mayor, ya que incluye los carismas. Para no complicarnos mucho, lo explico con un ejemplo: una vez siendo adolescente le pregunté a un anciano hermano, director del coro de una iglesia que nos visitaba, qué es lo que lo había mantenido fiel al Señor a través de los años. Él me respondió: -La Gracia de Dios. También La Escritura dice: “… de Gracia recibisteis, dad de gracia”. (Mateo 10.7b). Y en Proverbios 3.3: “Nunca se aparten de ti la Misericordia y la verdad”.
  • 8. 8 5. Ley y Espíritu. Es necesario explicar bien el significado de ambas expresiones, relacionadas con el Viejo y Nuevo Pactos y con el entendimiento del Antiguo y Nuevo Testamentos. Nunca debemos aceptar que son términos ‘enemigos’ entre sí. Ambos términos son correctísimos, buenos y santos. El problema reside en el ser humano pecador, el cual se esfuerza por cumplir la Ley exigida por un Dios Perfecto y Santo. Todo esto entra en el Plan de Dios, porque La Palabra de Dios dice: “De manera que la Ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la Fe”. (Gálatas 3.24). El ayo es la guardia, la persona encargada de cuidar niños, hasta que estos sean grandes. Para entender mejor el concepto podemos leer el pasaje completo en Gálatas 3.19-29. Algunos enseñadores han armado una nueva doctrina utilizando con picardía ambos términos, Ley y Espíritu. Afirman que antes, en el Viejo Pacto, debíamos guiarnos por la Escritura, por la letra grabada en la piedra y luego en pergaminos. Y ahora, ya no necesitamos Las Sagradas Escrituras, ya que nos guiamos por el Espíritu. Para ello, se basan equivocadamente en 2º Corintios 3.4-8: “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un Nuevo Pacto, no de la Letra, sino del Espíritu; porque la Letra mata, mas el Espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu?”. Como podemos ver, la Ley señala nuestras faltas, nos condena, nos mata, ya que dice: “Porque cualquiera que guardare toda la Ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”. (Santiago 2.10).
  • 9. 9 “De manera que la Ley, a la verdad, es santa, y el Mandamiento santo, justo y bueno. (Romanos 7.12). Por eso, cuando la Escritura dice que “la Letra mata” se refiere a la Ley, no a Las Sagradas Escrituras (AT y NT) que, siendo La Palabra de Dios, nos describe, explica, desarrolla el significado y los postulados tanto del Viejo como del Nuevo Pacto. Y cuando dice que el Espíritu vivifica, no se refiere a que nuestra espiritualidad se contrapone con La Biblia como la vida se contrapone a la muerte; sino que el Espíritu Santo es quien opera en nosotros la Nueva Vida, el Nuevo Nacimiento. (Juan 3.3-5). Hecha esta aclaración, reconocemos que hay muchas personas que conocen Las Escrituras, conocen su contenido, su letra, pero no tienen la Vida del Espíritu Santo. Esto no se debe a que se basan en la Santa Biblia, sino a que nunca han nacido de nuevo por el Espíritu Santo; las verdades bíblicas, las verdades del Evangelio no han hecho mella en sus corazones; es decir, no han causado efecto en sus vidas. 6. Maldiciones Generacionales. Hoy se habla mucho de Sanidad Interior, Maldiciones Hereditarias o Generacionales y de Liberación o Exorcismo. El pensamiento concluyente es que aquellos que han experimentado el Nuevo Nacimiento por haberse convertido a Cristo, aunque hayan sido perdonados por Dios y limpiados por la Sangre preciosa que derramó Jesucristo en la Cruz del Calvario, aún necesitan ser sanados interiormente, todavía necesitan que en sus vidas sean cortadas o quitadas las maldiciones que cargan en su familia desde tiempos inmemoriales; y que, aunque Jesucristo y el Espíritu Santo y el Padre están en sus vidas, aún tienen que ser echados fuera unos cuantos demonios. Esta enseñanza pone en segundo término o en segundo lugar a la Obra Perfecta y Consumada de Jesucristo en la
  • 10. 10 Cruz del Calvario, desacredita el poder de la Sangre del Señor Jesucristo derramada a favor de la humanidad y quita protagonismo y realidad al hecho de la presencia del Señor por Su Santo Espíritu en los corazones. Un cristiano, un hijo de Dios, uno que ha sido salvado del pecado y de la condenación, en el cual habita el Espíritu Santo y que ha experimentado el Nuevo Nacimiento, ¿necesita que le quiten por exorcismo supuestos demonios que aún habitan en su interior? ¿Será que la Obra Completa, Perfecta y Consumada de Cristo en la Cruz aún necesita ser completada, cortando las maldiciones familiares sufridas de generación en generación? ¿Será cierto lo que dice La Palabra de Dios “De modo que, si alguno está en Cristo, es una nueva persona, las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas” (2º Corintios 5.17) o necesitamos que alguien venga a hurgar en el basural de nuestra vida pasada, haciéndonos recordar los viejos pecados ya perdonados y olvidados por Dios, para pretender sanarnos interiormente lo que Dios ya sanó? ¿No será que estamos predicando mal el Evangelio? ¿Estaremos acaso predicando un evangelio diluido, liviano, centrado en las emociones y en los beneficios a recibir, en la prosperidad y sanidades físicas; en vez de anunciar “… acerca del Arrepentimiento para con Dios, y de la Fe en nuestro Señor Jesucristo”? (Hechos 20.21). Con respecto al quiebre de maldiciones, sanidad interior y liberación, nosotros predicamos El Evangelio del Reino de Dios; Jesucristo reinando en las vidas. Decir 'Evangelio' solamente es decir 'Buenas Noticias'. Pero, ¿buenas noticias referidas a qué? El Evangelio del Reino de Dios. ¡Ahora sí tenemos la buena noticia completa! Las Buenas Noticias de que Dios quiere Reinar en las vidas. Éste es el
  • 11. 11 Evangelio bíblico que nosotros predicamos. El evangelista pregunta: "¿Quién quiere ir al Cielo? Levante su mano". Y muchos la levantan. "¿Quién quiere ser feliz?" Y todos responden que sí. "¿Quiénes quieren que Dios reine en sus vidas?" ¡Pocos quieren esto! "Muchos son llamados, mas pocos escogidos" (Mateo 20.16). "No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino". (Lucas 12.32). Cuando el Señor entra en el corazón hace perfectos para siempre a los santificados y nunca más se acuerda de nuestros pecados y transgresiones, porque los sepulta en lo profundo del mar; de modo que, el que está en Cristo, es una nueva persona; las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. (Hebreos 10.14 - Hebreos 8.12 - Hebreos 10.17 - Jeremías 33.8 - Miqueas 7.19 - 2º Corintios 5.17). Jesucristo no está llamando a la puerta de los corazones rogando entrar; Él reclama lo que es suyo, por haberlo pagado con Su Sangre Preciosa derramada en la Cruz. Cuando las personas abren la puerta con el picaporte que solamente está en su interior Jesucristo entra con valijas y todo; porque no viene como visita por un tiempo, viene como nuevo Dueño para quedarse allí, en forma definitiva. Las hace perfectas para siempre, les da vida eterna, no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Su Mano, ni ninguna otra cosa creada las podrá separar del Amor de Dios; ahora son hijos de Dios, participantes de Su naturaleza divina. (Hebreos 10.14, Juan 10.28, Romanos 8.39, 1º Juan 3.2, 2º Pedro 1.4). Un texto bíblico clave está en Gálatas 3.13- 14: “Cristo nos redimió de la Maldición de la Ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la Bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la Promesa del Espíritu”. 7. Mujeres y Varones en la Iglesia. Dios creó al varón y a la mujer no solamente por la necesaria reproducción de la especie; porque el
  • 12. 12 Creador podría habernos creado con la capacidad de reproducirnos en forma individual, sin la participación del cónyuge. Evidentemente, hay un Plan divino, sabio, al haber creado solamente dos sexos: mujer y varón. Nos necesitamos el uno al otro, no solamente para la reproducción, sino a fin de cumplir cabalmente el Plan de Dios para la Humanidad: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón”. (1º Corintios 11.11). Si Dios creó sólo dos sexos bien diferenciados, la lógica nos indica que cada uno de los dos sexos cumple una función propia de su género, masculino o femenino. Por ejemplo, un varón no puede amamantar ni puede dar a luz; es función o tarea propia de la mujer. Los problemas surgen cuando se pierde la diferenciación sexual o cuando no se asumen las responsabilidades propias que corresponden al varón o a la mujer. Otra de las causas que originan problemas es cuando un sexo asume el rol que corresponde al otro sexo, o cuando pretende realizar lo que no es propio de su naturaleza. Muchas veces esto ocurre porque el varón o la mujer no están conformes o contentos con el sexo que les ha tocado representar o porque, si bien están conformes con el sexo que tienen, no están satisfechos con la responsabilidad o tarea que les corresponde asumir. Así, vemos a ‘pastoras’ en las congregaciones [no me refiero a la misma expresión que ahora se utiliza para denominar a la esposa del pastor], cuando Dios ha dispuesto que sea el varón quien asuma la tarea de pastorear una congregación. Algunos creen inocentemente que el varón está en la iglesia para predicar; y si no lo hace, no se siente ‘realizado’. Hay mujeres que creen que su función en la iglesia es cuidar de sus hijos en los cultos, y nada más. ¡Ojalá hubieran más varones estudiantes de Las Escrituras y más mujeres dispuestas a cuidar de los niños en los cultos, para que estos guarden silencio! Pero Dios ha ordenado todas las cosas en Su Sabiduría. Sólo resta acudir a las páginas de La Biblia, para conocer Su Voluntad al respecto. No es posible desarrollar un ministerio eficaz en la Iglesia, si primero no se desarrolla un ministerio eficaz en casa, en el hogar.
  • 13. 13 Todo comienza con un examinarse a sí mismo, si estamos verdaderamente en la Fe: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2º Corintios 13.5). Pasajes bíblicos que tratan sobre el rol de las mujeres y sobre el rol de los varones: Mateo 19.4, Marcos 10.6, Romanos 7.2-3, 1º Corintios 7.39, 1º Corintios 11.3, 1º Corintios 11.11-12, Gálatas 3.27-28, Hechos 18.2-3, Hechos 18.24-26, 1º Corintios 7.10-13, 1º Corintios 11.5, 1º Corintios 11.34-35 [Del griego 1135-guné; gunaikes=esposas, gunaiki=esposa; cuando dice vuestras mujeres, claramente expresa que se refiere a sus esposas, mujeres casadas. De allí que en el v. 35 dice que pregunten en casa a sus maridos]. 1º Timoteo 2.12 utiliza la misma expresión guné y se refiere a que la esposa debe observar el mismo orden en la iglesia que en su propio hogar, en donde el varón es cabeza en el hogar. En otras palabras, es incorrecto que ella sea la pastora o la enseñadora y su esposo sea un miembro más en la congregación, sin ocupar responsabilidad alguna, como lamentablemente vemos en algunas congregaciones. Cada uno y cada una deben ocupar su rol. 8. Obispos, Pastores y Ancianos. Por alguna razón que ignoramos, o porque el ser humano tiende a ello, estas tres expresiones bíblicas que corresponden a una misma responsabilidad, con el tiempo se tornaron en tres categorías o rangos distintos en la Iglesia. A continuación, tres pasajes bíblicos que mencionan estos términos. Obispos: 1º Timoteo 3.1-7, Pastores: Hebreos 13.17, Ancianos: Hechos 20.17-35. Los términos anciano y obispo se intercambian en Tito 1.5-9. El obispo [supervisor], llamado también anciano o pastor, oficial principal en la iglesia local era llamado y puesto por el Espíritu Santo (Hechos 20.28), reconocido por la misma congregación y confirmado por poseer las cualidades descriptas en 1º Timoteo 3.1-7 y en Tito 1.6-9. Esto no
  • 14. 14 impide que haya otros hermanos en la iglesia local que perfilan para ser en un futuro mediato obispos, pastores y ancianos y que, de hecho, el pastor va encargándoles algunas tareas ocasionales o temporales, siempre bajo su anuencia, supervisión y bajo sujeción. Hay también hermanas ancianas que pastorean a las más jóvenes, enseñándoles más específicamente y particularmente lo relacionado con sus roles que cumplen como mujeres. (Tito 2.3-5). 9. Obras y Fe. Parece increíble que en las iglesias llamadas protestantes o evangélicas tengamos que explicar, todavía, la diferencia entre obras y fe, y el lugar que ocupan en el Evangelio del Reino de Dios. Es indudable que no podemos dejar de relacionar estrechamente las dos expresiones; ya que, si no hay obras, no hay fe; y si no hay fe, no hay obras auténticas o de valor ante los ojos de Dios. (Santiago 2.14- 26).El asunto clave está en el lugar que ambas expresiones ocupan en cuanto a la Salvación del alma. Dios dice claramente en Su Palabra que la Salvación no es por las obras, a fin de que nadie se vanaglorie. (Efesios 2.8-10). Aquí no se está refiriendo exclusivamente a las Obras de la Ley, (Romanos 3.19-28), sino a todo tipo de obras que uno pretenda realizar, a fin de ganar méritos o favor delante de Dios para obtener la Salvación Eterna. (Romanos 4.16). Debemos entender que la Salvación es una gracia de Dios; (Romanos 6.23) [Griego 5486- Carisma. ‘La ración {o salario} del pecado es muerte… la gracia {o concesión} de Dios es vida eterna”]. La Salvación no es nuestra, pertenece a Dios: “y clamaban a gran voz, diciendo: La Salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. (Apocalipsis 7.10).En Jonás 2.9b leemos: “… la Salvación es de Jehová”. En cuanto a las obras, dice La Palabra de Dios: “… todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia…” (Isaías 64.6). No hay otro Nombre que Dios haya dado a la Humanidad para que ésta sea salva; solamente Jesucristo puede salvar; Él es el único Salvador; no hay otro medio de Salvación;
  • 15. 15 no hay otro Mediador. No hay nadie en la tierra ni en el Cielo que pueda abrogarse el derecho de ser Mediador o Mediadora entre Dios y los hombres. Así como hay un solo Dios, hay un solo Mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo Hombre. No existe ninguna otra manera o forma de obtener la Salvación Eterna del Alma; no hay méritos de parte del ser humano que encienda la más mínima llama de esperanza para su Salvación. Si hubiera algo realmente bueno en el ser humano, alguna parte de su corazón o de su vida que no estuviera manchada por el pecado, si existiese la más pequeña llama de santidad o bondad inherente en las personas, pues solamente habría que avivar, animar esa pequeña llama, para que se encienda la Vida. Pero no; el Señor nos dice en Su Santa Palabra que todos nos hemos corrompido, a una nos hemos hecho inútiles; no hay quién haga lo bueno verdaderamente; no hay quien busque a Dios con total integridad. Todos nosotros -no solamente la ovejita- (Lucas 15.4, Isaías 53.6) nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su propio camino. El pecado de todos nosotros Dios lo cargó en Jesucristo; solamente Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario nos limpia de todo pecado. Nada podemos agregarle a la Obra de Redención en el Calvario. Jesucristo exclamó: -Consumado está. Es decir, todo está hecho y terminado en cuanto al Plan de Salvación de las Almas. Sin embargo, las obras son resultado y una consecuencia natural de la fe verdadera: “… creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. (Efesios 2.10.). Como corolario: Juan 6.28-29. 10.Oración y Poder. Hay una corriente teológica, una nueva enseñanza, que pretende otorgarle poder a la oración en sí misma, aparte del Dador del Poder (Salmo 62.11 y 68.34). "Podremos mover montañas cuando tengamos buena voluntad para creer que podemos; y no sólo las montañas serán movidas, sino que el planeta entero será redimido
  • 16. 16 y reformado de acuerdo al Modelo de la Mente". [Un año con Emmet Fox (extractos)]. La oración no es una fuente de Poder; la oración es el medio para contactarnos con la Fuente del Poder, que es Dios mismo, nuestro Creador. “… Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye”. (Juan 9.31). El Señor Jesucristo nos reglamentó cómo orar: "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi Nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi Nombre, Yo lo haré". (Juan 14.13-14) También leer Juan 15.16 y 16.23. Lo que hace que la oración sea respondida -ya sea con un sí, con un no o con un ‘espera’- es la que se eleva en el Nombre del Señor Jesucristo. Dios no oye a los pecadores, pero oye la oración elevada en el Nombre del Señor Jesús, como si Él mismo pidiera a Su Padre. “Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. (1º Timoteo 2.5). Debemos orar con Fe (Marcos 11.24 y Mateo 21.22), con un espíritu perdonador (Marcos 11.25 y Lucas 11.4), con la intercesión del Espíritu Santo (Romanos 8.26 y 1º Juan), en comunión con Dios (1º Juan 3.19-22), conforme a Su Voluntad (1º Juan 5.14-15). No 'manejamos' a Dios a través de la oración; no 'ordenamos' al Cielo, que haga o responda a nuestros caprichos; no 'decretamos', como si fuéramos legisladores oficiales del Paraíso; no 'declaramos', como si presidiéramos el Poder Ejecutivo de las glorias celestiales. Solamente oramos, pedimos, rogamos, tal cual lo expresa La Palabra de Dios en 1º Timoteo 2.1, dando gracias anticipadas al Señor, aceptando incondicionalmente Su Respuesta, ya sea un Sí, un No o un Espera. El Predicador Cibernético, en su sermón titulado ‘Tú tienes Autoridad y Poder’ desde Miami, EE.UU., dice: "Autoridad es un derecho legal delegado para ejercer dominio y señorío. Dios le ha dado a cada creyente un derecho legal para ejercer poder y autoridad en Su Nombre. Poder es la habilidad divina para obrar cualquier cosa. Él te ha dado Autoridad y Poder para ordenarle a esa circunstancia, a ese problema, que se doblegue; que se solucione. Y lo único que debes
  • 17. 17 hacer es decretarlo en el Nombre de Jesús; simplemente, tú lo dices en el Nombre de Jesús, y tú lo decretas usando lo que Dios te dio, que es tu boca. Tu boca Dios te la dio para decretar, atar y desatar”. “Esa situación temporal por la que estás pasando va a pasar tan pronto como la ordenes, y ordenes a los Cielos y le ordenes a la Tierra en el Nombre de Jesús. El mundo de las tinieblas tiene que oírte y obedecerte, porque eres un hijo del Dios Todopoderoso, y eres intocable". [https://shop.kumundi.com/predicas/]. 11.Perseverancia Final. Hay un error común que se ha dado en todas las épocas del cristianismo, por el cual se piensa que una persona podría perder su Salvación. Muchos se basan en este texto bíblico: “Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo”. (Mateo 24.14). Hay otros dos textos bíblicos similares: Mateo 10.22 y Marcos 13.13. Pero es nuestro deber examinar los textos citados a la luz del resto de Las Escrituras, para entender su verdadero significado. Dice en 2º Juan 1.9: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo”. El que persevera hasta el final demuestra que es salvo y que, por lo tanto, tiene al Padre y al Hijo. Si no persevera demuestra que, definitivamente, nunca ha tenido al Señor en su vida; nunca ha sido verdaderamente salvo; probablemente, ha sido un religioso más. En Hebreos 6.4-6 dice que es imposible que los que una vez fueron iluminados y recayeron sean otra vez renovados para arrepentimiento. Y describe cómo es ese corazón en los versículos 7 al 8: una tierra que produce espinos y abrojos, una tierra reprobada, cuyo fin es el ser quemada en el infierno. Que no se refiere a los verdaderos convertidos lo comprobamos en los siguientes cuatro versículos 9 al 12: “Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la Salvación, aunque hablamos así”. Prestemos atención que, no dice que una vez fueron convertidos
  • 18. 18 a Cristo, sino simplemente, ‘iluminados’. El hecho de que una persona cambie y deje de ser borracha no es prueba de su conversión; muchos hay que acuden a Alcohólicos Anónimos y abandonan la bebida; pero no se rinden a los pies de Jesucristo. Podríamos aprender de memoria la siguiente frase: Si afirmamos haber sido salvados del fango del pecado, el hecho de permanecer allí, demuestra que aún no lo hemos sido. 12.Prosperidad y Salud. ¡Cómo quisiéramos todos nosotros poder ser prósperos, con suficiente dinero y llenos de salud! Este es un anhelo legítimo. Solamente que Las Escrituras no prometen ni aseguran que, por el hecho de entregar nuestras vidas al Señor, tengamos asegurado el goce de ambas cosas. Y aunque torciéramos los pasajes bíblicos para que digan o expresen lo que nosotros queramos, la realidad misma golpea nuestros rostros con fuerza: no todos los cristianos son prósperos, ni todos gozan de perfecta salud. Incluso aquellos que por años han predicado ambas cosas como pretensión legítima para todo creyente, han fallecido pobres y enfermos. Sus propios esposos o esposas han fallecido de las más crueles enfermedades. Es evidente que hay un error en la interpretación de aquellos pasajes bíblicos que parecieran asegurar la Prosperidad y la Salud a todos los creyentes en Cristo Jesús. En el Antiguo Testamento: Génesis 39.3: “… todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”. Tengamos en cuenta que José era un esclavo; Dios bendecía su trabajo, para prosperidad de su amo. Del mismo modo debemos entender el versículo 23 del mismo capítulo. Salmos 1.3: “… y todo lo que hace prosperará”. Todo lo que hace contará con la bendición, con el parabién del Señor. Aquí no está hablando de riquezas materiales; ciertamente, una persona sencilla que tiene un buen hogar, un cónyuge amoroso, hijos obedientes, y que recibe el sustento necesario para su casa, es una persona próspera. En el Salmo 128.2 y en Isaías 3.10 encontramos la misma idea: al piadoso
  • 19. 19 y al justo le irá bien. Malaquías 3.10: “… os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré bendición hasta que sobreabunde”. Nuevamente encontramos el bien espiritual por sobre el materialism0 humano; el creyente que da liberalmente para el Señor y Su Obra gozará de la bendición del Señor. Tengamos en cuenta que la prosperidad no es signo de la aprobación del Señor sobre la vida de una persona; ya que también los malos prosperan: “… No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades". (Salmos 37.7). En el Nuevo Testamento: “"... yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma". No podemos negar que la verdadera prosperidad es la que está en consonancia y equilibrio con la vida espiritual. “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". (1º Timoteo 6.9). Si uno quiere ser verdaderamente próspero según el criterio divino, debe renunciar a su propósito de enriquecerse. “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. (1º Timoteo 6.8). Algunos opinan que un verdadero cristiano, lavado por la Sangre de Jesucristo nunca puede estar enfermo, dado que “Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados". (Isaías 53.4-5). Y pareciera confirmar esto el pasaje bíblico registrado en Mateo 8.16-17: "Y cuando llegó la noche, trajeron a Él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a
  • 20. 20 todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias". Ciertamente, en la Persona de nuestro Señor se cumplió literalmente esta profecía, que tiene dos aspectos proféticos: el que tiene que ver con lo físico y el que tiene que ver con lo espiritual. No hay dudas que la enfermedad espiritual afecta muchas veces al cuerpo físico; y que, cuando el problema espiritual es solucionado, muchas veces las personas experimentan una sanidad física. Sin embargo, tenemos al apóstol Pablo, que decía: “Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano”. (Gálatas 6.11). Qué pena que un hombre de fe como Pablo, que estuvo en el tercer Cielo no conservara su buena vista como Moisés. (Deuteronomio 34.7). Incluso, Pablo tuvo un aguijón en la carne; es decir, en su cuerpo físico; por lo cual le rogó al Señor tres veces: "... me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo". (2º Corintios 12.7-9). Incluso, cuando escribe su segunda Epístola a Timoteo, dice: "... a Trófimo dejé en Mileto, enfermo". (2º Timoteo 4.20). Es interesante leer el consejo que le da a Timoteo: "Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades". (1º Timoteo 5.23). Entonces, no hay tal cosa como ‘promesa de salud perfecta para todos los cristianos’. Dios puede realizar milagros de sanidad cuándo y cómo Él quiera; y ciertamente, nuestra falta de fe, nuestra mundanalidad y poca consagración al Señor, más allá de nuestros preconceptos y prejuicios, hacen que muchas veces limitemos en nuestra mente y corazón a nuestro amado Señor. Debiéramos orar por todos los enfermos, sin esperar quedar bien delante de la gente y de los que nos
  • 21. 21 observan, que pudieran juzgar nuestra poca fe. Debemos orar como nos enseñó a orar nuestro Señor: “Hágase tu Voluntad, como en el Cielo, así también en la tierra”. (Mateo 6.10). "En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere...". (Santiago 4.15). 13.Salvación Eterna y Condenación. Hay un concepto que se está esparciendo por el mundo evangélico, el cual hace hincapié en los beneficios aquí y ahora, menospreciando los beneficios eternos de la Obra que Jesucristo realizó en la Cruz del Calvario en forma completa y perfecta. Tal es así, que un creyente escribe: “La Iglesia se ha preocupado con la pregunta, ‘¿Qué pasa con el alma después de la muerte?’. ¡Como si la razón de la venida de Jesús se resumiera así, que ‘Jesús busca llevar más almas al Cielo, para que ellos no vayan al Infierno después que mueran!’. Yo sí creo que una lectura clara de los Evangelios descarta esta posibilidad”. “Yo no creo que el Mensaje completo y la vida de Jesús pueden resumirse con esta conclusión”. (Brian McLaren cited on PBS Special on the Emerging Church (Religion and Ethics Weekly, 15 de Julio de 2005). No podemos menos que horrorizarnos ante estas palabras. Jesucristo dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios". (Juan 3.16-18). Precisamente, el nudo del Evangelio es Salvación Eterna o Condenación Eterna; no hay claroscuros en la proclama evangélica. Tiene que ser una Salvación Eterna porque “Si en esta vida
  • 22. 22 solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración [compasión, lástima] de todos los hombres". (1º Corintios 15.19). Dios dice claramente en Su Palabra que, si no hay arrepentimiento verdadero, no hay perdón; y éste, únicamente sobre la base del Sacrificio Perfecto de Jesucristo en la Cruz. Así de simple. Dios no hará ninguna excepción: ni uno solo entrará en el Cielo sin estar arrepentido de veras y sin haber pasado por la Cruz. El arrepentimiento verdadero conlleva un cambio de vida; si no hay cambio de vida, no hay verdadero arrepentimiento. Así como se niega el carácter eterno o trascendente del Evangelio del Reino de Dios, así también se procura minimizar el aspecto tan claramente expuesto en La Palabra de Dios sobre la Condenación Eterna. En un reportaje televisivo realizado en vivo por Larry King a Joel Osteen, se desarrolló la siguiente conversación: King: ¿Qué si tu eres judío o musulmán, y no aceptas a Jesucristo del todo? Osteen:”Tú sabes, yo tengo mucho cuidado en decir quién puede o quién no puede ir al Cielo. Yo no sé...” King: Si tú crees que tienes que creer en Cristo, ¿Ellos están equivocados, no es cierto? Osteen: “Bueno, yo no sé si creo que ellos están equivocados. Yo creo que aquí está lo que la Biblia enseña y esto es lo que creo acerca de la fe cristiana”. Dice La Palabra de Dios en Mateo 25.46: "E irán éstos al Castigo Eterno, y los justos a la Vida Eterna". Nuevamente, en otra parte del reportaje: King: ¿Qué acerca de un ateo? Osteen: “Sabes
  • 23. 23 qué, yo voy a dejar que alguien... yo voy a dejar que Dios sea el Juez en cuanto a quién va al Cielo o al Infierno. Yo sólo -nuevamente- yo presento la verdad, y yo lo digo cada semana. Tú sabes, yo creo que es una relación con Jesús. ¿Pero sabes qué? Yo no voy a andar por todos lados diciendo a todos los demás, si ellos no quieren creer eso, qué es lo que será su decisión. Dios tiene que ver tu propio corazón, y sólo Dios sabe eso”. La Palabra de Dios ya se ha expedido sobre este tema: "El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios". (Juan 3.18). La Condenación Eterna no es un estado de destrucción del alma y del espíritu en el Lago de Fuego, en donde ya no sufren porque han dejado de existir. La Santa Biblia dice claramente: "Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el Lago de Fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos... y el que no se halló inscrito en el Libro de la Vida fue lanzado al Lago de Fuego". (Apocalipsis 20.10, 15). 14.Sanidad Interior y Regresión. Quienes han promovido y extendido esta falsa enseñanza son los responsables del Gobierno de los Doce con sus mal llamados Encuentro con Dios. Pero no son los únicos; Horacio Latté Ministerios también enseña sobre la Sanidad Interior. Cuando Jesucristo entra en el corazón, al menos hace tres cosas: 1. Ilumina el corazón, porque Él es la Luz del mundo (Juan 8.12) y vemos las cosas como Él las ve; nos creíamos un poco pecadores, pero ahora vemos en su real dimensión la suciedad que hay en nuestro interior: resentimientos, odio, sed de venganza, complejos de inferioridad, complejos por defectos físicos, envidias, engaños, mentiras, complejos de superioridad, racismo, orgullo, soberbia, altivez, odio a los judíos, odio a los alemanes, odio a los norteamericanos, desprecio a los negros, enemistades, confusión e indefinición sobre la identidad
  • 24. 24 sexual, apetencia de poder, tozudez, caprichos, necedad, deslealtad, sensualidad, inmoralidad, fornicación, adulterio, lascivia, libertinaje, desenfreno, pasiones desordenadas, juegos viciosos, blasfemias, malas palabras, maledicencia, idolatría, hechicería, ocultismo, espiritismo, amargura, malos recuerdos, depresión, angustia, miedos, inseguridad, ataques de pánico, malos pensamientos, quejas, descontentos, inconformidad, alcoholismo, borracheras, bromas pesadas, chistes sucios, miradas obscenas, pornografía adulta e infantil, violaciones sexuales, incesto, prostitución, desvergüenza, lesbianismo, homosexualidad, sin afecto natural, falta de amor, antipatía, insensibilidad ante el dolor ajeno, impaciencia, inconstancia, pereza, robos, estafas, avaricia; y sigue la lista dictada por el Espíritu Santo a la conciencia de la persona que ha sido iluminada con la Presencia de Dios. Esta lista incluye tanto los pecados, como las debilidades cuyo origen es el pecado. 2. Limpia el corazón, con Su Sangre Preciosa que derramó en la Cruz por amor a toda la humanidad, pasada, presente y futura; la cual se hace efectiva cuando la persona deja entrar al Salvador. El Señor limpia el corazón de todo pecado (1º Juan 1.7) y esto incluye toda Maldición Generacional (Gálatas 3.13 -Éxodo 20.5), toda Enfermedad Interior (Isaías 53.4-5) y toda atadura (Isaías 61.1). Cuando Jesucristo entra como Señor y Salvador en el corazón, todos los espíritus inmundos se van y no vuelven, porque nunca más encontrarán la casa vacía (Mateo 12.43-45). No es necesario efectuar liberación ni exorcismo, porque Jesucristo está dentro de esa vida, como Señor y Salvador. En nuestra congregación creemos en la vigencia actual de todos los dones del Espíritu Santo. Y practicamos la liberación en determinados casos y únicamente en inconversos, para que puedan escuchar y entender el Evangelio y tomar una decisión por el Señor. Si no se deciden por Él, su postrer estado vendrá a ser peor que el primero (Lucas 11.26). Nadie que haya escuchado el Mensaje del Evangelio se marcha igual que como vino; así haya rendido su vida a
  • 25. 25 Cristo o no. En el caso de no haberse entregado a Jesucristo, el rechazo empeora su condición anterior. 3. Ordena el corazón, pone en su lugar cada aspecto de la vida; ordena, por así decirlo, los muebles del corazón, poniendo cada cosa en su lugar, como Él quiere. Si alguien viniera a tu casa a visitarte y dijera: -"No me agrada dónde has situado la mesa; la pondré en otro lugar" tú reaccionarías con justa indignación: -"Un momento, eres una visita; tú no eres el dueño de esta casa". Pero cuando Jesucristo entra en el corazón pasa a ser el Dueño de esa vida; debes entregarle todas las llaves de tu corazón, de todas las habitaciones. Él no tiene que ocupar únicamente el hall de tu corazón; tiene el derecho a tomar plena posesión de todas Sus posesiones. Prestemos atención a que éste es el verdadero encuentro con Dios; un Evangelio pleno y completo, El Evangelio del Reino de Dios. ¿Qué ocurre con aquellos a los cuales el verdadero Evangelio no les ha sido predicado? Pues, en la iglesia se les debe predicar nuevamente, presentándoles El Evangelio del Reino de Dios; Jesucristo ocupando todas las habitaciones del corazón y sentado en el trono de sus vidas. Reproducir artificialmente la 'emoción' de Su Presencia es un engaño; dura muy poco tiempo y tiene efectos contraproducentes, causando mayor dureza del corazón al verdadero llamado de Dios y cauterizando la conciencia. Regresión es un intento de volver al pasado -al feto mismo- pretendiendo ‘sanar’ las heridas producidas en algún momento desde la concepción hasta hoy. Se sabe de personas a las cuales se les ha practicado la regresión hipnótica -sesión que está prohibida para aquellos que no son profesionales en la materia- y los pacientes han quedado en una regresión de la cual no pueden salir fácilmente; por ejemplo, personas adultas juegan con muñecas. Cuando está en malas manos la regresión es tan peligrosa como la medicina ejercida por quienes no son médicos. En los llamados Encuentro con Dios quienes practican la
  • 26. 26 regresión muchas veces son personas que no tienen título profesional ni habilitación para ejercer tal terapia. 15.Talentos Naturales y Responsabilidades. No debemos confundir los talentos naturales con los Dones Espirituales. Los primeros, muchas veces son innatos al nacer; otros talentos se logran por la buena voluntad y el esfuerzo personal. Si un talento o la aptitud para el tal no se practica ni se ejerce, puede estar ‘dormido’ en la persona. Si se pone voluntad, esfuerzo, interés y práctica, los talentos pueden resultar en una actividad o profesión destacada y útil a la sociedad. En nuestro caso, debemos poner nuestras capacidades, talentos y aptitudes a los pies de nuestro Salvador, para que Él, si es Su Voluntad y si Le place, nos conceda el privilegio y la responsabilidad de utilizarlos, ejercitarlos para beneficio en Su Obra. Hay aptitudes pecaminosas, habilidades que el Señor nunca aceptará para Su Servicio. A veces, hay varios talentos ‘repetidos’ en la iglesia local. En el Antiguo Testamento esto se solucionaba sirviendo por turnos. "Así ellos y sus hijos eran porteros por sus turnos a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del tabernáculo". (1º Crónicas 9.23). "Y echaron suertes para servir por turnos, entrando el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el discípulo". (1º Crónicas 25.8). "Y David, con Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio". (1º Crónicas 24.3). En el Nuevo Testamento hallamos también un ordenamiento: “… hágase todo decentemente y con orden”. (1º Corintios 14.40). “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete”. (1º Corintios 14.27). En cuanto a ser responsables con el ejercicio de los talentos en la iglesia local, leemos en las páginas inspiradas: "En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor". (Romanos 12.11). Algunos creen que cualquier talento puede ser ejercido en la Obra de Dios y, en el otro extremo, otros piensan que
  • 27. 27 pueden servir al Señor cuando se les ocurre o cuando tienen ganas o cuando ‘lo sienten’. Un cristiano lavado por la Sangre de Jesucristo, que ama al Señor, que desea agradarle y que quiere comportarse con responsabilidad en el Servicio a Dios, primeramente se pondrá en las manos del Señor, como dice: "Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios". (2º Corintios 8.3-5). Otro ejemplo digno de ser imitado: "Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo". (1º Tesalonicenses 1.2-3). 16.Cena del Señor, Bautismo y Membresía. La expresión correcta es Cena del Señor (1º Corintios 11.20); el término ‘santa’ lo hemos agregado nosotros, pero no es la expresión (‘santa’ Cena) la que encontramos en Las Sagradas Escrituras. En rigor de verdad, en el idioma original dice “Cena Señorial”. [kuriakon deipnon, señorial cena]. La verdad es que, desde el mismo momento que una persona se entrega al Señor, ya es miembro de la Iglesia que el Señor ganó por Su propia Sangre. (Hechos 20.28). Y no debiera pasar mucho tiempo antes de ser bautizado. Claro es que, en la práctica, esperamos ver un verdadero cambio en la vida del postulante al bautismo. Lo ideal sería que, apenas se convierte, sea bautizado y miembro -lógicamente- de la iglesia local. Somos conscientes de que no somos jueces de los hermanos. El Juez es el Señor Jesucristo. Pero es el mismo Señor quien puso a los pastores para que ellos velen por las almas de los miembros de las congregaciones. Incluso, dice La Palabra de Dios que debemos
  • 28. 28 sujetarnos a ellos. Por su parte, la responsabilidad de los pastores es no enseñorearse de las congregaciones que están a su cuidado. Es cierto que el Señor no condenó a la adúltera y que Felipe no anduvo inquiriendo nada acerca de la vida del eunuco. Pero el mismo Señor que dijo: “… no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo”, (Juan 12.47), el mismo que le dijo a la adúltera que Él no la condenaba, también le dijo: “NO PEQUES MÁS”. (Juan 8.11). Es decir, Jesucristo no hizo 'la vista gorda', no estimuló a la mujer a continuar así como estaba, no le dio autorización o licencia para seguir cometiendo adulterio; al contrario, le ordenó que no continuase más en esa situación. Al ex paralítico en Betesda le dijo: "... No peques más, para que no te venga alguna cosa peor". (Juan 5.14). En cuanto a Felipe, fue el mismo Espíritu Santo en una revelación que le dijo que fuera al desierto; todavía La Palabra de Dios no había sido completada. Así que, ¡ninguna pregunta necesitaba realizar Felipe, ya que el camino había sido preparado por revelación divina! Ahora ya tenemos toda La Palabra de Dios; y allí están todas las instrucciones acerca de cómo debemos proceder en la iglesia del Señor. Hace noventa años atrás -lo tengo consignado en una colección de escritos de la época- no existía el problema que ahora hay respecto a los juntados, rejuntados, recasados, divorciados, viviendo en adulterio o en fornicación. La sociedad en general repudiaba estas situaciones; los creyentes y aun la mayoría de los inconversos tenían bien en claro que eso estaba mal delante de la misma sociedad y delante de Dios. Pero en el nuevo siglo XXI esto ya es habitual; la juventud tiende a no casarse, se juntan, viven en fornicación. Y muchos de los que sí se
  • 29. 29 casan luego se divorcian o se separan y argumentan que han rehecho o reconstruido sus vidas, volviendo a casarse. Tal es así, que muchos países han aceptado con sus leyes el divorcio y posterior recasamiento. Hasta las mismas iglesias se han adaptado a esta nueva situación ya generalizada, aceptando a personas que vienen del mundo, recibiéndolas en comunión, sin que su situación haya sido regularizada. Aun los mismos creyentes, en algunos casos, se separan, luego se divorcian y se recasan, transgrediendo así, claros principios bíblicos. Pero, ¿qué dice La Palabra de Dios? ¿Debemos 'adaptarnos' a los tiempos en que vivimos? En Mateo 5.31-32 dice:"También fue dicho: cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio". (Fornicación: relación sexual ANTES del casamiento). Marcos 10.11-12: "... cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio". Juan 8.10: "Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, Y NO PEQUES MÁS". Gálatas 5.18: "Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: ADULTERIO, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; ACERCA
  • 30. 30 DE LAS CUALES os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que LOS QUE PRACTICAN tales cosas NO heredarán el Reino de Dios". 1º Corintios 7.8-13: "Digo, pues, A LOS SOLTEROS Y A LAS VIUDAS, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. Pero A LOS QUE ESTÁN UNIDOS EN MATRIMONIO, MANDO, no yo, SINO EL SEÑOR: Que la mujer NO SE SEPARE del marido; y si se separa, QUÉDESE SIN CASAR, [no incluye aquí, 'si no tiene don de continencia, rehaga su vida casándose con otro'] o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone". Repetimos: ¿nos 'adaptaremos' a la sociedad, a las leyes mundanas, o nos ajustaremos a La Palabra de Dios? ¿Acaso esto es ser 'cerrado', 'legalista', 'fundamentalista', 'inmisericordioso', 'juez', 'exigente', etc.? Aunque no se ha aceptado todavía en la totalidad de los países, en muchos de los países ya está plenamente instalada la condición de homosexualidad o lesbianismo, como forma de vida aceptada por la sociedad y legalizada por las leyes mundanas; incluso, autorizando el casamiento entre personas del mismo sexo. ¿Qué haremos en este caso? ¿No es semejante en sus características al primer caso comentado más arriba? ¿Qué decisión tomaremos cuando mucha gente homosexual o lesbiana venga a nuestros cultos y manifieste entregarse a Cristo, pero pretenda continuar en esa condición sexual? ¿Los bautizaremos? ¿Los recibiremos en comunión? ¿Les daremos actividad en la iglesia y responsabilidades? ¿No sucederá, acaso, lo mismo que ahora sucede con los que viven en adulterio o están
  • 31. 31 juntados con hijos de por medio, o divorciados, cuando esto el Señor NO lo aprueba? Insistimos, ¿qué dice La Palabra de Dios? ¿Debemos 'adaptarnos' a los tiempos en que vivimos? ¿O torceremos caprichosamente el siguiente claro pasaje bíblico en favor de la condición de los que viven en adulterio -pero tienen hijos de por medio- o en favor de los que se han recasado, o en favor de los que son homosexuales y o lesbianas? 1º Corintios 7.20-35: "CADA UNO EN EL ESTADO EN QUE FUE LLAMADO, EN ÉL SE QUEDE. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios. En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está. ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte. Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar. Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser
  • 32. 32 santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido”. “Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor". No puede un pasaje CONTRADECIR a otro; ES CLARO que aquí está hablando NO de la condición de los adúlteros o de la condición de los homosexuales o de la condición de las lesbianas. A menos que se piense que Pablo era un legalista cerrado, influenciado por el Viejo Pacto... pero no, él fue un escritor inspirado por el Santo Espíritu. ¡Es Palabra de Dios! Como ya lo hemos dicho, nosotros no somos jueces ni tampoco legisladores; el Señor es el Juez y, a la vez, el Legislador. ¿Qué debemos hacer nosotros, entonces? OBEDECER al Juez y al Legislador, ya que somos Sus sirvientes; no importando QUEDAR MAL con las personas, sino quedar bien con nuestro Señor; no pretendiendo ser más buenos y amorosos que nuestro Padre Celestial. ¡Él ordenó esto! ¡Nosotros Le obedecemos! Amamos a Dios POR SOBRE TODAS LAS PERSONAS Y POR SOBRE TODAS LAS COSAS. ¿No es acaso nuestro Lema: DIOS PRIMERO? En la búsqueda de adoradores que adoran en espíritu y en verdad en la hermosura de la santidad, Dios Padre reclama Arrepentimiento, Abandono del pecado, Conversión verdadera, Nuevo Nacimiento; lo cual solamente es operado por el Santo Espíritu, obrando por la Obra Consumada de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Si pretendemos ser más benévolos que Dios lo único que lograremos es tener congregaciones livianas, débiles, por debajo del alto
  • 33. 33 llamamiento con el que fuimos llamados: "... os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados". (Efesios 4.1). Y si aún insistimos queriendo ser más buenos que Dios y los aceptamos en la comunión y en la membresía, no serán aceptados, de todos modos, en el Reino de Dios; y su destino será la Condenación Eterna. Si de veras amamos a las almas perdidas y queremos su Salvación debemos predicarles con fidelidad el puro Evangelio de Jesucristo. Basados en La Palabra de Dios enseñamos y señalamos las situaciones de pecado que deben ser corregidas. Cuando vemos a alguien que está conviviendo con quien no es su legítimo cónyuge le mostramos en Las Sagradas Escrituras que su situación de adulterio es pecado delante de Dios y le aconsejamos para bien, que abandone su pecado y aun procure, si esto fuese posible, reconciliarse con su cónyuge legítimo. Pero no manejamos su vida, no le exigimos ni le ordenamos o dictamos lo que tiene que hacer. Solamente le enseñamos las verdades bíblicas; es el Espíritu Santo quien producirá en el corazón la convicción de pecado. Nuestro deber es predicar el Evangelio con fidelidad. Eso sí, nos reservamos el derecho a no bautizar ni recibir en comunión a una persona que afirma haber rendido su vida al Señor Jesucristo y no obstante, vive en adulterio, fornicación, homosexualidad o embriaguez. Como decíamos, en la práctica pasa un tiempo hasta comprobar que una persona realmente es del Señor. Entonces, pide el bautismo. Cuando la bautizamos, lo hacemos en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28.19), un solo bautismo en el Nombre de la Tri-Unidad. Sabemos que algunos bautizan tres veces, una vez por
  • 34. 34 cada Nombre; pero nosotros entendemos que al hacerlo sólo una vez (Efesios 4.5) proclamamos la Unidad de la Santísima Trinidad. Notemos que no dice ‘en los Nombres’ sino ‘en el Nombre’. Otros bautizan también una sola vez, pero en el Nombre del Señor Jesús únicamente. (Hechos 10.48 y 19.5). En el primer caso citado Cornelio conocía acerca de Jehová Dios y no sabía nada acerca de que Jehová Dios es Jesús Dios; en el segundo caso, conocían acerca de Juan el Bautista, pero ellos no sabían nada de Jesús el Salvador. Así que, se señala con esto que la fe de ellos -aun honesta y sincera- no era suficiente, faltándoles el conocimiento de la Persona y de la Obra de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Cuando bautizamos, lo hacemos sumergiendo completamente al creyente en las aguas, significando con ello que testimonia que desde que su vida fue transformada, ha muerto para las cosas del mundo y ha resucitado viviendo para Dios. Lo bautizamos y claro, como ya hemos visto que es del Señor y que ha obedecido en el paso del agua, lo consideramos un miembro de la iglesia local y participa de la Cena del Señor. ¿Por qué hemos de convidar a la Cena del Señor a quienes no han dado el paso fundamental del bautismo, aunque digan que ya recibieron al Señor? ¿No es mejor participar de tan importante celebración con aquellos que han obedecido y dado público testimonio de su fe y obediencia al Señor? Sabemos que algunos permiten participar a quienes no están bautizados. Nosotros no compartimos tal práctica, porque creemos que está fuera del espíritu de tal celebración de la Cena del Señor o Cena Señorial. Algunos piensan que el bautismo hace al creyente un miembro de la Iglesia; pero nosotros entendemos que desde el mismo momento en que una persona se entrega verdaderamente al Señor es miembro de la Iglesia que el Señor ganó por Su propia Sangre. Aparte de esto, un creyente pudiera pertenecer al Señor, estar bautizado y, sin embargo, no ser miembro de la iglesia local... pudiera ser una visita ocasional. Así que, no es el bautismo lo que hace al salvo miembro de una iglesia
  • 35. 35 local sino que -aparte de estar convertido y bautizado- debe asistir con regularidad a los cultos. No estamos de acuerdo en tener una lista de miembros, sólo para que ‘figuren’ en un libro de la iglesia. Repetimos y profundizamos: miembro de una iglesia local es aquel convertido, bautizado, que asiste regularmente y está comprometido con el Señor y con la Obra. Reconocemos que en estos tiempos relajados es mucho pedir; pero a esto apuntamos. Es importante remarcar que no sirve el papeleo o registro; lo que sirve es la vida, la práctica, el compromiso. Por ejemplo, si durante un tiempo prudencial un hermano no asiste y se le visitó y no piensa regresar a esta iglesia local, no es necesario convocar a una reunión de iglesia para determinar que ya no es más miembro... de hecho, ya no lo es. No asiste, no está comprometido con la obra local. Claro, siempre podrá regresar y es nuestro deber recibirlo, si no hay otra cosa que lo impida. Nosotros hemos eliminado el término 'símbolos' porque no es bíblico. El pan y el vino en la Cena del Señor NOS RECUERDAN ("Hacedlo en Memoria mía") el cuerpo y la sangre del Señor; es decir, nos recuerdan que cargó con todos nuestros pecados, que sufrió por nosotros y que derramó Su Sangre para limpiarnos. Porque, de lo contrario, de a poco el pan y el vino pasan a ser como un amuleto o rosario; algunos hasta creen que en la Cena se perdonan pecados y uno queda 'a cero' con el Señor (como ir a misa y confesarse). En cuanto a la actividad en la iglesia, es lógico que uno prefiera el servicio de un bautizado; es decir, de uno que se definió claramente con y por el Señor. Pero bueno, a veces hay fiesta de fin de curso o de
  • 36. 36 navidad y hacemos excepciones con niños, cuando representan alguna obra teatral. ¡Porque no podemos exigir que niños pequeños deban ser bautizados! El bautismo no es una 'presión sicológica', es una decisión voluntaria. Si un niño pequeño de verdad se entrega al Señor ya es miembro de la única iglesia 'universal' del Señor. Pero en la práctica, cuando tome la decisión acerca del bautismo, en madurez, será considerado un miembro efectivo en la congregación local. 17. Ofrendas y Diezmos. Las ofrendas y diezmos son voluntarios; no se habla de ‘diezmos’ en el Nuevo Testamento, pero es seguro que los creyentes judíos mesiánicos continuaban dando sus diezmos, aparte de sus ofrendas. No parece que los gentiles convertidos también lo hicieran. De todos modos, no es algo malo practicarlo, ya que es una forma ordenada y clara de administrar el dinero para el Señor. No es obligación; pero, si uno se compromete, debe cumplir con lo que promete; todavía más, si hay una familia pastoral o misionera que depende de nuestros aportes. Pero nada dicen Las Escrituras en el NT acerca de que sea algo obligatorio; al contrario, dice: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos
  • 37. 37 falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al Evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos”. (2º Corintios 9.7-13). 18.Unción con aceite e Imposición de manos. Si el hermano o la hermana en Cristo están enfermos, dice La Escritura: "Llame a los ancianos" o personas con responsabilidad en la iglesia. (Santiago 5.14). No se ofrece la visitación de los ancianos; se enseña sobre ello y la persona enferma lo pide. No se unge para el servicio, para liberación o para obtener alguna especial bendición; se unge por motivo de una enfermedad y en clara obediencia a Las Escrituras, haciendo caso omiso de aquellos que pretenden enseñar que ésta es una práctica puramente ‘judío- mesiánica’. Pudiera ser que, como consecuencia de la desobediencia o pecado, el hermano o la hermana hayan caído enfermos. En este caso, sabemos que los hermanos experimentados sabrán indagar con tacto y prudencia; y si el corazón queda convicto de pecado y hay confesión plena, el Señor perdonará sus pecados y habrá sanidad. Dios quiere la plena restauración del hermano o de la hermana que hayan cometido algún pecado. "La imposición de manos del presbiterio" (1º Timoteo 4.14) o “la imposición de mis manos” (2º Timoteo 1.6), explica y también exhorta Pablo al joven Timoteo. En Hechos 13.3 nuevamente es la venia, el apoyo, la confirmación, el aval o el envío con plena aprobación de la iglesia, realizado por los responsables de la asamblea local. También dice: “Sobre los enfermos impondrán las manos y tendrán bien” [o, ‘se pondrán bien’]. (Marcos 16.18 – literal). Aprovechamos la
  • 38. 38 ocasión para exhortar firmemente a quienes pretenden realizar la imposición de manos ‘precisamente’ en donde está la dolencia; nada de esto enseña La Palabra de Dios; con imponer la mano o las manos sobre la cabeza o sobre los hombros del varón o de la mujer, es suficiente. 19.Unidad de la Iglesia. Mateo 10.34-39: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de Mí, la hallará”. Lucas 12.49-53: “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo. No, sino disensión. Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra”. Lucas 14.26-27: “Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser mi discípulo”. ¿Cómo explicar esto, con claridad? ¿Cómo explicar que, por un lado, el Señor Jesús es el gran Unidor y, por el otro, el gran Separador? Lo voy a explicar así: Dios quiere que la familia esté unida, ¿verdad? Ahora bien, ¿qué sucede si en una familia unida el padre trae a una amante, y pretende que todos continúen unidos, ‘por amor a la
  • 39. 39 familia’? ¿Puede ser posible tal unión? ¿Verdad es que no? ¿De quién es la culpa por la falta de unión? ¿Es culpa de la familia o es culpa de uno de sus integrantes, que pretende incluir dentro de la unión de la familia un elemento extraño a la misma? Dios quiere que la iglesia del Señor esté unida, ¿verdad? Ahora bien, ¿qué sucede si en una iglesia unida el pastor trae una doctrina falsa, y pretende que todos los miembros continúen unidos, ‘por amor a la iglesia’? ¿Puede ser posible tal unión? ¿Verdad es que no? ¿De quién es la culpa por la falta de unión? ¿Es culpa de la iglesia o es culpa de uno de sus integrantes, que pretende incluir dentro de la unión de la iglesia un elemento extraño a la misma? Repito: Dios quiere que las familias y que las iglesias locales del Señor en todo el mundo estén unidas; pero Jesucristo reclama EXCLUSIVIDAD; nada que sea extraño a la comunión con Él será aceptada por Su Persona; no se puede servir a dos señores, no se puede servir a dos intereses, no se puede servir al Señor y al diablo, no se puede sostener la Saludable Enseñanza y, al mismo tiempo, mezclarla con la falsa doctrina. ¿De quién es la culpa por la falta de unión? ¿Es culpa de los cristianos ‘cerrados’, ‘arcaicos’, ‘anticuados’, ’desactualizados’, ‘fundamentalistas’, ‘atrasados’ y ‘legalistas’? ¿O es culpa del pastor, del cristiano que pretende incluir dentro de la unión santa de la iglesia del Señor un elemento, una doctrina, una enseñanza AJENA y EXTRAÑA a la misma? ¿Podemos cerrar los ojos, acaso, y proclamar comunión y unanimidad, ignorando voluntariamente la herejía, haciendo oídos sordos a lo que dice La Palabra de Dios? ¿Qué va en primer lugar, la unión o la fidelidad? ¡Pregunto! ¿Dónde está la respuesta? Pues, la respuesta la da el mismo Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, en Mateo 10.34-39, en Lucas 12.49-53 y en Lucas 14.26-27. ¡Primero es la Fidelidad al Señor! ¡Primero es la fidelidad entre los cónyuges en el hogar! ¡Primero es la Fidelidad al Señor, a Su Palabra y
  • 40. 40 a la Saludable Enseñanza! Y si por ser fieles en primer lugar al Señor, a Su Palabra y Enseñanza tenemos que estar divididos en la comunión con las iglesias locales, ¡lo sentimos muchísimo, pero PRIMERO es la Fidelidad al Señor! C. Epílogo: La Exclusividad de Jehová - Jesús. Van pasando los años y, a medida que avanzamos, descubro que se está olvidando o se está dejando de considerar que Jehová es Jesús. Muchos relacionan a Jehová con el Padre -tal cual hacen los Testigos de Jehová. Otros evitan relacionar a Jehová con Jesús, ya que sienten repulsión por las innumerables muertes que Dios ordenó en la época del Viejo Pacto, relatado en las páginas del Antiguo Testamento. Últimamente encontramos una tendencia a creer que lo que está contenido en el Antiguo Testamento es la religión de los judíos; en donde ellos, por su racismo y notoria discriminación hacia todo lo gentil, desarrollaron la creencia en un Dios cruel y vengativo. Olvidan estos nuevos ‘intérpretes’ de La Biblia, que "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". (2º Timoteo 3.16). Y les guste o no, les caiga en gracia o les desagrade, el Dios del Nuevo Testamento es exactamente el mismísimo Dios del Antiguo Testamento. El mismo Jesucristo que hoy se presenta como tierno Salvador será mañana el Juez de vivos y muertos: “Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por Su Nombre". (Hechos 10.42-43). "Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha
  • 41. 41 establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel Varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos". (Hechos 17.30-31). En cuanto a que Jesucristo es el mismo Jehová del Antiguo Testamento, leemos: "Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que Yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve". (Isaías 43.10-11). Esto lo comparamos en el Nuevo Testamento con: "Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser Cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay Salvación; porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos". La Carta a Tito nos provee un material precioso para nuestro Epílogo: Tito 1.3: “Dios Nuestro Salvador”; Tito 2.10: “Dios Nuestro Salvador”; Tito 3.4: “Dios Nuestro Salvador”; Tito 1.4: “Señor Jesucristo Nuestro Salvador”; Tito 2.13: “Salvador Jesucristo”; Tito 3.6: “Jesucristo Nuestro Salvador”. Si en el pasaje de Isaías leemos que Jehová es el único Dios, que Jehová es el único Salvador; y en Tito leemos que nuestro Salvador es Dios y que Jesucristo es nuestro Salvador, corroborado todo esto con lo que se declara en el libro de los Hechos de los Apóstoles, que sólo en Jesucristo hay Salvación y que es el único Nombre dado a los hombres, en que podamos ser salvos; entonces no queda más que reconocer que Jehová es Jesús y Jesús es Dios. Marcos Andrés Nehoda pastor Iglesia Cristiana Evangélica Buenos Aires, Argentina mnehoda@yahoo.com.ar