1. LA SALVACION
Usted, como otros muchos lectores, querrá entender la Biblia bien y comprender su
significado para la vida cotidiana. "Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil
para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para
toda buena obra" (2 Tim. 3:16, 17), Lo que Dios dice y desea está muy claro en la
Biblia. No nos hace falta otra palabra de Dios, y ninguna otra se puede agregar.
El propósito de esta sección es proveerle ayuda al leer la Palabra de Dios acerca de
la salvación. Toda nuestra doctrina ha de basarse en las Escrituras Sagradas. Al ir
comparando las referencias con capítulos y versículos de la Biblia, el lector podrá
asegurarse de que las enseñanzas indicadas no vienen de algún hombre sino de
Dios mismo (Gál. 1:11,12).
Esta explicación acerca de la salvación, como es presentada en la Biblia, tiene el
fin de ayudar al discípulo de Cristo, sea nuevo o experimentado, a regocijarse en
"una salvación tan grande" (Heb. 2:3), una salvación que incluye los aspectos de un
despertamiento (la regeneración), un reconocimiento (el arrepentimiento), una
apropiación (la fe), una aplicación (la justificación) y una activación (la
santificación).
1. UN DESPERTAMIENTO
LA REGENERACIÓN
Una persona sin Cristo está muerta espiritualmente. Su conciencia está adormecida:
Puede mentir, blasfemar al Señor, hacer caso omiso de las demandas de Dios sobre
su vida, sufrir penas sin la ayuda que su amante Hacedor le quiere dar, buscando
apoyarse en cualquier cosa menos en aquella que realmente va a resultar. Incluso
puede pedir socorro a Dios, siempre que el yo mantenga el control, ¡para
asegurarse de que el Omnipotente secunde lo humano y no quiera mandar!
El apóstol Pablo lo explicó así: "Estabais muertos en vuestros delitos y pecados"
(Ef. 2:1). Pero algo sucede, y todo eso se cambia. Pablo siguió diciendo que Dios ".
. . nos dio vida juntamente con Cristo" (Ef. 2:5). ¡Nos avivó!
Nuestro Señor Jesucristo catalogó esa experiencia como un nuevo nacimiento y
dijo a Nicodemo: "Os es necesario nacer de nuevo" (Juan 3:7). Pablo habló de una
"nueva criatura", o una nueva creación (2 Cor. 5:17). Sin embargo, el término más
común para indicar este cambio es "regeneración", que significa "nuevo
nacimiento" o "renacer".
2. Esto es el comienzo de la salvación y es por la iniciativa de Dios. Lea Tito 3:4, 5.
Dios da vida.
(1) ¿COMO SE INICIA LA REGENERACIÓN?
En Santiago 1:18 tenemos un buen resumen de esta enseñanza: "Por su propia
voluntad, él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos como
primicias de sus criaturas."
(2) ¿COMO SE IMPARTE LA REGENERACIÓN?
Dios es el autor de la vida toda. Sólo él otorga la nueva vida de la salvación. La
regeneración no es únicamente un cambio en las costumbres cotidianas, como
tomar un nuevo camino o hacer una reforma. Tampoco se experimenta mediante
algún ritual como el bautismo en agua. Sólo la palabra de Dios puede limpiar,
como dice Juan 15:3. El evangelio es el medio, como Pablo lo expresó en 1
Corintios 4:15. Ninguna fase de la salvación es jamás la obra de una persona
humana por lo cual ésta pudiera adjudicarse el crédito o la gloria. La regeneración
es la obra de Dios solamente. Viene "a los que oreen en su nombre. . . los cuales
nacieron no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad de varón,
sino de Dios" (Juan 1:12, 13).
(3) ¿COMO SE IMPLANTA LA REGENERACIÓN?
Es la naturaleza divina que se implanta. "Todas las cosas que pertenecen a la vida y
a la piedad" nos han sido concedidas de su divino poder. "Mediante ellas nos han
sido dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas seáis hechos
participantes de la naturaleza divina" (2 Ped. 1:3, 4). En la vida del nuevo creyente
se implanta la vida de Cristo; como dijera Pablo:". . . y ya no vivo yo, sino que
Cristo vive en mi. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de
Dios" (Gál. 2:20). Así se empieza una transformación maravillosa: "Las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5:17). "El nuevo hombre. .
. ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad" (Ef. 4:24).
Se inicia una total renovación (Col. 3:10).
(4) ¿QUE IMPLICA LA REGENERACIÓN?
Una evidencia de la regeneración es el crecimiento de la vida nueva producida por
el Señor. En la Primera Epístola de Juan se mencionan varios resultados del cambio
(ver 2:29; 3:9; 4:7; 5:1; 5:18):
La regeneración empieza cuando uno acepta a Jesucristo y cree en él. Juan 1:12, 13
enseña tanto la implantación divina de vida como la respuesta humana a la misma.
El resultado de la regeneración es la creación de un nuevo parentesco entre el
creyente y el Creador. Ahora es hijo de Dios, y Dios es su Padre celestial. El
3. creyente también es hermano de otros discípulos de Cristo. Todos comparten en el
compañerismo de la familia de Dios. Sólo aquellos que han sido regenerados por la
fe en el Señor Jesucristo experimentan este parentesco único; y todo ello es el
resultado de la regeneración.
2. UN RECONOCIMIENTO
EL ARREPENTIMIENTO
"Arrepentíos" fue el primer mensaje tanto de Juan el Bautista (Mat. 3:1, 2) como de
Jesucristo (Mat. 4:17). Fue el tema de la predicación de Pedro en el día de
Pentecostés (Hech. 2:38). También fue la esencia del ministerio de Pablo, pues
andaba "testificando a los judíos y a los griegos acerca del arrepentimiento para
con Dios y la fe en nuestro Señor Jesús" (Hech. 20:21). Repetidas veces se
menciona en el libro de Apocalipsis (2:5, 16, 21, 22; 3:3, 19) como una
amonestación final a los hombres.
Nuestro Señor Jesús, antes de su muerte y también después de su resurrección,
mandó a los doce apóstoles y a todos sus discípulos a "que en su nombre se
predicase el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones,
comenzando desde Jerusalén" (Luc. 24:47; comp. Mar. 6:12).
"El Señor. . . es paciente para con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda,
sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Ped. 3:9). Dios llama a la
humanidad a arrepentirse para así dejar su hostilidad o su indiferencia, con el fin de
volverse a él. Se le hace al hombre una invitación a la salvación, a que abandone el
alejamiento de Dios que es fruto del pecado.
(1) EL ARREPENTIMIENTO Y SUS COPIADORES
Lamentablemente se ofrecen muchos substitutos para el genuino arrepentimiento.
He aquí algunas de ellas:
a. La religión: Esta se manifiesta de diversas maneras. Como dijera Pablo:
"Tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia" (2 Tim. 3:5), si no con la
boca, entonces con su manera de ser. Simón, el mago de Samaria, es una buena
ilustración de un arrepentimiento falso que sólo es una imitación.
Simón creyó, se bautizó y continuó con el evangelista Felipe, observando y
queriendo tener el poder de Dios para ministrar. Sin embargo, Pedro le reprendió:
"Tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y
ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque veo
que estás destinado a hiel de amargura y a cadenas de maldad" (Hech. 8:21-23).
4. Otro error tiene que ver con la "penitencia". El "hacer penitencia" es algo exterior
que efectúa una persona para procurar lograr el beneplácito de Dios. Puede
representar un verdadero arrepentimiento pero comúnmente no lo hace. El
arrepentimiento siempre es un cambio de corazón primero, seguido por una
transformación de vida; nunca a la inversa. No es una conformación exterior a la
voluntad de Dios sino un cambio interior obrado mediante la Palabra de Dios.
b. El remordimiento: "Porque la tristeza que es según Dios genera arrepentimiento
para salvación, de que no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo degenera
en muerte" (2 Cor. 7:10). El sentimiento natural y emotivo de compunción o de
tristeza, que viene a causa de algo que ha sucedido, no es necesariamente el
arrepentimiento. Las lágrimas y un sentido de culpabilidad no siempre señalan un
genuino retorno a Dios. Demasiadas veces hay pena por los resultados de un hecho
pero no por el hecho mismo, sentimiento por las malas consecuencias que ha
habido para uno mismo y no por el sufrimiento de otros o por la afrenta al Hacedor.
c. La reflexión: El gobernador Félix llamó a Pablo y le oyó acerca de la fe en
Cristo Jesús. Cuando Pablo disertaba de la justicia, del dominio propio y del juicio
venidero, Félix se llenó de miedo y respondió: "Por ahora, vete; pero cuando tenga
oportunidad, te llamaré" (Hech. 24:25). Félix pensaba, escuchaba, temblaba;
inclusive volvió a llamar a Pablo (Hech. 24:26) pero, en cuanto sabemos, nunca se
arrepintió.
(2) EL ARREPENTIMIENTO Y SUS CARACTERISTICAS
Hemos visto lo que el arrepentimiento no es. Ahora veamos lo que es.
a. Las fases: Mencionamos primero:
(a) La convicción. Sucede cuando una persona se da cuenta de su culpabilidad
delante de Dios, reconoce su responsabilidad por el pecado y desea dejarlo para
volverse a Dios. Antes de su arrepentimiento Pablo "había pensado que debía hacer
muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret" (Hech. 26:9). Pero después de
su conversión escribió: "Considero como pérdida todas las cosas, en comparación
con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor" (Fil. 3:8).
(b) La contrición. Es una tristeza de corazón y de conciencia que hace sentir
necesidad de Dios. Parecida es la atrición que reconoce las fallas personales
delante de Dios. Son atributos del arrepentimiento.
(c) El cambio. Es otra de sus caras. El arrepentimiento es una obra de Dios, una
transformación que hace variar la personalidad. Es Invocar el nombre del Señor
(Hech. 2:21) y cambiar de frutos de vida (Mat. 3:8). Si no hay un cambio, no hay
verdadero arrepentimiento. El vocablo usado en hebreo significa "tornarse" y en
griego, "cambiar de actitud".
5. b. Este cambio afecta tres áreas de la vida del Individuo.
(a) El arrepentimiento cambia la mente. Pablo escribió a los Romanos (12:2):
"Transformaos por la renovación de vuestro entendimiento. . . “Zaqueo reconoció
que había cobrado demás, lo que era robo, y devolvió cuatro veces la suma original
(Luc. 19:8). El hijo pródigo volvió en sí, dándose cuenta de que había pecado
contra el cielo (Luc. 15:17, 18) y regresó a la casa de su padre.
(b) El arrepentimiento cambia el corazón. El salmista (119:104) escribió:
"Aborrezco todo camino de mentira." La tristeza por el pecado viene a reemplazar
el placer en la perversidad. Una vergüenza santa conduce a la contrición y a la
confesión (2 Cor., 7:7-11).
(c) El arrepentimiento cambia la voluntad. Las acciones hablan más fuerte que las
palabras. Así también, al arrepentirse. Si bien el pensar y el sentir pasan por
cambios, la transformación básica está en la voluntad. Cuando Pablo se convirtió,
de Inmediato puso su voluntad para no ser "desobediente a la visión celestial"
(Hech. 26:19). El arrepentimiento se encauza en el servicio: "Os convertisteis de
los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (1 Tes. 1:9).
El volverse a Dios se relaciona con la gratitud y resulta en gozo en el cielo y en la
tierra (Luc. 15:6-9, 24).
3. UNA APROPIACION
LA FE
"Sin fe es imposible agradar a Dios" (Heb. 11:6). La fe es la mano que extendemos
para recibir el regalo de la gracia que Dios nos quiere dar, ya que "por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Ef. 2:8). Es
por la bondad divina que podemos mover la mano, y es él que da fuerza a la fe para
que sea una poderosa realidad en la vida. La fe es el cauce por el cual fluye la
gracia. Es el medio por el cual uno puede apropiar la gracia de Dios. La fe trae
satisfacción a Dios y salvación al hombre. Mediante la fe podemos percibir la
Persona divina y conseguir el perdón.
De las tres virtudes centrales —fe, esperanza y amor— sólo el amor es eterno, pero
la fe es la que hace posible que el amor de Dios para con nosotros sea eterno. Tanto
la fe genuina como la gracia salvadora son dones de Dios.
La fe es esa capacidad del corazón humano por medio de la cual se comprende el
regalo de la salvación y el propósito eterno del Todopoderoso. La fe descansa sobre
la esperanza y antecede el poder ver las cosas. Tiene una visión de lo imposible y
acepta lo increíble. La fe es algo particular del ser humano, y sin embargo tenemos
6. la tendencia de rechazarla, debido a la presencia del pecado en la vida. La fe es la
única llave que abrirá la puerta de la cárcel a que el hombre se ha condenado a
causa de su pecado.
(1) HAY TRES CLASES DE FE:
a. Una fe basada en hechos comprobados. Esta fe depende de datos históricos o
científicos. Es la confianza que tenemos en algo cuando es evidente o visto. Todos
poseen esta clase de fe. Jesús dijo que Tomás la tenía: "¿Porque me has visto, has
creído?" (Juan 20:29).
b. Una fe provisoria. No es buena, ya que no dura; puede parecer ser fuerte, pero
no permanece. Es como la planta que "no tiene raíz en sí, sino que es de poca
duración" (Mat.13:21). Judas Iscariote probablemente tenía una fe provisoria,
puesto que después de ser discípulo, apóstol escogido y comisionado, y predicador,
traicionó a su Señor.
c. Una fe salvadora. Es llamada "la fe en el poder de Dios" (Col. 2:12). Justifica y
redime al creyente (Rom. 3:23- 28). Ella es más que un sencillo reconocimiento del
hecho de que Dios es Salvador. Los demonios reconocían y confesaron que Jesús
era el "Hijo de Dios" (Mat. 8:29). Pero la fe salvadora no se queda con un simple
reconocimiento y una comprensión de la verdad sino que pasa más allá a una
entrega "para la obediencia de la fe" (Rom. 1:5). Veamos ahora:
(2) LA NATURALEZA DE UNA FE SALVADORA
(a) Su fuente. Es la Palabra de Dios: "La fe es por el oír; y el oír por la palabra de
Cristo" (Rom. 10:17). En Hechos 4:4 leemos: "Pero muchos de los que habían oído
la palabra creyeron." La fe nace de la simiente de la Palabra (1 Ped. 1:23). La fe
crece a medida que se alimente de la Palabra (1 Ped. 2:2). La fe es establecida y
continúa afirmándose en comunión con Cristo (Col. 2:2, 5-7).
(b) Su constancia. Se forman dos reacciones de parte del creyente:
i. La primera es confesar lo malo que uno ha hecho y sido. Confiar en Dios para la
salvación Implica desconfiar de la capacidad del hombre para salvarse a sí mismo.
La justicia divina se puede apreciar debidamente sólo cuando se compara con la
injusticia humana. Pablo confesó ". . . sin pretender una justicia mía" (Fil. 3:9).
Cuando uno pierde la confianza en poder salvarse a sí mismo, ha comenzado el
proceso hacia la salvación. El pecador se vuelve en fe a Dios, quien es el único que
puede salvar (Hech. 4:12, 16:31).
7. ii. La segunda reacción de una fe salvadora es el apropiarse. La Biblia dice que el
"Hijo de Dios. . . me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gál. 2:20). Ese
reconocimiento entiende que "Cristo murió por los impíos" (Rom. 5:6), pero el
apropiarse va más allá y confiesa que "Dios demuestra su amor para con nosotros,
en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Rom. 5:8). La fe
salvadora facilita el regalo divino de la vida eterna (Juan 1:12). La fuente de la fe
es la Palabra; la constancia de la fe es la acción (Mat. 14:28, 29; Heb. 11).
La fe actúa en obediencia a los mandatos de Dios y vive victoriosamente en las
bendiciones de Dios.
4. UNA APLICACION
LA JUSTIFICACION
El arrepentimiento tiene que ver con la reacción de una persona hacia Dios. La fe
tiene que ver con la actitud hacia Dios. La justificación tiene que ver con el método
de acercamiento a Dios. Ya que la iniquidad ha hecho división entre nosotros y el
Señor (Isa. 59:2) y que la consecuencia de esto es una separación eterna de Dios en
juicio, la única esperanza está en una justificación de parte de Dios. Por el don
gratuito de su gracia y por medio de la fe en la sangre de su Hijo, Dios es a la vez
justo y llega a ser el que justifica a aquellos que creen en Jesucristo (Rom. 3:26;
4:24, 25).
La justificación, al igual que todas las fases de la salvación, no es fruto de un
esfuerzo humano. Siempre es el resultado de la gracia y la misericordia de Dios,
libremente otorgadas y aceptadas mediante la fe. Tanto la justificación como la fe
no dejan lugar para una jactancia o una gloria humana (Rom. 3:27; Ef. 2:8, 9).
(1) La justificación es el fallo de "no culpable" que el Juez divino pronuncia
acerca de cada creyente, al declararle "justo" y al absolverle de toda culpabilidad
delante de Dios.
El pecador es acusado con toda base y absuelto libremente por medio de la
justificación. La justificación es:
Anunciado judicialmente por Dios (Rom. 3:25)
Logrado por los méritos de Cristo (Rom. 3:24)
Aceptado libremente por la fe (Rom. 3:26; 5:1)
(2) La justificación es el resultado sólo de la gracia de Dios (Rom. 3:24), como un regalo (Rom.
5:15), sin mérito humano (Rom. 3:28), como expresión de la paciencia de Dios
(Rom. 3:25).
8. (3) La justificación es realizada por medio del Señor Jesucristo, como el don de su
"justicia" por la redención lograda por él, mediante el derramamiento de su sangre
(Rom. 3:24, 25; 5:1/). Dios, frente a sus normas de conducta, declara culpable a
toda la humanidad delante de su Modelo de Excelencia, que es su Hijo Jesucristo.
Se ha quebrantado su ley, se ha violado su creación, y sus criaturas se han rebelado
en contra de él. No hay ninguna disculpa, ni hay explicación que exonere a nadie
(Rom. 2:1; 3:19).
El ser justificado mediante la redención en Cristo Jesús significa que el creyente es
librado de su culpa. Cristo paga el precio, aceptando la condenación sobre él y
entregando su vida como vicario (Heb. 9:14).
Pero se involucra mucho más. Dios declara que el pecador perdonado para siempre
es considerado como "sin antecedentes" frente a cualquier acusación de
culpabilidad (Rom. 8:33, 34). Esa acción de compasión fue tomada por Cristo una
vez para siempre (Rom. 6:10; Heb. 9:26, 28).
(4) La justificación es otorgada a quienquiera por medio de la fe. Ya que Dios
declara que esta obra de justificación es la aceptada, luego no hay manera en que
los logros humanos sean alguna vez un factor para la aceptación del hombre de
parte de Dios: "Porque por las obras. . . nadie será justificado delante de él" (Rom.
3:20; comp. Ef. 2:8, 9; Tito 3:5).
Cristo, "que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que
nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5:21). La fe en Cristo
como Salvador único sirve para traspasar a Cristo la condenación por nuestro
pecado. La perfección de Cristo se coloca a favor del creyente. Esta fase de la
justificación se llama imputación; "... también para nosotros, a quienes nos habría
de ser contada: a los que creemos en el que resucitó de entre los muertos, a Jesús
nuestro Señor, quien fue entregado por causa de nuestras transgresiones y
resucitado para nuestra justificación" (Rom. 4:24, 25).
El castigo del Salvador es el precio pagado por el perdón del pecador. Dios
valoriza la confianza nuestra en Cristo y nos declara justificados (Gál. 2:16; 3:24).
(5) La justificación es una expresión de la gracia de Dios y es también una
experiencia de los hijos de Dios:
En el perdón (Rom. 4:6, 7)
En la paz (Rom. 5:1)
En la esperanza (Rom. 5:2)
En el amor (Rom. 5:5)
En la reconciliación (Rom. 5:10)
9. En la liberación (Rom. 8:32, 33)
En elgozo (Rom. 14:17)
(6) La justificación se ha realizado a base de la resurrección de Jesús nuestro
Señor. "Creemos en el que... fue entregado por causa de nuestras transgresiones y
resucitado para nuestra justificación" (Rom. 4:24, 25).
Puesto que el pecado separa al hombre de Dios, resultando en la muerte espiritual
(Ef. 2:1) y física (Rom. 5:19-21), entonces la vida del Señor resucitado hace
posible la justificación; "seremos salvos por su vida" (Rom. 5:10).
5. UNA ACTIVACION
LA SANTIFICACION
(1) EL SIGNIFICADO DE LA SANTIFICACION
Es una cosa cuando el pecado mora en una persona; es otra cosa cuando una
persona mora en el pecado. La santificación es la liberación divina de la persona
del poder del pecado. Es la realización práctica de la salvación al ir mostrando la
evidencia de una vida nueva provista por Dios.
"Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación" (1 Tes. 4:3). "Somos
santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre" (Heb. 10:10).
(2) EL DESARROLLO DE LA SANTIFICACION
El Espíritu ha estado presente en todas las fases de la salvación (ver Juan 3:6; 16:8-
11; Rom. 5:5; Ef. 1:13; 2:18). Pero es en la santificación de los creyentes que el
Espíritu tiene un papel muy especial. Fue en su discurso a los apóstoles en el
aposento alto la noche antes de morir (Juan 14—16) que nuestro Señor habló más
del "otro Consolador" y del desarrollo cristiano. Dijo: "El os enseñará todas las
cosas y os hará recordar todo lo que yo os he dicho" (Juan 14:26). "El Espíritu de
verdad... os guiará a toda verdad" (Juan 16:13). Tanto Pablo (2 Tes. 2:13) como
Pedro (1 Ped. 1:2) hablaron de "la santificación del Espíritu". Como Jesucristo
andaba con sus discípulos cuando estuvo en el mundo, así el Espíritu está con
nosotros hoy en nuestra maduración.
a. La santificación comienza en la persona. Dios nos ha "escogido desde el
principio para salvación, por la santificación del Espíritu y fe en la verdad" (2 Tes.
2:13). Justipreciando lo que es la salvación en regeneración, arrepentimiento,
justificación y fe, no debe extrañarnos de que Dios haya separado al creyente para
sí mismo. La santificación es por medio de la redención en Cristo, "quien se dio a
10. sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí mismo
un pueblo propio" (Tito 2:14). El propósito principal de la santificación es hacer
que el creyente sea santo para la gloria de Dios.
b. Sigue en la experiencia. El mismo poder divino que atrae al creyente a Dios
también le separa de las consecuencias del pecado (1 Cor. 6:11). Este poder
identifica pecados específicos de los cuales el creyente ha sido liberado mediante la
santificación. Este poder es el resultado vigorizante de la justificación. A causa de
la conquista que Cristo hizo sobre el pecado y la presencia del Espíritu en su ser, el
creyente recibe poder para vivir. ¿Cómo se activa esto?
(a) En la santificación de la palabra de Dios (Juan 17:17) (b) En la práctica de la
oración (1 Tim. 4:5) (c) En el seguimiento de la paz (Heb. 12:14) (d) En la
obediencia de los creyentes (Rom. 12:1) (e) En la dejación del pecado (1 Cor.
3:16, 17) (f) En la conformación a la voluntad de Dios (1 Tes. 4:3)
Estos son los medios para aumentar la consagración en obediencia a Dios.
La santificación se finaliza en la glorificación. En cada fase de la salvación hay
una culminación en su proceso. La regeneración, el arrepentimiento, la fe, la
justificación, la santificación: todos conducen a la glorificación, el final y acabado
acercamiento a Dios.
La obra culminante y final de la santificación ocurrirá cuando Cristo venga por
segunda vez. "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; que todo
vuestro ser —tanto espíritu, como alma y cuerpo— sea guardado sin mancha en la
venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tes. 5:23).
(3) EL MODO DE LA SANTIFICACION
a. Por Dios mismo: "Elegidos conforme al previo conocimiento de Dios Padre por
la santificación del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su
sangre" (1 Ped. 1:2).
b. En forma personal:". . . ya que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
impureza de cuerpo y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios"
(2 Cor. 7:1).
c. En la hermosura: "En el día de tu poder, tu pueblo se te ofrecerá
voluntariamente en la hermosura de la santidad" (Sal. 110:3).
d. De modo progresivo: "Procurad la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie
verá al Señor" (Heb. 12:14).
e. En amor: "Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella a fin de
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra" (Ef.
5:25, 26).
11. f. Por medio de la redención: "Jesús padeció fuera de la puerta de la ciudad para
santificar al pueblo por medio de su propia sangre" (Heb. 13:12).
g. Con un noble propósito: Dios nos ha "escogido desde el principio para
salvación, por la santificación del Espíritu y fe en la verdad" (2 Tes. 2:13).