El séptimo paso hacia la libertad en Cristo es renunciar a los pecados y maldiciones de los antecesores. Los espíritus familiares pueden pasar de generación en generación si no se renuncia a ellos. Para liberarse, se debe rechazar los pecados de los antecesores y cancelar las obras demoníacas heredadas. También se debe orar una declaración renunciando a las maldiciones y encomendándose a Dios. Mantener la libertad requiere compromiso continuo con Dios a través de la oración, estudio bí
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Tomado del Lbro, “Pasos para la Libertad en Cristo”. Por Neil T. Anderson.
SEPTIMO PASO: CONSENTIMIENTO VERSUS RENUNCIA
El consentimiento es ceder pasivamente, permitir algo o condescender en que se haga.
El último paso hacia la libertad en Cristo es renunciar a los pecados de sus antecesores y
a cualquier maldición que haya sido puesta en ti. Al dar los Diez Mandamientos Dios dijo:
“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque
yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visita la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (Éxodo 20:4-5)
Los espíritus familiares pueden pasar de una generación a la siguiente si no se renuncia a
ellos y si no se proclama tu nueva herencia espiritual en Cristo. Tú no eres culpable por
ninguno de los pecados de tus antecesores, pero debido a su pecado, Satanás ha
obtenido acceso a tu familia. Esto no es para negar que muchos problemas son
transmitidos genéticamente o adquiridos debido a una atmósfera inmoral. Las tres
condiciones pueden predisponer a una persona a un pecado en particular. Además, las
personas engañadas pueden tratar de poner una maldición en ti. Tú tienes toda la
autoridad y la protección que necesitas en Cristo para romper tales maldiciones.
Para liberarte de cualquier influencia que pudiera haber en el pasado, lee la siguiente
declaración y ora por ti mismo para que sepas exactamente lo que estás
declarando/pidiendo. Luego reclama tú posición y protección en Cristo haciendo una
declaración verbal y humillándote delante de Dios en oración.
DECLARACIÓN
En este momento rechazo y desconozco todos los pecados de mis antecesores. Como
alguien que ha sido liberado del poder de las tinieblas y trasladado al reino del Hijo amado
de Dios, cancelo todos las obras demoníacas que me han sido heredadas por mis
antecesores.
Como alguien que ha sido crucificado y resucitado con Jesucristo y sentado con El en los
lugares celestiales, renuncio a todos los “encargos” satánicos que están dirigidos hacia
mí y hacia mi ministerio, y cancelo todo maldición que los obreros de Satanás hayan
puesto sobre mí: Le anuncio a Satanás y a todas sus fuerzas que Cristo se convirtió en
maldición por mí (Gálatas 3:13) cuando El murió por mis pecados en la cruz. Rechazo
cualquier forma en la que Satanás pudiese clamar propiedad sobre mí.
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Le pertenezco al Señor Jesucristo quien me compró con Su propia sangre. Rechazo
todos los demás sacrificios por medio de los cuales Satanás pudiera clamar tener
propiedad sobre mí. Declaro que yo he sido adquirido/a completamente y eternamente, y
que estoy consagrado/a al Señor Jesucristo. Por la autoridad que tengo en Jesucristo, le
ordeno ahora a todo espíritu familiar y a cada enemigo del Señor Jesucristo que esté
alrededor de mí que se vaya de mi presencia. Me encomiendo a mi Padre celestial, y me
dispongo a hacer Su voluntad a partir de ahora.
Oración:
Querido Padre celestial:
Vengo a ti como tu hijo/a, comprado/a con la sangre del Señor Jesucristo.
Tú eres el Señor del universo y el Señor de mi vida. Someto mi cuerpo a Ti como
instrumento de justicia, como sacrificio vivo, para que pueda glorificarte en mi
cuerpo. Ahora te pido que me llenes con tu Espíritu Santo. Me consagro a la
renovación de mi mente para probar que tu voluntad es buena, agradable y
perfecta para mí. Hago todo esto en el nombre y en la autoridad del Señor
Jesucristo. Amén
Una vez que haz asegurado tu libertad yendo a través de estos pasos, es posible que te
des cuenta que influencias demoníacas intentarán retomar el control incluso días o meses
después. Una persona compartió conmigo que escuchó a un espíritu que le decía a su
mente : “He vuelto”, después de dos días de haber sido liberada. “¡No, no has vuelto!” ella
proclamó en voz alta. Y el ataque cesó de inmediato.
Una victoria no constituye ganar la guerra. La libertad debe mantenerse. Después de
terminar con estos pasos, una mujer jubilosa me preguntó: “¿Y esto siempre será así?”.
Le contesté que permanecerá en libertad mientras mantuviera una relación correcta con
Dios. “Incluso si resbala o cae”, la animé: “ya sabe como ponerse bien con Dios otra vez”.
Una víctima de atrocidades increíbles me compartió esta ilustración: “Es como si me
forzaran a jugar con un extraño horrible en mi propia casa. Siempre perdía y quería dejar
de jugar, pero el horrible extraño no me dejaba. Finalmente llamé a la policía (Una
autoridad superior), y vinieron y sacaron al extraño. Tocó a la puerta para volver a entrar,
pero en esta ocasión reconocí su voz y no lo dejé pasar.”
Qué hermosa ilustración sobre obtener la liberad en Cristo: Llamamos a Jesús, la gran
autoridad, y El saca al enemigo de nuestras vidas. Conoce la verdad, sé firme y resiste al
maligno. Asiste a la iglesia, comprométete a tener tiempos regulares de estudio bíblico y
oración. Dios te ama y jamás te dejará ni te desamparará.
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CUIDADO POSTERIOR
La libertad debe ser mantenida (Gál. 5 :1). Has ganado una batalla muy importante en
una guerra continua. La libertad es tuya mientras tú continúes eligiendo la verdad y
mientras permanezcas firme en el poder del Señor. Si surgen nuevos recuerdos o si
estás consciente de “mentiras” que has creído o de otras experiencias no cristianas que
hayas tenido, renuncia a ellas y elige la verdad. Algunos han encontrado útil ir a través de
los Pasos nuevamente. Conforme lo haces, lee las instrucciones con mucho cuidado.
Para mantener tu libertad, sugerimos lo siguiente:
1. Has el compromiso de congregarte constantemente, para que andes en la luz, y
hables la verdad en amor.
2. Estudia diariamente tu Biblia. Memoriza versículos claves. Tal vez quieras
expresar diariamente la Afirmación Doctrinal y revisar los versículos que la
acompañan.
3. Lleva todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo. Asume la
responsabilidad por tu vida pensante, rechaza las mentiras, elige la verdad y sé
firme en tu posición en Cristo.
4. ¡No te desvíes! Es muy fácil el volverse flojo en tus pensamientos y regresar a los
antiguos hábitos y patrones del pensamiento. Comparte abiertamente tus luchas
con alguien de confianza. Al menos necesitas un amigo que esté a tu lado.
5. No esperes que otra persona pelee la batalla por ti. Los demás pueden ayudarte
pero no pueden orar, leer la Biblia, ni elegir la verdad por ti.
6. Comprométete en la oración diaria. Puedes hacer estas oraciones que se sugieren
a continuación como modelo, a menudo y con confianza:
MODELO DE ORACIÓN DIARIA:
Querido Padre celestial:
Te honro como mi Señor soberano. Reconozco que siempre estás presente en mi
interior. Tú eres el único Dios todopoderoso y sabio. Tú eres bueno y misericordioso en
todos tus caminos. Te amo y te agradezco porque estoy unido con Cristo y
espiritualmente vivo en El. Elijo no amar al mundo, y crucifico la carne y todas sus
pasiones.
Te doy gracias por la vida que ahora tengo en Cristo, y te pido que me llenes con tu
Espíritu Santo para que pueda vivir libre de pecado. Declaro mi dependencia de Ti, y me
pongo en contra de Satanás y de todos sus caminos de mentiras. Elijo creer en la verdad,
y me rehúso a ser desanimado. Tú eres el Dios de toda esperanza, y tengo confianza en
que Tú proveerás mis necesidades conforme procuro vivir de acuerdo a tu Palabra.
Expreso con confianza que puedo vivir una vida responsable a través de Cristo que me
fortalece.
Ahora tomo mi posición en contra de Satanás y le ordeno a él y a todos sus espíritus
malignos que se alejen de mí. Me coloco toda la armadura de Dios. Someto mi cuerpo
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como sacrificio vivo y renuevo mi mente por medio de la Palabra viva de Dios para probar
que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Pido estas cosas en el precioso
nombre de mi Señor y Salvador Jesucristo. Amén