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TESTIFIQUE
DE CRISTO
SIN
TEMOR
WILLIAM FAY Y RALPH HODGE
Versión revisada
LifeWay Press
Nashville, Tennessee
© Copyright 1998 por LifeWay Press
Reimpresiones: 1998 y 1999 y 2002
Versión revisada: Julio de 2000
Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro
ISBN 0-7673-9091-1
Clasificación decimal Dewey: 269.2
Tema: Evangelización
Este es el texto para el curso CG-0469 de el Plan de estudio de desarollo cristiano
A menos que se indique lo contrario todas las citas son tomadas de la Santa Biblila versión
Reina-Valear 1960, propiedad de Sociedades Bíblicas Unidas
impresa por Broadman and Holman Publishers, Nashville, Tennessee. Usadas con permiso
La ilustración del campesino (Semana 1),
la victima trabaja y el psiquiatra (Semana 3)
son experiencias personales de Ralph Hodge.
El resto de los encuentros personales
o ilustraciones son de William Fay.
Editor: Oscar James Fernández
Editor Asociado: Daniel Rodríquez
Diseño: Liz Gibson
Diseño de la tapa: Linda Roman
Traductor: José L. Riverón
Corrección de estilo: Luisa Ruíz
Correctores de pruebas: Juan Merlos y Aldo Barceló
Impreso en los estados Unidos de América
LiveWay Press
One LifeWay Plaza
Nashville, Tennessee 37234
ÍNDICE
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Semana 1: Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo . 7
Semana 2: Cómo aprender la manera de testificar de Cristo . . . . 20
Semana 3: Cómo responder al reto de testificar de Cristo. . . . . . 32
Compromiso personal con Dios de testificar de Cristo . . . . . . . . 43
Instrucciones pra el líder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Es nuestra oracón que Dios use este libro para que por medio
de él muchos cristianos puedan comenzar a testificar de su fe a otros.
Quisiéramos conocer lo que este estudio ha hecho en su vida
y en la de aquellos a quienes testificará de Cristo sin temor en el futuro.
Déjenos saber su opinión escribiéndonosa:
Testifique de Cristo sin temor
One LiveWay Plaza, Nashville, TN 37234-0170
o por email a: Libroscristianos@lifeway.com
Y estuve entre vosotros con debilidad,
y mucho temor y temblor;
y ni mi palabrani mi predicación fue con palabras
persuasivas de humana sabiduría, s
ino con demostración del Espíritu y de poder,
para que vuestra fe no esté fundada
en la sabiduría de los hombres,
sino en el poder de Dios.
1 CORINTIOS 2.3-5
Testifique de Cristo sin temor
PRÓLOGO
Amados hermanos y hermanas:
Me alegro tanto que haya escogido estudiar Testifique de
Cristo sin temor. Puedo hacerle una promesa que Dios
Biblia nos dice que si no hacemos lo que es bueno
pecamos. “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le
es pecado” (Santiago 4.17). Si usted no ha estado activo
siempre cumple cada vez que se estudia Testifique de testificando de su fe, el pecado del silencio es parte de su
Cristo sin temor: Se dará cuenta de que no puede fracas ar
cuando usted testifica de su fe. Puesto que el proceso de
tres pasos le parecerá sumamente sencillo, se preguntará
por qué no se le enseñó esto antes.
La mayoría de los cristianos fieles quieren testificar
de su fe. Muchos lo han intentado, han obtenido una
respuesta negativa, se han sentido rechazados y piensan
que han fracasado. Como resultado, no testifican más y
se sienten culpables por ello. Otros cristianos sencilla-
mente no saben cómo testificar de su fe.
Permítame presentarme. Soy el evangelista William
Fay. Soy un pecador salvo por gracia. Durante cuarent a
años fui uno de los hombres más hostiles hacia el evan-
gelio que usted pudiera encontrar. Muchos cristian os
trataron de testificarme de su fe, y cuando lo hicieron
los insulté, los perseguí y los hice enojar. Pero si al
alejarse de mí creyeron que habían fracasado, creyeron
una mentira. Nunca olvidé ni una sola de sus palabras ,
sus rostros o a las personas que se cruzaron en mi vida
en obediencia a Jesucristo.
He tenido el privilegio de testificar de mi fe de
persona a persona miles de veces. Pero como evangelist a
estoy seguro de algo: Nunca he conducido a una per-
sona a Jesucristo. Sin embargo, he tenido la experien ci a
muchas veces en que el Espíritu Santo lo ha hecho. El
éxito está en testificar de su fe, en vivir para Cristo. No
tiene nada que ver con que alguien acepte al Señor. No
somos los responsables de ocasionar la conversión de
alguien. De hecho, si usted y yo causamos la conversi ón ,
esa persona no es en lo absoluto salva. La conversión es
obra del Espíritu Santo.
Como lo ha escuchado muchas veces, la Gran
Comisión dice: “Id”. No es una opción a considerar,
sino un mandato que Dios dice que debe obedecerse. La
vida. Me preocupa mucho el pueblo de Dios que
desobedece en este aspecto de la vida. Será inculpados
de desobediencia por no cumplir el mandato de Dios.
Al hablar en las iglesias durante muchos años, he de-
scubierto que es muy extraño si más del diez por ciento
de cualquier congregación, sin importar la denomi -
nación, ha testificado de su fe en el año anterior. ¿Cómo
pueden decir los miembros fieles de la iglesia que exper-
imentaron un buen tiempo de adoración el domingo si
permanecen callados el lunes?
Miles de personas ya han encontrado que el método
presentado en este libro es sencillo porque no hay que
memorizar y porque usted depende por completo del
Espíritu Santo al usar la Palabra de Dios. Nadie está
preparado para discutir con usted. Usará preguntas que
lo ayudarán a descubrir la manera en que Dios está
obrando en la vida de la persona. Y verá como el
versículo 6 de Filemón se hace realidad en su vida: “Para
que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimien-
to de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús”.
¿Se puede imaginar el gozo de saber que no puede
fracasar al obedecer a Jesucristo en testificar su fe?
Experimentará cómo el poder de Dios obra a través de
usted cambiando las vidas para la eternidad por el testi-
monio suyo. Observará el poder de la Palabra de Dios
de primera mano cuando vuelva las páginas de las
Escrituras y vea al Espíritu Santo transformar la vida de
las personas en presencia de usted.
Si pone en práctica lo que aprenda en este estudio, la
vida de muchas personas que se cruzan en su camin o
cambiará. Y también la vida de usted cambiará para
siempre.
En el poder y la gracia de Él,
Evangelista William Fay
6
Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo
SEMANA 1
Cómo desarrollar un corazón que testifique
de Cristo
uvo alguna vez la oportunidad de testificar de lia no nos presenta el testificar como una actividad adi-
su fe y no lo hizo? Enumere en el margen algu- cional hecha solo por un pequeño grupo especial. Debe
nas razones por las que no lo hizo. Marque ser parte de la vida cristiana diaria dondequiera que surja
aquellas razones que le parecen válidas. Luego encierre en la oportunidad. Dios obra creando las oportunidades.
un círculo aquellas que, con el poder de Dios, pudiera
cambiar. Es posible conducir a otros a la fe en Cristo sin
dejar de ser usted mismo u ofensivo. Dios ha llamado a
cada cristiano a ser un testigo . . .
Por la manera en que vivimos.
Por nuestra actitud hacia otros.
Por las decisiones que tomamos.
Por nuestro compromiso de vivir para Cristo a
cualquier precio.
Además, Dios ha llamado a cada cristiano a testificar
y guiar de manera personal a los perdidos para que sepan
cómo pueden renacer espiritualmente.
Testifique de Cristo sin temor le muestra cómo evitar el
fracaso al testificar a los que están espiritualmente perdi-
dos. Esto cambiará su vida. Aprenderá que el éxito es más
que llevar a alguien a Cristo. El éxito está en vivir la vida
cristiana día a día, testificar del evangelio y confiar en
Dios para los resultados. El éxito no está en lograr que
alguien acepte a Cristo.
Este estudio le dará unas preguntas que pueden reve-
larle cuán receptivo está el perdido al amor de Cristo.
Estas preguntas pueden ayudarlo a sentir de que manera
Dios está obrando en la vida del perdido, y cuán abierto
está a escuchar la invitación de Dios. Las respuestas con-
ducirán a un cambio que puede influir en la vida de esa
persona para siempre. La Biblia le dará dirección. Y si esa
persona esta preparada para escuchar, el poder de Dios
penetrará aun a pesar de la falta de conocimiento, las
dudas y las objeciones que hayan sido parte de su vida.
Testificar como cristiano es una tarea normal. La Bib-
Crear oportunidades para testificar es tarea de Dios.
Nuestra parte debe ser obedecer, sacar provecho de esos
momentos que Dios propicia. Según un estudio reciente,
la mayoría de nosotros rara vez testifica a causa de cuatro
temores (véase la Semana 3, Día 3, para ahondar con
respecto a nuestros temores):
Temor a ser rechazado.
Temor a no saber lo suficiente.
Temor a ofender a un amigo o a un pariente.
Temor a ser ridiculizado o perseguido.
Dios nos da la oportunidad con la promesa de su
poder. A pesar de ello sencillamente decimos: “No”. A
causa del temor, nuestro “No” va acompañado de muchas
justificaciones y frases defensivas. Pero decirle “No” a
Dios por cualquier razón es pecado. El primer paso para
que cada uno de nosotros se convierta en un testigo cris-
tiano es un cambio en nuestro propio corazón. Debemos
decidir obedecer a Dios. “Sino santificad a Dios el Señor
en vuestros corazones, y estad siempre preparados para
presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante
todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
vosotros” (1 Pedro 3.15).
Se ha debatido mucho acerca de cuál de las heridas in-
fligidas a Cristo fue la que finalmente le causó la muerte.
Entre las muchas heridas recibió laceraciones, escori a -
ciones y contusiones. En un sentido podemos decir que
ninguna de ellas mató a Cristo. La herida que lo mató fue
el silencio. Nadie levantó la voz por Él. Uno de los inci-
dentes más dolorosos en la vida de Cristo fue la negación
de Pedro la noche antes de ser crucificado. Tres veces se le
7
¿T
Testifique de Cristo sin temor
preguntó a Pedro si era uno de los seguidores de Cristo, y
tres veces dijo: “No”. Me he dicho a mí mismo y le he
oído decir a muchos: “Nunca habría negado a Cristo de
esa forma”.
La mayoría de nosotros, no obstante, podemos recor-
dar las veces que hemos decidido callar cuando
podríamos haber testificado. Como Pedro, lo negamos a
Él con nuestro silencio. Pedro probablemente pensó que
era sabio no arriesgarse. También muchos de nosotros
hemos determinado no arriesgarnos a ser rechazad os ,
avergonzados o perseguidos. Escogemos callarnos.
Otra forma del pecado del silencio es dar solo el testi-
monio suficiente para tranquilizar nuestra conciencia o
dar una imagen de cristianos. Decimos a la gente que
amamos al Señor. Decimos con entusiasmo que oraremos
por ellos. Y aun podemos pegar una calcomanía a la
defensa de nuestro autommóvil que indique la iglesia a la
cual pertenecemos. Sin embargo, debemos admitir que
no damos información suficiente a los perdidos para
permitir al Espíritu Santo cambiar sus corazones. No
decimos a nuestros amigos que pueden salir de las
tinieblas a la luz maravillosa de Cristo (véase 1 Pedro 2.9).
Si no testificamos, nuestro amigos nunca entenderán el
evangelio y nunca tendrán oportunidad de ser conduci-
dos por el Espíritu Santo a creer.
Hay una maravillosa historia de un muchacho que
recoge estrellas de mar en una playa y luego las devuelve
al océano. Un hombre le dijo: “Hijo, observa este lado”.
En lo que podía ver, la orilla estaba cubierta de estrellas
de mar. “Ahora, mira hacia el otro lado”. En lo que podía
ver, la orilla estaba cubierta de estrellas de mar. “Hijo, no
esperarás devolverlas todas al mar. Lo que haces no
cambia las cosas, habrá todavía más en la orilla”. El
muchacho tomo una estrella de mar, la regresó al agua, y
dijo: “Está bien, pero estoy seguro de que cambió la
situación para esa estrella”.
Tal como esa sencilla estrella de mar, el mundo puede
cambiar para una persona cada vez que usted testifica del
evangelio. Aunque le parezca increíble, es posible que
Dios, obrando por medio de usted, pueda cambiar el
curso de la historia. Si necesita prueba de esta verdad,
mírese en un espejo; porque usted escuchó el evangeli o,
su vida cambió para siempre. La vida de un amigo perdi-
do depende del conocimiento de la verdad.
Nunca debemos perder de vista el destino de las
personas que no se deciden a vivir para Cristo. Muchas
personas que conocen lo que la Biblia enseña con respec-
to a la eternidad tratan de encontrar un tipo de posición
intermedia. Una vez yo viví en lo que ahora llamo la
‘mentira de la posición intermedia”. De alguna forma
creía que no era tan malo, que estaba en la “mitad” y por
lo tanto, era digno de ir al cielo. Era mentira. La verdad
es que usted sigue a Dios o sigue a Satanás. Está en una
relación con Cristo o no lo está; ha nacido de nuevo o no.
Usted es hijo de Dios, o un enemigo de Dios; está
acumulando ira o está acumulando misericordia; está
ligado al cielo o al infierno.
No hay tal cosa como “la mitad”. No hay cosa seme-
jante a “casi listo”. Los que han elegido rechazar a Cristo
están condenados.
Debemos desistir de creer la mentira de que Dios
tratará de una manera distinta a nuestra familia y amigos
que no tienen ninguna relación con Cristo, dejándolos
presentarse ante Él. Debemos rechazar la idea de que
Dios permitirá a nuestros amigos incrédulos una salida
del infierno y unirse a nosotros en el cielo.
Hay dos clases de personas en nuestras iglesias:
· Las que hablan de los perdidos.
· Las que les hablan a los perdidos.
La gran preocupación al escuchar a Dios ahora no es
definir a cuál de esas clases pertenece usted. La gran
preocupación es cuál escogerá después de aprender este
sencillo método para testificar de Cristo.
Hay cinco claves para tener un corazón que supere
el temor: 1) pasión, 2) oración, 3) sociedad, 4) poder y
5) preparación.
Durante la primera semana de este estudio, entenderá
cómo estas cinco claves le darán la confianza y el deseo de
superar el temor. En la Semana 2, aprenderá cómo puede
emplear preguntas sencillas de manera eficaz para guiar a
una persona a confiar en Cristo. Aprenderá cómo permi-
tirle a la Biblia proporcionar respuestas y descubrirá la
8
Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo
importancia del silencio y la oración para escuchar cuan-
do el Espíritu Santo hable.
En la Semana 3, aprenderá cinco preguntas que
resumen los versículos clave y guían a la persona final-
mente a pedirle a Cristo que venga a su vida. Además,
aprenderá a enfrentar y superar el temor al entender que
la obediencia a Cristo es posible por su presencia, su
poder y su gozo en usted.
Recuerde que no fracasará si usted es fiel. Cuando
Dios obra en la vida de un no creyente, se encontrará
guiando a esa persona a Cristo y siendo una parte de la
obra de Él. Siempre recuerde que la Biblia le dará las
respuestas, y el Espíritu Santo el poder.
Día 1
Pasión
Era el comienzo de la primavera y la esperanza de una
nueva estación se reflejaba en el culto de adoración al que
asistía. Pero la esperanza no estaba en todos los lugares de
la comunidad. Durante el culto el pastor leyó una carta
que había recibido de una mujer que vivía no lejos de la
iglesia. Ella pedía oración y ayuda para su familia. Hacía
poco que su esposo se había involucrado en drogas y
como resultado estaba a punto de ir a la cárcel. Peor aún,
la familia había sido contactada por una agencia social
que debía asumir la custodia de sus hijos. La mujer esta-
ba desesperada. El pastor fue a la dirección que decía la
carta y encontró a la familia. Guió al esposo y a la esposa
a entregar sus corazones a Cristo como Salvador y Señor.
Después, mientras el hombre y su esposa estaban de
pie en el bautisterio durante un culto de adoración, el
pastor mencionó la carta que lo guió a esta pareja. Le
preguntó a la mujer: “¿Cómo se le ocurrió escribir a nues-
tra iglesia?” Ella respondió: “No le escribí solo a su igle-
sia. Le escribí a todas las iglesias en la comunidad. Usted
fue el único que respondió”.
Dios quiere que cada cristiano tenga un corazón para
los perdidos. Pero pasión por testificar a los no cristianos
es mucho más que el celo por testificar. Es un celo basa-
do en un propósito. Es amor a Dios y a las personas que
Él nos guía a testificarles. El amor que guió a este pastor
a responder se alimenta del deseo de amar a las personas
y darles la esperanza que solo se encuentra en una relaci ón
con Jesucristo.
A veces una pregunta o una afirmación sencillas
respecto a la propia fe en Cristo proporciona un punto de
apoyo al corazón del perdido. Una persona preocupad a
puede sanar un corazón quebrantado, dar esperanza a un
corazón desesperanzado, y dar salvación a un corazón que
está perdido sin Cristo.
Hace varios años comencé a pedirle a los cristian os
que pensaran cuantas veces escucharon el evangelio antes
que llegaran al punto de confiar en Cristo como Salvador.
He descubierto que el promedio de veces que un cristian o
ha escuchado el evangelio es 7.6, después de lo cual se
entrega a Cristo. Por lo tanto, puede afirmarse que en
promedio, el perdido recibe a Cristo como su Señor y
Salvador solo después del séptimo toque. Usted no puede
saber si la persona que está a su lado nunca ha sido toca-
da, ha sido tocada una vez o seis veces. Pero eso no
importa, porque el éxito se encuentra en la obedienci a.
Recuerde, aunque su testimonio no resulte en la entrega
inmediata de una persona a Cristo, usted será uno de los
varios toques de Dios en la vida del perdido. Testificarle o
escuchar un sermón son dos de las muchas maneras en
que Dios puede tocar sus vidas. Para el perdido, usted
puede ser la llave que abre su corazón a Dios, o puede
representar uno de los siete u ocho aldabonazos a la puer-
ta de su corazón. Quizá sea el primer toque. Quizá sea el
número siete o hasta el número 10 o 30 para algunas
personas.
Esta pasión por testificar es más amor que solo deter-
minación. En Jesucristo vemos una pasión guiándolo a
hacer que el camino de salvación se conozca sin importar
el rechazo, el sufrimiento y finalmente la cruz. Su deseo
de que testifiquemos de su amor a los perdidos se da a
conocer a nosotros cuando Él dice: “Paz a vosotros.
Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan
20.21).
En la actualidad se escribe mucho sobre la necesidad
9
Testifique de Cristo sin temor
de que las iglesias sean guiadas por un propósitos y una
visión apropiados. El libro de Hechos no podía ser más
claro al presentar el propósito y la pasión que guiaban la
iglesia: testificar al mundo que Cristo había venido. A
Jesús lo guió la misión de tender un puente sobre las
tinieblas, el ancho abismo que separa a la persona de la
reconciliación con Dios.
El apóstol Pablo describió su pasión por alcanzar a los
perdidos en 1 Corintios 9.19-23. Estaba dispuesto a
hacer sacrificios personales y volverse un “siervo de todos”
con tal de dar a conocer su amor por Cristo y testificar a
los perdidos. Esto no significa que haya comprometido la
verdad y la rectitud. Una persona puede adaptarse a las
necesidades individuales sin adulterar la doctrina y el
contenido bíblicos. Pablo tuvo presente el propósito: “Me
he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a
todos me he hecho de todo, para que de todos modos
salve a algunos” (1 Corintios 9.22).
Observe muy adentro de su corazón. Ya que el Es-
píritu Santo vive en usted, siempre habrá tenido el deseo
de testificar de Cristo a otros. Tome tiempo para confe-
sarle eso a Dios. Dígale que quiere ser parte de su plan,
un siervo dispuesto a experimentar las profundidades de
Dios, quien obra a través de usted. La mayoría de los cris-
tianos añoran una relación más profunda y significativa
con Dios. El crecimiento espiritual viene cuando usted se
une a Dios para hacer su parte en que se cumplan los
propósitos de Él. El valor para testificar surgirá como
consecuencia de su íntimo caminar con Dios. A medida
que le entrega sus pecados y faltas, sus deseos de confiar y
complacerle, Él derramará su poder en usted cuando
testifique.
La pasión que usted debe tener por alcanzar los perdi-
dos no se relaciona con el fanatismo o con la presión para
vender algo. Usted debe obedecer la instrucción de Pablo
de que “sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonad a
con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada
uno” (Colosenses 4.6). En Romanos 12.11 Pablo nos
dice: “En lo que requiere diligencia no perezos os;
fervientes en Espíritu, sirviendo al Señor”. Diligencia o
pasión, es claramente una virtud que se debe alimentar.
Recuerde el consejo de Salomón: “El alma sin ciencia no
es buena, y aquel que se apresura con los pies, peca”
(Proverbios 19.2). Su pasión se debe fundar en ser obedi-
ente al propósito de Dios.
% Piense en las personas que Dios empleó para llevarlo
a confiar en Cristo como Señor y Salvador. Escriba los
nombres de esas personas en el margen mientras piensa
con respecto a estas preguntas:
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
¿Dónde estaría sin ellas que amaron a Dios y a mí lo
bastante para obedecer su mandato a testificar? ¿Cómo
sería mi vida sin Cristo? ¿Puede recordar lo que le testifi-
caron?
Hay una importante diferencia entre desear alcanzar a
los perdidos y amar a los perdidos. Una persona que solo
desea la actividad tarde o temprano perderá el interés y se
irá a otra actividad si él o ella no ama a las personas de la
manera en que Cristo lo hizo.
La Biblia nos permite observar a Cristo enfrentand o
muchas exigencias, pero estando centrado en su pasión.
En Capernaúm, “al ponerse el sol, todos los que tenían
enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él,
poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba”
(Lucas 4.40). La gente quería que Él continuara sanando,
pero Jesús se negó a quedarse, y dijo: “Es necesario que
también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de
Dios; porque para esto he sido enviado” (Lucas 4.43).
Nunca perdió de vista su propósito principal: “Y predica-
ba en las sinagogas de Galilea” (Lucas 4.44). Su propósi-
to principal fue proclamar la manera en que los perdidos
podían ser salvos. Aun la sanidad milagrosa de la enfer-
medad fue secundaria a la tarea de llevar a los perdidos de
la muerte al conocimiento del camino de vida eterna.
10
Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo
¿Por qué debemos testificar? Porque Jesús nos ordenó
hacerlo. La primaria misión de la iglesia es establecer una
manera para que todo perdido escuche las nuevas de
salvación por medio de la fe en Jesucristo. El más grande
honor que usted puede hacerle a cualquiera es presentar-
le a Jesucristo. Hay claras razones de que usted debe acep-
tar su responsabilidad de testificar de Cristo.
Lea Mateo 28.18-20. Se le conoce como la Gran
Comisión y es dirigida a cada cristiano. “Y Jesús se acer-
có y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a
La palabra “compulsión” quizá sea la que mejor
describe la pasión que mueve a una persona dedicada a
testificar. Para algunos cristianos, el conocimiento de que
las personas están perdidas presenta una decisión de sí o
no intentarán testificarles. Una persona con pasión por
testificar de Cristo, no obstante, no decide cuándo tiene
una oportunidad. La decisión ya se ha hecho de forma
concluyente. La decisión es: “¿Cómo me acercaré o
responderé a esa persona perdida?” mejor que: “¿Deb o
intentar acercarme o responder a esa persona perdida?”
% ¿Ha pospuesto el testificar de su fe, aunque quería ser
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, un testigo? ❑ Sí ❑ No
y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén”.
Testificar no es una opción para el cristiano que desea
obedecer y ser fiel en todo a Dios. La Gran Comisión no
es una opción a considerar, sino un mandato para ser
obedecido.
La traducción exacta de “id” en Mateo 28.19 es
“mientras está yendo”. Mientras está yendo, haga
discípulos. Mientras está yendo, bautice convertidos en el
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Mien-
tras está yendo, enséñeles a obedecer cada cosa que les ha
mandado. Jesús prometió que cuando testifica, Él estará
con usted. Testificar es llegar a ser parte de su respuesta
siempre que aparece una oportunidad o puede ser inicia-
da. Una profunda relación con Cristo da como resultado
un deseo creciente de hablarle a otros de Él. Cuando vive
el resto de su vida en una relación íntima con Cristo,
desarrollará una más grande conciencia de oportunidades
para testificar. Rara vez testificar requiere tiempo extra en
su programa apretado de actividades, solo una mayor
sensibilidad.
El mandato de Cristo a ir a los perdidos nos provee
instrucciones para hacer tres importantes tareas:
Ser sensibles a las necesidades de los perdidos.
En obediencia, testificar acerca de la fe en Cristo.
Ayudarlos a encontrar una iglesia donde puedan
crecer espiritualmente.
Brevemente, escriba en el margen las razones por las
que pospuso el testificar de Cristo a los perdidos.
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Pablo animó a Filemón: “Para que la participación de
tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que
está en vosotros por Cristo Jesús” (Filemón 6). Pablo
sabía que Filemón crecería en su relación con Cristo
cuando testificara de su fe a los no creyentes. Testificar
siempre profundiza su fe personal. Dios alcanza a los
perdidos por medio de la obediencia de usted, a la vez que
transforma su vida y profundiza en su relación con Él.
Enumere en el margen los nombre de las personas que en
realidad quiere que conozcan a Cristo como su Señor y
Salvador.
11
Testifique de Cristo sin temor
Día 2
Oración
Nada es más importante en el desarrollo de un corazón
para testificar que la oración. Orar cambia las cosas. El
Espíritu Santo obra, las barreras se caen, y la bondadosa
mano de Dios lo guía a oportunidades para testificar y
obedecer.
Testificar no requiere de adiestramiento intensivo o de
la acumulación de extenso aprendizaje teológico. Es una
tarea sobrenatural. La oración lo conecta a usted con el
poder sobrenatural de Dios. Con este poder, su testimo-
nio personal se vuelve más arte que ciencia. Por alguna
razón, muchas personas creen que es mucho más difícil
convertirse en cristiano que lo que en realidad es. Usted
necesita recordar cuán poco conocía en el momento en
que creyó.
A veces, un testigo sobrestima la necesidad de un
particular método de testimonio. No se requiere un
método profesional. El corazón de un testigo tiene más
efecto que cualquier método. Como verá en el Día 5, la
preparación es extremadamente importante. Pero ¿qué
pudiera preparar mejor el corazón de un testigo exitoso
que el poder que viene por la oración?
La oración consecuente prepara su corazón para
cualquier encuentro. Hace poco, al finalizar un culto,
hice una invitación a que pasaran al frente para orar por
los seres queridos perdidos. Mientras muchos estaban en
do me acerqué a ella, la escuché orando por la salvación
de su cuñado.
La vida de Phil fue transformada esa mañana por el
poder de Dios. Además, una cuñada orando fue transfor-
mada cuando sintió el poder de Dios.
La oración es la forma principal para desarrollar una
relación íntima con Dios. Es en su oración como usted
llega a conectarse con el poder de Dios para desarrollar un
corazón bondadoso. La oración desarrolla la vida interior
de un cristiano. Sin una relación de oración con Dios,
usted más bien habla acerca de Él sin hablar con Él. La
relación íntima que una persona tiene con Dios por
medio de la oración sigue siendo la clave para desarroll ar
un corazón compasivo. Sencillamente póngase a orar,
descubrirá el corazón de Dios en oración, y ese
descubrimiento cambiará su vida.
La oración profundiza su relación con Crist o.
Balancear su crecimiento espiritual interior y otras activi-
dades —enseñar, cuidar a los preescolares, cooperar en un
grupo de discipulado, servir en un comité— depende de
una relación de oración con Dios. Los cristianos que
testifican a los no creyentes se encontrarán en una lucha
espiritual si no mantienen una rutina regular de oraci ón.
Usted puede volverse una persona tan ocupada realizan -
do actividades espirituales que no desarrolle su propia
relación espiritual interior con Dios. ¿Participa en algún
ministerio o servicio?
pequeños grupos llorando y orando, sentí que el Espíritu % En el margen, haga una lista de sus actividades
Santo me impulsaba hacia el recibidor de la iglesia. Allí
encontré a un hombre, Phil, parado solo. Cuando le
pregunté si él asistía regularmente a la iglesia, me
respondió que no. Le dije: “¿Conoce al Señor Jesucrist o?
Él replicó: “Lo conozco de toda mi vida”.
Aunque él afirmó conocer al Señor de toda su vida, no
podía mirarme a los ojos y decirme que había nacido de
nuevo. Cuando le pregunté con respecto a esto, dijo que
no era salvo pero que quería serlo. “¿Quién lo trajo esta
mañana?”, le pregunté. Me dijo que había venido con su
hermano y su cuñada. Tan pronto regresamos al altar,
noté que su cuñada estaba en un grupo de oración. Cuan-
cristianas. Además, escriba la manera en que usted
balancea esas actividades con el tiempo de oración.
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12
Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo
“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es
mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de
la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9.37-38).
Una iglesia dedicó su reunión de oración semanal a
orar por los perdidos. Después de varias semanas, un
miembro de la congregación se puso de pie y dijo que él
oraría de forma diferente: “No necesitamos orar por los
perdidos. Dios sabe quiénes son y dónde están”. Contin-
uó diciendo que orar por los perdidos no es suficiente.
No hacemos nada bueno por los perdidos si orar es todo
lo que hacemos. Dijo que comenzaría a orar a Jesús
pidiéndole por más obreros para la viña.
Es importante orar por los perdidos por nombre, pero
tenga cuidado de no solo orar por ellos. Dios necesita a
personas que lleven las buenas nuevas a los perdidos.
Pídale a Dios que toque su corazón. Pídale a Dios que
ponga carga en usted por la cosecha.
Mientras servía como pastor en una comunidad
campesina, Dios me permitió tener una experiencia que
cambió mi vida de oración para siempre. Al contestar el
teléfono una tarde, reconocí la voz desesperada y tensa de
un campesino que había visto nubes oscuras desplazars e
hacia su finca. Ya que el informe del tiempo no había
predicho lluvia, él había dejado grandes cantidades de
heno recién cortado en los campos, que más tarde serían
recogidos para los establos. Un campesino teme la lluvia
inesperada que hace al heno podrirse y la mayor parte de
este se vuelve inservible.
El campesino me dijo que su hijo se dirigía en un
camión hacia el pueblo. Los obreros migratorios y otros
que buscaban trabajo se reunían en una esquina específi -
ca para ofrecer sus servicios a quienes necesitaban obreros
temporales. Por lo general, los camiones iban tempran o
en la mañana y escogían los trabajadores que necesitaran
para el día, los hacían subir al camión y los llevaban a los
campos. Pero como era ya tarde, temía que los obreros, al
no encontrar trabajo, hubieran regresado a sus casas.
Nunca olvidaré la voz desesperada de este campesin o
cristiano fiel. Me dijo: “Por favor, ore que haya suficientes
obreros en la esquina para ayudarme a recoger el heno
antes que llueva”.
La petición de oración no fue por el heno que estaba
en los campos. El heno no iría a ningún lugar. Él no pedía
que orara que no lloviera. Su esperanza era encontrar
suficientes obreros de los que pudiera depender para
hacer lo que era necesario hacer.
Cuando se ora por los perdidos, a veces he escuchado
la voz del campesino que pedía a Dios suficientes obreros.
A la vez, también escucho la voz de Cristo que nos pide
orar por que las personas tengan el ánimo de ir a los
perdidos y decirles la manera en que pueden ser salvos.
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos
por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del
justo puede mucho” (Santiago 5.16).
Día 3
Sociedad
La tercera clave para tener un corazón dispuesto a testi-
ficar de Cristo es formar una sociedad: su relación propia
y especial con Cristo. Los ingredientes esenciales para una
verdadera sociedad son confianza y compromiso. Usted
debe testificar con confianza en el poder de Dios.
Además, debe estar comprometido a hacer su parte.
Muchos cristianos tienden a ser espectadores que admi-
ran los esfuerzos de los que proclaman el evangelio y
testifican. Pero el compromiso es más que admiración:
Significa que tengo que ofrecer mi vida
en profundo compromiso con la vida de Cristo,
con sus enseñanzas,
con sus normas morales,
con su muerte y su resurrección.
En cada cosa que Él ha dicho y hecho.
Significa que tengo que testificar
en profundo compromiso
con las vidas de las personas,
no parado como un espectador,
mirando lo que pasa,
sino estando allí en el lugar de los hechos1
Desde el principio, Dios prometió que vivir nuestra
vida para Él sería una sociedad. Dios le dijo a Josué:
13
Testifique de Cristo sin temor
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida;
como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni
te desampararé” (Josué 1.5) Dios continuó garantizán -
dole a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas
valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1.9).
Testificarle a un perdido no es una tarea menor que la que
se le dio a Josué. No hay trabajo más importante para los
cristianos que ayudar a los perdidos a conocer la verdad
de que Cristo murió en la cruz por nuestros pecados.
Jesucristo nos ha prometido la presencia y la sociedad
de su Espíritu, que es nuestro paracleto. “Paracleto” es
una palabra en griego que significa: “Uno que ayuda, uno
que nunca lo dejará”. Él estará presente para cumplir las
promesas de Dios, y para darle el poder de Dios para que
haga las cosas que Él pide. “Pero yo os digo la verdad: Os
conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el
Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo
enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de
pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16.7-8).
No puede esperar que alguien haga las cosas que Dios
le ha pedido a usted hacer solo porque esa persona parez-
ca más capaz. Dios llevó a Aarón a una sociedad con
Moisés, pero Dios no eximió a Moisés de la responsabili-
dad de hacer lo que le había pedido que hiciera. Una
sociedad depende de que cada uno esté donde se espera
que esté y que haga lo que se espera que haga. Una
sociedad que vale la pena requiere constancia y valor;
responsabilidad y seriedad. Una sociedad que vale la
pena:
· tiene un propósito meritorio que no se puede lograr
sin la ayuda del otro socio.
· los miembros han acordado una estrategia para la
tarea.
La relación entre Dios y su testigo es un hilo que corre
por toda la Biblia. Dios encontró a Gedeón bajo un árbol
y lo llamó para liberar a Israel de los madianitas (véas e
Jueces 6.11-14). Dios escuchó cuando Gedeón expuso las
razones por las que no era la persona adecuada para hacer
eso. Seguro que Dios había escuchado esas objeciones
antes. Gedeón dijo: “Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a
Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo
el menor en la casa de mi padre” (Jueces 6.15). Gedeón
pidió varias señales de que Dios proveería los recursos y el
poder para que él realizara la tarea. Así que fue Gedeón,
no Dios, el que fue probado.
Un ejército de 32,000 se unió a Gedeón, el que ahora
estaba listo para llevar adelante un enorme ejército con la
promesa de la presencia de Dios. Pero antes que él
pudiera chocar con el enemigo, su ejército sería reducido
a 300 (Jueces 7.1-8). Con nada más que la fe en Dios y
en sociedad con Él, Gedeón debía cumplir la misión de
Dios.
Dios le pidió a Moisés que fuera a Faraón y sacara a los
israelitas de Egipto. Moisés podía adelantarse en hacer
que se conociera el mensaje de Dios (Éxodo 3.10). Su
reacción al llamado fue darle razones del porqué segura-
mente no podría ir a decirle a faraón el mensaje de Dios.
Esas misma razones son como un eco en nuestro tiempo,
cuando muchos cristianos dicen las mismas protestas. Las
excusas de Moisés para no querer ir a Faraón con el
mensaje de Dios solo encubrían la verdadera razón, que
finalmente admitió.
En primer lugar, le dijo a Dios que él no tenía la posi-
ción o categoría para acercarse a un faraón poderos o
(Éxodo 3.11-12). El cristiano de hoy posiblemente diga:
“Un ministro será la persona más indicada para ir a mi
vecino que está perdido. Los ministros están preparad os,
y la gente respeta a los ministros. Les creerán”.
En segundo lugar, Moisés le dijo a Dios que el pueblo
no tendría manera de saber que él les estaba hablando de
parte del verdadero Dios de Israel. Como muchos hoy
día, él declaró que no sabía lo suficiente de Dios para
convencer a las personas (Éxodo 3.13-17). El cristiano de
hoy es posible que diga: “No sé suficiente doctrina ni
cómo explicar las cosas de Dios a un perdido. Alguien
que es profundamente espiritual y sabe mucho de Dios
debe ir a mis parientes que están perdidos”.
En tercer lugar, Moisés le dijo a Dios que el pueblo no
creería su historia (Éxodo 4.1-9). El cristiano de hoy posi-
blemente diga: “El perdido no verá ninguna razón en mi
vida para creer en mi testimonio de la salvación por
14
Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo
gracia y el cuidado de Dios. Alguien que ya ha experi -
mentado un milagro en su vida sería la mejor persona
para testificar”.
En cuarto lugar, Moisés le dijo a Dios que no sabía
hablar bien, que no hablaba con facilidad o que no iba a
decir lo correcto (Éxodo 4.10-12). El cristiano de hoy
posiblemente diga algo como esto: “Yo no hablo bien de
las cosas espirituales con otras personas. Pudiera decir
cosas equivocadas o solo confundir a mi amigo perdido”.
Luego, Moisés expresó lo que la mayoría de los cris-
tianos de hoy dirían ante el llamado de Dios a testificar.
Moisés dijo: “¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del
que debes enviar” (Éxodo 4.13). Aunque pronunciadas
hace cientos de años, la petición de Moisés a Dios repre-
senta las actitudes de muchos cristianos respecto de testi-
ficar a los perdidos. Tal como en la época de Moisés, hay
un temor implantado profundamente en nuestro corazón
que nuestro testimonio traerá vergüenza a Dios y a
nosotros mismos.
Lo que Moisés y muchos cristianos hoy pasan por alto
es la promesa de Dios. En Éxodo 3.12 Dios dijo: “Ve,
porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que
yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al
pueblo, serviréis a Dios sobre este monte”. Dios llamó a
Aarón, el hermano de Moisés, para que fuera con él y le
dijera al pueblo lo que Dios había dicho. Al trabajar
juntos para convencer a uno de los líderes más poderosos
del mundo, Moisés y Aarón dieron la muestra de lo que
significa una sociedad profunda y emocionante. La
misma sociedad íntima que Dios estableció con Moisés
existe hoy entre Dios y los llamados a testificar de su
mensaje. Él será con usted también.
En Hechos 1.8 leemos el llamado de Jesucristo a cada
cristiano. Es un llamado a una sociedad para que la
historia de Jesús se pueda decir en todo el mundo. Dios
ha escogido trabajar en sociedad con los cristianos para
muchas cosas cruciales. Comunicar las buenas nuevas es
una de las expresiones más notorias de esa sociedad.
Si las cosas que usted hace han de trascender a la
eternidad, deben ser hechas en sociedad con Cristo. Por
esto Jesús dijo en Juan 15.5: “Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.
La misma idea se refuerza en la declaración de Pablo:
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipens es
4.13).
Día 4
Poder
La prescripción para obtener poder espiritual se encuen-
tra en Hechos 1.7-8: “Y les dijo: No os toca a vosotros
saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su
sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra”.
Jesús promete el poder del Espíritu Santo para un
propósito específico: “me seréis testigos en Jerusalén, en
toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”
(v. 8). ¿Tiene dificultad para testificar de Cristo? Quizá le
ayudará recibir una prescripción para desvanecer su
temor. La receta consta de dos ingredientes que le
ayudarán a curar su desgano: obediencia y poder.
Cuando usted sea obediente, Dios le proveerá del poder.
Tendrá éxito no solo en llevar a alguien a Cristo, sino
también en vivir su vida cristiana cada día, testificar del
evangelio y confiar en que Dios dará los resultados.
En todo lo que hace, usted puede reclamar el poder de
un mayor amor porque sabe lo que Cristo ha hecho:
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su
vida por sus amigos” (Juan 15.13). Pablo escribió de este
“poder de su resurrección” que deseaba conocer por sobre
todo lo demás (Filipenses 3.10). Este poder es suyo
porque Cristo vive en usted. El poder que ha vencido la
oscuridad de la muerte es el mismo poder que usted verá
vencer todos los obstáculos situados en el camino de un
testimonio fiel a un mundo perdido. La voluntad de Dios
es que cada cristiano testifique, y así verá el mismo poder
que liberó a Cristo de la muerte lo librará a usted de su
dependencia de sus propios conocimientos y capacidades.
15
Testifique de Cristo sin temor
Debe depender del poder de Dios. Jesús nos habla de las
posibilidades sin límite que acompañan a cualquier cosa
que se hace en el poder y el amor de Él (véase Juan 14.11-
13).
Regocíjese en su posición del “poder de resurrecci ón”.
Usted no puede fallar si es fiel en hacer lo que Dios le ha
pedido que haga. El Espíritu Santo estará con usted en su
testimonio. No necesita abordar ninguna oportunidad
para testificar con el temor de que Él no está con usted.
El día de pentecostés, acompañado de señales extraordi -
narias, el Espíritu Santo se derramó en los creyent es .
Desde ese día, el énfasis ha sido en recibir. Al testificar a
los judíos en Jerusalén, Pedro afirmó: “Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucrist o
para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo” (Hechos 2.38).
El Espíritu Santo hará eficaces los esfuerzos de usted.
Es el Espíritu Santo el que convence de pecado y toca el
corazón. Es extraordinario ver al Espíritu Santo obrar, y
una posición a la defensiva cambia a una de interés. Las
preguntas difíciles que usted teme se volverán sin impor-
tancia cuando el poder generado por su sociedad con
Dios crece. Sentirá que el Espíritu Santo obra a través de
usted cuando Él guía a un perdido a hacerle las pregun-
tas correctas, encontrar las respuestas correctas y tomar
una
decisión. El temor y la indecisión se convertirán en gozo
cuando vea lo que Dios hace cuando un cristiano común
participa en un servicio extraordinario. El poder de Dios
le será dado de acuerdo a la necesidad. Recuerde que Dios
no le dará una tarea para la que no haya hecho provisión.
Por lo general, este es un poder que no puede sentirse
antes de tiempo. Usted debe confiar en que Dios
cumplirá su palabra.
Testificar, como todas las otras tareas que Dios le
manda, se basa en su convicción de que su misión será
cumplida no con su propio poder, sino que la presenci a
de Dios le dará el poder (véase Zacarías 4.6). Jesús habló
con una mujer que había venido a un pozo para calmar
su sed (Juan 4.1-42). Una vez que Jesús se reveló a sí
mismo como el Mesías, la mujer corrió a su aldea e invitó
a los que allí vivían: “Venid, ved a un hombre que me ha
dicho todo cuanto he hecho”. Pero a continuación ella
dijo: “¿No será éste el Cristo?”(Juan 4.29). Su testimoni o
en la aldea constó de dos declaraciones. Una parte del
testimonio revelaba lo que ella conocía: “Venid, ved a un
hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho”. La sigu-
iente pregunta, no obstante, ilustra la naturaleza vacilant e
de muchos: “¿No será éste el Cristo?” La sinceridad de su
testimonio es creíble porque dijo solo las cosas de las que
ella estaba segura. Aunque conocía algunas cosas, había
una pregunta pendiente en su experiencia con Jesús. El
testimonio de ella transformó a estas personas perdidas
no a través de algún método en particular, sino por medio
del poder de su amor hacia el Señor y hacia los demás.
Día 5
Preparación
Un miércoles por la noche, salí de mi oficina y me dirigí
hacia mi casa por una oscura y sinuosa carretera. Cuando
llegué a una curva había varios autos de la policía y un
helicóptero que volaba exactamente frente a mí. Un
pequeño automóvil se había hecho añicos al chocar
contra un árbol. El chofer de 19 años fue rescatado de
entre los escombros. El personal médico de emergencia le
administraba sueros intravenosos para estabilizarl o.
Observé el círculo de obreros de emergencia y Dios me
habló. Me abrí paso y me arrodillé junto al joven. Me di
cuenta de que no podía hablar. Sabía que tenía solo unos
segundos antes que se lo llevaran. Le dije: “Si puedes decir
‘sí’ con el corazón a estas cinco preguntas, Dios entrará a
tu vida hoy”. Luego pregunté: “¿Eres pecador?” Él indicó
un “sí” con un gemido. “¿Quieres ser perdonado de tus
pecados?” Asintió. “¿Crees que Cristo murió por ti en la
cruz y que resucitó de nuevo?” Indicó de nuevo que “sí”.
“¿Tienes el deseo de rendirte a Cristo?” Emitió un lasti-
moso “sí”. “¿Quieres que Cristo venga a tu vida y a tu
corazón?” Y dio un último gemido en señal de afirma -
ción. Este joven, en una condición crítica, aceptó a Cristo
en ese momento.
16
Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo
Murió al día siguiente.
Sepa esto: si este joven dijo “sí” desde lo más profun-
do de su corazón, es un joven que camina por las calles de
oro y dice: “¡Vaya, que cerca estaba!” Me alegro de haber
estado preparado para testificar con sencillez del evange-
lio, y por eso deseo que usted aprenda a testificar de
Cristo sin temor.
Aprender a testificar de Cristo no significa ausencia de
temor. Significa estar preparado para responder a las
oportunidades de testificar a los que de otro modo no
tienen esperanza de salvación. Testificar sin temor signifi-
ca no permitirle a los temores que manden en su deter-
minación de obedecer y testificar de Cristo al perdido.
Debe apartar la mirada de las causas del temor y mirar a
la fuente de poder, y decir junto al apóstol Pablo:
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anun-
ciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de
palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre
vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y
temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con
palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con
demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe
no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el
poder de Dios” (1 Corintios 2.1-5).
Con fe en Dios y en su Palabra, usted puede testificar
con éxito sin temor a fracasar. Una vez que haya descu-
bierto la pasión por los perdidos, se haya preparado ade-
cuadamente por medio de la oración, y se dé cuenta de su
sociedad con Dios, el Espíritu Santo le dará el poder.
% Dedique un momento a visualizar los rostros de su
familia, de sus amigos en el trabajo y de las personas que
lo rodean. Escriba el nombre o describa brevemente a al-
gunos de ellos, luego indique si sabe o no si es cristiano.
Ruegue a Dios que cargue su corazón y lo guíe a respon-
der a las oportunidades.
Pedro escribió: “Sino santificad a Dios el Señor en
vuestros corazones, y estad siempre preparados para
presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante
todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
vosotros” (1 Pedro 3.15).
Dios nunca lo forzará a ser obediente. Sin embargo, Él
le dará una manera para que venza todos los obstáculos
para testificar. La batalla contra Satanás no es una que se
pueda vencer con su propia fuerza. Debe fortalecerse “en
el Señor, y en el poder de su fuerza” (véase Efesios 6.10).
No hay nada que Satanás quiera más que lograr que
usted esté silencioso cuando Dios obra en la vida de un
perdido. No tiene que temer al fracaso cuando trate de
guiar a alguien a confiar en Cristo como Salvador y Señor.
Su parte es ser obediente testificando. El temor a testi-
ficar es más con respecto a su propia falta de facilidad que
respecto a las objeciones del perdido. No es posible fallar
cuando usted es fiel. Recuerde que el éxito está en vivir la
vida cristiana día a día, testificar del evangelio y confiar en
Dios para los resultados. Testificar de manera exitosa
sucede en el momento en que usted obedece al responder
y testificar.
Todo lo que Satanás puede hacer no es lo bastante
fuerte para hacer que el testimonio de usted falle: “Porqu e
mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo” (1 Juan 4.4).
El pueblo de Dios debe reconocer el carácter y el
propósito de Satanás, la naturaleza de la confrontaci ón
con él y su significado. Satanás obra con astucia para
desanimarlo en cualquier cosa que honre y traiga prove-
cho a Dios. Usted no debe interpretar incorrectamente al
enemigo. Es sutil pero causa gran desaliento. Es fácil que
________________________________ ❑ Sí ❑ No
________________________________ ❑ Sí ❑ No
________________________________ ❑ Sí ❑ No
________________________________ ❑ Sí ❑ No
Satanás nos desanime a testificar, porque las protestas
parecen razonables. Recuerde que aprender a testificar es
más aprender a confiar y obedecer a Dios que mejorar
nuestras capacidades o aprender los métodos correctos. Al
Al continuar con este estudio, usted aprenderá una
manera cómoda de descubrir las necesidades espirituales
de ellos y testificarles de su fe. Ore por usted mismo.
testificar es más importante obedecer que medir el éxito
por los resultados.
Durante un vuelo entre Denver y Newark, me ocupé
17
Testifique de Cristo sin temor
en la lectura hasta poco antes del aterrizaje. Una mujer
cerca de mí también había estado leyendo, y poco antes
del aterrizaje cerró su libro. Le pregunté: “¿Es el final de
su viaje hoy?” Ella contestó: “Sí”. Le pregunté: “¿A qué se
dedica?” Contestó que era ingeniera y trabajaba para una
gran compañía. Le dije: “Qué bueno”. Entonces le hice
una de las mejores preguntas para llevar la conversaci ón
hacia temas cristianos: “¿A cuál iglesia asiste?”
Es una pregunta sencilla que la mayoría de las veces
provoca respuestas previsibles. Una respuesta que he
recibido es similar a “mi primo tercero en Nebraska es
pastor”. Pero la persona nunca puede recordar el nombre
de la iglesia donde sirve su primo. Otra respuesta popular
es: “Voy a una gran iglesia pintada de blanco donde vivo”,
pero no puede recordar el nombre de la iglesia ni el del
pastor.
Esta mujer dijo rápidamente: “Sí, soy católica copta”.
Sabía lo suficiente sobre eso para entender que ella iba a
una iglesia que es parte de la ortodoxia griega más el
catolicismo romano. Mi próxima pregunta nunca la
había hecho: “¿Cómo se salva un católico copto?” Dos
minutos antes de llegar a la salida, ella dijo: “Desearía que
alguien me dijera cómo ser salva”.
Me hallaba frente a una oportunidad para testificarle
a una persona que Dios había preparado para que
escuchara el evangelio. Era claro que ella estaba abierta
para que Dios obrara en su corazón. Pero teníamos solo
segundos antes que llegáramos a la terminal aérea, y no
veía cómo tendría tiempo para hacer lo que Dios quería
que hiciera. De pronto, el piloto habló y anunció: “Lo
siento, damas y caballeros, no podemos entrar a nuestra
terminal en este momento. Hay un avión en nuestra
puerta. Nos demoraremos unos 10 minutos”.
Mi corazón palpitaba fuerte por la emoción. Era como
si la mano de Dios se hubiera inclinado y lo detuviera
todo. Esta mujer quería oír, y yo no tenía miedo de testi-
ficarle.
Más tarde advertí con cuánta facilidad había olvidado
que quien está al mando es Dios. No soy yo, no son las
circunstancias. Dios obra en los corazones de las personas
en todas partes, y no puedo fallar si no estoy callado.
Durante esta demora, mientras otros estaban inquietos,
yo me regocijaba al tener el privilegio de guiar el corazón
abierto de una ingeniera para aceptar a Cristo como
Señor y Salvador de su vida.
Cualquier conversación puede convertirse en una
oportunidad para testificar del evangelio. Esto no es un
método que requiera apartar dos horas cada semana para
evangelizar. Este método le permite moverse a través de la
vida como lo hace normalmente, preparado para ser
obediente a Dios cuando Él le de la oportunidad.
Como cristiano, debe estar listo para testificar acerca
de su propia experiencia hacia la salvación; una descrip-
ción de solo tres minutos de lo que su vida era antes de
conocer a Cristo (un minuto), la manera como se convir-
tió a Cristo (un minuto), y lo que Cristo ha hecho en su
vida (un minuto).
% En el margen, describa de manera breve su propia
historia. Es importante que esté preparado para dar su
testimonio con facilidad a otros. Deténgase un momen -
to y dedique el tiempo necesario para expresar de man-
era clara y sencilla lo que Cristo ha hecho en su vida.
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18
Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo
Testificar de Cristo debe motivarlo un amoroso deseo
de guiar al perdido de la oscuridad a la luz, y de la falta
de esperanza a la esperanza. No debe motivarlo el solo
deseo de probarle al perdido que está equivocado.
Sea consecuente en vivir la fe que usted proclama:
“Teniendo buena conciencia, para que en lo que
murmuran de vosotros como de malhechores, sean aver-
gonzados los que calumnian vuestra buena conducta en
Cristo” (1 Pedro 3:16). La vida cristiana llevada de
manera consecuente establece su testimonio y le da cred-
ibilidad. Es difícil para un perdido creer en las afirma-
ciones de un cristiano cuya vida marcha contraria a las
normas de Cristo.
Hay tres pasos para testificar de su fe y guiar al perdi-
do a Cristo. El primer paso consiste en hacer una serie de
cinco preguntas que lo ayudarán a descubrir la condición
espiritual de la otra persona. El segundo paso consiste en
pedir al perdido que lea en voz alta un grupo de versícu-
los de la Biblia. El tercer paso consiste en hacer cinco
preguntas que resumen las verdades de los versículos y
guían al perdido a un punto de decisión. Durante las
próxima dos semanas, su relación personal con Cristo se
fortalecerá al aprender estos pasos sencillos.
__________
1 Harold F. Leestma, More Than a Spectator [Más que un espectador] (Glendale:
Regal Books, 1974), p. 1
% Asignación:
Dé gracias a Dios por su vida en Cristo y por las
personas que Él usó para guiarle en aceptarlo com o
su Señor. Testifique esta semana a un miembro de su
familia o a un amigo íntimo sobre la forma en que se
convirtió a Cristo.
NOTAS:
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19
Testifique de Cristo sin temor
SEMANA 2
Cómo aprender a testificar de Cristo
sta semana le serán presentados dos de los tres
pasos sencillos para testificar de su fe. Usar estos
pasos, le permitirá a Dios obrar por medio de
usted cuando Él guíe a un perdido a Cristo.
En el primero de estos tres pasos, aprenderá cinco
preguntas que lo ayudarán a descubrir la condición espir-
itual de la persona. Estas preguntas son solo guías, y no
encierran el propósito de iniciar un debate teológico.
El segundo paso para testificar de su fe consta de siete
versículos bíblicos. Desde Romanos 3.23 y hasta Apoc-
alipsis 3.20, este grupo de siete versículos serán leídos en
voz alta por el no cristiano. Después de cada versículo, le
preguntará al no creyente: “¿Qué significa este versícul o
para usted?” Luego esperará a que el Espíritu Santo
despierte la convicción en el corazón de la persona.
En el tercer paso encontrará de nuevo cinco pregun-
tas. Estas resumirán las verdades de los versículos del
segundo paso y guiarán a la persona a la pregunta final:
“¿Está preparado para invitar a Cristo a entrar en su
corazón y en su vida?”
Seguir estos pasos le ayudará a evitar discusiones
innecesarias o defensivas que pueden ser un obstáculo.
Dos hechos importantes lo alentarán:
· Este método hace que testificar sea increíblemente
sencillo.
· Usted absoluta e incondicionalmente no puede
fracasar. ¿Por qué?
% Escriba la respuesta a esa pregunta en el margen de
esta página.
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Una vez que se ha unido en sociedad con el Espíritu
Santo para testificar a un perdido, usted se asombrará del
poder del Espíritu Santo para romper todas las barreras.
Dirá: “Desearía haber conocido cómo hacer esto antes”.
Día 1
Use preguntas para determinar
dónde obra Dios
El primer paso consiste en hacer una serie de cinco
preguntas que lo ayudarán a determinar la condición
espiritual de la persona. Estas preguntas harán aflorar
información valiosa que lo ayudará a darse cuenta de
cómo obra Dios en la vida de la persona. Hacer pregun-
tas le ayuda a evitar hablar más que escuchar. Es esencial
escuchar lo que Dios le está diciendo a la persona por
medio de las Escrituras. Permítale al Espíritu Santo hacer
surgir una convicción en el corazón de la persona.
¿Ha usado alguna vez un termómetro cuando cocina
en su casa? Si usted es como yo, lo pone dentro del asado
porque no sabe que está pasado allí. No puedo mirar
constantemente el asado. A veces se cocina rápido y a
veces lento. Así que uso un termómetro.
Las preguntas sirven de termómetro para detectar la
condición espiritual al testificar. Permiten saber que está
ocurriendo en el corazón y la mente del perdido. Usted
puede usar preguntas en cualquier conversación para
hacerla cambiar de dirección y probar la temperatu ra
espiritual.
Hace poco mientras estaba en el área de espera de un
aeropuerto, hablé con un joven que me preguntó si un
vuelo estaba retrasado. Después de charlar sobre hacia
dónde se dirigía, le dije: “¿Cuál es su deporte favorito?”
20
E
Cómo aprender a testificar de Cristo
Él respondió que era un gran admirador del baloncest o
del NBA. Le dije: “Oiga, es de cierta importancia el
dinero que algunos de esos jugadores ganan. Acabo de
escuchar que un jugador firmó un contrato por muchos
millones de dólares por algunos años. A pesar de su éxito,
es para ahora y luego salen de la página deportiva, y
algunos jugadores han desperdiciado su vida. Aunque
hacen mucho dinero. ¿Alguna vez se ha preguntado cuán-
to dinero tiene que hacer un hombre antes que su vida
esté realizada? Para mí, si mi familia está saludable y segu-
ra, si tengo un trabajo decente y si la familia se encuentra
relacionada con la vida de nuestra iglesia, entonces la vida
es maravillosa. ¿Está su familia activa en alguna iglesia?”
Observe la manera natural en que la conversación se
desplazó hacia el área de la vida cristiana. Este hombre y
yo fuimos del baloncesto a la vida espiritual de él. Una
pregunta hizo girar la conversación a pensamientos más
profundos en un instante.
Una mujer hablaba conmigo después de una reunión
a la que asistí. Le pregunté: “¿Cuál cree que es el mayor
problema que las mujeres enfrentan hoy?” Pensó por un
momento y contestó: “Demasiado quehacer e insufi-
cientes horas en un día para hacerlo”. Respondí: “No veo
cómo las mujeres lo hacen. No estoy convencido que una
semana de cuarenta horas resolvería el problema. Con
toda la sensibilidad, las emociones creadas por Dios que
Él les ha dado, ¿algunas vez han tenido tiempo para
detenerse y pensar acerca de la vida y cuáles son las cosas
realmente importantes? Quiero decir, ¿alguna vez usted
han tenido tiempo para detenerse y pensar con respecto a
la vida, y qué le ocurriría si toda esa actividad de pronto
se detuviera porque usted muriera?”
¿Se da cuenta del cambio de dirección logrado con las
preguntas? Las preguntas sirven como un excel ent e
sondeo para revelar que está ocurriendo espiritualment e
en la persona. Las cinco preguntas pueden ayudarlo a
llevar la conversación hacia los temas espirituales:
1. ¿Tiene usted algún tipo de creencia espiritual?
2. Para usted, ¿quién es Jesucristo?
3. ¿Piensa que existe el cielo y el infierno?
4. Si muriera ahora mismo, ¿adónde iría usted?
5. Si lo que usted cree no fuera cierto, ¿le gustaría
conocer la verdad?
Tenga presente que usted busca maneras de llevar la
conversación hacia testificar.
· Diga algo.
· Haga preguntas, que son una manera de averiguar
cómo Dios esta obrando en el corazón de la persona.
· Escuche, lo cual es la mejor manera de conocer que
es lo que sucede y para tener la oportunidad de alcanzar
su meta.
· Dirija la conversación hacia temas espirituales. Verá
cuán fácil es cambiar cualquier conversación a una
conversación espiritual.
PRIMERA PREGUNTA
¿Tiene usted algún tipo de creencia espiritual?
% Dedique un momento a escribir su propia respues-
ta a esta pregunta en el margen de esta página.
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Es importante comenzar donde las personas están, y
no donde usted desearía que estuvieran. La mayoría de
nosotros no vive más en una cultura predominantement e
de iglesia. La mayoría de los perdidos hoy entienden
mucho menos de lo que los cristianos hablan que las
21
Testifique de Cristo sin temor
generaciones pasadas. Preguntas como “¿Cree usted en
Dios?” y “¿Es usted cristiano?” pueden causar la inmedi-
ata reacción defensiva del perdido.
A las personas les agrada expresar sus opiniones. Una
pregunta como: “¿Cree usted en Dios?” puede ser
demasiado personal y directa. Pero pregunte: “¿Tien e
usted algún tipo de creencia espiritual?” y la mayoría de
las personas sentirán que hay lugar para sus opiniones sin
ser meterse en aprietos. Las personas están deseosas de
hablar de sus asuntos espirituales. A menudo esconden
esta hambre bajo una falsa indiferencia o con respuestas
tajantes. Sin embargo, están deseosas y buscando maneras
para hablar de manera segura con respecto a los asuntos
espirituales.
La primera pregunta: “¿Tiene usted algún tipo de
creencia espiritual?” determina el escenario para hablar de
Cristo. Esta pregunta le permitirá a la persona abordar el
tema de su incredulidad en la conversión. Recuerde que
no importa si responde en 10 segundos o 10 minutos.
Usted no debe responder ni tratar de aclarar alguna cosa
que la persona diga. Centre su atención en escuchar, este
es un acto de amor y preocupación. Sus únicas respuestas
deben ser algo como: “Ahh” o “Uhh”.
Busque en su Biblia Hechos 8.26-39. El Espíritu
Santo envió a Felipe a un camino desierto que iba de
Jerusalén a Gaza. Felipe encontró a un etíope que volvía
a su país. Felipe le preguntó: “Pero ¿entiendes lo que
lees?” (Hechos 8.30). El etíope respondió con una
pregunta que le permitió a Felipe en seguida dirigir la
conversación a Cristo: “Entonces Felipe, abriendo su
boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el
evangelio de Jesús” (Hechos 8.35).
Esté atento a las muchas oportunidades que Dios le
dará para usar esta pregunta con familiares, compañ eros
de trabajo, vecinos y otros conocidos. Además, sea sensi-
ble a otros que se crucen en su camino, por ejemplo el
dependiente en una tienda.
Ya sea que la persona responda “sí” o “no” a su primera
pregunta, es importante permitirle hablar. La persona no
tendrá nada que argumentar o defender si el solo requisi-
to es hablar del tema.
Día 2
Segunda y tercera pregunta
SEGUNDA PREGUNTA
Para usted, ¿quién es Jesucristo?
% Dedique un momento a escribir su propia respues-
ta a esta pregunta en el margen de esta página.
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Lea Mateo 21.10-11. Cuando Jesús entró en la ciudad de
Jerusalén, el pueblo se conmovió y preguntó: “¿Quién es
éste?” (v. 10). Esta hambre en la mente y en el corazón de
las personas está todavía viva hoy. Encuentre una manera
de introducir esta pregunta en la conversación lo más
pronto posible. Esta pregunta es la que realmente intere-
sa. Es la que abrirá el corazón del perdido como ninguna
otra.
Lea Mateo 16.13-16. Jesús dirigió la conversaci ón
hacia lo que le interesaba. Preguntó: “Y vosotros, ¿quién
decís que soy yo?” (v. 15). Cada uno tiene que responder
a esa misma pregunta. No le puede dar mejor ayuda a un
perdido para guiarlo hacia Cristo que hacerle esta pre-
gunta de forma bondadosa cuanto antes.
Lea Juan 8.12-30. Hay muchos que pueden identi-
ficar a Jesús como el tema del Nuevo Testamento, pero no
22
Cómo aprender a testificar de Cristo
lo conocen personalmente. En Juan 8, Jesucristo declaró
la necesidad de conocer la verdadera identidad de Él. Los
fariseos retaron su afirmación de haber venido de Dios (v.
13), y espiritualmente tropezaron cuando fueron llama-
dos a creer en Él como el único camino de salvación. Su
repudio de Él como uno con el Padre significó que ellos
estaban camino a morir en sus pecados. Esa consecuen ci a
no fue solo para los fariseos, sino es para todos los que
rechazan a Cristo.
Jesús les dijo que Él es “la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida” (v. 12). La negativa de ellos a creer en Él significó
que “en vuestro pecado moriréis” (v. 21). Él les advirtió:
“Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de
este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que
moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo
soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8.23-24).
Cuando pregunte: “Para usted, ¿quién es Jesucristo?”
Algunas personas responderán: “El Hijo de Dios” o “El
hombre que murió en la cruz”. Observe que tales respues-
tas son religiosas pero no indican una relación personal.
Un cristiano sencillamente respondería: “Mi Señor y mi
Salvador”
Un perdido quizá quiera saber que usted tiene una
relación personal con Cristo. Por eso decir: “Él es mi
Señor y Salvador”, le dará una poderosa oportunidad al
Espíritu Santo de hablarle al perdido.
Su mejor respuesta después de preguntar: “Para usted,
¿quién es Jesucristo?” es no decir nada. El propósito es
provocar que la otra persona piense con respecto a Cristo
y que el Espíritu Santo continúe convenciendo a la per-
sona de su vacío espiritual. El propósito no es enseñarl e
una lección o convencerlo de algo. Ese es el papel de las
Escrituras y del Espíritu Santo. El Espíritu Santo estará
hablándole al corazón del perdido. Recuerde que el papel
de usted es obedecer. Usted debe respetar la libertad dada
a cada individuo de decirle “sí” o “no” a Cristo.
TERCERA PREGUNTA
¿Piensa que existe el cielo y el infierno?
% Dedique un momento a escribir su propia respues-
ta a la pregunta en el margen de esta página.
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Esta no es tampoco una pregunta amenazante. Usted
no le está pidiendo a la persona que diga “sí” o “no” con
respecto a si su destino será el cielo o el infierno. No
obstante, está abriendo una oportunidad para que hable
con respecto al asunto. A veces los perdidos hablarán con
libertad en cuanto a lo que creen o no creen que sea la
vida venidera.
La fe en Jesucristo como Señor y Salvador es la clave.
Haga la pregunta y permita que le diga lo que cree.
Permita que el Espíritu Santo use esa pregunta para volver
su corazón a Jesucristo.
Jesús no ignoró la existencia del infierno, pero no
insistió en él. No es una buena idea centrar toda la aten-
ción de su testimonio en las consecuencias de rechazar a
Cristo. Sin embargo, es peor no tocar el tema.
Lea Lucas 16.19-31. Al usar la historia del rico y
Lázaro, Jesús enseñó que las descripciones vívidas y las
pruebas del infierno no necesariamente conducirán a una
persona a aceptar a Cristo. El rico suplicó que Lázaro
fuera enviado desde el cielo a decirle a sus hermanos qué
es el cielo y qué es el infierno. “Porque tengo cinco her-
manos, para que les testifique, a fin de que no vengan
ellos también a este lugar de tormento” (Lucas 16.28). La
respuesta de Abraham fue que habían recibido suficiente
advertencia. “Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés
y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se
levantare de los muertos” (Lucas 16.31).
23
Testifique de Cristo sin temor
Día 3
Cuarta y quinta preguntas
CUARTA PREGUNTA
Si muriera ahora mismo, ¿adónde iría usted? ¿Por
qué?
% Dedique un momento a escribir su propia respues-
ta a esta pregunta en el margen de esta página.
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Hace poco una mujer respondió rápidamente a la
tercera pregunta: ‘¿Piensa que existe el cielo y el infierno?”
con un enfático “absolutamente no”. Cuando se le hizo la
cuarta pregunta, más personal: “¿Adónde iría?”, ella dijo:
“Claro que al cielo”.
La tercera pregunta requiere más del intelecto. La
cuarta pregunta exige una respuesta del corazón, al llevar
a la persona con que habla a algo más íntimo. Las
personas se ponen muy serias cuando se les hace pensar
en los aspectos personales de su vida.
Si la persona responde: “al cielo”, pregunte: “¿Por qué
le permitiría Dios entrar al cielo?” La respuesta que dé
abrirá el corazón a la verdad adicional.
La mayoría de los perdidos están decididos a no
exponer su vulnerabilidad a las personas perspicaces. El
proceso conversacional rompe esta barrera al crecer
inmediatamente la relación. En el avión me he sentado al
lado de personas que se presentan a ellas mismas dicien-
do que no son de muchas palabras y dan a entender que
no quieren hablar. Después de un tiempo en el aire, me
encuentro a mí mismo asombrado de cuántos asuntos
personales profundos ellos han traído a consideración.
Los perdidos son mucho más conscientes y sensibles a
sus pérdidas y temores de quebrantamiento espiritual que
lo que con frecuencia reconocemos. Los que parecen más
confiados en su incredulidad pueden ser, al final, los más
sensibles si son tratados de la manera correcta.
QUINTA PREGUNTA
Si lo que usted cree no fuera cierto, ¿le gustaría cono-
cer la verdad?
% Dedique un momento a escribir su propia respues-
ta a esta pregunta en el margen de esta página.
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Esta pregunta es decisiva. Las personas temen perder
oportunidades por no conocer la información exacta.
Jesús estuvo preparado para hacer las preguntas difí-
ciles cuando fue oportuno. Para seguir su ejemplo, es
importante que usted sea directo y claro cuando una
persona llega al punto de entender lo que significa acep-
tar a Cristo como Salvador y Señor.
Este punto es crucial en el proceso de testificar. Solo
hay dos posibles respuestas a la quinta pregunta: “sí” o
“no”. Si la respuesta es “sí”, proceda al paso segundo (leer
los versículos bíblicos en voz alta). Si la respuesta es “no”,
deténgase. Nunca, ni una sola vez, he peleado por un
“no”. Le he dicho a muchas personas: “Si lo que usted
cree no fuera cierto, ¿le gustaría conocer la verdad?” Ha
habido personas que han dicho “no”, y no he hecho nada.
El silencio con frecuencia crea mucha conversación. La
mayoría de las personas luego dicen algo como: “Bueno,
¿no me dirá?” En broma digo: “¿Por que no quiere
saber?”. Ellos dicen: “sí”, y allá voy de nuevo.
Pero si usted recibe un firme “no”, recuerde que la
decisión de la persona no es su responsabilidad. La
persona está haciendo uso de la libertad que Dios le da.
Esto no refleja que usted haya fracasado en su parte.
Usted ha sido fiel y obediente.
Lea 2 Pedro 3.9 en el margen. La paciencia de Dios de
24
Cómo aprender a testificar de Cristo
darle más oportunidades a los perdidos para aceptar a
Cristo hace que se demore la segunda venida de Cristo.
Otras oportunidades para que el perdido acepte a Cristo
estarán en las manos de Dios. Puede estar seguro que
Dios es paciente, no queriendo que nadie se pierda. Pero
Él nunca le quitará a alguien su libertar para elegir ser
salvo o elegir rechazarlo.
Muchas personas han vivido un momento específico o
un suceso que les causó enfrentar su necesidad de aceptar
a Cristo. Pablo tuvo este tipo de experiencia mientras iba
por el camino rumbo a Damasco (Hechos 9.3-19).
Muchos otros parece que encuentran a Cristo como
Señor por medio de una serie de sucesos o experienci as .
Un cristiano que testifica no debe considerar su esfuerzo
un fracaso si la persona no acepta a Cristo. Sea paciente.
Su testimonio puede ser la experiencia que cause que un
perdido abra su corazón a Cristo en su próximo encuen-
tro con el Espíritu Santo.
Una aceptación amable y cariñosa de la decisión de la
persona de rechazar a Cristo, facilitará una oportunidad
en el futuro. Esa futura oportunidad puede ser con usted
o con otra persona. Procure desarrollar la misma pacien-
cia que Dios tiene para edificar la relación que usted
comenzó y abrir la puerta a otras oportunidades.
Sabemos que muchos en este mundo han escuchado
el remedio para el pecado. Se les ha dicho que deben
mirar a Cristo con fe para perdón de pecados, pero
muchos todavía no aceptan. Recuerde que el éxito está en
vivir su vida cristiana, testificar del evangelio y confiar en
Dios para los resultados. El éxito no está en conducir a
alguien a Cristo. Su responsabilidad es ser fiel en guiar a
los no cristianos a conocer esa vida que se encuentra por
medio de la fe en Cristo como Salvador. El Espíritu Santo
es quien debe llevar a esta persona a la salvación. Es un
gran aliento saber que, cuando nuestro testimonio parece
haber sido rechazado, el Espíritu Santo pacientemente
continúa su labor de hacer consciente del pecado a la
persona y la sigue amando.
Considere esta situación:
Usted entra a un restaurante y Carmen lo invita a
sentarse en su mesa. La conversación trata sobre su
relación con una iglesia cercana:
Ella: “He pensado ir a la iglesia, pero sigo posponien-
do la ida”.
Usted: “Bueno, en realidad me encantaría que vinieras
conmigo. ¿Qué te parece el próximo domingo?”
Ella: “No, no el próximo domingo, quizás en otro
momento. Yo no soy cristiana o algo parecido. Algún día
lo podría probar”.
Usted: ?
La puerta de la oportunidad está abierta en este
momento de la conversación.
% Lea las opciones a continuación y marque la que le
gustaría que fuera su respuesta.
❑ Continuar insistiendo en que asista a la iglesia
conmigo el próximo domingo.
❑ Cambiar de tema.
❑ Pedirle al Espíritu Santo que me ayude mientras
uso las cinco preguntas para guiar a mi amiga de un
modo bondadoso y cortés hacia la Palabra de Dios
y a creer en Cristo como Señor y Salvador.
Día 4
Permítale hablar a la Biblia
El segundo paso en testificar de Cristo sin temor es
permitirle a la Biblia hablar. Dios usa las Escrituras para
cambiar la vida de las personas. Aprenda a permitirle a la
Biblia hablar al corazón de las personas.
Este paso comprende un grupo de versículos bíblicos
que el perdido leerá en voz alta:
1. Romanos 3.23
2. Romanos 6.23
3. Juan 3.3
4. Juan 14.6
5. Romanos 10.9-11
6. 2 Corintios 5.15
7. Apocalipsis 3.20
Haga parte de su disciplina espiritual llevar consigo un
pequeño Nuevo Testamento en su bolso o en su cartera.
25
Testifique de Cristo sin temor
La intención fundamental de hacer las cinco preguntas de
apertura en el primer paso es preparar para los versículos
del Nuevo Testamento que forman el segundo paso. Rara
vez el perdido mostrará resistencia mientras le hace las
primeras cinco preguntas. Descubrirá que las preguntas
son una parte fácil de testificar de Cristo sin temor. Si
acaso, el perdido adoptará una actitud defensiva u opon-
drá resistencia cuando usted saque su Nuevo Testamento.
Dos comentarios negativos con respecto a la Biblia
son los más comunes. El primero es: “Hay muchos
errores en la Biblia”. Para mí, la respuesta más eficaz es:
Con todo el amor que puedo mostrar, le entrego mi
Biblia a la persona y digo: “Usted sabe, he estado leyendo
esto por muchos años. Le preguntó: ¿Pudiera mostrarme
uno de esos errores?” Nunca falla que la persona admita
que en realidad no conoce ninguno, sino que solo ha oído
hablar de ellos. Responda amorosamente y diga: “He
escuchado esas opiniones, pero nunca he encontrado
algún error”. En seguida diga: “Permítame ir a Romanos
3.23”. No haga un gran embrollo por el comentario.
El segundo comentario defensivo más común con
respecto a la Biblia que un perdido hace es: “Hay muchas
versiones de la Biblia. ¿Cómo sé cual es la correcta?” Mi
respuesta es: “Sí, es verdad, hay muchas versiones y
paráfrasis de la Biblia. Pero ¿sabía usted que todas las
versiones cristianas tienen el mismo propósito?” Por lo
general la persona contesta: “No, no sabía eso”. Le digo:
“Por algún tiempo no lo supe tampoco. Permítame ir a
Romanos 3.23”. Y le pido a la persona en seguida que lea
en voz alta el versículo. Nunca he visto a alguien que se
niegue.
Por dos mil años, los hombres y mujeres han exami -
nado la Biblia; algunos para probar que es verdadera y
algunos para probar que es falsa. Se ha probado muchas
veces que es verdadera, pero ni una sola vez que es falsa.
Dios produjo la Biblia sin error por medio de escritores
humanos imperfectos. Usted puede confiar en la Biblia.
Dios derramará su poder a través de su lectura. Puede
confiar en que Dios habla por medio de ella.
Hay dos principios importantes para testificar de su fe
usando versículos bíblicos:
1. Oír. Es importante decir: “Lea el versículo en voz
alta”. Lea Romanos 10.17: “Así que la fe es por el oír, y el
oír, por la palabra de Dios”. La fe viene por el oír. Oír es
la clave.
Hay algunas razones prácticas para que queramos que
la persona lea la Biblia de manera audible. Cuando un
perdido escucha el mensaje de la Biblia, escucha a Cristo
mismo hablar de la salvación. Además, usted quiere saber
que él está leyendo el texto correcto. Una persona que no
está familiarizada con los textos de la Biblia podría leer el
texto equivocado. Su lectura en voz alta le asegura que
está leyendo el versículo adecuado.
2. Preguntar. Es importante preguntar: “¿Qué le dice
esto a usted?” cuando la persona ha finalizado de leer el
versículo. Lea Lucas 10.25-26: “Y he aquí un intérpret e
de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro,
¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo:
¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?” La Palabra de
Dios es la que revela el pecado. El Espíritu Santo es el que
convence de pecado. (???) La labor de usted es conducir al
perdido solo hasta ese punto. Hay una meta. En un
momento determinado, usted deja las cosas en manos de
Dios. Eso es todo lo que usted hace. Estará listo para
detenerse y observar la obra de Dios. Usted escuchará lo
que las Escrituras le dicen al perdido. Su responsabilid ad
es escuchar. Su única respuesta debe ser algo como: “Ah”
o “¿eh?”.
Recuerde:
· El perdido esta haciendo la lectura en voz alta.
· El perdido será el que habla. Recuerde, escuche de
una forma que la persona quiera hablar.
· El Espíritu Santo convencerá de pecado a la persona.
· La Palabra de Dios hará surgir la convicción.
Recuerde que usted no fallará porque es la obra del
Espíritu Santo convencer a las personas sus pecados y de
la necesidad de ser salvos por medio de Jesucristo, y de
erigir en ellas una convición.
“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado,
de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en
mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis
más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha
26
Cómo aprender a testificar de Cristo
sido ya juzgado” (Juan 16.8-11).
@Marque su Nuevo Testamento
Uno de los temores que surge cuando los cristian os
comienzan a buscar versículos para testificar es: “No,
nunca podré memorizar todos esos versículos”. Encon-
trará una tarjeta a la mitad de este libro que lo ayudará.
Es una ayuda legítima para los cristianos. No se preocupe,
no hay nada malo en tener una pequeña tarjeta con los
versículos que guiarán a una persona a la vida eterna.
Dios bendecirá la fidelidad de usted en presentárselos a la
persona. Después de que usted haya testificado de Cristo
varias veces, le parecerá automático. El proceso de hacer
preguntas y esperar que el Espíritu Santo convenza y cree
una convicción por medio de la lectura de las Escrituras ,
pronto se desarrolla de manera natural en la conversaci ón
normal y fácil.
Lleve un Nuevo Testamento de bolsillo a dondequiera
que vaya. Use este Nuevo Testamento solamente para
testificar. Ya que su Biblia de estudio probablemente esté
marcada y llena de notas, pudiera distraer a la persona al
tratar de concentrarla en uno o dos versículos, quizá visto
por primera vez.
Marque Romanos 3.23. Le pedirá a la persona que
tome su Biblia y lea Romanos 3.23, y el color lo ayudará
a encontrarlo con rapidez.
En el margen de esta página de su Biblia escriba con
un bolígrafo “Romanos 6.23” (Ya que por lo general se
sentará frente a la persona, escriba el versículo en el mar-
gen superior y al revés.) Cuando la persona lea Roman os
3.23, usted verá la referencia del próximo versículo en el
margen. Esto lo ayudará a recordar donde continuar.
Marque Romanos 6.23 y encierre en un círculo las
palabras pecado y muerte. Escriba la palabra infierno enci-
ma de la palabra muerte. Además, encierre en un círculo
la palabra en que antecede a “Cristo Jesús Señor nuestro”.
Escriba “Juan 3.3” en el margen.
Marque Juan 3.3 y escriba “Juan 14.6” en el margen.
Dibuje una cruz en el margen cerca de Juan 3.3. Dibuje
una X junto a la cruz. Al lado de la cruz que pintó, escri -
ba la pregunta: “¿Por qué Jesús vino a morir?” La X le
recuerda que esta es la única excepción en el proceso.
Usted no preguntará: “¿Qué le dice este versículo a
usted?” después que la persona lo lea, porque pudiera
estar ejercer una presión innecesaria. No muchos perdi-
dos conocen la respuesta a esa pregunta. La persona
puede sentirse incómoda al ser interrogada.
Marque Juan 14.6 y escriba “Romanos 10.9-11” en el
margen.
Marque Romanos 10.9-11 y escriba “2 Corintios
5.15” en el margen.
Marque 2 Corintios 5.15 y escriba “Apocalipsis 3.20”
en el margen.
Marque Apocalipsis 3.20.
Observe las tarjetas Testifique de Cristo sin temor (que
se encuentran a la mitad de este libro). Una de ellas puede
mantenerla en su cartera o dentro de su Biblia. No tiene
por que sentirse incómodo por las notas en el margen o
ayudas como la tarjeta para encontrar los versículos. No
hay prueba de que los perdidos respondan más a alguien
que haya memorizado los versículos. Con frecuencia un
perdido se siente más cómodo al saber que un cristiano
está encontrando los versículos con ayuda. Esto le da a los
perdidos razón para creer que usted no tiene que ser un
erudito o estudiante extraordinario de las Escrituras para
encontrar el camino de salvación, paz y esperanza.
Día 5
Use la Palabra de Dios
Observe cómo los dos principios de oír y hacer preguntas
son parte de este método.
Primer versículo: Romanos 3.23
Pídale a la persona que lea Romanos 3.23 en voz alta:
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la
gloria de Dios”. Señale al versículo marcado en su Biblia.
No dé nada por sentado cuando la persona esté leyendo
los versículos que transformarán su vida.
Cuando la persona finalice la lectura del versículo,
pregúntele: “¿Qué le dice este versículo a usted?”
27
Testifique de Cristo sin temor
% Escriba su propia respuesta a esta pregunta en el
margen.
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La persona la mayoría de las veces responderá con una
declaración como: “Todo el mundo ha pecado”. ¿Usted
sabe lo que sigue? Después de escucharlo, vuelva la pági-
na a Romanos 6.23. No habrá argumento o intercambi o
negativo. ¿Por qué? Porque usted no está insistiendo en su
interpretación. El Espíritu Santo es el que suscita la
convicción. Usted está para dirigir la situación a ese
punto. Su única meta será no obstaculizar el camino de
Dios. Eso es todo lo que usted debe hacer.
Al hablar acerca de Romanos 3.23, la persona puede
hablar con respecto a pecados que no ha cometido. Quizá
se defienda a sí misma argumentando que no ha matado,
no ha robado o no ha hecho otras cosas dramáticas que
son obviamente pecado. Usted no tiene que dedicar tiem-
po a explicar el pecado. Pudiera señalar que la norma
divina para la humanidad es la perfección. La mayoría de
nosotros con facilidad admitimos que no conocemos a
alguien que sea perfecto como Dios. La Biblia muestra la
gloria de Dios como nuestra norma. Nuestros pecados se
levantan en contraste con la gloria de Dios. Ellos nos
hacen destacar la necesidad de su redención. En Roman os
3, Pablo establece el hecho de que Dios juzga, sin impor-
tarle el estilo de vida o la religión de la persona. Nos dice
que “todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Roman os
3.12). Así que todos han pecado y no reflejan la justicia y
la perfección de Dios.
Una buena manera de ayudar a una persona a captar
que todos hemos pecado es llevarlo a Mateo 22.37: “Jesús
le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y
con toda tu alma, y con toda tu mente”. Puede pregun-
tarle: “¿Ha amado siempre a Dios con todo su corazón,
con toda su alma, con toda su mente y con todas sus
fuerzas?” Ellos le dirán: “No”. Responda: “Eso es lo que
es pecado”.
Esta verdad hará que la palabra “pecado” que usted ha
encerrado en un círculo o señalado en Romanos 6.23
tenga un mayor efecto en la persona a quien está usted
testificando.
Segundo versículo: Romanos 6.23
Pida a la persona que lea Romanos 6.23 en voz alta:
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de
Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Después que termine, pregúntele: “¿Qué le dice esto a
usted?”
% Escriba su propia respuesta a esta pregunta aquí en
el margen.
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Use un bolígrafo y encierre en un círculo la palabra
pecado o señálela si usted la ha marcado antes. Indique
que la palabra señalada es pecado, no pecados. Si no lo ha
hecho antes, ponga un círculo alrededor de la palabra
muerte. Escriba la palabra infierno encima la palabra
muerte.
Diga algo como: “¿Se dio cuenta de que en mi Biblia
he marcado la palabra pecado?” Señale la palabra. Dé a la
persona oportunidad para responder. Dígale: “Esto me
recuerda que no hay una S al final de la palabra. Dios dice
que un solo pecado me destina al infierno”. Apúntese a
usted mismo como un pecador que es. Luego añada: “¿Se
dio cuenta de que he escrito infierno en lugar de muerte?
En la Biblia con frecuencia muerte se refiere al infierno”.
28
Cómo aprender a testificar de Cristo
Señale la palabra en que usted ha marcado. Indique
que ha señalado esta palabra para recordar que converti rs e
a Cristo significa que tiene una relación con Jesucristo.
Muchos perdidos tienen la esperanza en relaciones que
pueden haber hecho, como bautizarse o ser miembro de
una iglesia.
Romanos 6.23 le permite al Espíritu Santo mostrarle
al perdido que no tiene esperanza sin fe en Cristo y sin
entregarle su vida a Él. La Palabra de Dios habrá revelado
las razones falsas para tener esperanza. El Espíritu Santo
hará que los perdidos entiendan mucho más mediante
una lectura sencilla del versículo que a través de lo que
usted dijera en voz alta.
Hay muchas formas de testificar de su fe, pero hay una
dinámica diferente cuando usa las Escrituras. Se sorpren -
derá con cuanta rapidez algunos perdidos sienten convic-
ción de la necesidad de confiar en Cristo como Señor y
Salvador. Observe la manera como Dios obra cuando
continúa guiando al perdido a leer los versículos.
Se me pidió que aconsejara a una joven que estaba en
grave problema. Después de hacerle las cinco preguntas
del primer paso, estaba claro que ella sabía muy poco de
la Biblia o del cristianismo. Nadie antes le había testifica-
do de Cristo. Ella me dio permiso de abrir mi Biblia.
Leyó Romanos 3.23 en voz alta y me dijo qué significab a
para ella. Fui a Romanos 6.23 y le pedí que lo leyera en
voz alta. Ella leyó el versículo lenta y claramente: “Porqu e
la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Le dije: “¿Qué
le dice este versículo a usted?” Con aire pensativo, con-
testó: “Necesito pedirle a Dios que me perdone de todos
mis pecados e invitar a Cristo a que entre en mi corazón”.
Yo estaba sorprendido. ¿Dice el versículo eso? No exact a-
mente. ¿De dónde obtuvo ella esa respuesta? Del Espíritu
Santo.
No le dije: “Un momento, hay otros cinco versículos”.
Al usar el poder de las Escrituras, Dios puede revelar la
verdad en uno o en varios versículos. Sencillamente
vuelva las páginas y haga preguntas.
Nunca sienta temor de testificarle a alguien. Entienda
que sus experiencias, defensas, objeciones y conceptos
preconcebidos jugarán un papel en su decisión. Pero el
Espíritu Santo es más poderoso y el amor de Dios es más
grande que cualquier cosa que pueda oscurecer el
corazón.
Tercer versículo: Juan 3.3
Pida a la persona que lea Juan 3.3 en voz alta: “Respondi ó
Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.
Señale la cruz que dibujó y pregunte: “¿Por qué Jesús
vino a morir?” (La “X” que ha pintado le recordará que
esta es la excepción para usar la pregunta: “¿Qué le dice
este versículo a usted?”) La mayoría de las personas dirán:
“Él vino a morir por el pecado”. Responda: “Correct o.
Recuerda el versículo que acaba de leer: la paga del peca-
do es muerte”.
% Escriba su propia respuesta a esta pregunta aquí en
el margen.
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
Cuarto versículo: Juan 14.6
Vaya a Juan 14.6 y pida a la persona que lea este versícu -
lo en voz alta: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad,
y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Luego pregunte: “¿Qué le dice este versículo a usted?”
% Escriba su propia respuesta en el margen.
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
29
Testifique de Cristo sin temor
Probablemente la persona le dirá que no hay otra
manera para estar con Dios excepto por medio de Cristo.
El versículo es claro y nunca debe añadir algo para que la
persona capte el mensaje.
Un perdido puede preguntarle acerca de otras maneras
en que las personas pueden ir al cielo. No debe tratar de
defenderse contra esas posiciones. Juan 14.6 permanecerá
en la mente de la persona. Testificar de Cristo en la con-
versación con un perdido es siempre más eficaz cuando el
testigo cristiano no trata de explicar o desacreditar todas
las falsas enseñanzas e ideas que están diseminadas por
nuestra sociedad. La clave para testificar de Cristo sin
temor es presentar lo que la Biblia dice y permitir que
actúe por sí misma.
Quinto versículo: Romanos 10.9-11
Pida a la persona que lea Romanos 10.9-11 en voz alta:
“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muer-
tos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justi-
cia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la
Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será
avergonzado”.
Luego pregunte: “¿Qué le dice esto a usted?”
% Escriba su propia respuesta en el margen.
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
Una de las cosas más difíciles de creer para muchas
personas es que pueden ser perdonados. Quizás usted no
conozca los pecados del perdido, pero puede estar seguro
de que la mayoría de los perdidos tienen pecados en los
que piensan y consideran. La persona quizá piense en el
adulterio, el alcoholismo, el odio hacia la esposa o a un
enemigo, un corazón amargado, vivir con una mentira
con respecto a una experiencia pasada o cualquiera de la
multitud de pecados que agobian a las personas. Usted
hace su parte al llevar a la persona a leer la Palabra de
Dios. Puede estar seguro de que Dios derramará su poder.
¿Y si la persona le pregunta si Dios perdonará a los
asesinos y a los que cometen otros pecados atroces? Per-
mita a la Biblia hablar. Pida a la persona que lea de nuevo
Romanos 10.9-11. Confíe que el Espíritu Santo le
enseñará a esta persona la verdad del perdón de Dios.
Su objetivo es que el perdido responda con un defini-
tivo “sí” a la pregunta: “¿Esta verdad en Romanos 10.9-
11 me incluye a mí?” El Espíritu Santo estará obrando en
el corazón de la persona para ayudarlo a entender el amor
incondicional de Dios.
Es importante saber qué hacer para evitar discusiones
o actitudes defensivas cuando el perdido no entiende.
Emplee lo que llamo el principio de “léalo de nuevo”: la
persona lee en voz alta cualquiera de los versículos que no
entiende. El principio “léalo de nuevo” funciona de la
manera siguiente: Cuando alguien no entiende o mal
interpreta un versículo de las Escrituras, pídale de manera
amable que lo lea de nuevo.Tenga en mente que Dios ha
estado defendiendo su Palabra por siglos. El Espíritu
Santo guiará a la persona a la verdad. Hay algo maravil-
loso en cómo Dios abre el corazón para que la persona
entienda cuando la persona lee la Biblia en voz alta. Dios
mismo es el testigo de la verdad de la cual usted testifica.
Sexto versículo: 2 Corintios 5.15
Pida a la persona que lea 2 Corintios 5.15 en voz alta: “Y
por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para
sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.
Después que finalice, pregunte: “¿Qué le dice este
versículo a usted?”
30
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Testifique de cristo sin temor

  • 1. TESTIFIQUE DE CRISTO SIN TEMOR WILLIAM FAY Y RALPH HODGE Versión revisada LifeWay Press Nashville, Tennessee
  • 2. © Copyright 1998 por LifeWay Press Reimpresiones: 1998 y 1999 y 2002 Versión revisada: Julio de 2000 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro ISBN 0-7673-9091-1 Clasificación decimal Dewey: 269.2 Tema: Evangelización Este es el texto para el curso CG-0469 de el Plan de estudio de desarollo cristiano A menos que se indique lo contrario todas las citas son tomadas de la Santa Biblila versión Reina-Valear 1960, propiedad de Sociedades Bíblicas Unidas impresa por Broadman and Holman Publishers, Nashville, Tennessee. Usadas con permiso La ilustración del campesino (Semana 1), la victima trabaja y el psiquiatra (Semana 3) son experiencias personales de Ralph Hodge. El resto de los encuentros personales o ilustraciones son de William Fay. Editor: Oscar James Fernández Editor Asociado: Daniel Rodríquez Diseño: Liz Gibson Diseño de la tapa: Linda Roman Traductor: José L. Riverón Corrección de estilo: Luisa Ruíz Correctores de pruebas: Juan Merlos y Aldo Barceló Impreso en los estados Unidos de América LiveWay Press One LifeWay Plaza Nashville, Tennessee 37234
  • 3. ÍNDICE Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 Semana 1: Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo . 7 Semana 2: Cómo aprender la manera de testificar de Cristo . . . . 20 Semana 3: Cómo responder al reto de testificar de Cristo. . . . . . 32 Compromiso personal con Dios de testificar de Cristo . . . . . . . . 43 Instrucciones pra el líder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 Es nuestra oracón que Dios use este libro para que por medio de él muchos cristianos puedan comenzar a testificar de su fe a otros. Quisiéramos conocer lo que este estudio ha hecho en su vida y en la de aquellos a quienes testificará de Cristo sin temor en el futuro. Déjenos saber su opinión escribiéndonosa: Testifique de Cristo sin temor One LiveWay Plaza, Nashville, TN 37234-0170 o por email a: Libroscristianos@lifeway.com
  • 4. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabrani mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, s ino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 1 CORINTIOS 2.3-5
  • 5. Testifique de Cristo sin temor PRÓLOGO Amados hermanos y hermanas: Me alegro tanto que haya escogido estudiar Testifique de Cristo sin temor. Puedo hacerle una promesa que Dios Biblia nos dice que si no hacemos lo que es bueno pecamos. “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4.17). Si usted no ha estado activo siempre cumple cada vez que se estudia Testifique de testificando de su fe, el pecado del silencio es parte de su Cristo sin temor: Se dará cuenta de que no puede fracas ar cuando usted testifica de su fe. Puesto que el proceso de tres pasos le parecerá sumamente sencillo, se preguntará por qué no se le enseñó esto antes. La mayoría de los cristianos fieles quieren testificar de su fe. Muchos lo han intentado, han obtenido una respuesta negativa, se han sentido rechazados y piensan que han fracasado. Como resultado, no testifican más y se sienten culpables por ello. Otros cristianos sencilla- mente no saben cómo testificar de su fe. Permítame presentarme. Soy el evangelista William Fay. Soy un pecador salvo por gracia. Durante cuarent a años fui uno de los hombres más hostiles hacia el evan- gelio que usted pudiera encontrar. Muchos cristian os trataron de testificarme de su fe, y cuando lo hicieron los insulté, los perseguí y los hice enojar. Pero si al alejarse de mí creyeron que habían fracasado, creyeron una mentira. Nunca olvidé ni una sola de sus palabras , sus rostros o a las personas que se cruzaron en mi vida en obediencia a Jesucristo. He tenido el privilegio de testificar de mi fe de persona a persona miles de veces. Pero como evangelist a estoy seguro de algo: Nunca he conducido a una per- sona a Jesucristo. Sin embargo, he tenido la experien ci a muchas veces en que el Espíritu Santo lo ha hecho. El éxito está en testificar de su fe, en vivir para Cristo. No tiene nada que ver con que alguien acepte al Señor. No somos los responsables de ocasionar la conversión de alguien. De hecho, si usted y yo causamos la conversi ón , esa persona no es en lo absoluto salva. La conversión es obra del Espíritu Santo. Como lo ha escuchado muchas veces, la Gran Comisión dice: “Id”. No es una opción a considerar, sino un mandato que Dios dice que debe obedecerse. La vida. Me preocupa mucho el pueblo de Dios que desobedece en este aspecto de la vida. Será inculpados de desobediencia por no cumplir el mandato de Dios. Al hablar en las iglesias durante muchos años, he de- scubierto que es muy extraño si más del diez por ciento de cualquier congregación, sin importar la denomi - nación, ha testificado de su fe en el año anterior. ¿Cómo pueden decir los miembros fieles de la iglesia que exper- imentaron un buen tiempo de adoración el domingo si permanecen callados el lunes? Miles de personas ya han encontrado que el método presentado en este libro es sencillo porque no hay que memorizar y porque usted depende por completo del Espíritu Santo al usar la Palabra de Dios. Nadie está preparado para discutir con usted. Usará preguntas que lo ayudarán a descubrir la manera en que Dios está obrando en la vida de la persona. Y verá como el versículo 6 de Filemón se hace realidad en su vida: “Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimien- to de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús”. ¿Se puede imaginar el gozo de saber que no puede fracasar al obedecer a Jesucristo en testificar su fe? Experimentará cómo el poder de Dios obra a través de usted cambiando las vidas para la eternidad por el testi- monio suyo. Observará el poder de la Palabra de Dios de primera mano cuando vuelva las páginas de las Escrituras y vea al Espíritu Santo transformar la vida de las personas en presencia de usted. Si pone en práctica lo que aprenda en este estudio, la vida de muchas personas que se cruzan en su camin o cambiará. Y también la vida de usted cambiará para siempre. En el poder y la gracia de Él, Evangelista William Fay 6
  • 6. Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo SEMANA 1 Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo uvo alguna vez la oportunidad de testificar de lia no nos presenta el testificar como una actividad adi- su fe y no lo hizo? Enumere en el margen algu- cional hecha solo por un pequeño grupo especial. Debe nas razones por las que no lo hizo. Marque ser parte de la vida cristiana diaria dondequiera que surja aquellas razones que le parecen válidas. Luego encierre en la oportunidad. Dios obra creando las oportunidades. un círculo aquellas que, con el poder de Dios, pudiera cambiar. Es posible conducir a otros a la fe en Cristo sin dejar de ser usted mismo u ofensivo. Dios ha llamado a cada cristiano a ser un testigo . . . Por la manera en que vivimos. Por nuestra actitud hacia otros. Por las decisiones que tomamos. Por nuestro compromiso de vivir para Cristo a cualquier precio. Además, Dios ha llamado a cada cristiano a testificar y guiar de manera personal a los perdidos para que sepan cómo pueden renacer espiritualmente. Testifique de Cristo sin temor le muestra cómo evitar el fracaso al testificar a los que están espiritualmente perdi- dos. Esto cambiará su vida. Aprenderá que el éxito es más que llevar a alguien a Cristo. El éxito está en vivir la vida cristiana día a día, testificar del evangelio y confiar en Dios para los resultados. El éxito no está en lograr que alguien acepte a Cristo. Este estudio le dará unas preguntas que pueden reve- larle cuán receptivo está el perdido al amor de Cristo. Estas preguntas pueden ayudarlo a sentir de que manera Dios está obrando en la vida del perdido, y cuán abierto está a escuchar la invitación de Dios. Las respuestas con- ducirán a un cambio que puede influir en la vida de esa persona para siempre. La Biblia le dará dirección. Y si esa persona esta preparada para escuchar, el poder de Dios penetrará aun a pesar de la falta de conocimiento, las dudas y las objeciones que hayan sido parte de su vida. Testificar como cristiano es una tarea normal. La Bib- Crear oportunidades para testificar es tarea de Dios. Nuestra parte debe ser obedecer, sacar provecho de esos momentos que Dios propicia. Según un estudio reciente, la mayoría de nosotros rara vez testifica a causa de cuatro temores (véase la Semana 3, Día 3, para ahondar con respecto a nuestros temores): Temor a ser rechazado. Temor a no saber lo suficiente. Temor a ofender a un amigo o a un pariente. Temor a ser ridiculizado o perseguido. Dios nos da la oportunidad con la promesa de su poder. A pesar de ello sencillamente decimos: “No”. A causa del temor, nuestro “No” va acompañado de muchas justificaciones y frases defensivas. Pero decirle “No” a Dios por cualquier razón es pecado. El primer paso para que cada uno de nosotros se convierta en un testigo cris- tiano es un cambio en nuestro propio corazón. Debemos decidir obedecer a Dios. “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3.15). Se ha debatido mucho acerca de cuál de las heridas in- fligidas a Cristo fue la que finalmente le causó la muerte. Entre las muchas heridas recibió laceraciones, escori a - ciones y contusiones. En un sentido podemos decir que ninguna de ellas mató a Cristo. La herida que lo mató fue el silencio. Nadie levantó la voz por Él. Uno de los inci- dentes más dolorosos en la vida de Cristo fue la negación de Pedro la noche antes de ser crucificado. Tres veces se le 7 ¿T
  • 7. Testifique de Cristo sin temor preguntó a Pedro si era uno de los seguidores de Cristo, y tres veces dijo: “No”. Me he dicho a mí mismo y le he oído decir a muchos: “Nunca habría negado a Cristo de esa forma”. La mayoría de nosotros, no obstante, podemos recor- dar las veces que hemos decidido callar cuando podríamos haber testificado. Como Pedro, lo negamos a Él con nuestro silencio. Pedro probablemente pensó que era sabio no arriesgarse. También muchos de nosotros hemos determinado no arriesgarnos a ser rechazad os , avergonzados o perseguidos. Escogemos callarnos. Otra forma del pecado del silencio es dar solo el testi- monio suficiente para tranquilizar nuestra conciencia o dar una imagen de cristianos. Decimos a la gente que amamos al Señor. Decimos con entusiasmo que oraremos por ellos. Y aun podemos pegar una calcomanía a la defensa de nuestro autommóvil que indique la iglesia a la cual pertenecemos. Sin embargo, debemos admitir que no damos información suficiente a los perdidos para permitir al Espíritu Santo cambiar sus corazones. No decimos a nuestros amigos que pueden salir de las tinieblas a la luz maravillosa de Cristo (véase 1 Pedro 2.9). Si no testificamos, nuestro amigos nunca entenderán el evangelio y nunca tendrán oportunidad de ser conduci- dos por el Espíritu Santo a creer. Hay una maravillosa historia de un muchacho que recoge estrellas de mar en una playa y luego las devuelve al océano. Un hombre le dijo: “Hijo, observa este lado”. En lo que podía ver, la orilla estaba cubierta de estrellas de mar. “Ahora, mira hacia el otro lado”. En lo que podía ver, la orilla estaba cubierta de estrellas de mar. “Hijo, no esperarás devolverlas todas al mar. Lo que haces no cambia las cosas, habrá todavía más en la orilla”. El muchacho tomo una estrella de mar, la regresó al agua, y dijo: “Está bien, pero estoy seguro de que cambió la situación para esa estrella”. Tal como esa sencilla estrella de mar, el mundo puede cambiar para una persona cada vez que usted testifica del evangelio. Aunque le parezca increíble, es posible que Dios, obrando por medio de usted, pueda cambiar el curso de la historia. Si necesita prueba de esta verdad, mírese en un espejo; porque usted escuchó el evangeli o, su vida cambió para siempre. La vida de un amigo perdi- do depende del conocimiento de la verdad. Nunca debemos perder de vista el destino de las personas que no se deciden a vivir para Cristo. Muchas personas que conocen lo que la Biblia enseña con respec- to a la eternidad tratan de encontrar un tipo de posición intermedia. Una vez yo viví en lo que ahora llamo la ‘mentira de la posición intermedia”. De alguna forma creía que no era tan malo, que estaba en la “mitad” y por lo tanto, era digno de ir al cielo. Era mentira. La verdad es que usted sigue a Dios o sigue a Satanás. Está en una relación con Cristo o no lo está; ha nacido de nuevo o no. Usted es hijo de Dios, o un enemigo de Dios; está acumulando ira o está acumulando misericordia; está ligado al cielo o al infierno. No hay tal cosa como “la mitad”. No hay cosa seme- jante a “casi listo”. Los que han elegido rechazar a Cristo están condenados. Debemos desistir de creer la mentira de que Dios tratará de una manera distinta a nuestra familia y amigos que no tienen ninguna relación con Cristo, dejándolos presentarse ante Él. Debemos rechazar la idea de que Dios permitirá a nuestros amigos incrédulos una salida del infierno y unirse a nosotros en el cielo. Hay dos clases de personas en nuestras iglesias: · Las que hablan de los perdidos. · Las que les hablan a los perdidos. La gran preocupación al escuchar a Dios ahora no es definir a cuál de esas clases pertenece usted. La gran preocupación es cuál escogerá después de aprender este sencillo método para testificar de Cristo. Hay cinco claves para tener un corazón que supere el temor: 1) pasión, 2) oración, 3) sociedad, 4) poder y 5) preparación. Durante la primera semana de este estudio, entenderá cómo estas cinco claves le darán la confianza y el deseo de superar el temor. En la Semana 2, aprenderá cómo puede emplear preguntas sencillas de manera eficaz para guiar a una persona a confiar en Cristo. Aprenderá cómo permi- tirle a la Biblia proporcionar respuestas y descubrirá la 8
  • 8. Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo importancia del silencio y la oración para escuchar cuan- do el Espíritu Santo hable. En la Semana 3, aprenderá cinco preguntas que resumen los versículos clave y guían a la persona final- mente a pedirle a Cristo que venga a su vida. Además, aprenderá a enfrentar y superar el temor al entender que la obediencia a Cristo es posible por su presencia, su poder y su gozo en usted. Recuerde que no fracasará si usted es fiel. Cuando Dios obra en la vida de un no creyente, se encontrará guiando a esa persona a Cristo y siendo una parte de la obra de Él. Siempre recuerde que la Biblia le dará las respuestas, y el Espíritu Santo el poder. Día 1 Pasión Era el comienzo de la primavera y la esperanza de una nueva estación se reflejaba en el culto de adoración al que asistía. Pero la esperanza no estaba en todos los lugares de la comunidad. Durante el culto el pastor leyó una carta que había recibido de una mujer que vivía no lejos de la iglesia. Ella pedía oración y ayuda para su familia. Hacía poco que su esposo se había involucrado en drogas y como resultado estaba a punto de ir a la cárcel. Peor aún, la familia había sido contactada por una agencia social que debía asumir la custodia de sus hijos. La mujer esta- ba desesperada. El pastor fue a la dirección que decía la carta y encontró a la familia. Guió al esposo y a la esposa a entregar sus corazones a Cristo como Salvador y Señor. Después, mientras el hombre y su esposa estaban de pie en el bautisterio durante un culto de adoración, el pastor mencionó la carta que lo guió a esta pareja. Le preguntó a la mujer: “¿Cómo se le ocurrió escribir a nues- tra iglesia?” Ella respondió: “No le escribí solo a su igle- sia. Le escribí a todas las iglesias en la comunidad. Usted fue el único que respondió”. Dios quiere que cada cristiano tenga un corazón para los perdidos. Pero pasión por testificar a los no cristianos es mucho más que el celo por testificar. Es un celo basa- do en un propósito. Es amor a Dios y a las personas que Él nos guía a testificarles. El amor que guió a este pastor a responder se alimenta del deseo de amar a las personas y darles la esperanza que solo se encuentra en una relaci ón con Jesucristo. A veces una pregunta o una afirmación sencillas respecto a la propia fe en Cristo proporciona un punto de apoyo al corazón del perdido. Una persona preocupad a puede sanar un corazón quebrantado, dar esperanza a un corazón desesperanzado, y dar salvación a un corazón que está perdido sin Cristo. Hace varios años comencé a pedirle a los cristian os que pensaran cuantas veces escucharon el evangelio antes que llegaran al punto de confiar en Cristo como Salvador. He descubierto que el promedio de veces que un cristian o ha escuchado el evangelio es 7.6, después de lo cual se entrega a Cristo. Por lo tanto, puede afirmarse que en promedio, el perdido recibe a Cristo como su Señor y Salvador solo después del séptimo toque. Usted no puede saber si la persona que está a su lado nunca ha sido toca- da, ha sido tocada una vez o seis veces. Pero eso no importa, porque el éxito se encuentra en la obedienci a. Recuerde, aunque su testimonio no resulte en la entrega inmediata de una persona a Cristo, usted será uno de los varios toques de Dios en la vida del perdido. Testificarle o escuchar un sermón son dos de las muchas maneras en que Dios puede tocar sus vidas. Para el perdido, usted puede ser la llave que abre su corazón a Dios, o puede representar uno de los siete u ocho aldabonazos a la puer- ta de su corazón. Quizá sea el primer toque. Quizá sea el número siete o hasta el número 10 o 30 para algunas personas. Esta pasión por testificar es más amor que solo deter- minación. En Jesucristo vemos una pasión guiándolo a hacer que el camino de salvación se conozca sin importar el rechazo, el sufrimiento y finalmente la cruz. Su deseo de que testifiquemos de su amor a los perdidos se da a conocer a nosotros cuando Él dice: “Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20.21). En la actualidad se escribe mucho sobre la necesidad 9
  • 9. Testifique de Cristo sin temor de que las iglesias sean guiadas por un propósitos y una visión apropiados. El libro de Hechos no podía ser más claro al presentar el propósito y la pasión que guiaban la iglesia: testificar al mundo que Cristo había venido. A Jesús lo guió la misión de tender un puente sobre las tinieblas, el ancho abismo que separa a la persona de la reconciliación con Dios. El apóstol Pablo describió su pasión por alcanzar a los perdidos en 1 Corintios 9.19-23. Estaba dispuesto a hacer sacrificios personales y volverse un “siervo de todos” con tal de dar a conocer su amor por Cristo y testificar a los perdidos. Esto no significa que haya comprometido la verdad y la rectitud. Una persona puede adaptarse a las necesidades individuales sin adulterar la doctrina y el contenido bíblicos. Pablo tuvo presente el propósito: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1 Corintios 9.22). Observe muy adentro de su corazón. Ya que el Es- píritu Santo vive en usted, siempre habrá tenido el deseo de testificar de Cristo a otros. Tome tiempo para confe- sarle eso a Dios. Dígale que quiere ser parte de su plan, un siervo dispuesto a experimentar las profundidades de Dios, quien obra a través de usted. La mayoría de los cris- tianos añoran una relación más profunda y significativa con Dios. El crecimiento espiritual viene cuando usted se une a Dios para hacer su parte en que se cumplan los propósitos de Él. El valor para testificar surgirá como consecuencia de su íntimo caminar con Dios. A medida que le entrega sus pecados y faltas, sus deseos de confiar y complacerle, Él derramará su poder en usted cuando testifique. La pasión que usted debe tener por alcanzar los perdi- dos no se relaciona con el fanatismo o con la presión para vender algo. Usted debe obedecer la instrucción de Pablo de que “sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonad a con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4.6). En Romanos 12.11 Pablo nos dice: “En lo que requiere diligencia no perezos os; fervientes en Espíritu, sirviendo al Señor”. Diligencia o pasión, es claramente una virtud que se debe alimentar. Recuerde el consejo de Salomón: “El alma sin ciencia no es buena, y aquel que se apresura con los pies, peca” (Proverbios 19.2). Su pasión se debe fundar en ser obedi- ente al propósito de Dios. % Piense en las personas que Dios empleó para llevarlo a confiar en Cristo como Señor y Salvador. Escriba los nombres de esas personas en el margen mientras piensa con respecto a estas preguntas: __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ ¿Dónde estaría sin ellas que amaron a Dios y a mí lo bastante para obedecer su mandato a testificar? ¿Cómo sería mi vida sin Cristo? ¿Puede recordar lo que le testifi- caron? Hay una importante diferencia entre desear alcanzar a los perdidos y amar a los perdidos. Una persona que solo desea la actividad tarde o temprano perderá el interés y se irá a otra actividad si él o ella no ama a las personas de la manera en que Cristo lo hizo. La Biblia nos permite observar a Cristo enfrentand o muchas exigencias, pero estando centrado en su pasión. En Capernaúm, “al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba” (Lucas 4.40). La gente quería que Él continuara sanando, pero Jesús se negó a quedarse, y dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado” (Lucas 4.43). Nunca perdió de vista su propósito principal: “Y predica- ba en las sinagogas de Galilea” (Lucas 4.44). Su propósi- to principal fue proclamar la manera en que los perdidos podían ser salvos. Aun la sanidad milagrosa de la enfer- medad fue secundaria a la tarea de llevar a los perdidos de la muerte al conocimiento del camino de vida eterna. 10
  • 10. Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo ¿Por qué debemos testificar? Porque Jesús nos ordenó hacerlo. La primaria misión de la iglesia es establecer una manera para que todo perdido escuche las nuevas de salvación por medio de la fe en Jesucristo. El más grande honor que usted puede hacerle a cualquiera es presentar- le a Jesucristo. Hay claras razones de que usted debe acep- tar su responsabilidad de testificar de Cristo. Lea Mateo 28.18-20. Se le conoce como la Gran Comisión y es dirigida a cada cristiano. “Y Jesús se acer- có y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a La palabra “compulsión” quizá sea la que mejor describe la pasión que mueve a una persona dedicada a testificar. Para algunos cristianos, el conocimiento de que las personas están perdidas presenta una decisión de sí o no intentarán testificarles. Una persona con pasión por testificar de Cristo, no obstante, no decide cuándo tiene una oportunidad. La decisión ya se ha hecho de forma concluyente. La decisión es: “¿Cómo me acercaré o responderé a esa persona perdida?” mejor que: “¿Deb o intentar acercarme o responder a esa persona perdida?” % ¿Ha pospuesto el testificar de su fe, aunque quería ser todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, un testigo? ❑ Sí ❑ No y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Testificar no es una opción para el cristiano que desea obedecer y ser fiel en todo a Dios. La Gran Comisión no es una opción a considerar, sino un mandato para ser obedecido. La traducción exacta de “id” en Mateo 28.19 es “mientras está yendo”. Mientras está yendo, haga discípulos. Mientras está yendo, bautice convertidos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Mien- tras está yendo, enséñeles a obedecer cada cosa que les ha mandado. Jesús prometió que cuando testifica, Él estará con usted. Testificar es llegar a ser parte de su respuesta siempre que aparece una oportunidad o puede ser inicia- da. Una profunda relación con Cristo da como resultado un deseo creciente de hablarle a otros de Él. Cuando vive el resto de su vida en una relación íntima con Cristo, desarrollará una más grande conciencia de oportunidades para testificar. Rara vez testificar requiere tiempo extra en su programa apretado de actividades, solo una mayor sensibilidad. El mandato de Cristo a ir a los perdidos nos provee instrucciones para hacer tres importantes tareas: Ser sensibles a las necesidades de los perdidos. En obediencia, testificar acerca de la fe en Cristo. Ayudarlos a encontrar una iglesia donde puedan crecer espiritualmente. Brevemente, escriba en el margen las razones por las que pospuso el testificar de Cristo a los perdidos. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Pablo animó a Filemón: “Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús” (Filemón 6). Pablo sabía que Filemón crecería en su relación con Cristo cuando testificara de su fe a los no creyentes. Testificar siempre profundiza su fe personal. Dios alcanza a los perdidos por medio de la obediencia de usted, a la vez que transforma su vida y profundiza en su relación con Él. Enumere en el margen los nombre de las personas que en realidad quiere que conozcan a Cristo como su Señor y Salvador. 11
  • 11. Testifique de Cristo sin temor Día 2 Oración Nada es más importante en el desarrollo de un corazón para testificar que la oración. Orar cambia las cosas. El Espíritu Santo obra, las barreras se caen, y la bondadosa mano de Dios lo guía a oportunidades para testificar y obedecer. Testificar no requiere de adiestramiento intensivo o de la acumulación de extenso aprendizaje teológico. Es una tarea sobrenatural. La oración lo conecta a usted con el poder sobrenatural de Dios. Con este poder, su testimo- nio personal se vuelve más arte que ciencia. Por alguna razón, muchas personas creen que es mucho más difícil convertirse en cristiano que lo que en realidad es. Usted necesita recordar cuán poco conocía en el momento en que creyó. A veces, un testigo sobrestima la necesidad de un particular método de testimonio. No se requiere un método profesional. El corazón de un testigo tiene más efecto que cualquier método. Como verá en el Día 5, la preparación es extremadamente importante. Pero ¿qué pudiera preparar mejor el corazón de un testigo exitoso que el poder que viene por la oración? La oración consecuente prepara su corazón para cualquier encuentro. Hace poco, al finalizar un culto, hice una invitación a que pasaran al frente para orar por los seres queridos perdidos. Mientras muchos estaban en do me acerqué a ella, la escuché orando por la salvación de su cuñado. La vida de Phil fue transformada esa mañana por el poder de Dios. Además, una cuñada orando fue transfor- mada cuando sintió el poder de Dios. La oración es la forma principal para desarrollar una relación íntima con Dios. Es en su oración como usted llega a conectarse con el poder de Dios para desarrollar un corazón bondadoso. La oración desarrolla la vida interior de un cristiano. Sin una relación de oración con Dios, usted más bien habla acerca de Él sin hablar con Él. La relación íntima que una persona tiene con Dios por medio de la oración sigue siendo la clave para desarroll ar un corazón compasivo. Sencillamente póngase a orar, descubrirá el corazón de Dios en oración, y ese descubrimiento cambiará su vida. La oración profundiza su relación con Crist o. Balancear su crecimiento espiritual interior y otras activi- dades —enseñar, cuidar a los preescolares, cooperar en un grupo de discipulado, servir en un comité— depende de una relación de oración con Dios. Los cristianos que testifican a los no creyentes se encontrarán en una lucha espiritual si no mantienen una rutina regular de oraci ón. Usted puede volverse una persona tan ocupada realizan - do actividades espirituales que no desarrolle su propia relación espiritual interior con Dios. ¿Participa en algún ministerio o servicio? pequeños grupos llorando y orando, sentí que el Espíritu % En el margen, haga una lista de sus actividades Santo me impulsaba hacia el recibidor de la iglesia. Allí encontré a un hombre, Phil, parado solo. Cuando le pregunté si él asistía regularmente a la iglesia, me respondió que no. Le dije: “¿Conoce al Señor Jesucrist o? Él replicó: “Lo conozco de toda mi vida”. Aunque él afirmó conocer al Señor de toda su vida, no podía mirarme a los ojos y decirme que había nacido de nuevo. Cuando le pregunté con respecto a esto, dijo que no era salvo pero que quería serlo. “¿Quién lo trajo esta mañana?”, le pregunté. Me dijo que había venido con su hermano y su cuñada. Tan pronto regresamos al altar, noté que su cuñada estaba en un grupo de oración. Cuan- cristianas. Además, escriba la manera en que usted balancea esas actividades con el tiempo de oración. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ 12
  • 12. Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo “Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9.37-38). Una iglesia dedicó su reunión de oración semanal a orar por los perdidos. Después de varias semanas, un miembro de la congregación se puso de pie y dijo que él oraría de forma diferente: “No necesitamos orar por los perdidos. Dios sabe quiénes son y dónde están”. Contin- uó diciendo que orar por los perdidos no es suficiente. No hacemos nada bueno por los perdidos si orar es todo lo que hacemos. Dijo que comenzaría a orar a Jesús pidiéndole por más obreros para la viña. Es importante orar por los perdidos por nombre, pero tenga cuidado de no solo orar por ellos. Dios necesita a personas que lleven las buenas nuevas a los perdidos. Pídale a Dios que toque su corazón. Pídale a Dios que ponga carga en usted por la cosecha. Mientras servía como pastor en una comunidad campesina, Dios me permitió tener una experiencia que cambió mi vida de oración para siempre. Al contestar el teléfono una tarde, reconocí la voz desesperada y tensa de un campesino que había visto nubes oscuras desplazars e hacia su finca. Ya que el informe del tiempo no había predicho lluvia, él había dejado grandes cantidades de heno recién cortado en los campos, que más tarde serían recogidos para los establos. Un campesino teme la lluvia inesperada que hace al heno podrirse y la mayor parte de este se vuelve inservible. El campesino me dijo que su hijo se dirigía en un camión hacia el pueblo. Los obreros migratorios y otros que buscaban trabajo se reunían en una esquina específi - ca para ofrecer sus servicios a quienes necesitaban obreros temporales. Por lo general, los camiones iban tempran o en la mañana y escogían los trabajadores que necesitaran para el día, los hacían subir al camión y los llevaban a los campos. Pero como era ya tarde, temía que los obreros, al no encontrar trabajo, hubieran regresado a sus casas. Nunca olvidaré la voz desesperada de este campesin o cristiano fiel. Me dijo: “Por favor, ore que haya suficientes obreros en la esquina para ayudarme a recoger el heno antes que llueva”. La petición de oración no fue por el heno que estaba en los campos. El heno no iría a ningún lugar. Él no pedía que orara que no lloviera. Su esperanza era encontrar suficientes obreros de los que pudiera depender para hacer lo que era necesario hacer. Cuando se ora por los perdidos, a veces he escuchado la voz del campesino que pedía a Dios suficientes obreros. A la vez, también escucho la voz de Cristo que nos pide orar por que las personas tengan el ánimo de ir a los perdidos y decirles la manera en que pueden ser salvos. “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5.16). Día 3 Sociedad La tercera clave para tener un corazón dispuesto a testi- ficar de Cristo es formar una sociedad: su relación propia y especial con Cristo. Los ingredientes esenciales para una verdadera sociedad son confianza y compromiso. Usted debe testificar con confianza en el poder de Dios. Además, debe estar comprometido a hacer su parte. Muchos cristianos tienden a ser espectadores que admi- ran los esfuerzos de los que proclaman el evangelio y testifican. Pero el compromiso es más que admiración: Significa que tengo que ofrecer mi vida en profundo compromiso con la vida de Cristo, con sus enseñanzas, con sus normas morales, con su muerte y su resurrección. En cada cosa que Él ha dicho y hecho. Significa que tengo que testificar en profundo compromiso con las vidas de las personas, no parado como un espectador, mirando lo que pasa, sino estando allí en el lugar de los hechos1 Desde el principio, Dios prometió que vivir nuestra vida para Él sería una sociedad. Dios le dijo a Josué: 13
  • 13. Testifique de Cristo sin temor “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1.5) Dios continuó garantizán - dole a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1.9). Testificarle a un perdido no es una tarea menor que la que se le dio a Josué. No hay trabajo más importante para los cristianos que ayudar a los perdidos a conocer la verdad de que Cristo murió en la cruz por nuestros pecados. Jesucristo nos ha prometido la presencia y la sociedad de su Espíritu, que es nuestro paracleto. “Paracleto” es una palabra en griego que significa: “Uno que ayuda, uno que nunca lo dejará”. Él estará presente para cumplir las promesas de Dios, y para darle el poder de Dios para que haga las cosas que Él pide. “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16.7-8). No puede esperar que alguien haga las cosas que Dios le ha pedido a usted hacer solo porque esa persona parez- ca más capaz. Dios llevó a Aarón a una sociedad con Moisés, pero Dios no eximió a Moisés de la responsabili- dad de hacer lo que le había pedido que hiciera. Una sociedad depende de que cada uno esté donde se espera que esté y que haga lo que se espera que haga. Una sociedad que vale la pena requiere constancia y valor; responsabilidad y seriedad. Una sociedad que vale la pena: · tiene un propósito meritorio que no se puede lograr sin la ayuda del otro socio. · los miembros han acordado una estrategia para la tarea. La relación entre Dios y su testigo es un hilo que corre por toda la Biblia. Dios encontró a Gedeón bajo un árbol y lo llamó para liberar a Israel de los madianitas (véas e Jueces 6.11-14). Dios escuchó cuando Gedeón expuso las razones por las que no era la persona adecuada para hacer eso. Seguro que Dios había escuchado esas objeciones antes. Gedeón dijo: “Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre” (Jueces 6.15). Gedeón pidió varias señales de que Dios proveería los recursos y el poder para que él realizara la tarea. Así que fue Gedeón, no Dios, el que fue probado. Un ejército de 32,000 se unió a Gedeón, el que ahora estaba listo para llevar adelante un enorme ejército con la promesa de la presencia de Dios. Pero antes que él pudiera chocar con el enemigo, su ejército sería reducido a 300 (Jueces 7.1-8). Con nada más que la fe en Dios y en sociedad con Él, Gedeón debía cumplir la misión de Dios. Dios le pidió a Moisés que fuera a Faraón y sacara a los israelitas de Egipto. Moisés podía adelantarse en hacer que se conociera el mensaje de Dios (Éxodo 3.10). Su reacción al llamado fue darle razones del porqué segura- mente no podría ir a decirle a faraón el mensaje de Dios. Esas misma razones son como un eco en nuestro tiempo, cuando muchos cristianos dicen las mismas protestas. Las excusas de Moisés para no querer ir a Faraón con el mensaje de Dios solo encubrían la verdadera razón, que finalmente admitió. En primer lugar, le dijo a Dios que él no tenía la posi- ción o categoría para acercarse a un faraón poderos o (Éxodo 3.11-12). El cristiano de hoy posiblemente diga: “Un ministro será la persona más indicada para ir a mi vecino que está perdido. Los ministros están preparad os, y la gente respeta a los ministros. Les creerán”. En segundo lugar, Moisés le dijo a Dios que el pueblo no tendría manera de saber que él les estaba hablando de parte del verdadero Dios de Israel. Como muchos hoy día, él declaró que no sabía lo suficiente de Dios para convencer a las personas (Éxodo 3.13-17). El cristiano de hoy es posible que diga: “No sé suficiente doctrina ni cómo explicar las cosas de Dios a un perdido. Alguien que es profundamente espiritual y sabe mucho de Dios debe ir a mis parientes que están perdidos”. En tercer lugar, Moisés le dijo a Dios que el pueblo no creería su historia (Éxodo 4.1-9). El cristiano de hoy posi- blemente diga: “El perdido no verá ninguna razón en mi vida para creer en mi testimonio de la salvación por 14
  • 14. Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo gracia y el cuidado de Dios. Alguien que ya ha experi - mentado un milagro en su vida sería la mejor persona para testificar”. En cuarto lugar, Moisés le dijo a Dios que no sabía hablar bien, que no hablaba con facilidad o que no iba a decir lo correcto (Éxodo 4.10-12). El cristiano de hoy posiblemente diga algo como esto: “Yo no hablo bien de las cosas espirituales con otras personas. Pudiera decir cosas equivocadas o solo confundir a mi amigo perdido”. Luego, Moisés expresó lo que la mayoría de los cris- tianos de hoy dirían ante el llamado de Dios a testificar. Moisés dijo: “¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar” (Éxodo 4.13). Aunque pronunciadas hace cientos de años, la petición de Moisés a Dios repre- senta las actitudes de muchos cristianos respecto de testi- ficar a los perdidos. Tal como en la época de Moisés, hay un temor implantado profundamente en nuestro corazón que nuestro testimonio traerá vergüenza a Dios y a nosotros mismos. Lo que Moisés y muchos cristianos hoy pasan por alto es la promesa de Dios. En Éxodo 3.12 Dios dijo: “Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte”. Dios llamó a Aarón, el hermano de Moisés, para que fuera con él y le dijera al pueblo lo que Dios había dicho. Al trabajar juntos para convencer a uno de los líderes más poderosos del mundo, Moisés y Aarón dieron la muestra de lo que significa una sociedad profunda y emocionante. La misma sociedad íntima que Dios estableció con Moisés existe hoy entre Dios y los llamados a testificar de su mensaje. Él será con usted también. En Hechos 1.8 leemos el llamado de Jesucristo a cada cristiano. Es un llamado a una sociedad para que la historia de Jesús se pueda decir en todo el mundo. Dios ha escogido trabajar en sociedad con los cristianos para muchas cosas cruciales. Comunicar las buenas nuevas es una de las expresiones más notorias de esa sociedad. Si las cosas que usted hace han de trascender a la eternidad, deben ser hechas en sociedad con Cristo. Por esto Jesús dijo en Juan 15.5: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. La misma idea se refuerza en la declaración de Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipens es 4.13). Día 4 Poder La prescripción para obtener poder espiritual se encuen- tra en Hechos 1.7-8: “Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Jesús promete el poder del Espíritu Santo para un propósito específico: “me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (v. 8). ¿Tiene dificultad para testificar de Cristo? Quizá le ayudará recibir una prescripción para desvanecer su temor. La receta consta de dos ingredientes que le ayudarán a curar su desgano: obediencia y poder. Cuando usted sea obediente, Dios le proveerá del poder. Tendrá éxito no solo en llevar a alguien a Cristo, sino también en vivir su vida cristiana cada día, testificar del evangelio y confiar en que Dios dará los resultados. En todo lo que hace, usted puede reclamar el poder de un mayor amor porque sabe lo que Cristo ha hecho: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15.13). Pablo escribió de este “poder de su resurrección” que deseaba conocer por sobre todo lo demás (Filipenses 3.10). Este poder es suyo porque Cristo vive en usted. El poder que ha vencido la oscuridad de la muerte es el mismo poder que usted verá vencer todos los obstáculos situados en el camino de un testimonio fiel a un mundo perdido. La voluntad de Dios es que cada cristiano testifique, y así verá el mismo poder que liberó a Cristo de la muerte lo librará a usted de su dependencia de sus propios conocimientos y capacidades. 15
  • 15. Testifique de Cristo sin temor Debe depender del poder de Dios. Jesús nos habla de las posibilidades sin límite que acompañan a cualquier cosa que se hace en el poder y el amor de Él (véase Juan 14.11- 13). Regocíjese en su posición del “poder de resurrecci ón”. Usted no puede fallar si es fiel en hacer lo que Dios le ha pedido que haga. El Espíritu Santo estará con usted en su testimonio. No necesita abordar ninguna oportunidad para testificar con el temor de que Él no está con usted. El día de pentecostés, acompañado de señales extraordi - narias, el Espíritu Santo se derramó en los creyent es . Desde ese día, el énfasis ha sido en recibir. Al testificar a los judíos en Jerusalén, Pedro afirmó: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucrist o para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2.38). El Espíritu Santo hará eficaces los esfuerzos de usted. Es el Espíritu Santo el que convence de pecado y toca el corazón. Es extraordinario ver al Espíritu Santo obrar, y una posición a la defensiva cambia a una de interés. Las preguntas difíciles que usted teme se volverán sin impor- tancia cuando el poder generado por su sociedad con Dios crece. Sentirá que el Espíritu Santo obra a través de usted cuando Él guía a un perdido a hacerle las pregun- tas correctas, encontrar las respuestas correctas y tomar una decisión. El temor y la indecisión se convertirán en gozo cuando vea lo que Dios hace cuando un cristiano común participa en un servicio extraordinario. El poder de Dios le será dado de acuerdo a la necesidad. Recuerde que Dios no le dará una tarea para la que no haya hecho provisión. Por lo general, este es un poder que no puede sentirse antes de tiempo. Usted debe confiar en que Dios cumplirá su palabra. Testificar, como todas las otras tareas que Dios le manda, se basa en su convicción de que su misión será cumplida no con su propio poder, sino que la presenci a de Dios le dará el poder (véase Zacarías 4.6). Jesús habló con una mujer que había venido a un pozo para calmar su sed (Juan 4.1-42). Una vez que Jesús se reveló a sí mismo como el Mesías, la mujer corrió a su aldea e invitó a los que allí vivían: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho”. Pero a continuación ella dijo: “¿No será éste el Cristo?”(Juan 4.29). Su testimoni o en la aldea constó de dos declaraciones. Una parte del testimonio revelaba lo que ella conocía: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho”. La sigu- iente pregunta, no obstante, ilustra la naturaleza vacilant e de muchos: “¿No será éste el Cristo?” La sinceridad de su testimonio es creíble porque dijo solo las cosas de las que ella estaba segura. Aunque conocía algunas cosas, había una pregunta pendiente en su experiencia con Jesús. El testimonio de ella transformó a estas personas perdidas no a través de algún método en particular, sino por medio del poder de su amor hacia el Señor y hacia los demás. Día 5 Preparación Un miércoles por la noche, salí de mi oficina y me dirigí hacia mi casa por una oscura y sinuosa carretera. Cuando llegué a una curva había varios autos de la policía y un helicóptero que volaba exactamente frente a mí. Un pequeño automóvil se había hecho añicos al chocar contra un árbol. El chofer de 19 años fue rescatado de entre los escombros. El personal médico de emergencia le administraba sueros intravenosos para estabilizarl o. Observé el círculo de obreros de emergencia y Dios me habló. Me abrí paso y me arrodillé junto al joven. Me di cuenta de que no podía hablar. Sabía que tenía solo unos segundos antes que se lo llevaran. Le dije: “Si puedes decir ‘sí’ con el corazón a estas cinco preguntas, Dios entrará a tu vida hoy”. Luego pregunté: “¿Eres pecador?” Él indicó un “sí” con un gemido. “¿Quieres ser perdonado de tus pecados?” Asintió. “¿Crees que Cristo murió por ti en la cruz y que resucitó de nuevo?” Indicó de nuevo que “sí”. “¿Tienes el deseo de rendirte a Cristo?” Emitió un lasti- moso “sí”. “¿Quieres que Cristo venga a tu vida y a tu corazón?” Y dio un último gemido en señal de afirma - ción. Este joven, en una condición crítica, aceptó a Cristo en ese momento. 16
  • 16. Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo Murió al día siguiente. Sepa esto: si este joven dijo “sí” desde lo más profun- do de su corazón, es un joven que camina por las calles de oro y dice: “¡Vaya, que cerca estaba!” Me alegro de haber estado preparado para testificar con sencillez del evange- lio, y por eso deseo que usted aprenda a testificar de Cristo sin temor. Aprender a testificar de Cristo no significa ausencia de temor. Significa estar preparado para responder a las oportunidades de testificar a los que de otro modo no tienen esperanza de salvación. Testificar sin temor signifi- ca no permitirle a los temores que manden en su deter- minación de obedecer y testificar de Cristo al perdido. Debe apartar la mirada de las causas del temor y mirar a la fuente de poder, y decir junto al apóstol Pablo: “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anun- ciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2.1-5). Con fe en Dios y en su Palabra, usted puede testificar con éxito sin temor a fracasar. Una vez que haya descu- bierto la pasión por los perdidos, se haya preparado ade- cuadamente por medio de la oración, y se dé cuenta de su sociedad con Dios, el Espíritu Santo le dará el poder. % Dedique un momento a visualizar los rostros de su familia, de sus amigos en el trabajo y de las personas que lo rodean. Escriba el nombre o describa brevemente a al- gunos de ellos, luego indique si sabe o no si es cristiano. Ruegue a Dios que cargue su corazón y lo guíe a respon- der a las oportunidades. Pedro escribió: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3.15). Dios nunca lo forzará a ser obediente. Sin embargo, Él le dará una manera para que venza todos los obstáculos para testificar. La batalla contra Satanás no es una que se pueda vencer con su propia fuerza. Debe fortalecerse “en el Señor, y en el poder de su fuerza” (véase Efesios 6.10). No hay nada que Satanás quiera más que lograr que usted esté silencioso cuando Dios obra en la vida de un perdido. No tiene que temer al fracaso cuando trate de guiar a alguien a confiar en Cristo como Salvador y Señor. Su parte es ser obediente testificando. El temor a testi- ficar es más con respecto a su propia falta de facilidad que respecto a las objeciones del perdido. No es posible fallar cuando usted es fiel. Recuerde que el éxito está en vivir la vida cristiana día a día, testificar del evangelio y confiar en Dios para los resultados. Testificar de manera exitosa sucede en el momento en que usted obedece al responder y testificar. Todo lo que Satanás puede hacer no es lo bastante fuerte para hacer que el testimonio de usted falle: “Porqu e mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4.4). El pueblo de Dios debe reconocer el carácter y el propósito de Satanás, la naturaleza de la confrontaci ón con él y su significado. Satanás obra con astucia para desanimarlo en cualquier cosa que honre y traiga prove- cho a Dios. Usted no debe interpretar incorrectamente al enemigo. Es sutil pero causa gran desaliento. Es fácil que ________________________________ ❑ Sí ❑ No ________________________________ ❑ Sí ❑ No ________________________________ ❑ Sí ❑ No ________________________________ ❑ Sí ❑ No Satanás nos desanime a testificar, porque las protestas parecen razonables. Recuerde que aprender a testificar es más aprender a confiar y obedecer a Dios que mejorar nuestras capacidades o aprender los métodos correctos. Al Al continuar con este estudio, usted aprenderá una manera cómoda de descubrir las necesidades espirituales de ellos y testificarles de su fe. Ore por usted mismo. testificar es más importante obedecer que medir el éxito por los resultados. Durante un vuelo entre Denver y Newark, me ocupé 17
  • 17. Testifique de Cristo sin temor en la lectura hasta poco antes del aterrizaje. Una mujer cerca de mí también había estado leyendo, y poco antes del aterrizaje cerró su libro. Le pregunté: “¿Es el final de su viaje hoy?” Ella contestó: “Sí”. Le pregunté: “¿A qué se dedica?” Contestó que era ingeniera y trabajaba para una gran compañía. Le dije: “Qué bueno”. Entonces le hice una de las mejores preguntas para llevar la conversaci ón hacia temas cristianos: “¿A cuál iglesia asiste?” Es una pregunta sencilla que la mayoría de las veces provoca respuestas previsibles. Una respuesta que he recibido es similar a “mi primo tercero en Nebraska es pastor”. Pero la persona nunca puede recordar el nombre de la iglesia donde sirve su primo. Otra respuesta popular es: “Voy a una gran iglesia pintada de blanco donde vivo”, pero no puede recordar el nombre de la iglesia ni el del pastor. Esta mujer dijo rápidamente: “Sí, soy católica copta”. Sabía lo suficiente sobre eso para entender que ella iba a una iglesia que es parte de la ortodoxia griega más el catolicismo romano. Mi próxima pregunta nunca la había hecho: “¿Cómo se salva un católico copto?” Dos minutos antes de llegar a la salida, ella dijo: “Desearía que alguien me dijera cómo ser salva”. Me hallaba frente a una oportunidad para testificarle a una persona que Dios había preparado para que escuchara el evangelio. Era claro que ella estaba abierta para que Dios obrara en su corazón. Pero teníamos solo segundos antes que llegáramos a la terminal aérea, y no veía cómo tendría tiempo para hacer lo que Dios quería que hiciera. De pronto, el piloto habló y anunció: “Lo siento, damas y caballeros, no podemos entrar a nuestra terminal en este momento. Hay un avión en nuestra puerta. Nos demoraremos unos 10 minutos”. Mi corazón palpitaba fuerte por la emoción. Era como si la mano de Dios se hubiera inclinado y lo detuviera todo. Esta mujer quería oír, y yo no tenía miedo de testi- ficarle. Más tarde advertí con cuánta facilidad había olvidado que quien está al mando es Dios. No soy yo, no son las circunstancias. Dios obra en los corazones de las personas en todas partes, y no puedo fallar si no estoy callado. Durante esta demora, mientras otros estaban inquietos, yo me regocijaba al tener el privilegio de guiar el corazón abierto de una ingeniera para aceptar a Cristo como Señor y Salvador de su vida. Cualquier conversación puede convertirse en una oportunidad para testificar del evangelio. Esto no es un método que requiera apartar dos horas cada semana para evangelizar. Este método le permite moverse a través de la vida como lo hace normalmente, preparado para ser obediente a Dios cuando Él le de la oportunidad. Como cristiano, debe estar listo para testificar acerca de su propia experiencia hacia la salvación; una descrip- ción de solo tres minutos de lo que su vida era antes de conocer a Cristo (un minuto), la manera como se convir- tió a Cristo (un minuto), y lo que Cristo ha hecho en su vida (un minuto). % En el margen, describa de manera breve su propia historia. Es importante que esté preparado para dar su testimonio con facilidad a otros. Deténgase un momen - to y dedique el tiempo necesario para expresar de man- era clara y sencilla lo que Cristo ha hecho en su vida. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ 18
  • 18. Cómo desarrollar un corazón que testifique de Cristo Testificar de Cristo debe motivarlo un amoroso deseo de guiar al perdido de la oscuridad a la luz, y de la falta de esperanza a la esperanza. No debe motivarlo el solo deseo de probarle al perdido que está equivocado. Sea consecuente en vivir la fe que usted proclama: “Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean aver- gonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo” (1 Pedro 3:16). La vida cristiana llevada de manera consecuente establece su testimonio y le da cred- ibilidad. Es difícil para un perdido creer en las afirma- ciones de un cristiano cuya vida marcha contraria a las normas de Cristo. Hay tres pasos para testificar de su fe y guiar al perdi- do a Cristo. El primer paso consiste en hacer una serie de cinco preguntas que lo ayudarán a descubrir la condición espiritual de la otra persona. El segundo paso consiste en pedir al perdido que lea en voz alta un grupo de versícu- los de la Biblia. El tercer paso consiste en hacer cinco preguntas que resumen las verdades de los versículos y guían al perdido a un punto de decisión. Durante las próxima dos semanas, su relación personal con Cristo se fortalecerá al aprender estos pasos sencillos. __________ 1 Harold F. Leestma, More Than a Spectator [Más que un espectador] (Glendale: Regal Books, 1974), p. 1 % Asignación: Dé gracias a Dios por su vida en Cristo y por las personas que Él usó para guiarle en aceptarlo com o su Señor. Testifique esta semana a un miembro de su familia o a un amigo íntimo sobre la forma en que se convirtió a Cristo. NOTAS: __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ 19
  • 19. Testifique de Cristo sin temor SEMANA 2 Cómo aprender a testificar de Cristo sta semana le serán presentados dos de los tres pasos sencillos para testificar de su fe. Usar estos pasos, le permitirá a Dios obrar por medio de usted cuando Él guíe a un perdido a Cristo. En el primero de estos tres pasos, aprenderá cinco preguntas que lo ayudarán a descubrir la condición espir- itual de la persona. Estas preguntas son solo guías, y no encierran el propósito de iniciar un debate teológico. El segundo paso para testificar de su fe consta de siete versículos bíblicos. Desde Romanos 3.23 y hasta Apoc- alipsis 3.20, este grupo de siete versículos serán leídos en voz alta por el no cristiano. Después de cada versículo, le preguntará al no creyente: “¿Qué significa este versícul o para usted?” Luego esperará a que el Espíritu Santo despierte la convicción en el corazón de la persona. En el tercer paso encontrará de nuevo cinco pregun- tas. Estas resumirán las verdades de los versículos del segundo paso y guiarán a la persona a la pregunta final: “¿Está preparado para invitar a Cristo a entrar en su corazón y en su vida?” Seguir estos pasos le ayudará a evitar discusiones innecesarias o defensivas que pueden ser un obstáculo. Dos hechos importantes lo alentarán: · Este método hace que testificar sea increíblemente sencillo. · Usted absoluta e incondicionalmente no puede fracasar. ¿Por qué? % Escriba la respuesta a esa pregunta en el margen de esta página. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Una vez que se ha unido en sociedad con el Espíritu Santo para testificar a un perdido, usted se asombrará del poder del Espíritu Santo para romper todas las barreras. Dirá: “Desearía haber conocido cómo hacer esto antes”. Día 1 Use preguntas para determinar dónde obra Dios El primer paso consiste en hacer una serie de cinco preguntas que lo ayudarán a determinar la condición espiritual de la persona. Estas preguntas harán aflorar información valiosa que lo ayudará a darse cuenta de cómo obra Dios en la vida de la persona. Hacer pregun- tas le ayuda a evitar hablar más que escuchar. Es esencial escuchar lo que Dios le está diciendo a la persona por medio de las Escrituras. Permítale al Espíritu Santo hacer surgir una convicción en el corazón de la persona. ¿Ha usado alguna vez un termómetro cuando cocina en su casa? Si usted es como yo, lo pone dentro del asado porque no sabe que está pasado allí. No puedo mirar constantemente el asado. A veces se cocina rápido y a veces lento. Así que uso un termómetro. Las preguntas sirven de termómetro para detectar la condición espiritual al testificar. Permiten saber que está ocurriendo en el corazón y la mente del perdido. Usted puede usar preguntas en cualquier conversación para hacerla cambiar de dirección y probar la temperatu ra espiritual. Hace poco mientras estaba en el área de espera de un aeropuerto, hablé con un joven que me preguntó si un vuelo estaba retrasado. Después de charlar sobre hacia dónde se dirigía, le dije: “¿Cuál es su deporte favorito?” 20 E
  • 20. Cómo aprender a testificar de Cristo Él respondió que era un gran admirador del baloncest o del NBA. Le dije: “Oiga, es de cierta importancia el dinero que algunos de esos jugadores ganan. Acabo de escuchar que un jugador firmó un contrato por muchos millones de dólares por algunos años. A pesar de su éxito, es para ahora y luego salen de la página deportiva, y algunos jugadores han desperdiciado su vida. Aunque hacen mucho dinero. ¿Alguna vez se ha preguntado cuán- to dinero tiene que hacer un hombre antes que su vida esté realizada? Para mí, si mi familia está saludable y segu- ra, si tengo un trabajo decente y si la familia se encuentra relacionada con la vida de nuestra iglesia, entonces la vida es maravillosa. ¿Está su familia activa en alguna iglesia?” Observe la manera natural en que la conversación se desplazó hacia el área de la vida cristiana. Este hombre y yo fuimos del baloncesto a la vida espiritual de él. Una pregunta hizo girar la conversación a pensamientos más profundos en un instante. Una mujer hablaba conmigo después de una reunión a la que asistí. Le pregunté: “¿Cuál cree que es el mayor problema que las mujeres enfrentan hoy?” Pensó por un momento y contestó: “Demasiado quehacer e insufi- cientes horas en un día para hacerlo”. Respondí: “No veo cómo las mujeres lo hacen. No estoy convencido que una semana de cuarenta horas resolvería el problema. Con toda la sensibilidad, las emociones creadas por Dios que Él les ha dado, ¿algunas vez han tenido tiempo para detenerse y pensar acerca de la vida y cuáles son las cosas realmente importantes? Quiero decir, ¿alguna vez usted han tenido tiempo para detenerse y pensar con respecto a la vida, y qué le ocurriría si toda esa actividad de pronto se detuviera porque usted muriera?” ¿Se da cuenta del cambio de dirección logrado con las preguntas? Las preguntas sirven como un excel ent e sondeo para revelar que está ocurriendo espiritualment e en la persona. Las cinco preguntas pueden ayudarlo a llevar la conversación hacia los temas espirituales: 1. ¿Tiene usted algún tipo de creencia espiritual? 2. Para usted, ¿quién es Jesucristo? 3. ¿Piensa que existe el cielo y el infierno? 4. Si muriera ahora mismo, ¿adónde iría usted? 5. Si lo que usted cree no fuera cierto, ¿le gustaría conocer la verdad? Tenga presente que usted busca maneras de llevar la conversación hacia testificar. · Diga algo. · Haga preguntas, que son una manera de averiguar cómo Dios esta obrando en el corazón de la persona. · Escuche, lo cual es la mejor manera de conocer que es lo que sucede y para tener la oportunidad de alcanzar su meta. · Dirija la conversación hacia temas espirituales. Verá cuán fácil es cambiar cualquier conversación a una conversación espiritual. PRIMERA PREGUNTA ¿Tiene usted algún tipo de creencia espiritual? % Dedique un momento a escribir su propia respues- ta a esta pregunta en el margen de esta página. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Es importante comenzar donde las personas están, y no donde usted desearía que estuvieran. La mayoría de nosotros no vive más en una cultura predominantement e de iglesia. La mayoría de los perdidos hoy entienden mucho menos de lo que los cristianos hablan que las 21
  • 21. Testifique de Cristo sin temor generaciones pasadas. Preguntas como “¿Cree usted en Dios?” y “¿Es usted cristiano?” pueden causar la inmedi- ata reacción defensiva del perdido. A las personas les agrada expresar sus opiniones. Una pregunta como: “¿Cree usted en Dios?” puede ser demasiado personal y directa. Pero pregunte: “¿Tien e usted algún tipo de creencia espiritual?” y la mayoría de las personas sentirán que hay lugar para sus opiniones sin ser meterse en aprietos. Las personas están deseosas de hablar de sus asuntos espirituales. A menudo esconden esta hambre bajo una falsa indiferencia o con respuestas tajantes. Sin embargo, están deseosas y buscando maneras para hablar de manera segura con respecto a los asuntos espirituales. La primera pregunta: “¿Tiene usted algún tipo de creencia espiritual?” determina el escenario para hablar de Cristo. Esta pregunta le permitirá a la persona abordar el tema de su incredulidad en la conversión. Recuerde que no importa si responde en 10 segundos o 10 minutos. Usted no debe responder ni tratar de aclarar alguna cosa que la persona diga. Centre su atención en escuchar, este es un acto de amor y preocupación. Sus únicas respuestas deben ser algo como: “Ahh” o “Uhh”. Busque en su Biblia Hechos 8.26-39. El Espíritu Santo envió a Felipe a un camino desierto que iba de Jerusalén a Gaza. Felipe encontró a un etíope que volvía a su país. Felipe le preguntó: “Pero ¿entiendes lo que lees?” (Hechos 8.30). El etíope respondió con una pregunta que le permitió a Felipe en seguida dirigir la conversación a Cristo: “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8.35). Esté atento a las muchas oportunidades que Dios le dará para usar esta pregunta con familiares, compañ eros de trabajo, vecinos y otros conocidos. Además, sea sensi- ble a otros que se crucen en su camino, por ejemplo el dependiente en una tienda. Ya sea que la persona responda “sí” o “no” a su primera pregunta, es importante permitirle hablar. La persona no tendrá nada que argumentar o defender si el solo requisi- to es hablar del tema. Día 2 Segunda y tercera pregunta SEGUNDA PREGUNTA Para usted, ¿quién es Jesucristo? % Dedique un momento a escribir su propia respues- ta a esta pregunta en el margen de esta página. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Lea Mateo 21.10-11. Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, el pueblo se conmovió y preguntó: “¿Quién es éste?” (v. 10). Esta hambre en la mente y en el corazón de las personas está todavía viva hoy. Encuentre una manera de introducir esta pregunta en la conversación lo más pronto posible. Esta pregunta es la que realmente intere- sa. Es la que abrirá el corazón del perdido como ninguna otra. Lea Mateo 16.13-16. Jesús dirigió la conversaci ón hacia lo que le interesaba. Preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v. 15). Cada uno tiene que responder a esa misma pregunta. No le puede dar mejor ayuda a un perdido para guiarlo hacia Cristo que hacerle esta pre- gunta de forma bondadosa cuanto antes. Lea Juan 8.12-30. Hay muchos que pueden identi- ficar a Jesús como el tema del Nuevo Testamento, pero no 22
  • 22. Cómo aprender a testificar de Cristo lo conocen personalmente. En Juan 8, Jesucristo declaró la necesidad de conocer la verdadera identidad de Él. Los fariseos retaron su afirmación de haber venido de Dios (v. 13), y espiritualmente tropezaron cuando fueron llama- dos a creer en Él como el único camino de salvación. Su repudio de Él como uno con el Padre significó que ellos estaban camino a morir en sus pecados. Esa consecuen ci a no fue solo para los fariseos, sino es para todos los que rechazan a Cristo. Jesús les dijo que Él es “la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (v. 12). La negativa de ellos a creer en Él significó que “en vuestro pecado moriréis” (v. 21). Él les advirtió: “Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8.23-24). Cuando pregunte: “Para usted, ¿quién es Jesucristo?” Algunas personas responderán: “El Hijo de Dios” o “El hombre que murió en la cruz”. Observe que tales respues- tas son religiosas pero no indican una relación personal. Un cristiano sencillamente respondería: “Mi Señor y mi Salvador” Un perdido quizá quiera saber que usted tiene una relación personal con Cristo. Por eso decir: “Él es mi Señor y Salvador”, le dará una poderosa oportunidad al Espíritu Santo de hablarle al perdido. Su mejor respuesta después de preguntar: “Para usted, ¿quién es Jesucristo?” es no decir nada. El propósito es provocar que la otra persona piense con respecto a Cristo y que el Espíritu Santo continúe convenciendo a la per- sona de su vacío espiritual. El propósito no es enseñarl e una lección o convencerlo de algo. Ese es el papel de las Escrituras y del Espíritu Santo. El Espíritu Santo estará hablándole al corazón del perdido. Recuerde que el papel de usted es obedecer. Usted debe respetar la libertad dada a cada individuo de decirle “sí” o “no” a Cristo. TERCERA PREGUNTA ¿Piensa que existe el cielo y el infierno? % Dedique un momento a escribir su propia respues- ta a la pregunta en el margen de esta página. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Esta no es tampoco una pregunta amenazante. Usted no le está pidiendo a la persona que diga “sí” o “no” con respecto a si su destino será el cielo o el infierno. No obstante, está abriendo una oportunidad para que hable con respecto al asunto. A veces los perdidos hablarán con libertad en cuanto a lo que creen o no creen que sea la vida venidera. La fe en Jesucristo como Señor y Salvador es la clave. Haga la pregunta y permita que le diga lo que cree. Permita que el Espíritu Santo use esa pregunta para volver su corazón a Jesucristo. Jesús no ignoró la existencia del infierno, pero no insistió en él. No es una buena idea centrar toda la aten- ción de su testimonio en las consecuencias de rechazar a Cristo. Sin embargo, es peor no tocar el tema. Lea Lucas 16.19-31. Al usar la historia del rico y Lázaro, Jesús enseñó que las descripciones vívidas y las pruebas del infierno no necesariamente conducirán a una persona a aceptar a Cristo. El rico suplicó que Lázaro fuera enviado desde el cielo a decirle a sus hermanos qué es el cielo y qué es el infierno. “Porque tengo cinco her- manos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento” (Lucas 16.28). La respuesta de Abraham fue que habían recibido suficiente advertencia. “Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16.31). 23
  • 23. Testifique de Cristo sin temor Día 3 Cuarta y quinta preguntas CUARTA PREGUNTA Si muriera ahora mismo, ¿adónde iría usted? ¿Por qué? % Dedique un momento a escribir su propia respues- ta a esta pregunta en el margen de esta página. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Hace poco una mujer respondió rápidamente a la tercera pregunta: ‘¿Piensa que existe el cielo y el infierno?” con un enfático “absolutamente no”. Cuando se le hizo la cuarta pregunta, más personal: “¿Adónde iría?”, ella dijo: “Claro que al cielo”. La tercera pregunta requiere más del intelecto. La cuarta pregunta exige una respuesta del corazón, al llevar a la persona con que habla a algo más íntimo. Las personas se ponen muy serias cuando se les hace pensar en los aspectos personales de su vida. Si la persona responde: “al cielo”, pregunte: “¿Por qué le permitiría Dios entrar al cielo?” La respuesta que dé abrirá el corazón a la verdad adicional. La mayoría de los perdidos están decididos a no exponer su vulnerabilidad a las personas perspicaces. El proceso conversacional rompe esta barrera al crecer inmediatamente la relación. En el avión me he sentado al lado de personas que se presentan a ellas mismas dicien- do que no son de muchas palabras y dan a entender que no quieren hablar. Después de un tiempo en el aire, me encuentro a mí mismo asombrado de cuántos asuntos personales profundos ellos han traído a consideración. Los perdidos son mucho más conscientes y sensibles a sus pérdidas y temores de quebrantamiento espiritual que lo que con frecuencia reconocemos. Los que parecen más confiados en su incredulidad pueden ser, al final, los más sensibles si son tratados de la manera correcta. QUINTA PREGUNTA Si lo que usted cree no fuera cierto, ¿le gustaría cono- cer la verdad? % Dedique un momento a escribir su propia respues- ta a esta pregunta en el margen de esta página. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Esta pregunta es decisiva. Las personas temen perder oportunidades por no conocer la información exacta. Jesús estuvo preparado para hacer las preguntas difí- ciles cuando fue oportuno. Para seguir su ejemplo, es importante que usted sea directo y claro cuando una persona llega al punto de entender lo que significa acep- tar a Cristo como Salvador y Señor. Este punto es crucial en el proceso de testificar. Solo hay dos posibles respuestas a la quinta pregunta: “sí” o “no”. Si la respuesta es “sí”, proceda al paso segundo (leer los versículos bíblicos en voz alta). Si la respuesta es “no”, deténgase. Nunca, ni una sola vez, he peleado por un “no”. Le he dicho a muchas personas: “Si lo que usted cree no fuera cierto, ¿le gustaría conocer la verdad?” Ha habido personas que han dicho “no”, y no he hecho nada. El silencio con frecuencia crea mucha conversación. La mayoría de las personas luego dicen algo como: “Bueno, ¿no me dirá?” En broma digo: “¿Por que no quiere saber?”. Ellos dicen: “sí”, y allá voy de nuevo. Pero si usted recibe un firme “no”, recuerde que la decisión de la persona no es su responsabilidad. La persona está haciendo uso de la libertad que Dios le da. Esto no refleja que usted haya fracasado en su parte. Usted ha sido fiel y obediente. Lea 2 Pedro 3.9 en el margen. La paciencia de Dios de 24
  • 24. Cómo aprender a testificar de Cristo darle más oportunidades a los perdidos para aceptar a Cristo hace que se demore la segunda venida de Cristo. Otras oportunidades para que el perdido acepte a Cristo estarán en las manos de Dios. Puede estar seguro que Dios es paciente, no queriendo que nadie se pierda. Pero Él nunca le quitará a alguien su libertar para elegir ser salvo o elegir rechazarlo. Muchas personas han vivido un momento específico o un suceso que les causó enfrentar su necesidad de aceptar a Cristo. Pablo tuvo este tipo de experiencia mientras iba por el camino rumbo a Damasco (Hechos 9.3-19). Muchos otros parece que encuentran a Cristo como Señor por medio de una serie de sucesos o experienci as . Un cristiano que testifica no debe considerar su esfuerzo un fracaso si la persona no acepta a Cristo. Sea paciente. Su testimonio puede ser la experiencia que cause que un perdido abra su corazón a Cristo en su próximo encuen- tro con el Espíritu Santo. Una aceptación amable y cariñosa de la decisión de la persona de rechazar a Cristo, facilitará una oportunidad en el futuro. Esa futura oportunidad puede ser con usted o con otra persona. Procure desarrollar la misma pacien- cia que Dios tiene para edificar la relación que usted comenzó y abrir la puerta a otras oportunidades. Sabemos que muchos en este mundo han escuchado el remedio para el pecado. Se les ha dicho que deben mirar a Cristo con fe para perdón de pecados, pero muchos todavía no aceptan. Recuerde que el éxito está en vivir su vida cristiana, testificar del evangelio y confiar en Dios para los resultados. El éxito no está en conducir a alguien a Cristo. Su responsabilidad es ser fiel en guiar a los no cristianos a conocer esa vida que se encuentra por medio de la fe en Cristo como Salvador. El Espíritu Santo es quien debe llevar a esta persona a la salvación. Es un gran aliento saber que, cuando nuestro testimonio parece haber sido rechazado, el Espíritu Santo pacientemente continúa su labor de hacer consciente del pecado a la persona y la sigue amando. Considere esta situación: Usted entra a un restaurante y Carmen lo invita a sentarse en su mesa. La conversación trata sobre su relación con una iglesia cercana: Ella: “He pensado ir a la iglesia, pero sigo posponien- do la ida”. Usted: “Bueno, en realidad me encantaría que vinieras conmigo. ¿Qué te parece el próximo domingo?” Ella: “No, no el próximo domingo, quizás en otro momento. Yo no soy cristiana o algo parecido. Algún día lo podría probar”. Usted: ? La puerta de la oportunidad está abierta en este momento de la conversación. % Lea las opciones a continuación y marque la que le gustaría que fuera su respuesta. ❑ Continuar insistiendo en que asista a la iglesia conmigo el próximo domingo. ❑ Cambiar de tema. ❑ Pedirle al Espíritu Santo que me ayude mientras uso las cinco preguntas para guiar a mi amiga de un modo bondadoso y cortés hacia la Palabra de Dios y a creer en Cristo como Señor y Salvador. Día 4 Permítale hablar a la Biblia El segundo paso en testificar de Cristo sin temor es permitirle a la Biblia hablar. Dios usa las Escrituras para cambiar la vida de las personas. Aprenda a permitirle a la Biblia hablar al corazón de las personas. Este paso comprende un grupo de versículos bíblicos que el perdido leerá en voz alta: 1. Romanos 3.23 2. Romanos 6.23 3. Juan 3.3 4. Juan 14.6 5. Romanos 10.9-11 6. 2 Corintios 5.15 7. Apocalipsis 3.20 Haga parte de su disciplina espiritual llevar consigo un pequeño Nuevo Testamento en su bolso o en su cartera. 25
  • 25. Testifique de Cristo sin temor La intención fundamental de hacer las cinco preguntas de apertura en el primer paso es preparar para los versículos del Nuevo Testamento que forman el segundo paso. Rara vez el perdido mostrará resistencia mientras le hace las primeras cinco preguntas. Descubrirá que las preguntas son una parte fácil de testificar de Cristo sin temor. Si acaso, el perdido adoptará una actitud defensiva u opon- drá resistencia cuando usted saque su Nuevo Testamento. Dos comentarios negativos con respecto a la Biblia son los más comunes. El primero es: “Hay muchos errores en la Biblia”. Para mí, la respuesta más eficaz es: Con todo el amor que puedo mostrar, le entrego mi Biblia a la persona y digo: “Usted sabe, he estado leyendo esto por muchos años. Le preguntó: ¿Pudiera mostrarme uno de esos errores?” Nunca falla que la persona admita que en realidad no conoce ninguno, sino que solo ha oído hablar de ellos. Responda amorosamente y diga: “He escuchado esas opiniones, pero nunca he encontrado algún error”. En seguida diga: “Permítame ir a Romanos 3.23”. No haga un gran embrollo por el comentario. El segundo comentario defensivo más común con respecto a la Biblia que un perdido hace es: “Hay muchas versiones de la Biblia. ¿Cómo sé cual es la correcta?” Mi respuesta es: “Sí, es verdad, hay muchas versiones y paráfrasis de la Biblia. Pero ¿sabía usted que todas las versiones cristianas tienen el mismo propósito?” Por lo general la persona contesta: “No, no sabía eso”. Le digo: “Por algún tiempo no lo supe tampoco. Permítame ir a Romanos 3.23”. Y le pido a la persona en seguida que lea en voz alta el versículo. Nunca he visto a alguien que se niegue. Por dos mil años, los hombres y mujeres han exami - nado la Biblia; algunos para probar que es verdadera y algunos para probar que es falsa. Se ha probado muchas veces que es verdadera, pero ni una sola vez que es falsa. Dios produjo la Biblia sin error por medio de escritores humanos imperfectos. Usted puede confiar en la Biblia. Dios derramará su poder a través de su lectura. Puede confiar en que Dios habla por medio de ella. Hay dos principios importantes para testificar de su fe usando versículos bíblicos: 1. Oír. Es importante decir: “Lea el versículo en voz alta”. Lea Romanos 10.17: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. La fe viene por el oír. Oír es la clave. Hay algunas razones prácticas para que queramos que la persona lea la Biblia de manera audible. Cuando un perdido escucha el mensaje de la Biblia, escucha a Cristo mismo hablar de la salvación. Además, usted quiere saber que él está leyendo el texto correcto. Una persona que no está familiarizada con los textos de la Biblia podría leer el texto equivocado. Su lectura en voz alta le asegura que está leyendo el versículo adecuado. 2. Preguntar. Es importante preguntar: “¿Qué le dice esto a usted?” cuando la persona ha finalizado de leer el versículo. Lea Lucas 10.25-26: “Y he aquí un intérpret e de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?” La Palabra de Dios es la que revela el pecado. El Espíritu Santo es el que convence de pecado. (???) La labor de usted es conducir al perdido solo hasta ese punto. Hay una meta. En un momento determinado, usted deja las cosas en manos de Dios. Eso es todo lo que usted hace. Estará listo para detenerse y observar la obra de Dios. Usted escuchará lo que las Escrituras le dicen al perdido. Su responsabilid ad es escuchar. Su única respuesta debe ser algo como: “Ah” o “¿eh?”. Recuerde: · El perdido esta haciendo la lectura en voz alta. · El perdido será el que habla. Recuerde, escuche de una forma que la persona quiera hablar. · El Espíritu Santo convencerá de pecado a la persona. · La Palabra de Dios hará surgir la convicción. Recuerde que usted no fallará porque es la obra del Espíritu Santo convencer a las personas sus pecados y de la necesidad de ser salvos por medio de Jesucristo, y de erigir en ellas una convición. “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha 26
  • 26. Cómo aprender a testificar de Cristo sido ya juzgado” (Juan 16.8-11). @Marque su Nuevo Testamento Uno de los temores que surge cuando los cristian os comienzan a buscar versículos para testificar es: “No, nunca podré memorizar todos esos versículos”. Encon- trará una tarjeta a la mitad de este libro que lo ayudará. Es una ayuda legítima para los cristianos. No se preocupe, no hay nada malo en tener una pequeña tarjeta con los versículos que guiarán a una persona a la vida eterna. Dios bendecirá la fidelidad de usted en presentárselos a la persona. Después de que usted haya testificado de Cristo varias veces, le parecerá automático. El proceso de hacer preguntas y esperar que el Espíritu Santo convenza y cree una convicción por medio de la lectura de las Escrituras , pronto se desarrolla de manera natural en la conversaci ón normal y fácil. Lleve un Nuevo Testamento de bolsillo a dondequiera que vaya. Use este Nuevo Testamento solamente para testificar. Ya que su Biblia de estudio probablemente esté marcada y llena de notas, pudiera distraer a la persona al tratar de concentrarla en uno o dos versículos, quizá visto por primera vez. Marque Romanos 3.23. Le pedirá a la persona que tome su Biblia y lea Romanos 3.23, y el color lo ayudará a encontrarlo con rapidez. En el margen de esta página de su Biblia escriba con un bolígrafo “Romanos 6.23” (Ya que por lo general se sentará frente a la persona, escriba el versículo en el mar- gen superior y al revés.) Cuando la persona lea Roman os 3.23, usted verá la referencia del próximo versículo en el margen. Esto lo ayudará a recordar donde continuar. Marque Romanos 6.23 y encierre en un círculo las palabras pecado y muerte. Escriba la palabra infierno enci- ma de la palabra muerte. Además, encierre en un círculo la palabra en que antecede a “Cristo Jesús Señor nuestro”. Escriba “Juan 3.3” en el margen. Marque Juan 3.3 y escriba “Juan 14.6” en el margen. Dibuje una cruz en el margen cerca de Juan 3.3. Dibuje una X junto a la cruz. Al lado de la cruz que pintó, escri - ba la pregunta: “¿Por qué Jesús vino a morir?” La X le recuerda que esta es la única excepción en el proceso. Usted no preguntará: “¿Qué le dice este versículo a usted?” después que la persona lo lea, porque pudiera estar ejercer una presión innecesaria. No muchos perdi- dos conocen la respuesta a esa pregunta. La persona puede sentirse incómoda al ser interrogada. Marque Juan 14.6 y escriba “Romanos 10.9-11” en el margen. Marque Romanos 10.9-11 y escriba “2 Corintios 5.15” en el margen. Marque 2 Corintios 5.15 y escriba “Apocalipsis 3.20” en el margen. Marque Apocalipsis 3.20. Observe las tarjetas Testifique de Cristo sin temor (que se encuentran a la mitad de este libro). Una de ellas puede mantenerla en su cartera o dentro de su Biblia. No tiene por que sentirse incómodo por las notas en el margen o ayudas como la tarjeta para encontrar los versículos. No hay prueba de que los perdidos respondan más a alguien que haya memorizado los versículos. Con frecuencia un perdido se siente más cómodo al saber que un cristiano está encontrando los versículos con ayuda. Esto le da a los perdidos razón para creer que usted no tiene que ser un erudito o estudiante extraordinario de las Escrituras para encontrar el camino de salvación, paz y esperanza. Día 5 Use la Palabra de Dios Observe cómo los dos principios de oír y hacer preguntas son parte de este método. Primer versículo: Romanos 3.23 Pídale a la persona que lea Romanos 3.23 en voz alta: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Señale al versículo marcado en su Biblia. No dé nada por sentado cuando la persona esté leyendo los versículos que transformarán su vida. Cuando la persona finalice la lectura del versículo, pregúntele: “¿Qué le dice este versículo a usted?” 27
  • 27. Testifique de Cristo sin temor % Escriba su propia respuesta a esta pregunta en el margen. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ La persona la mayoría de las veces responderá con una declaración como: “Todo el mundo ha pecado”. ¿Usted sabe lo que sigue? Después de escucharlo, vuelva la pági- na a Romanos 6.23. No habrá argumento o intercambi o negativo. ¿Por qué? Porque usted no está insistiendo en su interpretación. El Espíritu Santo es el que suscita la convicción. Usted está para dirigir la situación a ese punto. Su única meta será no obstaculizar el camino de Dios. Eso es todo lo que usted debe hacer. Al hablar acerca de Romanos 3.23, la persona puede hablar con respecto a pecados que no ha cometido. Quizá se defienda a sí misma argumentando que no ha matado, no ha robado o no ha hecho otras cosas dramáticas que son obviamente pecado. Usted no tiene que dedicar tiem- po a explicar el pecado. Pudiera señalar que la norma divina para la humanidad es la perfección. La mayoría de nosotros con facilidad admitimos que no conocemos a alguien que sea perfecto como Dios. La Biblia muestra la gloria de Dios como nuestra norma. Nuestros pecados se levantan en contraste con la gloria de Dios. Ellos nos hacen destacar la necesidad de su redención. En Roman os 3, Pablo establece el hecho de que Dios juzga, sin impor- tarle el estilo de vida o la religión de la persona. Nos dice que “todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Roman os 3.12). Así que todos han pecado y no reflejan la justicia y la perfección de Dios. Una buena manera de ayudar a una persona a captar que todos hemos pecado es llevarlo a Mateo 22.37: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Puede pregun- tarle: “¿Ha amado siempre a Dios con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas?” Ellos le dirán: “No”. Responda: “Eso es lo que es pecado”. Esta verdad hará que la palabra “pecado” que usted ha encerrado en un círculo o señalado en Romanos 6.23 tenga un mayor efecto en la persona a quien está usted testificando. Segundo versículo: Romanos 6.23 Pida a la persona que lea Romanos 6.23 en voz alta: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Después que termine, pregúntele: “¿Qué le dice esto a usted?” % Escriba su propia respuesta a esta pregunta aquí en el margen. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Use un bolígrafo y encierre en un círculo la palabra pecado o señálela si usted la ha marcado antes. Indique que la palabra señalada es pecado, no pecados. Si no lo ha hecho antes, ponga un círculo alrededor de la palabra muerte. Escriba la palabra infierno encima la palabra muerte. Diga algo como: “¿Se dio cuenta de que en mi Biblia he marcado la palabra pecado?” Señale la palabra. Dé a la persona oportunidad para responder. Dígale: “Esto me recuerda que no hay una S al final de la palabra. Dios dice que un solo pecado me destina al infierno”. Apúntese a usted mismo como un pecador que es. Luego añada: “¿Se dio cuenta de que he escrito infierno en lugar de muerte? En la Biblia con frecuencia muerte se refiere al infierno”. 28
  • 28. Cómo aprender a testificar de Cristo Señale la palabra en que usted ha marcado. Indique que ha señalado esta palabra para recordar que converti rs e a Cristo significa que tiene una relación con Jesucristo. Muchos perdidos tienen la esperanza en relaciones que pueden haber hecho, como bautizarse o ser miembro de una iglesia. Romanos 6.23 le permite al Espíritu Santo mostrarle al perdido que no tiene esperanza sin fe en Cristo y sin entregarle su vida a Él. La Palabra de Dios habrá revelado las razones falsas para tener esperanza. El Espíritu Santo hará que los perdidos entiendan mucho más mediante una lectura sencilla del versículo que a través de lo que usted dijera en voz alta. Hay muchas formas de testificar de su fe, pero hay una dinámica diferente cuando usa las Escrituras. Se sorpren - derá con cuanta rapidez algunos perdidos sienten convic- ción de la necesidad de confiar en Cristo como Señor y Salvador. Observe la manera como Dios obra cuando continúa guiando al perdido a leer los versículos. Se me pidió que aconsejara a una joven que estaba en grave problema. Después de hacerle las cinco preguntas del primer paso, estaba claro que ella sabía muy poco de la Biblia o del cristianismo. Nadie antes le había testifica- do de Cristo. Ella me dio permiso de abrir mi Biblia. Leyó Romanos 3.23 en voz alta y me dijo qué significab a para ella. Fui a Romanos 6.23 y le pedí que lo leyera en voz alta. Ella leyó el versículo lenta y claramente: “Porqu e la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Le dije: “¿Qué le dice este versículo a usted?” Con aire pensativo, con- testó: “Necesito pedirle a Dios que me perdone de todos mis pecados e invitar a Cristo a que entre en mi corazón”. Yo estaba sorprendido. ¿Dice el versículo eso? No exact a- mente. ¿De dónde obtuvo ella esa respuesta? Del Espíritu Santo. No le dije: “Un momento, hay otros cinco versículos”. Al usar el poder de las Escrituras, Dios puede revelar la verdad en uno o en varios versículos. Sencillamente vuelva las páginas y haga preguntas. Nunca sienta temor de testificarle a alguien. Entienda que sus experiencias, defensas, objeciones y conceptos preconcebidos jugarán un papel en su decisión. Pero el Espíritu Santo es más poderoso y el amor de Dios es más grande que cualquier cosa que pueda oscurecer el corazón. Tercer versículo: Juan 3.3 Pida a la persona que lea Juan 3.3 en voz alta: “Respondi ó Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Señale la cruz que dibujó y pregunte: “¿Por qué Jesús vino a morir?” (La “X” que ha pintado le recordará que esta es la excepción para usar la pregunta: “¿Qué le dice este versículo a usted?”) La mayoría de las personas dirán: “Él vino a morir por el pecado”. Responda: “Correct o. Recuerda el versículo que acaba de leer: la paga del peca- do es muerte”. % Escriba su propia respuesta a esta pregunta aquí en el margen. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Cuarto versículo: Juan 14.6 Vaya a Juan 14.6 y pida a la persona que lea este versícu - lo en voz alta: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Luego pregunte: “¿Qué le dice este versículo a usted?” % Escriba su propia respuesta en el margen. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ 29
  • 29. Testifique de Cristo sin temor Probablemente la persona le dirá que no hay otra manera para estar con Dios excepto por medio de Cristo. El versículo es claro y nunca debe añadir algo para que la persona capte el mensaje. Un perdido puede preguntarle acerca de otras maneras en que las personas pueden ir al cielo. No debe tratar de defenderse contra esas posiciones. Juan 14.6 permanecerá en la mente de la persona. Testificar de Cristo en la con- versación con un perdido es siempre más eficaz cuando el testigo cristiano no trata de explicar o desacreditar todas las falsas enseñanzas e ideas que están diseminadas por nuestra sociedad. La clave para testificar de Cristo sin temor es presentar lo que la Biblia dice y permitir que actúe por sí misma. Quinto versículo: Romanos 10.9-11 Pida a la persona que lea Romanos 10.9-11 en voz alta: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muer- tos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justi- cia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”. Luego pregunte: “¿Qué le dice esto a usted?” % Escriba su propia respuesta en el margen. __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ __________________________________________ Una de las cosas más difíciles de creer para muchas personas es que pueden ser perdonados. Quizás usted no conozca los pecados del perdido, pero puede estar seguro de que la mayoría de los perdidos tienen pecados en los que piensan y consideran. La persona quizá piense en el adulterio, el alcoholismo, el odio hacia la esposa o a un enemigo, un corazón amargado, vivir con una mentira con respecto a una experiencia pasada o cualquiera de la multitud de pecados que agobian a las personas. Usted hace su parte al llevar a la persona a leer la Palabra de Dios. Puede estar seguro de que Dios derramará su poder. ¿Y si la persona le pregunta si Dios perdonará a los asesinos y a los que cometen otros pecados atroces? Per- mita a la Biblia hablar. Pida a la persona que lea de nuevo Romanos 10.9-11. Confíe que el Espíritu Santo le enseñará a esta persona la verdad del perdón de Dios. Su objetivo es que el perdido responda con un defini- tivo “sí” a la pregunta: “¿Esta verdad en Romanos 10.9- 11 me incluye a mí?” El Espíritu Santo estará obrando en el corazón de la persona para ayudarlo a entender el amor incondicional de Dios. Es importante saber qué hacer para evitar discusiones o actitudes defensivas cuando el perdido no entiende. Emplee lo que llamo el principio de “léalo de nuevo”: la persona lee en voz alta cualquiera de los versículos que no entiende. El principio “léalo de nuevo” funciona de la manera siguiente: Cuando alguien no entiende o mal interpreta un versículo de las Escrituras, pídale de manera amable que lo lea de nuevo.Tenga en mente que Dios ha estado defendiendo su Palabra por siglos. El Espíritu Santo guiará a la persona a la verdad. Hay algo maravil- loso en cómo Dios abre el corazón para que la persona entienda cuando la persona lee la Biblia en voz alta. Dios mismo es el testigo de la verdad de la cual usted testifica. Sexto versículo: 2 Corintios 5.15 Pida a la persona que lea 2 Corintios 5.15 en voz alta: “Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. Después que finalice, pregunte: “¿Qué le dice este versículo a usted?” 30