2. ¿QUÉ ES EL QUIJOTE DE
“AVELLANEDA”?
Se trata de una
segunda parte
apócrifa del
Quijote de
Cervantes, escrita
por Alonso
Fernández de
Avellaneda,
pretendidamente
de Tordesillas
(Valladolid), según
él mismo hizo
constar.
3. ANTECEDENTES
Esta falsa continuación se
escribe aprovechando el
éxito que estaba
teniendo la primera parte
del Quijote. En este libro,
se desprestigia al
protagonista, así como
desde sus primeras líneas
se deshace en insultos a
Cervantes (viejo, manco,
orgulloso,
deslenguado...)
4. LA AUTÉNTICA SEGUNDA
PARTE
Cervantes conoció la
continuación apócrifa
cuando estaba redactando
la Segunda parte, que
publicó en 1615 (firmada
"por Miguel de Cervantes
Saavedra, autor de su
primera parte"), y que
está extraordinariamente
influida por las peripecias
del caballero y el escudero
avellanedescos.
5. CERVANTES SE DEFIENDE
Cervantes redactaba el cap. LIX de
la segunda parte cuando se publicó
el libro de Avellaneda. En dicho
capítulo expresa su indignación, por
boca de Don Quijote, el cual se
niega a leer sus falsas aventuras,
que no quería “si acaso llegase a
noticia de su autor que le había
tenido en sus manos, se alegrase
con pensar que le había leído, pues
de las cosas obscenas y torpes, los
pensamientos se han de apartar,
cuanto más los ojos” de tal manera
se niega a encaminarse a Zaragoza,
para demostrar la falsedad de
Avellaneda, que lo había hecho ir a
esta ciudad
6. “AVELLANEDA” SE JUSTIFICA
La práctica de coger una obra
ajena para continuarla era
frecuente precisamente en los
libros de caballerías, y es un uso
que se mantiene vivo en el
momento de aparición del
apócrifo. Avellaneda alude a ello
en su prólogo, y aporta el ejemplo
de las descendientes de La
Celestina
7. EL ESTILO DEL QUIJOTE DE
AVELLANDA
El Quijote apócrifo es la obra de un autor a
quien lo que más le interesa es escribir como
Cervantes (...o tal vez escribir lo que
Cervantes). La sutura de la obra avellanedesca
con la Primera parte del Quijote es una
constante. En un momento dice el Sancho
apócrifo sobre su amo:
“es hombre que ha hecho guerreación con otros mejores que
vuesa merced, pues la ha hecho con vizcaínos, yangüeses,
cabreros, meloneros, estudiantes, y ha conquistado el yelmo de
Membrillo, y aun le conocen la reina Micomicona, Ginesillo de
Pasamonte y, lo que más es, la señora reina Segovia, que aquí
asiste” (XXIX)
8. RASGOS DEL QUIJOTE DE
AVELLANEDA
El humor verbal, que continúa
fielmente el de pasajes muy
divertidos de la Primera parte,
tiene momentos grandiosos
Otro rasgo frecuente de
Avellaneda es la ironía, incluso en
temas delicados: al comienzo, Don
Quijote, en vías de curación, es
alejado de las sanguinarias
aventuras de caballerías para
dedicarse a lecturas
reconfortantes.
Momentos groseros así como una
actitud misógina por parte de
Avellaneda
9. TRAS SU PUBLICACIÓN
el Quijote de Avellaneda se
convirtió en un libro si se quiere
maldito. Su autor fue tachado de
advenedizo, resentido y envidioso.
vellaneda buscaba, aparte de
dinero, un poco de la fama que el
Quijote Cervantino había deparado
a su autor. Lo cierto de todo este
asunto es que el libro no tuvo
resonancia de ningún tipo, al punto
tal que tardó más de un siglo en
imprimirse de nuevo en castellano
por allá en el año de 1732, también
existía una versión francesa de
1702, cuya traducción al francés fue
hecha por el escritor Le Sage.
10. ¿QUIÉN ERA REALMENTE
“AVELLANEDA”?
Por supuesto, ni se llamaba así, ni era de
Tordesillas. Los debates sobre su
identidad se encabalgan a lo largo de
varios siglos, durante los que se han
dado un centenar de respuestas
diferentes. La más famosa es la de Martín
de Riquer, que quiere reconocer en el
galeote Ginés de Pasamonte del Quijote
(1 XXII) al soldado aragonés Gerónimo
de Pasamonte, que compartió acciones
militares y cautiverio con Cervantes, que
escribió su autobiografía y que, ofendido
por el trato que le dispensó Cervantes en
su obra, se habría travestido de
Avellaneda.
11. EN SÍNTESIS:
La obra de
Avellaneda, dedicada
a desprestigiar a
Cervantes, tenia
como objetivo el
alcance del prestigio
y fama por parte de
Alonso Fernández de
Avellaneda
No se sabe, y
probablemente
nunca se sepa quien
era en verdad
“Avellaneda”