2. El 71% de la superficie del planeta está cubierta por agua, cuyo volumen se estima en mil 460 millones de km3; sin embargo, grandes regiones carecen de ella debido a una distribución natural no equitativa. Esta proporción irregular se ha incrementado por las alteraciones climáticas, la contaminación y el uso irracional del líquido. Del volumen total del agua, el 97.5% es salada y está contenida en los mares y los océanos. El 2.5% restante es agua dulce y casi toda se encuentra almacenada en los casquetes polares de la Antártida y Groenlandia y como agua subterránea fósil; la más accesible está concentrada en ríos, lagos y embalses, y representa el 0.007 de toda el agua de la tierra. De esta porción, el 87% se emplea para la agricultura. Entonces, la cantidad de agua restante es muy pequeña y las necesidades aumentan conforme crece la población mundial.
3. Por otra parte, no toda el agua extraída puede consumirse, pues cerca de la mitad se pierde por evaporación, una cuarta parte queda inutilizable para el consumo humano porque se contamina y si a ello se le agrega que toda intervención del hombre modifica necesariamente su ciclo alterando los equilibrios naturales, la situación se complica Entre 1900 y 1995, la demanda mundial de agua se ha incrementado seis veces debido al acelerado ritmo de crecimiento de la población. La cantidad disponible del recurso se ve perjudicada por las inundaciones, las sequías y por una amenaza a largo plazo representada por el calentamiento mundial, pues éste va a influir notablemente en los recursos hídricos.
4. El problema de la contaminación del agua provoca que unos 25 millones de personas mueran anualmente en países en desarrollo a causa de distintas enfermedades relacionadas con el vital líquido. Asimismo, se estima que 20 % de la población mundial carece de agua potable segura mientras que el 50 por ciento no tiene acceso a servicios sanitarios adecuados.