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LasPiletas 1
	 El poeta, novelista y ensayista jerezano
tan próximo, en la distancia y en los sentimien-
tos, a Sanlúcar de Barrameda y su entorno, que
recibió, entre otros muchos galardones literarios,
el Premio Miguel de Cervantes 2012, falleció en
mayo de este año. “Las Piletas”, en recuerdo y
homenaje, dedica para sus lectores una reseña
sobre la vida y la obra literaria del autor al que,
porque admiramos sus escritos, le hemos dedica-
do varias actividades de la Asociación y artícu-
los en “Las Piletas”.
	 José Manuel Caballero Bonald nace
en Jerez de la Frontera (11/noviembre/1926), y
muere en Madrid (9/mayo/2021). Hijo de Pláci-
do Caballero, cubano de madre criolla y padre
santanderino; republicano. Y de Julia Bonald,
perteneciente a una rama del vizconde de Bo-
nald, filósofo tradicionalista francés, radicada en
Andalucía desde mediados del S. XIX.
Reseña biográfica: formación, activida-
des y publicaciones.
	 Estudió en el Colegio de los Marianistas
de Jerez.
	 Adolescente al estallar la Guerra Civil,
pasó temporadas en la Sierra de Cádiz y en
Sanlúcar de Barrameda.
	 En su juventud, estudió Náutica y Astrono-
mía en Cádiz, y entabló relación con miembros
de la revista gaditana Platero.
	 Marcha en 1949 a Sevilla para estudiar
Filosofía y Letras. Allí conoce al grupo cordobés
de la revista Cántico.
	 En 1950 obtuvo el Premio de Poesía Pla-
tero por su poema Mendigo.
	 Prosigue sus estudios de Filosofía y Letras
en Madrid en 1952 y trabajó en la I Bienal His-
panoamericana de Arte.
	 En 1952 publica su primer libro de poe-
sía, Las adivinaciones, con el que obtiene un ac-
césit del Premio Adonais.
	 Ejerció como secretario y luego subdi-
rector de la revista Papeles de Son Armadans,y
pasó medio año en París.
	 En 1959 publicó Las horas muertas, con
el que consiguió el Premio Boscán y el Premio de
la Crítica.
	 También en 1959 asistió en Colliure
(Francia) al XX aniversario de la muerte de Anto-
nio Machado, con relevantes figuras de la cultura
española: Blas de Otero, José Agustín Goytisolo,
Ángel González, José Ángel Valente, Jaime Gil
de Biedma, Alfonso Costafreda y Carlos Barral.
J. MANUEL CABALLERO BONALD
José Santiago Miranda
LasPiletas
2
	 Continúa su carrera en Iberoamérica,
sobre todo en Bogotá, como Profesor de la Uni-
versidad Nacional de Colombia, alternando la
docencia como Profesor de Literatura Española y
Humanidades con la creación literaria. Allí cola-
boró con la revista Mito, que le editó, en 1961,
El papel del coro, una antología poética. Y en
1962 publicó su primera novela, Dos días de
septiembre, que recibió el Premio Biblioteca Bre-
ve de la editorial Seix Barral.
	 Regresa a España en 1963, ocupándose
de diversos trabajos editoriales, siendo detenido
y multado por motivos políticos.
	 En 1965 pasó una temporada en Cuba
	 En 1969 se publicó su volumen de poesía
completa, con el título de Vivir para contarlo, y El
archivo del cante flamenco, album de seis discos
y estudio preliminar, que obtuvo el Premio Nacio-
nal del Disco.
	 Colaboró con Camilo José Cela, con cuyo
círculo se relacionaba, y tuvo un idilio de años
con Rosario Conde, primera mujer de Cela
	 Colaboró también con él en el proyecto
del Instituto y Seminario de Lexicografía de la
Real Academia Española, donde permaneció
hasta 1975.
	 Desde 19973 fue director literario de Edi-
ciones Júcar
	 En los setenta escribe e imparte cursos
sobre narrativa y Literatura Española Contem-
poránea en universidades españolas y foráneas
-Centro de Estudios Hispánicos del Bryn Mawr
College- y asiste a simposios literarios.
	 En 1974 publicó su novela Ágata ojo de
gato, distinguida con el Premio Barral (al que re-
nunció) y con el Premio de la Crítica.
	 En 1975 publicó el ensayo Luces y som-
bras del flamenco.
	 Interviene en la constitución de la Junta
Democrática, por lo que es procesado ante el
Tribunal de Orden Público.
	 Viajó nuevamente a Cuba. Fue nombra-
do presidente del PEN Club Español.
	 El Centro Dramático Nacional estrenó en
Madrid su versión de Abre el ojo, de Rojas Zorri-
lla.
	 En los años sucesivos continuó escribien-
do y recibiendo galardones como el Ibn-al-Jatib,
el Premio Plaza y Janés, el Premio Andalucía de
las letras y otros no menos importantes.
	 A partir de 1995 fijó su residencia en
Montijo, frente al Coto de Doñana.
	 Muy interesado también en lo audiovi-
sual, en 2003 escribió los 250 guiones para la
serie documental de la televisión andaluza An-
dalucía de cine, dirigida por Manuel Gutiérrez
Aragón e hizo varias adaptaciones teatrales de
obras clásicas.
	 ¡Tierra!, álbum de El Lebrijano con letra
de Caballero Bonald.
	 En 2004 Seix Barral publicó su obra poé-
tica completa. Y fue nombrado Doctor Honoris
Causa por la Universidad de Cádiz. Ese mismo
año recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Ibe-
roamericana.
	 El 9 de mayo de este año, por los servi-
cios informativos nos llegó la triste noticia, para
los amantes de la cultura, las letras y el arte, de
su fallecimiento en Madrid.
Estilo y género literario del autor: En
el conjunto de su obra, pero sobre todo en su
poesía, género en el que sobresale este escritor
andaluz, español y universal, hay que destacar
su cuidadosa utilización del lenguaje y el barro-
quismo que caracteriza su obra. Están asimismo
presentes estas características en su producción
novelística, en la que también destaca, aunque
es más escasa, pero muy significativa en lo que
a narrativa social se refiere.
Algunas consideraciones personales del
autor sobre su actitud vital:
El que no tiene dudas, el que está seguro de
todo, es lo más parecido que hay a un imbécil.
En 2009, a propósito de la publicación de La
noche no tiene paredes.
LasPiletas 3
A los ochenta años, en 2006, reconoció
que escribir poesía le ayuda a mantenerse joven,
declarando: El permanecer en la brecha te reju-
venece. El que no se queda callado, el que igua-
la el pensamiento con la vida, tiene ya mucho
ganado para rejuvenecer.
Bibliografía. Muchas obras en diversos géne-
ros. Actualización de lo publicado en “Las Pile-
tas”, nº 40.
Poesía
Poesía (1945-1948)
Adivinaciones (1952). Lo incluyó de lleno en el
grupo poético español de los años 50.
Memorias de poco tiempo (1954)
Anteo (1956)
Las horas muertas (1959)
Pliegos de cordel (1963)
Descrédito del héroe (1977)
Laberinto de Fortuna (1984)
Doce poemas (1991)
Diario de Argónida (1997)
Manual de infractores (2005). Según el autor,
una “apología de la desobediencia”.
Descrédito del héroe (2007)
Prefiguraciones (2010)
La noche no tiene paredes (2009). Hace una rei-
vindicación de la incertidumbre.
Entreguerras (2012). Tras publicar esta autobio-
grafía en 3.000 versos, declaró “ya no voy a
escribir nada”.
Anatomía poética (2014)
Desaprendizajes (2015)



 

LasPiletas
4
Antologías poéticas
El papel del coro (1961)
Vivir para contarlo (1969). Obra que recoge
toda su poesía publicada.
Poesía, 1957-1977 (1979)
Selección natural (1983)
Doble vida (1989)
El imposible oficio de escribir. Antología (1997)
Recopilación de María Peyeras Grau.
Poesía amatoria (1999)
Antología personal (2003). Acompañada de un
CD con poemas recitados por el autor.
Somos el tiempo que nos queda (2004-2007)
Años y libros (2004)
Paz con aceite (2005)
Poesía amatoria. Nueva edición aumentada
(1952-2005) (2007)
Summa vitae. Antología poética, 1952-2005
(2007)
Somos el tiempo que nos queda. Obra poética
completa (1952-2005) (2007)
Casa junto al mar. Antología (2008)
Estrategia del débil (2010)
Ruído de muchas aguas (2011)
Somos el tiempo que nos queda. Obra poética
completa (1952-2009) (2011)
Material del deseo (2013)
Marcas y soliloquios (2013)
Un sustantivo mundo (2017)






LasPiletas 5
Novela
Dos días de septiembre (1962)
Ágata ojo de gato (1974)
Toda la noche se oyeron pasar pájaros (1981)
En la casa del padre (1988)
Leer a Picasso (1990)
Campo de Agramante (1992)
Oficio de lector (2013)
Memorias
2010.- La novela de la memoria. Recoge en un
solo volumen las dos que le antecedieron: Tiem-
po de entreguerras (1995) y La costumbre de vi-
vir (2001)
2014.- Memorial de disidencias. Biografía auto-
rizada escrita por Julio Neira.
2017.- Examen de ingenios
Ensayos y artículos
1953.- El cante andaluz
1957.- El baile andaluz
1963.- Cádiz, Jerez y los Puertos
1967.- El vino
1968.- Narrativa cubana de la Revolución
1975.- Luces y sombras del flamenco
1977.- Cuixart
1980.- Breviario del vino
1982.- Luis de Góngora: Poesía
1986.- Los personajes de Fajardo
1988.- De la sierra al mar de Cádiz
1989.- Andalucía
1990.- Botero: la corrida
1992.- España: fiestas y ritos
1992.- Sevilla en tiempos de Cervantes
1997.- España
1999.- Copias del natural
2002.- José de Espronceda
2002.- Mar adentro
2005.- Miguel de Cervantes. Poesía
2005.- La ruta de la campiña. Junto a Vicente
Rojo Almarán.
2005.- La luz de Cádiz en la pintura de Cortés.
Junto a Atº Agudo y Fcº Calvo Serraller.
2006.- Encuentros con la poesía
2006.- Copias rescatadas del natural
2006.- Relecturas. Prosas reunidas (1956-2005)
2009.- Un Madrid literario. En colaboración
con el fotógrafo José Manuel Navia.
2013.- Oficio de lector Recoge artículos y confe-
rencias sobre escritores.
Obras musicales
2013.-¡Tierra!, álbum de  El Lebrijano  con letra
de Caballero Bonald
Premios y reconocimientos. Entre otros:
Premio de Poesía Platero. 1950. Por su obra poé-
tica hasta esa fecha.
Accésit del Premio Adonáis de Poesía. 1952. Por
Las adivinaciones
Premio de la Crítica de Poesía Castellana. 1960.
Por Las horas muertas.




LasPiletas
6
Premio Biblioteca Breve de Novela. 1961. Por
Dos días de septiembre
Premio Barral de la Crítica Narrativa Castellana.
1975. Por Ágata ojo de gato
Premio Ateneo de Sevilla. 1981. Por Toda la no-
che oyeron pasar pájaros
Premio Plaza y Janés, Premio Julián Besteiro de
las Artes y las Letras
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana al
conjunto de su obra. 2004.
Premio Nacional de las Letras Españolas. 2005.
Reconocimiento al conjunto de su obra.
Premio Internacional Terenci Moix al mejor Libro
del año 2005
Premio Nacional de Poesía (Ministerio de Cultu-
ra). 2006. Por Manual de infractores
Premio Internacional de Poesía Federico García
Lorca. 2009
Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. 2010
Premio Cervantes. 2012. Caballero Bonald de-
positó en la Caja de las Letras del Instituto Cer-
vantes un legado que permanecerá guardado
hasta el 11 de noviembre del 2051. Es una de
las personalidades que deja un objeto personal
en la antigua cámara acorazada de la sede cen-
tral del Instituto.
Autor del año 2013 por la Consejería de Cultura
de la Junta de Andalucía
Premio Obra de Arte Total 2015 de la Asocia-
ción Wagneriana
Premio Francisco Umbral al Libro del Año 2016
Premio Andalucía de la Crítica en poesía 2016
Miembro correspondiente de la Academia Nor-
teamericana de la Lengua Española.1993
Hijo Predilecto de Andalucía. 1996
Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de
Madrid. 2000
Doctor honoris causa por la Universidad de Cá-
diz. 2004
Doctor honoris causa por la Universidad Nacio-
nal de Educación a Distancia. 2013
	 En 1998 se crea la Fundación Caballero
Bonald, con sede en la casa donde nació el escri-
tor, fundación que es un referente de la literatura
y la poética de Jerez.
	 Opiniones de Caballero Bonald so-
bre sus escritos (fragmentos de la entrevista
que le hizo en 2013 Manuel Bellido:
(…)
	 Manel Bellido.- Usted ha cultivado to-
dos los géneros literarios, menos el teatro, ¿por
qué se prefiere uno? ¿Se pasa fácilmente de uno
a otro? ¿Es cuestión de disciplina, de estado de
ánimo?
	 José M. Caballero Bonald.- Eso de
elegir un género literario y no otro es bastante
imprevisible, se hace de manera automática, di-
gamos que porque así lo requiere el tema ele-
gido o las peculiaridades de lo que se intenta
contar. Viene a ser como una sugerencia dictada
vagamente por las condiciones ambientales, por
el grado de entusiasmo de que se disponga, por
la salud, y cosas así. Y por el estado de ánimo,
claro. El estado de ánimo importa mucho. Impor-
ta tanto que hasta puede conducir a no escribir
nada.
(…)
	 Manuel Bellido:  Ha escrito usted mu-
cho sobre Jerez y su zona, su tierra de nacimien-
to, sin embargo no ha sido bien comprendido
por algunos grupos de paisanos suyos. ¿A qué
cree que pude deberse?
	 José Manuel Caballero Bonald: Mis
relaciones con Jerez han sido algo conflictivas,
es cierto, sobre todo por eso, porque mi actitud
no fue bien entendida por algún sector de la so-
ciedad jerezana. Y eso siempre me ha exaspe-
rado, me ha afectado de muchas maneras. Yo
me limité a criticar en mi obra literaria ciertos
aspectos sociales muy precisos que, aparte de
que no representaban más que parcialmente a
Jerez, a mí me parecían inaceptables. ¿Es que el
hecho de amar algo imposibilita las críticas, los
reproches?  En fin, todo eso es ya agua pasada. 
LasPiletas 7
Ni Jerez es el mismo que era hace cuarenta o
cincuenta años, ni yo soy exactamente igual al
que fui entonces. Es una comparación imposible.
Pero en todo caso, a mí siempre me dolió que hu-
biese jerezanos que malinterpretasen mi honesta
actitud crítica. El hecho de que toda mi obra na-
rrativa y parte de mi obra poética se refieran al
marco de Jerez ¿no es una prueba suficiente de
auténtica preocupación por la tierra donde nací?
(…)
	 Manuel Bellido: Los escritores, con la
evolución de su pensamiento, suelen no recono-
cerse en sus primeros libros. ¿Le ha pasado a
usted también?
	 José Manuel Caballero Bonald:  Es
posible. Tengo la impresión de que el autor de
mis primeros libros, sobre todo los de poesía,
era un muchacho que quería interpretar la vida
a toda prisa, por medio de palabras solemnes
y argumentos altisonantes. Ahora apenas me
reconozco cuando me sitúo en esa especie de
prehistoria literaria. Es natural. Mis ideas sobre
la vida y, por tanto, sobre la literatura se han ido
modificando lógicamente con el paso del tiem-
po. El mundo ha dado muchos bandazos, quizá
demasiados, y yo siempre he procurado ser un
testigo de ese mundo.
(…)
	 Manuel Bellido: Es usted tres veces pre-
mio Nacional de la Crítica y Premio Andalucía
de las Letras, entre otros galardones, ¿qué piensa
de los premios literarios? ¿Hasta qué punto atrae
lectores un premio y, en caso afirmativo, qué ti-
pos de lectores?
	 José Manuel Caballero Bonald: No
tengo muy buena opinión de los premios litera-
rios, salvo de los honoríficos, claro. Incluso tien-
do a pensar que los premios son mayormente un
despropósito. En teoría sólo sirven para que el
libro premiado se venda más y para que el autor
reciba una estimable dotación económica. Nada
más. O nada menos, según se mire. En cuanto a
la justicia de esos premios y a la calidad que se
le suponga a un libro por el mero hecho de ser
premiado, eso ya es otra historia, muy rara vez
se produce esa coincidencia.
(…)
	 Manuel Bellido: Finalmente, ¿se atreve
usted a realizar un pronóstico sobre la posible
evolución de la literatura en los próximos años?
	 José Manuel Caballero Bonald:
Pues no tengo ni idea. Tampoco me atrevo a ha-
cer ningún pronóstico.  Aunque tal como anda
de pujante ese invento de la economía política
llamado globalización, no se sabe muy bien qué
es lo que va a pasar con la literatura. Aunque lo
más seguro es que no pase nada. La literatura, el
arte, siempre ha sabido superar las borrascas de
la historia.
Algunas opiniones de escritores espa-
ñoles sobre el autor.
	 “Sus libros seguirán significando mu-
cho para la literatura española y nos queda
ese consuelo parcial como autor de libros me-
morables, que le sobrevivirán”, ha destaca-
do Felipe Benítez Reyes, escritor y amigo
de Caballero Bonald. “Nuestro tan querido
tío Pepe. Tenía 94 años, pero nos habíamos
hecho a la idea de que era inmortal, como
se sospechaba que lo era el conde de Saint
Germain, y que nos sobreviviría a todos. No
ha podido ser”. Aparte el escritor Fernando
Aramburu  ha expresado su respeto hacia
el  “maestro” Caballero Bonald en Twitter. El
autor de ‘Patria’ ha recordado sus versos: “Si
miras un reloj y esperas impasible a que pase
un minuto, comprenderás al fin en qué consiste
la eternidad.” Y desde el Instituto Cervan-
tes, ha recuperado otro de sus pensamientos:
“Únicamente soy mi libertad y mis palabras”.
	 Fuentes actuales consultadas para ela-
borar esta reseña:
Web de la Fundación Caballero Bonald.
Web del Instituto Cervantes.
Páginas de Wikipedia dedicadas a Manuel
Caballero Bonald.
Reelaboración personal del autor de este artí-
culo.
LasPiletas
8
POEMAS DE J. MANUEL CABALLERO BONALD
MEMORIAL
De Diario de Argónida (1997)
Restauraron en su común memoria
los desperdicios de la vida.
Un sabio y arrogante
culto a la transgresión, no ajeno
a la delicadeza de los gestos, los hizo
más insolentes y nocturnos, más ufanos también
de sus estratagemas combativas.
La clandestinidad, los quehaceres burgueses
enemistados con la militancia,
los dispendios etílicos, la dejación
de los legados familiares, perpetraron
el código sutil de una conducta sagazmente insta-
lada
entre la petulancia y la solvencia.
Usa la vida para envenenarte
mientras puedas, salta
a la parte contraria mientras puedas.
Así llegaron a la madurez
con escaso remordimiento y abnegación ninguna,
dotados de una acumulativa provisión
de denuedos, cansancios, sucedáneos
fugaces de mesuras.
Pero otra vez la historia fue una rémora
cultural:
hicieron lo imposible
por seguir siendo oráculos, dioses
en un mísero reino de rufianes.
¿Quién entre todos ellos supo que alguna vez
sería promovido al rango de arquetipo?
¿Sólo quizá los que un día eligieron
irrevocablemente su propia destrucción?
SUNMA VITAE
De Manual de infracciones (2005)
De todo lo que amé en días inconstantes
ya sólo van quedando
rastros,
marañas, conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn`Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquel café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...
Cosas así de simples y soberbias.
Pero de todo eso
¿qué me importa evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?
Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.
DAME LA LIBERTAD
De ¡Tierra! (2013)
(José Caballero Bonald - Juan Peña “El Lebri-
jano” - Paco Cepero - Pedro Rivera)
Dame la libertad del agua de los mares.
Dame la libertad de la tormenta.
Dame la libertad de la tierra misma.
Dame la libertad del aire.
Dame la libertad de los pájaros de las marismas,
vagadores de las sendas nunca vistas.
De noche mi corazón conmigo mismo pelea,
si esto no es morir de amor, que venga Dios y lo vea.
Al moro me fui a buscarte y en tu casa me metí
y ahora que estamos juntitos, a ver quién me aparta a mí.
Unos le rezan a Dios y otros le rezan a Alá
y otros se quedan callaos que es su forma de rezar.
A ver si llega la hora, a ver si tú te das cuenta
que lo que ya se ha perdío, ni se busca ni se encuentra.
LasPiletas 9
	 A veces se utilizan
términos, expresiones o
frases hechas en la comu-
nicación como meras mu-
letillas que pretenden solo
reforzar la idea de aque-
llo que argumentamos
ante nuestro interlocutor.
Una imagen vale mil pa-
labras, hemos oído decir
tantas veces como senten-
cia definitiva en alguna
conversación estuviera o
no bien aplicada. Esa re-
lación de imagen, sonido
y significado, la lingüísti-
ca, como ciencia, lo expli-
ca con rigor; aun así, no
cierra el campo de opinio-
nes, permitiendo que unos
prefieran la imagen o la
palabra; eso sí, exigiendo
claridad en la exposición.
En el tema, por ejemplo, que recoge el titular de
este artículo, café, tertulia y el arte, no hay que ol-
vidarse de otro elemento de los sentidos como es el
del olfato, cualidad que se potencia ante el aroma
inconfundible de un buen café, y, digo inconfundi-
ble, porque ante esa grata experiencia, automática-
mente suena en nuestro cerebro: ¡café! Ya tenemos
el significado y el significante cargado de emocio-
nes, recuerdos, imágenes, sí, pero una palabra que
define el todo. Georg Friedrich Händel atribuyó el
fracaso en la presentación de su obra Nerón a las
pobres palabras del libreto: “Como se puede poner
música excelsa a tan pobres palabras”. Enmendó y
triunfó.
	 ¡Ah, las palabras! “El amor como el café, a
veces fuerte, otras dulce, a veces solo, otras acom-
pañado, pero nunca frío”.
	 Tratándose de tertulia, disculpen ustedes
que no pueda evitar, por lógica, abrir este artículo
con algo de controversia con la sana intención de
provocar pareceres entre contertulios, parroquia-
nos y cafeteros de ese magnífico rincón en Cerro
Falón, lugar de encuentro de familias, amigos,
público en general llamado Café-Bar Paraíso:
Un sitio Auténtico. Un sitio donde parar porque tú
eliges o quizás te elige a ti. Decía que, por otro
lado, un rico y aromático café da para ir desgra-
nando este trabajo sobre un tema tan atractivo y
clásico como el que componen café, tertulia y arte,
aunque esta vez, como no, sobre un café concreto
y unas tertulias y temas compartidos que reúnen el
Rincón del Missiquivir (estribillo por tangos que
da lugar al juego de palabras), un lugar itinerante
en el amplio local del café-bar según el momento
del día y amigos reunidos. Volviendo al tema de
la imagen y la palabra, no dudo que cualquiera de
TERTULIA EN EL CAFÉ:
RINCÓN DEL MISSIQUIVIR
Manuel Maliá Jiménez


Café-bar “Paraíso”
LasPiletas
10
esas tres palabras pueda evocar una o cien imá-
genes en esa o aquella persona que las lea, pero
permítanme decir que esta vez café les ha lleva-
do no a tan apreciado y negro elemento sino que
esa imagen, precisamente, nos traslada a algo tan
sustancial, real y distante como es una cafetería o
bar-cafetería. Aquí, el tropo se la ha liado parda a
café, tomando el signo con la cosa significada al
mismo tiempo que crea la palabra que lo aclara:
metonimia. Viene esto a colación, como recuerdo
y homenaje a un amigo, profesor, filósofo y mag-
nífico tertuliano de las letras y del flamenco como
lo fue José Manuel Cano. En una de esas tras-
noches que compartimos tantas veces y en las que
solíamos elucubrar alrededor del cubata o de la
manzanilla, consideramos que la metonimia y la
sinécdoque eran una pareja de poco fiar, y que
estaban condenados a convivir juntos como autén-
ticos siameses de la lengua. José Manuel nos dejó
un 3 de enero de este 2021 y, como gran aficio-
nado y conocedor del flamenco que era, la familia
(tertulianos incombustibles como Mariuca, Ramón y
Manuela) tuvieron a bien que la soleá y la seguiri-
ya sonaran en el sepelio en las voces de Antonio
Jurado y M. Malía con la guitarra de Manuel Lín.
	 El concepto de café literario, básicamen-
te, va inevitablemente asociado a ese elemento
primordial que es la tertulia. Aquí, en el caso de
Café-Bar Paraíso cabría debatir si la causa fue
su efecto o el efecto la causa. En ello influye, ob-
viamente, la labor de gestión de hosteleros como el
de Antonio García, persona y personaje que, por
si solo, se merece un capítulo aparte. Hay locales
que surgen con el principio de ente cultural, otros
se hacen gracias al efecto de una rica y variada
clientela de los más variados ámbitos sociales y
culturales, y, Paraíso, presenta todas esas caracte-
rísticas que lo han hecho convertirse en un centro
cultural ineludible, dada su rica y variada oferta
de programas (dispone de web y enlace digital),
en este rincón universal y sureño del Guadalquivir
que es Sanlúcar. No en vano, J. M. Caballero
Bonald sitúa Campo de Agramante en esta vía
que conduce al Coto con parada y manzanilla en
Talismán, predecesor de otros lugares de encuentro
como Mayerit o Sevilla-Madrid.
	 Ejemplos de café-bar tertulias conocidas
asociadas a músicos, escritores y pintores están en
la mente de todos: Café Novelty (Francisco Umbral,
Martín Gaite) en Salamanca, donde se fundó Ra-
dio Nacional; Café Gijón (Ramón y Cajal, Pérez
Galdós, Valle Inclán, Sánchez Mejías, Camilo José
Cela) en plena dictadura y transición con no pocos
problemas con aquella ley de vagos y maleantes.
	 No podemos olvidar la importancia que
tuvo para La Granada del primer tercio del siglo
XX, la famosa tertulia del tabernero, pintor, músico,
tocaor y cantaor Antonio Barrios “El Polinario”.
	 Artistas, artesanos , cofrades, profesores,
pintores, escritores, músicos, flamencos, grupos tea-
trales y musicales; en fin, nombres como: Taro de
Lemos , Juan J. Vélez, José A. Benitez, Juana Uribe,
Blanca Gutiérrez, Juan Medina, Pilar Casanova y
Miguel de Miguel (pintor vasco en la corte del Ce-
rro), Manuel Alfonseca, Ancela, Gallardosky, José
A.Arana, Servando Repetto, Manuel Lobato, Car-
men Chamizo han pasado y pasan por los salones
y terraza de Paraíso 38 por citar a algunos nom-
bres de la rica y variada tribu cultural sanluqueña.
Este artículo, sin embargo, nace con la intención de
homenajear a otros dos amigos, igualmente magní-
ficas personas y extraordinarios tertulianos ambos,


LasPiletas 11
como lo fueron Luís Carrascal (q.e.p.d. 24 de di-
ciembre de 2020) y Fernando Sáez (q.e.p.d. 19
de febrero de 2021); dos amigos que, en apenas
unos meses se suman a la baja de J.M. Cano dejan-
do los tres un hueco de añoranza y extrañamiento
enorme en espacio tan considerado, al que no qui-
siéramos añadir el nombre de una excelentísima
persona y extraordinario artista, lúcido tertuliano,
pintor que lo fue y lo será siempre Julio Ceballos,
fallecido en Madrid, pero que descansa desde el
día de hoy, 14 de julio, en su Chipiona natal.
	 Fernando Sáez de Quintela, gallego,
hombre del mundo pero que Sanlúcar lo enamo-
ró hasta fijar su residencia definitiva a orillas del
Guadalquivir. Lector empedernido, culto e ilustra-
do; comunicativo, pero al mismo tiempo reservado
y discreto en las distancias cortas, suponía no solo
un disfrute sino todo un desafío intelectual compar-
tir mesa (en la terraza la del fondo al noroeste) y
café con quien suponía ser por edad, presencia y
temple uno de los últimos dandis. Hoy sus cenizas
reposan en su Galicia natal junto a su madre.
	 Cuando publiqué Cuentos de Sirenas, y
según iba Fernando leyendo los relatos, me llamó
hasta tres veces por teléfono. Su opinión de lector
llena de rigor y conocimiento conformó la crítica
ante la cual cualquier novel se siente aliviado.
	 Luís Carrascal, maestro, supo llenar de
buenos ejemplos la mente y los corazones de varias
generaciones de sus alumnos y alumnas; como pin-
tor, coloreó los espacios de salones y paredes de
Paraíso para deleite de asiduos, clientes y visitan-
tes. Hombre cabal y humilde en fondo y forma, di-
dáctico en sus planteamientos, abordaba cualquier
tema llevándolo al terreno de la enseñanza y de la
pintura, tercios que dominaba con soltura. Clásico
en las formas, manejaba las distancias cortas, lo
que se entiende su querencia por la barra más que
por la mesa a la hora de compartir tertulia y man-
zanilla.
	 Gracias amigos por tan gratos momentos y
magisterio.
Hasta siempre.
Sanlúcar de Barrameda a 12 de Julio de 2021


LasPiletas
12
A propósito de Las mareas no suelen equivo-
carse: 2019, de Norberto Ruiz Lima.
«Con esos ideales y aspiraciones, su primo herma-
no lo había convertido en ese tipo que irá por ahí
enarbolando un tenedor en un mundo donde solo
se sirve sopa»: Miqui Otero, Simón.
A Domingo Ramírez Moreno, como símbolo
de los eternamente perseguidos y demediados en
vidas, y con quien coincidí mucho después en alta
mar.
El doctor Ángel Prim y Vaussell, uno de
los tres protagonistas de esta novela, pasea por
La Algaida recogiendo hierbas medicinales y
las nombra con palabras latinas «en voz tan
baja que parece, más que una lengua muerta,
una lengua prohibida» (2019:129)1
. Y como
un sentido homenaje al médico, este personaje
que sale del papel para convertirse en un ser
humano entre una duda y una deuda constan-
tes, me viene el título Æstūs fallī non solent, (Las
mareas no suelen equivocarse), porque el latín
es perenne como la condición humana. La ma-
yoría de las veces este doctor, como muchos de
nosotros, irá por ahí enarbolando un tenedor
en un mundo donde solo se sirve sopa, para el
mismo Ángel Prim, para José Ruiz el tonelero
y Micaela su mujer, para Juana López y «los
cuerpos demediados2
», antes criminalmente fu-
silados.
Norberto construye su novela, quizá ha-
bría que llamarla más propiamente «historia»
(2019:159; 31 y 104) al modo cervantino, so-
bre una estructura tripartita: tres formas narra-
tivas, tres lugares principales y tres personajes
importantes a lo largo de los 23 capítulos que
la componen. Empiezo por el hallazgo de las
técnicas con este ejemplo ilustrativo3
:
1 Ruiz Lima, Norberto: Las mareas no suelen equivocarse, Edi-
ciones Ruser, 2019. Todas las citas de la novela proceden de
esta edición. De ahora en adelante, solo indico la página.
2 Es un atrevido y conseguido neologismo, pues el DEL no
recoge «demediador», aunque sí llevan entradas «demediar»
y «demediados».
3 El fragmento se encuentra en la p.62 En la fábrica de hielo,
capítulo 8, pp.77-84, lugar clave a lo largo de la novela hasta
llegar al espléndido capítulo 22, uno de los mejores para mí;
ese mismo espacio reaparece en la p.158, lo que confirma
que la fábrica de hielo es una constante bajo este contrapunto
trágico: «La lluvia sigue cayendo en el techo de la fábrica», llu-
via como testigo del monótono dolor que atraviesa la novela.
En esta fábrica de hielo se aúnan el frío, la soledad, el miedo
ÆSTUS FALLī NON SOLENT
Ramón Asquerino Fernández


LasPiletas 13
A) «El carabinero es poco hablador, tal vez no
tenga el atrevimiento de hablarle al doctor. a)
Le han contado que el doctor es un sabio que
no la ha espichado precisamente por eso. B)
Además, qué voy yo a contarle a un doctor,
si él no me pregunta. Y C) Vete a su casa y le
dices que se vaya a la fábrica de hielo […]».
Así: A): El narrador omnisciente conoce al ca-
rabinero, y, precisamente porque es parco en
palabras y a la vez considera al médico una
persona muy instruida, «sabio», no se atreve a
dirigirle la palabra. Dentro, aparecería como
otra subvoz: a), pues «Le han contado» —una
fuente popular, una leyenda como anteceden-
tes— parte de su pasado, pero más bien os-
curo. Después, un vulgarismo más propio del
carabinero que del narrador: «no la ha espi-
chado», o bien un término donde ambos con-
vergerían.
B) Monólogo interior del carabinero: «Además,
qué voy yo a contarle a un doctor, si él no me
pregunta»; primero dirigiéndose al médico, a
quien considera de nuevo una persona mucho
más instruida que él, por lo que se avergüenza
y por lo mismo se distancia; y luego su propia
implicación en el pensamiento: «yo/ me», típi-
ca del monólogo interior.
C) La orden del teniente, curiosamente anóni-
mo aun su protagonismo, en claro diálogo con
el carabinero.
Así, pues: Narración en tercera persona
en A), donde entra un pasado más o menos in-
mediato a); monólogo interior elaborado, con
todos sus signos de puntuación en B) y, por úl-
timo, el diálogo C). El éxito de la novedad es
que las tres formas narrativas van sin solución
de continuidad, pegadas, como sucede en la
vida real. Y, además, para mayor originalidad,
el autor suele introducir los diálogos con (;) y
los odios y las conversaciones de José y Micaela ya muertos.
Los epígrafes A) a) B) C), son míos a fin de aclarar algo esa
gran construcción continuada. Las cursivas también lo son.
(,) —pp. 22, 33, y 95, respectivamente—, en
lugar de los consabidos dos puntos (:) o rayas
(—).
La ciudad es Sanlúcar de Barrameda en
lugares reales y muy concretos, principalmen-
te: El Coto Doñana, la fábrica de hielo y la
playa, en torno a los cuales se teje la narra-
ción. Igualmente, nos sitúa con exactitud en lu-
gares emblemáticos de Sanlúcar: «Estamos en
la Plaza del Cabildo», p.37. Con la poderosa
presencia de ese «ríomar» de la p.64: «agua
salda y agua dulce», donde el agua se mezcla
con dos sabores, así los tres emplazamientos
se entrecruzan también en la encrucijada de la
muerte: por la playa aparecen los cuerpos de-
mediados, en el Coto, capítulo 9, están semien-
terrados los cadáveres de los fusilados —total-
mente ficción, puesto que allí no se asesinó a
nadie—, y en la fábrica de hielo se monta una
especie de morgue para las oportunas averi-
guaciones forenses de esos cuerpos partidos
por la mitad. Allí, con el frío de las barras de
hielo, con el miedo, con los cuerpos destroza-
dos, se darán cita los tres protagonistas: el te-
niente de carabineros anónimo como persegui-
dor, el sospechoso médico Ángel Prim —ape-
llido en honor al general, según me confesó su
autor4
— y José Ruiz el tonelero, el perseguido,
quienes, a su vez representan tres clases so-
ciales e ideológicas opuestas. Paralelamente,
los monólogos y los diálogos se entrecruzan
perfectamente en la p.190. Este otro narrador,
José Ruiz, nos relata detalladamente en el ca-
pítulo 20, Ya están aquí, toda su angustia del
mundo a través del oído hasta asfixiar al lector,
como si estuviéramos con el personaje dentro
del mismo tonel. El fatídico tiempo del desa-
4 Mantuvimos una larga entrevista Norberto Ruiz Lima y yo el
pasado jueves 1 de julio, que me esclareció bastante algunas
cuestiones de la novela. Entre ellas, esta del apellido o el ini-
cial título machadiano de su obra que fue La fuente muda, de
«Hoy buscarás en vano»: LXIX Galerías: Machado, Antonio:
Poesías completas I. Edición crítica de Oreste Macrí. Madrid,
Espasa-Calpe, 1988, pp.478 y 870. Esta composición se pu-
blicó en 1903, en la revista Helios.
LasPiletas
14
rrollo de la trama es el de los comienzos de la
primavera de 1939, plena posguerra, tiempos
de venganza cruenta.
Hay otros personajes secundarios per-
fectamente perfilados: la espléndida y bella
Micaela, contrapunto de la inmensa pastora
Marcela quijotesca; la Merche y su cesta de
camarones que conforma dos jalones perfectos
—en el capítulo 13, y al final, p.220, en el ca-
pítulo 23— como metáfora del enclaustramien-
to de la población de Sanlúcar y de España,
de la que no pueden escapar ni los camarones
ni los españoles. De parecida manera actúa el
título en tres hitos: aparece casi al comienzo,
p.61, parte se reproduce más allá de la mitad
en la p.161, y ya al final, como colofón, p.220.
El terrible Patricio Leal, el «Centauro» de Copa
de sombra; Agustín García Romero, al que han
cortado en dos, pero vivo, de la alta y ‘respe-
table’ sociedad sanluqueña y personaje clave
en el desenlace de la narración; la casa de
prostitución de Sinclair, muy en la línea de la
fuerte sensualidad de la novela, sobre todo con
el elogio del tacto, sexualidad muy presente,
en ese prostíbulo o entre los recuerdos del doc-
tor; el maltratador Sebastián González, p.163,
desgraciadamente muy de actualidad, y la de-
fensa propia de su integridad física por parte
de Ángela Gutiérrez.
Las referencias literarias se multiplican
en la novela, más aún tratándose de Norberto,
un filólogo preocupado por la Literatura. Así,
los preliminares se abren con dos citas de Es-
quilo y Sábato sobre la justicia, y la narración
se cierra, en estructura trágicamente circular,
con este oxímoron quizá de Borges «la vengan-
za justiciera o la justicia vengadora», p.214.
En medio, muchos otros guiños literarios: Ricar-
do Reis, pp.93, 119, y Alberto Caeiro p.36,
ambos heterónimos de Fernando Pessoa5
. Por
5 Coincidimos los dos en la aludida entrevista en la grandeza
del Pessoa poeta, incluso más que en la de su faceta nove-
todos lados corretean Rulfo y sus El llano en
llamas o Pedro Páramo, como en los diálogos
de los muertos en Una conversación mirando
al techo, capítulo 22; Cansinos (p.214); Emma
Bovary, pp.115 y 116; «La muy leal ciudad
de Sanlúcar», pp. 152 y 207, claro eco del
comienzo de La Regenta, no lejana a Madame
Bovary. «Que Sanlúcar es una ciudad llena de
cadáveres», p. 192, es una reminiscencia de
Dámaso Alonso. Los versos de Rimbaud en la
p.152 se respiran tanto que la pareja de ena-
morados, que ni conoce al poeta ni lo ha leído,
en otro quiebro exquisito de Norberto, los sien-
ten igualmente dentro. Y el eco de El nombre
de la rosa: «La palabra es solo palabra y con
ella jugamos a las interpretaciones, y los enga-
ños, y así nos va; pero las cosas son como son
y no las cambia fácilmente la palabra, ni las lu-
ces ni las sombras», p.157, y la teoría nomina-
lista. La extraordinaria partida de ajedrez en la
mente del doctor, p.118, recuerda en parte a
El peón, 2020, de Paco Cerdán. Por otro lado,
los frecuentes hallazgos macabros suenan al
colombiano Eduardo Caballero Calderón y su
Manuel Pacho, 1961 con el trozo de cadáver
en descomposición largamente descrito y pa-
seado. La terrible figura del matarife, pp.166-
167, en una crudísima escena, nos acerca tan-
to al Zola de El vientre de París, 1876, como
a la espléndida Sur, 2018 de Antonio Soler y
esta a su fuente de inspiración, la grandiosa
Berlín Alexanderplatz, 1929, de Alfred Döblin.
No me canso de alabar estas tres novelas y,
especialmente, la del malagueño.
Y dentro de esa misma línea netamen-
te literaria, se encuentran las señales poéticas,
que ya anticipé en la nota 3, y que transmite
Las mareas no suelen equivocarse: «El aire sil-
ba oscuro presagiando mucha noche», p.12:
dos cláusulas de 7+8 sílabas; «Hasta eso me
lística. Pessoa, Fernando: Antología poética, Madrid: Espasa
Calpe, 1982 en la espléndida edición y traducción de Ángel
Crespo.
LasPiletas 15
robaron, hasta el silencio», p.21: 7+5= dode-
casílabo completo; el propio título también po-
see 12; «cosiendo las heridas con trozos de
miedo», p.77: 7+6=13 sílabas. Y no menores
son estos logros poéticos: «Los ganadores se lo
quedaron todo menos nuestra hambre», p.52;
«Con una sonrisa triste, colgada a la fuerza
con un imperdible», p.117; ensalzamiento de
la poesía en labores animalísticas: p.127 «la
serpiente que escribe letras aljamiadas» y «el
lince que escribe oscuro sobre fondo negro»,
p.139. «Sanlúcar es un pueblo, aquí lo que
sobra es el eco», p.212. Elige el autor la fecha
de 1927 para la llegada del médico, p.165,
como homenaje a la Generación. Y sobre
todo, este gran hallazgo sobre la herida de la
guerra: «hasta que los poetas no la cierren con
versos no será posible ningún tipo de reconci-
liación», p.183.
Son tan frecuentes los saltos atrás hacia
la guerra6
y hacia delante, prolepsis del narra-
dor omnisciente, como en el caso de la consulta
a La historia de la ciudad, 1942, de Pedro Bar-
badillo, con su referencia bibliográfica y que
incluye al médico protagonista, p. 31. Ese au-
tor omnisciente juega con el lector cuando está
hablando el práctico: «Repite para que nos dé
tiempo a comentar el momento», p.131, ralen-
tizando para copiar bien las frases. Del mismo
modo, el autor se mete dentro, otra miradilla a
Cervantes, como con las confusiones del libro,
p.151: «no le importa [al autor] el rigor cientí-
fico sino el rigor lingüístico», frase introducida
en medio del diálogo, con un alarde técnico,
de Melquíades con Tomás Delgado. Otro gran
acierto es el cambio de rumbo de La Huida
[sic], sexto capítulo, cuya permuta de lugar for-
6 La deuda con Copa de sombra, me confirmó Norberto, está
clara: desde el Santero,p.15, al lugar ficticio y simbólico de
Santa María de Humeros frente al real de Sanlúcar de Barra-
meda en manos de Ruiz Lima. Hablamos muy largo y extendi-
do de la novela de Acquaroni y su gran valor. Aparte, el autor
ha consultado la citada La historia de la ciudad, 1942, de
Pedro Barbadillo y Domínguez Lobato, Eduardo Cien capítulos
de retaguardia, Madrid: G. del Toro, 1973.
talece la narración, sumergida hasta ahora en
el Coto. Me parece este un gran episodio bajo
el protagonismo de la noche que recuerda, se-
gún el autor, a Virgilio: «Se vistió de oscuro
como la noche», p.69, y a mí me retrotrae a la
Noche oscura sanjuanesca7
.
Pero el escritor no domina absolutamen-
te a sus personajes, como ya dije, sino que los
deja libres en sus monólogos: «Continúa pen-
sando», p.44. Y como prolepsis, ¿hay en la
p.104 una anticipación a la historia que es-
cribirá el doctor Vaussell pero que no la lleva
a cabo? O en la hipérbole, luego desgracia-
damente cierta, de que «Esto no va a durar
cuarenta años», p.145, sin embargo continúan
aún muchas huellas manchadas en la actuali-
dad. «Que pronto aparecerá otro medio cuer-
po frente a La Calzada», p.152; «unos años
más tarde», p.172. Damiano «treinta años
después huirá a Alemania» p.185. Y en otra
prolepsis no cumplida, la apertura de las fosas
cien años después, p.183.
El doctor Ángel Prim y Vaussell (quien
«piensa en voz alta», p.32), y José Ruiz, el
tonelero de La Gitana8
, a mi modo de ver, son
los dos grandes personajes, quienes coinciden
también en que ambos se suelen expresar más
mediante monólogos interiores elaborados.
7 De esta poligénesis tratamos en la citada entrevista. El au-
tor homenajeaba la maravillosa hipálage del verso virgiliano:
Eneida, Virgilio, 9ª edc. Madrid, Cátedra: Letras Universales,
2004, traducción de Aurelio Espinosa Pólit. Los conocidos
versos «Ibant oscuri sola sub nocte per umbram»: cuyos suje-
tos eran Sibila y Eneas, p.333,vv.386-387: «Oscuros en la
noche solitaria/ cruzaban entre sombras», traduce Espinosa,
mientras que «Iban oscuros bajo la solitaria noche», traduce
Borges. Juan de la Cruz, Santo: Poesía, edición de Domingo
Ynduráin. Madrid, Cátedra, 1983, Otros poemas: [«En una
noche escura»], pp.259-260.
8 García Rodríguez, Juan José: Marejada (Cincuenta y tres
episodios emocionales) Sevilla: Darío Libros, 2016: capítulo
45: La Gitana pp.281-294. Con muy detallado y documen-
tado material el autor cuenta la amorosa historia de Gitana,
poco que ver con su homónima cervantina. Y del mismo autor,
la semblanza que lleva a cabo de su tío Domingo Ramírez Mo-
reno en íd.: El niño que miraba los barcos, capítulo 5, pp.44-
45.
LasPiletas
16
Véase este gran hallazgo metaliterario, p.80:
«porque el monólogo interior siempre pierde la
educación que suele acorralar a la conversa-
ción externa». Y también se entrecruzan (p.25)
y no casualmente. Creo que Norberto atiende
a un eco cervantino en esta afirmación: «pen-
saría el doctor Vaussell si supiera que algún día
su historia la tomara la imprenta a otra medi-
da», p. 159. Es la primera vez que el autor le
da nombre, historia, a su narración.
Considero como historias intercaladas
—nuevo guiño cervantino— el capítulo 14, El
doctor saca la lupa, que funciona como una
ruptura de toda la narración principal al re-
trotraerse a la guerra de Cuba, y el 16, Un
muerto muy diferente, que también cumple esa
misma finalidad, la de ‘descoser’ el texto para
luego volverlo a tejer, al modo de las novelas
por entregas decimonónicas y de las series te-
levisivas actuales.
Y frente a ese olor nauseabundo de los cuer-
pos demediados como símbolo del blanco gri-
sáceo y negro de aquella derruida España el
que preside Las mareas no suelen equivocarse,
Æstūs fallī non solent o La fuente muda, siem-
pre el rumbo en la novela lo lleva ese piloto,
steersman, o timonel, a quien, en la figura de
su padre, dedica el hijo su novela como un ho-
menaje más allá del tiempo y del horror.
Echo de menos, eso sí, algún que otro
elogioalaIIRepública,quesalemuymalparada.
«Si la República hubiese sido un régimen para
todos», p.36, dice el maestro. Preso del miedo,
lo afirma precisamente un maestro, cuerpo al
que purgaron y asesinaron a mansalva. En El
lápiz del carpintero, 2014, de Manuel Rivas,
su protagonista defiende los ideales por encima
de su vida; aquí, sin embargo, no. Y sí, la
República intentó serlo para todos, sobre todo
para los más desfavorecidos. Otra crítica es
la que se refiere a «El poco orden que había»
p. 181, o «galleando por los corrales de la
República»: p.184, metáfora animalística con
la que tampoco estoy de acuerdo en absoluto.
Todo estalló por un golpe de estado contra el
gobierno legítimo de la República, y no el más
que repetido 18 de julio, p. 191, si no que se
lo pregunten a Virgilio Leret9
aquella tarde del
17 de julio en el Llano Amarillo, Melilla, donde
murió con los suyos defendiendo la bandera
tricolor a la que juró lealtad. Tampoco es cierta
la afirmación de don Melquíades El Longinos: «y
además lo empezaron ellos», p.151. Pues no,
don Melquíades, tampoco, como tampoco lo
saben muchos de los políticos de la actualidad.
La novela acaba con un lacónico
consejo del teniente de carabineros que
parece, solo parece, una buena persona que
no es realmente, pero que al final pretende
ser “equidistante” al aconsejar: «Váyase a
casa, doctor», p.220. Todos los que podían
en aquellos momentos se acurrucaban en
casa, lejos del fatídico castillo de Santiago, el
tristemente célebre lugar como la antesala de
tantos fusilamientos, pp.43, 45, 153. Con el
día y medio escaso que duró la defensa por el
legítimo gobierno, un precio demasiado alto,
terrible, fue el que pagaron los leales al legítimo
gobierno en forma de muertos en las cunetas,
represaliados, eternamente perseguidos y
demediados en vidas, desaparecidos, entre
campos de concentración, exiliados y cuyos
espíritus tan rotos muchísimos no los pudieron
recomponer jamás: «[…] convertidos en tipos
que irán por ahí enarbolando un tenedor
inútil en un mundo donde solo se servirá sopa
aguada».
Así que «Váyase a casa, doctor», usted
que aún puede.
9 O’Neill, Carlota: Una mujer en la guerra de España. Madrid,
Oberón, 2006, pp.27-44, aunque conviene leer todo el libro.
LasPiletas 17
	 Con frecuencia solemos pensar que las emo-
ciones son sensaciones efímeras y triviales, a las
que no se les debe prestar atención. Craso error,
porque de facto, las emociones, tanto positivas
como negativas, son el sello distintivo de nuestra
felicidad y pueden llegar a conseguir que triunfen
nuestros sentimientos positivos, anulando los efec-
tos de los negativos. Entendemos por emoción un
sentimiento muy intenso producido por un hecho,
idea o recuerdo, algo que notamos de manera muy
profunda en nosotros. La palabra emoción viene
del latín movere, y significa mover hacia afuera.
De aquí que las emociones sean un motor y que
de ellas se deriven las fuerzas para hacerlo todo
en nuestras vidas. Cada emoción nos predispone a
actuar de una manera determinada y de una forma
específica. El resultado directo de las emociones
son los sentimientos, los cuales son más duraderos
en el tiempo y pueden ser verbalizados y expresa-
dos con palabras. Dedicamos la presente contribu-
ción a describir los efectos beneficiosos de las emo-
ciones positivas ─que son aquellas que promueven
una sensación agradable o un sentimiento positivo─
tienen en el individuo a través de la llamada inteli-
gencia emocional.
	 En cierta medida todos hemos experimenta-
do que la posesión de un talante positivo repercute
en la mejora de nuestra salud, disminuye nuestra
tristeza y afloja nuestra ansiedad, logrando esta-
dos de ánimo de mayor bienestar. Tan solo bajo un
punto de vista funcional dividimos las emociones
entre buenas y malas, aunque en la práctica tal di-
visión no existe porque todo tipo de emociones son
precisas para sobrevivir. Nos centramos aquí en las
positivas, las cuales se subdividen en primarias o
básicas y secundarias. Las primarias son la alegría
y la sorpresa. La alegría se nos presenta como un
estímulo que nos provoca satisfacción, bienestar,
placer y cosas buenas, así como nos mueve a esfor-
zarnos a perseverar en la consecución de nuestras
metas y disfrutar de las actividades que realizamos.
La sorpresa nos llega cuando algo inesperado, im-
previsto o extraño y nos empuja a prestarle aten-
ción y a centrarnos en ello.
Delimitados los conceptos básicos, procede-
mos a destacar la necesidad de trabajar en niños,
adolescentes, jóvenes y adultos las emociones posi-
tivas para lograr el equilibrio emocional y la salud
mental. En todo caso debe quedarnos claro que las
emociones son estados complejos del organismo,
en ellas intervienen distintos componentes, bien
sean fisiológicos: procesos involuntarios que con-
llevan cambios de actividad en el sistema nervio-
so central y autónomo; cognitivos, que afectan al
procesamiento de la información, lo que influye en
nuestra vivencia subjetiva de los acontecimientos;
conductuales: expresiones y movimientos corpora-
les que determinan conductas distintas de especial
utilidad comunicativa.1
	 Hasta aquí hemos expuesto los mimbres
con los que nos podemos acercar al fascinante
mundo de la inteligencia emocional, un factor de-
cisivo para el desarrollo integral y armónico de la
personalidad de cada sujeto. Si entendemos por
inteligencia emocional (IE) la capacidad para re-
conocer nuestros propios sentimientos y los ajenos,
para motivarnos y de manejar bien nuestras emo-
ciones y controlar las mismas en nuestra relaciones
con los demás, nos resultará sencillo comprender
que si bien lo emocional no afecta directamente
al coeficiente intelectual (CI) de cada persona, sí
repercute en su capacidad intelectual global, dán-
dose el caso de que sujetos con un CI superior, por
1 Dafne Cataluña (Psicología), Emociones positivas, en Institu-
to Europeo de Psicología Positiva, Blog, 29.1.2020.
UNA APROXIMACIÓN A LOS
EFECTOS POSITIVOS DE LA
INTELIGENCIA EMOCIONAL
Prof. Dr. Víctor Cantero García
(Catedrático de Literatura Española)
LasPiletas
18
falta de IE pasen a trabajar a las órdenes de per-
sonas con un CI inferior, pero mayor grado de IE.
Una situación que no nos puede extrañar, a tenor
de la definición que Salovey y Mayer dan de la IE,
la cual es:
“La capacidad para identificar y traducir co-
rrectamente los signos y eventos emocionales
personales y de los otros, elaborándolos y
produciendo procesos de dirección emocio-
nal, pensamiento y comportamiento de mane-
ra efectiva y adecuada a las metas persona-
les y el ambiente”.2
	
Es decir, la IE afecta a múltiples facetas de
nuestro desarrollo personal y repercute de forma di-
recta nuestras relaciones interpersonales, mientras
que la inteligencia cognitiva, medida por el CI, tan
solo afecta a las capacidades propias de cada ser
humano en cuanto a su nivel de rendimiento acadé-
mico. De aquí la conveniencia de contar con una
adecuada educación de la IE, pues el adecuado
control y uso de las emociones está presente en to-
dos los entornos de nuestra vida, desde el marketing
publicitario que apela a nuestros sentimientos para
meternos por los ojos un determinado producto, que
en ningún caso nos hace falta, hasta el uso de la per-
suasión para convencer a otras personas, recurrien-
do a modificar sus sentimientos, para convencerles
de que nuestra opción es más ventajosa que la suya.
	 Este modo de proceder nos indica que nues-
tros sentimientos pueden modificarse, por lo que
nuestra percepción del modo de ser de las demás
personas no puede anclarse en estereotipos o clasifi-
caciones: buenos/malos, listos/torpes, guapos/feos,
ricos/pobres, etc., pues el entramado psicológico y
mental de cada persona es muy complejo y los sen-
timientos de los demás con respecto a nosotros pue-
den modificarse y dar lugar a un fortalecimiento de
nuestras actitudes que antes no existía. En otras pala-
bras, la educación de la IE es un factor imprescindi-
ble para que los niños y adolescentes sepan encajar
con buen temple los golpes que la vida les depare.
Por lo que la educación de las emociones no es un
tema menor, pues:
2 Salovey P, Woolery, A y Mayer, D. A. “Emotional Intelligen-
ce: Conceptualization and meseurement”, en Fletcher, G. y
Clark, M. S. (eds.). Blackwell handbook of social psychology:
Intraindividual processes. Oxford: Blackwell, págs. 279-307.
Experimentar emociones positivas permite
construir y reforzar los recursos con los que
cuenta la persona, ya sea de forma física,
intelectual y social, creando así una espiral
ascendente que transforma a la persona. In-
cluso hay evidencia empírica que sugiere que
dicha espiral ascendente predice con gran
efectividad el sentido de bienestar de las per-
sonas. De igual manera, las emociones positi-
vas optimizan la salud, el bienestar subjetivo
y la resiliencia psicológica, favoreciendo un
razonamiento eficiente, flexible y creativo.
Un razonamiento de este tipo es clave para el
desarrollo de un aprendizaje significativo. 3
	 Una educación que ha de realizarse en el
medio familiar y en el centro educativo, pues para
cada niño emociones como la alegría, el entusias-
mo, cumplen la finalidad de ampliar sus pensamien-
tos y desencadenar sus motivaciones para lograr
con más facilidad las metas que se proponga. Esta
educación de la IE ha de atender, cuando menos, a
los siguientes ámbitos:
a.- Que el alumno tome conciencia de sí mis-
mo, de sus propias emociones y de la expre-
sión de las mismas.
b.- Que sea capaz de autorregular sus senti-
mientos.
c.- Que ejerza un control sobre sus impulsos.
d.- Que controle su ansiedad.
e.- Que sepa diferir las gratificaciones por los
éxitos logrados.
f.- Que regule sus estados de ánimo.
g. Que cuente con suficiente motivación.
h.- Que reaccione de forma positiva ante las
frustraciones.
i.- Que desarrolle su empatía.
3 Barragán Estrada, Ahmad Ramsés; Morales Martínez, Cinth-
ya Itzel, Psicología de las emociones positivas. Generalidades
y Beneficios, en Enseñanza e Investigación en Psicología, vol.
19, núm. 1, enero-junio, 2014, pp. 103-118
LasPiletas 19
k.- Que incremente la confianza en los de-
más.
l.- Que cultive destrezas sociales. 4
	
Todos estos ámbitos han de ser atendidos
en la educación del niño, porque cuando la educa-
ción incluye los sentimientos, no se puede quedar
en una mera instrucción. En este sentido la inclusión
de la educación emocional en la escuela comporta
entender:
Que la escuela debería promover situaciones
que posibilitaran el desarrollo de la sensibili-
dad y el carácter de los alumnos. Si preten-
demos que los niños, tengan éxito en la vida,
debemos iniciar lo más tempranamente po-
sible los procesos de enseñanza-aprendiza-
je socio-emocional, para que los resultados
sean mejores y más sólidos, y no poner úni-
camente el énfasis en contenidos técnicos. 5
	 Tal como ponen de manifiesto recientes estu-
dios e investigaciones de la Psicología Evolutiva, en
un modelo de enseñanza en el que prima la escue-
la inclusiva, la clasificación de los alumnos en listos
y torpes, en función de su CI, resulta obsoleta, pues
la capacidad intelectual ya no es suficiente para
alcanzar el éxito personal. Los aprendices que han
sabido reconocer sus emociones y han aprendido
a gobernarlas son los que llegan más lejos. La inte-
ligencia por sí sola no garantiza el éxito, pues de
ella no depende el equilibrio y la salud mental de la
persona. Son las habilidades emocionales y socia-
les las que proporcionan la estabilidad emocional
y mental, así como un adecuado ajuste social rela-
cional.
	 Ya no cabe ninguna duda de que existe
una clara relación entre la IE y la prevención de
las conductas de riesgo, la adecuada socialización
del niño y la calidad de sus relaciones interperso-
nales. Es notorio que los niños con altas capacida-
4 Goleman D (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona:
Kairós.
5 Temas Educativos, Revista Digital para Profesionales de la
Enseñanza. Federación de Enseñanza de CCOO de Andalu-
cía, enero, 2011, p. 8
des emocionales tienen una mayor habilidad para
concentrarse en los problemas y más pericia en la
búsqueda de soluciones, aspectos que contribuyen
a incrementar sus capacidades cognitivas. Es de-
cir, que la capacidad del sujeto para gestionar sus
emociones, para poder encauzar sus sentimientos y
resolver problemas de naturaleza personal e inter-
personal es importante para lograr el éxito acadé-
mico. Los resultados académicos vienen facilitados
por la capacidad del alumno de proponerse metas
personales y por la automotivación para alcanzar-
las. En este sentido, si bien:
La ansiedad, el estrés y los déficits emociona-
les son algunos de los factores que pueden
influir negativamente en el rendimiento aca-
démico, y una alta IE podría tener un efecto
más importante cuando las demandas de una
situación en particular tienden a sobrepasar
los recursos intelectuales de los alumnos. Es-
pecialmente en los adolescentes con dificul-
tades académicas o bajo CI, la IE podría ac-
tuar como un moderador de los efectos de las
habilidades cognitivas sobre el rendimiento
académico. Pero es importante destacar que
una mayor IE puede mejorar el rendimiento
académico, aunque esto no significa que to-
das las personas con alta IE serán exitosas
académicamente. Es sólo que la IE ha de-
mostrado (en algunos estudios) ser un mejor
predictor de éxito académico en compara-
ción con otras variables como el expediente
académico, el CI y los factores económicos/
demográficos. 6
6 Jennifer Rose Mesa Jacobo (2015), Inteligencia emocional.
Rasgos de personalidad e Inteligencia Psicométrica en Ado-
lescentes. Tesis Doctoral. Universidad de Murcia. Facultad de
Psicología, Murcia, p. 132.
LasPiletas
20
JOSÉ PALLARÉS MORENO
ILEGAL
De Y apenas un deseo–II Lecciones de bondad.
Ed. En Huida-Col. Crepusculario. Sevilla. 2021
¿Cómo olvidar un nombre
que jamás aprendimos?
Nadie te conocía
hasta que fuiste un héroe,
alguien que salvó un niño de los nuestros,
que ayudó a una mujer cuando gritaba.
Tu nombre venía escrito en un periódico,
pero importaba poco:
eras el ilegal que salvó a un niño
de los nuestros,
que ayudó a una mujer cuando gritaba,
la excepción de la regla.
Tu nombre no importaba. Podrías llamarte Omar,
Mamoudou, Mohamed, Sami, Abdel o Saad,
Cualquier nombre de esos que suena indiferente.
No olvidamos tu nombre porque no lo
aprendimos.
Honra nuestras cabezas un halo de vergüenza.
PÁGINAS PARA LA LÍRICA
TORRE MIRADOR
De Y apenas un deseo–IV A lo lejos
Ese niño que mira hacia un lugar vacío,
sentado tras la reja de un alféizar,
no sabe que contempla
el estrago al que el tiempo y los hombres
sometiron a lo que fue morada
de otros hombres, escenario de juegos
de otros niños y refugio seguro
de ilusiones y sueños.
Hace unos pocos años no existía
este solar vacío. Lo ocupaban
dos vidas ya gastadas y una casa
con su patio de arcadas y su torre.
Algunas aspidistras recordaban
que en el patio estallaban los jazmines
y las damas de noche,
que prestaban cobijo las columnas
a los besos furtivos
y que desde la torre, hoy convertida
en resguardo escogido de palomas,
se divisaba el mar.
Mas fue pasando el tiempo y el mar,
año tras año, se alejaba.
Dejó así el torreón de estar atento
al galeón cargado de riquezas
y a los juanelos pobres que volvían
seguidos cada tarde
de los gritos voraces de las aves.
Cerró entonces su puerta. Sus ventanas
se abrieron hacia adentro. La tristeza
presagio fue de ruina y abandono.
Crecieron jaramagos
por entre los escombros
de una vida apagada.
La avaricia hizo el resto
y un mal día sus ojos
quedaron ciegos bajo la piqueta.
Desde este mirador que ya no existe
se contemplaba el mar.
LasPiletas 21
JAIME GIL GARCÍA
CUÁNTAS VECES LA TORPE MANO ESQUIVA
De Sobre la tierra oscura del otoño – Ed.
Alhulia-Poesía. Salobreña (Granada). 2021
Cuántas veces la torpe mano esquiva,
de mi deber primero descuidada,
apropióse la pluma disfrutada,
aunando mi intención con su deriva.
Cuántas veces, maltrecha la luz viva
por veredas de piedra quebrantada,
sin solaz su paciencia derrotada,
rindió sus versos a felón escriba.
Grave empresa pretende la palabra
que interpretar desea con esmero
aquello que el espíritu propone.
Para quien tal entendimiento labra,
el más preciado galardón es huero
frente a la dicha que rimar supone.
HOMENAJE A LA CHICA
De Sobre la tierra oscura del otoño
Para Encarna, con todo mi cariño
En aquellos inviernos de mi infancia
-fríos inviernos de postguerra, inviernos
de hambre y miseria, inviernos como pozos
cegados por el odio y por la muerte-,
desde lo alto del triste terraplén
que daba al río, absorto en mi niñez
de cándida mirada, yo veía,
allí abajo, dobladas sus figuras
sobre el cemento helado de la acequia,
a las vencidas madres que amasaban
los pesados ajuares vencedores.
Mujeres rotas por aquella guerra
absurda, fratricida y ardorosa
que había destrozado para siempre
sus vidas. Redentoras viudas. Jóvenes
de negras ropas y miradas serias,
de pasos firmes y cinturas prietas,
bajo un cielo de lágrimas secretas.
Mujeres heroínas en un tiempo
agonizante, yermo, miserable.
Mujeres capitanas de sus vidas.
Mujeres capitanas de otras vidas
sin futuro, humilladas sin piedad
por la execrable mano del poder.
Mujeres de infinito amor, sus brazos
abiertos a inocentes niños criados
en las sedosas sábanas del triunfo.
Mujeres olvidadas por la historia
de grandes epopeyas, que supieron
arrancar de la tierra las raíces
amargas que salvaran a su estirpe.
Mujeres de entereza consagradas
al trabajo sin fin para ofrendar
a sus hijos un hilo de esperanza.
Mujeres entregadas de por vida
a forjar el destino de otra España.
LasPiletas
22
RAFAEL DE CÓZAR
PEQUEÑA KATIE
De Ojos de uva. Ed. Point de lunettes. Serie poesía.
Sevilla. 2015
Pequeña Katie,
ojos de uva,
garganta coralina,
divina piel de vino,
llevo un racimo de mi sonoro sueño
prendido en las encías
y soy de mi noche el único dueño…
Pequeña Kate,
mi vendimia
ya gotea sobre mis venas
con los pasos metódicos del gran círculo
dorado en la repisa
y aún tengo el hueco de mi hombro
manchado de tu trigo.
Pequeña Kate,
adorable viña,
el tiempo está cambiando
y sigue siendo tu voz
la misma sábana con que me cubro
y el agua con que me riego
mis horas agrícolas de cada día.
LUIS DE GÓNGORA
De Antología poética – Edita: Junta de Andalucía.
Consejería de Cultura. Málaga. 2007
GUADALQUIVIR
Rey de los otros, río caudaloso,
que en fama claro, en ondas cristalino,
tosca guirnalda de robusto pino
ciñe tu frente, tu cabello undoso,
pues dejando tu nido cavernoso
de Segura en el monte más vecino
por el suelo andaluz tu real camino
tuerces soberbio, raudo y espumoso,
a mí, que de tus fértiles orillas
piso, aunque ilustremente enamorado,
tu noble arena con humilde planta,
dime si entre las rubias pastorcillas
has visto, que en tus aguas se han mirado
beldad cual la de Cloris, o gracia tanta.
MIENTRAS POR COMPETIR CON TU CABELLO
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido, el sol alumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello,
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del reluciente cristal tu gentil cuello;
goza, cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no solo en plata o viola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.


LasPiletas 23
ESTRELLA NÚÑEZ RODRÍGUEZ
(12 años – 6º curso de Educación Primaria,
C.E.I.P. Guadalquivir)
LOS DÍAS DE SUPERVIVENCIA
Hace mucho tiempo un barco navega-
ba por el Océano Atlántico. En una noche de
tormenta el barco naufragó. Muchas personas
perdieron la vida, pero la historia más impre-
sionante fue la de una superviviente llamada
Habbie Harrison.
Sobrevivió porque era una gran nada-
dora. El primer día descubrió que había lle-
gado a una isla donde solo había vegetación
en el centro. Habbie se encontraba en la orilla
rodeada de restos del naufragio. Al despertar
y observar aquello se dio cuenta de que debía
hacer algo para sobrevivir. Intentó recoger res-
tos del naufragio y almacenarlos en un rincón
de piedras y árboles para taparlos.
Entre todos los restos encontró un pe-
queño diario con un lápiz atado; empezó a
escribir todos los días.
“-Día 1- Estoy sorprendida de este sitio, al mis-
mo tiempo muy triste por haber perdido todo,
pero con esperanzas de volver a recuperarlo.
-Día 2- El rincón que encontré ayer ya
tiene forma de refugio. He ido a recoger algo
comestible dentro de la isla. Es impresionante.
-Día 3- El refugio es poco acogedor,
pero sólo llevo tres días aquí; supongo que,
si me esfuerzo, en pocos días estará listo. Hoy
me ha pasado algo perfecto: he encontrado
un mono. He pensado en llamarlo Kevin. Su
comportamiento me recuerda al hijo de mi ve-
cino, es muy juguetón e impaciente, pero muy
simpático.
-Día 10- Durante estos días he termina-
do el refugio. Kevin se encuentra muy mal y
raro. Cuando voy a recoger comida siempre
me roba mi parte, será por su impaciencia. In-
tentaré pescar pronto… Estoy cansada de co-
mer coco y plátanos.
-Día 16- Hoy cuando me desperté vi que
la marea había subido mucho, menos mal que
unas rocas medianas que hay alrededor de los
tres o cuatro árboles no dejan pasar mucha
agua, al menos no tanta como para llevarse el
refugio.
LITERATOS INFANTILES Y
JUVENILES
El primer texto recogido para este número de la revista corresponde al segundo premio del XI Concurso
de Cuentos organizado por el C.E.I.P. “Guadalquivir”, de Sanlúcar de Barrameda, en la celebración del
Día del Libro 2014
El segundo, al accésit del XV Concurso de Cuentos, de 2018, organizado por el mismo C.I.P.
“Guadalquivir”.


LasPiletas
24
	 La marea ha traído cosas útiles.
	 -Día 28- Con los objetos que trajo la ma-
rea he construido dos cajas para meter la comi-
da, una para Kevin y otra para mí. También he
construido una red y una barca pequeña, así
puedo pescar sin clavarme los corales. Estoy
pensando en hacer fuego. Lo conseguí”.
Como aventurera que era Habbie, a los po-
cos días fue adentrándose en el corazón de
la isla. Naturalmente, no iba a dejar a Kelvin
solo, lo ató a una liana de unos tres o cuatro
metros; después de andar bastante, acampó
en una pequeña llanura y Kevin se subió a un
árbol cercano.
	 A Habbie le encantaba aquello, pero le
asustaba perderse, menos mal que dejó trozos
de metales que relucían lo suficiente como para
marcar el camino a la playa. También le asus-
taba que los animales salvajes la atacaran…
y eso pasó. A la mañana siguiente siguió su
camino y sin querer entró en el territorio de
unos leopardos; éstos atacaron a Kevin, pero
Habbie lo defendió, sólo se hizo unas leves he-
ridas, pero gracias a sus recursos y a sus cono-
cimientos no se le infectaron demasiado.
	 Cogió unos frutos para comérselos y
guardó unas semillas para plantarlas.
	 Descubrió que había un gran volcán en
el centro de la isla y que la isla tenía mucha
vegetación, y que Kevin era hembra y estaba
embarazada. Era su último día allí.
-Día 58.- Recogió semilla y recursos. Al llegar
a su refugio por la noche hubo un pequeño
terremoto de unos cinco segundos, pero era
sólo el aviso de que el volcán iba a ponerse
en erupción. Tenía que salir de la isla lo antes
posible.
-Día 60.- El barco casi está terminado. Kevin
parece morirse, pero es por su bebé; he decidi-
do llamarle Carrie.
-Día 65.- El barco está acabado, debo salir ya,
el volcán está escupiendo cenizas.
-Día 66.- Antes de zarpar he encontrado una
caja perfecta para meter las provisiones. La he
atado al barco. “Mar, allá voy”.
-Día 77.- Ayer hubo tormenta… Casi pierdo a
Carrie; aún sigo viva.
-Día 80.- ¡He encontrado otra isla!
-Día 86.- ¡He visto un barco!, bueno, lo ha visto
Carrie, pero estaba demasiado lejos y no nos
han visto.
-Día 91.- ¡Qué sorpresa, Carrie está de parto!
El bebé es precioso y asqueroso; esto no es
vida, llevo sola noventa y un días, ¿y si me
muero aquí? ¡Oh, Dios!
-Día 95.- El bebé es prematuro. Carrie lo ama.
Parece como si yo fuese feliz, pero la única
feliz es Carrie que tiene a su hijo y está en su
hábitat.
-Día 98.- Tengo apendicitis, tengo la sensación
de morirme, no tengo fuerzas. Creo que no es-
cribiré más.
	 Habbie sí tenía apendicitis, pero por
suerte para ella habían encontrado su rastro,
ya que había escrito una carta, la había meti-
do en una botella y la había tirado al agua; allí
explicaba lo que pensaba hacer. El barco que
vieron la encontró y ahora había muchos bar-
cos que los buscaban, también helicópteros.
	 Habbie dormía encima de una piedra
que había cubierto de plantas y hojas; estaba
fatal. Comía plátanos, bichos, peces, frutos y
bayas. El día que la encontraron, el día 103,
estaba tumbada, muy enferma; cuando dos
hombres la cogieron y la subieron al helicópte-
ro no se lo podía creer.
LasPiletas 25
	 Ya en el hospital, después de todas las
visitas, pensó: “He estado ciento tres días sola
y de supervivencia. Increíble”.
	 Miró a una camilla y vio a Kevin y a su
hijo Carrie, que más tarde los llevarían a un
zoo. Sonrió y se durmió. Más adelante vivió
como una persona más, pero con una historia
que nunca se le olvidaría.
	 Y aquí se acaba este cuento, y aunque
testigo yo no he sido, así me lo han referido.
MARÍA DOLORES BLANCO GÓMEZ
(9 años – 3º curso de Educación Primaria,
C.E.I.P. Guadalquivir)
CUANDO YO ERA PEQUEÑA
Un día, hace algún tiempo, mi querido papá,
tan orgulloso y contento de mí, me dio un bille-
te de 20 euros. Mi madre, tan contenta como
mi padre, cogió el billete con mi permiso y me
llevó a una tienda porque yo me lo quería gas-
tar.
	 En la tienda había más gente que años
tenía mi madre. Ansiosa, empecé a ponerme
inquieta. Me estaba portando fatal hasta que
la dependienta me cogió y me metió en un
cuarto. De repente las luces se encendieron y
vi un montón de niños atrapados en un mar
de caramelos. Los niños me dijeron que la de-
pendienta era una bruja que quería hincharnos
de caramelos para comernos. Pero, cuidado
niños, que no es este el cuento de Hansel y
Gretel, ni de el de Charlie y la fábrica de cho-
colate.
	 Conocí a muchos niños y, justo cuando
íbamos a abrir, la puerta se cerró y una enorme
pantalla nos asustó. De pronto, la dependienta
apareció en la pantalla y dijo: “¡Escuchadme,
niños!, para salir de aquí necesitaréis buscar
la salida, el mar de caramelos, el camino de
nubes y el río de chocolate anti-niños. Sufrimos,
sudamos, incluso lloramos. Fue un auténtico
calvario de caramelos. Cuando llegamos al
río de chocolate anti-niños, vimos una barrera
eléctrica. Con mucho miedo, un niño llamado
Jon se atrevió a abrir la puerta y dijo: “¡Espera
un momento! ¡Esto es un holograma!”, y diji-
mos todos “¿Queeeé?” Uno por uno pasamos
el holograma y todos vimos a nuestros papis y
mamis.
	 Nuestros papis y mamis nos cogieron y
nos abrazaron. Entonces la tienda se derribó y
todos los caramelos volvieron al mismo lugar
en el que estaban antes en la tienda de chu-
ches.
	 Y colorín colorete, por la chimenea vete.


LasPiletas
26
LIBROS RAROS
Elías Rodríguez González
Traemos a esta sección un libro un tanto
peculiar, por lo poco frecuente. Se trata de una
zarzuela que, aunque actualmente no la lleve
ninguna compañía teatral en su repertorio,
en su tiempo alcanzó gran éxito y su autor es
el dramaturgo, académico y político español
ADELARDO LÓPEZ DE AYALA (Guadalcanal
1828, Madrid 1879). Fue miembro numerario
de la RAE, ministro de Ultramar y se le con-
sidera como escritor adscrito al realismo lite-
rario. Sus obras principales son: El tejado de
vidrio, El tanto por ciento, Consuelo y El nuevo
D. Juan.
La zarzuela que vamos a comentar se
llama “LA ESTRELLA DE MADRID”, cuya acción
la sitúa en el s. XVII, en el reinado de Felipe IV
y fue editada en Madrid en 1884, ya fallecido
su autor, y tiene tres actos.
El argumento juega con el enredo, muy
propio de las obras clásicas del Siglo de Oro.
Lisardo ama a Estrella, pero accidental-
mente mata al hermano por lo que su amigo
Lorenzo le insta a huir antes de que lo deten-
gan. Estrella ignora que él es el causante de
la muerte de su hermano. Pero el Rey también
está enamorado de Estrella, y acude disfraza-
do a la puerta de la iglesia adonde han entra-
do a rezar Estrella y su Dueña.
Al Rey le acompaña el bufón Tropezón,
que ignora que es el Rey a quien acompaña y
que le da una bolsa de dinero para comprar
los favores de la Dueña y que ésta convenza a
Estrella para concertar una cita con este “pre-
tendiente”.
Llegó Lisardo y al ver otro rival, se bate
en duelo con él. Al ruido de los sables, llega el
Alcalde con los alguaciles, que prenden al Rey
y a Tropezón, pues Lisardo ha huido. El Rey,
aparte, se da a conocer al Alcalde, mandándo-
le no decir nada, echándole la culpa al bufón,
que se resiste y jura ser inocente. Se cree que
es por la bolsa de dinero que lleva, por lo que
se la da a los soldados, pero otro alguacil, que
LasPiletas 27
lo ve, lo detiene acusado de soborno. Todos se
lían con Tropezón y se lo llevan preso.
Al ruido salen Estrella, D. Pedro, su pa-
dre, y criados.
“Rumores de acero / quejidos y fieros, /
carreras y gritos / presumo que oí.”/
“Que tu célica hermosura / era un tiempo
mi ventura / y hoy es sólo mi dolor.” /
“Mas severos ya te aguardan / una celda
y altos muros / donde vivan más seguros / tus
deberes y mi honor.” /
Con esto le da a entender que la va a
meter en un convento para evitar más duelos
por ella.
La Dueña, que había abierto la puerta del
jardín para que entrara el “pretendiente gene-
roso”, se marcha, pero quien entra es Lisardo,
que le pide a Estrella se vaya con él. Los dos
cantan a dúo su amor:
“Hay amor, vida mía, / juntos los dos. /
“Huyamos; ya la aurora la prisa nos ad-
vierte,” /
“Olvido, llanto y muerte / te aguardan
sólo aquí” /
Entra el Rey y Estrella esconde a Lisardo.
El Rey cree que la puerta estaba abierta como
señal de arrepentimiento. Lisardo, escondido,
oye el diálogo de los dos.
“Mi ansiedad, vuestro despecho, / ¿no
me dan algún derecho, / a recibir un favor?” /
Estrella le ruega se marche. Sale Lisardo,
que cree que la puerta estaba abierta para su
rival, por lo que, enojado, se marcha llamán-
dole “infiel” y “pérfida”.
Estrella se queda llorando y D. Pedro le
pregunta la causa.
“Si es amor delito, castigadme”
D, Pedro, que había oído rumores de que
el Rey estaba rondando por allí, le pregunta si
ese es su amante. Al negarlo su hija, suspira
aliviado.
“¡Ah, respiro! Gran peso me has quitado
de encima del corazón”
(Mala fama tenía el rey de mujeriego).
Estrella le confiesa el amor que siente por
un caballero, pero es pobre, cosa que no le
importa a D. Pedro, pues él es rico.
Hay un diálogo entre Lisardo y D. Pedro,
que cree que no viene con buenas intenciones.
En este diálogo, Lisardo confiesa que mató a su
hijo, aunque accidentalmente. D. Pedro intenta
matarlo, pero Estrella le perdona, pues:
“Mi vida es la vida / del vil matador.” /
Se llevan presos a Lisardo y a Tropezón
por cómplice, ante las quejas de éste.
En la cárcel, Lisardo se lamenta de su
mala suerte, pues seguramente le condenarán
a la horca. Tropezón le consuela porque sus
parientes pueden conseguir el perdón “para
él…”
“Al que pierde una mujer / otra el diablo
da enseguida, / más el que pierde una vida /
no tiene más que perder.” /
El alcaide le lleva una carta de Estrella en
la que manifiesta su amor:
“Lisardo, te escribo ahora / llena de llan-
to el semblante, / para decirte que amante /
mi pecho siempre te adora” /
D. Pedro pide al Rey justicia por la muer-
te de su hijo, y a su hija quiere meterla en un
convento. El Rey, enamorado de Estrella intenta
disuadirle.
La Dueña le da al Rey una carta escrita
de Estrella para Lisardo, pensando que el Rey
era el destinatario.
Esto provoca el enojo de Estrella y, al fi-
nal, es la Dueña quien carga con la culpa de
todo, pues el Rey perdona a Lisardo:
“Rodrigo en sangrienta lid / mató de Ji-
mena el padre; / y Jimena, honrada madre /
fue de las hijas del Cid”. /
Los diálogos suelen tener versos octosí-
labos y cuando es la parte cantada, coros y
protagonistas, suelen ser versos pentasílabos y
hexasílabos.
LasPiletas
28
Este tomo se completa con la obra teatral
“RIOJA” y una LOA titulada “LA MEJOR CO-
RONA”.
Esta LOA la escribió el autor para cele-
brar el aniversario de CALDERÓN DE LA BAR-
CA, en colaboración con varios distinguidos
escritores. Se estrenó en el teatro San Fernando
de Sevilla el 17 de enero de 1868, con música
de D. Emilio Arrieta, cantada por la tiple Sra.
Passonini, el tenor Sr. Landi, el barítono Sr. Co-
liva y su cuerpo de coros.
Hay un soneto introductorio de D. Nicasio
Gallego en el que exalta al “¡Gran Calderón
y su fecunda vena!”. Le sigue un Prólogo escri-
to por Fernán Caballero en el que “vengan al
gran poeta español del desdén de la centuria
anterior y cómo ha bastado que D. Adelardo
López de Ayala lo haya deseado, para que
acudan presurosos poetas de la ciudad para
brindarle las olorosas flores de esta corona de
respeto, adoración, simpatía y amor”.
En la loa tenemos a los personajes ale-
góricos de España, la Pereza y el Entusiasmo.
España se encuentra abatida:
“No acierto cómo vivir / pues ya no pue-
do alcanzar / ni fuerza para velar / ni calma
para dormir.” /
La Pereza le aconseja que siga así:
“Duerme; tu afán y tristeza / grande so-
siego reclaman / … Mira por ti / sosiégate …
/ ¡no te agites, no te muevas!”
Llega el Entusiasmo con alegría y optimis-
mo: “¡España, despierta!”
Le recuerda las victorias y gloria alcan-
zadas años atrás y viene a recordarle el ani-
versario del nacimiento de D. Pedro Calderón
de la Barca, “a quien ofrece corona el cielo y
admiración el mundo”.
España no se acuerda de ese hijo, lo cual
le reprocha el Entusiasmo: “No merece tal hijo
/ la madre que lo olvida. / ¡Mírame, pues,
España!
Le insta a imitar a otros países que honran
a sus grandes e ilustres personajes y escritores:
Gran Bretaña a Shakespeare, Francia a Moliè-
re, Italia a Dante, Alemania a Schiller, etc.
España, enardecida, grita: “¡Venga la
Fama y al hijo mío!”
La Pereza intenta reprimir esos impulsos:
“No llames a la Fama, / no lo intentes / Ge-
nios más eminentes debes honrar primero.” /
Y enumera una serie de científicos y
soldados que dieron gran beneficio a la Hu-
manidad: Francisco Suárez, Luis Vives, Arias
Montano, Sebastián Elcano, el Gran Capitán,
el Cid, Pizarro, Cisneros y algunos más, y le
reprocha: “Cediendo a los encantos / del En-
tusiasmo, loco e importuno / hoy por honrar a
uno / vas a ofender a tantos.” /
Ante este reproche, le increpa el Entusias-
mo: “Apelas a la hipócrita alabanza / para
aguzar el dardo de la alabanza. / Tú resignas
alabar a cientos / para matar a uno. / Enton-
ces, ¿no te acuerdas, miserable? / Te llamabas
Envidia, / a todos los marcaste con tu hierro, /
a todos les costaba al conocerte / la prisión o
el destierro, / la calumnia o la muerte.
El Entusiasmo llama a la Fama y de su
templo van saliendo algunos de los personajes
inmortalizados por Calderón: la Dama, el Ca-
ballero, el Alcalde de Zalamea, Segismundo,
el Gracioso, etc. Los poemas que recitan cada
uno de estos personajes fueron escritos por los
colaboradores a que alude Fernán Caballero
en el Prólogo.
Y esta LOA tan bella y exquisita termina
con un HIMNO cuyo coro canta el estribillo,
que se repite en cada estrofa, y que dice así:
Honor al poeta de claro renombre,
que brilla en la escena cual fúlgido sol;
absortos los pueblos aclaman su nombre;
su nombre, que es honra del suelo espa-
ñol.
Como todos los libros de esta sección,
éste lo pueden encontrar en el Fondo Bibliográ-
fico de la Biblioteca Municipal “Rafael Pablos”.
LasPiletas 29
No estoy orgulloso de mi cometido, pero
tampoco tengo nada de lo que arrepentirme. Y
aunque también es cierto que hay otros cuya
misión puede ser más liviana, como ocurre con
esos alados imberbes y asexuados que se pa-
san la eternidad flotando en el éter y la luz
gozando junto a las pocas almas que lo me-
recen, al otro lado del viento, de lo que lla-
man “La Presencia”, no es menos verdad que
aquello no me atrae y que ya me he hecho a
estar aquí, sabiéndome diferente e intocable. Y
por fortuna, tampoco tengo nada que ver con
esos otros de allá abajo, unos fétidos y sádicos
deformes que disfrutan con el sufrimiento que
provocan.
Esas sombras que me rodean y a las que
vigilo mientras están en constante movimiento
revelan el inmenso padecer de las pobres y
torturadas almas que tengo a mi cargo. Entre
ellas, en medio de la más intensa oscuridad y
de un silencio desesperante sólo quebrado por
el ruido de mis pasos y ese desagradable au-
llido del viento exterior, me muevo sin ganas.
Y me mantengo al margen, no disfruto con mi
trabajo, pero cumplo rigurosamente.
Soy el Celador. Mi misión es comprobar
que sufran, que purguen sus culpas, que lamen-
ten las acciones que no evitaron, y que lo ha-
gan en silencio. Ése es el peor de los suplicios,
la mayor de las torturas. Sus gritos y lamentos,
impedidos para poder liberarse, les explotan
en el interior de lo que queda de ellos, provo-
cándoles olas de una angustia mucho más des-
esperante que el dolor sin fin que les atenaza
y los ancla a este lugar. Tanto ellos como yo
podemos adivinar las constantes y desgarrado-
ras muecas que la tortura silenciosa les arranca
mientras sus remordidas conciencias quieren
mostrar el arrepentimiento que podría sacarles
de aquí. El terror les domina, les oprime, les
EL CELADOR
Miguel Ángel León Asuero
LasPiletas
30
retuerce, les ahoga, mientras llenan hacinados
este espacio de sombras en constante contor-
sión que se funden con tanta oscuridad.
Purgan mientras les vigilo y me aseguro
de que su sufrimiento no puede ser ya mayor.
Purgan indefinidamente sus culpas, sus mise-
rias, sus muchos y atroces pecados, sus indig-
nidades, sus inhumanidades y sus soberbias.
Purgan tanto daño como hicieron, a otros o a
ellos mismos, tanto sufrimiento como provoca-
ron, tanta humillación como dieron, tanto dolor
como infligieron. Lo que dieron lo reciben de
ellos mismos, aumentado sin medida ni límites.
Sumergidos en un ambiente denso y extrema-
damente frío, se ahogan sin fin sabiendo que
aquellos con quienes compartieron eso que lla-
maron “la vida”, a los que quisieron o a los
que odiaron, sufren de igual manera en alguna
parte de este pútrido y silencioso lugar donde
penan. El desasosiego de saber que quienes
fueron sus padres, sus hijos, sus amores, sus
hermanos, sus amigos, padecen una y otra vez
el brutal desgarro, la impotencia de saber que
nada pueden hacer por evitarles tal padeci-
miento, se añade a tan profundo penar.
Yo me aseguro de que sean conscientes
de todo y de que se sientan humillados al re-
cordar una y otra vez lo que hicieron, cómo, y
a quien. Para eso me puso aquí “El Boss”, ése
a quien los insoportables etéreos veneran sin
principio ni fin y los malditos de las profundida-
des aborrecen resentidamente.
Nunca he visto al “Boss”, pero sé que
anda por ahí, despreocupado de lo que ocurre
con estos infelices que tengo conmigo. No in-
terfiere en lo que se supone que son sus “vidas”
y sus “muertes”, y tampoco lo hace en su estar
en esta siniestra oscuridad. Simplemente está
allí, en su mundo feliz más allá del viento que
atemoriza a estos desgraciados, puesto como
una luz que todo lo ilumina y alrededor de la
cual revolotean los “alados” y su rebaño de
almas puras como si fueran insectos transpa-
rentes.
En realidad, yo tengo más poder. Yo de-
cido quien tiene una oportunidad y quien no.
Quien puede penar indefinidamente hasta que
purgue sus culpas y quien va directamente a
ser el nuevo juguete de los inmundos torturado-
res del abismo sin fin. Yo soy ese de la balan-
za, el que pesa las almas, el que abre y cierra
las puertas. A partir de ahí, me limito a vigilar
que el pago sea efectivo y pleno, hasta que los
propios interesados se dan cuenta de que ese
constante ver su vida no puede producirles ya
más humillación ni más dolor, que la angustia
ya no se puede cebar más en ellos. Entonces
saben que ha llegado el momento de dar el
paso y cruzar el viento en busca de “La Presen-
Anubis, el dios egipcio que pesa las almas
LasPiletas 31
cia” y su séquito. Esos son los menos. La mayo-
ría, o se rinde y se arroja al castigo sin final en
el reino de los deformes resentidos o quedan
aquí, purgando, a la espera de ser capaces de
dar el paso de perdonarse a sí mismos.
Nada más llegar aquí tan desgraciadas
almas, me aseguro de que no conservan nin-
gún buen recuerdo de sus vidas. Todo lo bue-
no, todo lo agradable, todo lo positivo se borra
en el camino hasta este lugar. El último instante
mundano, ese en el que los moribundos recuer-
dan lo vivido, no es más que una criba que sólo
deja pasar la infamia, la inquina y la maldad,
que yo habré de valorar y sopesar. Y bien sabe
“El Boss” que mi criterio es muy distinto del que
tienen los vivos, hasta el punto de que algunos
que son tenidos por santos y puros entre los
hombres y han llegado aquí con pretensiones
de pasar directamente a “la Contemplación”
junto a los alados, los he enviado directamente
y sin miramientos al reino de los inmundos, a
penar eternamente y sin remisión padeciendo
suplicios cada vez más crueles, eternidad tras
eternidad. Y también a otros que para los vi-
vos serían carne de hoguera permanente les
he permitido redimir sus culpas y atravesar el
viento.
Aquí no existe la noción del tiempo. Sólo
un presente constante y sempiterno que transcu-
rre tan lento que ni puede percibirse el paso de
un momento a otro. En realidad, las almas que
penan sin descanso en este lugar simplemente
han quedado estancadas en el instante mismo
de la muerte, en ese fogonazo que inmediata-
mente se convierte en la más profunda de las
oscuridades, punto en el que ha de decidirse el
destino de esas ánimas. Es una espera dubitati-
va y desesperante que, como todas, se convier-
te en eterna por no poder los interesados tomar
una decisión clara y definitiva, haciendo que
la transición se haga estado, y que el juicio se
haga pena. Y también yo habito en ese instan-
te, sólo que por no haber conocido la vida no
tengo nada que purgar, y simplemente obser-
vo y vigilo, afianzo penas y padeceres, instigo
dolores y remordimientos, para, al final de ese
mínimo instante que dura eternidades, permi-
tirles hacer lo que han decidido que merecen.
A veces, se me ocurre que “El Boss”
podría haberme dejado conocer lo que es la
vida, pero ésa es una idea que se esfuma pron-
to, pues tengo claro que vivir supondría llegar
aquí sin saber cómo funciona este antro, y me
vería atado al mismo suplicio que todos estos
desgraciados a los que vigilo. Definitivamente,
creo que el más afortunado de todos los crea-
dos, soy yo, pues ni padezco, ni tengo miedo
porque nada ha de pasarme, ni aspiro a insul-
sos premios de luz. El mío es el mejor de los
destinos a este lado del todo.
Es cierto que “El Boss”, a veces, se ha
divertido enviando emisarios a los pobres mor-
tales, espíritus encarnados con la idea de mos-
trar caminos a seguir, pero lo que no pensa-
ban sufrir aquí por ser etéreos lo han padecido
entre aquellos a quienes iban teóricamente a
redimir. Esos enviados, para salir de allí, tu-
vieron que morir, y eso supone pasar por mi
territorio y probar el veredicto de mi balanza
y de sus conciencias, así que más de uno ha
pasado eternos instantes de autocastigo cruel y
despiadado.
El Juicio Final comenzó en el mismo mo-
mento en que la primera alma humana aban-
donó el cuerpo mortal en que habitó. Desde
entonces estoy aquí, recibiendo vidas muertas,
decidiendo posibilidades, sometiendo deses-
peranzas, asegurando penitencias y permi-
tiendo que cada uno decida su propio destino
eterno. Y ese mismo Juicio Final terminará el
día en que la última de las ánimas aquí pur-
gante tome conciencia de que no hay juez más
severo que la propia conciencia y decida su
destino eterno. Justo entonces terminará todo
esto. Justo entonces mi trabajó estará hecho. Y
Justo entonces conoceré mi destino…
LasPiletas
32
Doug Bock Clark
LOS ÚLTIMOS BALLENEROS
DOUG BOCK CLARK
Doug Bock Clark estuvo viviendo con los lama-
relanos porque sólo así podía empaparse del
modo de vida de esta tribu solidaria, meticulo-
sa, ritual y épica que resiste con obstinación el
avance implacable y desleal de la globaliza-
ción, de una industrialización que no quiere
entender ni de costumbres ni de antepasados.
Una comunidad única que vive de la caza del
cachalote, del respeto y de las tradiciones; que
sólo caza para alimentarse y no para el nego-
cio; un pueblo de pescadores solidarios que
reparten lo que capturan entre todos los habi-
tantes de la aldea.
Los lamarelanos viven en Lambata, una
NOVEDADES Y RESEÑAS EDITORIALES
Ignacio Arrabal Monge
LasPiletas 33
isla remota de Indonesia, donde siguen rindien-
do culto y honorabilidad a los antepasados, a
los que todo se les consulta. Al grito de ¡Baleo!
¡Baleo!, los hombres responden con un tumulto
de velocidad y voces, que repiten el grito para
que se oiga en todo el territorio, y se apresuran
a empujar al mar sus téna (barcas de madera
destinadas a la caza de la ballena), y suben
a bordo con una agilidad genética, como han
hecho ya cientos de veces, y sus padres otros
cientos de veces antes que ellos, y antes aún
sus abuelos, y mucho antes todavía los antepa-
sados. Entonces el lamafa (arponero) ocupa su
lugar en el hammalollo (una plataforma situada
en la proa de la téna), y comienza una batalla
épica, novelesca, imponente entre el hombre y
un animal que lo supera en al menos veinte e
incluso treinta toneladas.
Entre los lamarelanos, ser lamafa es un
honor, un privilegio con el que sueñan desde
que son niños. Es cierto que cada vez son me-
nos los que están dispuestos a jugarse la vida
en la proa de una barca de madera, con un
arpón hecho de bambú, ante un cachalote al
que le basta soltar un golpe con la cola para
deshacerse de ellos, pero aún quedan algunos:
Jon, Frans, Ben o Stefanus (el más joven de
todos) están decididos a enfrentar su destino
de lamarelanos.
Doug Bock Clark no ha escrito única-
mente un documento periodístico al estilo, por
ejemplo, de Gay Talese, sino que su calidad
literaria lo convierte en una obra narrativa de
una belleza honda y extraordinaria. Su abso-
luto respeto por las descripciones, por mostrar
al lector lo que ve y lo que vive, lo convierte en
un valioso documento antropológico. Escribe
sobre un mundo que lucha por no desapare-
cer, por no sucumbir a las nuevas tecnologías
(es brutal el choque cultural cuando se descri-
be a un lamarelano subiendo a bordo de una
téna mientras otro envía un Whatsapp con un
móvil de última generación), una sociedad a
la que no entendemos del todo, que hunde su
mirada profunda en el mar a la espera de que
aparezca un cachalote y entonces, en el aire
quieto de la playa, se oiga el esperado grito
de ¡Baleo! ¡Baleo!
Adolfo García Ortega
LA LUZ QUE CAE
ADOLFO GARCÍA ORTEGA
Quizá ya esté todo escrito, incluso puede que la
variedad ilimitada de géneros esté agotando a
la propia escritura, o que tras la lectura de mu-
LasPiletas
34
chos de los libros que hoy se publican no haya
nada, pero resulta que luego aparece Adolfo
García Ortega y dejan de importar esas cosas,
porque nos damos cuenta de que acabamos
de reconciliarnos con la buena literatura. Venía
de Hiroshima y me dirigía a Tokyo, y descubrió
Japón, el magnetismo hipnótico del monte Fuji,
y allí, ante su tamaño casi inabarcable, supo
también de la belleza de las pequeñas cosas,
de la lenta velocidad del tiempo.
Adolfo García Ortega aprovechó un
viaje por Japón, donde se disponía a impartir
varias conferencias, para descubrir el mundo
y, de paso, la figura subyugante y pionera de
Hiroshi Kindaichi, un sintoísta hereje que en el
siglo XVIII sorprendió a sus contemporáneos
con su particular visión del Sinto.
A raíz de este encuentro entre Hiroshi
Kindaichi y Adolfo García Ortega, este último
pergeña un libro que no se parece a nada -o
a casi nada, para no ser tan tajante-, deslum-
brante y raro (por lo bello y emocional), y con-
vierte la escritura en algo inspirador y vibrátil
que fluye como esos ríos de los que habla en
sus novelas Yukio Mishima. Asistimos, mientras
leemos embelesados, a este proceso de des-
plazamiento que el autor vive en su viaje: no
únicamente un desplazamiento geográfico,
sino vital y espiritual, que le da a la obra, por
momentos, un acertado tono ensayístico. Con
una sutileza íntima y sincera, Adolfo García
Ortega abre en sus páginas un cauce literario
hacia la felicidad. Esto es lo que, en su viaje
interior e introspectivo, nos quiere hacer com-
prender: que la experiencia de una vida go-
zosa se halla en cada uno de nosotros, y que
tenemos que emprender nuestro propio viaje,
nuestro diálogo.
LasPiletas 35
SANLUGRAMA
Juan José García Rodríguez
SANLUGRAMA. El crucigrama en clave sanluqueña de Juan José
García
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
HORIZONTALES: 1.-Así comienza el himno de Sanlúcar (siete palabras seguidas y
continua en el 12 vertical). 2.- Avise usted de un peligro. Te falta “principio” para
atender, vigilar… 3.- Atención, novato al volante. No llega a estar mal. Hasta el “….”
todo es toro. Rusia Televisión. 4.- Así llamamos a la broma de meter la cabeza de
alguien en el agua. La quinta vocal. 5.- Uranio. Terror en la playa un tiburón asoma
su …. dorsal. Artículo determinado neutro plural para referirse a conceptos
abstractos. 6.- Tiene la piel sin arrugas. Dios mesopotámico. Flúor. 7.- Nombre
árabe. Fósforo. Este corazón late disperso. 8.- Buque fluvial de línea antigua para
excursiones en la desembocadura del Guadalquivir (dos palabras seguidas). 9.- Aro.
Si asistiera a las tertulias literarias lo haría. Aorta en mal estado, más bien corta. 10.-
Familiarmente tío. Percibía con el sentido de la vista. Nota musical. 11.- Para arrullar
al bebé. En junio estos cetáceos se dejan ver en esta desembocadura.
VERTICALES: 1.- Para jugar en la playa: cubito, rastrillo y … . Baraja de naipes
adivinadora, o no. 2.- Terminación para alcoholes. Ejercita el olfato. Trasladarse de
tu casa a la playa. 3.- Para manejar la barca. En Venecia el puente más bonito, en
Sanlúcar un antiguo cine de verano. 4.- Pasas de la boca al estómago sin masticar.
Veo y comprendo lo escrito. 5.- Unidad de tiempo. Para volar. No es tan feo.
Quinientos romanos. El color más querido por Lorca. Si continuas por ahí serás un
pervertido. 7.- Un siglo romano. Padre en euskera. Barra para cortina. 8.- Ponen
borroso con nubes. Pintura que nos traslada a lo infantil. 9.- Organización
Internacional de Ordenes Laicas. Nombre de pintora alemana muy colorista afincada
en Sanlúcar. Artifice Inteligence. 10.- Símbolo de yarda en inglés. Remate de los
muros defensivos, el castillo de Santiago no tiene, se perdieron (singular).
Nitrógeno. 11.- Divisible por dos. Con un canuto. Ame mucho. Leer el 1 horizontal.
LasPiletas
36
FUERON NOTICIAS DE LA ASOCIACIÓN
José Santiago Miranda
MAYO - AGOSTO 2021
Muy pocas siguen siendo las noticias
sobre nuestras actividades asociativas debido
a la imposibilidad de realizar las normales de
la Asociación, dadas las circunstancias que
venimos padeciendo desde hace año y medio
con la pandemia y que, en buena medida, aun
padecemos y, tal como están las cosas todavía,
seguiremos padeciendo.
Las limitaciones de aforo y de actividades
en los centros docentes, ha hecho imposible
seguir con la campaña “SANLÚCAR LECTORA”
correspondiente a la que sería XXI Jornadas
de Animación a la Lectura, dirigida por
Isabel Humanes Solís, con la participación del
grupo de animación cultural Ampicapacho.
Al estar tan limitada la asistencia a
reuniones en centros como el hotel Los Helechos
-cerrado por otra parte una buena temporada-,
así como por cierto temor entre los asociados
a reunirnos en cualquier otro local donde
pudieran, y puedan hacerse aun, actividades
colectivas, no hemos tenido ninguna de las
tertulias literarias que solemos hacer.
Por la misma razón, seguimos sin poder
impartir conferencias de ninguna índole.
En cuanto a viajes culturales, las
mismas “no noticias” de los tres cuatrimestres
anteriores: no pudimos hacerlos, pues además
de las limitaciones de concurrencia en
autobuses, las hay en el espacio cerrado de
lugares a visitar, amén de por el citado temor
de los asociados a hacer los viajes.
Seguimos haciendo lo único que
podemos en estas circunstancias: la publicación
del número 64, del verano 2021, de la edición
en papel de la revista “Las Piletas” y, en
versión digital, la publicación de los artículos
que se van incorporando al número 15 de
la edición digital de la revista “Gárgoris”,
correspondiente ya al año 2021.
Una vez más, nuestro reconocido
agradecimiento por las renovadas intenciones
de colaboración de personas, gracias a los
cuales llevamos a buen término las actividades
que aún son posibles de nuestra Asociación.
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Homenaje a Caballero Bonald

  • 1.
  • 2.
  • 3. LasPiletas 1 El poeta, novelista y ensayista jerezano tan próximo, en la distancia y en los sentimien- tos, a Sanlúcar de Barrameda y su entorno, que recibió, entre otros muchos galardones literarios, el Premio Miguel de Cervantes 2012, falleció en mayo de este año. “Las Piletas”, en recuerdo y homenaje, dedica para sus lectores una reseña sobre la vida y la obra literaria del autor al que, porque admiramos sus escritos, le hemos dedica- do varias actividades de la Asociación y artícu- los en “Las Piletas”. José Manuel Caballero Bonald nace en Jerez de la Frontera (11/noviembre/1926), y muere en Madrid (9/mayo/2021). Hijo de Pláci- do Caballero, cubano de madre criolla y padre santanderino; republicano. Y de Julia Bonald, perteneciente a una rama del vizconde de Bo- nald, filósofo tradicionalista francés, radicada en Andalucía desde mediados del S. XIX. Reseña biográfica: formación, activida- des y publicaciones. Estudió en el Colegio de los Marianistas de Jerez. Adolescente al estallar la Guerra Civil, pasó temporadas en la Sierra de Cádiz y en Sanlúcar de Barrameda. En su juventud, estudió Náutica y Astrono- mía en Cádiz, y entabló relación con miembros de la revista gaditana Platero. Marcha en 1949 a Sevilla para estudiar Filosofía y Letras. Allí conoce al grupo cordobés de la revista Cántico. En 1950 obtuvo el Premio de Poesía Pla- tero por su poema Mendigo. Prosigue sus estudios de Filosofía y Letras en Madrid en 1952 y trabajó en la I Bienal His- panoamericana de Arte. En 1952 publica su primer libro de poe- sía, Las adivinaciones, con el que obtiene un ac- césit del Premio Adonais. Ejerció como secretario y luego subdi- rector de la revista Papeles de Son Armadans,y pasó medio año en París. En 1959 publicó Las horas muertas, con el que consiguió el Premio Boscán y el Premio de la Crítica. También en 1959 asistió en Colliure (Francia) al XX aniversario de la muerte de Anto- nio Machado, con relevantes figuras de la cultura española: Blas de Otero, José Agustín Goytisolo, Ángel González, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, Alfonso Costafreda y Carlos Barral. J. MANUEL CABALLERO BONALD José Santiago Miranda
  • 4. LasPiletas 2 Continúa su carrera en Iberoamérica, sobre todo en Bogotá, como Profesor de la Uni- versidad Nacional de Colombia, alternando la docencia como Profesor de Literatura Española y Humanidades con la creación literaria. Allí cola- boró con la revista Mito, que le editó, en 1961, El papel del coro, una antología poética. Y en 1962 publicó su primera novela, Dos días de septiembre, que recibió el Premio Biblioteca Bre- ve de la editorial Seix Barral. Regresa a España en 1963, ocupándose de diversos trabajos editoriales, siendo detenido y multado por motivos políticos. En 1965 pasó una temporada en Cuba En 1969 se publicó su volumen de poesía completa, con el título de Vivir para contarlo, y El archivo del cante flamenco, album de seis discos y estudio preliminar, que obtuvo el Premio Nacio- nal del Disco. Colaboró con Camilo José Cela, con cuyo círculo se relacionaba, y tuvo un idilio de años con Rosario Conde, primera mujer de Cela Colaboró también con él en el proyecto del Instituto y Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española, donde permaneció hasta 1975. Desde 19973 fue director literario de Edi- ciones Júcar En los setenta escribe e imparte cursos sobre narrativa y Literatura Española Contem- poránea en universidades españolas y foráneas -Centro de Estudios Hispánicos del Bryn Mawr College- y asiste a simposios literarios. En 1974 publicó su novela Ágata ojo de gato, distinguida con el Premio Barral (al que re- nunció) y con el Premio de la Crítica. En 1975 publicó el ensayo Luces y som- bras del flamenco. Interviene en la constitución de la Junta Democrática, por lo que es procesado ante el Tribunal de Orden Público. Viajó nuevamente a Cuba. Fue nombra- do presidente del PEN Club Español. El Centro Dramático Nacional estrenó en Madrid su versión de Abre el ojo, de Rojas Zorri- lla. En los años sucesivos continuó escribien- do y recibiendo galardones como el Ibn-al-Jatib, el Premio Plaza y Janés, el Premio Andalucía de las letras y otros no menos importantes. A partir de 1995 fijó su residencia en Montijo, frente al Coto de Doñana. Muy interesado también en lo audiovi- sual, en 2003 escribió los 250 guiones para la serie documental de la televisión andaluza An- dalucía de cine, dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón e hizo varias adaptaciones teatrales de obras clásicas. ¡Tierra!, álbum de El Lebrijano con letra de Caballero Bonald. En 2004 Seix Barral publicó su obra poé- tica completa. Y fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz. Ese mismo año recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Ibe- roamericana. El 9 de mayo de este año, por los servi- cios informativos nos llegó la triste noticia, para los amantes de la cultura, las letras y el arte, de su fallecimiento en Madrid. Estilo y género literario del autor: En el conjunto de su obra, pero sobre todo en su poesía, género en el que sobresale este escritor andaluz, español y universal, hay que destacar su cuidadosa utilización del lenguaje y el barro- quismo que caracteriza su obra. Están asimismo presentes estas características en su producción novelística, en la que también destaca, aunque es más escasa, pero muy significativa en lo que a narrativa social se refiere. Algunas consideraciones personales del autor sobre su actitud vital: El que no tiene dudas, el que está seguro de todo, es lo más parecido que hay a un imbécil. En 2009, a propósito de la publicación de La noche no tiene paredes.
  • 5. LasPiletas 3 A los ochenta años, en 2006, reconoció que escribir poesía le ayuda a mantenerse joven, declarando: El permanecer en la brecha te reju- venece. El que no se queda callado, el que igua- la el pensamiento con la vida, tiene ya mucho ganado para rejuvenecer. Bibliografía. Muchas obras en diversos géne- ros. Actualización de lo publicado en “Las Pile- tas”, nº 40. Poesía Poesía (1945-1948) Adivinaciones (1952). Lo incluyó de lleno en el grupo poético español de los años 50. Memorias de poco tiempo (1954) Anteo (1956) Las horas muertas (1959) Pliegos de cordel (1963) Descrédito del héroe (1977) Laberinto de Fortuna (1984) Doce poemas (1991) Diario de Argónida (1997) Manual de infractores (2005). Según el autor, una “apología de la desobediencia”. Descrédito del héroe (2007) Prefiguraciones (2010) La noche no tiene paredes (2009). Hace una rei- vindicación de la incertidumbre. Entreguerras (2012). Tras publicar esta autobio- grafía en 3.000 versos, declaró “ya no voy a escribir nada”. Anatomía poética (2014) Desaprendizajes (2015) 
 
 

  • 6. LasPiletas 4 Antologías poéticas El papel del coro (1961) Vivir para contarlo (1969). Obra que recoge toda su poesía publicada. Poesía, 1957-1977 (1979) Selección natural (1983) Doble vida (1989) El imposible oficio de escribir. Antología (1997) Recopilación de María Peyeras Grau. Poesía amatoria (1999) Antología personal (2003). Acompañada de un CD con poemas recitados por el autor. Somos el tiempo que nos queda (2004-2007) Años y libros (2004) Paz con aceite (2005) Poesía amatoria. Nueva edición aumentada (1952-2005) (2007) Summa vitae. Antología poética, 1952-2005 (2007) Somos el tiempo que nos queda. Obra poética completa (1952-2005) (2007) Casa junto al mar. Antología (2008) Estrategia del débil (2010) Ruído de muchas aguas (2011) Somos el tiempo que nos queda. Obra poética completa (1952-2009) (2011) Material del deseo (2013) Marcas y soliloquios (2013) Un sustantivo mundo (2017) 
 
 

  • 7. LasPiletas 5 Novela Dos días de septiembre (1962) Ágata ojo de gato (1974) Toda la noche se oyeron pasar pájaros (1981) En la casa del padre (1988) Leer a Picasso (1990) Campo de Agramante (1992) Oficio de lector (2013) Memorias 2010.- La novela de la memoria. Recoge en un solo volumen las dos que le antecedieron: Tiem- po de entreguerras (1995) y La costumbre de vi- vir (2001) 2014.- Memorial de disidencias. Biografía auto- rizada escrita por Julio Neira. 2017.- Examen de ingenios Ensayos y artículos 1953.- El cante andaluz 1957.- El baile andaluz 1963.- Cádiz, Jerez y los Puertos 1967.- El vino 1968.- Narrativa cubana de la Revolución 1975.- Luces y sombras del flamenco 1977.- Cuixart 1980.- Breviario del vino 1982.- Luis de Góngora: Poesía 1986.- Los personajes de Fajardo 1988.- De la sierra al mar de Cádiz 1989.- Andalucía 1990.- Botero: la corrida 1992.- España: fiestas y ritos 1992.- Sevilla en tiempos de Cervantes 1997.- España 1999.- Copias del natural 2002.- José de Espronceda 2002.- Mar adentro 2005.- Miguel de Cervantes. Poesía 2005.- La ruta de la campiña. Junto a Vicente Rojo Almarán. 2005.- La luz de Cádiz en la pintura de Cortés. Junto a Atº Agudo y Fcº Calvo Serraller. 2006.- Encuentros con la poesía 2006.- Copias rescatadas del natural 2006.- Relecturas. Prosas reunidas (1956-2005) 2009.- Un Madrid literario. En colaboración con el fotógrafo José Manuel Navia. 2013.- Oficio de lector Recoge artículos y confe- rencias sobre escritores. Obras musicales 2013.-¡Tierra!, álbum de  El Lebrijano  con letra de Caballero Bonald Premios y reconocimientos. Entre otros: Premio de Poesía Platero. 1950. Por su obra poé- tica hasta esa fecha. Accésit del Premio Adonáis de Poesía. 1952. Por Las adivinaciones Premio de la Crítica de Poesía Castellana. 1960. Por Las horas muertas. 
 

  • 8. LasPiletas 6 Premio Biblioteca Breve de Novela. 1961. Por Dos días de septiembre Premio Barral de la Crítica Narrativa Castellana. 1975. Por Ágata ojo de gato Premio Ateneo de Sevilla. 1981. Por Toda la no- che oyeron pasar pájaros Premio Plaza y Janés, Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana al conjunto de su obra. 2004. Premio Nacional de las Letras Españolas. 2005. Reconocimiento al conjunto de su obra. Premio Internacional Terenci Moix al mejor Libro del año 2005 Premio Nacional de Poesía (Ministerio de Cultu- ra). 2006. Por Manual de infractores Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. 2009 Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. 2010 Premio Cervantes. 2012. Caballero Bonald de- positó en la Caja de las Letras del Instituto Cer- vantes un legado que permanecerá guardado hasta el 11 de noviembre del 2051. Es una de las personalidades que deja un objeto personal en la antigua cámara acorazada de la sede cen- tral del Instituto. Autor del año 2013 por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía Premio Obra de Arte Total 2015 de la Asocia- ción Wagneriana Premio Francisco Umbral al Libro del Año 2016 Premio Andalucía de la Crítica en poesía 2016 Miembro correspondiente de la Academia Nor- teamericana de la Lengua Española.1993 Hijo Predilecto de Andalucía. 1996 Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid. 2000 Doctor honoris causa por la Universidad de Cá- diz. 2004 Doctor honoris causa por la Universidad Nacio- nal de Educación a Distancia. 2013 En 1998 se crea la Fundación Caballero Bonald, con sede en la casa donde nació el escri- tor, fundación que es un referente de la literatura y la poética de Jerez. Opiniones de Caballero Bonald so- bre sus escritos (fragmentos de la entrevista que le hizo en 2013 Manuel Bellido: (…) Manel Bellido.- Usted ha cultivado to- dos los géneros literarios, menos el teatro, ¿por qué se prefiere uno? ¿Se pasa fácilmente de uno a otro? ¿Es cuestión de disciplina, de estado de ánimo? José M. Caballero Bonald.- Eso de elegir un género literario y no otro es bastante imprevisible, se hace de manera automática, di- gamos que porque así lo requiere el tema ele- gido o las peculiaridades de lo que se intenta contar. Viene a ser como una sugerencia dictada vagamente por las condiciones ambientales, por el grado de entusiasmo de que se disponga, por la salud, y cosas así. Y por el estado de ánimo, claro. El estado de ánimo importa mucho. Impor- ta tanto que hasta puede conducir a no escribir nada. (…) Manuel Bellido:  Ha escrito usted mu- cho sobre Jerez y su zona, su tierra de nacimien- to, sin embargo no ha sido bien comprendido por algunos grupos de paisanos suyos. ¿A qué cree que pude deberse? José Manuel Caballero Bonald: Mis relaciones con Jerez han sido algo conflictivas, es cierto, sobre todo por eso, porque mi actitud no fue bien entendida por algún sector de la so- ciedad jerezana. Y eso siempre me ha exaspe- rado, me ha afectado de muchas maneras. Yo me limité a criticar en mi obra literaria ciertos aspectos sociales muy precisos que, aparte de que no representaban más que parcialmente a Jerez, a mí me parecían inaceptables. ¿Es que el hecho de amar algo imposibilita las críticas, los reproches?  En fin, todo eso es ya agua pasada. 
  • 9. LasPiletas 7 Ni Jerez es el mismo que era hace cuarenta o cincuenta años, ni yo soy exactamente igual al que fui entonces. Es una comparación imposible. Pero en todo caso, a mí siempre me dolió que hu- biese jerezanos que malinterpretasen mi honesta actitud crítica. El hecho de que toda mi obra na- rrativa y parte de mi obra poética se refieran al marco de Jerez ¿no es una prueba suficiente de auténtica preocupación por la tierra donde nací? (…) Manuel Bellido: Los escritores, con la evolución de su pensamiento, suelen no recono- cerse en sus primeros libros. ¿Le ha pasado a usted también? José Manuel Caballero Bonald:  Es posible. Tengo la impresión de que el autor de mis primeros libros, sobre todo los de poesía, era un muchacho que quería interpretar la vida a toda prisa, por medio de palabras solemnes y argumentos altisonantes. Ahora apenas me reconozco cuando me sitúo en esa especie de prehistoria literaria. Es natural. Mis ideas sobre la vida y, por tanto, sobre la literatura se han ido modificando lógicamente con el paso del tiem- po. El mundo ha dado muchos bandazos, quizá demasiados, y yo siempre he procurado ser un testigo de ese mundo. (…) Manuel Bellido: Es usted tres veces pre- mio Nacional de la Crítica y Premio Andalucía de las Letras, entre otros galardones, ¿qué piensa de los premios literarios? ¿Hasta qué punto atrae lectores un premio y, en caso afirmativo, qué ti- pos de lectores? José Manuel Caballero Bonald: No tengo muy buena opinión de los premios litera- rios, salvo de los honoríficos, claro. Incluso tien- do a pensar que los premios son mayormente un despropósito. En teoría sólo sirven para que el libro premiado se venda más y para que el autor reciba una estimable dotación económica. Nada más. O nada menos, según se mire. En cuanto a la justicia de esos premios y a la calidad que se le suponga a un libro por el mero hecho de ser premiado, eso ya es otra historia, muy rara vez se produce esa coincidencia. (…) Manuel Bellido: Finalmente, ¿se atreve usted a realizar un pronóstico sobre la posible evolución de la literatura en los próximos años? José Manuel Caballero Bonald: Pues no tengo ni idea. Tampoco me atrevo a ha- cer ningún pronóstico.  Aunque tal como anda de pujante ese invento de la economía política llamado globalización, no se sabe muy bien qué es lo que va a pasar con la literatura. Aunque lo más seguro es que no pase nada. La literatura, el arte, siempre ha sabido superar las borrascas de la historia. Algunas opiniones de escritores espa- ñoles sobre el autor. “Sus libros seguirán significando mu- cho para la literatura española y nos queda ese consuelo parcial como autor de libros me- morables, que le sobrevivirán”, ha destaca- do Felipe Benítez Reyes, escritor y amigo de Caballero Bonald. “Nuestro tan querido tío Pepe. Tenía 94 años, pero nos habíamos hecho a la idea de que era inmortal, como se sospechaba que lo era el conde de Saint Germain, y que nos sobreviviría a todos. No ha podido ser”. Aparte el escritor Fernando Aramburu  ha expresado su respeto hacia el  “maestro” Caballero Bonald en Twitter. El autor de ‘Patria’ ha recordado sus versos: “Si miras un reloj y esperas impasible a que pase un minuto, comprenderás al fin en qué consiste la eternidad.” Y desde el Instituto Cervan- tes, ha recuperado otro de sus pensamientos: “Únicamente soy mi libertad y mis palabras”. Fuentes actuales consultadas para ela- borar esta reseña: Web de la Fundación Caballero Bonald. Web del Instituto Cervantes. Páginas de Wikipedia dedicadas a Manuel Caballero Bonald. Reelaboración personal del autor de este artí- culo.
  • 10. LasPiletas 8 POEMAS DE J. MANUEL CABALLERO BONALD MEMORIAL De Diario de Argónida (1997) Restauraron en su común memoria los desperdicios de la vida. Un sabio y arrogante culto a la transgresión, no ajeno a la delicadeza de los gestos, los hizo más insolentes y nocturnos, más ufanos también de sus estratagemas combativas. La clandestinidad, los quehaceres burgueses enemistados con la militancia, los dispendios etílicos, la dejación de los legados familiares, perpetraron el código sutil de una conducta sagazmente insta- lada entre la petulancia y la solvencia. Usa la vida para envenenarte mientras puedas, salta a la parte contraria mientras puedas. Así llegaron a la madurez con escaso remordimiento y abnegación ninguna, dotados de una acumulativa provisión de denuedos, cansancios, sucedáneos fugaces de mesuras. Pero otra vez la historia fue una rémora cultural: hicieron lo imposible por seguir siendo oráculos, dioses en un mísero reino de rufianes. ¿Quién entre todos ellos supo que alguna vez sería promovido al rango de arquetipo? ¿Sólo quizá los que un día eligieron irrevocablemente su propia destrucción? SUNMA VITAE De Manual de infracciones (2005) De todo lo que amé en días inconstantes ya sólo van quedando rastros, marañas, conjeturas, pistas dudosas, vagas informaciones: por ejemplo, la lluvia en la lucerna de un cuarto triste de París, la sombra rosa de los flamboyanes engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey, aquellos taciturnos rastros de Babilonia junto a los barrizales suntuosos del Éufrates, un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos, los prolijos fantasmas de un memorable lupanar de Cádiz, una mañana sin errores ante la tumba de Ibn`Arabi en un suburbio de Damasco, el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana, aquel café de Bogotá donde iba a menudo con amigos que han muerto, la gimiente tirantez del velamen en la bordada previa a aquel primer naufragio... Cosas así de simples y soberbias. Pero de todo eso ¿qué me importa evocar, preservar después de tan volubles comparecencias del olvido? Nada sino una sombra cruzándose en la noche con mi sombra. DAME LA LIBERTAD De ¡Tierra! (2013) (José Caballero Bonald - Juan Peña “El Lebri- jano” - Paco Cepero - Pedro Rivera) Dame la libertad del agua de los mares. Dame la libertad de la tormenta. Dame la libertad de la tierra misma. Dame la libertad del aire. Dame la libertad de los pájaros de las marismas, vagadores de las sendas nunca vistas. De noche mi corazón conmigo mismo pelea, si esto no es morir de amor, que venga Dios y lo vea. Al moro me fui a buscarte y en tu casa me metí y ahora que estamos juntitos, a ver quién me aparta a mí. Unos le rezan a Dios y otros le rezan a Alá y otros se quedan callaos que es su forma de rezar. A ver si llega la hora, a ver si tú te das cuenta que lo que ya se ha perdío, ni se busca ni se encuentra.
  • 11. LasPiletas 9 A veces se utilizan términos, expresiones o frases hechas en la comu- nicación como meras mu- letillas que pretenden solo reforzar la idea de aque- llo que argumentamos ante nuestro interlocutor. Una imagen vale mil pa- labras, hemos oído decir tantas veces como senten- cia definitiva en alguna conversación estuviera o no bien aplicada. Esa re- lación de imagen, sonido y significado, la lingüísti- ca, como ciencia, lo expli- ca con rigor; aun así, no cierra el campo de opinio- nes, permitiendo que unos prefieran la imagen o la palabra; eso sí, exigiendo claridad en la exposición. En el tema, por ejemplo, que recoge el titular de este artículo, café, tertulia y el arte, no hay que ol- vidarse de otro elemento de los sentidos como es el del olfato, cualidad que se potencia ante el aroma inconfundible de un buen café, y, digo inconfundi- ble, porque ante esa grata experiencia, automática- mente suena en nuestro cerebro: ¡café! Ya tenemos el significado y el significante cargado de emocio- nes, recuerdos, imágenes, sí, pero una palabra que define el todo. Georg Friedrich Händel atribuyó el fracaso en la presentación de su obra Nerón a las pobres palabras del libreto: “Como se puede poner música excelsa a tan pobres palabras”. Enmendó y triunfó. ¡Ah, las palabras! “El amor como el café, a veces fuerte, otras dulce, a veces solo, otras acom- pañado, pero nunca frío”. Tratándose de tertulia, disculpen ustedes que no pueda evitar, por lógica, abrir este artículo con algo de controversia con la sana intención de provocar pareceres entre contertulios, parroquia- nos y cafeteros de ese magnífico rincón en Cerro Falón, lugar de encuentro de familias, amigos, público en general llamado Café-Bar Paraíso: Un sitio Auténtico. Un sitio donde parar porque tú eliges o quizás te elige a ti. Decía que, por otro lado, un rico y aromático café da para ir desgra- nando este trabajo sobre un tema tan atractivo y clásico como el que componen café, tertulia y arte, aunque esta vez, como no, sobre un café concreto y unas tertulias y temas compartidos que reúnen el Rincón del Missiquivir (estribillo por tangos que da lugar al juego de palabras), un lugar itinerante en el amplio local del café-bar según el momento del día y amigos reunidos. Volviendo al tema de la imagen y la palabra, no dudo que cualquiera de TERTULIA EN EL CAFÉ: RINCÓN DEL MISSIQUIVIR Manuel Maliá Jiménez 
 Café-bar “Paraíso”
  • 12. LasPiletas 10 esas tres palabras pueda evocar una o cien imá- genes en esa o aquella persona que las lea, pero permítanme decir que esta vez café les ha lleva- do no a tan apreciado y negro elemento sino que esa imagen, precisamente, nos traslada a algo tan sustancial, real y distante como es una cafetería o bar-cafetería. Aquí, el tropo se la ha liado parda a café, tomando el signo con la cosa significada al mismo tiempo que crea la palabra que lo aclara: metonimia. Viene esto a colación, como recuerdo y homenaje a un amigo, profesor, filósofo y mag- nífico tertuliano de las letras y del flamenco como lo fue José Manuel Cano. En una de esas tras- noches que compartimos tantas veces y en las que solíamos elucubrar alrededor del cubata o de la manzanilla, consideramos que la metonimia y la sinécdoque eran una pareja de poco fiar, y que estaban condenados a convivir juntos como autén- ticos siameses de la lengua. José Manuel nos dejó un 3 de enero de este 2021 y, como gran aficio- nado y conocedor del flamenco que era, la familia (tertulianos incombustibles como Mariuca, Ramón y Manuela) tuvieron a bien que la soleá y la seguiri- ya sonaran en el sepelio en las voces de Antonio Jurado y M. Malía con la guitarra de Manuel Lín. El concepto de café literario, básicamen- te, va inevitablemente asociado a ese elemento primordial que es la tertulia. Aquí, en el caso de Café-Bar Paraíso cabría debatir si la causa fue su efecto o el efecto la causa. En ello influye, ob- viamente, la labor de gestión de hosteleros como el de Antonio García, persona y personaje que, por si solo, se merece un capítulo aparte. Hay locales que surgen con el principio de ente cultural, otros se hacen gracias al efecto de una rica y variada clientela de los más variados ámbitos sociales y culturales, y, Paraíso, presenta todas esas caracte- rísticas que lo han hecho convertirse en un centro cultural ineludible, dada su rica y variada oferta de programas (dispone de web y enlace digital), en este rincón universal y sureño del Guadalquivir que es Sanlúcar. No en vano, J. M. Caballero Bonald sitúa Campo de Agramante en esta vía que conduce al Coto con parada y manzanilla en Talismán, predecesor de otros lugares de encuentro como Mayerit o Sevilla-Madrid. Ejemplos de café-bar tertulias conocidas asociadas a músicos, escritores y pintores están en la mente de todos: Café Novelty (Francisco Umbral, Martín Gaite) en Salamanca, donde se fundó Ra- dio Nacional; Café Gijón (Ramón y Cajal, Pérez Galdós, Valle Inclán, Sánchez Mejías, Camilo José Cela) en plena dictadura y transición con no pocos problemas con aquella ley de vagos y maleantes. No podemos olvidar la importancia que tuvo para La Granada del primer tercio del siglo XX, la famosa tertulia del tabernero, pintor, músico, tocaor y cantaor Antonio Barrios “El Polinario”. Artistas, artesanos , cofrades, profesores, pintores, escritores, músicos, flamencos, grupos tea- trales y musicales; en fin, nombres como: Taro de Lemos , Juan J. Vélez, José A. Benitez, Juana Uribe, Blanca Gutiérrez, Juan Medina, Pilar Casanova y Miguel de Miguel (pintor vasco en la corte del Ce- rro), Manuel Alfonseca, Ancela, Gallardosky, José A.Arana, Servando Repetto, Manuel Lobato, Car- men Chamizo han pasado y pasan por los salones y terraza de Paraíso 38 por citar a algunos nom- bres de la rica y variada tribu cultural sanluqueña. Este artículo, sin embargo, nace con la intención de homenajear a otros dos amigos, igualmente magní- ficas personas y extraordinarios tertulianos ambos, 

  • 13. LasPiletas 11 como lo fueron Luís Carrascal (q.e.p.d. 24 de di- ciembre de 2020) y Fernando Sáez (q.e.p.d. 19 de febrero de 2021); dos amigos que, en apenas unos meses se suman a la baja de J.M. Cano dejan- do los tres un hueco de añoranza y extrañamiento enorme en espacio tan considerado, al que no qui- siéramos añadir el nombre de una excelentísima persona y extraordinario artista, lúcido tertuliano, pintor que lo fue y lo será siempre Julio Ceballos, fallecido en Madrid, pero que descansa desde el día de hoy, 14 de julio, en su Chipiona natal. Fernando Sáez de Quintela, gallego, hombre del mundo pero que Sanlúcar lo enamo- ró hasta fijar su residencia definitiva a orillas del Guadalquivir. Lector empedernido, culto e ilustra- do; comunicativo, pero al mismo tiempo reservado y discreto en las distancias cortas, suponía no solo un disfrute sino todo un desafío intelectual compar- tir mesa (en la terraza la del fondo al noroeste) y café con quien suponía ser por edad, presencia y temple uno de los últimos dandis. Hoy sus cenizas reposan en su Galicia natal junto a su madre. Cuando publiqué Cuentos de Sirenas, y según iba Fernando leyendo los relatos, me llamó hasta tres veces por teléfono. Su opinión de lector llena de rigor y conocimiento conformó la crítica ante la cual cualquier novel se siente aliviado. Luís Carrascal, maestro, supo llenar de buenos ejemplos la mente y los corazones de varias generaciones de sus alumnos y alumnas; como pin- tor, coloreó los espacios de salones y paredes de Paraíso para deleite de asiduos, clientes y visitan- tes. Hombre cabal y humilde en fondo y forma, di- dáctico en sus planteamientos, abordaba cualquier tema llevándolo al terreno de la enseñanza y de la pintura, tercios que dominaba con soltura. Clásico en las formas, manejaba las distancias cortas, lo que se entiende su querencia por la barra más que por la mesa a la hora de compartir tertulia y man- zanilla. Gracias amigos por tan gratos momentos y magisterio. Hasta siempre. Sanlúcar de Barrameda a 12 de Julio de 2021 

  • 14. LasPiletas 12 A propósito de Las mareas no suelen equivo- carse: 2019, de Norberto Ruiz Lima. «Con esos ideales y aspiraciones, su primo herma- no lo había convertido en ese tipo que irá por ahí enarbolando un tenedor en un mundo donde solo se sirve sopa»: Miqui Otero, Simón. A Domingo Ramírez Moreno, como símbolo de los eternamente perseguidos y demediados en vidas, y con quien coincidí mucho después en alta mar. El doctor Ángel Prim y Vaussell, uno de los tres protagonistas de esta novela, pasea por La Algaida recogiendo hierbas medicinales y las nombra con palabras latinas «en voz tan baja que parece, más que una lengua muerta, una lengua prohibida» (2019:129)1 . Y como un sentido homenaje al médico, este personaje que sale del papel para convertirse en un ser humano entre una duda y una deuda constan- tes, me viene el título Æstūs fallī non solent, (Las mareas no suelen equivocarse), porque el latín es perenne como la condición humana. La ma- yoría de las veces este doctor, como muchos de nosotros, irá por ahí enarbolando un tenedor en un mundo donde solo se sirve sopa, para el mismo Ángel Prim, para José Ruiz el tonelero y Micaela su mujer, para Juana López y «los cuerpos demediados2 », antes criminalmente fu- silados. Norberto construye su novela, quizá ha- bría que llamarla más propiamente «historia» (2019:159; 31 y 104) al modo cervantino, so- bre una estructura tripartita: tres formas narra- tivas, tres lugares principales y tres personajes importantes a lo largo de los 23 capítulos que la componen. Empiezo por el hallazgo de las técnicas con este ejemplo ilustrativo3 : 1 Ruiz Lima, Norberto: Las mareas no suelen equivocarse, Edi- ciones Ruser, 2019. Todas las citas de la novela proceden de esta edición. De ahora en adelante, solo indico la página. 2 Es un atrevido y conseguido neologismo, pues el DEL no recoge «demediador», aunque sí llevan entradas «demediar» y «demediados». 3 El fragmento se encuentra en la p.62 En la fábrica de hielo, capítulo 8, pp.77-84, lugar clave a lo largo de la novela hasta llegar al espléndido capítulo 22, uno de los mejores para mí; ese mismo espacio reaparece en la p.158, lo que confirma que la fábrica de hielo es una constante bajo este contrapunto trágico: «La lluvia sigue cayendo en el techo de la fábrica», llu- via como testigo del monótono dolor que atraviesa la novela. En esta fábrica de hielo se aúnan el frío, la soledad, el miedo ÆSTUS FALLī NON SOLENT Ramón Asquerino Fernández 

  • 15. LasPiletas 13 A) «El carabinero es poco hablador, tal vez no tenga el atrevimiento de hablarle al doctor. a) Le han contado que el doctor es un sabio que no la ha espichado precisamente por eso. B) Además, qué voy yo a contarle a un doctor, si él no me pregunta. Y C) Vete a su casa y le dices que se vaya a la fábrica de hielo […]». Así: A): El narrador omnisciente conoce al ca- rabinero, y, precisamente porque es parco en palabras y a la vez considera al médico una persona muy instruida, «sabio», no se atreve a dirigirle la palabra. Dentro, aparecería como otra subvoz: a), pues «Le han contado» —una fuente popular, una leyenda como anteceden- tes— parte de su pasado, pero más bien os- curo. Después, un vulgarismo más propio del carabinero que del narrador: «no la ha espi- chado», o bien un término donde ambos con- vergerían. B) Monólogo interior del carabinero: «Además, qué voy yo a contarle a un doctor, si él no me pregunta»; primero dirigiéndose al médico, a quien considera de nuevo una persona mucho más instruida que él, por lo que se avergüenza y por lo mismo se distancia; y luego su propia implicación en el pensamiento: «yo/ me», típi- ca del monólogo interior. C) La orden del teniente, curiosamente anóni- mo aun su protagonismo, en claro diálogo con el carabinero. Así, pues: Narración en tercera persona en A), donde entra un pasado más o menos in- mediato a); monólogo interior elaborado, con todos sus signos de puntuación en B) y, por úl- timo, el diálogo C). El éxito de la novedad es que las tres formas narrativas van sin solución de continuidad, pegadas, como sucede en la vida real. Y, además, para mayor originalidad, el autor suele introducir los diálogos con (;) y los odios y las conversaciones de José y Micaela ya muertos. Los epígrafes A) a) B) C), son míos a fin de aclarar algo esa gran construcción continuada. Las cursivas también lo son. (,) —pp. 22, 33, y 95, respectivamente—, en lugar de los consabidos dos puntos (:) o rayas (—). La ciudad es Sanlúcar de Barrameda en lugares reales y muy concretos, principalmen- te: El Coto Doñana, la fábrica de hielo y la playa, en torno a los cuales se teje la narra- ción. Igualmente, nos sitúa con exactitud en lu- gares emblemáticos de Sanlúcar: «Estamos en la Plaza del Cabildo», p.37. Con la poderosa presencia de ese «ríomar» de la p.64: «agua salda y agua dulce», donde el agua se mezcla con dos sabores, así los tres emplazamientos se entrecruzan también en la encrucijada de la muerte: por la playa aparecen los cuerpos de- mediados, en el Coto, capítulo 9, están semien- terrados los cadáveres de los fusilados —total- mente ficción, puesto que allí no se asesinó a nadie—, y en la fábrica de hielo se monta una especie de morgue para las oportunas averi- guaciones forenses de esos cuerpos partidos por la mitad. Allí, con el frío de las barras de hielo, con el miedo, con los cuerpos destroza- dos, se darán cita los tres protagonistas: el te- niente de carabineros anónimo como persegui- dor, el sospechoso médico Ángel Prim —ape- llido en honor al general, según me confesó su autor4 — y José Ruiz el tonelero, el perseguido, quienes, a su vez representan tres clases so- ciales e ideológicas opuestas. Paralelamente, los monólogos y los diálogos se entrecruzan perfectamente en la p.190. Este otro narrador, José Ruiz, nos relata detalladamente en el ca- pítulo 20, Ya están aquí, toda su angustia del mundo a través del oído hasta asfixiar al lector, como si estuviéramos con el personaje dentro del mismo tonel. El fatídico tiempo del desa- 4 Mantuvimos una larga entrevista Norberto Ruiz Lima y yo el pasado jueves 1 de julio, que me esclareció bastante algunas cuestiones de la novela. Entre ellas, esta del apellido o el ini- cial título machadiano de su obra que fue La fuente muda, de «Hoy buscarás en vano»: LXIX Galerías: Machado, Antonio: Poesías completas I. Edición crítica de Oreste Macrí. Madrid, Espasa-Calpe, 1988, pp.478 y 870. Esta composición se pu- blicó en 1903, en la revista Helios.
  • 16. LasPiletas 14 rrollo de la trama es el de los comienzos de la primavera de 1939, plena posguerra, tiempos de venganza cruenta. Hay otros personajes secundarios per- fectamente perfilados: la espléndida y bella Micaela, contrapunto de la inmensa pastora Marcela quijotesca; la Merche y su cesta de camarones que conforma dos jalones perfectos —en el capítulo 13, y al final, p.220, en el ca- pítulo 23— como metáfora del enclaustramien- to de la población de Sanlúcar y de España, de la que no pueden escapar ni los camarones ni los españoles. De parecida manera actúa el título en tres hitos: aparece casi al comienzo, p.61, parte se reproduce más allá de la mitad en la p.161, y ya al final, como colofón, p.220. El terrible Patricio Leal, el «Centauro» de Copa de sombra; Agustín García Romero, al que han cortado en dos, pero vivo, de la alta y ‘respe- table’ sociedad sanluqueña y personaje clave en el desenlace de la narración; la casa de prostitución de Sinclair, muy en la línea de la fuerte sensualidad de la novela, sobre todo con el elogio del tacto, sexualidad muy presente, en ese prostíbulo o entre los recuerdos del doc- tor; el maltratador Sebastián González, p.163, desgraciadamente muy de actualidad, y la de- fensa propia de su integridad física por parte de Ángela Gutiérrez. Las referencias literarias se multiplican en la novela, más aún tratándose de Norberto, un filólogo preocupado por la Literatura. Así, los preliminares se abren con dos citas de Es- quilo y Sábato sobre la justicia, y la narración se cierra, en estructura trágicamente circular, con este oxímoron quizá de Borges «la vengan- za justiciera o la justicia vengadora», p.214. En medio, muchos otros guiños literarios: Ricar- do Reis, pp.93, 119, y Alberto Caeiro p.36, ambos heterónimos de Fernando Pessoa5 . Por 5 Coincidimos los dos en la aludida entrevista en la grandeza del Pessoa poeta, incluso más que en la de su faceta nove- todos lados corretean Rulfo y sus El llano en llamas o Pedro Páramo, como en los diálogos de los muertos en Una conversación mirando al techo, capítulo 22; Cansinos (p.214); Emma Bovary, pp.115 y 116; «La muy leal ciudad de Sanlúcar», pp. 152 y 207, claro eco del comienzo de La Regenta, no lejana a Madame Bovary. «Que Sanlúcar es una ciudad llena de cadáveres», p. 192, es una reminiscencia de Dámaso Alonso. Los versos de Rimbaud en la p.152 se respiran tanto que la pareja de ena- morados, que ni conoce al poeta ni lo ha leído, en otro quiebro exquisito de Norberto, los sien- ten igualmente dentro. Y el eco de El nombre de la rosa: «La palabra es solo palabra y con ella jugamos a las interpretaciones, y los enga- ños, y así nos va; pero las cosas son como son y no las cambia fácilmente la palabra, ni las lu- ces ni las sombras», p.157, y la teoría nomina- lista. La extraordinaria partida de ajedrez en la mente del doctor, p.118, recuerda en parte a El peón, 2020, de Paco Cerdán. Por otro lado, los frecuentes hallazgos macabros suenan al colombiano Eduardo Caballero Calderón y su Manuel Pacho, 1961 con el trozo de cadáver en descomposición largamente descrito y pa- seado. La terrible figura del matarife, pp.166- 167, en una crudísima escena, nos acerca tan- to al Zola de El vientre de París, 1876, como a la espléndida Sur, 2018 de Antonio Soler y esta a su fuente de inspiración, la grandiosa Berlín Alexanderplatz, 1929, de Alfred Döblin. No me canso de alabar estas tres novelas y, especialmente, la del malagueño. Y dentro de esa misma línea netamen- te literaria, se encuentran las señales poéticas, que ya anticipé en la nota 3, y que transmite Las mareas no suelen equivocarse: «El aire sil- ba oscuro presagiando mucha noche», p.12: dos cláusulas de 7+8 sílabas; «Hasta eso me lística. Pessoa, Fernando: Antología poética, Madrid: Espasa Calpe, 1982 en la espléndida edición y traducción de Ángel Crespo.
  • 17. LasPiletas 15 robaron, hasta el silencio», p.21: 7+5= dode- casílabo completo; el propio título también po- see 12; «cosiendo las heridas con trozos de miedo», p.77: 7+6=13 sílabas. Y no menores son estos logros poéticos: «Los ganadores se lo quedaron todo menos nuestra hambre», p.52; «Con una sonrisa triste, colgada a la fuerza con un imperdible», p.117; ensalzamiento de la poesía en labores animalísticas: p.127 «la serpiente que escribe letras aljamiadas» y «el lince que escribe oscuro sobre fondo negro», p.139. «Sanlúcar es un pueblo, aquí lo que sobra es el eco», p.212. Elige el autor la fecha de 1927 para la llegada del médico, p.165, como homenaje a la Generación. Y sobre todo, este gran hallazgo sobre la herida de la guerra: «hasta que los poetas no la cierren con versos no será posible ningún tipo de reconci- liación», p.183. Son tan frecuentes los saltos atrás hacia la guerra6 y hacia delante, prolepsis del narra- dor omnisciente, como en el caso de la consulta a La historia de la ciudad, 1942, de Pedro Bar- badillo, con su referencia bibliográfica y que incluye al médico protagonista, p. 31. Ese au- tor omnisciente juega con el lector cuando está hablando el práctico: «Repite para que nos dé tiempo a comentar el momento», p.131, ralen- tizando para copiar bien las frases. Del mismo modo, el autor se mete dentro, otra miradilla a Cervantes, como con las confusiones del libro, p.151: «no le importa [al autor] el rigor cientí- fico sino el rigor lingüístico», frase introducida en medio del diálogo, con un alarde técnico, de Melquíades con Tomás Delgado. Otro gran acierto es el cambio de rumbo de La Huida [sic], sexto capítulo, cuya permuta de lugar for- 6 La deuda con Copa de sombra, me confirmó Norberto, está clara: desde el Santero,p.15, al lugar ficticio y simbólico de Santa María de Humeros frente al real de Sanlúcar de Barra- meda en manos de Ruiz Lima. Hablamos muy largo y extendi- do de la novela de Acquaroni y su gran valor. Aparte, el autor ha consultado la citada La historia de la ciudad, 1942, de Pedro Barbadillo y Domínguez Lobato, Eduardo Cien capítulos de retaguardia, Madrid: G. del Toro, 1973. talece la narración, sumergida hasta ahora en el Coto. Me parece este un gran episodio bajo el protagonismo de la noche que recuerda, se- gún el autor, a Virgilio: «Se vistió de oscuro como la noche», p.69, y a mí me retrotrae a la Noche oscura sanjuanesca7 . Pero el escritor no domina absolutamen- te a sus personajes, como ya dije, sino que los deja libres en sus monólogos: «Continúa pen- sando», p.44. Y como prolepsis, ¿hay en la p.104 una anticipación a la historia que es- cribirá el doctor Vaussell pero que no la lleva a cabo? O en la hipérbole, luego desgracia- damente cierta, de que «Esto no va a durar cuarenta años», p.145, sin embargo continúan aún muchas huellas manchadas en la actuali- dad. «Que pronto aparecerá otro medio cuer- po frente a La Calzada», p.152; «unos años más tarde», p.172. Damiano «treinta años después huirá a Alemania» p.185. Y en otra prolepsis no cumplida, la apertura de las fosas cien años después, p.183. El doctor Ángel Prim y Vaussell (quien «piensa en voz alta», p.32), y José Ruiz, el tonelero de La Gitana8 , a mi modo de ver, son los dos grandes personajes, quienes coinciden también en que ambos se suelen expresar más mediante monólogos interiores elaborados. 7 De esta poligénesis tratamos en la citada entrevista. El au- tor homenajeaba la maravillosa hipálage del verso virgiliano: Eneida, Virgilio, 9ª edc. Madrid, Cátedra: Letras Universales, 2004, traducción de Aurelio Espinosa Pólit. Los conocidos versos «Ibant oscuri sola sub nocte per umbram»: cuyos suje- tos eran Sibila y Eneas, p.333,vv.386-387: «Oscuros en la noche solitaria/ cruzaban entre sombras», traduce Espinosa, mientras que «Iban oscuros bajo la solitaria noche», traduce Borges. Juan de la Cruz, Santo: Poesía, edición de Domingo Ynduráin. Madrid, Cátedra, 1983, Otros poemas: [«En una noche escura»], pp.259-260. 8 García Rodríguez, Juan José: Marejada (Cincuenta y tres episodios emocionales) Sevilla: Darío Libros, 2016: capítulo 45: La Gitana pp.281-294. Con muy detallado y documen- tado material el autor cuenta la amorosa historia de Gitana, poco que ver con su homónima cervantina. Y del mismo autor, la semblanza que lleva a cabo de su tío Domingo Ramírez Mo- reno en íd.: El niño que miraba los barcos, capítulo 5, pp.44- 45.
  • 18. LasPiletas 16 Véase este gran hallazgo metaliterario, p.80: «porque el monólogo interior siempre pierde la educación que suele acorralar a la conversa- ción externa». Y también se entrecruzan (p.25) y no casualmente. Creo que Norberto atiende a un eco cervantino en esta afirmación: «pen- saría el doctor Vaussell si supiera que algún día su historia la tomara la imprenta a otra medi- da», p. 159. Es la primera vez que el autor le da nombre, historia, a su narración. Considero como historias intercaladas —nuevo guiño cervantino— el capítulo 14, El doctor saca la lupa, que funciona como una ruptura de toda la narración principal al re- trotraerse a la guerra de Cuba, y el 16, Un muerto muy diferente, que también cumple esa misma finalidad, la de ‘descoser’ el texto para luego volverlo a tejer, al modo de las novelas por entregas decimonónicas y de las series te- levisivas actuales. Y frente a ese olor nauseabundo de los cuer- pos demediados como símbolo del blanco gri- sáceo y negro de aquella derruida España el que preside Las mareas no suelen equivocarse, Æstūs fallī non solent o La fuente muda, siem- pre el rumbo en la novela lo lleva ese piloto, steersman, o timonel, a quien, en la figura de su padre, dedica el hijo su novela como un ho- menaje más allá del tiempo y del horror. Echo de menos, eso sí, algún que otro elogioalaIIRepública,quesalemuymalparada. «Si la República hubiese sido un régimen para todos», p.36, dice el maestro. Preso del miedo, lo afirma precisamente un maestro, cuerpo al que purgaron y asesinaron a mansalva. En El lápiz del carpintero, 2014, de Manuel Rivas, su protagonista defiende los ideales por encima de su vida; aquí, sin embargo, no. Y sí, la República intentó serlo para todos, sobre todo para los más desfavorecidos. Otra crítica es la que se refiere a «El poco orden que había» p. 181, o «galleando por los corrales de la República»: p.184, metáfora animalística con la que tampoco estoy de acuerdo en absoluto. Todo estalló por un golpe de estado contra el gobierno legítimo de la República, y no el más que repetido 18 de julio, p. 191, si no que se lo pregunten a Virgilio Leret9 aquella tarde del 17 de julio en el Llano Amarillo, Melilla, donde murió con los suyos defendiendo la bandera tricolor a la que juró lealtad. Tampoco es cierta la afirmación de don Melquíades El Longinos: «y además lo empezaron ellos», p.151. Pues no, don Melquíades, tampoco, como tampoco lo saben muchos de los políticos de la actualidad. La novela acaba con un lacónico consejo del teniente de carabineros que parece, solo parece, una buena persona que no es realmente, pero que al final pretende ser “equidistante” al aconsejar: «Váyase a casa, doctor», p.220. Todos los que podían en aquellos momentos se acurrucaban en casa, lejos del fatídico castillo de Santiago, el tristemente célebre lugar como la antesala de tantos fusilamientos, pp.43, 45, 153. Con el día y medio escaso que duró la defensa por el legítimo gobierno, un precio demasiado alto, terrible, fue el que pagaron los leales al legítimo gobierno en forma de muertos en las cunetas, represaliados, eternamente perseguidos y demediados en vidas, desaparecidos, entre campos de concentración, exiliados y cuyos espíritus tan rotos muchísimos no los pudieron recomponer jamás: «[…] convertidos en tipos que irán por ahí enarbolando un tenedor inútil en un mundo donde solo se servirá sopa aguada». Así que «Váyase a casa, doctor», usted que aún puede. 9 O’Neill, Carlota: Una mujer en la guerra de España. Madrid, Oberón, 2006, pp.27-44, aunque conviene leer todo el libro.
  • 19. LasPiletas 17 Con frecuencia solemos pensar que las emo- ciones son sensaciones efímeras y triviales, a las que no se les debe prestar atención. Craso error, porque de facto, las emociones, tanto positivas como negativas, son el sello distintivo de nuestra felicidad y pueden llegar a conseguir que triunfen nuestros sentimientos positivos, anulando los efec- tos de los negativos. Entendemos por emoción un sentimiento muy intenso producido por un hecho, idea o recuerdo, algo que notamos de manera muy profunda en nosotros. La palabra emoción viene del latín movere, y significa mover hacia afuera. De aquí que las emociones sean un motor y que de ellas se deriven las fuerzas para hacerlo todo en nuestras vidas. Cada emoción nos predispone a actuar de una manera determinada y de una forma específica. El resultado directo de las emociones son los sentimientos, los cuales son más duraderos en el tiempo y pueden ser verbalizados y expresa- dos con palabras. Dedicamos la presente contribu- ción a describir los efectos beneficiosos de las emo- ciones positivas ─que son aquellas que promueven una sensación agradable o un sentimiento positivo─ tienen en el individuo a través de la llamada inteli- gencia emocional. En cierta medida todos hemos experimenta- do que la posesión de un talante positivo repercute en la mejora de nuestra salud, disminuye nuestra tristeza y afloja nuestra ansiedad, logrando esta- dos de ánimo de mayor bienestar. Tan solo bajo un punto de vista funcional dividimos las emociones entre buenas y malas, aunque en la práctica tal di- visión no existe porque todo tipo de emociones son precisas para sobrevivir. Nos centramos aquí en las positivas, las cuales se subdividen en primarias o básicas y secundarias. Las primarias son la alegría y la sorpresa. La alegría se nos presenta como un estímulo que nos provoca satisfacción, bienestar, placer y cosas buenas, así como nos mueve a esfor- zarnos a perseverar en la consecución de nuestras metas y disfrutar de las actividades que realizamos. La sorpresa nos llega cuando algo inesperado, im- previsto o extraño y nos empuja a prestarle aten- ción y a centrarnos en ello. Delimitados los conceptos básicos, procede- mos a destacar la necesidad de trabajar en niños, adolescentes, jóvenes y adultos las emociones posi- tivas para lograr el equilibrio emocional y la salud mental. En todo caso debe quedarnos claro que las emociones son estados complejos del organismo, en ellas intervienen distintos componentes, bien sean fisiológicos: procesos involuntarios que con- llevan cambios de actividad en el sistema nervio- so central y autónomo; cognitivos, que afectan al procesamiento de la información, lo que influye en nuestra vivencia subjetiva de los acontecimientos; conductuales: expresiones y movimientos corpora- les que determinan conductas distintas de especial utilidad comunicativa.1 Hasta aquí hemos expuesto los mimbres con los que nos podemos acercar al fascinante mundo de la inteligencia emocional, un factor de- cisivo para el desarrollo integral y armónico de la personalidad de cada sujeto. Si entendemos por inteligencia emocional (IE) la capacidad para re- conocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, para motivarnos y de manejar bien nuestras emo- ciones y controlar las mismas en nuestra relaciones con los demás, nos resultará sencillo comprender que si bien lo emocional no afecta directamente al coeficiente intelectual (CI) de cada persona, sí repercute en su capacidad intelectual global, dán- dose el caso de que sujetos con un CI superior, por 1 Dafne Cataluña (Psicología), Emociones positivas, en Institu- to Europeo de Psicología Positiva, Blog, 29.1.2020. UNA APROXIMACIÓN A LOS EFECTOS POSITIVOS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Prof. Dr. Víctor Cantero García (Catedrático de Literatura Española)
  • 20. LasPiletas 18 falta de IE pasen a trabajar a las órdenes de per- sonas con un CI inferior, pero mayor grado de IE. Una situación que no nos puede extrañar, a tenor de la definición que Salovey y Mayer dan de la IE, la cual es: “La capacidad para identificar y traducir co- rrectamente los signos y eventos emocionales personales y de los otros, elaborándolos y produciendo procesos de dirección emocio- nal, pensamiento y comportamiento de mane- ra efectiva y adecuada a las metas persona- les y el ambiente”.2 Es decir, la IE afecta a múltiples facetas de nuestro desarrollo personal y repercute de forma di- recta nuestras relaciones interpersonales, mientras que la inteligencia cognitiva, medida por el CI, tan solo afecta a las capacidades propias de cada ser humano en cuanto a su nivel de rendimiento acadé- mico. De aquí la conveniencia de contar con una adecuada educación de la IE, pues el adecuado control y uso de las emociones está presente en to- dos los entornos de nuestra vida, desde el marketing publicitario que apela a nuestros sentimientos para meternos por los ojos un determinado producto, que en ningún caso nos hace falta, hasta el uso de la per- suasión para convencer a otras personas, recurrien- do a modificar sus sentimientos, para convencerles de que nuestra opción es más ventajosa que la suya. Este modo de proceder nos indica que nues- tros sentimientos pueden modificarse, por lo que nuestra percepción del modo de ser de las demás personas no puede anclarse en estereotipos o clasifi- caciones: buenos/malos, listos/torpes, guapos/feos, ricos/pobres, etc., pues el entramado psicológico y mental de cada persona es muy complejo y los sen- timientos de los demás con respecto a nosotros pue- den modificarse y dar lugar a un fortalecimiento de nuestras actitudes que antes no existía. En otras pala- bras, la educación de la IE es un factor imprescindi- ble para que los niños y adolescentes sepan encajar con buen temple los golpes que la vida les depare. Por lo que la educación de las emociones no es un tema menor, pues: 2 Salovey P, Woolery, A y Mayer, D. A. “Emotional Intelligen- ce: Conceptualization and meseurement”, en Fletcher, G. y Clark, M. S. (eds.). Blackwell handbook of social psychology: Intraindividual processes. Oxford: Blackwell, págs. 279-307. Experimentar emociones positivas permite construir y reforzar los recursos con los que cuenta la persona, ya sea de forma física, intelectual y social, creando así una espiral ascendente que transforma a la persona. In- cluso hay evidencia empírica que sugiere que dicha espiral ascendente predice con gran efectividad el sentido de bienestar de las per- sonas. De igual manera, las emociones positi- vas optimizan la salud, el bienestar subjetivo y la resiliencia psicológica, favoreciendo un razonamiento eficiente, flexible y creativo. Un razonamiento de este tipo es clave para el desarrollo de un aprendizaje significativo. 3 Una educación que ha de realizarse en el medio familiar y en el centro educativo, pues para cada niño emociones como la alegría, el entusias- mo, cumplen la finalidad de ampliar sus pensamien- tos y desencadenar sus motivaciones para lograr con más facilidad las metas que se proponga. Esta educación de la IE ha de atender, cuando menos, a los siguientes ámbitos: a.- Que el alumno tome conciencia de sí mis- mo, de sus propias emociones y de la expre- sión de las mismas. b.- Que sea capaz de autorregular sus senti- mientos. c.- Que ejerza un control sobre sus impulsos. d.- Que controle su ansiedad. e.- Que sepa diferir las gratificaciones por los éxitos logrados. f.- Que regule sus estados de ánimo. g. Que cuente con suficiente motivación. h.- Que reaccione de forma positiva ante las frustraciones. i.- Que desarrolle su empatía. 3 Barragán Estrada, Ahmad Ramsés; Morales Martínez, Cinth- ya Itzel, Psicología de las emociones positivas. Generalidades y Beneficios, en Enseñanza e Investigación en Psicología, vol. 19, núm. 1, enero-junio, 2014, pp. 103-118
  • 21. LasPiletas 19 k.- Que incremente la confianza en los de- más. l.- Que cultive destrezas sociales. 4 Todos estos ámbitos han de ser atendidos en la educación del niño, porque cuando la educa- ción incluye los sentimientos, no se puede quedar en una mera instrucción. En este sentido la inclusión de la educación emocional en la escuela comporta entender: Que la escuela debería promover situaciones que posibilitaran el desarrollo de la sensibili- dad y el carácter de los alumnos. Si preten- demos que los niños, tengan éxito en la vida, debemos iniciar lo más tempranamente po- sible los procesos de enseñanza-aprendiza- je socio-emocional, para que los resultados sean mejores y más sólidos, y no poner úni- camente el énfasis en contenidos técnicos. 5 Tal como ponen de manifiesto recientes estu- dios e investigaciones de la Psicología Evolutiva, en un modelo de enseñanza en el que prima la escue- la inclusiva, la clasificación de los alumnos en listos y torpes, en función de su CI, resulta obsoleta, pues la capacidad intelectual ya no es suficiente para alcanzar el éxito personal. Los aprendices que han sabido reconocer sus emociones y han aprendido a gobernarlas son los que llegan más lejos. La inte- ligencia por sí sola no garantiza el éxito, pues de ella no depende el equilibrio y la salud mental de la persona. Son las habilidades emocionales y socia- les las que proporcionan la estabilidad emocional y mental, así como un adecuado ajuste social rela- cional. Ya no cabe ninguna duda de que existe una clara relación entre la IE y la prevención de las conductas de riesgo, la adecuada socialización del niño y la calidad de sus relaciones interperso- nales. Es notorio que los niños con altas capacida- 4 Goleman D (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós. 5 Temas Educativos, Revista Digital para Profesionales de la Enseñanza. Federación de Enseñanza de CCOO de Andalu- cía, enero, 2011, p. 8 des emocionales tienen una mayor habilidad para concentrarse en los problemas y más pericia en la búsqueda de soluciones, aspectos que contribuyen a incrementar sus capacidades cognitivas. Es de- cir, que la capacidad del sujeto para gestionar sus emociones, para poder encauzar sus sentimientos y resolver problemas de naturaleza personal e inter- personal es importante para lograr el éxito acadé- mico. Los resultados académicos vienen facilitados por la capacidad del alumno de proponerse metas personales y por la automotivación para alcanzar- las. En este sentido, si bien: La ansiedad, el estrés y los déficits emociona- les son algunos de los factores que pueden influir negativamente en el rendimiento aca- démico, y una alta IE podría tener un efecto más importante cuando las demandas de una situación en particular tienden a sobrepasar los recursos intelectuales de los alumnos. Es- pecialmente en los adolescentes con dificul- tades académicas o bajo CI, la IE podría ac- tuar como un moderador de los efectos de las habilidades cognitivas sobre el rendimiento académico. Pero es importante destacar que una mayor IE puede mejorar el rendimiento académico, aunque esto no significa que to- das las personas con alta IE serán exitosas académicamente. Es sólo que la IE ha de- mostrado (en algunos estudios) ser un mejor predictor de éxito académico en compara- ción con otras variables como el expediente académico, el CI y los factores económicos/ demográficos. 6 6 Jennifer Rose Mesa Jacobo (2015), Inteligencia emocional. Rasgos de personalidad e Inteligencia Psicométrica en Ado- lescentes. Tesis Doctoral. Universidad de Murcia. Facultad de Psicología, Murcia, p. 132.
  • 22. LasPiletas 20 JOSÉ PALLARÉS MORENO ILEGAL De Y apenas un deseo–II Lecciones de bondad. Ed. En Huida-Col. Crepusculario. Sevilla. 2021 ¿Cómo olvidar un nombre que jamás aprendimos? Nadie te conocía hasta que fuiste un héroe, alguien que salvó un niño de los nuestros, que ayudó a una mujer cuando gritaba. Tu nombre venía escrito en un periódico, pero importaba poco: eras el ilegal que salvó a un niño de los nuestros, que ayudó a una mujer cuando gritaba, la excepción de la regla. Tu nombre no importaba. Podrías llamarte Omar, Mamoudou, Mohamed, Sami, Abdel o Saad, Cualquier nombre de esos que suena indiferente. No olvidamos tu nombre porque no lo aprendimos. Honra nuestras cabezas un halo de vergüenza. PÁGINAS PARA LA LÍRICA TORRE MIRADOR De Y apenas un deseo–IV A lo lejos Ese niño que mira hacia un lugar vacío, sentado tras la reja de un alféizar, no sabe que contempla el estrago al que el tiempo y los hombres sometiron a lo que fue morada de otros hombres, escenario de juegos de otros niños y refugio seguro de ilusiones y sueños. Hace unos pocos años no existía este solar vacío. Lo ocupaban dos vidas ya gastadas y una casa con su patio de arcadas y su torre. Algunas aspidistras recordaban que en el patio estallaban los jazmines y las damas de noche, que prestaban cobijo las columnas a los besos furtivos y que desde la torre, hoy convertida en resguardo escogido de palomas, se divisaba el mar. Mas fue pasando el tiempo y el mar, año tras año, se alejaba. Dejó así el torreón de estar atento al galeón cargado de riquezas y a los juanelos pobres que volvían seguidos cada tarde de los gritos voraces de las aves. Cerró entonces su puerta. Sus ventanas se abrieron hacia adentro. La tristeza presagio fue de ruina y abandono. Crecieron jaramagos por entre los escombros de una vida apagada. La avaricia hizo el resto y un mal día sus ojos quedaron ciegos bajo la piqueta. Desde este mirador que ya no existe se contemplaba el mar.
  • 23. LasPiletas 21 JAIME GIL GARCÍA CUÁNTAS VECES LA TORPE MANO ESQUIVA De Sobre la tierra oscura del otoño – Ed. Alhulia-Poesía. Salobreña (Granada). 2021 Cuántas veces la torpe mano esquiva, de mi deber primero descuidada, apropióse la pluma disfrutada, aunando mi intención con su deriva. Cuántas veces, maltrecha la luz viva por veredas de piedra quebrantada, sin solaz su paciencia derrotada, rindió sus versos a felón escriba. Grave empresa pretende la palabra que interpretar desea con esmero aquello que el espíritu propone. Para quien tal entendimiento labra, el más preciado galardón es huero frente a la dicha que rimar supone. HOMENAJE A LA CHICA De Sobre la tierra oscura del otoño Para Encarna, con todo mi cariño En aquellos inviernos de mi infancia -fríos inviernos de postguerra, inviernos de hambre y miseria, inviernos como pozos cegados por el odio y por la muerte-, desde lo alto del triste terraplén que daba al río, absorto en mi niñez de cándida mirada, yo veía, allí abajo, dobladas sus figuras sobre el cemento helado de la acequia, a las vencidas madres que amasaban los pesados ajuares vencedores. Mujeres rotas por aquella guerra absurda, fratricida y ardorosa que había destrozado para siempre sus vidas. Redentoras viudas. Jóvenes de negras ropas y miradas serias, de pasos firmes y cinturas prietas, bajo un cielo de lágrimas secretas. Mujeres heroínas en un tiempo agonizante, yermo, miserable. Mujeres capitanas de sus vidas. Mujeres capitanas de otras vidas sin futuro, humilladas sin piedad por la execrable mano del poder. Mujeres de infinito amor, sus brazos abiertos a inocentes niños criados en las sedosas sábanas del triunfo. Mujeres olvidadas por la historia de grandes epopeyas, que supieron arrancar de la tierra las raíces amargas que salvaran a su estirpe. Mujeres de entereza consagradas al trabajo sin fin para ofrendar a sus hijos un hilo de esperanza. Mujeres entregadas de por vida a forjar el destino de otra España.
  • 24. LasPiletas 22 RAFAEL DE CÓZAR PEQUEÑA KATIE De Ojos de uva. Ed. Point de lunettes. Serie poesía. Sevilla. 2015 Pequeña Katie, ojos de uva, garganta coralina, divina piel de vino, llevo un racimo de mi sonoro sueño prendido en las encías y soy de mi noche el único dueño… Pequeña Kate, mi vendimia ya gotea sobre mis venas con los pasos metódicos del gran círculo dorado en la repisa y aún tengo el hueco de mi hombro manchado de tu trigo. Pequeña Kate, adorable viña, el tiempo está cambiando y sigue siendo tu voz la misma sábana con que me cubro y el agua con que me riego mis horas agrícolas de cada día. LUIS DE GÓNGORA De Antología poética – Edita: Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. Málaga. 2007 GUADALQUIVIR Rey de los otros, río caudaloso, que en fama claro, en ondas cristalino, tosca guirnalda de robusto pino ciñe tu frente, tu cabello undoso, pues dejando tu nido cavernoso de Segura en el monte más vecino por el suelo andaluz tu real camino tuerces soberbio, raudo y espumoso, a mí, que de tus fértiles orillas piso, aunque ilustremente enamorado, tu noble arena con humilde planta, dime si entre las rubias pastorcillas has visto, que en tus aguas se han mirado beldad cual la de Cloris, o gracia tanta. MIENTRAS POR COMPETIR CON TU CABELLO Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido, el sol alumbra en vano, mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello, mientras a cada labio, por cogello, siguen más ojos que al clavel temprano, y mientras triunfa con desdén lozano del reluciente cristal tu gentil cuello; goza, cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente, no solo en plata o viola troncada se vuelva, más tú y ello juntamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. 

  • 25. LasPiletas 23 ESTRELLA NÚÑEZ RODRÍGUEZ (12 años – 6º curso de Educación Primaria, C.E.I.P. Guadalquivir) LOS DÍAS DE SUPERVIVENCIA Hace mucho tiempo un barco navega- ba por el Océano Atlántico. En una noche de tormenta el barco naufragó. Muchas personas perdieron la vida, pero la historia más impre- sionante fue la de una superviviente llamada Habbie Harrison. Sobrevivió porque era una gran nada- dora. El primer día descubrió que había lle- gado a una isla donde solo había vegetación en el centro. Habbie se encontraba en la orilla rodeada de restos del naufragio. Al despertar y observar aquello se dio cuenta de que debía hacer algo para sobrevivir. Intentó recoger res- tos del naufragio y almacenarlos en un rincón de piedras y árboles para taparlos. Entre todos los restos encontró un pe- queño diario con un lápiz atado; empezó a escribir todos los días. “-Día 1- Estoy sorprendida de este sitio, al mis- mo tiempo muy triste por haber perdido todo, pero con esperanzas de volver a recuperarlo. -Día 2- El rincón que encontré ayer ya tiene forma de refugio. He ido a recoger algo comestible dentro de la isla. Es impresionante. -Día 3- El refugio es poco acogedor, pero sólo llevo tres días aquí; supongo que, si me esfuerzo, en pocos días estará listo. Hoy me ha pasado algo perfecto: he encontrado un mono. He pensado en llamarlo Kevin. Su comportamiento me recuerda al hijo de mi ve- cino, es muy juguetón e impaciente, pero muy simpático. -Día 10- Durante estos días he termina- do el refugio. Kevin se encuentra muy mal y raro. Cuando voy a recoger comida siempre me roba mi parte, será por su impaciencia. In- tentaré pescar pronto… Estoy cansada de co- mer coco y plátanos. -Día 16- Hoy cuando me desperté vi que la marea había subido mucho, menos mal que unas rocas medianas que hay alrededor de los tres o cuatro árboles no dejan pasar mucha agua, al menos no tanta como para llevarse el refugio. LITERATOS INFANTILES Y JUVENILES El primer texto recogido para este número de la revista corresponde al segundo premio del XI Concurso de Cuentos organizado por el C.E.I.P. “Guadalquivir”, de Sanlúcar de Barrameda, en la celebración del Día del Libro 2014 El segundo, al accésit del XV Concurso de Cuentos, de 2018, organizado por el mismo C.I.P. “Guadalquivir”. 

  • 26. LasPiletas 24 La marea ha traído cosas útiles. -Día 28- Con los objetos que trajo la ma- rea he construido dos cajas para meter la comi- da, una para Kevin y otra para mí. También he construido una red y una barca pequeña, así puedo pescar sin clavarme los corales. Estoy pensando en hacer fuego. Lo conseguí”. Como aventurera que era Habbie, a los po- cos días fue adentrándose en el corazón de la isla. Naturalmente, no iba a dejar a Kelvin solo, lo ató a una liana de unos tres o cuatro metros; después de andar bastante, acampó en una pequeña llanura y Kevin se subió a un árbol cercano. A Habbie le encantaba aquello, pero le asustaba perderse, menos mal que dejó trozos de metales que relucían lo suficiente como para marcar el camino a la playa. También le asus- taba que los animales salvajes la atacaran… y eso pasó. A la mañana siguiente siguió su camino y sin querer entró en el territorio de unos leopardos; éstos atacaron a Kevin, pero Habbie lo defendió, sólo se hizo unas leves he- ridas, pero gracias a sus recursos y a sus cono- cimientos no se le infectaron demasiado. Cogió unos frutos para comérselos y guardó unas semillas para plantarlas. Descubrió que había un gran volcán en el centro de la isla y que la isla tenía mucha vegetación, y que Kevin era hembra y estaba embarazada. Era su último día allí. -Día 58.- Recogió semilla y recursos. Al llegar a su refugio por la noche hubo un pequeño terremoto de unos cinco segundos, pero era sólo el aviso de que el volcán iba a ponerse en erupción. Tenía que salir de la isla lo antes posible. -Día 60.- El barco casi está terminado. Kevin parece morirse, pero es por su bebé; he decidi- do llamarle Carrie. -Día 65.- El barco está acabado, debo salir ya, el volcán está escupiendo cenizas. -Día 66.- Antes de zarpar he encontrado una caja perfecta para meter las provisiones. La he atado al barco. “Mar, allá voy”. -Día 77.- Ayer hubo tormenta… Casi pierdo a Carrie; aún sigo viva. -Día 80.- ¡He encontrado otra isla! -Día 86.- ¡He visto un barco!, bueno, lo ha visto Carrie, pero estaba demasiado lejos y no nos han visto. -Día 91.- ¡Qué sorpresa, Carrie está de parto! El bebé es precioso y asqueroso; esto no es vida, llevo sola noventa y un días, ¿y si me muero aquí? ¡Oh, Dios! -Día 95.- El bebé es prematuro. Carrie lo ama. Parece como si yo fuese feliz, pero la única feliz es Carrie que tiene a su hijo y está en su hábitat. -Día 98.- Tengo apendicitis, tengo la sensación de morirme, no tengo fuerzas. Creo que no es- cribiré más. Habbie sí tenía apendicitis, pero por suerte para ella habían encontrado su rastro, ya que había escrito una carta, la había meti- do en una botella y la había tirado al agua; allí explicaba lo que pensaba hacer. El barco que vieron la encontró y ahora había muchos bar- cos que los buscaban, también helicópteros. Habbie dormía encima de una piedra que había cubierto de plantas y hojas; estaba fatal. Comía plátanos, bichos, peces, frutos y bayas. El día que la encontraron, el día 103, estaba tumbada, muy enferma; cuando dos hombres la cogieron y la subieron al helicópte- ro no se lo podía creer.
  • 27. LasPiletas 25 Ya en el hospital, después de todas las visitas, pensó: “He estado ciento tres días sola y de supervivencia. Increíble”. Miró a una camilla y vio a Kevin y a su hijo Carrie, que más tarde los llevarían a un zoo. Sonrió y se durmió. Más adelante vivió como una persona más, pero con una historia que nunca se le olvidaría. Y aquí se acaba este cuento, y aunque testigo yo no he sido, así me lo han referido. MARÍA DOLORES BLANCO GÓMEZ (9 años – 3º curso de Educación Primaria, C.E.I.P. Guadalquivir) CUANDO YO ERA PEQUEÑA Un día, hace algún tiempo, mi querido papá, tan orgulloso y contento de mí, me dio un bille- te de 20 euros. Mi madre, tan contenta como mi padre, cogió el billete con mi permiso y me llevó a una tienda porque yo me lo quería gas- tar. En la tienda había más gente que años tenía mi madre. Ansiosa, empecé a ponerme inquieta. Me estaba portando fatal hasta que la dependienta me cogió y me metió en un cuarto. De repente las luces se encendieron y vi un montón de niños atrapados en un mar de caramelos. Los niños me dijeron que la de- pendienta era una bruja que quería hincharnos de caramelos para comernos. Pero, cuidado niños, que no es este el cuento de Hansel y Gretel, ni de el de Charlie y la fábrica de cho- colate. Conocí a muchos niños y, justo cuando íbamos a abrir, la puerta se cerró y una enorme pantalla nos asustó. De pronto, la dependienta apareció en la pantalla y dijo: “¡Escuchadme, niños!, para salir de aquí necesitaréis buscar la salida, el mar de caramelos, el camino de nubes y el río de chocolate anti-niños. Sufrimos, sudamos, incluso lloramos. Fue un auténtico calvario de caramelos. Cuando llegamos al río de chocolate anti-niños, vimos una barrera eléctrica. Con mucho miedo, un niño llamado Jon se atrevió a abrir la puerta y dijo: “¡Espera un momento! ¡Esto es un holograma!”, y diji- mos todos “¿Queeeé?” Uno por uno pasamos el holograma y todos vimos a nuestros papis y mamis. Nuestros papis y mamis nos cogieron y nos abrazaron. Entonces la tienda se derribó y todos los caramelos volvieron al mismo lugar en el que estaban antes en la tienda de chu- ches. Y colorín colorete, por la chimenea vete. 

  • 28. LasPiletas 26 LIBROS RAROS Elías Rodríguez González Traemos a esta sección un libro un tanto peculiar, por lo poco frecuente. Se trata de una zarzuela que, aunque actualmente no la lleve ninguna compañía teatral en su repertorio, en su tiempo alcanzó gran éxito y su autor es el dramaturgo, académico y político español ADELARDO LÓPEZ DE AYALA (Guadalcanal 1828, Madrid 1879). Fue miembro numerario de la RAE, ministro de Ultramar y se le con- sidera como escritor adscrito al realismo lite- rario. Sus obras principales son: El tejado de vidrio, El tanto por ciento, Consuelo y El nuevo D. Juan. La zarzuela que vamos a comentar se llama “LA ESTRELLA DE MADRID”, cuya acción la sitúa en el s. XVII, en el reinado de Felipe IV y fue editada en Madrid en 1884, ya fallecido su autor, y tiene tres actos. El argumento juega con el enredo, muy propio de las obras clásicas del Siglo de Oro. Lisardo ama a Estrella, pero accidental- mente mata al hermano por lo que su amigo Lorenzo le insta a huir antes de que lo deten- gan. Estrella ignora que él es el causante de la muerte de su hermano. Pero el Rey también está enamorado de Estrella, y acude disfraza- do a la puerta de la iglesia adonde han entra- do a rezar Estrella y su Dueña. Al Rey le acompaña el bufón Tropezón, que ignora que es el Rey a quien acompaña y que le da una bolsa de dinero para comprar los favores de la Dueña y que ésta convenza a Estrella para concertar una cita con este “pre- tendiente”. Llegó Lisardo y al ver otro rival, se bate en duelo con él. Al ruido de los sables, llega el Alcalde con los alguaciles, que prenden al Rey y a Tropezón, pues Lisardo ha huido. El Rey, aparte, se da a conocer al Alcalde, mandándo- le no decir nada, echándole la culpa al bufón, que se resiste y jura ser inocente. Se cree que es por la bolsa de dinero que lleva, por lo que se la da a los soldados, pero otro alguacil, que
  • 29. LasPiletas 27 lo ve, lo detiene acusado de soborno. Todos se lían con Tropezón y se lo llevan preso. Al ruido salen Estrella, D. Pedro, su pa- dre, y criados. “Rumores de acero / quejidos y fieros, / carreras y gritos / presumo que oí.”/ “Que tu célica hermosura / era un tiempo mi ventura / y hoy es sólo mi dolor.” / “Mas severos ya te aguardan / una celda y altos muros / donde vivan más seguros / tus deberes y mi honor.” / Con esto le da a entender que la va a meter en un convento para evitar más duelos por ella. La Dueña, que había abierto la puerta del jardín para que entrara el “pretendiente gene- roso”, se marcha, pero quien entra es Lisardo, que le pide a Estrella se vaya con él. Los dos cantan a dúo su amor: “Hay amor, vida mía, / juntos los dos. / “Huyamos; ya la aurora la prisa nos ad- vierte,” / “Olvido, llanto y muerte / te aguardan sólo aquí” / Entra el Rey y Estrella esconde a Lisardo. El Rey cree que la puerta estaba abierta como señal de arrepentimiento. Lisardo, escondido, oye el diálogo de los dos. “Mi ansiedad, vuestro despecho, / ¿no me dan algún derecho, / a recibir un favor?” / Estrella le ruega se marche. Sale Lisardo, que cree que la puerta estaba abierta para su rival, por lo que, enojado, se marcha llamán- dole “infiel” y “pérfida”. Estrella se queda llorando y D. Pedro le pregunta la causa. “Si es amor delito, castigadme” D, Pedro, que había oído rumores de que el Rey estaba rondando por allí, le pregunta si ese es su amante. Al negarlo su hija, suspira aliviado. “¡Ah, respiro! Gran peso me has quitado de encima del corazón” (Mala fama tenía el rey de mujeriego). Estrella le confiesa el amor que siente por un caballero, pero es pobre, cosa que no le importa a D. Pedro, pues él es rico. Hay un diálogo entre Lisardo y D. Pedro, que cree que no viene con buenas intenciones. En este diálogo, Lisardo confiesa que mató a su hijo, aunque accidentalmente. D. Pedro intenta matarlo, pero Estrella le perdona, pues: “Mi vida es la vida / del vil matador.” / Se llevan presos a Lisardo y a Tropezón por cómplice, ante las quejas de éste. En la cárcel, Lisardo se lamenta de su mala suerte, pues seguramente le condenarán a la horca. Tropezón le consuela porque sus parientes pueden conseguir el perdón “para él…” “Al que pierde una mujer / otra el diablo da enseguida, / más el que pierde una vida / no tiene más que perder.” / El alcaide le lleva una carta de Estrella en la que manifiesta su amor: “Lisardo, te escribo ahora / llena de llan- to el semblante, / para decirte que amante / mi pecho siempre te adora” / D. Pedro pide al Rey justicia por la muer- te de su hijo, y a su hija quiere meterla en un convento. El Rey, enamorado de Estrella intenta disuadirle. La Dueña le da al Rey una carta escrita de Estrella para Lisardo, pensando que el Rey era el destinatario. Esto provoca el enojo de Estrella y, al fi- nal, es la Dueña quien carga con la culpa de todo, pues el Rey perdona a Lisardo: “Rodrigo en sangrienta lid / mató de Ji- mena el padre; / y Jimena, honrada madre / fue de las hijas del Cid”. / Los diálogos suelen tener versos octosí- labos y cuando es la parte cantada, coros y protagonistas, suelen ser versos pentasílabos y hexasílabos.
  • 30. LasPiletas 28 Este tomo se completa con la obra teatral “RIOJA” y una LOA titulada “LA MEJOR CO- RONA”. Esta LOA la escribió el autor para cele- brar el aniversario de CALDERÓN DE LA BAR- CA, en colaboración con varios distinguidos escritores. Se estrenó en el teatro San Fernando de Sevilla el 17 de enero de 1868, con música de D. Emilio Arrieta, cantada por la tiple Sra. Passonini, el tenor Sr. Landi, el barítono Sr. Co- liva y su cuerpo de coros. Hay un soneto introductorio de D. Nicasio Gallego en el que exalta al “¡Gran Calderón y su fecunda vena!”. Le sigue un Prólogo escri- to por Fernán Caballero en el que “vengan al gran poeta español del desdén de la centuria anterior y cómo ha bastado que D. Adelardo López de Ayala lo haya deseado, para que acudan presurosos poetas de la ciudad para brindarle las olorosas flores de esta corona de respeto, adoración, simpatía y amor”. En la loa tenemos a los personajes ale- góricos de España, la Pereza y el Entusiasmo. España se encuentra abatida: “No acierto cómo vivir / pues ya no pue- do alcanzar / ni fuerza para velar / ni calma para dormir.” / La Pereza le aconseja que siga así: “Duerme; tu afán y tristeza / grande so- siego reclaman / … Mira por ti / sosiégate … / ¡no te agites, no te muevas!” Llega el Entusiasmo con alegría y optimis- mo: “¡España, despierta!” Le recuerda las victorias y gloria alcan- zadas años atrás y viene a recordarle el ani- versario del nacimiento de D. Pedro Calderón de la Barca, “a quien ofrece corona el cielo y admiración el mundo”. España no se acuerda de ese hijo, lo cual le reprocha el Entusiasmo: “No merece tal hijo / la madre que lo olvida. / ¡Mírame, pues, España! Le insta a imitar a otros países que honran a sus grandes e ilustres personajes y escritores: Gran Bretaña a Shakespeare, Francia a Moliè- re, Italia a Dante, Alemania a Schiller, etc. España, enardecida, grita: “¡Venga la Fama y al hijo mío!” La Pereza intenta reprimir esos impulsos: “No llames a la Fama, / no lo intentes / Ge- nios más eminentes debes honrar primero.” / Y enumera una serie de científicos y soldados que dieron gran beneficio a la Hu- manidad: Francisco Suárez, Luis Vives, Arias Montano, Sebastián Elcano, el Gran Capitán, el Cid, Pizarro, Cisneros y algunos más, y le reprocha: “Cediendo a los encantos / del En- tusiasmo, loco e importuno / hoy por honrar a uno / vas a ofender a tantos.” / Ante este reproche, le increpa el Entusias- mo: “Apelas a la hipócrita alabanza / para aguzar el dardo de la alabanza. / Tú resignas alabar a cientos / para matar a uno. / Enton- ces, ¿no te acuerdas, miserable? / Te llamabas Envidia, / a todos los marcaste con tu hierro, / a todos les costaba al conocerte / la prisión o el destierro, / la calumnia o la muerte. El Entusiasmo llama a la Fama y de su templo van saliendo algunos de los personajes inmortalizados por Calderón: la Dama, el Ca- ballero, el Alcalde de Zalamea, Segismundo, el Gracioso, etc. Los poemas que recitan cada uno de estos personajes fueron escritos por los colaboradores a que alude Fernán Caballero en el Prólogo. Y esta LOA tan bella y exquisita termina con un HIMNO cuyo coro canta el estribillo, que se repite en cada estrofa, y que dice así: Honor al poeta de claro renombre, que brilla en la escena cual fúlgido sol; absortos los pueblos aclaman su nombre; su nombre, que es honra del suelo espa- ñol. Como todos los libros de esta sección, éste lo pueden encontrar en el Fondo Bibliográ- fico de la Biblioteca Municipal “Rafael Pablos”.
  • 31. LasPiletas 29 No estoy orgulloso de mi cometido, pero tampoco tengo nada de lo que arrepentirme. Y aunque también es cierto que hay otros cuya misión puede ser más liviana, como ocurre con esos alados imberbes y asexuados que se pa- san la eternidad flotando en el éter y la luz gozando junto a las pocas almas que lo me- recen, al otro lado del viento, de lo que lla- man “La Presencia”, no es menos verdad que aquello no me atrae y que ya me he hecho a estar aquí, sabiéndome diferente e intocable. Y por fortuna, tampoco tengo nada que ver con esos otros de allá abajo, unos fétidos y sádicos deformes que disfrutan con el sufrimiento que provocan. Esas sombras que me rodean y a las que vigilo mientras están en constante movimiento revelan el inmenso padecer de las pobres y torturadas almas que tengo a mi cargo. Entre ellas, en medio de la más intensa oscuridad y de un silencio desesperante sólo quebrado por el ruido de mis pasos y ese desagradable au- llido del viento exterior, me muevo sin ganas. Y me mantengo al margen, no disfruto con mi trabajo, pero cumplo rigurosamente. Soy el Celador. Mi misión es comprobar que sufran, que purguen sus culpas, que lamen- ten las acciones que no evitaron, y que lo ha- gan en silencio. Ése es el peor de los suplicios, la mayor de las torturas. Sus gritos y lamentos, impedidos para poder liberarse, les explotan en el interior de lo que queda de ellos, provo- cándoles olas de una angustia mucho más des- esperante que el dolor sin fin que les atenaza y los ancla a este lugar. Tanto ellos como yo podemos adivinar las constantes y desgarrado- ras muecas que la tortura silenciosa les arranca mientras sus remordidas conciencias quieren mostrar el arrepentimiento que podría sacarles de aquí. El terror les domina, les oprime, les EL CELADOR Miguel Ángel León Asuero
  • 32. LasPiletas 30 retuerce, les ahoga, mientras llenan hacinados este espacio de sombras en constante contor- sión que se funden con tanta oscuridad. Purgan mientras les vigilo y me aseguro de que su sufrimiento no puede ser ya mayor. Purgan indefinidamente sus culpas, sus mise- rias, sus muchos y atroces pecados, sus indig- nidades, sus inhumanidades y sus soberbias. Purgan tanto daño como hicieron, a otros o a ellos mismos, tanto sufrimiento como provoca- ron, tanta humillación como dieron, tanto dolor como infligieron. Lo que dieron lo reciben de ellos mismos, aumentado sin medida ni límites. Sumergidos en un ambiente denso y extrema- damente frío, se ahogan sin fin sabiendo que aquellos con quienes compartieron eso que lla- maron “la vida”, a los que quisieron o a los que odiaron, sufren de igual manera en alguna parte de este pútrido y silencioso lugar donde penan. El desasosiego de saber que quienes fueron sus padres, sus hijos, sus amores, sus hermanos, sus amigos, padecen una y otra vez el brutal desgarro, la impotencia de saber que nada pueden hacer por evitarles tal padeci- miento, se añade a tan profundo penar. Yo me aseguro de que sean conscientes de todo y de que se sientan humillados al re- cordar una y otra vez lo que hicieron, cómo, y a quien. Para eso me puso aquí “El Boss”, ése a quien los insoportables etéreos veneran sin principio ni fin y los malditos de las profundida- des aborrecen resentidamente. Nunca he visto al “Boss”, pero sé que anda por ahí, despreocupado de lo que ocurre con estos infelices que tengo conmigo. No in- terfiere en lo que se supone que son sus “vidas” y sus “muertes”, y tampoco lo hace en su estar en esta siniestra oscuridad. Simplemente está allí, en su mundo feliz más allá del viento que atemoriza a estos desgraciados, puesto como una luz que todo lo ilumina y alrededor de la cual revolotean los “alados” y su rebaño de almas puras como si fueran insectos transpa- rentes. En realidad, yo tengo más poder. Yo de- cido quien tiene una oportunidad y quien no. Quien puede penar indefinidamente hasta que purgue sus culpas y quien va directamente a ser el nuevo juguete de los inmundos torturado- res del abismo sin fin. Yo soy ese de la balan- za, el que pesa las almas, el que abre y cierra las puertas. A partir de ahí, me limito a vigilar que el pago sea efectivo y pleno, hasta que los propios interesados se dan cuenta de que ese constante ver su vida no puede producirles ya más humillación ni más dolor, que la angustia ya no se puede cebar más en ellos. Entonces saben que ha llegado el momento de dar el paso y cruzar el viento en busca de “La Presen- Anubis, el dios egipcio que pesa las almas
  • 33. LasPiletas 31 cia” y su séquito. Esos son los menos. La mayo- ría, o se rinde y se arroja al castigo sin final en el reino de los deformes resentidos o quedan aquí, purgando, a la espera de ser capaces de dar el paso de perdonarse a sí mismos. Nada más llegar aquí tan desgraciadas almas, me aseguro de que no conservan nin- gún buen recuerdo de sus vidas. Todo lo bue- no, todo lo agradable, todo lo positivo se borra en el camino hasta este lugar. El último instante mundano, ese en el que los moribundos recuer- dan lo vivido, no es más que una criba que sólo deja pasar la infamia, la inquina y la maldad, que yo habré de valorar y sopesar. Y bien sabe “El Boss” que mi criterio es muy distinto del que tienen los vivos, hasta el punto de que algunos que son tenidos por santos y puros entre los hombres y han llegado aquí con pretensiones de pasar directamente a “la Contemplación” junto a los alados, los he enviado directamente y sin miramientos al reino de los inmundos, a penar eternamente y sin remisión padeciendo suplicios cada vez más crueles, eternidad tras eternidad. Y también a otros que para los vi- vos serían carne de hoguera permanente les he permitido redimir sus culpas y atravesar el viento. Aquí no existe la noción del tiempo. Sólo un presente constante y sempiterno que transcu- rre tan lento que ni puede percibirse el paso de un momento a otro. En realidad, las almas que penan sin descanso en este lugar simplemente han quedado estancadas en el instante mismo de la muerte, en ese fogonazo que inmediata- mente se convierte en la más profunda de las oscuridades, punto en el que ha de decidirse el destino de esas ánimas. Es una espera dubitati- va y desesperante que, como todas, se convier- te en eterna por no poder los interesados tomar una decisión clara y definitiva, haciendo que la transición se haga estado, y que el juicio se haga pena. Y también yo habito en ese instan- te, sólo que por no haber conocido la vida no tengo nada que purgar, y simplemente obser- vo y vigilo, afianzo penas y padeceres, instigo dolores y remordimientos, para, al final de ese mínimo instante que dura eternidades, permi- tirles hacer lo que han decidido que merecen. A veces, se me ocurre que “El Boss” podría haberme dejado conocer lo que es la vida, pero ésa es una idea que se esfuma pron- to, pues tengo claro que vivir supondría llegar aquí sin saber cómo funciona este antro, y me vería atado al mismo suplicio que todos estos desgraciados a los que vigilo. Definitivamente, creo que el más afortunado de todos los crea- dos, soy yo, pues ni padezco, ni tengo miedo porque nada ha de pasarme, ni aspiro a insul- sos premios de luz. El mío es el mejor de los destinos a este lado del todo. Es cierto que “El Boss”, a veces, se ha divertido enviando emisarios a los pobres mor- tales, espíritus encarnados con la idea de mos- trar caminos a seguir, pero lo que no pensa- ban sufrir aquí por ser etéreos lo han padecido entre aquellos a quienes iban teóricamente a redimir. Esos enviados, para salir de allí, tu- vieron que morir, y eso supone pasar por mi territorio y probar el veredicto de mi balanza y de sus conciencias, así que más de uno ha pasado eternos instantes de autocastigo cruel y despiadado. El Juicio Final comenzó en el mismo mo- mento en que la primera alma humana aban- donó el cuerpo mortal en que habitó. Desde entonces estoy aquí, recibiendo vidas muertas, decidiendo posibilidades, sometiendo deses- peranzas, asegurando penitencias y permi- tiendo que cada uno decida su propio destino eterno. Y ese mismo Juicio Final terminará el día en que la última de las ánimas aquí pur- gante tome conciencia de que no hay juez más severo que la propia conciencia y decida su destino eterno. Justo entonces terminará todo esto. Justo entonces mi trabajó estará hecho. Y Justo entonces conoceré mi destino…
  • 34. LasPiletas 32 Doug Bock Clark LOS ÚLTIMOS BALLENEROS DOUG BOCK CLARK Doug Bock Clark estuvo viviendo con los lama- relanos porque sólo así podía empaparse del modo de vida de esta tribu solidaria, meticulo- sa, ritual y épica que resiste con obstinación el avance implacable y desleal de la globaliza- ción, de una industrialización que no quiere entender ni de costumbres ni de antepasados. Una comunidad única que vive de la caza del cachalote, del respeto y de las tradiciones; que sólo caza para alimentarse y no para el nego- cio; un pueblo de pescadores solidarios que reparten lo que capturan entre todos los habi- tantes de la aldea. Los lamarelanos viven en Lambata, una NOVEDADES Y RESEÑAS EDITORIALES Ignacio Arrabal Monge
  • 35. LasPiletas 33 isla remota de Indonesia, donde siguen rindien- do culto y honorabilidad a los antepasados, a los que todo se les consulta. Al grito de ¡Baleo! ¡Baleo!, los hombres responden con un tumulto de velocidad y voces, que repiten el grito para que se oiga en todo el territorio, y se apresuran a empujar al mar sus téna (barcas de madera destinadas a la caza de la ballena), y suben a bordo con una agilidad genética, como han hecho ya cientos de veces, y sus padres otros cientos de veces antes que ellos, y antes aún sus abuelos, y mucho antes todavía los antepa- sados. Entonces el lamafa (arponero) ocupa su lugar en el hammalollo (una plataforma situada en la proa de la téna), y comienza una batalla épica, novelesca, imponente entre el hombre y un animal que lo supera en al menos veinte e incluso treinta toneladas. Entre los lamarelanos, ser lamafa es un honor, un privilegio con el que sueñan desde que son niños. Es cierto que cada vez son me- nos los que están dispuestos a jugarse la vida en la proa de una barca de madera, con un arpón hecho de bambú, ante un cachalote al que le basta soltar un golpe con la cola para deshacerse de ellos, pero aún quedan algunos: Jon, Frans, Ben o Stefanus (el más joven de todos) están decididos a enfrentar su destino de lamarelanos. Doug Bock Clark no ha escrito única- mente un documento periodístico al estilo, por ejemplo, de Gay Talese, sino que su calidad literaria lo convierte en una obra narrativa de una belleza honda y extraordinaria. Su abso- luto respeto por las descripciones, por mostrar al lector lo que ve y lo que vive, lo convierte en un valioso documento antropológico. Escribe sobre un mundo que lucha por no desapare- cer, por no sucumbir a las nuevas tecnologías (es brutal el choque cultural cuando se descri- be a un lamarelano subiendo a bordo de una téna mientras otro envía un Whatsapp con un móvil de última generación), una sociedad a la que no entendemos del todo, que hunde su mirada profunda en el mar a la espera de que aparezca un cachalote y entonces, en el aire quieto de la playa, se oiga el esperado grito de ¡Baleo! ¡Baleo! Adolfo García Ortega LA LUZ QUE CAE ADOLFO GARCÍA ORTEGA Quizá ya esté todo escrito, incluso puede que la variedad ilimitada de géneros esté agotando a la propia escritura, o que tras la lectura de mu-
  • 36. LasPiletas 34 chos de los libros que hoy se publican no haya nada, pero resulta que luego aparece Adolfo García Ortega y dejan de importar esas cosas, porque nos damos cuenta de que acabamos de reconciliarnos con la buena literatura. Venía de Hiroshima y me dirigía a Tokyo, y descubrió Japón, el magnetismo hipnótico del monte Fuji, y allí, ante su tamaño casi inabarcable, supo también de la belleza de las pequeñas cosas, de la lenta velocidad del tiempo. Adolfo García Ortega aprovechó un viaje por Japón, donde se disponía a impartir varias conferencias, para descubrir el mundo y, de paso, la figura subyugante y pionera de Hiroshi Kindaichi, un sintoísta hereje que en el siglo XVIII sorprendió a sus contemporáneos con su particular visión del Sinto. A raíz de este encuentro entre Hiroshi Kindaichi y Adolfo García Ortega, este último pergeña un libro que no se parece a nada -o a casi nada, para no ser tan tajante-, deslum- brante y raro (por lo bello y emocional), y con- vierte la escritura en algo inspirador y vibrátil que fluye como esos ríos de los que habla en sus novelas Yukio Mishima. Asistimos, mientras leemos embelesados, a este proceso de des- plazamiento que el autor vive en su viaje: no únicamente un desplazamiento geográfico, sino vital y espiritual, que le da a la obra, por momentos, un acertado tono ensayístico. Con una sutileza íntima y sincera, Adolfo García Ortega abre en sus páginas un cauce literario hacia la felicidad. Esto es lo que, en su viaje interior e introspectivo, nos quiere hacer com- prender: que la experiencia de una vida go- zosa se halla en cada uno de nosotros, y que tenemos que emprender nuestro propio viaje, nuestro diálogo.
  • 37. LasPiletas 35 SANLUGRAMA Juan José García Rodríguez SANLUGRAMA. El crucigrama en clave sanluqueña de Juan José García 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 HORIZONTALES: 1.-Así comienza el himno de Sanlúcar (siete palabras seguidas y continua en el 12 vertical). 2.- Avise usted de un peligro. Te falta “principio” para atender, vigilar… 3.- Atención, novato al volante. No llega a estar mal. Hasta el “….” todo es toro. Rusia Televisión. 4.- Así llamamos a la broma de meter la cabeza de alguien en el agua. La quinta vocal. 5.- Uranio. Terror en la playa un tiburón asoma su …. dorsal. Artículo determinado neutro plural para referirse a conceptos abstractos. 6.- Tiene la piel sin arrugas. Dios mesopotámico. Flúor. 7.- Nombre árabe. Fósforo. Este corazón late disperso. 8.- Buque fluvial de línea antigua para excursiones en la desembocadura del Guadalquivir (dos palabras seguidas). 9.- Aro. Si asistiera a las tertulias literarias lo haría. Aorta en mal estado, más bien corta. 10.- Familiarmente tío. Percibía con el sentido de la vista. Nota musical. 11.- Para arrullar al bebé. En junio estos cetáceos se dejan ver en esta desembocadura. VERTICALES: 1.- Para jugar en la playa: cubito, rastrillo y … . Baraja de naipes adivinadora, o no. 2.- Terminación para alcoholes. Ejercita el olfato. Trasladarse de tu casa a la playa. 3.- Para manejar la barca. En Venecia el puente más bonito, en Sanlúcar un antiguo cine de verano. 4.- Pasas de la boca al estómago sin masticar. Veo y comprendo lo escrito. 5.- Unidad de tiempo. Para volar. No es tan feo. Quinientos romanos. El color más querido por Lorca. Si continuas por ahí serás un pervertido. 7.- Un siglo romano. Padre en euskera. Barra para cortina. 8.- Ponen borroso con nubes. Pintura que nos traslada a lo infantil. 9.- Organización Internacional de Ordenes Laicas. Nombre de pintora alemana muy colorista afincada en Sanlúcar. Artifice Inteligence. 10.- Símbolo de yarda en inglés. Remate de los muros defensivos, el castillo de Santiago no tiene, se perdieron (singular). Nitrógeno. 11.- Divisible por dos. Con un canuto. Ame mucho. Leer el 1 horizontal.
  • 38. LasPiletas 36 FUERON NOTICIAS DE LA ASOCIACIÓN José Santiago Miranda MAYO - AGOSTO 2021 Muy pocas siguen siendo las noticias sobre nuestras actividades asociativas debido a la imposibilidad de realizar las normales de la Asociación, dadas las circunstancias que venimos padeciendo desde hace año y medio con la pandemia y que, en buena medida, aun padecemos y, tal como están las cosas todavía, seguiremos padeciendo. Las limitaciones de aforo y de actividades en los centros docentes, ha hecho imposible seguir con la campaña “SANLÚCAR LECTORA” correspondiente a la que sería XXI Jornadas de Animación a la Lectura, dirigida por Isabel Humanes Solís, con la participación del grupo de animación cultural Ampicapacho. Al estar tan limitada la asistencia a reuniones en centros como el hotel Los Helechos -cerrado por otra parte una buena temporada-, así como por cierto temor entre los asociados a reunirnos en cualquier otro local donde pudieran, y puedan hacerse aun, actividades colectivas, no hemos tenido ninguna de las tertulias literarias que solemos hacer. Por la misma razón, seguimos sin poder impartir conferencias de ninguna índole. En cuanto a viajes culturales, las mismas “no noticias” de los tres cuatrimestres anteriores: no pudimos hacerlos, pues además de las limitaciones de concurrencia en autobuses, las hay en el espacio cerrado de lugares a visitar, amén de por el citado temor de los asociados a hacer los viajes. Seguimos haciendo lo único que podemos en estas circunstancias: la publicación del número 64, del verano 2021, de la edición en papel de la revista “Las Piletas” y, en versión digital, la publicación de los artículos que se van incorporando al número 15 de la edición digital de la revista “Gárgoris”, correspondiente ya al año 2021. Una vez más, nuestro reconocido agradecimiento por las renovadas intenciones de colaboración de personas, gracias a los cuales llevamos a buen término las actividades que aún son posibles de nuestra Asociación.