1. Había una vez un comerciante que vivía con su hija en
el campo. La mucha se llamaba Bella.
En uno de sus viajes, el padre de bella
cruzaba el bosque cuando de repente su
caballo se mostró inquieto y salió al galope. Cuando el
pobre hombre consiguió calmarlo, se dio cuenta de que se
había perdido.
Siguieron cabalgando hasta que se hizo de noche y
llegaron a un misterioso castillo que parecía
abandonado. Allí pasaron la noche.
Antes de partir, cortó una rosa. Apareció un ser
monstruoso.
-Por entrar aquí y robar mis rosas, ¡morirás!
-Déjame despedirme de mi hija. La bestia le dejó partir. AI
llegar a casa se lo contó todo a su hija que quiso
acompañarlo.
De vuelta al castillo, cenaron con la Bestia, y Bella le
propuso un trato: Deja marchar a mi padre; yo me
quedaré en su lugar.
2. La Bestia aceptó. Al principio al muchacha tenía miedo, pero la bestia le
trataba bien y nada le faltaba.
La Bestia, que se había enamorado de Bella, le pidió
que se casara con él. Bella no aceptó, pero le
propuso que fueran amigos.
Bella pidió permiso a la Bestia para ir a ver a su padre, prometiendo volver
pronto. La Bestia la dejó marchar.
Bella estuvo varios días cuidando a su padre. Había enferrmado de
tristeza creyendo que ya nunca la vería.
A su vuelta al palacio encontró a la Bestia
medio muerto de pena por su ausencia.
Entonces Bella supo cuánto lo quería y
comprendió que, a pesar de su feo aspecto,
tenía un gran corazón . -No te mueras me
casaré contigo -lloraba mientras le abrazaba.
Creyéndole muerto le besó tiernamente...
… y el horrible monstruo se transformó en un
apuesto príncipe . Una bruja le había encantado
hasta que alguien le amara.
Por suerte Bella sabía que la verdadera belleza está en el corazón.