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El enano Saltarín
En un país lejano, vivía un sastre muy mentiroso. Cierto día, mientras le tomaba
las medidas al rey para coserle un traje, le dijo:
–Mi hija Silvia puede hilar la paja y convertirla en oro.
Muy sorprendido, el rey manifestó que quería conocerla.
Al día siguiente, el sastre llevó a su hija. Al llegar a palacio el rey la llevó a
un cuarto lleno de paja.
–Ahí tienes paja para hilar y convertirla en oro. Te quedarás toda la noche y
si es verdad lo que dijo tu padre, mañana tendrás una recompensa.
Dicho esto, cerró el cuarto con llave y la muchacha quedó adentro sola.
Muy asustada comenzó a llorar. En medio de la noche, apareció dando saltos
un hombrecito muy pequeño que le dijo:
–No llores niña, yo puedo ayudarte. Si me das tu collar, convertiré esta paja en
oro. Silvia le entregó el collar y en un segundo el enanito cambió la paja por oro
y saltando desapareció.
Al amanecer, el rey entró en el cuarto. Sus ojos brillaron al ver la montaña
de hilos de oro.
–Bien muchacha, estoy complacido. Te quedarás una noche más; convertirás
más paja en oro. Luego me casaré contigo, serás mi reina y no volverás a hilar
nunca más.
La llevó entonces a una habitación más grande, con muchísima paja dentro.
La triste joven rompió a llorar. De pronto el misterioso hombrecito volvió a
aparecer y le dijo:
–Convertiré la paja en oro para ti, pero ahora te pido otra cosa: cuando
te cases con el rey y tengas tu primer hijo, deberás dármelo.
Desesperada, Silvia aceptó el trato. El enano convirtió en oro la paja y
desapareció.
La muchacha se casó con el rey y vivieron felices varios años. Al nacer su primer
hijo, la joven había olvidado su promesa.
Sin embardo, una mañana, el hombrecito apareció y reclamó lo prometido.
Silvia comenzó a llorar y le pidió que no le quite a su bebé. El enano le dijo:
–Volveré en tres días. Debes adivinar cómo me llamo: si no lo haces, me llevaré
a tu hijo para siempre.
Al tercer día el enano volvió. Silvia comenzó a leerle una gran lista de nombres,
pero no acertaba con ninguno. Cuando estaba a punto de desmayarse, entró
su dama de compañía y le dijo algo al oído. Silvia exclamó:
–No te llamas ni Renzo ni Fermín, te llamas el Enano Saltarín.
Dicho esto el enanito desapareció y no volvió nunca más.
La dama le contó que la noche anterior había escuchado al hombrecito
cantar en el bosque:
¡Enano Saltarín,
así me llamo,
la joven reina
está en mis manos!.
BASADO EN UN CUENTO DE LOS HERMANOS GRIMM.
Santillana
Unpasoadelante1
LECTURA 3
2. diamanteslana oro
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Nivel literal
1. ¿Quién ayudó a la muchacha? Colorea.
2. ¿En qué quedaba convertida la paja? Escucha y marca
El enano Saltarín
3. ¿En qué orden sucedió? Escribe 1 y 2.
Te ayudaré, convertiré
la paja en oro.
Mañana tendrás
una recompesa.
El rey
El enano
Nivel inferencial
4. ¿Quién lo dijo? Une.
MATERIAL FOTOCOPIABLE • MATERIAL FOTOCOPIABLE • MATERIAL FOTOCOPIABLE
SantillanaUnpasoadelante1
Nombre y apellido: ________________________________________________ Año y sección: _________
FICHA DE COMPRENSIÓN INTEGRAL 3