1. El cuento de Quiroga, se desenvuelve en Paraguay, en un departamento de Alto Paraná.
Menciona a un lugar llamado Tacurú-Pucú que sería el destino final de Paulino para curar la
mordida de víbora yaracacusú. Aunque la lectura no especifica el lugar exacto donde se
desenvuelve el relato si muestra las condiciones en que viven los trabadores de aquellas
tierras, que asumo, por el trapiche, era un plantío de caña.
Tampoco se conoce la época sólo el tipo de tecnología que se usaba, en este caso
rudimentaria: era una canoa, machete, una damajuana que era un recipiente donde solía
ponerse la caña, un aguardiente destilado extraído de la misma caña de azúcar. Todo parece
indicar que fue en el siglo pasado ya que los trapiches fueron sustituidos por los ingenios con
máquinas más modernas. Se nota que en casa de Paulino no había ningún tipo de auxilio para
la mordedura de víbora y la población más cercana estaba a horas de distancia; debido a que
todo lo que pide es “caña” que no se refería a la fruta sino al aguardiente que sale de la misma,
con la novedad que en su estado crítico, este licor le supo a agua y no calmó ningún efecto
de la mordedura, de manera inmediata.
No tenía ninguna protección contra el agreste entorno rural, ni calzado adecuado ya que la
víbora penetró con facilidad en su pie. La población rural muchas veces carece de hospitales
cercanos y tratándose de época pasadas con más razón de ahí el funesto final de un campesino
sin más ayuda sanitaria que un aguardiente fabricado por ellos mismos para que entumiera
su cuerpo.