2. Y ahora yo te digo: Tú eres
Pedro (o sea Piedra), y
sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia; los poderes de
la muerte jamás la podrán
vencer. Yo te daré las
llaves del Reino de los
Cielos: lo que ates en la
tierra quedará atado en el
Cielo, y lo que desates en
la tierra quedará desatado
en el Cielo.» Mt. 16, 18-19
La Iglesia
3. ¿Quién Instituyó el sacramento?
Jesús les volvió a decir: «¡La
paz esté con ustedes! Como el
Padre me envío a mí, así los
envío yo también.»
Dicho esto, sopló sobre ellos y
les dijo: «Reciban el Espíritu
Santo: a quienes descarguen
de sus pecados, serán
liberados, y a quienes se los
retengan, les serán
retenidos.»Jn. 20, 21-23
4. Yo les digo: «Todo
lo que aten en la
tierra, lo
mantendrá atado el
Cielo, y todo lo que
desaten en la
tierra, lo
mantendrá
desatado el Cielo.
Mt. 18, 18
5. ¿Por qué tengo que confesarme?
Pedir perdón y perdonar es algo necesario
en nuestra vida cotidiana, pero ¿por qué?
Porque es la única manera de recompensar
las rupturas y sanar las heridas producidas
por las ofensas, agresiones y otras
situaciones similares contra el Señor. Solo
el mutuo y sincero perdón puede restaurar
y ofrecer un nuevo inicio a una relación
que se ha dañado o quebrado.
6. Esto que sucede tantas veces en
nuestras relaciones humanas
sucede también en nuestra relación
con Dios: al pecar rechazamos su
amistad, el amor que nos ofrece y la
verdad que nos conduce a nuestra
propia felicidad. Nuestros actos de
rebeldía frente a Dios, nuestra
soberbia y necedad de querer
definir por nosotros mismos lo que
es bueno o malo en contra de las
enseñanzas divinas (Gen 3,5),
rompe nuestra amistad y comunión
con Él.
7. El que confía inmediatamente es un cabeza hueca, el que
cede al pecado se hace daño a sí mismo. El que se complace
en los chismes será condenado, Eclo. 19, 4-5
Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual,
impurezas y desvergüenzas; culto de los ídolos y magia; odios,
ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones,
sectarismo y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes.
Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no
heredarán el Reino de Dios. Gal. 5, 19-21
Nada manchado entrará en ella, ni los que cometen maldad y
mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del
Cordero. Ap. 21, 27
pues todos pecaron y están faltos de la gloria de Dios.
Rom. 3, 23
8. ¿POR QUÉ ANTE UN SACERDOTE?
Muchos católicos dejan de
acudir al sacramento de la
Reconciliación esgrimiendo un
absurdo argumento: "¿por qué
tengo que confesarme ante un
hombre si es tan o más
pecador que yo?" Y luego de
rechazar toda mediación
humana, dicen: "yo me
confieso directamente con
Dios".
9. Dicho esto, sopló sobre
ellos y les dijo:
«Reciban el Espíritu
Santo: a quienes
descarguen de sus
pecados, serán
liberados, y a quienes
se los retengan, les
serán retenidos.» Jn.
20, 22-23
10. Pecado mortal
El pecado mortal se llama mortal porque es la muerte
"espiritual " del alma ( separación de Dios ). Si
estamos en un estado de gracia nos hace perder esta
vida sobrenatural. Si morimos sin arrepentirnos, lo
perdemos a Él por la eternidad. Sin embargo, si
volvemos nuestro corazón a Él y recibimos el
Sacramento de la Penitencia, nuestra amistad con Él
queda restaurada. A los católicos no les está
permitido recibir la Comunión si tienen pecados
mortales sin confesar .
12. EL PECADO VENIAL
"Se comete un pecado venial cuando
no se observa en una materia leve la
medida prescrita por la ley moral, o
cuando se desobedece a la ley moral
en materia grave, pero sin pleno
conocimiento o sin entero
consentimiento" (Catecismo, n. 1862).
13. EL PECADO VENIAL
- debilita la caridad,
- entraña un afecto desordenado a bienes creados,
- impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y la
práctica del bien moral,
- merece penas temporales,
- el pecado venial deliberado y que permanece sin
arrepentimiento, nos dispone poco a poco a cometer el
pecado mortal.
No obstante, el pecado venial no nos hace contrarios a la
voluntad y la amistad divinas; no rompe la Alianza con Dios. Es
humanamente reparable con la gracia de Dios. No priva de la
gracia santificante, de la amistad de Dios, de la caridad, ni, por
tanto, de la bienaventuranza eterna" (Catecismo, n. 1863).
14. PASOS PARA UNA BUENA CONFESIÓN
1 – EXAMEN DE CONCIENCIA. Esfuerzo sincero en recordar todos y cada
uno de los pecados. Repasando los 10 mandamientos.
2 – DOLOR DE LOS PECADOS. Reconocer que se ha ofendido a Dios que
nos ama tanto.
3 – PROPÓSITO DE NO VOLVER A PECAR. La simple y sincera
determinación de no volver a pecar por amor a Dios.
4 – DECIR LOS PECADOS AL SACERDOTE. De una manera concisa,
concreta, clara, completa y número de veces.
4 – DECIR LOS PECADOS AL SACERDOTE. De una manera concisa,
concreta, clara, completa y número de veces.
15. En resumen, «la Iglesia nada puede perdonar sin
Cristo, y Cristo nada quiere perdonar sin la Iglesia»
(Beato Isaac). En la escuela de la fe aprendemos
que «para un cristiano, el sacramento de la
penitencia es el camino ordinario para obtener el
perdón y la remisión de sus pecados graves
cometidos después del Bautismo. (...) Sería, pues,
insensato, además de presuntuoso, querer
prescindir arbitrariamente de los instrumentos de
gracia y de salvación que el Señor ha dispuesto y, en
su caso específico, pretender recibir el perdón
prescindiendo del sacramento instituido por Cristo
precisamente para el perdón».