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Shock en Alemania
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El caos reina entre los productores de energía de Alemania . La causa del caos es el Gobierno: en
junio, decidió cerrar todas las centrales nucleares del país en 2022, tras 'Ios problemas de Japón
para contener las filtraciones de radiación de sus reactores a consecuencia del terremoto y el tsunami
de marzo. Un estudio encargado por el Ministerio de Economía ha estimado el coste de esa decisión,
en términos de pérdidas de puestos de trabajo y de precios de la energía y del C02 más elevados, en
Queren
cerca de 32.000 millones de euros. El Gobierno había planeado prolongar la vida de las centrales una
media de 12 años.
Déjanos
Hay otros elementos que agravan los problemas . Los cuatro grandes generadores de electricidad de
Alemania tienen demasiada deuda. La Comisión Europea también les está obligando a dividir sus
filiales de distribución para mejorar la competencia . Las firmas intentan ajustarse, reducir su tamaño y
abandonar operaciones extranjeras poco rentables y cooperar más con los productores de energía
municipales. E.ON, la mayor eléctrica germana, amenaza con despedir a hasta 11 .000 personas.
Tal vez más alarmante sea el hecho de que el caos se extiende a la industria de las energías
renovables, que se supone que se beneficia del cierre de las centrales nucleares al tener que cubrir el
vacío. La industria solar de Alemania, líder mundial en un tiempo, se ha visto eclipsada por los
o Acepto
productores asiáticos y los especialistas en energía eólica del interior del país se están viendo
afectados por un movimiento hacia los parques eólicos marinos. La tecnología para la captura y el
almacenamiento del C02 emitido por las plantas de carbón y lignito aún no se ha comprobado
comercialmente. Según señala un estudio elaborado de forma conjunta por el Instituto de Economía
Energética de la Universidad de Colonia y dos consultoras, GWS en Osnabrück y Prognos en Basilea,
Suiza, es más probable que sean nuevas centrales eléctricas alimentadas por gas y la importación de
electricidad las que cubran el vacío dejado por la energía nuclear. Ambas serán caras y aumentarán la
dependencia de Alemania de los proveedores de gas extranjeros, en ocasiones volubles. El uso
prolongado de las plantas de carbón y lignito, sin la captura del C02, elevará el precio de los
certificados de emisiones contaminantes y, por lo tanto, el coste de la electricidad, no sólo en
Alemania, sino en toda el área europea de comercio de C02.
Es un panorama sombrío, sin mucha luz de la industria solar. Sin embargo, según afirma Wolfgang
Hummel, un experto en energía de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berlín, siempre fue un