1. EDUARDO QUIJADA
Para la materialización de la imagen del país que tenemos actualmente, el
Colegio de Ingenieros surgió para contribuir de forma conjunta con actores
institucionales como el Ministerio de Obras Públicas. La correspondencia de las
actividades fue producto de los mecanismos de modernización característicos de
los últimos años del siglo XIX. Ingenieros y arquitectos integraron las filas del
cuerpo de ingenieros y fueron los promotores y ejecutores de los proyectos
llevados a cabo por este Ministerio. Estos profesionales no realizaron su trabajo
aislada e individualmente, sino que, más bien, necesitaron de la formación de una
institución que los reuniera de forma planificada y organizada, mediante
mecanismos legales creados para ello, de allí la creación del Colegio de
Ingenieros de Venezuela.
El enfoque histórico en sus tres vertientes: la historia de la cultura, la
historia del espíritu o la historia de la sociedad ha permitido construir una historia
crítica como respuesta a condiciones externas de la propia gestión del Colegio.
Desde este enfoque, se han hallado relaciones culturales entre la formación de los
profesionales de la ingeniería y las manifestaciones de las ideas técnicas y
científicas. El cuerpo gremial se adecuó a los cambios de la sociedad venezolana,
como parte de la historia del espíritu, mientras se creaban mecanismos y leyes
para su funcionamiento.
El Colegio fue uno de los medios a través del cual el Estado venezolano
alcanzó algunas formas diversificadas y diseminadas socialmente del ejercicio del
poder. La participación del cuerpo gremial de manera directa con la medicina, la
estadística y la jurisprudencia permitió la formación y el establecimiento del Estado
moderno. Ahora bien, en la historia crítica del Colegio de Ingenieros debe
resaltarse que los fines con los que inicialmente se instauro como Órgano de
consulta del Estado, a lo largo del tiempo y los diferentes sistemas
gubernamentales que ha atravesado, han adaptado su propósito a las
necesidades de la Venezuela progresista, que demanda cada día mas ingenio
para adecuarse a una globalización que no deja de involucrarnos en las
tendencias modernas que demanda el mundo.
2. Lo irónico es que la Venezuela Actual, con un sistema de Gobierno
literalmente demócrata pero que en los últimos 14 años se a divorciado de la
producción para promover cada día la importación de bienes e incluso de
servicios, para nada permite que se cumplan los fines del Colegio de Ingenieros,
y los gremios de este y otras profesiones se encuentran atados a una política
intervencionista que impide su objetivo principal y demás fines.
La actividad de los ingenieros perdió el carácter vocal, EL COLEGIO DE
INGENIEROS DE VENEZUELA, dirigido hacia el desarrollo de las ciencias y los
avances tecnológicos para convertirse en un trampolín de beneficios
socioeconómicos, es decir, la propia vida agitada de características apremiantes
en las grandes ciudades se reflejó en el abandono de la intelectualidad, y la
profesión se transformó en una forma de supervivencia ante lo corriente de la
condición urbana. Se formó, así, una actitud indiferente frente a los cambios
sociopolíticos que mostraba la gran ciudad.
El marco legal que rige su funcionamiento, obligaciones y derechos de sus
agremiados no es producto del consenso dentro de su propio seno y mucho
menos de la debida consulta, sino de la elaboración arbitraria de intereses
políticos que para nada contribuyen con el desarrollo constante de sus fines. De
allí que se hace imperante que El Colegio recupere su autonomía y se le brinde el
apoyo correspondiente que permita el progreso de la ciencia y la tecnología con
profesionales de altura para responder a las grandes necesidades que demanda
actualmente nuestro país.
Por tal sentido, la Ingeniería Industrial debe adoptar nuevos paradigmas
tecnoproductivos, basados en el avance de las tecnologías de la información y la
comunicación. En este orden de ideas, bien se sabe que la dinámica social,
política y económica de un país viene definida en función de sus necesidades,
como producto de su entorno social, estilo de vida, nivel cultural y demás factores
propios del proceso de sociabilización.