El documento discute cómo el manejo de la banca central se ha transformado en una religión secular en la esfera pública. Al hablar de bancos centrales de forma no técnica, la gente recurre extensamente al lenguaje religioso, refiriéndose a ellos como mitos, rituales y doctrinas. Esto catapulta los asuntos monetarios al centro simbólico de la sociedad y establece una cultura de estabilidad sobre la cual la banca central puede operar. Además, este fenómeno revela una fuente inherente de conflic
1. En nombre de la moneda:
el manejo de la banca central
como religión secular
Carlo Tognato
Para muchos, el dinero es un misterio, un símbolo manejado principal-
con tanta reverencia y temor reverencial como el primitivo considera
las reliquias sagradas que atribuyen poder mágico durante el ritual
tribal ... como salvajes embrujados frente a lo sagrado, observamos
maravillados las solemnes ganancias y sentimos de manera vaga y casi
temerosa que nuestra vidas y la felicidad de nuestros hijos están a la
merced de fuerzas misteriosas más allá de nuestro control.
…el vocabulario del Wall Street Journal y las secciones económicas de
Time y Newsweek … parecen mucho al Génesis, a la Epístola a los Ro-
manos y a la Ciudad de Dios de San Agustín. Tras las descripciones de
reformas económicas, de la política monetaria y de las convulsiones
del Dow, gradualmente reuní las piezas de una gran narrativa sobre el
-
lieron mal, y cómo se pueden reparar. Los teólogos los llaman mitos de
origen, leyendas de la caída y doctrinas del pecado y de la redención.
En las sociedades más radicalmente secularizadas.... hay un número
de fenómenos aparentemente no religiosos en los cuales se pueden
descifrar nuevas y originales recuperaciones del sagrado...
dadas: eso a Knight le parecía un pedazo patéticamente pequeño de la
actividad humana... el ser humano es un explorador y un experimenta-
dor, un buscador de verdades desconocidas y quizás no conocibles, una
criatura mejor comprendida a través del estudio de la literatura que
1
1
Véase Nelson (2001: 131).
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 299
Carlo Tognato
2. Introducción
En las dos últimas décadas, el principio de independencia de la banca
central ha surgido como uno de los pilares más firmes del actual orden
económico mundial, y los bancos centrales han sido considerados como
el epítome de la racionalidad económica. Por tanto, no sorprende que el
discurso público sobre bancos centrales haya presentado a los bancos cen-
trales de manera técnica. Sin embargo, cuando se habla de bancos centrales
en forma no técnica, curiosamente se encuentra que las personas recurren
extensamente al lenguaje religioso.
Los sociólogos no han sido indiferentes a este fenómeno. Mientras
emprendía una polémica feroz contra el Bundesbank, por ejemplo, Pierre
Bourdieu denunció la transformación en curso de la moneda en fenómeno
casi religioso. Advirtió que nociones como la globalización o la flexibili-
dad circulan casi por intuición religiosa, y estigmatizó a Hans Tietmeyer,
entonces presidente del Bundesbank, por utilizar un lenguaje dogmático
y ritual2 .
¿Es relevante dicha transformación religiosa de los asuntos moneta-
rios en la esfera pública? Tognato (2003) sugiere que sí. La utilización de
un discurso religioso sobre el manejo de los bancos centrales contribuye a
catapultar los asuntos monetarios hacia el centro simbólico de la sociedad.
Transforma el juego monetario en un drama de la moralidad, ayudando
así a establecer una cultura de la estabilidad sobre la cual la banca central
independiente puede operar suavemente. En este ensayo no discutiré los
efectos que la transformación religiosa del manejo de la banca central pue-
de tener sobre el funcionamiento de la banca central. Más bien, daré un
paso atrás y documentaré dicha transformación; eso me permitirá rescatar
una fuente descuidada de conflicto entre civilizaciones que es inherente a
la globalización económica.
La posibilidad de que en la sociedad moderna la religión haya experi-
mentado un proceso de transformación y de desplazamiento por efecto del
2
“La parte mala de dichas fórmulas de fe es que son proclamadas como verdades auto-
evidentes. Nadie se sorprende, nadie se interroga, todo parece claro. La mayoría que reza
según dicha letanía religiosa no tiene ninguna idea sobre la teoría económica. Hoy en día,
el neoliberalismo se ha vuelto lo que para los teólogos medievales era la communis doctorum
opinio, la opinión general de los doctores” Pierre Bourdieu, “Wie Maos rotes Buch, En-
trevista por Dieter Wild and Romain Leick”. Der Spiegel. N. 50, septiembre 12 de 1996,
172-173.
300 Creer y poder hoy
3. cual ha desaparecido de sus lugares tradicionales para reaparecer como mi-
tología camuflada o ritualismo degenerado3 en otras esferas ha sido objeto
de décadas de intenso debate entre filósofos, historiadores, teóricos políti-
cos y teóricos sociales4. Los investigadores han reconocido que las religio-
nes seculares son “doctrinas que en las almas de nuestros contemporáneos
toman el lugar de una fe desvanecida. Ubican la salvación de la humani-
dad en este mundo, en un futuro distante, en la forma de un orden social
por crearse”5. Proveen interpretaciones globales del mundo. Establecen ob-
jetivos casi sagrados sobre los cuales definen una métrica para separar el
Bien del Mal. Muestran cómo lograr el Bien y vencer el Mal. Celebran las
finalidades colectivas y justifican los sacrificios para lograrlas.
Entre el dominio político las religiones seculares han adquirido dos
formas diferentes. Como religiones civiles, han reunido la religión con la
política, aun reconociendo las diferencias fundamentales entre ellas. Como
religiones políticas, han permitido a la política desplazar completamente
la religión haciendo que la primera asuma las características que por tradi-
ción han pertenecido a la segunda 6 . La transformación religiosa del manejo
de la banca central independiente en la esfera pública es un ejemplo de la
operación en sociedades de mercado de una religión económica que com-
parte el mismo carácter de las religiones políticas. En otras palabras, en
las religiones económicas, la esfera económica desplaza a la esfera religiosa
tomando las características de esta última, es decir, sus modos de expresión
–sus mitos y rituales, sus formas comunitarias de asociación, sus formas de
adhesión basadas en la fe– y sus funciones sociales latentes7.
Antes de proceder, presentaré la estructura de este artículo. En la
sección 2 mostraré que tanto los teólogos como los economistas han re-
conocido la posibilidad de que las sociedades de mercado sean permeadas
por una religión económica. En la sección 3 ofreceré una reseña general
sobre el discurso religioso que maneja con respecto a la moneda la banca
3
Véase Eliade (1965: 173).
4
Véase Löwith (1949), Bultmann (1957: 56-73), Carl Schmitt (1985), Blumenberg (1983),
Von Weizsäcker (1964: 162-163), Jacques Ellul (1973, 1977), Alexander (1993), Bellah
(1970) y Bellah y Hammond (1980).
5
“L’avenir des religions seculieres”, La France Libre, Jul-Aug. 1944. Repr. en Raymond
Aron, Histoire et Politique: Textes et temoignages. Paris, 1985, p. 370.
6
Con respecto a la noción de religión política, véase, por ejemplo, Moltmann (1986) y
Burrin (1997).
7
Véase Sironneau (1982: 557-565).
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 301
Carlo Tognato
4. central. En particular, me concentraré sobre el caso alemán. En la sección
4 señalaré cómo el reconocimiento de dicho fenómeno nos permite ver
una fuente de conflicto entre civilizaciones, que es inherente a la actual
globalización económica.
La existencia de una religión económica: perspectivas desde
la economía y la teología
La operación de una religión económica en las sociedades de mercado
ha llamado la atención tanto de los economistas como de los teólogos.
Deirdre McCloskey ha denunciado a la economía como “fe moder-
nista” con sus “Diez Mandamientos y regla áurea”, sus “monjas, obispos y
catedrales”, su “trinidad de hecho, definición y sagrado valor”, su comienzo
como “cruzada de la fe” y su siguiente endurecimiento en “ceremonia”8.
Es con Robert Nelson, sin embargo, que la dimensión religiosa de
la economía ha recibido una atención sistemática entre los economistas.
Según Nelson, la economía incorpora una metafísica escondida que provee
una manera para ordenar, interpretar y dar significado a los eventos, y que
funciona como fuente de significado y de finalidad última para los seres
humanos. En el núcleo de dicha metafísica hay la creencia de que la esca-
sez es la causa primaria del dolor, del sufrimiento y de la muerte, y que en
virtud de su inspiración, la economía nos puede salvar de las consecuencias
de la escasez. Dicho núcleo moral y espiritual de la disciplina –continúa
Nelson– es responsable por el papel creciente que la economía y los eco-
nomistas han venido jugando en la sociedad moderna: una economía que
se limitara a elementos estrechamente científicos hubiera sido, y aún sería,
cauta, titubeante, tímida –una imitación pálida de menor significación si
se la compara con el papel central que los economistas y el pensamiento
económico han desempeñado en la edad moderna (pp. xxiv-xxv).
Como teólogo de la secularización, Harvey Cox se ha interesado por
la reaparición de la religión en la economía. Cox ha llegado a sugerir que
la “teología económica” es comparable en extensión y profundidad a la
teología de Tomás de Aquino o de Karl Barth. En dicha teología el mer-
cado ocupa el puesto del Dios todopoderoso, omnisciente y omnipresente.
Como Dios, está rodeado por un aura divina de misterio y reverencia. El
economista Gregory Mankiw recientemente se ha referido a la “inexorabili-
8
Véase Nelson (2001: XXIII).
302 Creer y poder hoy
5. dad y misterio de la curva de Phillips”. Sin dicha aura difícilmente hubiera
sido posible titular su artículo así. Como la deidad inescrutable de Calvino
–continúa Cox–, las calidades del mercado no son accesibles a la raciona-
lidad humana sino solamente a la verdadera fe como evidencia de cosas no
vistas, una fe que puede llegar a inmunizar la mirada del economista frente
la racionalidad misma y alinearlo con la máxima de Tertuliano: “Credo
quia absurdum est” (“Creo porque es absurdo”). Eso podría aparecer como
fruto de la ignorancia del teólogo frente a la economía. Sin embargo, hay
voces entre los economistas mismos que apuntan en la misma dirección.
Rogerson (1997), por ejemplo, se ha quejado que la tasa de desem-
pleo no inflacionaria de Milton Friedman ha sido superada por las más
poderosas teorías del mercado laboral, es empíricamente superfluo, no ha
sido útil para predecir la inflación, y ha sido un indicador mediocre de
eficiencia alocativa de los recursos en la economía. Además, el concepto ha
sido cargado con tantos significados, que ha sido difícil comprender cuál
es su significado exacto. Sin embargo, ha resistido por décadas. Galbraith
se ha alineado con Rogerson: frecuentemente es necesario revisar un pa-
rámetro una o dos veces a la luz de nueva información. Las diferencias de
especificación también aplican en etapas tempranas de una investigación
científica. Pero mantener un concepto frente a 20 años de variación no
esperada y la falta por parte de la profesión de un consenso sobre asuntos
procedimientales es realmente otra cosa. Este resultado se ha vuelto una
pena para la reputación de la profesión9.
Cox también ha observado que el mercado se ha transformado en
un Yahweh del Antiguo Testamento, un Dios Supremo y únicamente ver-
dadero frente el cual cualquiera tiene que plegarse. El mercado permea
cada cosa que nos rodea así como a todos nosotros. En otras palabras, se
ha vuelto un Dios –para decirlo con San Pablo– “en el cual vivimos, nos
movemos y reponemos nuestro ser”. Esta interpretación claramente está en
línea con la lectura que Nelson (2001: 185-186) da de los miembros de la
tercera generación de la tradición de Chicago como Gary Becker, Robert
Lucas y Richard Posner: se dice que cada cosa que ocurre en el mundo
está controlada por las fuerzas económicas del mercado, que remplaza la
posición estructural de Dios. Todas las dimensiones de la vida, incluyendo
el altruismo, el amor, la ideología política, se reducen a la búsqueda econó-
mica de un beneficio individual.
9
Véase Galbraith (1997: 101).
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 303
Carlo Tognato
6. Entre los teólogos, sin embargo, los teólogos de la liberación han sido
el grupo que más ha prestado atención a la religión económica. Hugo As-
smann, en particular, ha tratado el tema de la manera más profunda y
sofisticada. Assmann observa que la racionalidad económica secuestra y
funcionaliza aspectos esenciales del cristianismo… “constituye una ‘reli-
gión económica’ que desencadena un proceso idolátrico” y segrega la re-
flexión teológica en la esfera ética10. Gracias al vacío dejado por la teología,
la economía “expropió y se adjudicó un magisterio infalible acerca del
único sentido histórico aceptable del ‘mandamiento nuevo’ (Ámense los
unos a los otros como yo los amé) en el plano de la economía”11. Además,
continúa Assmann, ha ligado el destino de cada individuo –cruel o bené-
fico– bajo una comunión que bendice a todos. Esta es la comunión de los
santos y pecadores bajo el “templo monetario”12 .
Como Tognato (2003), Assmann sugiere que la transformación de la
racionalidad económica en misticismo es mediada por metáforas particu-
lares. Específicamente, la metáfora de Homo oeconomicus legitima la brecha
entre la realidad que los economistas perciben y la realidad como otros
la perciben. Como dice Assmann (1997: 36), la existencia de un ser tan
etéreo como el Homo oeconomicus elimina cualquier corporalidad tangible.
Hechos tan concretos y reales como el hambre, la muerte, las necesidades
humanas, simplemente desaparecen.
Siguiendo a René Girard, los teólogos de la liberación han observado
que a través de la aceptación del mercado como entidad trascendente, y a
través de la transformación de la economía en religión del destino, el mer-
cado ha podido separar la violencia sagrada de la violencia legítima, evitan-
do así que dicha violencia se vuelva causa de recriminación y de revancha.
Por tanto, la economía se ha convertido en una religión penitencial en la
cual víctimas inocentes propiciatorias son sacrificadas al mercado-Moloch
para purificar la sociedad13.
Los teólogos de la liberación han resaltado la naturaleza idolátrica de
la religión económica. La idolatría no contempla la presencia de un Deus
absconditus. Según Sironneau (1982: 524-525), la idolatría no presenta una
10
Véase Assmann (1997: 27).
11
Véase Assmann, op. cit., p. 135.
12
Ibíd., p. 141.
13
Véase Assmann (1991: 131-132).
304 Creer y poder hoy
7. tensión interna entre la necesidad de que lo sagrado asuma una forma ma-
terial para manifestarse y la necesidad de que resista el proceso de finitiza-
ción por efecto de su incorporación en una forma material. Con base en
eso, sin embargo, parece incorrecto sugerir que a la religión económica le
falte dicho Deus absconditus. En verdad, los economistas intentan leer el
mercado, pero no necesariamente logran controlarlo. El mercado, en otras
palabras, mantiene su fundamental inefabilidad.
Una vez establecida la plausibilidad de la religión económica en las
sociedades de mercado, me enfocaré sobre la manifestación de dicha reli-
gión en el discurso público sobre moneda y bancos centrales.
Discurso religioso sobre moneda y bancos centrales:
el caso alemán
El manejo de la banca central es un campo altamente técnico. Por
eso, no sorprende que el discurso público sobre los asuntos monetarios
generalmente mantenga un perfil altamente técnico. Sin embargo, dichos
tratamientos técnicos no son lo único que se encuentra. En una contri-
bución extremadamente rara sobre el lenguaje de los asuntos monetarios,
Scherbacher-Posé observa que la guerra, la vida y la muerte, la salud, el
nacimiento y la infancia, la física y la tecnología, el mar, el deporte, la cons-
trucción, el matrimonio y “legiones de metáforas religiosas” han ofrecido
campos alternativos de representación para hablar de la moneda y los ban-
cos centrales14. El objetivo de esta sección es proveer una reseña de la utili-
zación de metáforas religiosas en el discurso público sobre la moneda y los
bancos centrales. Eso permitirá dar cuenta del proceso de transformación
religiosa que hace que Dios baje donde operan los corredores de bolsa, que
la moneda ascienda al cielo, que el manejo de los bancos centrales se trans-
forme en un universo en el cual el olor de velas quemadas y el sonar de los
cantos gregorianos sirvan de fondo para oraciones y homilías, para la justi-
ficación y glorificación de dogmas, para la invocación del bien y la condena
del mal, para la celebración de la virtud y la censura del pecado, para la
salvación, la damnación y la profecía. Para este ejercicio me enfocaré sobre
el caso alemán, dado que el banco central alemán ha sido universalmente
considerado como modelo ejemplar de banco central independiente.
14
Véase Brigitte Scherbacher-Posé, “Du mark a l’euro, des mots au roman: monnaie et me-
taphors”. En: Rosalind Greenstein (Ed.), Regards linguistiques et culturels sur l’euro. Paris:
L’ Harmattan, 1999, pp. 43-66.
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 305
Carlo Tognato
8. Edward Luttwak ha sugerido en un artículo periodístico intitulado
“Los verdaderos señores del universo”, que “una nueva religión ha surgido
en el mundo, aún más poderosa para no ser reconocida como tal. Lla-
mémosla el banco-centralismo. Es la fe de los hombres que controlan los
bancos de los poderes económicos líderes en el mundo. Como gran parte
de las religiones, el banco-centralismo tiene un dios supremo –la moneda
fuerte– y un diablo –la inflación”15.
Antes de la introducción del euro, el discurso religioso sobre moneda
y bancos centrales en Alemania se centraba sobre una entidad todopodero-
sa, el marco alemán, una moneda extraordinariamente fuerte, que ocupaba
la posición estructural de Dios16 . Como tal, era sagrada, y su remplazo se
consideraba “sacrílego”17.
El Bundesbank custodiaba al marco alemán, y sus banqueros habían
“consagrado sus vidas para fortalecer, proteger y adorar al Dios-marco” 18.
La religión de la moneda y de los bancos centrales comprende un
catequismo que distingue entre el bien monetario y el mal monetario.
En particular, diferencia entre la buena moneda y la mala moneda19, y
advierte contra la inflación como sendero seguro hacia la mala moneda.
Según dicho catequismo la inflación es engaño. Es “como un país en el
cual nadie dice la verdad”20 . La inflación es mal. Amenaza la existencia
de todos los que golpea. La inflación condena, desmotiva y vuelve depen-
diente. La inflación es un problema moral, y la política monetaria es un
método institucional para tratarlo. Una política orientada a la estabilidad
es síntoma de una moral laxa 21. La inflación es tentación. Pero, si los polí-
ticos débiles caen frente las sirenas de la inflación, los banqueros centrales
15
Véase Edward Luttwak, “The Real Masters of the universe”. The Washington Post, Fe-
bruary 2, 1997, p. C1.
16
Winfried Münster, “Die allmachtige Mark”. Süddeutsche Zeitung, 7 de marzo de 1995.
17
“La Bundesbank veille sur le dieu Mark”. L’ Evenement du Jeudi, 14 au 20 January,
1993, p. 27.
18
“La Bundesbank veille sur le dieu Mark”. L’ Evenement du Jeudi, 14 au 20 January 1993, pp.
24-25.
19
“Gutes Geld und Schlechtes Geld”. Zeitschrift für das gesamte Kreditwesen, No. 11, 1991.
20
Hans Tietmeyer, “The value of monetary stability in the world today”. Palabras del presi-
dente del Deutsche Bundesbank en el Von Hügl Institute de St. Edmund’s College, Cambridge,
noviembre 26 de 1992.
21
Hans K. Herdt, “Laxe Moral”. Mannheimer Morgen, septiembre 22 de 1966.
306 Creer y poder hoy
9. no cederán 22 . La inflación es una serpiente23. Se puede representar como
la serpiente bíblica del Génesis o alternativamente como la serpiente de
la mitología arcádica. La inflación es un “fantasma” que toca cazar24 . Un
periodista sugiere que “hay una palabra fantasmagórica en el idioma ale-
mán, que se pronuncia... con un susurro. ... Dicha palabra es inflación.
Una reacción al fantasma de la inflación requiere una ‘disposición del
alma’ por parte del pueblo”25. La inflación es enfermedad. La difusión de
choques de olas a través del mercado internacional de las divisas es como
la propagación de infecciones26 .
La buena moneda, por el contrario, está fundamentada en un com-
portamiento moral. La escogencia de la poetisa alemana del siglo XIX, An-
nette von Dröste-Hülhoff, para representar el billete de 20 marcos –dice
Hans Tietmeyer– no es casual. Hay una afinidad entre esa poetisa y el
Bundesbank. Dröste-Hülhoff encarna la manera en la que el Bundesbank
se comprende a sí mismo. Era independiente y determinada a seguir su
propio camino. Era parsimoniosa con el dinero y, como el Bundesbank,
su horizonte temporal de referencia era largo. De hecho, consideraba que
solamente las generaciones futuras serían sus jueces27.
La religión de la moneda y de los bancos centrales marca un sende-
ro afuera del pecado hacia la salvación. No es un sendero fácil. No hay
atajos posibles. No hay milagros. Sin sacrificios no es posible llegar a una
22
Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, No. 5, enero 24 de 1997; “Die
Bundesbank: Vorbild und schlechtes Beispiel”, traducción de Eric le Boucher, abril 20 de 1993,
p. 1.
23
“Preis-Stabilisierung im Sommer”. Hamburger Abendblatt, No. 82, abril 6 de 1992, p. 20;
“Das fast vergessene Inflationsgespenst regt sich erneut”. VDI Nachrichten, No. 9, marzo 3 de
1989; Franz Thoma, “Die Hüter des Geldwertes haben sich verdient gemacht”. Süddeutsche
Zeitung, agosto 27 de 1991.
24
“Der Magier des Geldes”. Focus, No. 50, diciembre 13 de 1993, p. 166; “Das fast vergesse-
ne Inflationsgespenst regt sich erneut”. VDI Nachrichten, No. 9, marzo 3 de 1989; “Gespenst
Inflation”. Focus, No. 38, septiembre 20 de 1993; “Nach Schweden zieht auch Finnland die
Geldpolitik an. Gegen das Gespenst der Inflation”. Handelsblatt, febrero 13 de 1995, p. 21;
“Gespensterjagd”. Frankfurter Rundschau, julio 29 de 1988.
25
“Das Gespenst”. Ost-West-Kurier, No. 5, enero 5 de 1960.
26
Véase por ejemplo Karl Blessing, “Eine ‘Dritte Inflation’ ist nicht zu befürchten”. Frank-
furter Allgemeine Zeitung, abril 7 de 1965, p. 13.
27
Hans Tietmeyer, “Bemerkungen zur Einführung der neuen 20-DM-Banknote”. Pa-
labras del vicepresidente del Deutsche Bundesbank, Alcaldía de Münster, marzo 30 de
1992.
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 307
Carlo Tognato
10. moneda saludable28 . No hay “armas milagrosas” que se puedan utilizar
en la lucha contra la inflación 29. El sendero hacia la salvación es un “valle
de lágrimas”30 . Es una larga marcha a través del desierto; es un “sendero
de sed”31. A cada pecado-deuda le corresponde una expiación-solución.
“La política monetaria tiene que doler”32, porque una economía virtuosa
necesita purificación 33.
Edward Luttwak destaca que el compromiso hacia una inflación baja
por parte de los bancos centrales está fundamentado en una “fe absoluta”.
De verdad, la ortodoxia define el credo del Bundesbank 34, es decir, “más
de 2 % de inflación es diabólico”35. El Bundesbank es una autoridad abso-
luta en el tema de la fe. Puede dispensar el imprimatur sobre las políticas
conducidas adentro y afuera de Alemania 36 . Y en nombre de la ortodoxia
puede expedir bulas de excomunión37.
Los bancos centrales son el santuario de la moneda-dios. Edward Lu-
ttwak observa que, como gran parte de las religiones, el banco-centralismo
tiene sus santuarios que inspiran tanto temor reverencial como cualquier
grande catedral: “Desde el majestuoso Banco de Inglaterra en Londres, el
templo griego de la Reserva Federal norteamericana en Wall Street, a la
masiva modernidad del Bundesbank”38. Otro observador incluso asocia el
28
“Ohne Opfer gibt es keine gesunde Währung”. Frankfurter Allgemeine Zeitung, marzo
13 de 1970.
29
Karl Otto Pöhl, “Es gibt keine heimliche Wunderwaffe”. Frankfurter Allgemeine Zei-
tung, enero 23 de 1981.
30
Horst Knapp, “Im Tal der Tränen”. Finanznachrichten-Wochenschrift für Wirtschaftspo-
litik, No. 26/27, junio 26 de 1991.
31
“Italien vor dem Ende einer langen Durststrecke”. Neue Zürcher Zeitung, agosto 5 de
1997.
32
Winfried Reimann, “Geldpolitik muss weh tun”. Börsen-Zeitung, abril 22 de 1989.
33
Hans Tietmeyer, “Europe in the World Economy”. Palabras del vicepresidente del
Deutsche Bundesbank en la Universidad de Toronto, abril 28 de 1992, p. 21.
34
Hans Hutter, “Issings Credo trotz Fragezeichen”. VWD- Finanz- und Wirtschafts-Spie-
gel, junio 22 de 1998.
35
Peter Glotz, “John Wayne der D-Mark”. Die Woche, septiembre 1 de 1995.
36
Sin embargo, es necesario discutir hasta qué punto la metáfora del imprimatur se haya
vuelto metáfora muerta que simplemente ha sido incorporada en el lenguaje cotidiano. Vé-
ase C. Gordon Thether, “Victims of the ‘irresistible’”. Financial Times, mayo 12 de 1976.
37
“E Hans lanciò la scomunica in nome dell’ Euro”. Corriere della Sera, mayo 30 de
1997.
38
Véase Edward Luttwak, “The Real Masters of the universe”. The Washington Post, Fe-
bruary 2, 1997, p. C1.
308 Creer y poder hoy
11. banco central con el Vaticano: “La reverencia que los italianos tienen para
el Vaticano es igualada solamente por la reverencia que tienen hacia el Ban-
co de Italia. Y el nombramiento de un nuevo gobernador del banco central
tiene que ser proclamado con una nube de humo blanco y los ecos de
habemus gubernatorum, para testimoniar la importancia de la sucesión”39.
Alemania no es excepción en este respecto.
El Deutsche Bundesbank es Iglesia del marco alemán en varias mane-
ras. Es un lugar físico, es decir, es un “templo monetario”40. Es una institu-
ción, es decir un “Vaticano monetario”41. Es una entidad espiritual, es decir,
la sede de los “Apóstolos de la estabilidad”42 . Es administrada por los gran-
des sacerdotes del marco alemán y de la doctrina de la moneda fuerte43.
El presidente del Bundesbank es frecuentemente comparado con el
Papa y la Junta Monetaria con un cónclave45. Hans Tietmeyer, en par-
44
ticular, ha sido representado como cardenal prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, es decir, como el equivalente monetario del car-
denal Ratzinger, “todo pura creencia y santa rigidez”46 . O como cardenal
secretario de Estado, dogmático en sus creencias pero educado en las aguas
de la práctica política47. En otras ocasiones Tietmeyer ha sido representado
como arzobispo de Frankfurt48.
39
“The new generation of European central bankers”. Euromoney, June, 1993.
40
Fritz Kral, “Die Bundesbank setzt sich ein Denkmal”. Handelsblatt, noviembre 13 de
1997, p. 48.
41
Michael Balk, “Euro beendet Bundesbank Ära”. Wiesbadener Kurier, julio 29 de 1997.
42
“Die Wacht am Main”. Capital, October, 1972, p. 153.
43
David Marsh, Peter Norman, Quentin Peel and Chris Parkes, “Tietmeyer: high-priest
of hard money doctrine”. Financial Times, octubre 1 de 1993; Matthias Lambrecht, “Ho-
hepriester der Mark”. Die Woche, diciembre 12 de 1996; Lucas Delattre, “Hans Tietmeyer,
le grand prêtre du deutschemark”. Le Monde, marzo 21 de 1995. Sin embargo, la transfor-
mación del presidente del Bundesbank en un gran sacerdote es vieja. Véase James Poole
and Anthony Terry, “The Banker’s Banker Heads for the Top”. The Sunday Times, marzo
13 de 1977.
44
Por ejemplo, mientras se refiere a Schlesinger como sucesor de Pöhl, utilicé la expresión
de ‘Zwischenpapst’ (Papa intermedio) entre Pohl y Tietmeyer (p. 2). Véase en Gerbert van
Lönen und Kees de Vré. “Helmut Schlesinger hat nur drei Feinde: Inflation, Inflation und
noch mal Inflation”, Trouw, noviembre 5 de 1992, traducción del alemán.
45
“Tatort Diebesgrund”. Forbes, enero de 1993, p. 73.
46
Peter Glotz, “Der Kardinal des Geldes”. Die Woche, abril 3 de 1998.
47
Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, enero 24 de 1997.
48
Jan Fleischhauer, “Der Erzbischof aus Frankfurt”. Der Spiegel, No. 23, 1997.
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 309
Carlo Tognato
12. Entre sus rangos, el Bundesbank incluye tanto a ascetas como Hel-
mut Schlesinger49, como a predicadores50 como Hans Tietmeyer. Tietme-
yer es frecuentemente representado mientras apunta con su dedo hacia la
audiencia desde un púlpito. “Sus homilías tienen la estructura narrativa de
la dramaturgia trágica. El diablo aparece bajo la forma de la inflación, y
solamente un banco central independiente podrá liberarnos de las cadenas
del gran aniquilador de la moneda”. Frecuentemente, sus homilías inclu-
yen una breve excursión al infierno, es decir, la hiperinflación de 1923 o
del periodo inmediatamente siguiente a la Segunda Guerra Mundial51. A
menudo, buscan plantear la semilla de la virtud monetaria en los corazones
de la audiencia, y anclar la conciencia de la estabilidad monetaria directa-
mente en la conciencia humana52 .
Bajo la presidencia de Tietmeyer, la representación del Bundesbank
como iglesia del marco alemán ha sido más evidente en el discurso pú-
blico, también en consideración de la profunda fe católica de Hans Tiet-
meyer y de su entrenamiento en teología. Después de tres semestres de
Teología en la Universidad de Münster, Hans Tietmeyer pasó a la Uni-
versidad de Colonia para estudiar economía. Así, se volvió pastor del
marco alemán en lugar de pastor de almas53. “El señor Tietmeyer cree que
la autoridad del Bundesbank es tanto espiritual como temporal. Origina
tanto en el compromiso moral como en el músculo económico.” Entre
sus calidades se distinguen su intelecto incansable y su espíritu misione-
ro54 . Su misión exclusivamente mundana y su sacerdocio exclusivo son la
lucha contra la inflación55.
Para ejercer su deber, el banquero central necesita una sabiduría es-
pecial y reza para conseguirla. “Dóname no lo que deseo sino lo que ne-
49
Craig R. Whitney, “Blaming the Bundesbank”. New York Times, octubre 17de 1993.
50
Véase por ejemplo Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, No. 5,
enero 24 de 1997; Klaus Dieter Öhler, “Der Prediger der Stabilität”. Die Rheinfalz, agosto
17 de 1996; Hans Dieter Schön, “Inflation wird wieder Trumpf ”. Bayernkurier, enero 22
de 1977.
51
Jan Fleischhauer, “Der Erzbischof aus Frankfurt”. Der Spiegel, No. 23, 1997.
52
Jürgen Stark, “Die Auswirkungen des Euro auf die wirtschaftliche Entwicklung in Eu-
ropa und in der Welt”. Palabras del vicepresidente del Deutsche Bundesbank, Fachkon-
gress der Steuerberaterkammer, Stuttgart, octubre 9 de 1999.
53
Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, No. 5, enero 24 de 1997.
54
David Marsh, Peter Norman, Quentin Peel and Chris Parkes. “Tietmeyer: high-priest
of hard money doctrine”. Financial Times, octubre 1 de 1993.
55
Jan Fleischhauer, “Der Erzbischof aus Frankfurt”. Der Spiegel, No. 23, 1997.
310 Creer y poder hoy
13. cesito”56 . Alternativamente, reza para sus sucesores, como en el caso de la
invocación por parte de Hans Tietmeyer de la oración de Sarastos para los
nuevos miembros de la Junta Monetaria del Banco Central Europeo:
Oh, Isis y Osiris, dona
el espíritu de sabiduría a la nueva pareja.
Guía los pasos del viandante
Dona fuerza a ellos y paciencia en el peligro57.
Para ser un buen banco central, sin embargo, se necesita poderse
destacar de la materialidad. Algunos, por ejemplo, destacan la “no mun-
danidad aparentemente cultivada del ‘hombre-Bundesbank’”58 . Además,
ser banquero central requiere aceptar incondicionalmente su misma mi-
sión. Los obituarios escritos para los presidentes del Bundesbank son muy
sugerentes en este respecto: “Su vida fue consegrada al marco alemán”59.
O, “la política monetaria era su vida”60 . O “murió como vivió –en la po-
lítica monetaria”61.
El espíritu misionero y la creencia sincera son otros dos atributos.
Hans Tietmeyer es generalmente representado como un “duro misio-
nero”62 . Según un funcionario de Bonn, Tietmeyer se relaja “¡explican-
do a cualquiera la verdad así como la ve!”63. Según otro funcionario del
OECD, “hay un cierto fervor religioso en lo que dice” 64 . Karl Otto Pöhl
56
Este dicho es puesto en el artículo por Peter Gilles, “Kommt Zeit, kommt Mark”. Fo-
rum, No. 3, marzo 9 de 1990.
57
Tietmeyer bromea: “Si el Banco Central europeo reside en tales espacios sagrados, lo
dejo a la imaginación de ustedes”. Véase Hans Tietmeyer, “Der Euro: ein entnationalisiertes
Geld”. Palabras del presidente del Deutsche Bundesbank, Österreichisch-Deutschen Kul-
turgesellschaft, Wien, noviembre 27 de 1997, p. 11.
58
John Eisenhammer, “The mark’s new minder”. The Independent, octubre 3 de 1993.
59
Rudolf Herlt, agosto 8 de 1986.
60
Wilhelm Seuss. “Ein Streiter für die Stabilität”. Frankfurter Allgemeine Zeitung, agosto
5 de 1986.
61
“In memoriam Otmar Emminger”. Börsen-Zeitung, agosto 5 de 1986.
62
David Marsh, “Two true believers with tight money as their goal”. Financial Times,
mayo 19 de 1991.
63
Kevin Mühring, “Tietmeyer makes his point”. Institutional Investor, October, 1993,
p. 44.
64
David Marsh, “Two true believers with tight money as their goal”. Financial Times,
mayo 19 de 1991.
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 311
Carlo Tognato
14. admite: “Es un creyente. Le tengo un poco de miedo. Se necesita un poco
de agnosticismo”65.
La representación del banquero central alemán como misionero es
frecuentemente acoplada con la representación como profeta de la estabili-
dad monetaria, a veces como un Moisés que advierte en el desierto66, soli-
tario defensor de la moneda 67. Como profeta, el banquero central alemán
puede ser llamado a una tarea providencial: “Siempre después de grandes
catástrofes, hombres fuertes y con carácter llegan a la cumbre de institucio-
nes estabilizadoras donde ejercen plenamente su autoridad y los beneficios
asociados. En sus manos está el poder de toma de medidas absolutas, y por
eso se volverán ellos mismos absolutos”68.
Para ser banquero central se necesita someterse a un proceso de trans-
formación personal, casi una conversión. Un periodista observa que “los
banqueros de Frankfurt bromean que el nombramiento a la Junta Mone-
taria genera una conversión similar a la del clero cuando viste el hábito69.
Otmar Issing, por su lado, ofrece una interesante perspectiva desde aden-
tro de dicho proceso de transformación: aun si no se quiere creer en una
especie de milagro de Pentecostés que continuamente se repite y que pro-
vee competencias anteriormente ausentes, la influencia del nuevo medio, el
prestigio y la tarea del manejo de la banca central pueden producir sobre el
novicio una transformación de su percepción. Eso puede generar sorpresa y
desilusión, hasta indignación, por parte de su “padrino político”. Llamaría
este fenómeno “efecto Beckett”, así como ocurrió cuando Enrique II de
Inglaterra nombró a su confiado canciller como arzobispo de Canterbury,
y vio cómo el supuesto representante de los intereses del Rey se transformó
en un genuino defensor de los intereses de la Iglesia. De todas maneras, no
me pronuncio con respecto a la necesidad de incluir en dicha conversión la
disponibilidad al martirio70.
65
David Marsh, op. cit.
66
“Mahner in der Wüste”. Handelsblatt, abril 22 de 1974.
67
Burkhart Salchow, “Klasen – ein einsamer Hüter der Währung”. Nürnberger Zeitung
– Frankischer Kurier, abril 20 de 1974.
68
La idea de un profeta providencial cruza el siguiente artículo que ofrece un perfil de Wil-
helm Vocke, primer presidente del Bank Deutscher Länder, precursor del Bundesbank.
Véase Bernd Bähring, “Das Panorama deutscher Währungspolitik”. Börsen-Zeitung, junio
10 de 1988.
69
Allan Samuelson, “The hawks come home to roost”. The Banker, October, 1992, p. 14.
70
Otmar Issing, “Geldpolitik im Spannungsfeld von Politik und Wissenschaft”. Palabras
del miembro de la Junta Monetaria del Deutsche Bundesbank en el Conversatorio Cientí-
312 Creer y poder hoy
15. Es interesante observar cómo este punto es indirectamente retoma-
do en un discurso para el centenario del Banco de Italia, en el cual Paul
Volcker resaltó la necesidad de que los bancos centrales sepan decir que
“no”, aun si eso puede ser particularmente costoso en términos personales:
“No es difícil comprender por qué Guido Carli, ex jefe del Banco de Italia,
escogió colgar tras de su mesa un gran pintura de San Sebastián golpeado
por todas esas flechas”71.
En una ocasión diferente, los banqueros centrales alemanes han
sido representados como Templarios, defensores del Sagrado Grial. La
representación del Bundesbank, y en particular de sus presidentes en di-
chos términos, es una constante a través de la historia del Banco, y es co-
mún a las representaciones del banco central alemán producidas dentro
y fuera de Alemania72 . Los banqueros centrales alemanes son Templarios
que dan una batalla desesperada contra los Señores de Bonn73. Son los
Caballeros del Sagrado Grial que nadie ha sido capaz de encontrar, es
decir, la estabilidad del marco alemán74 . En otros casos, el Bundesbank
mismo ha sido representado como el Sagrado Grial75. Las sesiones de la
Junta Monetaria han sido representadas como las reuniones secretas de
la fraternidad del Grial76 .
fico en ocasión del cumpleaños 65 del profesor Dr. Dr. h.c. Norbert Kloten, Stuttgart,
marzo 15 de 1991, pp. 7-8.
71
Paul A. Volcker, “Central Banks: Independent, Accountable, Linked”. International He-
rald Tribune, enero 4 de 1994.
72
Véase Ernst Willenbrock, “Ein Gralshüter zeigt Schwächen”. Deutsches Allgemeines
Sonntags Blatt, agosto 27 de 1972; Burkhart Salchow, “Bewunderter Gralshüter der Deut-
schen Mark”. Frankfurter Neue Presse, mayo 17 de 1991; Craig R. Whitney, “Bundesbank
Guards Ist Holy Grail”. International Herald Tribune, octubre 9 de 1992.
73
Andrea Tarquini, “Tutto chiesa e marco”. La Repubblica, julio 2 de 1993.
74
“Sua maestà Bundesbank non molla la presa”. Corriere della Sera, septiembre 18 de 1992;
Georges Valence, “Le Kaiser Karl Otto”. L’ Express, diciembre 28 de 1990.
75
Peter Glotz, “John Wayne der D-Mark”. Die Woche, septiembre 1 de 1995. Se tendría
que ser sorprendidos por un tal título secular y por las referencias en el contenido del
artículo al Sagrado Grial. La imagen de John Wayne se utiliza para capturar el coraje de
Hans Tietmeyer frente el ataque terrorista por parte de la RAF que no logró matarlo en
1988, y por definición de Claus Noé of Tietmeyer como “luchador de Guerra Fría para la
economía neoclasica”. Véase también Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die
Zeit, enero 24 de 1997.
76
Thomas Hanke and Udo Perina, “Krach auf dem Olymp”. Die Zeit, febrero 7 de 1992.
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 313
Carlo Tognato
16. Conclusión
En este artículo no he buscado contribuir a desmontar los bancos
centrales o a minar sus credenciales científicas. Para los economistas se-
ría demasiado fácil minimizar este fenómeno empírico como irrelevante o
irracional. Y para sus críticos sería demasiado auto-complaciente utilizarlo
como pretexto para denunciar la economía como una charlatanería.
En otra ocasión he sugerido que la utilización del discurso religioso
en los bancos centrales contribuye a catapultar los asuntos monetarios ha-
cia el centro simbólico de la sociedad. Eso transforma el juego monetario
en un drama de la moralidad, y así ayuda a establecer la cultura de la esta-
bilidad sobre la cual un banco central independiente puede contar para su
regular operación.
La razón para documentar la transformación en la esfera pública del
manejo del banco central en una religión secular basada sobre la tradición
judeo-cristiana que tiene que ver con los actuales debates sobre globaliza-
ción económica y choque entre civilizaciones. En particular, el ensayo se
basa en el convencimiento de que dar cuenta de la forma religiosa de ser
de muchas instituciones de mercado, finalmente trabaja como mecanis-
mo preventivo con respecto a una fuente latente de conflicto inherente en
la globalización económica. Si el imaginario económico occidental es tan
fuertemente y tan profundamente permeado por el imaginario religioso
occidental, el potencial para un choque entre civilizaciones es inherente en
la globalización económica a través de contextos civilizacionales diferentes,
a menos que el imaginario económico reciba y metabolice formas no occi-
dentales de imaginario religioso.
El primer paso en esta dirección consiste en sistemáticamente docu-
mentar la transfiguración del imaginario económico occidental en ima-
ginario religioso occidental. Este ensayo constituye un primer paso en
dicha dirección.
Bibliografía
Alexander, Jeffrey C. 1993. “The Promise of a Cultural Sociology: Technologi-
cal Discourse and the Sacred and Profane Information Machine”. En: N.
Smelser and R. Munch. (Ed.). Theory and Culture, University of California
Press.
Aron, Raymond. 1946. L’Age des Empire et l’ Avenir de la France, Paris: Ed. Dé-
fense de la France.
314 Creer y poder hoy
17. Assmann, Hugo. 1997. La idolatría del mercado, San José: C.R.: DEI.
Bellah, Robert N. 1970. Beyond Belief; Essays on Religion in a Post-traditional
World, New York: Harper & Row.
. and Phillip E. Hammond. 1980. Varieties of Civil Religion, San
Francisco: Harper & Row.
Blumenberg, Hans. 1983. The Legitimacy of the Modern Age, Cambridge: MIT
Press.
Bultmann, Rudolf. 1957. History and Eschatology: The Presence of Eternity, New
York: Harper & Row and Evanston.
Cox, Harvey. 1999. The Market as God: Living with the New Dispensation.
Atlantic Monthly.
Desmonde, William H. 1962. Magic, Myth, and Money, New York: Free Press
of Glencoe.
Eliade, Mircea. 1965. Le sacré et le profane, Paris: Gallimard.
. 1969. The Quest: History and Meaning in Religion, Chicago and Lon-
don: University of Chicago Press.
Ellul, Jacques, 1973. Les nouveaux possédés, Paris: Fayard.
. 1977. Le système technicien, Paris: PUF.
Galbraith, J. K. 1997. ‘Time to Ditch the NAIRU”. En: Journal of Economic
Perspectives, 11(1).
Löwith, Karl. 1949. Meaning in History, Chicago: University of Chicago.
Mankiw, N. Gregory. 2001. “The Inexorable and Mysterious Tradeoff between
Inflation and Unemployment”. En: Economic Journal, 111.
Nelson, Robert H. 1991. Reaching for Heaven on Earth. The Theological Meaning
of Economics: Savage. Md.: Rowan & Littlefield.
. 2001. Economics as Religion: From Samuelson to Chicago and Beyond.
University Park: Pennsylvania State University Press.
Rogerson, Richard. ‘Theory Ahead of Language in the Economics of Unemploy-
ment”. En: Journal of Economic Perspectives, 11(1).
Scherbacher-Posé, Brigitte. 1999. “Du mark à I’euro, des mots au roman: mon-
naie et métaphores”. En: Regards linguistiques et culturels sur l’euro, Paris:
L’ Harmattan.
Schmitt, Carl. 1985. Political Theology, Cambridge and London: MIT Press.
Sironneau, Jean-Pierre. 1982. Sécularisation et religions politiques, Mouton: The
Hague.
Stigler, George J. 1987. “Frank Hyneman Knight”. En: The New Palgrave: A
Dictionary of Economics, New York: Stockton Press.
En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular 315
Carlo Tognato
18. Tognato, Carlo. 2003. “What is a stability culture? The local dimension of in-
dependent central banking”. Mimeo, UCLA Center for Governance, Los
Angeles.
Weizsäcker, C. F. Von. 1964. The Relevance of Science: Creation and Cosmogony,
Harper & Row, New York and Evanston.
316 Creer y poder hoy