Toledo tuvo una importante presencia cristiana, visigoda y musulmana a lo largo de su historia. En el siglo XVII, la ciudad contaba con casi setenta edificios eclesiásticos. Tras las desamortizaciones del siglo XIX, muchos de estos edificios pasaron a tener usos civiles. La estructura urbana de Toledo es de origen árabe, aunque también mantiene huellas de su pasado judío, como las dos sinagogas que permanecen en pie y otras zonas que albergaban población he
2. Toledo fue cristiana desde el siglo IV, siendo parte del imperio
de Roma, lo fue durante el reino visigodo (pugnando con la
doctrina arriana) y pasó los siglos de convivencia entre las
tres religiones, la musulmana, la judía y la católica, hasta la
llegada de la Reconquista.
En el siglo XVII la entonces "ciudad convento" contaba con
casi setenta edificios de usos eclesiásticos o afines como
colegios, hospicios, hospitalitos, capillas.
Las iglesias de fundación más antigua como Santa Justa y
Rufina, fueron remodeladas varias veces, según las
necesidades y gustos de sus protectores. Después de las
desamortizaciones decimonónicas, muchos de estos edificios
pasaron a tener usos civiles, privados o administrativos.
3. La estructura urbana de Toledo es árabe, con sus calles
estrechas y sinuosas, sus casas cuyos tejados casi se tocan,
pero las ventanas nunca se miran de frente. Edificios que
encierran a la vista pública sus joyas más preciadas, los
patios llenos de verdor, azulejos y fuentes de agua. De la
docena de mezquitas que existieron quedan dos, la del Cristo
de la Luz, del año 999 y la de Tornerías, algo posterior.
La mezquita mayor estaba en el emplazamiento actual de la
catedral, pero parece ser que no fue un edificio notable, sólo
espacioso para poder acoger a todos los habitantes varones
de la ciudad. La zona de el Alcázar y el actual Museo de
Santa Cruz con su zona adyacente hasta el Puente de
Alcántara, tenía muralla propia que separaba la alcazaba, su
guarnición y los palacios, del resto de la ciudad.
4. Los barrios del sur, colindantes con el río, estaban ocupados
por las tenerías, tintorerías y otras instalaciones relacionadas
con el agua. Se supone que allí construyó su legendario reloj
y calendario acuático el gran astrónomo Azarquiel.
Las puertas de Alfonso VI o Bisagra Vieja, la del Vado y la de
Alcántara y de Doce Cantos tienen estructuras árabes. La
noria en la orilla del Tajo, en el parque Safont, es herencia de
las técnicas de regadío musulmanas. Pero sobre todo, la
herencia más patente y omnipresente es la estética mudéjar
en la arquitectura y decoración con el uso del ladrillo, la
mampostería, los variados arcos entrelazados, las
techumbres de madera y las ricas yeserías, utilizadas durante
siglos en todo tipo de edificios, incluida la catedral.
5. Las dos únicas sinagogas que permanecen en pie actualmente
inducen a llamar el barrio donde se encuentran, la Judería, donde se
supone hubo mayor concentración de la población hebrea, aunque
en realidad en la ciudad llegó a haber un total de diez sinagogas
repartidas por todo su emplazamiento.
Su límite sería la desaparecida parroquia de San Martín en las
proximidades de la Puerta del Cambrón y los restos de
construcciones defensivas por encima del Puente de San Martín,
llamadas tradicionalmente el Castillo de los Judíos, siguiendo la
línea ascendente casi recta de la calle del Ángel. Aquí podemos
encontrar la Puerta del Judío del siglo XII al inicio de la cual existen
casas con restos de las mikve, baños rituales, en sus sótanos.
También la zona de la calle de Comercio y el solar ocupado desde el
siglo XIV por el claustro catedralicio era conocida como la Judería o
Alcanáa.
6. El comercio era una de las actividades
principales de los judíos, que vivían encima
de sus tiendas y talleres. No se puede
descartar que no hubiera judíos en la calle de
la Plata, pues eran reconocidos plateros, o en
cualquier otra parte de la ciudad.