4. Para mí Fuerteventura fue todo un oasis, un oasis donde mi espíritu bebió las aguas vivificadoras y de donde salí refrescado y fortalecido para continuar mi viaje a través del desierto de la civilización.
5. Como esta isla de Fuerteventura ,henchida de solemne belleza trágica, toda ella entrañas calcinadas de la tierra madrastra…
6. Estas soledades desnudas, esqueléticas, de esta descarnada isla de Fuerteventura!¡Este esqueleto de tierra, entrañas rocosas que surgieron del fondo de la mar, ruinas de volcanes; esta rojiza osamenta atormentada de sed! ¡ Y qué hermosura! ¡Sí,hermosura!
7. Desierto es esta solemne y querida tierra aislada de Fuerteventura, una de las islas llamada antaño Afortunadas y que tiene la fortuna y la hermosura a la vez en su noble y robusta pobreza. Tierra desnuda, esquelética, enjuta, todo ella huesos, tierra que retempla el ánimo.
8. Clima quiere decir inclinación, y la inclinación es aquí, en esta afortunada isla de Fuerterventura, admirable. ¡Qué escuela de sosiego! ¡Qué sanatorio! ¡Qué fuente de calma!
9. ¡ Que nombre tan sonoro, alto y significativo! ¿Fuerteventura? Es decir, ventura fuerte. Y si a estas Canarias se las llamó las Afortunadas, a ésta de Fuerteventura habrá que llamarla la fuertemente venturosa.
10. Esa bendita isla de Fuerteventura donde he vivido con ustedes, los nobles majoreros.
11. Aquí en Puerto de Cabras de Fuerteventura, frente a la mar serena y al sereno cielo, sobre esta aislada tierra sedienta.
12. En estas mañanas, cuando el sol, al salir de la mar, me da, recién nacido, un beso en la frente.
13. Es esta tierra esquelética, escueta, hija de las entrañas fogosas de la tierra, es esta isla de desnudez la que ha hecho el gofio, como ha hecho la aulaga, y ha hecho el hombre que tuesta el grano y se lo come…
14. Y he aquí cómo este pedazo de África sahárica lanzado al Atlántico.
15. … aquí en esta sedienta isla -¡sedienta ceñida de mar y con toldo de nubes!-…
16. … esta isla tiene un estilo, un estilo esquelético. Esquelética es su tierra, estas ruinas de volcanes que son sus montañas, a modo de corcovas de camellos, las montañas de esta isla acamellada, esqueléticos son sus camellos, que acusan su osamenta vigorosa,
17. esquelética es la aulaga, el pobre tojo que reviste estos pedregales, esa mata que es toda ella espina y flores, sin hojarasca alguna, escueta, enjuta, ósea;
18. esquelético es el tarajal, este mustio tamarindo que sacude al viento su mezquino y lacio y gris follaje;
19. esquelética es también la pella de gofio, de harina de trigo tostado, ese gofio que es como esqueleto de pan;
20. esqueléticas son las casas, estas casas sin tejados, de desnudos mampuestos muchas de ellas…Y toda esta solemne desnudez ósea es autobiográfica. Con esta desnudez, Fuerteventura describe su propia vida, se describe a sí misma.
22. Oyendo la canción brisadora del mar, la leyenda del Atlántico, al pie de las recortadas colinas peladas.
23. En ella hay lo que llaman gavias, cuadrados con rebordes, para que el agua de riegos se endique en ellos;
24. En su extremo Suroeste forma una península casi deshabitada, por donde vagan, entre soledades desnudas y desnudeces solitarias de la mísera tierra, algunos pastores.
25. ¡Ah, si pudiéramos evocar el espíritu errante de la pitonisa Tibiabín o de la sibila Tamonante, que vagan por los trágicos cuchillos de esta isla sedienta de agua dulce…
26. La mar ha cantado a mi soledad íntima y me la ha encantado
27. ¡La mar! Allá en Fuerteventura, en mi entrañada Fuerteventura –pedazo de mi alma eterna ya- , bañaba todos los días mi vista en la visión eterna de la mar, de la mar eterna, de la mar que vio nacer y verá morir la historia, de la mar que guarda la misma sonrisa con que acogió el alba del linaje humano, la misma sonrisa con que contemplará su ocaso.
29. Y sus higos se secan al sol, y ellos los higos secos, pasos,
30. y el queso, el cuajado queso de las pobres cabras y ovejas que lamen estos pedregales, sirven de conduto para comer el gofio, esqueleto de pan, a los hijos de esta fuerte tierra de la verdad, de esta fuerteventurosa isla ermitaña.
32. La aulaga es un esqueleto de planta; la camella es casi esquelética y Fuerteventura es casi un esqueleto de isla.
33. Ruina de volcán esta montaña por la sed descarnada y tan desnuda, que la desolación completa muda de esta isla sufrida y ermitaña.
34. La mar piadosa con su espuma baña las uñas de sus pies y la esquinuda camella rumia allí la aulaga ruda, con cuatro patas colosal araña.
35. Pellas de gofio, pan en esqueleto, forma a estos hombres –lo demás conduto- Y en este suelo de escorial, escueto, arraigado en las piedras, gris y enjuto, como pasó el abuelo pasa el nieto sin hojas, dando sólo flor y fruto.
36. ¿cómo puede ser tremendo un trueno aquí, junto a esta mar, tan dulcemente arrulladora?.
37. La mar ciñe a la noche en su regazo y la noche a la mar; la luna, ausente; se besan en los ojos y en la frente; los besos dejan misterioso trazo. Derrítense después en un abrazo, tiritan las estrellas con ardiente pasión de mero amor y el alma siente que noche y mar la enredan en su lazo.
38. Recordaba la esquelética Fuerteventura, toda ella hueso calcinado al sol y refrescado por la brisa atlántica.
39. … La tierra de esta isla ermitaña no miente; Fuerteventura dice al hombre, dice a sus hombres, a sus hijos, la verdad desnuda y descarnada, el esqueleto de la verdad. El que miente aquí es el cielo que se cubre de nubes y no llueve…
40. Y luego otro verdor en los repliegues de estas osamentas de montaña, un verdor amarillento, pálido, el verdor de las tabaibas.
41. La leche acre y cáustica de la tabaiba es jugo de los huesos calcinados de la tierra volcánica que surgió del fondo de la mar; la leche acre y cáustica de la tabaiba es tuétano de los huesos de esta tierra sedienta.
42. Enjalbegada tumba es Betancuria, donde la vida como acaba empieza, tránsito lento a que el mortal se aveza lejos del tiempo y de su cruel injuria. Se oye en esta barranca la canturia de la resignación en la pobreza, la majorera –blancas tocas- reza entre ruinas, soledad, penuria…
43. Allí hay olivos, almendros, palmas, una austera tristeza y todo ello blanco, muy blanco. Blancas de jalbegue las casitas, blanca la iglesia, en que rezaban unas majoreras tocadas con sus mantillas blancas.
44. En las casitas había macetas de geráneos , que ponían su canto rojo en el silencio blanco
45. Sobre una de las montañas, en su cuchilla, se destacaba en el cielo, al volver nosotros, el contorno esquinado de un camello, con el cuello abatido al suelo y buscando acaso una esquelética aulaga para la rumia.
46. Fuerteventura es una isla hoy pobre, muy pobre, que puede enriquecerse si logra alumbrar agua; pero rica, riquísima en la nobleza de sus habitantes, los majoreros –que así se llaman-, y en la maravilla de su clima. Fuerteventura es una isla hoy pobre, muy pobre, que puede enriquecerse si logra alumbrar agua; pero rica, riquísima en la nobleza de sus habitantes, los majoreros –que así se llaman-, y en la maravilla de su clima.
47. Salobre, como el sudor, es el agua que aquí se logra sacar a trechos para regar los alfalfares; salobre, aunque no tanto, como el agua de la mar que ciñe a Fuerteventura.
48. No aquí tierra y cielo se funden en uno bajo el abrazo del mar. El mar los apuña juntos
49. En Pájara hay una pequeña iglesia , y esta iglesiuca de Pájara tiene una portada en que un cantero que parece haber recibido inspiraciones de los aborígenes de las Indias occidentales, ha trazado unas grecas y una figuras simbólicas que por su estilo recuerdan los ornamentos incaicos o de los aztecas.