la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
Que tus acciones sean amor
1. ¿Cuál es el Mandamiento más importante de la ley? Le pregunta un fariseo experto en la ley a Jesús, todo para ponerlo a prueba. Jesús le contesta: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Acentúa que es el más importante, pero inmediatamente agrega, “el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Y concluye diciendo: “En estos dos mandamientos se basa toda la ley y los profetas.”
3. Vemos que fue un día bastante fuerte para Jesús, preguntas vienen, preguntas van, enseñanzas, ejemplos y aún así cuesta convencer a los incrédulos que lo rodeaban. Pero a todo esto nuestra misión de hoy es rescatar lo que Jesús quiere dejar claro: “HAY UN SOLO AMOR CON DOS DIMENSIONES, CON DIOS Y CON EL PRÓJIMO.” Mt 22,34-40 Esta cita bíblica encierra la profundidad de la catequesis cristiana al referirse Jesús que de estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas. Que hermoso sería que de estos dos mandamientos dependan nuestras familias, nuestros grupos, trabajos y comunidad San Pablo.
4. El Rev. D. Pere CALMELL i Turet (Barcelona, España) en su comentario para la web “el evangelio.net” expresa que estos dos mandamientos son como dos anillas inseparables que son una sola cosa. Inseparables, pero una primera y una segunda, una de oro y la otra de plata. Ambas diría yo muy importantes y de valor, imagina una de oro y otra de plata, en una competencias desde luego anhelas el oro pero no te cae nada mal ganar la plata o el cobre, tienen un valor peculiar pero ni una ni la otra pueden separarse sino leamos 1ª Juan 4, 20 y seguimos con el cap. 5, 1-5. Terminaos de confirmar las dos dimensiones del amor.
5. El Rev. D. Pere CALMELL, nos da otra luz para entender estas dos dimensiones del amor de Dios, con el ejemplo exquisito del madero de la cruz: “el que está cavado en tierra es la verticalidad, que mira hacia el cielo a Dios. El travesero representa la horizontalidad, el trato con nuestros iguales. También en esta imagen hay un primero y un segundo. La horizontalidad estaría a nivel de tierra si antes no poseyésemos un palo derecho, y cuanto más queramos elevar el nivel de nuestro servicio a los otros —la horizontalidad— más elevado deberá ser nuestro amor a Dios. Si no, fácilmente viene el desánimo, la inconstancia, la exigencia de compensaciones del orden que sea. Dice san Juan de la Cruz: «Cuanto más ama un alma, tanto más perfecta es en aquello que ama; de aquí que esta alma, que ya es perfecta, toda ella es amor y todas sus acciones son amor».
6. Yo pregunto hoy de que tamaño esta tu vertical, ese madero de la cruz que mira hacía Dios?, qué tan elevado esta del suelo? Y que tan profundas son tus raíces? – Porque de nada sirve que los cimientos sean falsos o temporales- . Ha visto usted que muchas veces decimos: “dejemos esto así mientras tanto y luego lo seguimos haciendo o terminando.” Es muy común, y en los asuntos de Dios, empezamos con mucha energía, con mucha efervescencia , que dejamos detalles de lado, algunos creemos que son muy pequeños y sin importancia, pero con el tiempo nos damos cuenta que eran pilares fundamentales para nuestro crecimiento.
7. Ahora revisa el madero horizontal, cómo está?, Concuerda con el vertical, o nos damos cuenta que creemos amar a Dios, pero en la práctica no es así.
8. Reflexionemos en las palabras de San Juan de la Cruz: «Cuanto más ama un alma, tanto más perfecta es en aquello que ama; de aquí que esta alma, que ya es perfecta, toda ella es amor y todas sus acciones son amor». Un pensamiento profundo, con gran sentido, que si de verdad lo aplicáramos en todo lo que realizamos, alcanzaríamos la perfección en el amor como lo dice San Juan de la Cruz. Imagina esto aplicado en el matrimonio, amar a mi pareja en la medida en la que voy amando a Dios, desinteresadamente mi alma se perfeccionaría en este amor. Lindísimo, pero partimos de la realidad de que muchos matrimonios ni aman, ni quieren amar a Dios todavía.
9. El catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2083, nos habla precisamente de esta cita Mt 22, 37, además nos menciona que Dios nos amó primero por tal razón mi amor debe ser recíproco. Ahora si Jesús nos manda a amar al prójimo como a nosotros mismos, nos pide eso “amarle”, sin conocerle. Nosotros decimos sino le conozco no lo amo. El diccionario define la palabra prójimo de la siguiente forma: 1. m. y f. Persona desconocida o de reputación dudosa: estás hecho un buen prójimo, tú. 2. Cualquier persona respecto de otra en la colectividad humana: su aspiración como médico es ayudar al prójimo.
10. Concluye el Rev. D. Pere CALMELL i Turet Pidámosle hoy a la Virgen Santísima que nos llene del deseo de sorprender a Nuestro Señor con obras y palabras de afecto. Así, nuestro corazón será capaz de descubrir cómo sorprender con algún detalle simpático a los que viven y trabajan a nuestro lado, y no solamente en los días señalados, que eso lo sabe hacer cualquiera. ¡Sorprender!: forma práctica de pensar menos en nosotros mismos.