1. LA BATALLA DEL 5 DE MAYO.
Habían llegado envueltos en los laureles de la victoria,
en sus banderas ondeaban los blasones de los triunfos
obtenidos en Jena, Marengo, Argelia y Sebastopol. Los
nombres de sus cuerpos expedicionarios se habían
vuelto sinónimo de gloria: 2/o. Regimiento de Zuavos,
1/er. Batallón de Cazadores de Vincennes, Batallón de
Fusileros de Marina, 2/o. Escuadrón de Cazadores de
Africa, 99/o. Regimiento de Línea, Batallón de
Ingenieros Coloniales, entre otros.
Después de desembarcar en Veracruz como parte de la
llamada "Triple Alianza", las tropas francesas al mando
del Conde De Lorencez habían avanzado hasta Orizaba
al retirarse las tropas de España e Inglaterra. Una vez
conocido su propósito intervencionista, el ejército
francés violó los tratados de La Soledad al avanzar hasta
las Cumbres de Acultzingo, donde el día 28 de abril de
1862 se produjo el primer enfrentamiento con tropas
mexicanas, que poco pudieron hacer para controlar su
empuje.
Concentrado en la ciudad de Puebla, el Ejército de
Oriente al mando del General Ignacio Zaragoza, se
preparó para defender la plaza, integrando su
2. dispositivo, compuesto por las Brigadas de los
Generales Antonio Alvarez, Porfirio Díaz, Felipe
Berriozábal, y Miguel Negrete. A las 9:00 de la mañana
del 5 de mayo con el disparo de un cañón mexicano dio
inicio una de las más gloriosas jornadas que registra
nuestra historia.
A las 12:00 horas el Ejército Francés rompió el fuego,
concentrando su esfuerzo contra el fuerte de
Guadalupe, hacia donde avanzaron dos batallones de
Zuavos y uno de Cazadores, que fueron detenidos
inmediatamente por los defensores de los fuertes de
Loreto y Guadalupe, ante la sorpresa de Lorencez.
Se dispuso de inmediato una segunda columna de
ataque, que fue igualmente rechazada por el fuego de
las tropas mexicanas. Tras reorganizarse, las columnas
francesas volvieron al ataque, durante el cual los
Cazadores de Vincennes llegaron hasta el muro del
fuerte, pero fueron obligados a retroceder en medio de
severas pérdidas.
Lorencez apostó a su última carta, lanzando al asalto a
los Fusileros de Marina, los Cazadores y la caballería de
Africa, quienes no pudieron vencer la heroica resistencia
3. de los Rifleros de San Luis y la Infantería de Oaxaca,
saliendo en su persecución la Brigada del General
Porfirio Díaz, que obligó al enemigo a retroceder aún
más.
Por la noche de ese 5 de mayo el conde de Lorencez
ordenó la retirada hacia la Hacienda de Los Alamos,
donde se percató que había perdido más de 476
elementos, mientras que las bajas mexicanas habían
sido 83. El General Zaragoza al rendir el parte de la
batalla la Sr. Presidente Juárez en pocas palabras
resumió lo que había sido la batalla"...el Ejército francés
se batió con la bizarría; su general en jefe dio pruebas
de incapacidad en el ataque.
El Ejército Mexicano se ha cubierto de gloria, puedo
afirmar con orgullo, que ni un solo elemento volvió la
espalda al enemigo durante la larga lucha que tuvo que
sostener..."