1. Hecho por Francisco Avilés Nieto.
Capítulo 2
Una nueva esperanza
Aquí estoy de nuevo, para recordar un poco me hayo en un sitio que no sé donde está y con
gente a la que solo conozco de hace tres días. No estoy del todo mal, debido a que ellos fueron
los que salvaron, me dieron cobijo, y encima ahora, se han ofrecido a darme armas para poder
combatir con los llamados Lokzars. El inconveniente es que solo cruzo palabras de vez en
cuando con Piru y me siento solo. Me hayo en mi cuarto, es pequeño, pero no necesito mucho
más, tiene cama y un armario el cual no usaré mucho porque no tengo más ropa. De pronto la
puerta se abre, era la otra chica que todavía no se había presentado, era bellísima, con el pelo
negro, lisado y largo. Para mí era imposible mirarla a los ojos sin ponerme rojo.
-¿Kokin? Dice Piru que te reúnas con nosotros en el salón principal del gremio -dijo de manera
muy amable.
-Va-vale, sin problemas, enseguida voy -se me trababa la voz de los nervioso que me ponía.
Al rato de cuando se fue ella, fui corriendo al salón que me había dicho. Las puertas estaban
abiertas y dentro estaban tres personas Piru, la chica y un joven con aspecto misterioso, de
pelo largo y blanco. A mi parecer, todo este castillo era enorme para los que éramos, pues solo
había visto a cuatro personas en lo que llevaba aquí.
-Bueno Kokin -se puso a hablar Piru- ¿te preguntarás porqué te hemos llamado aquí? Pues es
para acabar de contarte todo sobre nosotros y quiénes son los Lokzars -acabó mirando a la
otra chica.
-Me presento, soy Xury -expuso de manera desenfadada.- Todo esto comenzó hace un año, las
dos vivíamos juntas en la misma aldea. Pero,... nos pasó lo que a ti, aparecieron esos seres
salidos de la magia. Fuimos las únicas supervivientes -hizo una pausa, recordar todo eso le
tendría que resultar terrible- sin embargo eso no nos podía echar para atrás. Entonces nos
pusimos a entrenar muy duramente para poder sobrevivir.
-Y así fue -la cortó Piru con la típica sonrisa que tanto le gustaba poner- nos pusimos de
inmediato a buscar a gente que se uniese a nuestra causa. Encontramos a muchos, entre ellos
a Gemelo, -lanzó una mirada hacia el joven misterioso- él no se unió a nosotras por la misma
razón que los demás, él lo hizo por venganza.
-Sí, como bien has dicho -habló por primera vez- me uní por venganza, mi gremio quedó
arrasado por otro llamado Mercenarios de la Arbórea. Fue cuando Piru y Xury me encontraron
vagando por los valles de la zona y me acogieron.
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2. Yo me estaba quedando absorto, no sabía por todo lo que habían pasado estos chicos poco
más mayores que yo. No sabía si decir algo o esperar y que ellos me siguiesen contando cosas.
Mi duda se acabó rápido cuando volvió a hablar Piru.
-Nuestro gremio iba bien, teníamos guerreros de todo tipo, desde gente con equipo pesado
hasta asesinos especializados y grandes sabios capaces de usar la magia. Fue entonces cuando
nos dispusimos a ir a una de la fortaleza que establecieron los Lokzars en el pueblo destruido.
Matamos a cientos de ellos, pero fue insuficiente, seguían saliendo de la nada -hizo una pausa
para limpiarse la lagrima que le recorría la cara.- Y cómo puedes observar este fue el resultado,
solo quedamos en pie tres personas.
-¿De dónde proceden los Lokzars? -al fin me digné a realizar una pregunta.
-De la magia -respondió Xury de manera alegre- son seres de que vienen de la energía pura.
Aun no se sabe muy bien el origen, pero lo que sí que sabemos es que viajan en los cristales
mágicos que caen del cielo.
-Bueno, ya está bien de tanta charla -cortó de manera tajante Gemelo- reúnete conmigo en el
ala Este del castillo, iré luego.
-Pero,... me quedan muchas más dudas y cosas que quiero preguntar ahora -traté de comentar
sin éxito antes de que me interrumpiera.
-Ese es uno de los problemas, que como sigas aquí vas a tener más dudas que querrás
preguntar y entonces nos eternizamos, y el otro problema, es que no hay tiempo -dijo
riéndose.
Yo salí del Salón mientras Piru y Xury discutían con Gemelo. No sé porque me ha mandado allí.
Lo que más me fastidia son la cantidad de dudas con las que me dejaron.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Una vez allí vi armas y armaduras de todo tipo. Era alucinante la cantidad de cosas que había,
lanzas, espadas, bastones, arcos, armaduras pesadas y también ligeras pero resistentes. No me
creía todo lo que había. Yo seguí caminando por el largo pasillo que era aquel sitio. Cuando de
pronto, me llamo la atención una lanza con su escudo y una armadura. La lanza tenía un
mango, el protector de la mano y de él salía una especie de espada larga de dos filos; el
escudo era grande, en él tenía grabado un trébol de cuatro hojas que ocupaba todo el frontal
de este. La armadura era de color negro, hecha de chapa, laminada y parecía pesada, pero
gracias a las laminas seguro que permitía una gran amplitud de movimientos.
Me quedé entusiasmado con ese equipo hasta que una voz me sacó de mi asombro.
-Bueno, parece que te ha gustado este equipo -comentó Gemelo mirándolo.
-La verdad es que sí. Con esto podría aguantar golpes de todo tipo -respondí todavía
asombrado por el set que tenía delante.
-Pues a la, no se hable más. Bájalo de la pared y llévatelo a tu cuarto, mañana comenzarás a
entrenar. Que aquí hay gente que te saca ventaja.
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3. No supe a quién se podría referir. Si se trataba de ellos, pues por supuesto que me sacaban
ventaja, yo no había luchado en mi vida. De repente, la puerta se abrió. Allí estaba al que se
refería Gemelo. Fue a la primera chica que vi aquí. Alseida, pero ahora tenía puesto un vestido
parecido al que tenía Piru y un bastón. Se había hecho una coleta y se había cambiado la ropa
que tenía llena de agujeros.
Me miraba de manera desafiante, hasta que lanzó su frase.
-Bueno ¿preparado para ver a la que te va a machacar? -dijo de manera jocosa.
-No la veo por ninguna parte -conteste riéndome.- Por cierto, ¿tú serás quien nos entrenes? pregunté a Gemelo.
-Por desgracia no, cada uno habéis escogido armas que yo no sé manejar. A ti Alseida te
enseñará Piru. Y a ti Kokin -me puso la mano en el hombro- te enseñara Xury porque su
armadura es parecida a la tuya, pero el arma te toca aprender a manejarla a ti - acabó con una
sonrisa.
No me creía aun el arma que había encontrado, era perfecta para mi, o eso me gustaba pensar
ya que todavía no me la había probado. Lo que quedaba de día paso rápido gracias a que ya
hablábamos entre todos nosotros y cuando llegó la noche me fui con ganas de que amaneciese
para empezar mi entrenamiento con mi nuevo arma.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Capítulo 3
4 rápidos años de duro entrenamiento
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