2. PRÓLOGO
Los cuentos que integran esta antología fueron realizados por los
alumnos de segundo año. Es el corolario de todo el trabajo sobre
narración realizado durante el segundo trimestre.
Fueron escritos en su totalidad por los chicos, en forma autónoma,
según pautas establecidas, y constó de varias etapas: elaboración de un
plan de escritura, redacción del cuento, dos instancias de autocorrección
(orientados por la docente a partir de los contenidos de gramática textual
y de gramática oracional vistos en la materia durante el año), una última
corrección conjunta con la docente, tanto de aspectos de la narración
como de la edición, selección del diseño y plantado en power point, y
ajustes de edición. Es un trabajo muy completo que integra aspectos
fundamentales tales como estructura y elementos de la narración,
mecanismos de cohesión, coherencia, sintaxis, uso de los tiempos
verbales, el diálogo, la descripción, ortografía, puntuación y conceptos
básicos de edición, entre otros.
3. Más allá de los aspectos técnicos específicos de la materia, es destacable la
creatividad y el esfuerzo de los autores, ya que generar las historias, los
personajes, los conflictos y sus resoluciones, partiendo de una página en
blanco no es tarea sencilla, y luego, ir dando forma y puliendo la obra, como
el artesano, requiere de tiempo, paciencia y dedicación.
Como puede apreciarse, el trabajo fue muy intenso, pero el resultado está a
la vista: una vez más, los chicos nos sorprenden con su creatividad, su
sensibilidad y su humor.
A los padres: felicitaciones por el trabajo de sus hijos.
A los docentes: tenemos una tarea hermosa que vale la pena.
A los chicos: caminen, caminen… nunca se detengan. Todo lo que ven
hacia adelante es para ustedes: tomen lo bueno, procuren ignorar lo malo e
intenten reparar lo reparable con optimismo y alegría. ¡Felicitaciones por el
trabajo realizado!
La profe de Lengua
4. Índice
Alien en Bosnia, de Francisco Ríos
Nunca me olvides, de Romina Álvarez
Maldonado y Sofía Gutiérrez
Masacre en el crucero, de Marjorie
Fernández y Tomás Radetic
El amor eterno de Clío y Berenice, de
Casandra Pacheco y Nicolás Mancilla
El compañero, de Jennifer Guaymaz
La gran pelea, de Mayra Galeano y
Melanie Rodríguez Lima
La bruja y la varita mágica en el pueblo
embrujado, de Luciano Santos
pág. 5
pág. 19
pág. 38
pág. 62
pág. 71
pág. 86
pág. 91
6. Sean bienvenidos a Tintagel Huar en la costa del
mar Adriático, hoy Bosnia Herzegovina... Era plena
Edad Media cuando se comenzaba a conocer el
mundo. Y en este pueblo, un noble castillo era la
sede de gobierno totalitario de la reina Melitsa I,
donde supervisaba sus tierras y dominios, emitía
sus decretos, imponía justicia y mucho más.
7. Cada ciudadano amaba la justicia y la protección de la reina... la
amaban. La amaban o morían en sus calabozos. En este mundo vivió
un hombre justo y noble, un guardia que sólo quería hacer lo correcto,
este hombre fue Odenoll pero estaba bajo las órdenes de Melitsa. Un
día él había estado rodeando el castillo y de una taberna de la esquina
salieron dos borrachos.
— ¡Fuera de aquí, Osbert! ¡Y tú también, Willwen! ¡Están
completamente tomados los dos! No quiero que los guardias estén en
mi cantina para arrestarlos! —les dijo el cantinero.
8. —¡Argt! Cuando se enteren de los caballos de Paki ya verán —
gruñó Willwen.
— ¿Ahí, Willwen, ves lo mismo que yo? —preguntó su
compañero.
—Si, Osbert, un par de doncellas que necesitan compañía
masculina.
Se acercaron con una esperanza vacía de conquistarlas pero las
doncellas en Tintagel huar eran un tanto especiales, y les dieron
una paliza tan grande, que tuvo que detenerlas Odensoll.
9. Una vez que las hubo separado, siguió su camino y
después entró en el castillo.
—Ven rápido, Odensoll, que necesitamos ayuda— dijo
otro guardia.
Él se acercó y vio que allí llevaban a un joven arquero
que trataba de escapar más que de luchar. pero él tenía
una orden que era atraparlo y llevarlo al calabozo.
10. Se podía ver en el rostro del joven una pequeña
expresión de miedo en su cara rígida y seria. De
repente se dio por vencido al tener a casi toda la
brigada de guardias en su alrededor. Lo llevaron y
todo se solucionó.
— ¿Estuvo brava la cosa hoy, no? — le dijo un
compañero golpeándole el hombro suavemente.
—Así fueron estas últimas semanas con la nueva
reina. ¿Y qué había hecho el joven? —preguntó
Odensoll
— ¡Sé lo mismo que vos! Creo que se llama Mladen!
—¡Qué raro nombre! —le dijeron con tono bromista los
guardias.
11. Tras pasar unos días sumamente ocupado en arrestos, el
noble y recto guardia por fin decidió hablar con su
majestad. pero sin esperanzas de que pudiera modificar
algo. Cuando se acercó escuchó tras la puerta que
hablaba con alguien que dijo:
—Estás ignorando tu promesa de mantener viva a
Morgan.
A lo que la reina contestó:
—Mordred… Mordred... te preocupas demasiado. habrá
mucho tiempo para eso después... pero ahora tenemos
un visitante...
12. ¿Cómo se dio cuenta de que alguien estaba atrás de la gran
puerta? Se sorprendió Odensor, pero lo único que podía
hacer era entrar y saludar.
— ¡Salve, reina Melitsa! ¡Salve la más grande de los
monarcas! Me presento para reportar que todos los
arrestos que Su Majestad ordenó se cumplieron. Pero tengo
una inquietud en mi mente. ¿Por qué el número de
arrestados ha aumentado dramáticamente? —dijo.
Ella contestó:
—Tranquilízate, ¿alguna, fruta, tal vez? mm... Rica. Bueno,
mira, desde que tuve el trono hubo muchos rebeldes. Pero
como recompensa de este gran informe te elijo mi guardia
de honor y jefe de toda la armada.
13. Pero para Odens eso estaba mal. No era correcto que
solo por sospechar le dieran un puesto superior, pero
era una ventaja y lo aceptó. Había mucho por averiguar
e iba a comenzar por el joven Mladen. Ahora sabía que
tenía que tener sumo cuidado de no despertar
sospechas de nadie o terminaría en el calabozo.
Se dirigió a paso firme hacia la prisión subterránea
mientras los demás abrían paso indiferentemente. Su
porte orgulloso y su mandíbula firme disimulaban sus
ojos preocupados y su ligera inseguridad, que no
fueron percibidos por quienes lo miraban. Oden siguió
caminando sin perder el detalle hasta que encontró a
Mladen, el joven arquero. Con un gesto imperioso se
quedó solo con el joven en el calabozo. Le dijo:
14. — Necesito tu ayuda. ¡Yo sé lo que pasa! —
Con esto, el arquero lo miró a los ojos celestes agua y dijo:
—La reina no es la reina, ella fue remplazada, de hecho
capaz nunca existió Melitsa. Es un invento de una mente de
arriba que la controla y quién sabe a quiénes más. Pero
también tienes que saber que en el calabazo de abajo, el
calabozo secreto hay algo que es como su fuente de energía
un tipo de magia.
—No hay un piso más bajo —aseguró Oden.
—Eso es lo que piensas ahora —dijo Mladen.— Pero tengo
que advertirte que vamos a ser vigilados y capaz no haya
escapatoria si te me unes.
15. Oden no titubeó en su palabra y respondió con un rotundo “Sí”
—Bueno, —respondió Mladen— ¡comencemos sacándome de este pútrido calabozo! —
Más abajo del calabozo había una pared de tierra húmeda y fría pero al apenas tocarla,
se deshizo y se abrió una jaula de un metal plateado, que tenía por piso un precipicio. Al
asomarse, vieron a Morgan, con grilletes de hierro forjado en manos y pies y
desvaneciéndose en lo profundo del calabozo del castillo. Ella peleaba en contra de sus
grilletes y se escuchaba un leve llanto. Era como que le estuvieran sacando su fuerza
vital.
Pero esta mujer era un ser un tanto extraño de contextura, pues no era humana, a lo que
quedaron atónitos. Pero no tuvieron mucho tiempo para pensar porque mientras la miraba
otro ser casi humano pero esta vez hecho como de energía oscura apareció delante y la
liberó.
Esta fuerza siguió creciendo, la tomó de la mano y salió del calabozo para sacarla,
quedando fuera de la vista del guardia y del arquero. Estos intentaron seguirlos, pero
cuando estuvieron afuera del castillo, Morgan y la misteriosa fuerza ya se habían ido y no
había huellas de estos extraños seres. Solo a lo lejos unos árboles destrozados en la
cúspide.
16. Fueron lo más rápido posible y los encontraron sentados. Los
miraron y comenzaron a hablarles. Les dijo:
—Soy Morgan, no teman, yo debería temer, les contaré:
pertenezco a una raza que es usada como esclavos, que es
dominada por su reina, la que llaman Melitsa. Llevo un tiempo
encarcelada y nadie me ayudó, pero gracias por intentarlo.
Ahora voy de vuelta con mi familia bien lejos de aquí.
17. Y la fuerza misteriosa agarró a Morgan
Tiempo después, hubo cambios en el reino: en primer
lugar, no estaban la reina ni unos cuantos aldeanos,
era como si estos se hubieran evacuado del mundo
conocido. ¿Pero quién remplazaría a la reina?
Con el tiempo a nadie le importó lo que pasó y
siguieron echando del bar a Willwein y Osber.
18. Pero la tinta no se borra y
acá queda mi historia de
aliens en Bosnia
Herzegovina.
Escrito y diseñado por Francisco Ríos un joven que no se cree común y trata de ser
diferente. Nacido en Jujuy, provincia argentina y vive en CABA. Le gusta la música
con su actual banda. No le gusta el deporte.
20. • Estaba tan emocionada, por fin iba a cumplir mi sueño de ir a
Roma a estudiar baile como lo había soñado toda mi vida.
• Mi mejor amiga, Sofía, estaba conmigo en el avión. Estaba tan
nerviosa, quizás más que yo. Mi papá nos había alquilado un
departamento, vimos las fotos por internet y en verdad la casa
era muy linda. El viaje era realmente agotador solo habíamos
llevado un par de horas volando y ya no podía más del
cansancio, me puse los audífonos, prendí el iPod y me puse a
escuchar música, cada vez mis párpados pesaban más...
21. • —Hemos llegado al destino, por favor descender del lado
derecho del avión, gracias por utilizar aerolíneas Euro sur,.
Euro sur la compañía más económica y cómoda de Europa—
dijo la azafata por el altavoz.
• Mi amiga, desesperada por bajar, ya tenía todo en la mano,
en verdad estaba muy ansiosa y verle la cara al bajar fue
todo un poema. Fuimos a buscar nuestras valijas y a tomar un
taxi. El viaje fue puro silencio, pero fue silencio de admiración,
es una ciudad realmente bella y con siglos de historia
encerradas en los muros de Roma.
22. • Cuando llegamos al departamento fue realmente emocionante
explorarlo, para dos chicas recién graduadas de la secundaria
era bastante grande, un baño grande con un mueble para
poder meter nuestras cosas, dos habitaciones con camas de dos
plazas y un mueble para cada una, la cocina amplia, con
varios utensilios y la sala de estar con el sofá y la televisión.
Una casa bastante cómoda.
• — Vamos, Romí, recién llegamos y quiero explorar. Vamos a
comer y a pasear un rato, es sábado y el lunes a la mañana
tenemos clases, hagamos algo divertido.
• —Mmm, estoy algo cansada pero sí, vamos, será divertido.
• Salimos a comer y cuando terminamos le dije que iba a ir al
baño para después ir a comprar, pero cuando estaba llegando
choqué con alguien.
23. •
•
•
•
•
•
—Te podrías fijar por dónde vas?
—Disculpa. Pero el que choco fuiste vos.
—No importa. ¿Estás bien?
—Si, gracias—dije irónica.
—Me alegra— dicho esto desapareció y no lo pude ver.
Cuando terminé de ir al baño, con Sofí nos fuimos a comprar
ropa, comida y cosas para la casa. Cuando terminamos nos
dirigimos a nuestro departamento, acomodamos las cosas y me
fui a dormir.
24. • El lunes por la mañana estaba totalmente distraída, fui por mis
•
•
•
•
•
•
•
horario a la secretaria y cuando estaba llegando al aula
choqué con alguien de vuelta.
—Lo sient... Ah, ya sé soy ciega.
—Disculpa. Tú te pusiste ahí.
—Ten más cuidado— dijo y desapareció en el interior del aula.
Cuando entré en el aula con Sofí me perdí en mi mundo, había
muchos chicos con distintos talentos y maneras de bailar, hoy
nos tocaba hip-hop. Cuando entró el profesor se limitó a tomar
lista.
—Justin Bieber, Alfredo Flores, Harry Styles, Zayn Malik...— así
que ese era el nombre del tal tonto.
El profesor nos puso en grupos de a dos y nos dijo que
armáramos una pequeña coreografía para ver nuestros
talentos. A mí por mala suerte me toco con Malik.
—Bien hagamos esto rápido.
25. • —Me contaron que venís de Irlanda, ¿te echaron de allá?
• —No, vine a Roma para conocer gente amable y resulta que
me encontré con vos.
• En ese momento se me ocurrió copiarme de la coreo que hice
en la clase de mi antiguo profesor. La hice y me quedó
perfecta.
• —¿Y eso de donde lo sacaste?
• —Es de una coreo que hice cuando era chica. Vamos, no es tan
difícil.
• —Bueno, mira esto.
• Lo hizo a la perfección, le salió igual, en verdad era un gran
bailarín pero jamás lo iba a admitir.
• Cuando la clase terminó nos fuimos con Sofí al apartamento,
nos tiramos rendidas en la cama, era tanta la exigencia y el
ejercicios que parecía que habíamos corrido una maratón.
26. • Había pasado casi un mes y Malik y yo solo empeoramos,
peleas verbales, travesuras, insultos, etc. No había nada bien
con nosotros éramos pelea tras pelea. Por suerte Sofí encontró
el amor en la segunda semana de clases, Justin la invitó a salir
y se pusieron de novios.
• Estaba yendo al aula y de pronto veo a Malik en el piso
sollozando, me preocupé y fui en donde estaba.
• —¿Qué pasa Malik?
• —Romina, mi mamá murió...
• —¿Qué? Dale Malik dame las llaves del auto, te llevo.
• Él no hizo nada, no dijo nada, solo me las dio y salimos al
hospital, cuando llegamos y fuimos a recepción donde nos
dijeron que estaba en el cuarto piso, corrimos por las escaleras
y llegamos donde estaba el padre.
27. • —Cómo pasó papá??
• —No lo sé, ¡estaba mal y de pronto se fue!—dijo llorando
igual que Zayn.
• —Papá tranquilo todo ya está hecho.
• —¿Quién es ella?
• —Oh, perdón. Ella es Romina, una amiga de la escuela— se
giró hacia mí y dijo— Romina él es Yaser, mi papá.
• —Un gusto, Romina—dijo Yaser.
• — El gusto es mío— le respondí.
• Fueron pasando las horas y me quedé todo el tiempo con él,
solo lloraba y esperaba que Yaser terminara de hacer los
papeles. Cuando terminó le dijo a Yaser que me iba a llevar.
Afuera el clima era horrible, llovía a más no poder y había
muchos truenos, los cuales odiaba por el miedo que le tenía.
Cuando me dejó en casa, lo invité a tomar un café ya que no
habíamos comido nada en todo el día.
• Estábamos en mi casa cunado la luz se cortó, me asusté; Zayn
me abrazó y me tranquilizó, pero cuando un rayo cayó me
aferré al brazo de Zayn.
28. • —Yo estoy acá, no tengas miedo— me dijo.
• —Le tengo terror a los truenos Zayn.
• Estábamos tan cerca el uno del otro que podíamos sentir
nuestras respiraciones, pero de pronto la luz volvió y nos
separamos sobresaltados.
• —Mmmm creo que mejor me voy a mi casa— dijo medio
nervioso.
• —Bueno mejor, cuidado cuando conducís.
• Cuando se fue, a los minutos llego Sofí, contentísima. Justin
le había regalado un peluche, se veían tan bien juntos. Se
pasaron las horas viendo la tele con Sofí, ella se fue al
cuarto y yo la imité.
• Los días habían pasado y Zayn estaba bastante distinto,
ya no era el niño rico que no le importaba nada.
29. • Estaba sentada en mi casa, el tiempo estaba horrible
desde hacía varios días, escuché mi celular sonar: una
llamada de Zayn, qué raro.
• —Hola, ¿qué pasa Zayn?
• —Estoy en la puerta, ¿podés bajar?
• —Sí, ahora voy.
• Bajé rápido y me lo encontré en la vereda todo
mojado por la lluvia.
• —¿Qué pasa Zayn?
• —Ya no puedo más, en serio, desde que te conocí
fuiste la única que se resistió a mí y eso me gusta, te
necesito y te quiero a mi lado, por favor sé mi novia.
30. • —Solo decime que sí. Solo eso y te prometo que vas
a ser la persona más feliz de la tierra.
• Estaba demasiado conmovida, él era hermoso y en la
forma en que me lo pidió era muy lindo.
• —¡¡Zayn, sabes que sí!!
• —Sos muy especial, gracias— dijo acercándose para
plantarme un beso, tierno y lleno de amor.
• Pasaron cinco meses desde que salimos, yo me mudé
con Zayn.
• Una mañana, me levanté totalmente perezosa de la
cama y fui a la heladera, había un nota de Zayn:
31. • Romina: me fui a comprar para la
semana
No me esperes para comer,
también sé que hoy salís con Sofí .
Suerte
te quiero
Zayn <3
32. • Vino Sofí a comer a casa, se nos fue la hora volando y
Zayn todavía no llegaba. Me preocupé, Sofí lo notó y
me dijo que seguro no pasaba nada. Una hora
después recibí una llamada de Yaser, me dijo que
Zayn estaba en el hospital, salí corriendo. Sofí
condujo, yo no podía. Cuando llegué, pregunté en
recepción dónde estaba y corrí hasta la sala.
• —Yaser, ¿qué pasó?
• —Él estaba volviendo y chocó con un camión y
después lo trajeron, todavía no sé nada.
• —No pasa nada, todo va a estar bien— le dije para
que se tranquilice, aunque estaba tan desesperada
como él.
33. • Cuando salió el doctor dijo que solo pasemos a verlo
de a uno. Pasé y no pude resistir llorar cuando lo vi
ahí tan frágil, con todos cables conectados a su
cuerpo.
• —No llores linda, todo va a estar bien— dijo Zayn.
• —Sí, es solo que me afecta un poco verte así.
• —No pasa nada todo va a salir bien, ¿si?
• —Sí. — dije con un poco de ánimo optimista.
• Cuando mi visita terminó el doctor habló conmigo dijo
que él estaba bastante mal y podría sufrir una
recaída y empeorar. Después de eso pasé a avisarle
a Zayn que iba a tomar una ducha y a bañarme en
casa y que en una hora volvía...
34. • Estaba cruzando la puerta de la habitación del cuarto
de Zayn y él estaba viendo a la ventana. Entré y
empezó a hablar.
• —Sabés siempre tuve un loco sueño en que yo me
convertía en un cantante exitoso y las chicas gritaba
mi nombre.
• —”Chicas”, eso no me gusta, pero como decís vos, vas
a ser un gran cantante.
• —Yo sé que no estoy bien, que puede ser que no
salga de esto...
• —No te despidas, por favor no lo hagas— lo
interrumpí con la voz entrecortada y llorando.
• —Quiero darte una carta por las dudas, por si todo
esto sale mal.
35. • —Ok—dije llorando a más no poder.
• Cuando agarré la carta y me la guardé, le di un beso en
la boca, entonces las máquinas empezaron a sonar y
empecé a gritar , entonces los doctores me sacaron.
Después de treinta minutos salieron rendidos y lo único que
me dijeron fue “lo siento”. Ahí mi mundo cayó a mis pies y
nada más tenia sentido, Zayn no estaba y por más que
quisiera volver en el tiempo no podía.
• Dos días después de su muerte se hizo el funeral, llegué a
mi casa y me senté en el sillón a pensar, recordé todo lo
que viví con Zayn y lloré hasta que me acordé de la carta,
fui corriendo a mi habitación y la saque, me senté en el
sillón dispuesta a leer lo que me iba a decir Zayn través
de la carta.
36. Romina: es difícil para mi despedirme y si estás leyendo
esto es porque es una despedida. Cómo decirte que vos
sos mi sol, sos mi ángel, mi vida, mi todo... desde que
llegaste siempre supe que íbamos a terminar juntos, será
por eso que tanto te odié al principio. Vine a Roma por
un motivo, mi motivo era cumplir mi sueño y aunque no
me convertí en un cantante exitoso, sí cumplí mi sueño,
te tuve a vos, lo más preciado que tuve en la vida. Ahora
te quiero pedir tres favores conociéndote sé que vas a
llorar hasta perder las fuerzas asi que: 1. quiero que
sigas adelante, que te enamores como me enamoré yo de
vos, que tengas una maravillosa familia e hijos; 2. que
sigas tu sueño, vas a hacer una maravillosa cantante:
37. • tu voz parece la de un ángel asi que seguí tu sueño;
3. por último y más importante, nunca me olvides,
no me olvides porque yo no me voy a olvidar de vos,
te voy a estar viendo esté donde esté y te voy a cuidar
con todas mis fuerzas.
• Me caí rendida en el sillón llorando y pensando.
• —Nunca te voy a olvidar Zayn. Sos el amor de mi
vida.
38. Masacre en el crucero
Por Tomás Radetic y
Marjorie Fernández
39. Otro día aburrido de mi vida llegando del
colegio. Aburre después de un rato que
nadie te escuche mientras que tus papás
solo te complican la vida.
En el lugar antes mencionado, no pasa
nada más que estar sentado, escuchando
cómo molesta todo tipo de “música”, tipos
estúpidos escuchando a todo volumen
como si no llevaran audífonos, muy
molesto.
Llegar a casa y que ni el perro te salude,
es…. muy… estresante…
40. Aunque últimamente algo está cambiando,
veo como mi mamá empieza a vigilarme más
de lo habitual.
El nueve de diciembre, días después de mi
cumpleaños, mamá me sorprendió con su
regalo, me había comprado un boleto para un
crucero por tres meses desde Argentina a
Nueva Zelanda.
Agradecido exclamé:
— ¡Gracias! ¿Cuando salimos?
— No, no entendiste. Te vas solo. Pensé que
lo necesitabas. Leo tus mensajes.
41. No sabía si sentirme ofendido o dejado,
pero instintivamente miré el boleto,
decía “¡Viaje en Boarcoa, Crucero de
capacidad de hasta 25.000 personas!”,
en mi cuarto, seguí leyendo, al lado de
Steve, mi labrador de año y medio. No
muy grande, perfecto por el momento,
ya que estaba escrito “Mascotas de
hasta 15 kilos permitidos. Fecha de
partida 17/12”.
42. Sí, en ocho días. No sabía si era tiempo
suficiente: tenía que empacar y llevar a
Steve al veterinario porque si no, no
podría subir.
Una vez que me despedí de todos mis
amigos y de mi mamá; subí al taxi, el
cual amablemente me dejo subir a mi fiel
amigo; llegue a la entrada, me pidieron
todos los papeles necesarios y fui directo
a mi camarote, con la mala suerte de
saltar a la cama, junto con la maleta y
clavármela en la espalda. Atormentado
del dolor pude notar que habían puesto
una cama especial para perros y un
chicle de menta, los que más odio…
43. Lo que no me avisaron es que mi cuarto se
situaba al lado de la morgue del barco, me
di cuenta de la peor manera ya que saliendo
de allí encontré a dos hombres vestidos de
blanco llevando un cuerpo en camilla tapado
con una mano colgando, dijeron que solo
estaba enfermo, pero no soy estúpido, no
sabía si sentirme emocionado o asustado, sí
“emocionado” era la mejor palabra para
definirlo.
44. La primera noche se me ocurrió ir a la cena
para no estar tan solo, todo bien, buen
“espectáculo”, buena música, y un bufet,
todavía no paraba de preguntarme cuánto le
había salido el pasaje a
mi familia.
En el salón hubo un momento en el que las
luces rojas titilaron pero no le di importancia,
escuché gruñidos en las paredes
aproximadamente a los veinticinco minutos
de empezada la obra. Soy muy supersticioso
con eso del “apocalipsis” y no se me ocurrió
otra cosa que levantar mis sobras para Steve
e irme corriendo junto con él al congelador
de la cocina.
45. Por terror, me puse a platicar con el chef, el
cual trataba de calmarme (sólo habrá
pensado que estaba loco).
Gritos descontrolados se empezaron a
escuchar. ya temía lo peor cuando Bradley (el
chef) Salió a “ayudar”. Normalmente cuando
creo estas cosas no me equivoco pero rogaba
por haberlo hecho, pero un vistazo a la
ventana lo cambió todo. Lo que temía estaba
sucediendo, gente corriendo alborotada,
mordiendo a otras personas, al instante supe
de qué se trataba. Steve se puso a la
defensiva ladrando y llamando mucho la
46. atención, pensé en ponerle fin a su vida para que
no tuviera que pasar por lo que se avecinaba,
con la cuchilla más cercana, pero ya era muy
tarde, tenía a mi indefenso perro aullándole a un
carnívoro.
El miedo me invadía, voy a dar la descripción
más detallada que pude observar. Piel grisácea
con muchas manchas de un gris más oscuro,
corneas muy blancas con pupilas amarillas y muy
dilatadas, de su boca salía una espuma muy
espesa y abundante, manchando el piso cada
segundo. No parecía interesado en mi can, solo
en mí.
47. Traté de agarrar la cuchilla lo más
rápido que pude pero él ya venía
corriendo hacia mí, mordió mi brazo,
aunque por suerte llevaba muchas
capas de camisetas y buzos, por lo cual
me dio tiempo para enterrar el afilado
instrumento directo en su ojo
atravesando su cabeza No tuve
problema en hacerlo, meses
preparándome emocionalmente para
eso. sabía que ya no eran humanos,
gente vino amontonada hacía la cocina
y en un momento de imprudencia fui el
único al que se le ocurrió cerrar la
puerta y trabarla con una madera.
48. La decisión algo difícil fue cuando vi en una
de las familias a un chico de unos cinco
años convulsionando con una mordida en el
cuello, ni lo pensé, levante mi arma y le
corte la cabeza atravesándola una vez
decapitada. Aunque trate de explicarle a
sus padres y a su pequeña hermana que
era inevitable mi acción parecían saberlo y
aceptarlo.
Éramos unos diez, cinco hombres, tres
mujeres y yo. Sólo a mí se me ocurrió
exclamar:
— ¡Llenemos de sillas y objetos las puertas
y ventanas!
— Ok— dijeron todos con una cara
asombrada.
49. Sí, con sólo 15 años cumplidos hace
menos de unas semanas, me había
convertido en el líder de un grupo de
personas todas mayores de por lo menos
23 años. Desgraciadamente Lucy, la niña,
tuvo un ataque de asma y murió. Sus
padres estaban destrozados, menos de
24 horas y sus hijos ya estaban muertos.
Empezamos una discusión:
Decidíamos quién saldría para ver las
cosas.
50. Teníamos comida y agua, pero necesitábamos
saber qué pasaba más allá de las puertas, pues
no se escuchó ruidos en unas 20 horas y ya era
una semana de tal hecho. Los “candidatos” eran
siete:
Juan: Mecánico, 36 años. 1,65 m. 60 kilos. No
era muy fuerte, pero tampoco había que
subestimar su inteligencia y capacidades
físicas
Max: Informático, 22 años. 1,88 m. 80 kilos.
Escuálido. Alto pero en verdad no pensé que
duraría mucho.
Alejandro: Motociclista, 45 años. 1,90 m. 120
kilos. Ese sí era de los típicos tipos fuertes y
rudos, exactamente con en las películas.
51. Vincent: Jubilado, 63 años. 1,67 m. 110 kilos.
Típico rechoncho, viejito y gordo, pero simpático y
muy agradable.
Gastón: Estudiante de intercambio, 17 años. 1,76
m. 90 kilos. Pobre, el más joven después de mí,
daba pena verlo ahí solo en un rincón
lamentándose por todo.
Pablo: Ex oficial, 48 años. 1,77 m. 95 kilos. Padre
de las dos criaturas. El más deprimido por esta
situación.
María: Modelo, 21 años. 1,60 m. 64 kilos. Se veía
atraída por el tal Max, era muy linda. Los días que
llevábamos atrapados no le habían afectado en
nada, salvo emocionalmente.
52. Por último Ana, la madre de los niños y esposa de
Pablo. Nadie la metió en esto, la mujer ya había
sufrido bastante.
Después de largas discusiones nos decidimos por
Max.
— Lamento que hoy no sea tu día de suerte —le dije.
— Ya tuve muchos de esos —fueron sus últimas
palabras antes de salir.
En el momento en que dio el primer paso afuera, más
de dos mil carnívoros se acercaron espumando desde
sus bocas. Lo introdujimos lo más rápido posible y
cerramos la puerta. Unos vistazos rápidos y creímos
que no pasaba nada, pero María gritó horrorizada:
— ¡Ahí! ¡En su espalda!
— Revisaré — dijo Pablo.
53. Y entonces lo encontramos, un simple
rasguño, pero era suficiente. Pablo, y todos
nosotros (salvo de la desconsolada María), lo
esposamos a un caño de la cocina.
Pensábamos ver la transformación.
1 segundo, empezó a dilatar sus pupilas; 2, 3
,4 segundos sus dientes se amarillentaron; 5,
6, 7, 8, 9 segundos su piel cambió a un
grisáceo con manchas y su boca empezó a
espumar; 10,11, 12, 13, 14, 15 segundos
cayó y perdió la conciencia. 5 segundos más
convulsionando y, por fin, su “Aullido” marcó
el término de la transformación.
54. Fue lo más traumatizante que vi. Hasta que
Alejandro tomó su pistola y le dio en la cabeza. Ya
no íbamos a soportar quedarnos ahí, así que
sacamos el mapa y decidimos subir dos pisos hasta
la cabina de comando, pues se sentía que el crucero
seguía andando. Llevamos cuchillos, armas,
protección y a Steve.
Preparados, Yo lideraría, Alejandro escoltaría a
nuestras mujeres, Juan y Pablo cortarían cabezas,
Vincent y María junto con Ana llevarían comida en
unas mochilas, y Gastón llevaría herramientas por si
había puertas cerradas. También llevaba platos para
arrojar contra la pared provocando ruido, si era
necesario distraer a los infectados.
Nada más abrir, nos atacaron, se llevaron a Pablo y
lo despedazaron frente a nosotros. Alejandro nos
obligó a dejar de mirar y continuar.
55. — ¡Donde están las escaleras!— exclamé.
— ¡A la izquierda!— prosiguió María.
Vimos la puerta detrás de la cual, según el
plano, estaban las escaleras. Gastón trató de
abrirlas pero Alejandro la pateó y la rompió de
un solo golpe. Subimos rápidamente, lástima
que en la subida lograron llegar hasta
Alejandro y Gastón, que iban últimos. Ni
siquiera nos dimos cuenta.
Como las escaleras eran como un cuarto
cerrado subimos hasta el pasillo final. No había
ni uno sólo.
— Qué suerte— suspiramos mientras
bloqueábamos la puerta con su mecanismo
para no dejar que nadie entre.
56. Nos dirigimos a la otra puerta al final del espacio;
emocionado, Vincent intentó abrirla. Y un disparo le
atravesó la cabeza mientras todos observábamos
horrorizados.
De la puerta salieron tres hombres con armas y
uniforme de oficiales. Ana corrió alterada hacia ellos
mientras nosotros seguíamos paralizados. Le dio una
bofetada al que tenía la gorra, el capitán del barco. Y
con sumo odio les dijo:
— ¡Como se atreven! Somos humanos igual que
ustedes.
El hombre, sin sentimiento alguno, levantó su arma y
le disparó en la frente.
57. Lleno del odio, levanté la mía y maté a sus dos
acompañantes. Me acerqué a darle el último a él
y me rogó.
— ¡Por favor no! Creímos que estaban infectados.
¿No ves que les disparé en la cabeza?
— Porque usted es un infeliz.
— No, ¡todos estamos infectados!
Juan, María y yo no sabíamos cómo reaccionar.
Juan lo levantó por el uniforme y dijo con una
voz escalofriante:
— ¿Cómo que todos estamos infectados?
— Jejejejejejejejejejeje —rio y luego le escupió a
la cara. Juan lo soltó y prosiguió:
— ¿De qué reís imbécil?— y le pisó el estómago.
58. — ¡Ahhhhh! Te diré, te diré…
— Te escuchamos —solté.
— Todos estamos infectados, un estúpido científico o lo
que sea puso algo así como un veneno en el agua y la
comida. Una vez muertos, no importa de qué, si no
tenemos nuestro cerebro dañado, “volvemos”.
— ¡Ahhhhhh! —lloraba María desconsolada.
Y, refiriéndose a Steve, el capitán me dijo con una risa
escalofriante:
—Tranquilo chico, el virus sólo nos afecta a nosotros, no
buscan a mascotas como la tuya, ni se infectan.
— Llevanos a Nueva Zelanda, como era nuestro destino
—dijo Juan.
El capitán se levantó y fue a dirigir el barco en forma de
que llegara solo a destino. Nos avisó que iríamos a la
popa para soltar bengalas y llamar la atención cuando
pasara un helicóptero o alguien los pudiera ver.
59. — ¡Llegamos! — nos dijo.
— Era lo menos que podías hacer por nosotros—
le respondió María, rencorosa.
— Tranquilos, aquí no nos puede hacer nad…— y
escuchamos uno de los peores gritos. Sólo había
quedado un carnívoro que atacó precisamente al
Capitán en el brazo.
— ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh!
— Ahí voy —exclamó Juan con fastidio, y baleó
la cara del zombi.
Cuando Juan se acercaba a dispararle al
moribundo capitán, María lo frenó y le dijo:
—Esperá, probemos esto— Y de una cuchillada
le cortó el brazo al hombre.
— ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh!
— Veamos si funciona —dijo la mujer.
60. — Bien, aquí vamos 1, 2, 3, 4, 5, 6… — Y
el desangrado hombre terminó de
transformarse atacándola.
Juan se abalanzó y de un machetazo le
rebanó la cabeza verticalmente.
— ¡Me mordió! ¡Me mordió! — lloraba María
en el piso.
— No, no te mordió. Tranquila, no te mordió,
yo lo vi —la tranquilizaba Juan.
La chica pudo calmarse y escuchamos el
ruido de los motores de un helicóptero,
encontré la bengala y la disparé. Los habían
contactado para salvar solo al capitán, pero
nos terminaron encontrando a nosotros, por
suerte.
61. Estaba eufórico, había sobrevivido más de 25 días
en ese “nuevo mundo”.
Pero lo que vino no fue mejor, nos encerraron a
los cuatro en un cuarto de control de
enfermedades. Seguíamos infectados, lo había
olvidado. Al menos seguía con Steve.
Pasado un tiempo, me enteré de que después de
salvarnos, quemaron el barco. Por suerte nos
salvaron antes, tenían la orden de bombardearlo
antes de que el virus se propagara.
No me mienten escucho temblores, llegan, o
mejor dicho ellos llegaron…
62. El amor eterno de Clío y Berenice
Por Nicolás Mancilla y Casandra Pacheco
63. Hubo una vez una chica llamada Clío. Era delgada, su piel era
blanca cual yeso, sus ojos eran tan azules como el mar, sus labios
eran rojizos como una rosa en verano; su cabello negro y
ondulado podía atraer la atención de cualquier muchacho, sin
embargo a ella no le importaba. Ella creía que su amor verdadero
la estaba esperando, solo que no sabía cómo era ni quien era,
solo sabía que cuando lo encontrara lo reconocería en el instante.
Clío era una aldeana común como todas las demás, su familia
estaba formada por sus padres y su hermano, eran pobres y lo
poco que tenían lo adquirían con mucho trabajo, sin embargo eran
felices. Sus padres eran Aglaía y Atanasio y su hermano se
llamaba Eunice. Ellos vivían en Delfos (ciudad de Grecia).
64. Clío había nacido el mismo día que el príncipe Berenice.
Luego de tanto trabajo para poder comer, Clío y su familia
fueron al palacio real para una audiencia a la mañana del
siguiente día con su majestad, el rey Liceo, la reina Eulalia
y por supuesto el príncipe Berenice para hablar sobre los
nuevos impuestos. Eran muy elevados, nadie los podía
pagar. Los padres de Clío y su hermano habían quedado
asombrados por los lujos de los reyes y estaban dispuestos
a escuchar los consejos y quejas de los campesinos y el rey
con una voz fuerte dijo:
—Dime, estimado aldeano, ¿qué es lo que te está
molestando?
Atanasio respondió con sumo respeto al rey:
—Los impuestos son muy elevados, los aldeanos apenas
podemos pagarlos, perderemos todo si los pagamos.
65. —Tal vez tengas razón, me he excedido un poco con los
nuevos impuestos. Los bajaré a una cifra más placentera
para ustedes, los aldeanos, y debo felicitarlo por tan
hermosa familia tiene: un hijo muy apuesto y una esposa y
una hija extraordinariamente bellas.
—Gracias, Su Majestad, y con su permiso nos retiramos. —
contestó Atanasio.
Gracias, Su Majestad, y con su permiso nos retiramos. —
contestó Atanasio.
—Claro, mi buen aldeano, pero antes de que se vayan les
quiero presentar a mi hijo el príncipe Berenice
Berenice y Clío se enamoraron al segundo de haberse
mirado
—¡¡¡Hola!!!!! —dijo entusiasmado el príncipe a la hermosa
joven al besarle su mano
66. —Hola. Dijo Clío temerosa de ofender al príncipe
—Eres la joven más hermosa que he visto jamás
—Gracias, tú eres muy apuesto también.
El rey, al ver que su hijo estaba muy impresionado por la
joven, decidió invitarla a ella y a su familia a la fiesta de
cumpleaños del príncipe. La humilde familia agradeció y
aceptaron con mucha felicidad.
Llego el día de la fiesta del príncipe que Clío y su mamá había
llevado puesto dos vestidos que ellas mismas habían
confeccionado en cambio, su padre y su hermano, no se
concentraron mucho en lo que iban a usar.
—Disculpe señor Atanasio me puedo llevar a su hija un
segundo. —dijo el príncipe Berenice.
—Por supuesto. —dijo, Atanasio.
67. Berenice llevó a Clío hacia los rosales del castillo.
—Eres la primera mujer que traigo aquí—dijo el príncipe.
—Es algo tonto pero me siento halagada.
—Noto que estas algo distraída ¿qué es lo que te ocurre? —
dijo el príncipe con voz suave .
—Hoy también es mi cumpleaños sin embargo nadie lo ha
recordado porque también es el suyo su majestad. Dijo
inclinándose
—Lo siento mucho no era mi intención opacarte en tu día. Al
ver que su disculpa no resultó, cortó la rosa más hermosa del
jardín y dijo
—Pensé que no es mucho pero es lo único que puedo darte en
este momento
Clío sonrió y dijo con su melodiosa voz.
68. —Es el regalo más hermoso que me han dado y no lo digo
solo porque usted sea el príncipe estoy siendo totalmente
sincera. Pasaron horas y horas hablando pero mientras ellos
estaban en el mundo perfecto. Por desgracia los dioses que
ellos tanto adoraban los estaban envidiándolos desde los
cielos.
Apolo, el dios de la profecía quien había estado
observando a Clío durante toda su vida porque estaba
enamorado de ella desde que había nacido
Estaba planeando una vileza con Afrodita, que estaba
enamorada de Berenice para separarlos. Cuando por fin se
les ocurrió el plan perfecto.
—Les daremos dos opciones le daremos a elegir entre la
vida junto a nosotros y sus muertes. Dijo muy firme:
—No se negarán. Contestó Afrodita muy contenta
69. A la mañana siguiente, Apolo y Afrodita bajaron a la tierra
donde estaba Berenice y Clío. Apolo con voz furiosa dijo:
—Hemos estado observándolos durante años. —dijo Apolo
—Y venimos a hacerles una propuesta Clío te propongo vivir
los dos juntos en el Olimpo como mi amada. Afrodita le
había propuesto lo mismo a Berenice ambos se negaron; no
querían estar separados. Apolo y Afrodita furiosos dijeron:
“O viven con nosotros en el Olimpo o eligen la muerte...”
Berenice y Clío se miraron y ambos contestaron: “Elijo la
muerte.” Los dioses, sorprendidos por sus respuestas,
decidieron no matarlos pero hicieron que Deméter los
transformara a los dos en árboles juntos y sentenciaron a
sus almas a permanecer por siempre en esos dos árboles.
Sus familias lloraron sus muertes no entendían por qué, ni
qué les había pasado. Vieron que estaban naciendo dos
árboles juntos. A lo lejos, habían crecido.
70. Nicolás Mancilla nació en Buenos Aires el 1 de noviembre de 1998. Está
en 2° año de la Escuela de Comercio N° 31 de CABA. En su tiempo libre le
gusta armar computadora, También programar computadoras y hacer
taekwondo
Casandra Pacheco nació en bs. As. El 11 de marzo de 1999. esta
cursando el 2°año de la escuela de comercio n°31 de CABA. En su tiempo
libre disfruta de escribir poesía y de practicar gimnasia artística
72. Hace mucho tiempo en Córdoba, vivía un chico
llamado Ezequiel que ayudaba a su papá en las
tareas del campo.
Un día, su padre se enfermó muy gravemente.
73. —Hijo, le dijo antes de morir, como no tengo nada valioso para
dejarte, te regalaré un sueño para ser feliz.
Y esa noche Ezequiel soñó que su padre le mostraba una chica
hermosa de ojos verdes y cabellos rojos. Cuando se despertó,
comprendió que, para ser feliz, debía encontrar a la chica y se
fue de viaje.
74. Por el camino vio dos hombres que amenazaban a un viejito
porque les debía plata.
—¡Déjenlo en paz! —lo defendió— Yo voy a pagar lo lo que
le debe.
—Fuiste tan bueno conmigo que te lo recompensaré. —le dijo
emocionado el viejito.
75. Ezequiel siguió su viaje. Después se le acercó un
caminante que tenía una mirada dulce y agradable. Sin
conocerlo, Ezequiel le contó su historia y el hombre le dijo
que lo iba ayudar a cumplir su sueño.
76. Luego de caminar algunas horas encontraron a una viejita
que cargaba un montón de leña. Cuando cruzaba el río, la
viejita se cayó y se lastimo el pie. Entonces, el compañero de
Ezequiel sacó un frasco y derramó tres gotas sobre la
herida. La viejita se curó enseguida y muy agradecida le
regaló una capa mágica con la que podía volverse invisible.
77. Ezequiel y su compañero siguieron el viaje.
Más tarde, mientras comían, aparecieron unos pájaros que
tenían hambre y los compañeros de Ezequiel les dieron toda
su comida. Los pájaros agradecidos le regalaron un par de
alas doradas con las que podía volar.
78. Ezequiel y sus compañeros siguieron caminando y al atardecer
llegaron a una casa donde un titiritero ofrecía un espectáculo.
De repente un perro mordió a uno de los muñecos y lo
destrozó.
El compañero de viaje de Ezequiel echó tres gotas de su
misterioso frasco sobre la marioneta que de inmediato quedó
como nueva. El titiritero le dio las gracias y el regaló un par
de tijeras.
79. —No tengo otra cosa, pero quizás algún día te
sean útiles. —le dijo.
Ezequiel y su compañero llegaron entonces a La Plata. Era
un lugar muy lindo, pero todos ahí estaban tristes, porque el
ogro de la montaña había hecho prisionera a la única hija
del rey Pablo.
80. .
Para salvarla, había que averiguar cuál era la debilidad del
poder del ogro.
Ezequiel decidió rescatarla. Pero no sabía cómo. Su
compañero de viaje decidió ayudarlo y le prestó las alas de
pájaro, la capa mágica y las tijeras.
81. Esa noche, Ezequiel se puso las alas de pájaro y voló
hasta la montaña. Ahí vio a Tamara que estaba
prisionera. Era de verdad hermosa, Con su pelo rojo y
sus ojos verdes. Y comprendió que ella era la chica de su
sueño.
82. —Vengo a liberarte. —le dijo.
Pero tengo que averiguar cuál es la debilidad de poder del
ogro.
En ese momento apareció el ogro. Ezequiel se tapó con la
capa mágica y se volvió invisible. Tamara rápidamente le
hizo muchas preguntas hasta que el ogro confesó que la
fuente de su poder estaba en su barba gris.
83. Entonces, el muchacho esperó hasta que el ogro se quedara
dormido tapado con la capa mágica que lo hacía invisible, se
acercó al ogro, sacó las tijeras y le cortó la barba. El ogro
perdió todo su poder, y se transformó en un horrible pájaro
desplumado.
Así Ezequiel pudo liberar a Tamara y llevarla de nuevo a
La Plata, donde al poco tiempo se casaron.
84. Después de la fiesta, el compañero se despidió de Ezequiel,
quien le pidió que se quedara a vivir con ellos.
—No puedo. —Respondió— Ya cumplí mi misión. Me
mandó el viejito que una vez ayudaste, Ahora debo volver
con él para recompensar a otras personas tan buenas como vos.
85. Y se fue. Ezequiel no volvió a verlo nunca más, pero nunca
se olvidó de él.
.
87. Les voy a contar una historia que pasó hace
aproximadamente un año en el Abasto. Era un día como
todos los otros, eran las 12:00 am, había mucho sol, los niños
corrían. Lucas era un chico muy bueno pero muy celoso, le
gustaba salir a divertirse con sus amigos y pasar tiempo con
su novia y su familia, era alto y tenía unos ojos marrones
claros que brillaban. Él tenía una novia muy bella que se
llamaba Micaela. Ella era petisa, morocha, muy bonita y muy
simpática le gustaba pasar el tiempo cuidando a sus sobrinos,
porque su hermana trabajaba mucho.
Un día fueron juntos a la casa de Lucas y el perro recibió a
los ladridos a Micaela. Ella del susto le metió una patada y lo
lastimó, entonces Lucas se enojó con ella y Micaela se fue
llorando. En el camino se cruzó con el mejor amigo de Lucas
que se llama Matías, él era alto con ojos celestes y era muy
bueno, pero medio tímido. Él le preguntó qué le había pasado.
Ella le contó la discusión con Lucas, entonces Matías la invitó
a comer para poder hablar más tranquilos y de paso
levantarle el ánimo.
88. Cuando se sentaron a comer apareció Lucas, desconfió al verlos juntos
e hizo una escena de celos. Cuando Matias y Micaela quisieron
explicarle, él los calló a los gritos:
— ¿Qué hacen juntos? ¡Pensé que eras mi amigo! —dijo Lucas.
—Es que soy tu amigo, ella estaba mal y la invite a sa…
—¡No me importa no quiero hablar más con ustedes, para mí no existen
más! —lo interrumpió gritando.
Lucas se va y Micaela llorando lo agarró del brazo y él la empujó y se
fue rápidamente. Pasan dos semanas, y ellos siguieron sin hablarse
hasta que un día Matías fue a la casa de Lucas para poder aclarar todo.
Lucas lo atendió y le dijo:
— ¿Qué haces acá?
—Vine a arreglar las cosas, no me gusta estar distanciado con vos, por
un mal entendido, déjame explicarte
—Bueno decime…
—Micaela salió de tu casa llorando y le pregunté qué le había pasado y
me empezó a explicar, entonces la invité a comer para subirle el
ánimo.
— ¿En serio me decís? ¿No me mentís?
—No amigo para qué te voy a mentir, aparte sabes cómo soy, nos
conocemos desde que tenemos 3 años…
—Tenes razón Mati, perdóname por desconfiar, pasa que me puse
celoso no sé por qué, no te das una idea de lo que la amo ..
89. —No pasa nada Lu, sé lo que significa para vos Mica, soy incapaz de
lastimarte.
Se dieron un abrazo y en ese momento sonó el timbre.
— ¿Quién es? —dijo Lucas
—Soy Micaela, ¿podemos hablar?
—Sí.
Bajó y cuando Micaela le quizo explicar, Lucas la callo con un beso y le
dijo:
— Matias ya me explico todo, perdóname por reaccionar así te amo mi
amor.
—Está bien, yo también te pido perdón por lo que sucedió con tu perro.
Te amo mucho más mi amor y si no vine a aclarar las cosas antes es
porque estaba ocupada cuidando a mis sobrinos y además estaba un
poco enojada.
— Bueno está bien, yo también estaba enojado, ahora lo que importa es
que estamos bien, ¿vamos arriba que lo dejé a Matí solo?
— Bueno, dale.
Micaela y Lucas subieron de la mano y Matías dice:
— Qué tiernos, ya se arreglaron. ¿Vamos a tomar un helado?
— Bueno, dale —dijeron al mismo tiempo Micaela y Lucas.
90. Biografías:
Melanie Rodrigues : Nació el 12/07/1998, vive en Villa
Crespo, Buenos Aires, Argentina. Asiste a la Escuela de
Comercio N° 31 “Naciones Unidas”.
Mayra Galeano: Nació el 13/05/1998, vive en Palermo,
Buenos Aires, Argentina. Asiste a la Escuela de
Comercio N° 31 “Naciones Unidas”.