1. Chávez, historia de un desencuentro
Mi relación con Venezuela es sentimental y desde niño, puesto que mi madrina es venezolana,
aunque afincada en Galicia desde los 15 años. Además de tener familiares por parte de madre y
buenos amigos que han vivido allí. Por esa razón me duele que se esté maltratando de todas
las maneras a las personas honradas y decentes, sin mayor pretexto que imponer un sistema
comunista. No es normal el nivel de inseguridad, la falta de alimentos, los cortes de luz. Por esta
razón he seguido a este país caribeño. Me gusta su alegría, lo cariñosos que son y su sentido
de la estética. Y por supuesto las arepas y las telenovelas que había antes de instaurarse el
manto antiburgués e intimidatorio que perpetró el señor de Sabaneta. Cuando Venevisión se
convirtió en la comparsa de los excesos verbales del Presidente, donde no ahorraba insultos:
majunche (cerdo), pitiyanquis, “hay que barrerlos del mapa político”, pulverizar, etc. Además de
anunciar las expropiaciones en cadena nacional. Los españoles tuvimos nuestra parte, Aznar
fue insultado y las empresas de capital español amenazadas. Uno de sus lemas fue el conocido
‘Patria, Socialismo y Muerte’, que resumía el ideario revolucionaro, de compadreo con la ETA.
Es el fascismo del siglo XXI, todo el aparato del Estado, pontificado por las urnas. Un país en
situación de apartheid ideológico, donde es evidente que se ha producido una inversión en los
sectores sociales más humildes. Al mismo tiempo que los opositores a partido del Gobierno,
PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) eran despedidos de las empresas públicas,
mediante la Lista Tascón, aquel millón de personas que firmaron la planilla para revocar el
referéndum de 2004, que posteriormente fueron publicadas por el Centro Nacional Electoral, por
la solicitud de Hugo Chávez Frias. Comenzaron a rodar cabezas, los despidos masivos,
escarnio público; el enjuiciamiento manu militari de la juez Afiuni a 30 años de prisión en la
televisión pública: “¡Métanla presa!”. Una de las páginas más oscuras de Venezuela.
2. No se recuerda en la historia reciente un gobernante tan violento y antidemocrático, con
un desdén que roza lo absurdo con el que discrepa. Escribo estas líneas afirmando que
nunca fui a Venezuela, pero sí con familia en el país de Bolívar, personaje que el gorila
rojo usurpó y en el cual se envolvió para permitir todo tipo de atropellos contra los
ciudadanos que no creían a ciegas en el castrochavismo que él alentaba.
El análisis de la figura de Chávez no se comprendería sin la figura de Perón, el
personalismo, el Ejército, su marcado autoritarismo. No se recuerda un caso igual de
fascismo en Sudamérica, aunque el chavismo se diga de izquierdas usa formas de
amedrentar propias de las marchas de Mussolini en Roma. Signos como los uniformes
rojos, los gritos violentos. Además de inocular el odio por lo diferente. Desde el final de la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez, al cual decía admirar, Venezuela era uno de los
países más democráticos de América Latina, aunque hubiese signos evidentes de
corrupción política, había una concepción más humanista de los derechos humanos y no
existía una división artificial del país.
Se va un mal presidente, un dictador de nuevo cuño, que empleó su influencia para crear
un partido único. Su estilo desestabilizador, la persecución de periodistas (Patricia Poleo,
Marta Colomina, Berenice Gómez, Radio Caracas Televisión que fue expropiada, etc),
amenazar empresarios y expropiar haciendas y edificios enteros en el centro de Caracas
sin autorización judicial. Un régimen de terror para aquel que no integrase las filas del
movimiento revolucionario. Fascismo puro y duro. Al tiempo que se ha propiciado el
gobierno más corrupto, con su élite de nuevos millonarios, esos boliburgueses que con la
muerte del Comandante están en la cuerda floja. El peligro en lo político es que no se
llegue a un término muy venezolano: “retaliación”, venganza. Antes o después los
opositores llegarán al poder. Fuentes militares temen que surja un Pinochet, pues el
régimen de apartheid en el que se ha convertido el país, alberga resentimiento, son
demasiadas las injusticias y excesos cometidos por los que amparados en la impunidad
han ninguneado los derechos y libertades de muchos venezolanos honestos.
Al igual que en Sudáfrica el color de piel era utilizado para humillar a una parte de la
población, en la Venezuela de Chávez la ideología política, la libertad de conciencia era y
es utilizada por el Gobierno para estigmatizar, como si de un bisturí se tratase. Lo peor
son las heridas visibles e invisibles de las víctimas, físicas, 150.000 muertos reconocidos,
3. por muerte violenta y sin que ninguna autoridad se plantease parar esta masacre. Hay
complicidad con los criminales e intención de mantener la delincuencia en las calles.
Queda un país en la ruina económica, endeudado, a pesar del desorbitado precio del
barril de crudo.
Las instituciones están totalmente desacreditadas y la inflación consume los recursos de
los pobres, que mediante subsidios fueron apoyados por Chávez Frías, pero que ahora se
encuentran en una situación de enorme vulnerabilidad. Las clases medias, aterrorizadas
ante el hampa y los ricos, cercados en sus viviendas y bajo grandes medidas de
seguridad. Dios quiera que Venezuela haga una tránsición homogénea a la chilena, pues
ambos han vivido una dictadura y es preciso la reconciliación, aunque en este caso hace
falta de urgencia una recuperación de primer orden. Ojalá que cuando vaya a Venezuela
estén construyéndose los cimientos de una democracia, fuera del sistema de división.
Gloria al Bravo Pueblo de Venezuela para superar todos los obstáculos. Mudar el paisaje
del extremismo, por la tolerancia y el respeto. Se va el odio y debe volver la concordia.