El documento analiza al presidente venezolano Hugo Chávez y argumenta que a pesar de haber sido electo democráticamente, gobierna como un dictador al concentrar todo el poder en sí mismo, manipular el sistema para perpetuarse en el poder y limitar la libertad de expresión. Chávez ha nacionalizado industrias clave, insulta a oponentes nacionales e internacionales y crea un partido único para eliminar la divergencia ideológica, consolidando así su "revolución socialista" y el control a largo plazo del país.
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Dictadores disfrazados: Chávez y la manipulación de la democracia
1. Dictadores disfrazados
Hay quienes creen que si un mandatario fue electo por voto popular, no puede ser
catalogado como dictador. Se equivocan. Dictadura es la forma de gobierno que concentra todo el
poder en las manos de una sola persona. Así que un presidente electo puede crear una dictadura y
volverse un dictador. La historia de América Latina está llena de ejemplos. El dictador moderno
manipula el sistema democrático, se deshace de sus rivales y hace reformas constitucionales para
perpetuarse en el poder.
El mandatario con mayor perfil dictatorial en América Latina hoy día es el coronel Hugo
Chávez. En 1992 intentó sin éxito dar un golpe militar de Estado (a propósito de “emisoras
golpistas”) contra el ex presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. En esa ocasión, Chávez
fue apresado y puesto en prisión hasta 1994, cuando recobró su libertad gracias a una amnistía.
Hábilmente ganó las elecciones presidenciales de 1998 y en 1999 promovió la creación de una
nueva Constitución para garantizarse la reelección. Llamó a nuevas elecciones en el 2000 y las
ganó y, en el 2006 —con el total control de todos los poderes del Estado incluyendo el Electoral—
volvió a conseguir la Presidencia y, sin perder tiempo, ha comenzado a tomar medidas radicales
para fortalecer su dictadura y preparar las condiciones para seguir gobernando en su país
indefinidamente.
La táctica de Chávez consiste en limitar la libertad de expresión, estatalizar las principales
fuentes de riqueza del país y despotricar contra todos los que están en desacuerdo. Chávez
canceló la concesión de operación a Radio Caracas Televisión (RCTV), amenaza a los demás
medios de comunicación independientes y crea leyes que les impide criticar a funcionarios del
Estado. Asimismo ha ordenado que la coalición de grupos políticos que lo apoyan se convierta en
el partido único del “socialismo a la venezolana”, una etiqueta que le permite eliminar cualquier
divergencia ideológica entre sus aliados y buscar cómo liquidar a los partidos democráticos. Por
otro lado, Chávez anunció que como parte del proceso de consolidación de su “revolución
socialista” va a nacionalizar compañías de la industria de la electricidad y de las
comunicaciones…
Ensoberbecido por completo, gracias a los 50 billones de dólares anuales que recibe el
Gobierno venezolano por la industria de petróleo, Chávez se siente, además, con todo el derecho
de insultar a cualquier personalidad nacional e internacional, incluyendo al Presidente de México,
Vicente Fox Quesada, a quien calificó de “cachorro del imperio”; al Presidente de Estados
Unidos, George Bush, a quien llamó “el diablo”; y, más recientemente, al Secretario General de la
OEA, el chileno José Miguel Insulza, llamándolo “pendejo” y “virrey del imperio”, además,
exigiéndole que renunciara a su cargo.
Tanto poder en las manos de una persona emocionalmente tan inestable podría ser
peligroso para los latinoamericanos. Sobre todo, porque Chávez no aprende de sus errores. Su
insulto contra el presidente Fox produjo la expulsión del embajador venezolano del país azteca. Su
alharaca contra Bush en la Asamblea General de la ONU impidió que consiguiera el asiento de
miembro no permanente del Consejo de Seguridad y sus ofensas contra Insulza ya ha levantado
innumerables protestas en Chile y en el mundo…Pero Chávez no entiende. Todo el que le
contradiga es un aliado del imperio y está sujeto a sufrir sus vulgaridades. Con su actuar recuerda
con gran elocuencia el estilo de los “gorilas” de derecha, que gobernaron en Latinoamérica a
principios del siglo XX. En realidad, este dictador militar de izquierda es igual que aquellos gorilas
de derecha, sólo que con una envoltura diferente. La prensa 17/01/2007