1. Chichen Itzá
La arquitectura maya comprende al conjunto de edificaciones y estructuras que se
levantaron en las diversas ciudades que pertenecían a esta civilización. Una de las
grandes obras que constituyen un legado para la humanidad son las pirámides y templos,
se define por las construcciones de gran envergadura con impecables detalles artísticos.
Chichén Itzá es un espacio arqueológico fundado aproximadamente en el año 525 d.C. y
ubicado en Yucatán, México. Está caracterizado por las edificaciones arquitectónicas que han
perdurado durante el tiempo y que pertenecen a la cultura maya, concretamente al periodo
posclásico (última etapa del desarrollo de la civilización mesoamericana). Según la mitología
maya, Chichén Itzá está precedido por el dios Kukulkán.
El Templo de Kukulkán es uno de los monumentos más relevantes de la arquitectura maya.
Se trata de una pirámide de cuatro lados, con 24 metros de altura y que culmina en un templo
rectangular. Posee 365 escalones, concebidos como uno por cada día del año. En la base de
las escaleras destacan dos enormes cabezas de serpiente que hacen referencia al dios
Kukulkán.
La pirámide está construida de tal forma que permite un juego entre luces y sombras, de tal
forma que permite simular el cuerpo de una serpiente descendiendo del templo. Esto
simboliza la bajada del dios Kukulkán a la tierra, que para los mayas hacía referencia al
periodo de llegada de lluvias.
Dentro del Chichén Itzá también destaca el cenote sagrado, que tiene 60 metros de diámetro y
28 metros de profundidad. Se trata del lugar en el que se realizaban las ofrendas al dios
Chaac, el señor de las lluvias. El agua, por tanto, era un factor importante para los mayas, ya
que vivían de trabajos agrícolas, especialmente dedicados al maíz.