La globalización ha beneficiado al fútbol permitiendo que los mejores jugadores puedan ofrecer sus servicios y ser contratados en todo el mundo, lo que ha aumentado sus salarios a millones de euros anuales. Los equipos también se han beneficiado al encontrar una base de aficionados más grande que amplía su área de búsqueda de nuevos talentos. Sin embargo, algunos clubes europeos han sido acusados de explotar esta capacidad global para reclutar jóvenes en países subdesarrollados.