La generosidad es una virtud que implica dar de uno mismo por amor a Dios, ya que todo lo que tenemos nos pertenece a Él. Podemos ser generosos mediante donaciones materiales para ayudar a los pobres o a través de ofrendas espirituales como la oración, el sacrificio y el apostolado. El mejor ejemplo de generosidad es Jesucristo, quien dio su vida para salvarnos.