Pocos fenómenos han tenido un impacto tan grande en la Zona Euro en los últimos años como, no sólo el envejecimiento de su población, sino también la anticipación de la edad de jubilación y el aumento de la movilidad residencial de la población mayor. Impacto en su territorio físico, pero también en sus infraestructuras financieras, en su soporte inmobiliario, en los servicios asistenciales (físicos y virtuales) y en la capitalización social de sus estados.