El documento analiza los contrapuntos formales y espaciales que Le Corbusier incorporó en la Casa Curutchet y que le dan una cualidad de "emoción estética". Algunos de estos contrapuntos incluyen la relación entre el plano del brise soleil y el pórtico de acceso en la fachada, las sombras generadas por el baldaquino contrastando con la luz que ilumina la fachada trasera, y la superposición de planos horizontales y verticales que recomponen la casa pictóricamente. A través de estos
A inicios del siglo XX los arquitectos de la Escuela Bauhaus se alejaron del Expresionismo para expresar una nueva objetividad. en la cual se crearon dos movimientos artísticos que influyeron este desplazamiento, el primero llamado Neoplasticismo Holandés, o Movimiento De Stijl, y el segundo Constructivismo soviético. El grupo neoplasticista se formó en 1917 bajo la dirección del pintor y poeta Theo van Doesburg, fundador del Review De Stijl que le dio el nombre al movimiento, Van Doesburg y Cornelius Van Eesteren que presentaron los ideales neoplasticistas en la galería Modern Effort de París en el año 1923. En aquella galería había una serie de proyectos de casas construidas con una disposición asimétrica, empleando colores primarios en tres dimensiones que evocaban las composiciones abstractas del pintor Piet Mondrian en donde los artistas cooperan en la elaboración de una propuesta plástica de validez universal, superando las viejas formas naturalistas y se respondiera a las necesidades del hombre moderno. Al igual que lo que estaba pasando con el constructivismo ruso, en el movimiento holandés latía el espíritu de superación de los antiguos géneros en favor de una interacción de las artes al servicio de la arquitectura por lo que la pintura fue entendida como una vía de especulación formal, cuyos hallazgos podrían ser después aplicados al resto de las manifestaciones artísticas en medio de un caos generalizado.
A inicios del siglo XX los arquitectos de la Escuela Bauhaus se alejaron del Expresionismo para expresar una nueva objetividad. en la cual se crearon dos movimientos artísticos que influyeron este desplazamiento, el primero llamado Neoplasticismo Holandés, o Movimiento De Stijl, y el segundo Constructivismo soviético. El grupo neoplasticista se formó en 1917 bajo la dirección del pintor y poeta Theo van Doesburg, fundador del Review De Stijl que le dio el nombre al movimiento, Van Doesburg y Cornelius Van Eesteren que presentaron los ideales neoplasticistas en la galería Modern Effort de París en el año 1923. En aquella galería había una serie de proyectos de casas construidas con una disposición asimétrica, empleando colores primarios en tres dimensiones que evocaban las composiciones abstractas del pintor Piet Mondrian en donde los artistas cooperan en la elaboración de una propuesta plástica de validez universal, superando las viejas formas naturalistas y se respondiera a las necesidades del hombre moderno. Al igual que lo que estaba pasando con el constructivismo ruso, en el movimiento holandés latía el espíritu de superación de los antiguos géneros en favor de una interacción de las artes al servicio de la arquitectura por lo que la pintura fue entendida como una vía de especulación formal, cuyos hallazgos podrían ser después aplicados al resto de las manifestaciones artísticas en medio de un caos generalizado.
Bienvenidos. Estas diapositivas está enfocada en el análisis de los tres elementos de la arquitectura: FIRMITAS, UTILITAS Y VENUSTAS, entendiendo por firmitas la firmeza, solidez del edificio en cuanto a la estructura que soporta sus cargas, utilitas entendido como la funcionalidad del edificio y venustas como un referente al elemento belleza, la satisfacción estética del usuario; con el objetivo de identificar la aplicación de estos conceptos en una edificación de la época contemporánea, específicamente: El edificio residencial tamborini.
La arquitectura de Mies manifi esta el dominio de la horizontal, y desde luego la extensión del techo prevalece por
encima de cualquier otro rasgo arquitectónico. Del mismo modo, el tema del pati o aparece como un argumento
central en muchos de sus proyectos y obras construidas, a lo largo de toda su trayectoria. El cómo consigue su
arquitectura conciliar estos dos aspectos de su obra, es una de las cuesti ones que se van a tratar de dilucidar en el
presente texto.
Nuestro trabajo por lo tanto, no insiste en un estudio más, de tono generalista, sobre la obra del arquitecto alemán;
sino que de manera contraria, se concentra en el estudio de las obras concretas. A través de ellas, y mediante una
serie de conceptos y nociones comunes, que de manera desglosada se irán conceptualizando, se intentará así
escudriñar el papel que este elemento desempeña en su obra, para en últi ma instancia poder formular una defi nición
sobre el pati o en la arquitectura de Mies.
Parti remos así, en un análisis lineal y cronológico de cinco obras de Mies van der Rohe, la mayoría de las cuales, nunca
se llegaron a construir. Por orden de aparición, las cinco obras objeto de estudio son las siguientes: la pareja de casas
Hermann Lange y Joseph Esters de 1927-30, las dos versiones del proyecto para la casa Ulrich Lange de 1935, la casa
Margaret Hubbe de 1934-35 y por últi mo la Casa con tres pati os de 1934-39.
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207 CONTRAPUNTOS EN CASA CURUTCHET
CONTRASTE COMO ELEMENTO DE RATIFICACION
Por Marcelo Gardinetti
“la clave de la emoción estética es una función característica del espacio”
La búsqueda de un vocabulario formal en Le Corbusier siempre estuvo vinculada a su
gusto por la geometría y referenciada a la mecanización del mundo industrial. Desde los
primeros números de L’Espirit Nouveau y más firmemente en Vers une Architecture, Le
Corbusier hace alusión a formas de carácter universal que percibía en los edificios de la
antigüedad, que aplicó con rigor matemático en su arquitectura.
Sin embargo, la emoción de la que Le Corbusier habla en el párrafo introductorio, se
gesta en la incorporación de contrapuntos formales subyacentes que hábilmente
incorpora en sus proyectos, dialécticas entre elementos disímiles, a veces opuestos, casi
siempre complementarios, que enriquecen la percepción sensorial de su arquitectura.
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Sin escapar en absoluto de estas consideraciones, la Casa Curutchet es un compendio de
contrapuntos formales y espaciales que le dan a su arquitectura una cualidad de “emoción
estética” destacable en su producción de viviendas domésticas.
En este aspecto, una de las mayores virtudes de la casa es que nunca se nos revela por
completo. Su arquitectura se manifiesta gradualmente, se descubre en su recorrido, va
modelando secuencias espaciales que mudan de carácter a cada paso. Es a partir del
recorrido, en la modelación espacial/formal, donde se aprecian estos contrapuntos.
El primer dialogo sugestivo entre elementos complementarios se manifiesta en la
elevación de calle. La composición de la fachada tiene en el plano del Brise Soleil un
elemento dominante, que a partir de su trama regular provoca una dispersión visual que
genera el aplanamiento de la visión en perspectiva. Esa dispersión visual de la cuadrícula
es antagónica a la generada por volumen del pórtico de acceso, un elemento vertical en
forma de marco cuyos ángulos biselados acentúan la visión de perspectiva focal clásica,
que acentúa el contraste en el color gris de sus caras en oposición con la blancura
inmaterial de la casa.
En términos compositivos, el pórtico es el contrapeso de una fachada descompensada
por la aparición del baldaquino de la terraza superior, por encima de la grilla del plano del
brise soleil.
En otra interesante articulación de contrapuestos, es destacable observar como la
densidad de sombras que genera el baldaquino sobre la medianera de la casa, las que
producen el brise soleil sobre la fachada de los consultorios y la penumbra ocasionada por
el volumen del consultorio en la planta baja, es contrastada por el ingreso de luz que
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ilumina la fachada de la vivienda por detrás del baldaquino. Esta secuencia de luces y
sombras, de oscurecer los planos cercanos e iluminar planos traseros para acercarlos al
espectador, es un efecto de compresión pictórica que Le Corbusier utilizó habitualmente
en sus cuadros puristas, y que en la casa transforma en una dialéctica entre imagen
dibujada e imagen moldeada, superando la dicotomía entre dibujo y arquitectura.
En este sentido, parte del juego compositivo surge de contraponer la estratificación
horizontal de la estructura Dom-Ino con la superposición de planos verticales plasmadas
en la pinturas puristas, una superposición de cuadriculas y capas independientes que
se recomponen pictóricamente y se extienden en la profundidad de la casa.
Estructuralmente, la casa se concibe como una grilla tridimensional compuesta por
planos horizontales y pilotis verticales. Como complemento a esta rígida concepción de la
estructura el diseño incorpora el elemento infrecuente: el árbol, que ratifica por oposición
el ritmo geométrico vertical de los pilotis, y el diseño plástico de los servicios del segundo
nivel, que destacan el rigor matemático de la trama estructural.
Si ponemos especial interés en observar las complejas relaciones espaciales en sentido
vertical y en sentido horizontal, no queda más que magnificar la dinámica conceptual que
Le Corbusier utiliza para “moldear” la Casa, la manera de hacer de la obra una experiencia
plástica construida. De discrepar con su propio vocabulario de construcciones planas de
los primeros años de su carrera, para legarnos una obra que siempre nos permite una
nueva instancia para redescubrirla.