Marcelino tuvo una infancia difícil en la que sufrió abusos por parte de su maestro. Aprendió a leer y escribir gracias a su tía Luisa y ayudó a su padre con el pastoreo de ovejas. Más tarde, decidió convertirse en sacerdote a pesar de no saber latín, y uno de los sacerdotes lo educó en ese idioma para que pudiera terminar sus estudios. Esto lo llevó a crear una comunidad llamada Hermanitos de María para enseñar sobre Dios a los niños pobres que