Quinto Horacio Flaco (en latín Quintus Horatius Flaccus) (Venusia, hoy Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C. – Roma, 27 de noviembre de 8 a. C.), fue el principal poeta lírico y satírico en lengua latina.
Fue un poeta reflexivo, que expresa aquello que desea con una perfección casi absoluta. Los principales temas que trata en su poesía son el elogio de una vida retirada («beatus ille») y la invitación de gozar de la juventud («carpe diem»), temas retomados posteriormente por poetas españoles como Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León. Escribió, además, epístolas (cartas), las últimas de las cuales, dirigida «A los Pisones», es conocida como Arte poética.
Desde la Pampa ¡Yo os saludo desde el fondo de la Pampa! Yo os saludo bajo el gran sol argentino que como un glorioso escudo cincelado en oro fino sobre el palio azul del viento, se destaca en el divino firmamento! Os saludo desde el campo lleno de hojas y de luces cuya verde maravilla cruzan potros y avestruces, o la enorme vaca roja,
Quinto Horacio Flaco (en latín Quintus Horatius Flaccus) (Venusia, hoy Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C. – Roma, 27 de noviembre de 8 a. C.), fue el principal poeta lírico y satírico en lengua latina.
Fue un poeta reflexivo, que expresa aquello que desea con una perfección casi absoluta. Los principales temas que trata en su poesía son el elogio de una vida retirada («beatus ille») y la invitación de gozar de la juventud («carpe diem»), temas retomados posteriormente por poetas españoles como Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León. Escribió, además, epístolas (cartas), las últimas de las cuales, dirigida «A los Pisones», es conocida como Arte poética.
Desde la Pampa ¡Yo os saludo desde el fondo de la Pampa! Yo os saludo bajo el gran sol argentino que como un glorioso escudo cincelado en oro fino sobre el palio azul del viento, se destaca en el divino firmamento! Os saludo desde el campo lleno de hojas y de luces cuya verde maravilla cruzan potros y avestruces, o la enorme vaca roja,
2. Para lanzar, en alas de los vientos, El canto alegre que mi musa inspira En honor de la ciudad que admira. Pulso las cuerdas tensas de mi lira Desde las tierras del coyote hambriento,
3. ¡Salve, Toluca!, princesa recostada Refulgen en la diadema de tu cielo, Sobre la alfombra extensa de tu suelo! Luces cual Aura esplendorosa y bella; Fulgores de cometas y de estrellas,
4. Y vives feliz bajo el cuidado De tus hijos, que lo hacen con empeño, Bajo el hálito frío de tu nevado
5. ¡Salve, Toluca! La que hoy se viste con progreso , La que ha cambiado sus ropajes, Pero conserva edificios y parajes Donde el sentir del pasado vive preso.
6. ¡Salve, Toluca!, te saluda mi memoria, Que recorre antaño tus portales, Del brazo cariñoso de una novia Y arrullado por canciones populares.
7. Por tantas cosas bellas que me has dado, Princesa de ensueños realizados, Te pide mi alma con fervor vehemente, Que a pesar de tus ropajes sublimados, Conserves tu bondad, tu don de gentes Y que la varita de virtud de etéreos hados Te conceda ser la misma ETERNAMENTE.