SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 131
Descargar para leer sin conexión
Prefacio
Con permiso de
House
TELL P. O. Box 2348 GRAND RAPIDS, Mich.
El libro "Así fue Calvino'' ha sido escrito con el
propósito de dar a conocer la historia de su vida.
Trata de presentar a Juan Calvino de una forma
real, resumiendo lo más posible interesantes detalles
de su fascinante e inspiradora personalidad. No pr-e-
tende discutir su teología, pues para esto existen otros
trabajos de autores mucho más autorizatlos.
Es sorprendente ver lo mucho que podernos sabe1
sobre Calvino y s
u vida estudiando sus cartas y escri-
tos; los relatos y reportajes de sus días y rriuchos li-
bros que se han escrito sobre él. Todos rne han sido
de gran utilidad, y de una forina especia1 me ha ayu-
dado la temporada que pasé en Estrasburgo y Gine-
bra, durante el verano de 1958. La empresa de escri-
bir este libro i'ue acometida con gran entusiasmo en
nuestro hogar. Mi marido ha colaborado con la apor-
tación de materiales, ideas e inspiración para el texto.
También se ha encargado del índice. Por todo esto y
mucho más, deseo desde aquí expresarle nli gratitud.
Estoy también muy agradecida al Dr. Juan
Kromminga presidente y profesor de Historia de la
Iglesia en el Seminario de Calvino de Grand Rapids,
por su amabilidad en revisar el texto.
Al morir Calvino, su amigo Guillermo Farel ex-
clamó: "Cuán fielmente ha corrido la noble carrera.
Corramos como el, de acuerdo con la gracia que nos
ha sido dada". Mi esperanza es que este hurnilde rela -
to sobre la kistoria de Calvino sea de inspiración en
l
a carrera que cada uno de nosotros debe correr.
T. V. H.
Frand Rapids. Michigan
3 de Abril de 1959
Prólogo
A LA PRIMERA EDICION ESPANOLA
A mis Padres
CLARENCE Y TESSIE BOUS/1,4
que me iniciaron en el estudio de
la personalidad de Calvino.
Una biografia e n relieve puede ser ll(~?r2u~do
el libro
de la señora T l ~ e aVun Halsen~a, "AS1 FUE JUAN
CALV I N O".
En efecto, otras 7~iografiusdel celebre rejor-rrtndor
suelen ser- z~naclesc?-ipción general o coinenlada (le su
vida y de su obra; pero la autora Iiu subi(1,oc:;coycr- de
los clocun~entosde la época, sobre lodo (le Las cartu,s
del gran reíorn~aclory d e su personuL observución en
la ciudades europeas que fuer-on escenario de L
a IZe-
fornza, cíeta.lles n~inuciosos,que n o suelen e~ztrorcl~-arse
en otros libros; los cuales, conzbinuclos COTZ acln~%~-ut~le
i~abilidady acierto por la escritora, transl~o~-la?t
Lite-
rulmente al lecto.1-a los tiempos de Calui?~.o
y Le /i?cen
vivir las escenas que describe. El libro resullu d e cse
?nodo una .1za7-raciónlanto mcis apasiona,?zle que L?LCIZ-
quier nouelu, con L
a indudable ventrr.ja, I/ estirnzlL
o puru
el lector- a?-r~ante
del suber, de que cada rasgo 9 detulle
es pura historia, basudu en docunze~tios.
N i unu línea de la nolable obra que tier~esen Lus
??Lanos, apreciado leclor, es ?~tera
íicción; por- consi-
yuienie, cada ?ni7tuto en~pleadoe n sz¿ lectura sigaifi-
caru unta sóliclcL adqu,isici6n de co?zoci??¿ierttosÚLilcs,
sobre uno de los pei-sonajes más gl-andes I/ 71zd.sdis-
cz~tidosde la Historia.
Otra gran cualiclwcl de este libro es su vi.sió?z cle
conjunto de la Refornza. No se t?-ata de ,z~rtasi.rr~]~le
biogru.fia de Culvino, pues no se li.r?i?itaa refer-irnos
Z
u vida de este personaje de la Rejo?-nza, sino que
ubarca todo el nzovi.17~ientoreligioso del siglo X V I ,
situando cronológica~~~,ent
e cada suceso I~ist
ór%co ei-z
relación colz. la biogafia clel gran rcfor?nuclor- y iizebl-i-
ASÍ
FUE CALVINO ASÍ FUE CALVINO
no. De esle i12odo el lector vive la epoca de la Rejor-
ina, no sólo en Ginebra, sino en todo Eur.opa, .y pue-
d e obseruur los irrás i7r~portantesacon¿eci?nieritos del
sr~lo
en i~izftita
relación. Gracias al condensado Z
J ame-
rzo estilo de la escritora, con la simple lecPura de una
biogr.u/zu. no muy extensa puede aprencler, sin cun-
soncio ni aow-rimiento, casi lo nzisino que ~nedlante
el estudio de zma voluminosa I~istoriad e la Retor?no.
- - ---
En eslos dias en que el Movimiento Ec?~ménico
es-
1d dando una visión T ~ L ~ S
amplia y comprensiva a mi-
llones d e perbonas acerca de los erro?-esdel pasado,
piol~iosr/ ajenos, el libro de la Sra. V u n Halseina es
czlruorcli?za.r.iurp~ent
e oportuno y útil, por- SZL i n d ~ S C Z L -
1zble g muynifica objetividud. Aquí qztedan clescritus
c'on inuno ir~aestra,g sin ~isimularlosen lo rnás mi-
nilno, los errores g clebilidades de los pro-l~ombresde
2
u R e l o r ~ ~ ~ a
al iyuc~lqite sirs virtudes. Sus fracasos y
desulienlos, sus actos de lvulor. Los pecados propios
o de sus mcis intirrtos ullegcrdos o farniliu7.e~salen u. la
luz con el mismo relieve que L
a malicia o pecaCos de
strs enemigos. 8 s hisloriu, pz~rahistoria, tal como cjuie-
r-e conoce/-la el lector inteligente de la segunda mitad
del siglo X X , católico o protestante.
Esla oójelividud l~acela presente obra extraordina-
ua.n~enleútil, no tan solantente para el público de
alueru sino también pura los pastores, diáconos g
? ~ ~ ~ U L ~ T G S
responsabies de las iglesias evangélicas.
"Corno una gota de agua se parece a otra, así el coi-a-
z6n de u
7
2 hofmbre se parece a otro" -dijo Salomón;
g por 101 ruxón resulta bien cierto qzte "la historia se
repite", aún en cil-cunstancius y tiempos diferentes.
-- -
E1 Culvino unrudo y uborrecido, alternativame~zte,
por el j~iteblode aquella ciudad a la cual corzsayrfi sz~
ziáa, es un ejemplo aleccionador para el pueblo cris-
titrno (
!
e n:tes[ros dias, asi como paulu g cons~~elo
pa-
ru ~nuchos
servidores de Dios qite todavia se ven, ?j se
cerán, víctimas de las veleidades del corazón humano.
jEs tan fácil para las masas dejarse llevar por cuul-
quier viento contrario al principio de az~loridad,por
ccuánime que sea, o utentatorio a lu buena repi~tación
de un líder fiel! jEs tan común la ingratitud 3 la injus-
ticia en un mundo de pecadores!
Lo hermoso en la ?~istor-ia
de Calvino iis que terrni-
na bien. Los ediles y el pueblo de Ginebra sz~pieron
~econocery rectificar a tiempo su error, ello sal116a
lu propia ciudad del caos; e hizo mucho (máseficaz la
gran labor del notable servidor de Dios para ir~fluen-
ciar u1 munrlo entero. Dios bendijo '4 Ginebra dur-ante
siglos porque la ciudad del Lago supo hacer justicia,
al fin,
al afligiclo servidor del Señor.
Aparentemente, quien trató a Calvino con muyor
dz~rezujue Dios mismo. Pero Calvino habja Aecl~obri-
llar el olvidado principio de la soberanía de Dius. N-o
una cirbitruriedad irracional, como han pretendido al-
gunos exayerados seguidores suyos de siglos posterio-
.,-es,a los cuales el propio Calvino se adelanta a reju-
ta,~,
según parece, en los capítulos 11 y V I de S I L larno-
S, obra: "lnstil.i~ciones
de la Religión Cristiana"; juéa-
se Apéndice) pero si, el n.otable principio de que Dios
nzfnca se equiroca, y que el nzal es bien cuando su
mano soberana lo permite. Que ha de crilrn,plirseal lin
Romanos 8; 28 y 2.- Corintios 4; 16-18. Con esta le con-
fortó Calvino en su propio tiemj~o
y en años posterio-
res a millares de mártires. ¿Tenia que salir él indemne?
E n su caso, como en el de injinidacl de fieles hijos de
Dios, las cadenas y las llamas j,zteron si~.stitz~idos
por
tnjernzedades, disgustos, contrariedades y penalidades
d,iversas; pero eran y son parte de la mismu prueba, la
cual es dada según la medida de la fe de cadu uno, ya
que en su ficlelidad, Dios no deja a ningztno cle szts i~i-
ASÍ FUE CALVINO
jos ser probado ntás allá de lo que pueda soportar. La
fe de Calvino era mug juerte; por consiguiente quiso
el Seiior I~acerle un ejemplo a millares que tendrían
que honrar a Dios sufriendopruebas, y ser espec2áculo
wleccionador a Los hombres y a los ángeles, de ~ Z L
ente-
ra confianza.amor y sumisión al Padre ceLestia2.
Por ese motivo ize7nos tenido nzuclza sat islacci0n.
g co~zsidera?nos
un verdade~o
privilegio, el poder po-
ner este libro en manos de los lectores de habla espa-
cola erz nueslra propia patria y e n las republicas de
Arnki-ica y Filipinas.
La tarea no I L ~
sido IáciL; pues podríamos necir
que la autora no narra, sino que pinta Las escenas que
decribe, y a la fluidez de su estilo une un léxico abun-
danle y escogido. S i algún leclor desea ampliar sus
conocimientos de la lengua de Shaltespeare le invitu-
rnos u leer el libro e n su versión original y pro7zío que-
rixí, en jusia revanchu {como dijimos jovialmente a la
aulora, que estudió español e n su jz~ventud),poner en
sz~smanos, algún buen ejemplar de las obras cer-
zlantinas.
Confiadantente esperamos que este Libro, único en
su género, Iza de ser para nzuchos lectores, no tan so-
luntente un ameno elemento de cultura histórica, sino
tambiCn un medio cle elevación espiritual, por el
magizifico ejemplo I
J estímulo que nos ofrece la rec-
ta, t e m z e inquebrantable conducta de tales persona-
jes, y particularn~ente la figura gigantesca de Cal-
wno, dentro de las luces g posibiliilades de su siglo.
jQu6 aumirable si algún joven lector se ptopusiera
firmemente imitarla dentro de las mayores luces, y
ventajus del nuestro! /Quiera Dios que así sea!
Samuel V I L A
Tarrasa. España, Febrero de 1965
I N D I C E
I P a r t e
DIOS ME CONDUJO AS1
CAP.
1
II
111
IV
v
VI
VI1
VI11
IX
X
XI
XII
....................................
Prefacio
Prólogo a la primera edición española . .
...............
El priiner hogar de Calvino
........................
Un abogado astuto
..................
Roma, Wittemberg, París
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vida estudiantil
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cambios políticos
. . . . . . . . . . . .
Estudiante de Jurisprudencia
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Escritor arruinado
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La fuga
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Entre nobles y eruditos
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Errante y perseguido
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Un Libro y un rey
...............
Viajero por Italia y Francia
1
1 P a r t e
HOMBRE DE DOS CIUDADES
1 Un misionero valiente y atrevido . . . . . . . . .
75
1
1 La ciudad del Lago
........................ 79
.....................
111 Lucha por la Libertad
87
.................................
IV El reto ... 91
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
V Victoria en Lausanile 97
........................
VI Un agudo problema
99
VI1 Reforma a toda costa ..................... 103
AS^ FUE CALVINO
VITI M
L
L
s dificultades ...........................
IX El exilio ....................................
X Pastor en Estrasburgo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
XI Roda difícil pero ideal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
XII En las Dietas de Worms ..................
XIII Un llamamiento de lo Alto ...............
1
1
1 P a r t e
DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ
CAP.
1 El nuevo hogar de Ginebra ...............
1
1 Las Ordenanzas ...........................
1
1
1 La peste ....................................
IV Partida de Idelette ........................
V Los Amigos de Calvino .....................
VI I-Iumilde en la grandeza ..................
VI1 Nuevas luchas ..............................
VI11 Nuevos apiiros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
IX Miguel de Servet ...........................
X ¿Quién queinó a Servet? ..................
XI Derrota de los Libertinos ..................
XII Ginebra, ciudad de Dios ..................
XIII Ginebra. sede cultural y evangelística......
XIV Si la casa terrestre se deshiciere .........
Apéndice ................................
Parte 1
El primer hogar de Calvino
Una mujer y un niíío salían de la sombría cate-
dral a la luz del día que respia.ndecía en la plaza del
mercado.
De costumbre, la plaza estaba atestada de gente
y de animales. Molineros que habían vendido ya sus
sacos de harina preparaban los asnos para regrtsar
al campo. Hombres montados a caballo paseaban por
encima de los guijarros. Vestidos de negro y marrón,
curas y monjas proseguían su camino.
La mujer echó una corta mirada y se interno en 13
multitud. En sus ojos místicos se reflejaba todavía la
einoción, del confesionario. Parecía que sus labios no
habían cesado todavía en sus oraciones a los santos.
La gente la llamaba una mujer piadosa. Era tan pia-
dosa como hermosa, y esto significa que era en gran
iilanera piadosa. El muchacho, medio escondido en
los amplios pliegues del vestido de su madre, escudri-
f
i
ó la escena con sus pequeños pero penetrantes ojos
y se fij6 en cada uno de los detalles.
Siguiendo su camino por la ciudad, ambos Ilega-
ron por fin a su hogar. Ehtraron silenciosamente en
la casa, que además de hogar era también oficina.
Detrás de las grandes vidrieras de cristal verdoso, el
cabeza de familia trabajaba sentado en su mesa, arre-
glando asuntos de la Iglesia. Gerardo Calvino, era
abogado de sacerdotes y canónigos, a más de secreta-
rio del Obispo. Los hombres que trabajaban para la
Iglesia le visitaban contínuamente. Reñían y se dis-
putaban en su presencia. Delante de él planeaban y
maquinaban ara ensalzarse a sí mismos. Si se en-
La casa de hoy6n, donde nacid Calvjno
EL PRIMER HOGAR DE CALVINO
contraban con problemas o apiir-os acudían a él en
busca de ayuda. Gerardo Calvlno trabajaba incansa-
blemente desde su importante puesto en favor de la
iglesia y los clérigos. Era un hombre perspicaz, apre
ciado y respetado por todos. Y era también astuto en
velar por sus propios intereses.
El abogado de la Iglesia seguía adelante dentro de
su pequeño mundo. Había luchado desde el día en qiie
abandonó el pueblo y el trabaje de sus padres. ¿Para
qué ser un tonelero, fabricando ciihas y barriles,
cuando podía tener una pluma en la niano en vez di3
iina sierra y un cepillo? A media hora de camino del
hogar de SUS padres, en la arn~ral!~da
ciudad france-
sa de Noyon, se e~tableció
el hijo del tonelero. L,a gen-
te Ilarnó afortunado a Gerardo Calvino cuando se cacó
con Juanita Lefranc, hermosa hija de un posadero
retirado. Su primer hijo fue Carlos. Los dos siguientes
murieron y luego vino Jiian, el muchachito de los ojos
penetrantes que vino a ser el favorito de si15 nadres.
Nació a la 1'26 de la tarde, el 10 de Junjo de 1509. Des-
pués de Juan nació otro hijo que se llamó Antonio.
Fue probablemente la pcste que reató a la hermosa
.Juana Lefranc de Calvino cuando su hijo Juan con-
taba sólo 3 años. Una madrastra entró en el hogar de
10.. tres miirhashos. y añadió a la familia dos niñas.
Año7 d e ~ i i 6 s .tiiinclilc raramente mencionó los años
de su prirr~era iriventiicl, ,T~lan escribió sobre lana
p~queñapere~rinacibncriie hahía Pecho con su pronia
madrc. Ambo<:carninarori jiiritos por más de dos ho-
ra? Dor el V P ~ ~ P
haita la crmit~de Santa Ana, la abue-
12 terrenal de1 Seña' Gl~iarin
por sil piadosa madre,
c1 pc:uiieño ,Tilan bpró vrecioqa r~li~luia
del cráneo
de carita Ana criie pctaha en iln receptáculo de oro.
rodeado de cii ios y flores y de los ro~trosadorante5
de ctros peregrinos.
Se decía que estos huesos eran una reliquia rniiy
preciosa. Por ello la ermita estaba siempre atestada.
En Noyon se encontraban muchas otras reliquias, to-
das estimadas con fe corno reales. En aquellos dias la
gente era capaz de creerlo todo. Se suponía que ha8ía
cabellos de Juan el Bautista, un diente del Seiior, un
poco del Maná del Antiguo Testamento, y algunas mi-
gas del pan milagroso que Jesús multiplicó para afi-
mentar a cinco mil personas, según se nos relata en
el Nuevo Testamento.
En la catedral había un fragmento de la corona
de espinas. Había también reliquias de menor impor-
tancia como los restos de un tal San Eloy. Las monjas
de la Abadía y los curas de la Catedral estal~arlcon-
tínuamente en disputa acerca de donde se hallaban
estos huesos, si en Ia Abadía o en la Catedral. Los fu-
ribundos argumentos no encontraban nunca final. Ni
siquiera el Parlamento francés tuvo éxito en resolver
la cuestión.
Por catorce años el pequeño Juan vivió en Noyon,
en la provincia francesa de Picardia. Dentro de las
viejas murallas liabitabari diez mil personas. Ya en
aquel tiempo la ciudad era consideraba como muy an-
tigua. Quinientos años después de Cristo, Noyon se
convirtió en Sede episcopal. Aquí el gran Carlo Mag-
no había sido coronado rey de los francos en el ario
768. Por el 1200 se había levantado piedra a piedra la
inmensa mole de la oscura catedral que sobresalía so-
bre todo lo demás en la ciudad.
Noyon estaba llena de curas, monjas, canónigos,
carjellanes y cualquier otra clase de empleados de la
Iglesia. Todos rniraban por sus propios derechos y vsn-
tajas. Sobre todos regía el poderoso Obispo, un noble
ae la familia de Hangest. La Catedral era el centro de
la vida ciudadana; eri sus alrededores sc levantaban
monasterios, iglesias y capillas en gran abundancia.
Todas tenía11 sus campanas, y todas las campanas to-
caban muy a rrienudo. Se decía que en Noyon no se
podía hablar tres palabras sin ser interrumpido por
una carnparia. El taíiir de las campanas retumbaba
por todo el valle, es~~ecialmente
en los días de fiesta.
El repique llegaba a los oídos de los barqueros que
con sus barcazas planas se deslizaban río Oise aPajo
en dirección al mar. Las campanas hacían eco en las
purpureas cumbres de los montes durante la puesta
del sol.
En este pequeño y amurallado mundo de ermitas
y reliquias, procesiones y fiestas, cirios, campanas e
imagenes, creció el segundo hijo del abogado de la
Iglesia. Tomó parte en todas las devociones, recor-
dando los ojos mísíicos de su madre; pero desde su
banqueta, en un rincón de su casa, oyó también las
voces que partian del pupitre de su padre. Eran qui-
honibres siempre avidos de usurpar cosas; siempre
mirando como enriquccerse y coino ser admirados.
En la carna, durante la noche, Juan se arropaba
acurrucado y luchaba quizá con sus ideas de rnu-
cliacho..."
El Seíior -cuya imagen, tan detallada, casi vi-
viente, había visto coigada de una cruz en la catedral
sangrando, vestido solaincnte con unos trapos y una
corona de espinas- no fue rico cuanao vivía sobre la
tierra... ¿y estaría coritento de ver a estos hombres
que trabajan para EL en SU Iglesia?... ¿,Se sentiría
complacido de verles usurpando y eligafiando, vistien-
do ropas esplendor-osas y ensalzándose a si mismo?...
¿.Qué pensaría desde allá arriba...?
II
Un Abogado Astuto
Gerardo Calvino se preocupaba en gran niaricra
del futuro de sus hijos. Necesitaba dinero para su edu-
cación. Por este motivo planeó colocarlos en puestos
de la Iglesia. 'Aprovechándose de una costumijre co-
múrz en aquellos días, procuró que sus hijos rccibie-
ran una paga eclesiástica. En aquellos tlernpos, un
muchacho de cualquier edad podía ser inscrito para
cualquier cargo eclesiástico, recoger las gariancias,
pagar una parte a un sacerdote anciano que hiciera
el trabajo y eirlbolsarsc el resto de los beneficios. Sin
embargo, estos j)lanes debían estar muy bien estu-
diados y realizados por una persona que supiera nia-
nejarlos. Eran en coritra de la Ley, pero la costiiii.ihre
se había impuesto a la Ley bajo un régimen de vista
gorda. Por esta razbii liubo un 12apa, D<~iieilicl«
IX,
que fue papa a la edad de 12 aíios. Un nrzol)ispo de
Reims que tenía sólo 5 arios cuando recibió el cargo,
y un obispo dc Mctz que acababa de cuniplir los cua-
tro. El niismo Carlos de Hangcst, obispo de Noyon a
la eclad de 15 afios, recibió del Papa toda clase de bp-
neficios y retribucioncs. La gente no se sorprendía dc!
nada en lo referente a cargos de la Iglesia.
UN ABOGADO ASTUTO
Cerar.ctu Calvirio coriocia eri Noyon a los hariibres
clave. Y estuvo alerta ttuscarido oporturiidades para
sus hijos. Se las corripuso para que Carlos, su hijo
iriayor, fuera hecho capellari de una peqiieria iglesia
ciiarido solo tenia edad para cantar eri el coro de la
catedr6al. Tres arios mas tarde, eri Mayo de 1521, el
Ijeyileno J~iarii.ecibio su primer beneficio. Se le eli-
gio 1)ara uria de las capillas de la Gessine, por lo cual
r-ecibia cada año tres medidas de grano de una ciudad
y la harina de veinte grandes campos por parte de
otra. El padre pago a un cura para que hiciera el Ira-
bajo de las capillas y guardo el resto de los beneficios
para sus hijos. Era un negocio limpio.
A la edad de 12 años Juan firmo solemneriiente los
votos de la capellarua. Luego recibio la tonsura, una
forma especial de cortarse el cabello que dejaba la
cororiilla pelada. El nuevo y pequeno capellan, con
sus campos de grano y su cabeza afeitada, se había
convertido en un futuro zacerdote. Tenia dinero su-
ficiente para estudiar. i

Podía cambiar sil capilla por otra que estuviera
nicjor retribuída si había oporlunidad. Por esta razón
a los 18 años, y mientras estudiaba en París, cambió
su primera capellanía por otra, pasando la primera
a su hermano menor Antonio. De la misma forma,
dos años rnás tarde Iiizo otro cambio, convirtiéndose
de? nombre y salario en capellan de Pont Lebec, donde
i esidía su abuelo.
I,os IIangest, sobrinos del Obispo, eran buenos
arnigos de Juan, el hijo del abogado de la Iglesia les
cayó simpático, a pesar de que no pertenecía a su cla-
se aristocrática. Juan acostumbraba jugar con ellos
en sli mansión. L,e enseñaron a rriontar a caballo. Es-
tudló junto con ellos bajo los auq~iciosde ur? tutor
privado. Más tarde fue a estudiar al colegio de los
Capetos, una pequeña escuela en Noyorl a la que lla-
maban así debido a las capas con capucha que vesClan
sus alumnos.
Cuando la escuela de las capuchas ya no tuvo ria-
da que enseñarles, los Hangest se prepararon para ir
a estudiar a París. La peste había vuelto a Jiacer es-
tragos en el pueblo de Noyon, y esta era otra buena
razón para abandonar la ciudad. ¿Te gustaria venir
con nosotros? -le preguntaron a Juan-. Este se en-
tusiasinó. Su padre agarró la oportunidad. Los cano-
nigos de la catedral se juntaron eri sesión y decidie-
ron, aunque un poco de mala gana, que las entradas
que a Juan producía su capellanía podían continuar,
a pesar de que este abandcnara Noyon.
Fue en el verano de 152.3, cuando los Eangest y el
hijo del abogada de la iglesia, con sus corresporidien-
tes escoltas, salieron a caballo de la infectada ciudad
donde habían nacido. Cabalgaron ávidamente hacia
la gran ciudad de París, sesenta millas al sur-oeste.
Juan Calvino, de 14 años de edad, cabalgaba hacia un
nuevo mundo de personas, lugares e ideas. N~mcavol-
vería a Noyon para residir allí.
Fuera del pequeño mundo de Noyon sucedían niu-
chas cosas.
Leon X, vistiendo la triple corona, fue elevado al
Trono Papal. Este, miembro de la casa de los h4cdecis
fue el mas espléndido de todos los papas y se le atribii-
ye esta frase: "La fábula de Cristo me ha reportado
grandes beneficios". Tanto si la pronunció corno si no,
el caso es que se aprovechó cn gran manera de su al-
ta posición. Sus riquezas fueron increíbles, y sus te-
soros de arte realmerite sorprendentes.
, Fue la llegada de este monje Tetzel, lo que ii7r.ltoa
tro rnonje Doctor en Teología, profesor de la LTniver-
idad de Wittcmberg, Martín Lutero, quicri recitiió sil
áteclra en aqiiella universidad un aíio antes (le cliie
:alvino naciera. En 1517 cuando el rnuchacho de No-
ion cumplía los 8, el profesor de Wittemberg clavd
us 95 tesis en la puerta de la iglesia del Castillo. E1
jerdon de los pecados no puede coiriprarse con el di-
iero de las indulgencias, proclamó Lutero. Es un don
]e Dios, no del Papa o de la Iglesia. El soniclo de la
(ampana de los monjes de Wittemherg señalo cl priri-
iipio de la Reforma qiie gran parte del p~ieblocsl;tha
!sperando.
' En las montañas de Suiza Ulrjco Zuinglic repetía
'1 caso de Wittemberg. El rnonjp Sanson de A41lan es-
aba vendiendo indiilpencias al piichlo suizo, pero
5uinglio predicó tan conliniclcriteiri~nteen sil co~il
ra
[ue Sanson no pudo obtener permiso para entrar vi
a ci~dad
de Zurich. En su lugar aqiiella ciiidad irivití;
L Zuinqlio a convertirse en párroco de la iglesia dc
;rossmurister. Y aquí empezó su obra con una serie
León X estaba miiy interesado en la rápida cons- j c sermones basados en las Sagradas Escritllras, ouc
trucción de la gran basílica cle San Pedro en R.oxna.
el piieblo había oído mencionar durante siglos.
Pero el dinero no llegaba tan deprisa como é! hlibicse De la misma forma el pueblo holandes, que no ha-
querido; por tanto pensó en un nuevo sistema dc cQq- bía podido oir nunca la Palabra dc Dios, se regocijó
~e_guirdinero. Cualquiera que pagara una cantidad en gran manera cuando apareció en 1516, en Uaqilea
para el edificio de San Pedro en Itoma recibiría una una traducción del Nuevo Testamento directa del
indulgencia o sea un documento certificando que sus griego, publicada por el eran erudito Erasmo de I-tot-
pecados estaban perdonados. Del dicho al hecho, así terdam. Un libro perdido hallacio de nuevo, fue lu tr a-
10 puso en vigor el espléndido León X. Tales ind'Jlgen- ducción de la Palabra de Djos para eslc y olrcis
cias se sunonían tarnbién válidas para 10s pecndos de ~ueblos.
los familiares y amigos retenidos en el Purgatorio. En
'
1513, cuando Juan Calvino acababa de ciiinplir 4 En Francia, con sus quince millones de habjtnritcs
años, el monje Tetzel empezó sil gira por Alemania Y "
S largas costas abiertas al comercio, estabaii ialii-
vendiendo indulgencias. bien sucediendo grandes 'cosas. La R,efornia eni~~ezó
allf por un anciano y distinguido profesor en la m;
grande Universidad de Europa, Jaime Lefevre. EI
este profesor de la Sorbona de París, nativo de la pn
vincia de Picardia, hombre muy culto, viajero incai
sable por Africa y Asia, que había vuelto de sus la
gos viajes para ser profesor y escritor en la capital G
A la edad de 70 años este gran hombre, de
cubrih las grandes verdades de la Biblia.
En el año 1512, cuando Lutero estaba buscando b
davía paz para su alma; cuando Calvino cumplía Ii
tres años y se paseaba con su madre en peregrinacii
hacia las ermitas, Leievre publicó su versión latina i
un comentario a las epístolas de Pablo. -Es Dii
quién salva "y sólo de graciaJ'- escribía el anciao
profesor.
Entre los discfpulos de Lefkvre habia un muchach
rechondo y de mejillas sonrosadas procedente de u
pueblo de montaña. Era estudiante enérgico, sin mi(
do a nada, rápido y convincente en la discusión. Esi
buscaba también algo sin poder hallar satisfaccion
la ansiedad de su alma. "Hijo mío!' le dijo un día E
anciano profesor: "es todo de ~ r a i i a " .Casi repenti
namente Guillermo Farel descubrió, con los ojos d
la fe, lo que su ilustre profesor le estaba diciendo. I
partir de aquel momento se llenó de celo en la predi
cación, por todas partes, de las verdades que habia des
cubierto en la Palabra de Dios. "Dios renovará 1;
Cristiandadm -decía el anciano Lefevre a su jovei
discípulo Farel- "y tu viviras para verlo".
Otros siguieron el camino del anciano profesor
volviendo a la Biblia. En la ciudad de Meaux cerci
de París, un obispo llamado Briqonet, abrió el grai
LIBRO y encontró la respuesta a lo que venía bus
cando. Empezó a reformar todas las congregacione:
que re hallaban Pajo N jurisdicción Y predico, raj
cándolo DEL GRAN LIBRO, algo que nunca se ha-
bía oído en las iglesias del Papa. Briqonet era un hom-
bre influyente, muy estimado en los círculos palacie-
gos, donde también tuvo gran oportunidad de predi-
car. La hermana del rey, Margarita, se convirtió y
Bri'qonet puso la Biblia en sus manos.
La excitación progresó rápidamente. Yefevre estaba
traduciendo el Nuevo Testamento al francés, para
que el pueblo común pudiera leerlo por si mismo. Tra-
bajó en Meaux en colaboración con Briqonet, ayudán-
dolo y fortaleciéndolo. Farel acudió también y se puso
a trabajar activamente entre la gente del puzblo. Los
cardadores de lana y los tejedores de Meaux, los via-
jeros, los labradores y los viñateros de los distritos de
alrededor, todos lelan y hablaban de la Biblia: sus
iglesias se transformaron, sus vidas cambiaron. En
aquellos días se decía de las personas que se habían
convertido a la fe de las Escrituras: "Se ha emborra-
chado en el pozo de Meaux".
Al esparcirse la nueva fe en Francia, sus enemigos
se levantaron para acabar con ella, y los jefes fueron
dos hombres de elevada posición: Uno el astuto Noel
Beda, rector de la Universidad de la Sorbona; el otro,
el codicioso Antonio Duprat, canciller de Francia. Al
principio estos hombres y sus ayudantes usaron sólc
amenazas y argumentos. Cuando estos fracasaron em-
plearon el fuego y la horca.
En medio de esta enconada lucha se encontr6 el
rey de Francia, el voluble Francisco 1. Algunas veces
escuchaba a su hermana Margarita, quien abrazo de-
votamente la nueva fe y estaba intercediendo constan-
Lamente por sus seguidores. Muchaa otras se veía pre-
sionado por el dúo, Beda y Duprat, que le acusaban
de traición a la Santa madre Iglesia y de conseiitir
terribles herejias en su reino. Francisco 1 tenia m$s
ASf FUE CALVINO
poder que la rnayoría de reyes de sus días, más some-
tidos a los deseos del Papa. Francia no lo estaba tan-
to. Si1 reyes lucharon a menudo con el Papa, e inclu-
so algunas veces lo obligaron a aceptar su voluntad.
Pero la presión aumentaba. Lefevre fue expulsado
de la Sorbona. En 1525 sus escritos fueron condenados
y su Nuevo Testamento quemado públicamente. Sin
embargo continuó trabajando en Meaux. Los escritos
de Lutero empezaron a hacer su aparición en Fran-
cia. Entraron de contrabando, traducidos al idioma
del pueblo. Es que habían sido puestos en la lista ne-
gra de libros prohibidos de la Sorbona, juntamente
con un pequeño volumen escrito por la misma prince-
sa Margarita, hermana del rey. Todos estos escritos
habían sido condenados por contener lo que la Sorbo-
na denominó herejia. Cualqiiiera a quien se encontra-
ra en posesión de tales libros podía esperar que pa-
qaría caro su atrevimiento. Pero el pueblo los quería de
todas maneras. Los impresores los imprimían en se-
creto, La capital de Francia se hallaba enteramente
convulsionada por el conflicto.
A este París llegó Juan Calvino y sus compafleros
de Noyon en el verano de 1523. Juan Calvino siguió su
camino a través de calles estrechas hasta la casa de
su tío, Ricardo Calvino, que era herrero.
Esto fue en Agosto, el mes-en que el humo de
sacrificios humanos empezó a elevarse en la plaza de
la Grcve. Un monje agustino convertido fue atado allí
a la estaca y quemado por sus "herejías luteranas1'.
Fue el primero que murió de esta forma en París. El
primero de muchos.
IV
Vida Esfudiaí~fil
En el Colegio Superior del Mcrcado de París, liahja
un conocido profesor quien prefirió ciar clases a los
principiantes, que a los estudiantes avarizados, ciiya
enseñanza le había sido asignada. "Prcliero dar a los
novcttos tina buena base en latín y francés", dijo Ma-
thurin Cordier, un ex-sacerdote, conocido en toda
Francia por su excelente enseñanza.
<JuanCalvino fue uno de los afortunados a los qiie
Cordier inició en el mundo de Ja buena grarnaticn.
5,nscfió a sus alumnos latín, cvitantlo que pareciera
ciiia lengua riiuerta. Les ensefió fraiicés, re~cat
Briilolo
del lenguaje vulgar, que era entonces de una expresión
rniiy simple. Cuando Calvino, más tarde escribió en iln
latín y francés fluentes y vivos, pudo dar las gracias
a Cordier por la buena base que le dio en estas
lenguas.
Veinte años más tarde Calvino agradeció a su
maestro este favor deriicándole su comentario a la
primera epístola a los esalo lo ni cense s. "Es justo qrlo
V. R. tenga una parte en mis labores" -dice Calvino
en su dedicatoria- ya que cuando mi padre me envió
a París, siendo todavía muchacho, la Providencia dis-
puso que por un corto tiempo tuviera el privilegio de
tenerlo como profesor, para que pudiera enseÍiarme
la verdadera forma de aprender".
AS^ PUB CALVINO
También el chico de 14 años caiisb una grari im-
presión a su profesor de 46. Cordier se vio tan atl-aído
hacia su discípulo que rnuclios aiios nias tarde, ya an-
ciano acudió a Ginebra para ensefiar eii la escuela
fundada por Calvino.
En la ribera derecha del río Sena, entre los miichos
colegios de París, había uno que era conocido como
el más antiguo, el mas lóbrego, y el más sucio. Era el
colegio de Montaigu, dedicado al estudio de la Teoio-
gla. A él fue trasladado Calvino después de papar lres
años agradables estudiando artes en el colegio de la
March6.
E1 colegio de Montaigu era famoso, pero no por
muy buenas razones. Lo era por sus piojos, su mala
comida, por los dolorosos azotes con que castigaban
al mal estudiante. Ningún alumno podía hablar una
palabra de francés bajo ningún concepto; por los os-
curos corredores sólo se ola latín. Calvino se alojnha
en la acogedora casa de sil tío Ricardo, pero los po-
bres estiiriiantes internos, tenían que levantarse a las
4 de la mañana para empezar las leccionesíJuan te-
nia que madrugar mucho mas, e ir cal~algando
hacia
el tenebroso lugar, pero había descansado unas pocas
horas en unal bianda cama, sin pasar frío.
Cuántos huevos podridos he comido en aquel 1u-
bar! -dijo el estudiante Erasmo, refiriéndose al año
que pasó en el colegio de Montaigí-. E1 gran escrito2
francés Rabelais, compuso una cliistosa frase para
calificar a los piojos que abundaban en las paredes y
camas; y a los alumnos vestidos de negro, les llamo
'Zos halcones de Montaigú".
El director de este colegio era un hombre Ilaniado
Temliete. Los estudiantes le motearon en latín con el
~pododdde Le terr&le fEn~fiilief&?
(La terrible tempestad).
. -
dos primos conversaban
Antes que 1
5
1
, estuvo el no menos terrible Noel Beda,
cazador de herejes y cabeza de la Sorbona. Beda acu-
di3 todavja a. ensefiar el arte de la rápida discusión
en latin. ¿ ~ u é
es lo que -6onduce un cerdo al mercado,
y
a cuerda que está atada a su cuello o el granjero que
tira de la cuerda? Sobre este y aún más pueriles t ó ~ i -
,-os aprendian 10s alumnos a discutir durante cuatro
horas.
Calvino prefería entre todos sus estudios el latín
clásico, la lógica, y los escritos de los padres de la
Iglesia, especialmente San Agustín Y Tomas de A@-
no. Tenia 18 aiios cuando termino el curso y recibió
su licenciatura. Su estomago le molestaba muy a nie-
nudo. Su cabeza le dolía de mi~eria,
pero su mente jo-
ven triunfó por encima de todo; era aguda Y disclpli-
riada; lista para trabajar.
ASÍ FUE CtILVINO
Afortunadamente, durante estos penosos alios Cal-
vino tuvo buenos amigos. AlgUrias veces veía a sus an-
tiguos camaradas de Noyon, los Ilangest, sobrinos del
obispo. Su primo Roberto, también de Noyon, estaba
igualmente en París. Roberto fue convertido a la nue-
va fe, y rnás tarde se hizo famoso en el mundo con el
nombre de Olivetan, traductor de la Biblia en fran-
cés, y misionero en los Alpes franceses. Nadie conoce
lo mucho que los primos hablaron y discutieron sobre
la Iglesia de Rorna y las verdades de la Biblia, tal co-
mo ,Lef,kvre, Lutero y otros las habían descubier~o.
Calvino hizo también nuevas amistades en París.
Parece imposible que el muchacho que no llegaba a
los veinte, solo, en una gran ciudad, pudiera ser tan
conocido par la gente de importancia. El rey tenía un
meciico suizo llamado Cop, hombre de gran talento.
Calvino era amigo íntimo de sus cuatro hijos, espe-
cjalrnente de Nicolás. Muchas veces fue de visita a
casa de los Cop, escuchando conversaciones fascinan-
tes acerca de nuevas ideas. También fue a inenutlo a
casa de Guillermo Budé, el rnás brillante pensador de
Francia. E1 hijo de Budé era amigo de Calvino. Tenía
también varios otros arnigos, todos gente de alta ca-
tegoría, y aparentemente ellos consideraban también
a Calvino coino un muchacho nada vulgar.
Cambios Políticos
París atravesó varios moinentos difíciles durante
el período que Calvino permaneció eri la escuela. Eri
1525 el débil Francisco 1,perdió una gran batalla con-
tra el Emperador Carlos V , jefe del Santo Trnporiu BU-
inano, y fue llevado prisionero a Madrid. Estuvo allí
humillado durante un año, hasta que pudo conseguir
la liberthd dejando a sus dos hijos como rehenes en la
capital de Espalia.
Fue una terrible derrota para Francia. Luíra de
Caboya, rnadre del Rey, goberlió el país durante el
tiempo que este estuvo ausente. La reina Luísa, 110
tenía ninguna consideración con las herejías. La Sor-
bona podía contar con ella.
Lefkvre, partió hacia la ciudad alernana de Estras-
burgo, en la orilla del Rhin. Farel, a pesar de que ha-
bía estado muy ocupado en París, escapó a Basilea.
Pero Briconet, el obispo de Meaux, vaciló. Había con-
ducido a su pueblo a la verdad, pero carecía de fuer-
zas para afrontar la prisión, el fuego, o la horca. Se
sometió a Beda y a la Sorbona, reconoció su "error"
y ordenó a los predicadores protestantes de su vbis-
yado que callaran. De esta forrna, pudo niantener la
mitra episcopal que le colocaba entre los 13 honora-
bles obispos de Francia.
AS^ FUE CALVINO
Pero la gente común de Meaux se avergonzaron de
SU obispo. El pueblo no temía tanto al fuego y la hor-
ca. Hubo un hombre, Denis que denost6 al obispo an-
tes de ser atado a la pira. Y el joven Pavane, Iiablo
tan patéticamente a la multitud entre los haces de
leña en que iba a ser quemado, que hizo exclamar a
un dmtor de la Sorboiia: "Hubiese deseado que Pava-
ne callara. aunque le hubiese costado a la iglesia un
mill~n
en oro". Hubo el llamado ermitaño de Lixry,
por cuya creniacion las campanas de Notre Darne La-
neron. llamando al pueblo a presenciar el importante
espectáculo. Al cardador de lana Lrct+re, que en un
arrebato de entusiasmo reformador rompió a peda-
zos una imagen de la Virgen María, le fue arrancada
la carne poco a poco con unas tenazas puestas al rojo,
antes de que las llamas consumieran el resto de su
cuerpo (1).LESposible que el joven Calvino hubiese
permanecido en París durante este período y no fuese
arrastrado con las multitudes a presenciar algunas de
tales ejecuciones?
Entretanto en Roma, el Papa tenía también sus
problemas. Clemente VI1 que sucedió al espléndido
León, fue hecho prisionero y encerrado en una de las
torres, de su propia Ciudad Santa de las Siete Coli-
nas. Perdió una batalla con el emperador Carlos V.
En 1527 las tropas del emperador saquearon la ciu-
dad. ,Los soldados se divirtieron cabalgando por las
calles vestidos con las ropas y sombreros de los car-
denales. Los documentos de la Iglesia se utilizaron
para las cuadras de los caballos. Tesoros de arte fue-
ron acuchillados. Algunos mercenarios mas osados
descendieron hasta la tumba del Papa Julio 11 y le ro-
baron el anillo de la mario.
(1). Cuenta la historia. que cuando el verdugo aplic6 por primera ver
el hierro ardiente, niarcdndole la frente, una voz yrit6 e~itrela rtiuehe-
dumbrc: ((Viva Jesucristo y sur capitanes)). Era la voz de sli madre que
le alentaba al sufrimiento. (Jean Crespin. tomo 1 pBp 211)
Poco después una delegación de Inglaterra llegó a
la ciudad sitiada. Su monarca Enrique VIII, ei rey de
las muchas esposas, quería librarse de la primera.
¿Le concedería el Papa el divorcio de la reina Calali-
na? Clemente VI1 estaba en un verdadero dilema. No
deseaba irritar mas al Emperador Carlos V conce-
diendo a Enrique VI11 el divorcio de la sobrina de
aquél, antes necesitaba aplacar a su vencedor. Así que
dijo que no podía concedérselo. Enrique VI11 en-
contró otra solución. Fundó un arzobispado de Can-
terbury, católico, pero independiente del Papa, el cual
declaró inválido el casamiento del rey por razón de
parentesco. Al año siguiente Enrique VI11 se hizo a
si mismo cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Habia
terminado para siempre con el Papa.
Inglaterra iba en camino de ser un pals protestan-
te. Dios había usado una mujer y un divorcio para
cambiar la religión de un Imperio.
No sólo los reyes y los papas se veían en proble-
mas. En Noyon Gerardo Calvino tenía tarn~iénlos
suyos. Por alguna razón se negó a acreditar ciertos
documentos y cuentas. Los hombres de la Iglesia se
disgustaron con el abogado, y Gerardo Calvino se dis-
gusto también con ellos por su avaricia y engreimien-
to. Bajo la impresión de este contratiempo perisó en
la carrera de su hijo e hizo una nueva decisióii. Qui-
so que Juan fuese abogado en vez de clkrigo. "Cuando
era todavía muy pequeño" -escribe Calvino- "mi
padre me destinó al estudio de la Teología"; pero des-
pués pensó que la Jurisprudencia produce más bene-
ficios, y esta perspectiva le indujo a cambiar de pro-
pósito. Fui arrancado del estudio de la Filosofía y
puesto a estudiar Leyes. Martín Lutero. cuando se vio
presionado por su padre a estudiar para abogado bus-
có el ingreso en un monasterio; pero Juan Calvino
AS^ FUE CALVINO
nunca discutió la decisión de su padre de cambiar su
carrera. Obedeció y partió para Orleans, cuya Uni-
versidad era famosa por su Facultad de Jurispru-
dencia.
En 1528, por la misma época en que Calvino aban-
donó París, un español astrosamente vestido traspasó
sus puertas. Ignacio de Loyola de 36 afios de edad, ha-
bía ido a París a estudiar. Trajo consigo un asno car-
gado de libros, una bolsa con unas cuantas piezas de
oro y las reglas escritas para la formación de la Corn-
pafiía de Jesús. La rnisrna virgen María -dijo Loyo-
la- le dicto su famoso libro de Ejercicios Espiritua-
les, en una cueva de una ciudad cercana a Barcelo-
na (1).El español que entraba en París sería un día
honorado en la Iglesia de Roma como fundador de la
Orden Rc!ligiosa más estricta y más poderosa, la Com-
pañía de Jesús, que comenzó con la pequefia Sociedad
Jesuitica iniciada por Ignacio de Loyola.
El otro joven que abandonaba París, sería tam-
bién muy conocido, como brillante campeón eri el
c'cinipo [)rolc~taiitc, ticfcn>oiStlv I i i verdad ~-cdc:.cii-
bierta en la Palabra de Di-os.
(1). El padre del t.radiic.t,or de este libro, así corno del editor, direc-
tor de Tell. tuvo el privilegio de fundar, después de cuatro siglos, la
primera i g l ~ s i ade la Rrforrna en la ciiria del Jesiiitisnio, la ciudnd d e
Manresa, ari el níio 1934. La autora tuvo la oport~iiriiclad de visitar en
1950 t,atlt,o la fRrnosa cueva como la nueva y crecient,e iglesia protestante
en aquel prir.cipal reducto del Catolicismo eii Espafia.
Estudiante de Jurisprudencia
Orleans era un lugar maravilloso, sesenta millas
al sur de París, en las orillas del río Loire. Los estu-
diantes de la universidad eran libres y alegres. Prac-
ticaban el tenis. Navegaban por el río en unos peque-
Ilos botes. Organizaban banquetes y excursiones de
final dc! ciirso. T,a fama del profesor de Leyes Dr.
I'l<loilc y Flns colegas Iiabia atraído estudiantes rle
muchos países.
Pero el estudiante de Noyon no tomaba parte en
las fiestas y reveillones. Más que en París, si ello ei-a
posible, se ensarzó en el estudio. Elara cenar, c,oniía
muy poco o nada, para que su mente estuviera des-
pejada para estudiar diirante la noche. Se permitía
sólo unas pocas horas dc suefio y se hacia despertar
una hora antes por la mailana, a fin de refrescar lo
estudiado el día anterior. AsI desarrollo su memoria
llenándola dc conociniientos. En un afio Calvino ])a-
recia más un maestro en leyes qiie un estudiante. Al-
gunas veces daba clases en substitución de los profe-
sores ausentes.
Calvirio estudio algo iiias que leyes. kiabía e
1
1 01.-
leals u11 ho~nbreilairiado Wolniar, aieniaii, de ideas
lulriaiias, excelente profesor de griego, a el acudió
Iiara recibir lwciories. De boca de LVolriiar apraiidio
ci iaioriia del Nuevo TeslariieriLo de tal lorina que pu-
do escud1-1nar todos SUS libros eri la leiigua oisigirial.
Uevoro tai~~blen
otros escritos griegos. Es posible que
holinai', al tiempo que le enseiiaba griego le apuiito
el sigriiricado de los pasajes del Nuevo Testainento
rrias familiares a Lutero y los reformadores.
A su ~rofesor
de griego, dedicó Calvino riias tarde
wia iiieiiciori eri su comeiitario a la segunda epistola
a los Coriritios. "Bajo vuesrra direccion" -escribio
Calvino con gratitud- ''pude aiiadir al estudio de la
ley, el de la literatura griega, en la cual erais ilu-tre
pro1esor".
Después de un aiio en Orleans, Calvino se fue a
áourges, ciodad destruida por César. reedifieada por
Carioinagrrio, y que entoiices estaba bajo la autoridad
de la iierinaiia del rey. Margarita de Navaira. Esta
habla iiivitado al renombrado profesor de leyes ita-
liano, Aliciati, a enseiiar en su universidad. Wolmar.
ei profesor de griego, fue invitado también y pensó
que sena mucho iiias seguro ser luterano bajo la pro-
teceiori de la reina Margarita. Muchos estudiantes
querían escuchar a Aliciati. Calvino se unió al grupo
que partía Iiacia Bourges. En la casa de Wolmar eri-
eontro a un iiiiicliactio ahijado de este. Calvirio tenia
20 aiios. Foco soñaba que aqiielmuchacho de 12 años,
Teodoro de Beza, estaría un día con él y sería su su-
cesor en una ciudad que ninguno de los dos habían
visto todavía.
En 1531 Calvino volvió a París por un corto tiem-
po. Alli llegaron noticias de que su padre se encontra-
ba seriamente enferino. Por esta razón, el hijo del
bogado de la Iglesia, volvió a su casa en la plaza del
mercado. Se notaba una quietud rara tras las grandes
ventanas de cristal verdoso. Los eclesiásticos no se pa-
raban a preguntar por el estado de salud del abogado.
La riña no habia terininado. Por si fuera poco su her-
mano Carlos, que se habia hecho sacerdote en aquel
distrito, se encontraba también en problemas con cl
clero. En medio de estas nubes de dificultad, Gerarclo
Calvino murió, en Mayo de 1531. Sus hijos tuvieron
que pleitear con los clérigos de la catedral para corise
guir que el cuerpo de su padre fuera enterrado en el
campo santo y no en una tumba abandonada en un
campo sin cultivo.
A los 22 años de edad, permaneció por un ines en
Noyon, después de la muerte de su padre. El y su her-
mano Carlos volvieron a poner en marcha el bufete
de abogado y facilitaron los documentos que s
u padre
habíR rehusado hacer para los clérigos. Juan durante
el tiempo que estuvo en su casa tuvo a su cargo un
servicio religioso en la pequeña capilla de L'Eveque.
de la cual era capellán sblo de nlimbre y sueldo. El
capellán escuchó las quejas de su hermano contra la
,
.
Iglesia y sus capellanes.
Quizá ambos hermanos hicieron chistes sobre el
Obispo de Noyon y su barba. El obispo se había riega2
do a cortarse la barba, a pesar de que existia sobre
esto la regla en algunos libros de leyes eclesiásticas.
Habla llegado un domingo a la catedral, vestido coñ
su ropaje de grandes festividades, vistiendo la mitra
y llevando la cruz de oro; pero.10~
candnigos le cerra-
ron la puerta en sus narices, y leídijeron-que se-eor7
tara allí .mismo la barba o se.volviera alsu ,casa, yraqf
.
lo hizo. - - . - - ~ " ? C . c qz - ,, . I l > ri-it7rrcrff
Estos .días dieron*>tarnbi6nc
0portunida&~.aolos~~hei1~
manos a -penSa'r'y?a ihablar de..las ideas3rcielrf l r f a ~ a ~ a
AS^ FUE CALVINO
profesor Lefevre y de los folletos de Lutero, del mali-
cioso Beda y de sus compaíieros en la Sorboria, del
volubl~3Francisco 1 y su piadosa hermana; del humo
de las hogueras humanas en París y en Meaux...
Este mes les dio tiempo para pensar. El abogado
de la Iglesia en Noyon había muerto. Ahora Juan, el
hijo mediano que siempre habfa acatado sin objetar
las decisiones de su padre estaba libre para obrar se-
gún le pareciese. Pensó que no le convenía la Iglesia,
con su ambición y sus rígidas formas de pensar; tam-
poco le convenían las leyes; se volvió hacia la espe-
cialidad de las letras. La vida de estudiante le encan-
taba. Profundizar más en el griego y latín; leer la li-
ter2tura que en estas lenguas existía, investigar en los
clásicos, escribir sobre ellos, encerrarse en un despa-
cho lleno de libros, ¿qué más podía desear, excepto
conseguir un poco de venta para sus escritos que le
permitiera aIquiIar una habitación quieta, comprar
una escasa comida y la suficiente tinta y papel para
trazar sus propias ideas, ¿,Y
dónde mejor que en Pa-
rís para llevar esta vida? Recientemente e1 rey Fran-
cisco habfa convertido París en un lugar atractivo pa-
ra los eruditos. Bajo la presión de Biidé, había orga-
nizado un nuevo Colegio de "pensadores reales1' con-
tra la voluntad de la Sorbona. Esto fue producto del
interés de Francisco 1 por la nueva ideología ccnoci-
da como Humanismo, que estaba alboreando en
Europa.
Por doquier la gente comenzaba a pensar por si
misma, en lugar de dejar a la Iglesia que les mastica-
ra todas las ideas. Los que eran capaces de ello, lefan
la ciencia de los primeros siglos en latín y griego, for-
mando asi m propio pensamiento. Este nuevo huma-
pismo no era cristiano, pero tenía un gran valor. Ani-
m6 al pueblo a buscar su propia forma de pensar en
vez de aceptar ciegamente todo lo que la Iglesia les
enseñaba. Las personas que empezaron a estudior las
Escrituras por si rnismas descubrieron muchas cosas
que la Iglesia tenia escondidas e ignoradas. Dios liso
esta nueva ideología del siglo para enseñar a muclios
a pensar y ayudarles a volver a Su verdad.
Habiendo decidido ser erudito, Calvirio partió an-
dando las 60 millas entre Noyon y París. Cuando llegó,
iin amigo le ofreció hospedaje; pero el prefirió alqui-
lar una pequefia habitación en el dormitorio del Cole-
gir Fortet. Estaba mas cerca de los colegios donde
teririr ia clases. El cuarto estaba sjtuado al final de una
tortuosa escalera, en 'un corredor de habitaciones,
AS^ FUE CALVINO
donde alumnos y profesores vivían y estudiaban en
común. Calvino se sumergió muy pronto en el estudio
del latin y el griego. A1 mismo tiempo estudiaba he-
breo. Durante el día asistía a las clases, de noche la
luz de una bujía brillaba es su celda. Estudiaba, leía,
aprendía; Calvino se relacionó de nueva con su cír-
culo de amistades poco comunes. Los eruditos le apre-
ciaban. De nuevo entró en contacto con la familia de
Cop, el médico real. Tomaba parte activa en las char-
las en casa de Budé. Esta era la clase de vida que él
soñaba.
Mientras Calvino se inclinaba sobre los libros en
París, Ulrico Zuinglio, el reformador de Zurich, mu-
rió en el campo de batalla. Había salido como capelIan
con las tropas protestantes de su ciudad para repeler
un ataque de las tropas suizas fieles a la IgIesia de
Roma. Al pararse Zuinglio y arrodillarse para con-
fortar a un caído, fue alcanzado por los enemigos y
muerto por una estocada de lanza. Vengativamente
su cuerpo fue descuartizado y quemado. Esto ocurría
el 11 de Octubre de 1531.
Si el estudiante de París, oyó noticias de la batalla,
no les prestó mucha atención. Estaba enfrascado en los
libros antiguos y escribiendo otros. No podía imagi-
narse que un día en la tierra de Zuinglio que habrfa
adoptado, serfa conocido como reformador mucho
mayor que el notable hombre de 48 años que había
sido asesinado bajo un peral cerca de la carretera.
VII
Escritor Arruinado
El libro estaba por fin terminado. Le había costado
siete u ocho meses de rudo trabajo, a más de las ho-
ras empleadas en el estudio y las clases. Con el orgu-
llo propio de un joven erudito, Calvino tomó el ma-
nuscrito y se dirigió al taller del impresor. Había ven-
dido algunos de sus escasos enseres para pagar parte
del costo de la impresión. El resto del dinero lo había
pedido prestado.
El libro estaba dedicado a su amigo de la infancia
Claudio de Hangest, sobrino del obispo de Noyon.
Claudio era entonces abad del Monasterio de San
Eloy, en Noyon. "Acepta este mi primer fruto -es-
cribió Calvino- de derecho te pertenece, y a tu her-
mano, pues a ambos os debo lo que soy y tengo, por
las atenciones que recibí en mi niñez en vuestra casa".
El libro de Calvino salió de la imprenta, en Abril
de 1532. Se trataba de un ensayo sobre el filósofo ro-
mano Séneca, que vivió en los tiempos del a~~óstol
Pablo. Era cosa muy popular entre los estudiantes
leer libros antiguos famosos y escribir sobre ellos. Por
ser el primer libro de un autor de 22 años de edad el
"Comentario" de Calvino sobre Séneca era un traba-
jo sorprendente.
Estaba escrito en un latín excelente. Calvino había
consultado 56 libros latinos, 22 griegos, y siete Padres
de la Iglesia, a más de los escritores de sus días. Sólo
había tres insignificantes referencias a pasajes de la
Biblia.
Pero el libro no tuvo venta. Pasó inadvertido. Cal-
- - .
vino presionó a sus amigos a comprarlo, a recorwn-
darlo a otros; pidió a los profesores que lo adoptaran.
Envió una copia al erudito Erasmo de Basilea. Pero
el libro no se vendía en forma alguna. Si malo era ser
ignorado como escritor novel era peor todavía la deu-
da que había contraído con el impresor.
¿Estaba seguro de que esta vida de estudiar y es-
cribir era la que más le convenía? ¿No hubiera sido
rnejor terminar la carrera de leyes que había inte-
1.rilmpido al ocurrir la muerte de su padre? Empaque-
tó sus enseres y sus libros y los envió a Orléans. El si-
guió el mismo camino andando.
Respetuosamente los estudiantes de la provincia
de Picardia, le eligieron secretario de su club, con
sueldo. Quedaron empero decepcionados y resentidos
interiormente cuando en vez de obsequiarles con una
fiesta para celebrar su elección dio el dinero que ha-
bía de gastar en ella, a la biblioteca de Universiaad
para la adquisición de nuevos libros. Pero todos res-
petaron su decisión.
Calvino permaneció de nuevo en Orléans cerca de
un año. En el verano siguiente se vio obligado a ir a
Noyon, llamado por su hermano Carlos, cuyos proble-
mas con la Iglesia habían ido en aumento. La carre-
ra de Juan estaba ya terminada, pero no iba a recibir
su diploma de doctor; sucesos inesperados lo impidie-
ron. De regreso a casa, en la plaza del mercado, pre-
senció las manifestaciones contra los herejes llamados
luteranos. Estuvo en una sesión con los clérigos del
tribunal a los cuales oficialmente pertenecfa. Como se
las arregló para ayudar a su hermano Carlos, acusado
de herejía en aquella sesión, no se sabe.
En Septiembre de 1533 Calvino volvió a Parfs y se
alojó con un vendedor de ropas, Etienne de la Forge,
que vivía en casa de Pelicano.
Tres meses después huía para salvar su vida.
La Fuga
La gente estaba excitada en París, Nicolas Cop, el
joven rector de la Universidad de París había teriido
su plática anual correspondiente al Día de todos los
Santos en la Universidad. En vez de hablar sobre los
santos de la Iglesia nuestro hombre habló sobre el te:{-
Lo: "Bienaventurados los pobres en Espíritu" y siguió
predicandc el evangelio de Dios y la salvación por
gracia. I-fabló en contra de la persecución que se hal~írt
desencadenado contra los que habían vuelto a la Bi-
blia. Citó a Erasmo, ciiyas obras estaban prohiliidas
por la Sorbona. Cop dijo, tniiclias otras co,qas pai-cci-
das a las ideas de L,utero, aiinque sin citar la pro-
cedencia.
Los profesores de la Sorbona estaban fiiriocos. 130s
monjes irrumpieron en el Parlamento y demanrlaron
que el rector fuera arrestado. No piidieron prc~ionnr
al rey porque el débil Francisco estaba en Marsella
haciendo arreglos para casar a su segundo hijo con
una sobrina de1 Papa que había acudido por barco pa-
ra entrevistarse con el rey.
Ocurría también otra sosa relacionada con el dis-
curso del rector. Se murmuraba que lo había prepara-
do con la ayuda de un joven estudiante llarnado .Tliar-i
Calvino. Ciertamente, Nicolás Cop había sido amigo
cie Calvino por mas de 10 años. A menudo se encon-
traban y trabajaban juntos. ¿Qué les ocurriría ahora,
cor! todo el poder de la Sorbona en contra?
ASÍ FUE CALVINO
A finales de Noviembre de 1533, casi un mes des-
piiés de su discurso, Nicolás Cop salió en procesión
académica hacia el palacio; vestido con su indumen-
taria de rector. Con los ujiers que le precedían lle-
vando las mazas doradas de su oficio, iba al Parlamen-
to para contestar a un sumario en 3u contra. De re-
pente, un mensajero fue a su encuentro trayénUole
aviso de iin diputado amigo: -"Escapa por tu vidav-
le dijo el mensajero. La Sorbona ha persuadido al Par-
lamento para que no te absuelvan. E1 rey esta fuera
de París y nada puede salvarte.
Nicolas Cop se esciirrió por una callejuela; arrojó
su capa y vestiduras oficiales y desapareció entre una
multitud de estudiantes dispuestos a ayudarle. Al ca-
bc de una hora cruzaba disfrazado la puerta de San
Martín de la muralla de París. Huyó tan deprisa que
se llevó el sello de la Universidad consigo.
Irritado por esta huída el jefe de policía, envió a
siis aguaciles con orden de que detuvieran a Juan
Calvino a toda costa. Pero los estudiantes eran más
listos que las autoridades. Mientras varios entretenían
a los aguaciles al pie de la escalera, otros ayudaron a
Calvino a huir por la ventana posterior, haciendo
una cuerda con la ropa de las cama.. En casa de un
amigo propietario de una viña, Calvino se vistió de
viñatero. Abandonó la ciudad con un hazador sobre
su espalda, caminando al Norte, hacia Noyon. Los
aguaciles cogieron sus libros y sus papeles pero no
pudieron prenderle a él,
¿,Qué le habla ociirrida a Calvino para convertirse
en una pieza de caza? Hasta entonces se habfa dado a
eonocer como excelente estudiante, joven escritor, y
futuro sacerdote. Las ideas que esparció junto con Ni-
colás Cop, que tan furiosos pusieron a los hombres de
la Sorbona, ¿dónde las había aprendido? ¿Cuándo ha-
bían entrado en su corazón?
Calvino,.venía conociéndolas durante muchos años
por los escritos de Lefevre y más tarde de Lutero y
Zuinglio. Las habla escuchado también de boca de su
primo Olivetan, que - había).discutido muchas horas
con él cuando ambos eran estudíantes; y también de
su profesor de griego, Wolmar, . del cual conservaba
hondos recuerdos. Finalmente las habia escuchado
con amargura de corazón de su hermano Carlos, ex-
comulgado de la Iglesia por sus herejías. Pero sobre
todo Calvino habia encoritrado personalmente el fun-
damento de estaas ideas, cuando estudió hebreo y grie-
go y pudo leer la Biblia en sus lenguas vernaculas. fte-
cientemente había visto las ideas en acción con el fue-
go de los martirios, y en casa del píadoso posadero de
la Forge, cuyo hogar era refugio secreto para todos
los creyentes de cualquiera procedencia.
Durante mucho tiempo el corazón de Calvino no
había estado maduro para asimilar la verdad. "$1
climax de mis aspiraciones" -dijo refiriéndose a aque-
llos días- era ser un literato, ganando con mis escri-
tos lo suficiente para llevar una vida libre y honora-
ble". "Pero a pesar de que tuve períodos de quietud,
estaba lejos de la verdadera paz de conciencia, y cuan-
to más me examinaba a mi mismo, más se me clava-
ban espinas en la conciencia, de forma que mi único
solaz era sumergirme en el cansancio y el olvido,..
"Cuando yo estaba siguiendo el curso de vida que ha-
bía elegido, se levantó aquella doctrina diferente, que
no nos separaba de la fe cristiana, sino que nos traía
de nuevo a su verdadera fuente al limpiarla de impu-
rezas, restaurándola a su pureza original.
Escandalizado, cerré mis oídos, y confieso que al
principio resistí apasionadamente. Mi mayor dificul-
tad era confesar que toda mi vida había estada en un
error. Pero mi mente estaba lista para prestar seria
stención y a la larga percibí como si la luz brillara
ASf FUE CALVINO
sobre mi, dentro de la oscura prisión de error en que
me hallaba sumergido. Con gran temor y temblor an-
te la miseria espiritual en que había caído y temiendo
la muerte eterna, no pude hacer otra cosa que seguir
"el Cwnzino", condenando toda mi vida pasada, no si11
geri~idosy lagrimas".
Esto es lo que Calvino escribió a un cardenal, seis
uiios despues de que Cop pronunciara su discurso.
Calvino pone estas palabras en boca de un personaje
iniaginario convertido al Protestantismo, pero son fra-
ses de su propia experiencia. Pinta en su escrito la
figura de un hombre que estaba en la Iglesia buscan-
do la paz de s
u alma febrilrnente, por todos los carni-
nos, estudiando, escribiendo, llegando a ser un erudi-
to humanista. Finalnierite, con gran dolor y estupor,
Dios misrno lo sitúa en el verdadero camino.
"Dios subyugó mi corazón... con una conversión
repentina -dice Calvino de si rnisrno en su comenta-
rio a los Salmos-. Inmediatamente me sentí inflama-
do por uri deseo intenso dc progresar en ~ i i inueva le,
y a pesar de que no pude abandonar los otros estu-
dios me dedique a ellos con menos ardori).
Parece que esta repentina "transformación1' debió
tener lugar algún tiempo después de escrita su obrá
sobre Séneca, en la cual escasamente menciona la
Biblia. Fue rnás bien durante los últimos meses de sus
estudios en Orléans. Quizá la luz irrumpió en Calvino
cuando vivía en la casa del Pelicano con el devoto
Forge.
Fuese cuando fuese que ocurriera, una cosa es cier-
ta. Juan Calvino, el futuro sacerdote, abogado y eru-
dito secular, había muerto; en su lugar se levantaba
el "Juan Calvino, siervo de Jesucristo".
Enfre Nobles y Erudifos
Desde el rnes de Noviembre en que abandonó Pa-
rís con SU disfraz de viiíatero, Calvino llevó una vida
nómada. Se dirigió en primer lugar a Noyon, donde
estuvo unos días. Pero Margarjta, la hermana del
Rey, se había enterado de que iba a ser' capturado.
Persuadió al Rey, quien había regresado ya a París, a
que tuviera compasión de Calvino, y la "pieza de caza1'
regresó a Paris donde se entrevistó con Margarita.
Probablemente se detuvo para visital- a "de la Forgel'
y abandonó de nuevo la ciudad.
Entonces se dirigió a Angoulcmc, a casa de un ami-
go y antiguo compañero de clase, Luis du TilleL, canó-
nigo de la catedral, quien simpatizaba con las ideas de
1,efivre. Vivía en una casa grancic y si~iltiiosay había
Iic>l*cda
clo tic su liadrt! cle :
; ii 4 riii l II~IJ-os,
iriiiir*ii:i:ii ~ i -
blioteca en aquellos dias, teniendo en cuenta que el ar-
te de la imprenta se hallaba en niaritillas.
Calvino fue bienvenido en casa de Tillct y perrria-
neció allí durante varios meses bajo un nonibre su-
puesto. Usó nueve noinbr'es distintos en distiritos luga-
res. En casa de Du Tillet, sc hacía llaniar Carlos dc
Espcdille.
La biblioteca de Dii Tlllet ci'a ilri lugar idcal para
el joven estudiarite. Calvjno se ensarzó con ardor Pri cl
estudio durante dí? y noche examiliarido y forta1ccicr1-
dose en la nueva fe a la cual había abierto los ojos. Fe-
liz con lo que iba descubriendo, czcribió a su amigo Da-
niel, en Orleans:
ASÍ FUE CALVINO
"Ile aprendido de la propia experiencia que no PO-
dernos predecir el futuro. Cuando empecé a estudiar
me promctia a iiií niismo una vida facil y placentera,
y lo tenia todo a mano para conseguirlo. De pronto, me
di cuenta de que mi situación pudiera no concordar
con inis deseos, y que se iiie estaba preparando una
inoi-ada quleta iriás allá de todo lo que yo podía espe-
rar, y esto son los designios del Señor, quien tendra
buen cuidado de nosotros, si a El nos sometemos hu-
rnildemente".
quedó
Pero e1 hornbre con nombre supuesto, no so
solo en su placido nido. Eruditos y letrados que visita-
ban a Du Tillet, le buscaron para conversar con el, y
Dios le saco de su estudio para conducirlo al c ~ m p o
de
trabajo entre gentes sencillas. El joven delgado, vestido
con una bata negra, iba y venía por todas partes. Man-
tuvo reuniones secretas en casas particulares. Junto a
SUS ávidos oyentes en una pequeña gruta junto al río,
y la gente acudía, juganciose Ia propia vida, para oir
las palabras de este hombre al que se intentaba cazar.
En Abril de 1534 Calvino fue a visitar al anciano
profesor Lefevre, a quien no habia visto nunca. Lefe-
vre estaba de regreso en su tierra natal, Nerac, una
ciudad bajo la protección de Margarita, reina de Na-
varra. Lefevre contaba casi cien años de edad. La pri-
mera edición de la Biblia en francés acababa de salir
de la imprenta. A él se presentó este joven, que no lle-
gaba a los 25 y era conocido ya como un lider entre los
que volvían a la verdad de las Escrituras. Tanto el an-
ciano como el joven amaban a su querida Francia. Arn-
bos habían nacido en la provincia de Picardia, famosa
La gente común discutía sobre La Biblia
por la valentía de sus habitantes para mantener una
fe mas de acuerdo con las Escrituras. El anciano
habia sido el primer lider de la Reforma francesa. Ha-
bía intentado realizarla de una forma pacífica, pei'ma-
neciendo en la Iglesia de Roma y pro~noviendola fe
evangélica desde el interior. Algunos dicen que en sus
últimos años el anciano profesor lamwitaba esto, y que
el experimentado catedrático, viejo y ciego, declaro al
joven lider la imposibilidad de oponerse a la Sorbona,
la Iglesia y la Corte. Cuán inútil era tratar de levantar
de su decadencia y superstición a la Iglesia de Roma
como tal, y volverla a la Palabra de Dios. Pero dijo a
Calvino: "Tú serás el instrumento para establecer el
reino de Dios en Francia". ¿Presintió que su manto de
caudillo caería sobre el joven que habia ido a vi-
sitarle?
49
ASÍ FUE CALVINO
Nadie sabe lo que comentaron, el anciano líder, a
las puertas de la rnuerte, y el ardiente devoto de la nue-
va fe recien hallada. Con la entrevista fresca eri su
niente Calvino partió para Noyon: había hecho la de-
cisión. El cariñc; del viejo profesor que liabía en vano
esperado cambiar la Iglesia desde dentro, no era para
él. Para una nueva Fe se necesitaba una nueva Iglesia
(aunqueni la fe ni la iglesia eran nuevas; la Fe era an-
tigua, tan antigua como la cruz del Señor)pero la Igle-
sia había perdido esa fe antigua que algunos habían
re-descubierto en la Palabra de Dios. Por esto la Igle-
sia debía nacer de nuevo, como la primitiva Iglesia de
Pentecostés: una iglesia de Cristo conforme a su
Palabra.
Dos meses después de cumplir los 25, Juan Calvino
se puso de pie ante todos los clérigos de Noyon, en la.
catedral bajo cuya sombra había crecido. Contó a es-
tos hombres de la Iglesia, quienes en su mayoría no le
habían visto desde su niííez, que no estaba dispuesto a
continuar siendo un sacerdote de la curia romana y
que abandonaba sus beneficios con todo su salario de
trigo en grano.
El 21 de Mayo de 1554, el más famoso hijo dp Noyon
traspasó sus puertas por última vez, siguiendo la mis-
ma ruta que había tomado cuando de muchacho se di-
rigió a París. Ya no pisaría mas aquel camino, ni en-
taría de nuevo en la casa hogareña junto al mercado.
Prosiguió su propio camino, sin hogar y sin iglesia.
Errante y Perseguido
Fue un aiio de vagabundear huyendo de la perse-
cución.
Iban tras la pista de Calvino como de un hereje ap-
to para ser quemado. Pero también era objeto de otra
caza muy diferente, por gente hambrienta de la verdad
a quienes él enseñaba y predicaba. "Dios me trajo por
diferentes revueltas y continuos cambios, de modo que
riunca me permitió reposar en ningún lugar..." Escri-
bió Calvino recordando aquellos meses.
Fue primero a París, después que dejó Noyon por
la últirna vez. No podía estar lejos de los creyentes que
se hallaban en la capital. Conocía sus contraserias y
sus lugares secretos de reunión. Eritró de riuevo en la
casa De la F'orge, quien se sintió asustado por la osadía
de Calvino. Secretamente fue llevado de uno a Ctro
entre los hogares de los fieles, enseflando, aniniándoles
y confortándoles.
Calvino habló en muchas reuniones secretas, a ve-
ces interrumpidas por los gendarrnes. El sabía como
escurrirse por un pasillo, saltar por una ventana, con-
fundirse con otras personas en la oscuridad y escapar
de los tiros de mosquetón. En aquellos días Calvino so-
lía decir al final de sus mensajes, levantando sus ma-
nos al cielo. "Si Dios es por nosotros ¿quién será contra
nosotros". Los que no pudieron escapar a la gendarme-
ría, cuyos lugares estaba11 vacíos en las reuniones se-
cretas porque se encontraban en la cárcel esperando
turno para ser quemados, hicieron honor a la verdad
de estas palabras. .
ERRANTE Y PERSEGUIDO
De la Forje presiorio de nuevo a Calvino para que
abandoriara Par~s.Vuestra vida no esta segura aquí.
o i a c a os necesita. Los protestantes no tiene11
otro lidei y todo1depende de vos. Idos, antes de que sea
demasiado tarde.
Calvino todavía espero. La gente de París le nece-
sitaba también. Tenía tairibien una cita que había cori-
certado coi1 iin joven español llaniado Servet. Este, dos
ai~os
mas joven que Calvino, nego la tririida d de Dio4
proclaniando que el solo poseía la verdad. Había veni-
do a París después de tratar de encontiaarseguidores
de sus ideas en los estados germanos. Ahora esperaba
eorivencer al francés con quieri tenia que entrevistarse.
Caivino mantuvo la cita. Disirazado acudió a la ca-
sa que se liabía concertado. Inlpacientemeiitc esl>eró
al espai1ol. Pero Servet no acudió. Dieciriueve años
despii6s apareció Scrvet eri una ciudad helvetica y se
encaro con el lioiiibre a quien Iiabía proinetido eiicoii-
trar eri París.
Desde París, Calvino fue a otras ciudades, en pri-
iiier lugar a las llanuras, cerca de Poitiers, donde teriía
arnjgos. Alli hablo y enseiio, prirnero en uii bosque, y
después en una cueva secieta, a la luz de antorchas.
Alh F
e dice que Calvino celebro la Cena del Señor poi.
~ r i m e r a
vez, usando una roca llana coino mesa. Lo hizo
de una iorma simple, citarido las palabras de Cristo,
sin el aparato pagiino de la Iglesia Catolica. Desde Poi-
tiers Calviiio envio sus prinreros misioneros a predicar
y enseñar a todos los lugares donde la gente estuviera
dispuesta a escuchar.
Pero Iti gciidarrneria estaba estrecharido el cerco,
informados sobre uii honibre vestido de negro que se
liospedaba eii la ciudad. Calvino se escapó a Angoúle-
ine, a casa de su coiilpañero Du TilIet. De nuevo la
gente fue a su encueritro y le pidieron que les enseiiara.
"Mi escoridite eran las escuelas publicas", dijo el hom-
bre que se llamaba a si mismo miedoso y modesto.
Luego fue a Orleans donde había estudiado leyes.
Alli terminó la primera publicación de sus escritos des-
pués de su conversión. Se trataba de un pequeño libro
en latín con el título imponente de "Psychopannychia7).
En él, Calvino escribió contra los que creían que el al-
ma duerme después de la muerte Iiasta el día del juicio.
El alma se conserva viva y despierta después de ha-
ber abandonado e1 cuerpo -clamó Calvino-. En Or-
leans escribió también dos prefacios a la versión frun-
cesa de la Biblia ya completada por su primo Olivetan.
Este intenso escribir sobre tenlas cristianos fue la obra
del nuevo Calvino. i Cuan diferente de sus antiguos es-
critos, como erudito, sobre Séneca!
En aquellos días llegaron secretamente a París y a
otras ciudades francesas gran cantidad de carteles, es-
critos en francés, que protestaban contra la misa ca-
tólica. En la mañana del 18 de Octubre de 1534, los car-
teles aparecieron misteriosamente en muchos luqares
públicos. Se encontró uno incluso en el dormitorio del
rey, en el arca donde guardaba su ropa. Corrjó el ru-
mor de que el rubio y rechondo reformador Farel los
había escrito en Suiza, donde se encontraba trabajan-
do. La redacción era fuerte y atrevida.
E
L rey Francisco, a quien se mencionaba en los mis-
mos carteles juró venganza. La Iglesia de Roma, llena
de furia le empujaba. La "affair des placards", como lo
llamaban, llenó todas las prisiones. El humo de los sa-
crificios humanos se levantó con más intensidad que
nunca. Se inventó un nuevo sistema de tortura. Una
especie de palanca arreglada de modo que se pudiera
meter y sacar a la víctima del fuego a fin de qiie se
tostase lentamente, prolongando lo más posible el ho-
rrible martirio, en lugar de quemarle y quitarle la vi-
da de una vez. En ningún lugar de Francia había i i r i
-- --.
solo protestante a salvo.
53
ERRANTE Y PERSEGUIDO AS^ FUE CALVINO
Calvino, tratando de encontrar un lugar seguro pa-
ra estudiar y escribir, cabalgo liacia la frontera germa-
na del Rhin. Jinete a su lado, y acompañado de dos
sirvientes, iba Luis du Tillet quien había decidido
abandonar su trabajo y su valiosa biblioteca para se-
guir a su amigo.
Los dos cabalgaron hacia el Este en dirección a
Metz, distante doscientas millas de París. Era invierno;
el frío les atería y el viento les azotaba silbando con-
tra su rostro. En cada parada donde tuvieron que pa-
sar la nache los viajeros temían que alguien pudiera
descubrirles y denunciarles como herejes. Calvino via-
jó constantemente con dolor de cabeza y el esfórnago
trastornado. Por si esto fuera poco los dos amigos se
levantaron cierta mañana para descubrir con sorpresa
que uno de los sirvientes había huído con la bolsa1del
dinero.
El ladrón se había escapado con su caballo, dejando
a sus dueños sin un solo céntimo. No podían pedir 8-
nero sin darse a conocer. El otro criado, un poco mas
considerado, les prestó la suma suficiente para poder
llegar a Estrasburgo donde Calvino tenia amigos en-
tre los pastores protestantes. El pastor Martín Bucero
se encontraba allí ayudando a los refugiados franceses
que huían de la ola de persecución que se había desen-
cadenado en su país. Calvino le había escrito con aiite-
rioridad recomendándole a uno de los refugiados.
Quizás por no encontrar la ciudad de Estrasburgo
suficientemente tranquila, Calvino y Du Tillet prosi-
guieron más hacia el sur. Existe una leyenda que ase-
gura que Calvino se detuvo durante el camino para vi-
sitar al erudito holandés Erasmo de Rotterdam. Eras-
mo fue el hombre que devolvió al mundo e1Nuevo Tes-
tamento con una nueva traducción, directa del idioma
griego; pero este gran erudito "que facilitó el camino
para la Reforma" descubrió que de su huevo había sa-
lido un pájaro totalmente diferente de lo que ~iiponía,
en el gran movimiento religioso de Liitero y Zuinglio.
Cuando se dio cuenta dc lo lejos que iba la Reforma y
la oposición que levantaba, Erasmo sc retractó de las
verdades que li~bía
desciibierto cn el Nuevo Testameri-
to e hizo las paces con el Papa, quien le ofreció el bi-
rrete cardenalicio en premio a sil cambio de aclitud.
Serfa conocido por la hi~toriacomo un erudito hiirna-
nista adherido a la Iqlesia de R,oma. Ciianclo Calvino
se detuvo para visitarle, Erasmo era ya viejo. 40 aitlos
más viejo que Calvino y a sólo unos pocos anos de sii
muerte. ¿Recibió friamente al lider francés qiie se de-
tuvo para verle?
A principios del año 1535 los dos amiyos lle~arnn
a
caballo a la ciudad de Rasilea, el ccntro suizo de la li-
teratura y las artes gráficas. Alli, por niás dc un aiio,
cesaron sus deventuras. Calvino había encontrado poi-
fin un poco de descanso.
En una casa de los siiburbios alquiló una habitación
a la señora Catalina Klein; cerró sil puerta v FP ??ilsv
a trabajar. Adoptó el nombre de Martinus L I I C ~ ~ ~ I ~ S ,
muy parecido al propio nombre de Lutero; no hahia
más que un cambio de letra en la forrna latina de am-
ambos.
S610 un reducido número de nersonas cabía qilii!
era en realidad Lucaniiis. Uno de los qiie conocían Sir
verdadero nombre era Nicolás Cop, el anti~uo
rector
de la Universidad, quien se encontraba en Basilea. Nrt
había visto a Calvino desde el día en que tiivo que e?-
caparse, cuando iba en procesiór! honorífica hacia na-
lacio, y Calvino se deslizó con una cuerda hecha de S,?-
banas, escapando por la ventana de su habitación. 1,~-
jos de París compartieron las noticias que ambos tcnian
sobre la fiera persecución en su propia tierra.
AS^ FUE CALVINO
Tales noticias no eran buenas. Algíin prisionero tí-
niido, para salvar su vida del fuego, había revelado las
casas de los que asislían a las reuniones secretas. El fu-
ror real cayó sobre ellos, a pesar de que estas personas
no habían colocado los carteles provocativos. De la
Forje, aquel hoinbre pío y generoso, cuya casa era el
refugio (le los creyentes, había muerto en la hoguera.
Sil mujer estaba en la prisión. Calvino no podía pensar
en La Casa del Pelicano sin estos queridos amigos. El
zapatero paralítico, Milon, fue también arrojado al ca-
rromato que le condujo a la muerte por fuego lento.
Du Bourg, un rico mercader que había asistido a las
reuniones, fue muerto también, y a Apolille, albañil,
le cosieron la lengua al paladar con una pinza de hie-
rro porque al ser atado a la estaca no quiso cesar de
hablar de su Salvador. Había muclios lugares vacíos en
las reuniones secretas de París. E1 rey Francisco no
vacilaba yla más respecto a su actitud con 10s grotes-
Ce[ebj-ando la comunibn en cuevas de Francia
tantes. Las súplicas de Margarita, no le movían a coin- prisidn erari sólo una casta perversa de rebeldes Y re-
~asión.
pero fue 10 suciente clemente para librar de la volucionarios, un grupo de Anaba~tistas
que qucrian
Prisión a tres de SUS propios ministros y enviarlos a un separar la Iglesia del Estado.
monasterio. Allí, dos de ellos se arrepintieron de sus ¿Eran rebeldes y revolucionarios, el generoso De la
convicciones Protestantes y volvieron a la Iglesia de Forpe, el paralítico Milon, Y tantos otros a quienes
cal-
Roma. El tercero, Corault. era casi ciego, pero a pesar Vino y
como a hermanos en Se-
de esto, escapó Y Se refugió en Basilea. ~ l l í
encontró a fiar? Nadie en Francia podía hablar sobre los que eran
Calvino y tuvo ocasión de explicarle 10 que estaba su- arrojadoc al fuego. Nadie, dentro del país podía decir
cedierido en París. la verdad sobre la fe de los mártires. pero un francei
Al Rey Francisco, le pareció necesario esparcir una en el exilio, podía hablar.
gran de mentira acerca de sus persecuciones. Era ~1 francés hospedado en casa de Madanle Kleiny ni
10 suficiente inteligente para ver que otros paises, espe- Basilea, se sentó en la mesa Y mojo SU pluma en e] tin-
cialmente 10s Estados Protestantes de Alcrnania, no es- tero. Trabajó febrilmente para terminar pronto la
'¿irían de acuerdo con SUS crueldades. Necesitaba a es- obra que había Era a fines del verano cuan-
tos países como aliados contra el emperador Carlos de do la página dedicatoria añadida a 10s seis
E;5pafia7 que le habían derrotado en ~ a v i a .
por esta pítulos ya terminados. Calvino fue a visitar a su ami-
escribió a 10s príncipes de Alemania explicándo- go Thomas platter, el impresor cuya tienda ostentaba
les que 10s horribres que mandaba a la hoguera y a la el signo del 0~0-i''egro.
56 57
INSTITVTIO CHRI-
f t i a n ~
religionis, in libros qua-
taor nane primhtn digeitn, certifqite diftinctn capitibus, a& aptirrimam
metliodum: aricta etiam tum magn acccfiione 1
% propemodum opus
nounm haben pofit.
I O H A N N E C A L V I N O A V T I I O R E .
Oliua Roberti Stephani.
Un Libro y un Rey
El hombre a quien Calvino dedicó su libro, nunca
leyó la página veintiuno, dirigida "A su más Cristiana
Majestad, Francisco, Rey de los Franceses, de su súb-
dito Juan Calvino, deseándole la paz y la salvación que
es en Cristo". Este hombre estaba deinasiado ocupado
con sus bailes de cortesanas y sus proyectos de alian-
zas contra sus enemjgos. Aunque hubiese leído el libro
con su dedicatoria antes de entregarlo al fuego, lo que
sin duda haría, nadie podía haberle dicho que cuatro-
cientos años después el pequeño volumen sería corita-
do entre los libros que han cambiado la fortna de peri-
sar del mundo.
El rey Francisco no podía syponer que la dedicato-
ria a 61 dirigida sería apreciada por siglos como urla
obra maestra de vehemente elocuencia, leída por rrii-
llones de personas en rnuchos idiomas.
La INSTITUCION DE LA RELIGTON CRTSTIA-
NA, por Juan Calvino de Noyori, no vio la luz tan sólo
como una súplica al rey de Francia, sino como tina
ayuda espiritual a los nuevos Protestantes que necesi-
taban se les mostrasen las verdades de la Biblia. Nadie
de parte de la Reforma había definido dichas verdn-
des de una forma ordenada. La mas grande contribu-
ción de Lutero fue la traducción de la Biblia al alemán,
y sus escritos eran sobre temas diversos. La Iglesia de
Roma tenía una gran .organización, para definir la
Verdad. Los seguidores de la Reforma poseían La Pa-
labra, pero ¿quien debía coriducirles de una forma cui-
dadosa a tina coinprension completa de las verdades
escriturales? ¿Quién les iba a mostrar lo que la Biblia
dice sobre el Señor Jesucristo; el Espíritu Santo; los
Sacramentos y la Iglesia; la Fe y la Oración; la Ley de
Dios, la libertad, y las obligaciones de la vida cristiana?
--- .
Sobre todos estos importantes temas estaba el fran-
cés escribierido en Uasilea cuando le llegaron las iioti-
cias de la violenta muerte de sus amigos. Luego tuvo
noticias sobre los embustes del Rey Francisco. Conio
s
i un rayo hubiese iluminado so mente, Calvino vis-
1uiiibi.ó la forma en que podía defender la verdadera
fe y a los calumniados en su Patria. Quizas pensó tam-
bién en la posibilidad de mover el propio corazón del
débil rey. El libro se convirtió en algo más que una
guía para el estudio, vino a ser una obra maestra co-
mo Confesión de Fe, la fe que era sellada con la carne
abrasada de tantos mártires en Fraiicia.
A iniciar mi trabajo, seiioi*"-dice Calvino a sil
rey-, "nada estaba mas lejos de mi mente que el pen-
sar en presentar mi Iiurnilde obra a vuestra serenisima
Majestad. Mi intención era tan sólo establecer algunos
principios fundamentales por los cuales los indagado-
res... pudieran ser instruidos en la naturaleza de la
verdadera piedad. Y dicha labor la inicié mayormente
para inis compatriotas, los franceses, entre los cuales
sé que hay multitudes hambrientas y sedientas de Cris-
Lo, pero muy pocos poseen un conocimiento real de EI...
Pero cuando vi que la furia de hombres malvados en
vuestro Reino habia llegado a tal extremo que ya no
habia lugar en vuestros doniinios para la sana doctri-
ha, pensé que mi obra estaría mejor empleada si al
tiempo de dar instrucción a ellos, presentaba mi con-
fesión a Vos, para que pudiérais conocer la nhituraleza
de la Doctrina que es objeto de tanto furor por parte
de estos locos que están perturbando vuestro país oori
el fuego y la espada..."
"Por dicha razón, suplico a Vos, señor ( y la humil-
de petición me parece del todo razonable) que toinkis
personalmente conocimiento de la causa, que Iiasla
ahora ha sido solventada de uria formaconfusa y poco
cuidadosa, sin ninguna clase de ley y con nias pasión
y criieldad que gravedad ji:dicial. No creáis que estoy
arguyendo en mi propia defensa para procurarine un
regreso seguro a mi tierra nativa, pues, a pesar de que
siento todo el afecto que cualquier hombre sentiría
por ella, todavía, bajo las circunstancias especiales en
que se encuentra no deploro el haber partido. Suplico
en favor de la religión divina, y consecueiitemente en
nombre del propio Cristo...En vuestra mario esta, se-
ñor, el no hacer oídos sordos a tan justa defensa... Es-
te asunto que bien merece vuestra atención... es digno
de vuestro trono..."
"¿Qué más puedo decir? Analizad, señor, todas las
razones de nuestra causa, y consideradnos los más in-
fames de los hombres si no descubrís clarameiite que
tanto nuestra labor como nuestros sufrimientos y vilu-
perios tienen su único fundamentoen el Dios Viviente.
Somos perseguidos tan solo porque creemos que "es
vida eterna conocer al solo Dios verdadero y a Jesucris-
.--
.
-
to, al cual ha enviado".
"Por esta sola esperanza, algunos de nosotros somos
atados con cadenas, lacerados con azotes, paseados co-
mo objetos de burla, crueliriente torturados, y otros so-
mos obligados a escapar huyendo..."
Con la mente sagaz de un abogado, procede a enu-
merar y arguir sobre cada uno de los cargos de que se
acusaba a los Protestantes. Cita abundantemente la
Escritura. Apela a los padres de la iglesia. En algunas
ASÍ FUE CALVINO UN LIBRO Y UN REY
ocasiones su lenguaje se hace duro e incisivo. Está su-
plicando al Rey, pero al mismo tiempo luchando por
la verdad, y no rehuye usar un lenguaje fuerte.
"Somos pacifistas y honestos" -dice de si mismo y
de los que en Francia son acusados de revolucionarios.
"Aún ahora, en nuestro exilio, no cesamos de orar por
vuestra .prosperidad y la de vuestro Reino. Hernos
aprendido por la gracia divina, a ser pacientes, humil-
des y modestos. Si alguno de nosotros usara el Evan-
gelio como pretexto para la agitación, leyes tiene Vues-
tra Majestad por las cuales castigarnos. Pero no sea
culpado el Evangelio de Dios".
"SeÍior... no desconfiamos de obtener vuestro favor
si tan sólo leyerais una sola vez con serenidad... esta
nuestra confesión, que intentamos sea nuestra defensa
ante vuestra Majestad. Pero, si por el contrario, vues-
tros oídos están tan imbuidos por las murmuraciones
de los impíos como para no dar ocasión a los acusados
de defenderse a sí mismos, y si la pasión cruel continúa
persiguiéndonos con vuestra aquiescencia, con prisio-
nes, azotes, torturas, confiscaciones y llamas, seremos
de cierto, como ovejas de matadero, reducidos a las
mayores estrecheces. Entonces con paciencia poseere-
rnos nuestiXas
almas, y esperaremos la poderosa mano
del Seiior, que sin duda aparecerá y se mostrara pode-
rosa para librar a los pobres de su aflicción y castigar
a los que le desprecian, aunque ahora se regocijen en
sil absoluta seguridad. Que el Seiior, Rey de reyes, se
digne establecer vuestro trono con justicia y vuestro
reino con equidad".
Estas son algunas de las elocuentes frases que Fran-
cisco 1nunca llegó a leer. En los años que siguieron, el
libro llamado "Instituciones de la Religión Cristiana",
creció como el árbol que brota de una semilla. En cua-
tro ediciones sucesivas Calvino lo aniplió desde seis
capítulos a ochenta, completando cuatro grandes to-
mos. Sin embargo, no había nada en los ochenta capí-
tulos que nolhubiera sido tratado en los priineros seis.
El anciano enfermo que 50 años más tarde se esforzaba
para completar la edición final, interpretaba la Biblia
de una forma totalmente idéntica al joveti de 25 afios
refugiado en Basilea.
En la última edición, del aiio 1559, "La Institución"
fue redactada siguiendo el orden del Credo Apostólico,
al tratar de las verdades de la religión cristiana.
Tres de las cuatro ediciones se publicaron en un la-
tín académico. La cuarta lo fue en un vívido y ameno
francés. Hoy en día "Instituciones de la Religión Cris-
tiana" es un libro que puede leerse por lo menos en
diez idiomas.
De esta forma aparecieron los poderosos escritos
que juntados en una sola obra, siempre basand~seen
la Palabra de Dios, forman un Sistema completo de
Doctrina.
Las "Instituciones1' empiezan hablando de Dios y
terminan tratando sobre Dios; el Dios Trjno y tres ve-
ces santo. Calvino escribió de una forma clara, con la
lógica de un abogado. En un estilo elocuente, como au-
tor que maneja sus palabras y sus ideas cos destreza.
Su mente extraordinaria abarcaba y comprendía las
verdades de Dios en la forma más completa que al
hombre le es dado hacer. Escribió apasionadamente,
con un corazón entregado por entero a su Señor. Es-
cribió humildemente, porque cornprendia que su alma
había sido librada del lodo del pecado únicamente pcr
la gracia de Dios.
63
AS^ FUE CALVINO
Nadie habia escrito antes de una forma así. Nadie
había discurrido con la magnificencia con que Calvino
lo hizo sobre las "Verdades de la Religión Cristiana".
Pero Juan Calvino de Noyon ignoraba su éxito. 13re-
fjrio, en los días de la prirriera edición, perriiaiiecer
oculto tras una puerta cerrada y bajo un ncmbre
supuesto.
"Que ini objetivo no era el ganar fama se demos-
tró en el hecho de que inmediatamente después de sa-
lir a luz la obra abandone Basilea y nadie en la ciudad
conocía que yo era el autor" -dice posteriorinente,
cuando ya su obra empezaba a ser famosa.
El huésped de Mme. Klein, Martin Lucanius había
pasado muchas horas en la tienda que ostentaba la
insignia del Oso Negro, leyendo las pruebas finales del
libro cuya portada decía en latín "Juan Calvino de No-
yon". Era en Febrero de 1536 cuando termirió la co-
rrección de pruebas y poco después de entrar en el mes
de Marzo el libro fue repartido para su venta en las
librerías públicas, cuando Lucanius y su compaiíero
Du Tillet habían abandonado ya la ciudad. Unos kiló-
metros al sur de Basilea Lucanius cambio su nombre
por el de Carlos Espeville, que significa "Ciudad de
Esperanza". Du Tillet se hizo llamar Louis du Elaut-
mont o sea "Monte Alto".
¿Por que lo hicieron? E1 señor "Ciudadde Esperanw"
y el seiior "Monle Alto", proseguían su camino Iiacia
Italia, tierra del Papa; sede de la Iglesia de Ronia, y
su vida corría el inayor peligro si eran reconocidos.
XII
Viajero por Italia y Francia
En un castillo, del norte de Italia, vivía una joven
mujer que hubiera sido reina de Francia si la ley no
dispusiera que el trono debía ser Únicamente para los
varones. Rija del rey Luis XII, la princesa René habia
estado prometida con el emperador Carlos V de Espa-
Tía, y posteriormente coi1 Enrique VI11 de Inglaterra.
En ambos casos por razones políticas. Y por las mis-
mas razones de Estado casó al fin con un italiano, el
duque Hércules de Ferrara, quien, se hallaba intirna-
iiienie vinculado con la Iglesia de Roma, por ser nieto
de un Papa.
El duque trajo a su duquesa francesa a Italia con
una pomposa procesión de pajes vestidos de escarlata
y clarines de oro. A pesar de que su enorme castillo en
Ferrara estaba enmohecido y amenazaba ruina, la vida
en su corte era alegre y extravagante, y sus bailes, ban-
quetes y diversiones no conocían fin. Los enanos, los
monos y los loros acababan de dar colorido a las fiestas,
Pero la duquesa René trajo consigo de Frarcia una
fe que no agradó al duque. Fe que había aprendido del
anciano profesor Lefkvre, de su prima Margarita y
otros nobles evangélicos. Al principio el duque lo tole-
ró, y no se opuso a la presencia de protestantes fran-
ceses en n
icorte. Pero la Iglesia de Roma muy pronto
le asigno su deber. Estos frenceses eran enemigos del
Papa, servidores de la herejía, su lugar no estaba en
el castillo de Hércules, nieto de un Papa.
Fue cuando el duque de Hércules empezaba a apre-
tar los tornillos a los amigos de su mujer, cuanclo los
viajeros de Basilea se acercaron a los muros de Ferra-
ra. Llegaron disfrazados de monjes, y se dice que la du-
quesa René les recibió solícitamente. Quizá su secreta-
ria Clerrientina Marot la habla informado sobre el jo-
ven lider de los protestantes franceses. Clementina ha-
bía sido la núrnero seis en la lista de sospechosos du-
rante la "Affair de los pasquineswen París y había es-
capado a Basilea.
Al llegar Calvino, la duquesa tenía que protegerle
contra la inquisición que ya había empezado a interro-
gar a varios de sus amigos. La historia dice, que Cal-
vino se encontró por primera vez con la duquesa y sus
dainas de compañia, secretarnente en'una pequeña ca-
pilla, cerca de la habi~acionque se le había asignado.
Quizás Calvino había llevado consigu algunas hojas de
sus "Instituciones", y con prudencia y sigilo probable-
mente pudo hablar con otros personajes de la Corte.
Cuando Calvino llegó a Ferrara la duquesa canta-
ba tan sólo 24 arios de edad. Grandes calamidades la
aguardaban. Sería presionada a volver a la "verdade-
ra" iglesia de Elorna. Al rehusar hacerlo llegó a ser en-
carcelada y separada de sus hijos para que estos pu-
dieran ser educados en la fe Católica. Mas tarde apa-
rentaría ser obediente a la Iglesia,para poder volver a
su iamilia. Pero después de morir el duque de Hércules
regresó a su castillo en Francia para convertirlo en iin
llospital-oasis para los cristianos perseguidos en aquel
país. En las guerras religiosas francesas, su propio yer-
no conduciría tropas contra los protestantes, pero ella
se mantendría firme en su fe.
Calvino en Italia a los veintisiete a"0S
En medio de todas sus futuras penalidades, el mas
riel consejero de la duquesa sería el joven vestidc de
negro que ahora se encontraba en la corte de Fcrrara.
animándola a seguir adelante. La duquesa nunca vol-
vería a ver a Juan Calvino, pero sería su princillal ayii-
da para rriariterierse firme en su fe. Por iiiedio de car-
tas eiitradas de conirabarido al castillo, y hasta en su
pi'ision, la duquesa podría oir a so consejero espiritual.
28 aiios nias tarde, en sil leclio de inuerte, Calvino dic-
taba su iiltiiria carta a la (luqiiesa llené, que en aquel
eritorices v i ~ ~ ~ a
en su castillo de Montargi, en Fraiicla.
Teiriía que los protestaiites se avei-goiizaran de ella
por ser la suegra de un hombre que luchaba eri su con-
11.a. "No, Madam", -dictaba con toda seguridad- a
pesar de que su voz casi no alcanzaba a ser oída por el
amanuense- "ellos OS aman y aprecian y saben que
este parentesco no os priva de iiianteiier una pura con-
fesión y profesión de la fe cristiana, y que lo probais,
no solo de palabra, sino con heclios notables... pues yo
misnio admiro en gran inanera vuestras virtudes'..
Pero todo esto estaba aun cubierto con el velo del
futuro en aquel año 15:1G, cuando Calvino hablaba per-
sonaliiieiite con la duquesa. Deseaba porler testilicar
del puro Evangelio a otibaspersonas de la alta sociedad
italiana, pero era lo suficiente prudente para darse
cuenta de los peligrosos sacerdotes y cardenales que lc
rodeaban y trató de no traspasarse. Sil plan había sido
el de ir a Ferrara para confortar y fortalecer a la du-
quesa, que era francesa y protestante. Esl~erabaque
ella ~ o d r í a
usar su iní'luencia entre los que la rodea-
ban. Había esperado poder hablar y predicar. Pero eii
vano. Eri el castillo. gobernado por el duque Hércules,
la cuña de la oposición se había introducido va.
Durante las seis u ocho semanas que pcrriianecio
en Felarara,Calvino envió varias cartas. Una de ellas
lue a Gerai-do Rousell, ex predicador de la princcsa
Maiagai*j
ia, al cual Calvino habia conocido y respetado.
Ei :ay Fi.ancisco le había sacado de la prisión y puesto
en un Monasterio, junto con otros dos predicadores de
SLI hermana Margarita. Corault, que era casi c' es-
capó a Basilea, pero Rousell abjurd de su "herejía" y
regresó a la Iglesia de Roma. Por t.ste hecho el Papa
le ofreció la mitra episcopal y Rousell la aceptó. Calvi-
no no pudo contenerse en escribirle:
"De Juan Calvino a un ex-amigo, actualinerits un
prelado" decía la carta al nuevo obispo. "¿Que le ocu-
rre a1 que como tu se convierte en desertor de su capi-
tan, se pasa al enemigo y ayuda a destruir la tierra pa-
ra cuya defensa estaba dispuesto antes a dar la vida...?
Es duro -como sé por propia experiencia- el abarido-
nar la casa propia y convertirse en un peregrino pero
el Señor transforma este destino, que a los ojos de los
hombres parece tan agrio, en un gozo inefable..."
Los peregrinos de Ferrara partieron repenlinarnen-
te. El duque de Hércules estaba arrojando a los herejes
de sil corte, y la sospecha había caído sobre Carlos
de Espeville y Louis de Hautmount. Ambos escaparon
por las puertas de la ciudad. Algunos dicen que el del-
gado joven vestido de negro predicaba en las villas que
encontraba a su paso en el norte de los Alpes, y que era
bienvenido en unas y arrojado de otras Louis de
Hautmount. Nada se sabe de cierto sobre lo que ciu-
rrio en este viaje. Probablemente los viajeros p a s -
ron por el gran San Bernardo. Las cumbres de las
montañas, rebosantes de la nieve que se derretía,
saltaban retumbando sobre sus lechos de roca.
;Y aué sucedió entonces?
L
, - -L
Llegaron noticias de que el rey Francisco,
esperan-
do convertir algunos herejes protestantes, habia ofre-
cido seis meses de tregua en su persecución, para que
los protestantes en el exilio pudieran regresar a sus ho-
gaics y a la Iglesia de Roma. Calvino aprovechó la
oportunidad. Cruz6 Francia y entró en París. Recor-
dando, seguramente, a los amigos que ya no podría sa-
ASÍ FUE CALVINO VIAJPRO POR ITALIA Y FRANCIA
ludar, entr6 tristemente en la ciudad. Tomó la habita-
ción en un hotel, pues la casa de Pelicano pertenecía
a otros.
En Paris, el 2 de Junio de 1536, dos notarios escri-
bieron la: siguientes frases: "...Juan Calvino, licencia-
do en Derecho, ante nuestra presencia y en sus plenas
facultades,declara nombrar a su hermano Antonio, re-
sidenteen París, su representante y administrador, con-
cediéndole plenos poderes", ¡Juan Calvino, licenciado
en Leyes! (,Dequé otra forma podría presentarse ante
los notarios? ¿Cómo un errabundo, predicador hereje
y escritor protestante? De ningún modo. Juan Calvino,
"licenciado en Derechoi', hacía a su hermano represen-
tante suyo para actuar en su nombre sobre todas las
propiedades de la familia en Noyon.
Calvino trató también el asunto con su Iiermanastra
María. Su otra hermanastra, fiel a la Iglesia de Roma,
se había casado y establecido en Noyon. Carlos había
muerto excomulgado por la iglesia, y había sido ente-
rrado durante la noche en una tumba desconocida, en
un cruce de caminos lejos de la ciudad.
La familia de Gerardo Calvino quedaba reducida
a la nada, decían los habitantes de Noyon. ¡Una fami-
lia tan respetada! ¡Tan fiel a la Santa Madre Iglesia!
La piadosa hija del posadero había muerto demasiado
joven para poder conducir a sus hijos por la senda rcc-
ta de la Iglesia -insinuaban los católicos fanáticos-.
El abogado hacía chocado con la ciiria y sus negocios.
Y asf habia muerto, sin hacer las paces con la Iglesia,
afirmaban otros.
Su hijo Carlos, sacerdote, era-decían-de un ca-
rácter ingobernable. Una vez, discutiendo con su
padre cuando jovencito, le habia arrojado una maza,
y por si esto fuera poco más tarde había abandonado
el sacerdocio y vueltose a la herejía luterana. En su le-
cho de muerte, se había negado a tomar los sacramen-
tos. Enterrado lejos del campo santo, su alma no Iue
bendecida por la Iglesia. El otro hijo, Juan, hiieno en
sus estudios, y que iba a ser consagrado cuTa, estaba
volviéndose el peor de todos. Escribía y ensefiaba, y la
gente le escuchaba atenta y compkdcida. Enseñaba eiri-
pero la herejía. Trataba de comenzar otra iglesia cti
contra de la antigua Madre Iglesia y en contra del Pa-
pa. Algún día sería quemado por sus maldades, si no
en las hogueras de Francia en los fuegos del infierno.
Lo que trataba de hacer era algo horrible.
Juan el hereje, estaba ahora tratando de cambiar
ia mente de su hermano Antonio, el dependiente que
vivía en París y de su hermanastra María. <Ibanestos
a cometer la locura de seguir a Juan dónde este qui-
siera llevarles? Esto decía la otra hermanastra, la hija
fiel, de Roma, ila única que no se había vucllo a la
maldad...!
Las mujeres piadosas de Noyon se persignaban cuan-
do pasaban en frente de la casa de Calvino, jiiiito a la
plaza del mercado. iA qué bajeza había Ilegado la
familia! !
Juan, "el peor de todos1'viajaba de nuevo por Fran-
cia. Los seis meses de tregua del rey terminarían pron-
to. Si no apostataba de su fe, y de esto no tenía deseo
alguno, pronto no habría ningan lugar en su tierra na-
tiva donde pudiera enconderse de una forma segura,
ni siquiera bajo puerta cerrada y con nombre supues-
to, como pudo hacer en Basjlea. Y El necesitaba un lu-
gar así para volver a estudiar y a escribir. Esta .cría
su mayor aportación a la nueva fe protestnte, escritos
y libros con los cuales los hombres pudieran alimentar
sus almas. Quizás Estrasburgo fuera un buen lugar, o
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf
470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf

Más contenido relacionado

Similar a 470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf

Actividades lazaro de_tormes
Actividades lazaro de_tormesActividades lazaro de_tormes
Actividades lazaro de_tormesDaniel Mariño
 
Seeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_r
Seeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_rSeeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_r
Seeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_rjorcalco
 
Lukas, Apuntes Porteños, Chile.
Lukas, Apuntes Porteños, Chile. Lukas, Apuntes Porteños, Chile.
Lukas, Apuntes Porteños, Chile. HIKOO
 
Lukas apuntes Porteños
Lukas apuntes Porteños Lukas apuntes Porteños
Lukas apuntes Porteños HIKOO
 
Quevedo góngora
Quevedo góngoraQuevedo góngora
Quevedo góngoraSara Flores
 
ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"
ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"
ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"ramoncortes
 
Cómo nació el día del idioma
Cómo nació el día del idiomaCómo nació el día del idioma
Cómo nació el día del idiomaAna Ruth Trejo
 
Marcelo arduz ruiz por
Marcelo arduz ruiz porMarcelo arduz ruiz por
Marcelo arduz ruiz porLucía Ayo
 
Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico
Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico
Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico Ruben Lvrz
 
Guia 7 literatura del siglo de oro
Guia 7   literatura del siglo de oroGuia 7   literatura del siglo de oro
Guia 7 literatura del siglo de orowilmer ibañez
 
Periodico siglo de oro
Periodico siglo de oroPeriodico siglo de oro
Periodico siglo de oroPablo Cabezas
 
3. narrativa did actica
3. narrativa did actica3. narrativa did actica
3. narrativa did acticaVeroProf
 
Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.
Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.
Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.Falange Socialista Boliviana
 

Similar a 470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf (20)

Actividades lazaro de_tormes
Actividades lazaro de_tormesActividades lazaro de_tormes
Actividades lazaro de_tormes
 
Seeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_r
Seeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_rSeeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_r
Seeberg historia de_las_doctrinas_tomo_1_libro_1_parte_2_r
 
Unidad 4.2. Siglos de Oro
Unidad 4.2. Siglos de OroUnidad 4.2. Siglos de Oro
Unidad 4.2. Siglos de Oro
 
Lukas, Apuntes Porteños, Chile.
Lukas, Apuntes Porteños, Chile. Lukas, Apuntes Porteños, Chile.
Lukas, Apuntes Porteños, Chile.
 
Lukas apuntes Porteños
Lukas apuntes Porteños Lukas apuntes Porteños
Lukas apuntes Porteños
 
Literatura uruguaya
Literatura uruguayaLiteratura uruguaya
Literatura uruguaya
 
Quevedo góngora
Quevedo góngoraQuevedo góngora
Quevedo góngora
 
ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"
ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"
ALVARO JARA "GUERRA Y SOCIEDAD EN CHILE"
 
Mediaciones l.-inglesa
Mediaciones l.-inglesaMediaciones l.-inglesa
Mediaciones l.-inglesa
 
Cómo nació el día del idioma
Cómo nació el día del idiomaCómo nació el día del idioma
Cómo nació el día del idioma
 
Dia del idioma
Dia del idiomaDia del idioma
Dia del idioma
 
Marcelo arduz ruiz por
Marcelo arduz ruiz porMarcelo arduz ruiz por
Marcelo arduz ruiz por
 
Los Siglos de Oro
Los Siglos de OroLos Siglos de Oro
Los Siglos de Oro
 
Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico
Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico
Novelas ejemplares -la gitanilla - Trabajo Practico
 
Guia 7 literatura del siglo de oro
Guia 7   literatura del siglo de oroGuia 7   literatura del siglo de oro
Guia 7 literatura del siglo de oro
 
Periodico siglo de oro
Periodico siglo de oroPeriodico siglo de oro
Periodico siglo de oro
 
Botanica indigena
Botanica indigenaBotanica indigena
Botanica indigena
 
3. narrativa did actica
3. narrativa did actica3. narrativa did actica
3. narrativa did actica
 
¿QUÉ ES EL DÍA DEL IDIOMA?
¿QUÉ ES EL DÍA DEL IDIOMA?¿QUÉ ES EL DÍA DEL IDIOMA?
¿QUÉ ES EL DÍA DEL IDIOMA?
 
Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.
Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.
Guillermo de Prescott: Historia de la Conquista del Perú.
 

Último

Gerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgo
Gerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgoGerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgo
Gerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgoFranklin E. Ramírez G.
 
Habitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisiones
Habitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisionesHabitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisiones
Habitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisionesMartinOrtiz84
 
Escuela Dominical de las Asambleas de Dios
Escuela Dominical de las Asambleas de DiosEscuela Dominical de las Asambleas de Dios
Escuela Dominical de las Asambleas de DiosNancyAlvarez77
 
macarthur john comentariomacarthur del nt
macarthur john comentariomacarthur del ntmacarthur john comentariomacarthur del nt
macarthur john comentariomacarthur del ntpregonerodejusticia2
 
INFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.ppt
INFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.pptINFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.ppt
INFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.pptNombre Apellidos
 
W0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptx
W0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptxW0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptx
W0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptxGiovanny Puente
 

Último (6)

Gerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgo
Gerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgoGerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgo
Gerencia segun la Biblia: Principios de gestión y liderazgo
 
Habitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisiones
Habitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisionesHabitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisiones
Habitos_atomicos_ como cambiar de vida tomando decisiones
 
Escuela Dominical de las Asambleas de Dios
Escuela Dominical de las Asambleas de DiosEscuela Dominical de las Asambleas de Dios
Escuela Dominical de las Asambleas de Dios
 
macarthur john comentariomacarthur del nt
macarthur john comentariomacarthur del ntmacarthur john comentariomacarthur del nt
macarthur john comentariomacarthur del nt
 
INFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.ppt
INFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.pptINFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.ppt
INFORME DE GESTION ADMIINISTRATIVA VIGENCIA 2023-1.ppt
 
W0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptx
W0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptxW0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptx
W0001-3_LIDERAZGO-PRESENTACIÓN SEMANA_1.pptx
 

470 - ASÍ FUÉ CALVINO X Gary.pdf

  • 1.
  • 2. Prefacio Con permiso de House TELL P. O. Box 2348 GRAND RAPIDS, Mich. El libro "Así fue Calvino'' ha sido escrito con el propósito de dar a conocer la historia de su vida. Trata de presentar a Juan Calvino de una forma real, resumiendo lo más posible interesantes detalles de su fascinante e inspiradora personalidad. No pr-e- tende discutir su teología, pues para esto existen otros trabajos de autores mucho más autorizatlos. Es sorprendente ver lo mucho que podernos sabe1 sobre Calvino y s u vida estudiando sus cartas y escri- tos; los relatos y reportajes de sus días y rriuchos li- bros que se han escrito sobre él. Todos rne han sido de gran utilidad, y de una forina especia1 me ha ayu- dado la temporada que pasé en Estrasburgo y Gine- bra, durante el verano de 1958. La empresa de escri- bir este libro i'ue acometida con gran entusiasmo en nuestro hogar. Mi marido ha colaborado con la apor- tación de materiales, ideas e inspiración para el texto. También se ha encargado del índice. Por todo esto y mucho más, deseo desde aquí expresarle nli gratitud. Estoy también muy agradecida al Dr. Juan Kromminga presidente y profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario de Calvino de Grand Rapids, por su amabilidad en revisar el texto. Al morir Calvino, su amigo Guillermo Farel ex- clamó: "Cuán fielmente ha corrido la noble carrera. Corramos como el, de acuerdo con la gracia que nos ha sido dada". Mi esperanza es que este hurnilde rela - to sobre la kistoria de Calvino sea de inspiración en l a carrera que cada uno de nosotros debe correr. T. V. H. Frand Rapids. Michigan 3 de Abril de 1959
  • 3. Prólogo A LA PRIMERA EDICION ESPANOLA A mis Padres CLARENCE Y TESSIE BOUS/1,4 que me iniciaron en el estudio de la personalidad de Calvino. Una biografia e n relieve puede ser ll(~?r2u~do el libro de la señora T l ~ e aVun Halsen~a, "AS1 FUE JUAN CALV I N O". En efecto, otras 7~iografiusdel celebre rejor-rrtndor suelen ser- z~naclesc?-ipción general o coinenlada (le su vida y de su obra; pero la autora Iiu subi(1,oc:;coycr- de los clocun~entosde la época, sobre lodo (le Las cartu,s del gran reíorn~aclory d e su personuL observución en la ciudades europeas que fuer-on escenario de L a IZe- fornza, cíeta.lles n~inuciosos,que n o suelen e~ztrorcl~-arse en otros libros; los cuales, conzbinuclos COTZ acln~%~-ut~le i~abilidady acierto por la escritora, transl~o~-la?t Lite- rulmente al lecto.1-a los tiempos de Calui?~.o y Le /i?cen vivir las escenas que describe. El libro resullu d e cse ?nodo una .1za7-raciónlanto mcis apasiona,?zle que L?LCIZ- quier nouelu, con L a indudable ventrr.ja, I/ estirnzlL o puru el lector- a?-r~ante del suber, de que cada rasgo 9 detulle es pura historia, basudu en docunze~tios. N i unu línea de la nolable obra que tier~esen Lus ??Lanos, apreciado leclor, es ?~tera íicción; por- consi- yuienie, cada ?ni7tuto en~pleadoe n sz¿ lectura sigaifi- caru unta sóliclcL adqu,isici6n de co?zoci??¿ierttosÚLilcs, sobre uno de los pei-sonajes más gl-andes I/ 71zd.sdis- cz~tidosde la Historia. Otra gran cualiclwcl de este libro es su vi.sió?z cle conjunto de la Refornza. No se t?-ata de ,z~rtasi.rr~]~le biogru.fia de Culvino, pues no se li.r?i?itaa refer-irnos Z u vida de este personaje de la Rejo?-nza, sino que ubarca todo el nzovi.17~ientoreligioso del siglo X V I , situando cronológica~~~,ent e cada suceso I~ist ór%co ei-z relación colz. la biogafia clel gran rcfor?nuclor- y iizebl-i-
  • 4. ASÍ FUE CALVINO ASÍ FUE CALVINO no. De esle i12odo el lector vive la epoca de la Rejor- ina, no sólo en Ginebra, sino en todo Eur.opa, .y pue- d e obseruur los irrás i7r~portantesacon¿eci?nieritos del sr~lo en i~izftita relación. Gracias al condensado Z J ame- rzo estilo de la escritora, con la simple lecPura de una biogr.u/zu. no muy extensa puede aprencler, sin cun- soncio ni aow-rimiento, casi lo nzisino que ~nedlante el estudio de zma voluminosa I~istoriad e la Retor?no. - - --- En eslos dias en que el Movimiento Ec?~ménico es- 1d dando una visión T ~ L ~ S amplia y comprensiva a mi- llones d e perbonas acerca de los erro?-esdel pasado, piol~iosr/ ajenos, el libro de la Sra. V u n Halseina es czlruorcli?za.r.iurp~ent e oportuno y útil, por- SZL i n d ~ S C Z L - 1zble g muynifica objetividud. Aquí qztedan clescritus c'on inuno ir~aestra,g sin ~isimularlosen lo rnás mi- nilno, los errores g clebilidades de los pro-l~ombresde 2 u R e l o r ~ ~ ~ a al iyuc~lqite sirs virtudes. Sus fracasos y desulienlos, sus actos de lvulor. Los pecados propios o de sus mcis intirrtos ullegcrdos o farniliu7.e~salen u. la luz con el mismo relieve que L a malicia o pecaCos de strs enemigos. 8 s hisloriu, pz~rahistoria, tal como cjuie- r-e conoce/-la el lector inteligente de la segunda mitad del siglo X X , católico o protestante. Esla oójelividud l~acela presente obra extraordina- ua.n~enleútil, no tan solantente para el público de alueru sino también pura los pastores, diáconos g ? ~ ~ ~ U L ~ T G S responsabies de las iglesias evangélicas. "Corno una gota de agua se parece a otra, así el coi-a- z6n de u 7 2 hofmbre se parece a otro" -dijo Salomón; g por 101 ruxón resulta bien cierto qzte "la historia se repite", aún en cil-cunstancius y tiempos diferentes. -- - E1 Culvino unrudo y uborrecido, alternativame~zte, por el j~iteblode aquella ciudad a la cual corzsayrfi sz~ ziáa, es un ejemplo aleccionador para el pueblo cris- titrno ( ! e n:tes[ros dias, asi como paulu g cons~~elo pa- ru ~nuchos servidores de Dios qite todavia se ven, ?j se cerán, víctimas de las veleidades del corazón humano. jEs tan fácil para las masas dejarse llevar por cuul- quier viento contrario al principio de az~loridad,por ccuánime que sea, o utentatorio a lu buena repi~tación de un líder fiel! jEs tan común la ingratitud 3 la injus- ticia en un mundo de pecadores! Lo hermoso en la ?~istor-ia de Calvino iis que terrni- na bien. Los ediles y el pueblo de Ginebra sz~pieron ~econocery rectificar a tiempo su error, ello sal116a lu propia ciudad del caos; e hizo mucho (máseficaz la gran labor del notable servidor de Dios para ir~fluen- ciar u1 munrlo entero. Dios bendijo '4 Ginebra dur-ante siglos porque la ciudad del Lago supo hacer justicia, al fin, al afligiclo servidor del Señor. Aparentemente, quien trató a Calvino con muyor dz~rezujue Dios mismo. Pero Calvino habja Aecl~obri- llar el olvidado principio de la soberanía de Dius. N-o una cirbitruriedad irracional, como han pretendido al- gunos exayerados seguidores suyos de siglos posterio- .,-es,a los cuales el propio Calvino se adelanta a reju- ta,~, según parece, en los capítulos 11 y V I de S I L larno- S, obra: "lnstil.i~ciones de la Religión Cristiana"; juéa- se Apéndice) pero si, el n.otable principio de que Dios nzfnca se equiroca, y que el nzal es bien cuando su mano soberana lo permite. Que ha de crilrn,plirseal lin Romanos 8; 28 y 2.- Corintios 4; 16-18. Con esta le con- fortó Calvino en su propio tiemj~o y en años posterio- res a millares de mártires. ¿Tenia que salir él indemne? E n su caso, como en el de injinidacl de fieles hijos de Dios, las cadenas y las llamas j,zteron si~.stitz~idos por tnjernzedades, disgustos, contrariedades y penalidades d,iversas; pero eran y son parte de la mismu prueba, la cual es dada según la medida de la fe de cadu uno, ya que en su ficlelidad, Dios no deja a ningztno cle szts i~i-
  • 5. ASÍ FUE CALVINO jos ser probado ntás allá de lo que pueda soportar. La fe de Calvino era mug juerte; por consiguiente quiso el Seiior I~acerle un ejemplo a millares que tendrían que honrar a Dios sufriendopruebas, y ser espec2áculo wleccionador a Los hombres y a los ángeles, de ~ Z L ente- ra confianza.amor y sumisión al Padre ceLestia2. Por ese motivo ize7nos tenido nzuclza sat islacci0n. g co~zsidera?nos un verdade~o privilegio, el poder po- ner este libro en manos de los lectores de habla espa- cola erz nueslra propia patria y e n las republicas de Arnki-ica y Filipinas. La tarea no I L ~ sido IáciL; pues podríamos necir que la autora no narra, sino que pinta Las escenas que decribe, y a la fluidez de su estilo une un léxico abun- danle y escogido. S i algún leclor desea ampliar sus conocimientos de la lengua de Shaltespeare le invitu- rnos u leer el libro e n su versión original y pro7zío que- rixí, en jusia revanchu {como dijimos jovialmente a la aulora, que estudió español e n su jz~ventud),poner en sz~smanos, algún buen ejemplar de las obras cer- zlantinas. Confiadantente esperamos que este Libro, único en su género, Iza de ser para nzuchos lectores, no tan so- luntente un ameno elemento de cultura histórica, sino tambiCn un medio cle elevación espiritual, por el magizifico ejemplo I J estímulo que nos ofrece la rec- ta, t e m z e inquebrantable conducta de tales persona- jes, y particularn~ente la figura gigantesca de Cal- wno, dentro de las luces g posibiliilades de su siglo. jQu6 aumirable si algún joven lector se ptopusiera firmemente imitarla dentro de las mayores luces, y ventajus del nuestro! /Quiera Dios que así sea! Samuel V I L A Tarrasa. España, Febrero de 1965 I N D I C E I P a r t e DIOS ME CONDUJO AS1 CAP. 1 II 111 IV v VI VI1 VI11 IX X XI XII .................................... Prefacio Prólogo a la primera edición española . . ............... El priiner hogar de Calvino ........................ Un abogado astuto .................. Roma, Wittemberg, París . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Vida estudiantil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cambios políticos . . . . . . . . . . . . Estudiante de Jurisprudencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Escritor arruinado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La fuga . . . . . . . . . . . . . . . . . . Entre nobles y eruditos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Errante y perseguido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Un Libro y un rey ............... Viajero por Italia y Francia 1 1 P a r t e HOMBRE DE DOS CIUDADES 1 Un misionero valiente y atrevido . . . . . . . . . 75 1 1 La ciudad del Lago ........................ 79 ..................... 111 Lucha por la Libertad 87 ................................. IV El reto ... 91 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V Victoria en Lausanile 97 ........................ VI Un agudo problema 99 VI1 Reforma a toda costa ..................... 103
  • 6. AS^ FUE CALVINO VITI M L L s dificultades ........................... IX El exilio .................................... X Pastor en Estrasburgo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI Roda difícil pero ideal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XII En las Dietas de Worms .................. XIII Un llamamiento de lo Alto ............... 1 1 1 P a r t e DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ CAP. 1 El nuevo hogar de Ginebra ............... 1 1 Las Ordenanzas ........................... 1 1 1 La peste .................................... IV Partida de Idelette ........................ V Los Amigos de Calvino ..................... VI I-Iumilde en la grandeza .................. VI1 Nuevas luchas .............................. VI11 Nuevos apiiros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX Miguel de Servet ........................... X ¿Quién queinó a Servet? .................. XI Derrota de los Libertinos .................. XII Ginebra, ciudad de Dios .................. XIII Ginebra. sede cultural y evangelística...... XIV Si la casa terrestre se deshiciere ......... Apéndice ................................ Parte 1
  • 7. El primer hogar de Calvino Una mujer y un niíío salían de la sombría cate- dral a la luz del día que respia.ndecía en la plaza del mercado. De costumbre, la plaza estaba atestada de gente y de animales. Molineros que habían vendido ya sus sacos de harina preparaban los asnos para regrtsar al campo. Hombres montados a caballo paseaban por encima de los guijarros. Vestidos de negro y marrón, curas y monjas proseguían su camino. La mujer echó una corta mirada y se interno en 13 multitud. En sus ojos místicos se reflejaba todavía la einoción, del confesionario. Parecía que sus labios no habían cesado todavía en sus oraciones a los santos. La gente la llamaba una mujer piadosa. Era tan pia- dosa como hermosa, y esto significa que era en gran iilanera piadosa. El muchacho, medio escondido en los amplios pliegues del vestido de su madre, escudri- f i ó la escena con sus pequeños pero penetrantes ojos y se fij6 en cada uno de los detalles. Siguiendo su camino por la ciudad, ambos Ilega- ron por fin a su hogar. Ehtraron silenciosamente en la casa, que además de hogar era también oficina. Detrás de las grandes vidrieras de cristal verdoso, el cabeza de familia trabajaba sentado en su mesa, arre- glando asuntos de la Iglesia. Gerardo Calvino, era abogado de sacerdotes y canónigos, a más de secreta- rio del Obispo. Los hombres que trabajaban para la Iglesia le visitaban contínuamente. Reñían y se dis- putaban en su presencia. Delante de él planeaban y maquinaban ara ensalzarse a sí mismos. Si se en- La casa de hoy6n, donde nacid Calvjno
  • 8. EL PRIMER HOGAR DE CALVINO contraban con problemas o apiir-os acudían a él en busca de ayuda. Gerardo Calvlno trabajaba incansa- blemente desde su importante puesto en favor de la iglesia y los clérigos. Era un hombre perspicaz, apre ciado y respetado por todos. Y era también astuto en velar por sus propios intereses. El abogado de la Iglesia seguía adelante dentro de su pequeño mundo. Había luchado desde el día en qiie abandonó el pueblo y el trabaje de sus padres. ¿Para qué ser un tonelero, fabricando ciihas y barriles, cuando podía tener una pluma en la niano en vez di3 iina sierra y un cepillo? A media hora de camino del hogar de SUS padres, en la arn~ral!~da ciudad france- sa de Noyon, se e~tableció el hijo del tonelero. L,a gen- te Ilarnó afortunado a Gerardo Calvino cuando se cacó con Juanita Lefranc, hermosa hija de un posadero retirado. Su primer hijo fue Carlos. Los dos siguientes murieron y luego vino Jiian, el muchachito de los ojos penetrantes que vino a ser el favorito de si15 nadres. Nació a la 1'26 de la tarde, el 10 de Junjo de 1509. Des- pués de Juan nació otro hijo que se llamó Antonio. Fue probablemente la pcste que reató a la hermosa .Juana Lefranc de Calvino cuando su hijo Juan con- taba sólo 3 años. Una madrastra entró en el hogar de 10.. tres miirhashos. y añadió a la familia dos niñas. Año7 d e ~ i i 6 s .tiiinclilc raramente mencionó los años de su prirr~era iriventiicl, ,T~lan escribió sobre lana p~queñapere~rinacibncriie hahía Pecho con su pronia madrc. Ambo<:carninarori jiiritos por más de dos ho- ra? Dor el V P ~ ~ P haita la crmit~de Santa Ana, la abue- 12 terrenal de1 Seña' Gl~iarin por sil piadosa madre, c1 pc:uiieño ,Tilan bpró vrecioqa r~li~luia del cráneo de carita Ana criie pctaha en iln receptáculo de oro. rodeado de cii ios y flores y de los ro~trosadorante5 de ctros peregrinos. Se decía que estos huesos eran una reliquia rniiy preciosa. Por ello la ermita estaba siempre atestada. En Noyon se encontraban muchas otras reliquias, to- das estimadas con fe corno reales. En aquellos dias la gente era capaz de creerlo todo. Se suponía que ha8ía cabellos de Juan el Bautista, un diente del Seiior, un poco del Maná del Antiguo Testamento, y algunas mi- gas del pan milagroso que Jesús multiplicó para afi- mentar a cinco mil personas, según se nos relata en el Nuevo Testamento. En la catedral había un fragmento de la corona de espinas. Había también reliquias de menor impor- tancia como los restos de un tal San Eloy. Las monjas de la Abadía y los curas de la Catedral estal~arlcon- tínuamente en disputa acerca de donde se hallaban estos huesos, si en Ia Abadía o en la Catedral. Los fu- ribundos argumentos no encontraban nunca final. Ni siquiera el Parlamento francés tuvo éxito en resolver la cuestión. Por catorce años el pequeño Juan vivió en Noyon, en la provincia francesa de Picardia. Dentro de las viejas murallas liabitabari diez mil personas. Ya en aquel tiempo la ciudad era consideraba como muy an- tigua. Quinientos años después de Cristo, Noyon se convirtió en Sede episcopal. Aquí el gran Carlo Mag- no había sido coronado rey de los francos en el ario 768. Por el 1200 se había levantado piedra a piedra la inmensa mole de la oscura catedral que sobresalía so- bre todo lo demás en la ciudad. Noyon estaba llena de curas, monjas, canónigos, carjellanes y cualquier otra clase de empleados de la Iglesia. Todos rniraban por sus propios derechos y vsn- tajas. Sobre todos regía el poderoso Obispo, un noble ae la familia de Hangest. La Catedral era el centro de
  • 9. la vida ciudadana; eri sus alrededores sc levantaban monasterios, iglesias y capillas en gran abundancia. Todas tenía11 sus campanas, y todas las campanas to- caban muy a rrienudo. Se decía que en Noyon no se podía hablar tres palabras sin ser interrumpido por una carnparia. El taíiir de las campanas retumbaba por todo el valle, es~~ecialmente en los días de fiesta. El repique llegaba a los oídos de los barqueros que con sus barcazas planas se deslizaban río Oise aPajo en dirección al mar. Las campanas hacían eco en las purpureas cumbres de los montes durante la puesta del sol. En este pequeño y amurallado mundo de ermitas y reliquias, procesiones y fiestas, cirios, campanas e imagenes, creció el segundo hijo del abogado de la Iglesia. Tomó parte en todas las devociones, recor- dando los ojos mísíicos de su madre; pero desde su banqueta, en un rincón de su casa, oyó también las voces que partian del pupitre de su padre. Eran qui- honibres siempre avidos de usurpar cosas; siempre mirando como enriquccerse y coino ser admirados. En la carna, durante la noche, Juan se arropaba acurrucado y luchaba quizá con sus ideas de rnu- cliacho..." El Seíior -cuya imagen, tan detallada, casi vi- viente, había visto coigada de una cruz en la catedral sangrando, vestido solaincnte con unos trapos y una corona de espinas- no fue rico cuanao vivía sobre la tierra... ¿y estaría coritento de ver a estos hombres que trabajan para EL en SU Iglesia?... ¿,Se sentiría complacido de verles usurpando y eligafiando, vistien- do ropas esplendor-osas y ensalzándose a si mismo?... ¿.Qué pensaría desde allá arriba...? II Un Abogado Astuto Gerardo Calvino se preocupaba en gran niaricra del futuro de sus hijos. Necesitaba dinero para su edu- cación. Por este motivo planeó colocarlos en puestos de la Iglesia. 'Aprovechándose de una costumijre co- múrz en aquellos días, procuró que sus hijos rccibie- ran una paga eclesiástica. En aquellos tlernpos, un muchacho de cualquier edad podía ser inscrito para cualquier cargo eclesiástico, recoger las gariancias, pagar una parte a un sacerdote anciano que hiciera el trabajo y eirlbolsarsc el resto de los beneficios. Sin embargo, estos j)lanes debían estar muy bien estu- diados y realizados por una persona que supiera nia- nejarlos. Eran en coritra de la Ley, pero la costiiii.ihre se había impuesto a la Ley bajo un régimen de vista gorda. Por esta razbii liubo un 12apa, D<~iieilicl« IX, que fue papa a la edad de 12 aíios. Un nrzol)ispo de Reims que tenía sólo 5 arios cuando recibió el cargo, y un obispo dc Mctz que acababa de cuniplir los cua- tro. El niismo Carlos de Hangcst, obispo de Noyon a la eclad de 15 afios, recibió del Papa toda clase de bp- neficios y retribucioncs. La gente no se sorprendía dc! nada en lo referente a cargos de la Iglesia.
  • 10. UN ABOGADO ASTUTO Cerar.ctu Calvirio coriocia eri Noyon a los hariibres clave. Y estuvo alerta ttuscarido oporturiidades para sus hijos. Se las corripuso para que Carlos, su hijo iriayor, fuera hecho capellari de una peqiieria iglesia ciiarido solo tenia edad para cantar eri el coro de la catedr6al. Tres arios mas tarde, eri Mayo de 1521, el Ijeyileno J~iarii.ecibio su primer beneficio. Se le eli- gio 1)ara uria de las capillas de la Gessine, por lo cual r-ecibia cada año tres medidas de grano de una ciudad y la harina de veinte grandes campos por parte de otra. El padre pago a un cura para que hiciera el Ira- bajo de las capillas y guardo el resto de los beneficios para sus hijos. Era un negocio limpio. A la edad de 12 años Juan firmo solemneriiente los votos de la capellarua. Luego recibio la tonsura, una forma especial de cortarse el cabello que dejaba la cororiilla pelada. El nuevo y pequeno capellan, con sus campos de grano y su cabeza afeitada, se había convertido en un futuro zacerdote. Tenia dinero su- ficiente para estudiar. i Podía cambiar sil capilla por otra que estuviera nicjor retribuída si había oporlunidad. Por esta razón a los 18 años, y mientras estudiaba en París, cambió su primera capellanía por otra, pasando la primera a su hermano menor Antonio. De la misma forma, dos años rnás tarde Iiizo otro cambio, convirtiéndose de? nombre y salario en capellan de Pont Lebec, donde i esidía su abuelo. I,os IIangest, sobrinos del Obispo, eran buenos arnigos de Juan, el hijo del abogado de la Iglesia les cayó simpático, a pesar de que no pertenecía a su cla- se aristocrática. Juan acostumbraba jugar con ellos en sli mansión. L,e enseñaron a rriontar a caballo. Es- tudló junto con ellos bajo los auq~iciosde ur? tutor privado. Más tarde fue a estudiar al colegio de los Capetos, una pequeña escuela en Noyorl a la que lla- maban así debido a las capas con capucha que vesClan sus alumnos. Cuando la escuela de las capuchas ya no tuvo ria- da que enseñarles, los Hangest se prepararon para ir a estudiar a París. La peste había vuelto a Jiacer es- tragos en el pueblo de Noyon, y esta era otra buena razón para abandonar la ciudad. ¿Te gustaria venir con nosotros? -le preguntaron a Juan-. Este se en- tusiasinó. Su padre agarró la oportunidad. Los cano- nigos de la catedral se juntaron eri sesión y decidie- ron, aunque un poco de mala gana, que las entradas que a Juan producía su capellanía podían continuar, a pesar de que este abandcnara Noyon. Fue en el verano de 152.3, cuando los Eangest y el hijo del abogada de la iglesia, con sus corresporidien- tes escoltas, salieron a caballo de la infectada ciudad donde habían nacido. Cabalgaron ávidamente hacia la gran ciudad de París, sesenta millas al sur-oeste. Juan Calvino, de 14 años de edad, cabalgaba hacia un nuevo mundo de personas, lugares e ideas. N~mcavol- vería a Noyon para residir allí.
  • 11. Fuera del pequeño mundo de Noyon sucedían niu- chas cosas. Leon X, vistiendo la triple corona, fue elevado al Trono Papal. Este, miembro de la casa de los h4cdecis fue el mas espléndido de todos los papas y se le atribii- ye esta frase: "La fábula de Cristo me ha reportado grandes beneficios". Tanto si la pronunció corno si no, el caso es que se aprovechó cn gran manera de su al- ta posición. Sus riquezas fueron increíbles, y sus te- soros de arte realmerite sorprendentes. , Fue la llegada de este monje Tetzel, lo que ii7r.ltoa tro rnonje Doctor en Teología, profesor de la LTniver- idad de Wittcmberg, Martín Lutero, quicri recitiió sil áteclra en aqiiella universidad un aíio antes (le cliie :alvino naciera. En 1517 cuando el rnuchacho de No- ion cumplía los 8, el profesor de Wittemberg clavd us 95 tesis en la puerta de la iglesia del Castillo. E1 jerdon de los pecados no puede coiriprarse con el di- iero de las indulgencias, proclamó Lutero. Es un don ]e Dios, no del Papa o de la Iglesia. El soniclo de la (ampana de los monjes de Wittemherg señalo cl priri- iipio de la Reforma qiie gran parte del p~ieblocsl;tha !sperando. ' En las montañas de Suiza Ulrjco Zuinglic repetía '1 caso de Wittemberg. El rnonjp Sanson de A41lan es- aba vendiendo indiilpencias al piichlo suizo, pero 5uinglio predicó tan conliniclcriteiri~nteen sil co~il ra [ue Sanson no pudo obtener permiso para entrar vi a ci~dad de Zurich. En su lugar aqiiella ciiidad irivití; L Zuinqlio a convertirse en párroco de la iglesia dc ;rossmurister. Y aquí empezó su obra con una serie León X estaba miiy interesado en la rápida cons- j c sermones basados en las Sagradas Escritllras, ouc trucción de la gran basílica cle San Pedro en R.oxna. el piieblo había oído mencionar durante siglos. Pero el dinero no llegaba tan deprisa como é! hlibicse De la misma forma el pueblo holandes, que no ha- querido; por tanto pensó en un nuevo sistema dc cQq- bía podido oir nunca la Palabra dc Dios, se regocijó ~e_guirdinero. Cualquiera que pagara una cantidad en gran manera cuando apareció en 1516, en Uaqilea para el edificio de San Pedro en Itoma recibiría una una traducción del Nuevo Testamento directa del indulgencia o sea un documento certificando que sus griego, publicada por el eran erudito Erasmo de I-tot- pecados estaban perdonados. Del dicho al hecho, así terdam. Un libro perdido hallacio de nuevo, fue lu tr a- 10 puso en vigor el espléndido León X. Tales ind'Jlgen- ducción de la Palabra de Djos para eslc y olrcis cias se sunonían tarnbién válidas para 10s pecndos de ~ueblos. los familiares y amigos retenidos en el Purgatorio. En ' 1513, cuando Juan Calvino acababa de ciiinplir 4 En Francia, con sus quince millones de habjtnritcs años, el monje Tetzel empezó sil gira por Alemania Y " S largas costas abiertas al comercio, estabaii ialii- vendiendo indulgencias. bien sucediendo grandes 'cosas. La R,efornia eni~~ezó
  • 12. allf por un anciano y distinguido profesor en la m; grande Universidad de Europa, Jaime Lefevre. EI este profesor de la Sorbona de París, nativo de la pn vincia de Picardia, hombre muy culto, viajero incai sable por Africa y Asia, que había vuelto de sus la gos viajes para ser profesor y escritor en la capital G A la edad de 70 años este gran hombre, de cubrih las grandes verdades de la Biblia. En el año 1512, cuando Lutero estaba buscando b davía paz para su alma; cuando Calvino cumplía Ii tres años y se paseaba con su madre en peregrinacii hacia las ermitas, Leievre publicó su versión latina i un comentario a las epístolas de Pablo. -Es Dii quién salva "y sólo de graciaJ'- escribía el anciao profesor. Entre los discfpulos de Lefkvre habia un muchach rechondo y de mejillas sonrosadas procedente de u pueblo de montaña. Era estudiante enérgico, sin mi( do a nada, rápido y convincente en la discusión. Esi buscaba también algo sin poder hallar satisfaccion la ansiedad de su alma. "Hijo mío!' le dijo un día E anciano profesor: "es todo de ~ r a i i a " .Casi repenti namente Guillermo Farel descubrió, con los ojos d la fe, lo que su ilustre profesor le estaba diciendo. I partir de aquel momento se llenó de celo en la predi cación, por todas partes, de las verdades que habia des cubierto en la Palabra de Dios. "Dios renovará 1; Cristiandadm -decía el anciano Lefevre a su jovei discípulo Farel- "y tu viviras para verlo". Otros siguieron el camino del anciano profesor volviendo a la Biblia. En la ciudad de Meaux cerci de París, un obispo llamado Briqonet, abrió el grai LIBRO y encontró la respuesta a lo que venía bus cando. Empezó a reformar todas las congregacione: que re hallaban Pajo N jurisdicción Y predico, raj cándolo DEL GRAN LIBRO, algo que nunca se ha- bía oído en las iglesias del Papa. Briqonet era un hom- bre influyente, muy estimado en los círculos palacie- gos, donde también tuvo gran oportunidad de predi- car. La hermana del rey, Margarita, se convirtió y Bri'qonet puso la Biblia en sus manos. La excitación progresó rápidamente. Yefevre estaba traduciendo el Nuevo Testamento al francés, para que el pueblo común pudiera leerlo por si mismo. Tra- bajó en Meaux en colaboración con Briqonet, ayudán- dolo y fortaleciéndolo. Farel acudió también y se puso a trabajar activamente entre la gente del puzblo. Los cardadores de lana y los tejedores de Meaux, los via- jeros, los labradores y los viñateros de los distritos de alrededor, todos lelan y hablaban de la Biblia: sus iglesias se transformaron, sus vidas cambiaron. En aquellos días se decía de las personas que se habían convertido a la fe de las Escrituras: "Se ha emborra- chado en el pozo de Meaux". Al esparcirse la nueva fe en Francia, sus enemigos se levantaron para acabar con ella, y los jefes fueron dos hombres de elevada posición: Uno el astuto Noel Beda, rector de la Universidad de la Sorbona; el otro, el codicioso Antonio Duprat, canciller de Francia. Al principio estos hombres y sus ayudantes usaron sólc amenazas y argumentos. Cuando estos fracasaron em- plearon el fuego y la horca. En medio de esta enconada lucha se encontr6 el rey de Francia, el voluble Francisco 1. Algunas veces escuchaba a su hermana Margarita, quien abrazo de- votamente la nueva fe y estaba intercediendo constan- Lamente por sus seguidores. Muchaa otras se veía pre- sionado por el dúo, Beda y Duprat, que le acusaban de traición a la Santa madre Iglesia y de conseiitir terribles herejias en su reino. Francisco 1 tenia m$s
  • 13. ASf FUE CALVINO poder que la rnayoría de reyes de sus días, más some- tidos a los deseos del Papa. Francia no lo estaba tan- to. Si1 reyes lucharon a menudo con el Papa, e inclu- so algunas veces lo obligaron a aceptar su voluntad. Pero la presión aumentaba. Lefevre fue expulsado de la Sorbona. En 1525 sus escritos fueron condenados y su Nuevo Testamento quemado públicamente. Sin embargo continuó trabajando en Meaux. Los escritos de Lutero empezaron a hacer su aparición en Fran- cia. Entraron de contrabando, traducidos al idioma del pueblo. Es que habían sido puestos en la lista ne- gra de libros prohibidos de la Sorbona, juntamente con un pequeño volumen escrito por la misma prince- sa Margarita, hermana del rey. Todos estos escritos habían sido condenados por contener lo que la Sorbo- na denominó herejia. Cualqiiiera a quien se encontra- ra en posesión de tales libros podía esperar que pa- qaría caro su atrevimiento. Pero el pueblo los quería de todas maneras. Los impresores los imprimían en se- creto, La capital de Francia se hallaba enteramente convulsionada por el conflicto. A este París llegó Juan Calvino y sus compafleros de Noyon en el verano de 1523. Juan Calvino siguió su camino a través de calles estrechas hasta la casa de su tío, Ricardo Calvino, que era herrero. Esto fue en Agosto, el mes-en que el humo de sacrificios humanos empezó a elevarse en la plaza de la Grcve. Un monje agustino convertido fue atado allí a la estaca y quemado por sus "herejías luteranas1'. Fue el primero que murió de esta forma en París. El primero de muchos. IV Vida Esfudiaí~fil En el Colegio Superior del Mcrcado de París, liahja un conocido profesor quien prefirió ciar clases a los principiantes, que a los estudiantes avarizados, ciiya enseñanza le había sido asignada. "Prcliero dar a los novcttos tina buena base en latín y francés", dijo Ma- thurin Cordier, un ex-sacerdote, conocido en toda Francia por su excelente enseñanza. <JuanCalvino fue uno de los afortunados a los qiie Cordier inició en el mundo de Ja buena grarnaticn. 5,nscfió a sus alumnos latín, cvitantlo que pareciera ciiia lengua riiuerta. Les ensefió fraiicés, re~cat Briilolo del lenguaje vulgar, que era entonces de una expresión rniiy simple. Cuando Calvino, más tarde escribió en iln latín y francés fluentes y vivos, pudo dar las gracias a Cordier por la buena base que le dio en estas lenguas. Veinte años más tarde Calvino agradeció a su maestro este favor deriicándole su comentario a la primera epístola a los esalo lo ni cense s. "Es justo qrlo V. R. tenga una parte en mis labores" -dice Calvino en su dedicatoria- ya que cuando mi padre me envió a París, siendo todavía muchacho, la Providencia dis- puso que por un corto tiempo tuviera el privilegio de tenerlo como profesor, para que pudiera enseÍiarme la verdadera forma de aprender".
  • 14. AS^ PUB CALVINO También el chico de 14 años caiisb una grari im- presión a su profesor de 46. Cordier se vio tan atl-aído hacia su discípulo que rnuclios aiios nias tarde, ya an- ciano acudió a Ginebra para ensefiar eii la escuela fundada por Calvino. En la ribera derecha del río Sena, entre los miichos colegios de París, había uno que era conocido como el más antiguo, el mas lóbrego, y el más sucio. Era el colegio de Montaigu, dedicado al estudio de la Teoio- gla. A él fue trasladado Calvino después de papar lres años agradables estudiando artes en el colegio de la March6. E1 colegio de Montaigu era famoso, pero no por muy buenas razones. Lo era por sus piojos, su mala comida, por los dolorosos azotes con que castigaban al mal estudiante. Ningún alumno podía hablar una palabra de francés bajo ningún concepto; por los os- curos corredores sólo se ola latín. Calvino se alojnha en la acogedora casa de sil tío Ricardo, pero los po- bres estiiriiantes internos, tenían que levantarse a las 4 de la mañana para empezar las leccionesíJuan te- nia que madrugar mucho mas, e ir cal~algando hacia el tenebroso lugar, pero había descansado unas pocas horas en unal bianda cama, sin pasar frío. Cuántos huevos podridos he comido en aquel 1u- bar! -dijo el estudiante Erasmo, refiriéndose al año que pasó en el colegio de Montaigí-. E1 gran escrito2 francés Rabelais, compuso una cliistosa frase para calificar a los piojos que abundaban en las paredes y camas; y a los alumnos vestidos de negro, les llamo 'Zos halcones de Montaigú". El director de este colegio era un hombre Ilaniado Temliete. Los estudiantes le motearon en latín con el ~pododdde Le terr&le fEn~fiilief&? (La terrible tempestad). . - dos primos conversaban Antes que 1 5 1 , estuvo el no menos terrible Noel Beda, cazador de herejes y cabeza de la Sorbona. Beda acu- di3 todavja a. ensefiar el arte de la rápida discusión en latin. ¿ ~ u é es lo que -6onduce un cerdo al mercado, y a cuerda que está atada a su cuello o el granjero que tira de la cuerda? Sobre este y aún más pueriles t ó ~ i - ,-os aprendian 10s alumnos a discutir durante cuatro horas. Calvino prefería entre todos sus estudios el latín clásico, la lógica, y los escritos de los padres de la Iglesia, especialmente San Agustín Y Tomas de A@- no. Tenia 18 aiios cuando termino el curso y recibió su licenciatura. Su estomago le molestaba muy a nie- nudo. Su cabeza le dolía de mi~eria, pero su mente jo- ven triunfó por encima de todo; era aguda Y disclpli- riada; lista para trabajar.
  • 15. ASÍ FUE CtILVINO Afortunadamente, durante estos penosos alios Cal- vino tuvo buenos amigos. AlgUrias veces veía a sus an- tiguos camaradas de Noyon, los Ilangest, sobrinos del obispo. Su primo Roberto, también de Noyon, estaba igualmente en París. Roberto fue convertido a la nue- va fe, y rnás tarde se hizo famoso en el mundo con el nombre de Olivetan, traductor de la Biblia en fran- cés, y misionero en los Alpes franceses. Nadie conoce lo mucho que los primos hablaron y discutieron sobre la Iglesia de Rorna y las verdades de la Biblia, tal co- mo ,Lef,kvre, Lutero y otros las habían descubier~o. Calvino hizo también nuevas amistades en París. Parece imposible que el muchacho que no llegaba a los veinte, solo, en una gran ciudad, pudiera ser tan conocido par la gente de importancia. El rey tenía un meciico suizo llamado Cop, hombre de gran talento. Calvino era amigo íntimo de sus cuatro hijos, espe- cjalrnente de Nicolás. Muchas veces fue de visita a casa de los Cop, escuchando conversaciones fascinan- tes acerca de nuevas ideas. También fue a inenutlo a casa de Guillermo Budé, el rnás brillante pensador de Francia. E1 hijo de Budé era amigo de Calvino. Tenía también varios otros arnigos, todos gente de alta ca- tegoría, y aparentemente ellos consideraban también a Calvino coino un muchacho nada vulgar. Cambios Políticos París atravesó varios moinentos difíciles durante el período que Calvino permaneció eri la escuela. Eri 1525 el débil Francisco 1,perdió una gran batalla con- tra el Emperador Carlos V , jefe del Santo Trnporiu BU- inano, y fue llevado prisionero a Madrid. Estuvo allí humillado durante un año, hasta que pudo conseguir la liberthd dejando a sus dos hijos como rehenes en la capital de Espalia. Fue una terrible derrota para Francia. Luíra de Caboya, rnadre del Rey, goberlió el país durante el tiempo que este estuvo ausente. La reina Luísa, 110 tenía ninguna consideración con las herejías. La Sor- bona podía contar con ella. Lefkvre, partió hacia la ciudad alernana de Estras- burgo, en la orilla del Rhin. Farel, a pesar de que ha- bía estado muy ocupado en París, escapó a Basilea. Pero Briconet, el obispo de Meaux, vaciló. Había con- ducido a su pueblo a la verdad, pero carecía de fuer- zas para afrontar la prisión, el fuego, o la horca. Se sometió a Beda y a la Sorbona, reconoció su "error" y ordenó a los predicadores protestantes de su vbis- yado que callaran. De esta forrna, pudo niantener la mitra episcopal que le colocaba entre los 13 honora- bles obispos de Francia.
  • 16. AS^ FUE CALVINO Pero la gente común de Meaux se avergonzaron de SU obispo. El pueblo no temía tanto al fuego y la hor- ca. Hubo un hombre, Denis que denost6 al obispo an- tes de ser atado a la pira. Y el joven Pavane, Iiablo tan patéticamente a la multitud entre los haces de leña en que iba a ser quemado, que hizo exclamar a un dmtor de la Sorboiia: "Hubiese deseado que Pava- ne callara. aunque le hubiese costado a la iglesia un mill~n en oro". Hubo el llamado ermitaño de Lixry, por cuya creniacion las campanas de Notre Darne La- neron. llamando al pueblo a presenciar el importante espectáculo. Al cardador de lana Lrct+re, que en un arrebato de entusiasmo reformador rompió a peda- zos una imagen de la Virgen María, le fue arrancada la carne poco a poco con unas tenazas puestas al rojo, antes de que las llamas consumieran el resto de su cuerpo (1).LESposible que el joven Calvino hubiese permanecido en París durante este período y no fuese arrastrado con las multitudes a presenciar algunas de tales ejecuciones? Entretanto en Roma, el Papa tenía también sus problemas. Clemente VI1 que sucedió al espléndido León, fue hecho prisionero y encerrado en una de las torres, de su propia Ciudad Santa de las Siete Coli- nas. Perdió una batalla con el emperador Carlos V. En 1527 las tropas del emperador saquearon la ciu- dad. ,Los soldados se divirtieron cabalgando por las calles vestidos con las ropas y sombreros de los car- denales. Los documentos de la Iglesia se utilizaron para las cuadras de los caballos. Tesoros de arte fue- ron acuchillados. Algunos mercenarios mas osados descendieron hasta la tumba del Papa Julio 11 y le ro- baron el anillo de la mario. (1). Cuenta la historia. que cuando el verdugo aplic6 por primera ver el hierro ardiente, niarcdndole la frente, una voz yrit6 e~itrela rtiuehe- dumbrc: ((Viva Jesucristo y sur capitanes)). Era la voz de sli madre que le alentaba al sufrimiento. (Jean Crespin. tomo 1 pBp 211) Poco después una delegación de Inglaterra llegó a la ciudad sitiada. Su monarca Enrique VIII, ei rey de las muchas esposas, quería librarse de la primera. ¿Le concedería el Papa el divorcio de la reina Calali- na? Clemente VI1 estaba en un verdadero dilema. No deseaba irritar mas al Emperador Carlos V conce- diendo a Enrique VI11 el divorcio de la sobrina de aquél, antes necesitaba aplacar a su vencedor. Así que dijo que no podía concedérselo. Enrique VI11 en- contró otra solución. Fundó un arzobispado de Can- terbury, católico, pero independiente del Papa, el cual declaró inválido el casamiento del rey por razón de parentesco. Al año siguiente Enrique VI11 se hizo a si mismo cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Habia terminado para siempre con el Papa. Inglaterra iba en camino de ser un pals protestan- te. Dios había usado una mujer y un divorcio para cambiar la religión de un Imperio. No sólo los reyes y los papas se veían en proble- mas. En Noyon Gerardo Calvino tenía tarn~iénlos suyos. Por alguna razón se negó a acreditar ciertos documentos y cuentas. Los hombres de la Iglesia se disgustaron con el abogado, y Gerardo Calvino se dis- gusto también con ellos por su avaricia y engreimien- to. Bajo la impresión de este contratiempo perisó en la carrera de su hijo e hizo una nueva decisióii. Qui- so que Juan fuese abogado en vez de clkrigo. "Cuando era todavía muy pequeño" -escribe Calvino- "mi padre me destinó al estudio de la Teología"; pero des- pués pensó que la Jurisprudencia produce más bene- ficios, y esta perspectiva le indujo a cambiar de pro- pósito. Fui arrancado del estudio de la Filosofía y puesto a estudiar Leyes. Martín Lutero. cuando se vio presionado por su padre a estudiar para abogado bus- có el ingreso en un monasterio; pero Juan Calvino
  • 17. AS^ FUE CALVINO nunca discutió la decisión de su padre de cambiar su carrera. Obedeció y partió para Orleans, cuya Uni- versidad era famosa por su Facultad de Jurispru- dencia. En 1528, por la misma época en que Calvino aban- donó París, un español astrosamente vestido traspasó sus puertas. Ignacio de Loyola de 36 afios de edad, ha- bía ido a París a estudiar. Trajo consigo un asno car- gado de libros, una bolsa con unas cuantas piezas de oro y las reglas escritas para la formación de la Corn- pafiía de Jesús. La rnisrna virgen María -dijo Loyo- la- le dicto su famoso libro de Ejercicios Espiritua- les, en una cueva de una ciudad cercana a Barcelo- na (1).El español que entraba en París sería un día honorado en la Iglesia de Roma como fundador de la Orden Rc!ligiosa más estricta y más poderosa, la Com- pañía de Jesús, que comenzó con la pequefia Sociedad Jesuitica iniciada por Ignacio de Loyola. El otro joven que abandonaba París, sería tam- bién muy conocido, como brillante campeón eri el c'cinipo [)rolc~taiitc, ticfcn>oiStlv I i i verdad ~-cdc:.cii- bierta en la Palabra de Di-os. (1). El padre del t.radiic.t,or de este libro, así corno del editor, direc- tor de Tell. tuvo el privilegio de fundar, después de cuatro siglos, la primera i g l ~ s i ade la Rrforrna en la ciiria del Jesiiitisnio, la ciudnd d e Manresa, ari el níio 1934. La autora tuvo la oport~iiriiclad de visitar en 1950 t,atlt,o la fRrnosa cueva como la nueva y crecient,e iglesia protestante en aquel prir.cipal reducto del Catolicismo eii Espafia. Estudiante de Jurisprudencia Orleans era un lugar maravilloso, sesenta millas al sur de París, en las orillas del río Loire. Los estu- diantes de la universidad eran libres y alegres. Prac- ticaban el tenis. Navegaban por el río en unos peque- Ilos botes. Organizaban banquetes y excursiones de final dc! ciirso. T,a fama del profesor de Leyes Dr. I'l<loilc y Flns colegas Iiabia atraído estudiantes rle muchos países. Pero el estudiante de Noyon no tomaba parte en las fiestas y reveillones. Más que en París, si ello ei-a posible, se ensarzó en el estudio. Elara cenar, c,oniía muy poco o nada, para que su mente estuviera des- pejada para estudiar diirante la noche. Se permitía sólo unas pocas horas dc suefio y se hacia despertar una hora antes por la mailana, a fin de refrescar lo estudiado el día anterior. AsI desarrollo su memoria llenándola dc conociniientos. En un afio Calvino ])a- recia más un maestro en leyes qiie un estudiante. Al- gunas veces daba clases en substitución de los profe- sores ausentes.
  • 18. Calvirio estudio algo iiias que leyes. kiabía e 1 1 01.- leals u11 ho~nbreilairiado Wolniar, aieniaii, de ideas lulriaiias, excelente profesor de griego, a el acudió Iiara recibir lwciories. De boca de LVolriiar apraiidio ci iaioriia del Nuevo TeslariieriLo de tal lorina que pu- do escud1-1nar todos SUS libros eri la leiigua oisigirial. Uevoro tai~~blen otros escritos griegos. Es posible que holinai', al tiempo que le enseiiaba griego le apuiito el sigriiricado de los pasajes del Nuevo Testainento rrias familiares a Lutero y los reformadores. A su ~rofesor de griego, dedicó Calvino riias tarde wia iiieiiciori eri su comeiitario a la segunda epistola a los Coriritios. "Bajo vuesrra direccion" -escribio Calvino con gratitud- ''pude aiiadir al estudio de la ley, el de la literatura griega, en la cual erais ilu-tre pro1esor". Después de un aiio en Orleans, Calvino se fue a áourges, ciodad destruida por César. reedifieada por Carioinagrrio, y que entoiices estaba bajo la autoridad de la iierinaiia del rey. Margarita de Navaira. Esta habla iiivitado al renombrado profesor de leyes ita- liano, Aliciati, a enseiiar en su universidad. Wolmar. ei profesor de griego, fue invitado también y pensó que sena mucho iiias seguro ser luterano bajo la pro- teceiori de la reina Margarita. Muchos estudiantes querían escuchar a Aliciati. Calvino se unió al grupo que partía Iiacia Bourges. En la casa de Wolmar eri- eontro a un iiiiicliactio ahijado de este. Calvirio tenia 20 aiios. Foco soñaba que aqiielmuchacho de 12 años, Teodoro de Beza, estaría un día con él y sería su su- cesor en una ciudad que ninguno de los dos habían visto todavía. En 1531 Calvino volvió a París por un corto tiem- po. Alli llegaron noticias de que su padre se encontra- ba seriamente enferino. Por esta razón, el hijo del bogado de la Iglesia, volvió a su casa en la plaza del mercado. Se notaba una quietud rara tras las grandes ventanas de cristal verdoso. Los eclesiásticos no se pa- raban a preguntar por el estado de salud del abogado. La riña no habia terininado. Por si fuera poco su her- mano Carlos, que se habia hecho sacerdote en aquel distrito, se encontraba también en problemas con cl clero. En medio de estas nubes de dificultad, Gerarclo Calvino murió, en Mayo de 1531. Sus hijos tuvieron que pleitear con los clérigos de la catedral para corise guir que el cuerpo de su padre fuera enterrado en el campo santo y no en una tumba abandonada en un campo sin cultivo. A los 22 años de edad, permaneció por un ines en Noyon, después de la muerte de su padre. El y su her- mano Carlos volvieron a poner en marcha el bufete de abogado y facilitaron los documentos que s u padre habíR rehusado hacer para los clérigos. Juan durante el tiempo que estuvo en su casa tuvo a su cargo un servicio religioso en la pequeña capilla de L'Eveque. de la cual era capellán sblo de nlimbre y sueldo. El capellán escuchó las quejas de su hermano contra la , . Iglesia y sus capellanes. Quizá ambos hermanos hicieron chistes sobre el Obispo de Noyon y su barba. El obispo se había riega2 do a cortarse la barba, a pesar de que existia sobre esto la regla en algunos libros de leyes eclesiásticas. Habla llegado un domingo a la catedral, vestido coñ su ropaje de grandes festividades, vistiendo la mitra y llevando la cruz de oro; pero.10~ candnigos le cerra- ron la puerta en sus narices, y leídijeron-que se-eor7 tara allí .mismo la barba o se.volviera alsu ,casa, yraqf . lo hizo. - - . - - ~ " ? C . c qz - ,, . I l > ri-it7rrcrff Estos .días dieron*>tarnbi6nc 0portunida&~.aolos~~hei1~ manos a -penSa'r'y?a ihablar de..las ideas3rcielrf l r f a ~ a ~ a
  • 19. AS^ FUE CALVINO profesor Lefevre y de los folletos de Lutero, del mali- cioso Beda y de sus compaíieros en la Sorboria, del volubl~3Francisco 1 y su piadosa hermana; del humo de las hogueras humanas en París y en Meaux... Este mes les dio tiempo para pensar. El abogado de la Iglesia en Noyon había muerto. Ahora Juan, el hijo mediano que siempre habfa acatado sin objetar las decisiones de su padre estaba libre para obrar se- gún le pareciese. Pensó que no le convenía la Iglesia, con su ambición y sus rígidas formas de pensar; tam- poco le convenían las leyes; se volvió hacia la espe- cialidad de las letras. La vida de estudiante le encan- taba. Profundizar más en el griego y latín; leer la li- ter2tura que en estas lenguas existía, investigar en los clásicos, escribir sobre ellos, encerrarse en un despa- cho lleno de libros, ¿qué más podía desear, excepto conseguir un poco de venta para sus escritos que le permitiera aIquiIar una habitación quieta, comprar una escasa comida y la suficiente tinta y papel para trazar sus propias ideas, ¿,Y dónde mejor que en Pa- rís para llevar esta vida? Recientemente e1 rey Fran- cisco habfa convertido París en un lugar atractivo pa- ra los eruditos. Bajo la presión de Biidé, había orga- nizado un nuevo Colegio de "pensadores reales1' con- tra la voluntad de la Sorbona. Esto fue producto del interés de Francisco 1 por la nueva ideología ccnoci- da como Humanismo, que estaba alboreando en Europa. Por doquier la gente comenzaba a pensar por si misma, en lugar de dejar a la Iglesia que les mastica- ra todas las ideas. Los que eran capaces de ello, lefan la ciencia de los primeros siglos en latín y griego, for- mando asi m propio pensamiento. Este nuevo huma- pismo no era cristiano, pero tenía un gran valor. Ani- m6 al pueblo a buscar su propia forma de pensar en vez de aceptar ciegamente todo lo que la Iglesia les enseñaba. Las personas que empezaron a estudior las Escrituras por si rnismas descubrieron muchas cosas que la Iglesia tenia escondidas e ignoradas. Dios liso esta nueva ideología del siglo para enseñar a muclios a pensar y ayudarles a volver a Su verdad. Habiendo decidido ser erudito, Calvirio partió an- dando las 60 millas entre Noyon y París. Cuando llegó, iin amigo le ofreció hospedaje; pero el prefirió alqui- lar una pequefia habitación en el dormitorio del Cole- gir Fortet. Estaba mas cerca de los colegios donde teririr ia clases. El cuarto estaba sjtuado al final de una tortuosa escalera, en 'un corredor de habitaciones,
  • 20. AS^ FUE CALVINO donde alumnos y profesores vivían y estudiaban en común. Calvino se sumergió muy pronto en el estudio del latin y el griego. A1 mismo tiempo estudiaba he- breo. Durante el día asistía a las clases, de noche la luz de una bujía brillaba es su celda. Estudiaba, leía, aprendía; Calvino se relacionó de nueva con su cír- culo de amistades poco comunes. Los eruditos le apre- ciaban. De nuevo entró en contacto con la familia de Cop, el médico real. Tomaba parte activa en las char- las en casa de Budé. Esta era la clase de vida que él soñaba. Mientras Calvino se inclinaba sobre los libros en París, Ulrico Zuinglio, el reformador de Zurich, mu- rió en el campo de batalla. Había salido como capelIan con las tropas protestantes de su ciudad para repeler un ataque de las tropas suizas fieles a la IgIesia de Roma. Al pararse Zuinglio y arrodillarse para con- fortar a un caído, fue alcanzado por los enemigos y muerto por una estocada de lanza. Vengativamente su cuerpo fue descuartizado y quemado. Esto ocurría el 11 de Octubre de 1531. Si el estudiante de París, oyó noticias de la batalla, no les prestó mucha atención. Estaba enfrascado en los libros antiguos y escribiendo otros. No podía imagi- narse que un día en la tierra de Zuinglio que habrfa adoptado, serfa conocido como reformador mucho mayor que el notable hombre de 48 años que había sido asesinado bajo un peral cerca de la carretera. VII Escritor Arruinado El libro estaba por fin terminado. Le había costado siete u ocho meses de rudo trabajo, a más de las ho- ras empleadas en el estudio y las clases. Con el orgu- llo propio de un joven erudito, Calvino tomó el ma- nuscrito y se dirigió al taller del impresor. Había ven- dido algunos de sus escasos enseres para pagar parte del costo de la impresión. El resto del dinero lo había pedido prestado. El libro estaba dedicado a su amigo de la infancia Claudio de Hangest, sobrino del obispo de Noyon. Claudio era entonces abad del Monasterio de San Eloy, en Noyon. "Acepta este mi primer fruto -es- cribió Calvino- de derecho te pertenece, y a tu her- mano, pues a ambos os debo lo que soy y tengo, por las atenciones que recibí en mi niñez en vuestra casa". El libro de Calvino salió de la imprenta, en Abril de 1532. Se trataba de un ensayo sobre el filósofo ro- mano Séneca, que vivió en los tiempos del a~~óstol Pablo. Era cosa muy popular entre los estudiantes leer libros antiguos famosos y escribir sobre ellos. Por ser el primer libro de un autor de 22 años de edad el "Comentario" de Calvino sobre Séneca era un traba- jo sorprendente. Estaba escrito en un latín excelente. Calvino había consultado 56 libros latinos, 22 griegos, y siete Padres de la Iglesia, a más de los escritores de sus días. Sólo había tres insignificantes referencias a pasajes de la Biblia. Pero el libro no tuvo venta. Pasó inadvertido. Cal- - - . vino presionó a sus amigos a comprarlo, a recorwn- darlo a otros; pidió a los profesores que lo adoptaran. Envió una copia al erudito Erasmo de Basilea. Pero
  • 21. el libro no se vendía en forma alguna. Si malo era ser ignorado como escritor novel era peor todavía la deu- da que había contraído con el impresor. ¿Estaba seguro de que esta vida de estudiar y es- cribir era la que más le convenía? ¿No hubiera sido rnejor terminar la carrera de leyes que había inte- 1.rilmpido al ocurrir la muerte de su padre? Empaque- tó sus enseres y sus libros y los envió a Orléans. El si- guió el mismo camino andando. Respetuosamente los estudiantes de la provincia de Picardia, le eligieron secretario de su club, con sueldo. Quedaron empero decepcionados y resentidos interiormente cuando en vez de obsequiarles con una fiesta para celebrar su elección dio el dinero que ha- bía de gastar en ella, a la biblioteca de Universiaad para la adquisición de nuevos libros. Pero todos res- petaron su decisión. Calvino permaneció de nuevo en Orléans cerca de un año. En el verano siguiente se vio obligado a ir a Noyon, llamado por su hermano Carlos, cuyos proble- mas con la Iglesia habían ido en aumento. La carre- ra de Juan estaba ya terminada, pero no iba a recibir su diploma de doctor; sucesos inesperados lo impidie- ron. De regreso a casa, en la plaza del mercado, pre- senció las manifestaciones contra los herejes llamados luteranos. Estuvo en una sesión con los clérigos del tribunal a los cuales oficialmente pertenecfa. Como se las arregló para ayudar a su hermano Carlos, acusado de herejía en aquella sesión, no se sabe. En Septiembre de 1533 Calvino volvió a Parfs y se alojó con un vendedor de ropas, Etienne de la Forge, que vivía en casa de Pelicano. Tres meses después huía para salvar su vida. La Fuga La gente estaba excitada en París, Nicolas Cop, el joven rector de la Universidad de París había teriido su plática anual correspondiente al Día de todos los Santos en la Universidad. En vez de hablar sobre los santos de la Iglesia nuestro hombre habló sobre el te:{- Lo: "Bienaventurados los pobres en Espíritu" y siguió predicandc el evangelio de Dios y la salvación por gracia. I-fabló en contra de la persecución que se hal~írt desencadenado contra los que habían vuelto a la Bi- blia. Citó a Erasmo, ciiyas obras estaban prohiliidas por la Sorbona. Cop dijo, tniiclias otras co,qas pai-cci- das a las ideas de L,utero, aiinque sin citar la pro- cedencia. Los profesores de la Sorbona estaban fiiriocos. 130s monjes irrumpieron en el Parlamento y demanrlaron que el rector fuera arrestado. No piidieron prc~ionnr al rey porque el débil Francisco estaba en Marsella haciendo arreglos para casar a su segundo hijo con una sobrina de1 Papa que había acudido por barco pa- ra entrevistarse con el rey. Ocurría también otra sosa relacionada con el dis- curso del rector. Se murmuraba que lo había prepara- do con la ayuda de un joven estudiante llarnado .Tliar-i Calvino. Ciertamente, Nicolás Cop había sido amigo cie Calvino por mas de 10 años. A menudo se encon- traban y trabajaban juntos. ¿Qué les ocurriría ahora, cor! todo el poder de la Sorbona en contra?
  • 22. ASÍ FUE CALVINO A finales de Noviembre de 1533, casi un mes des- piiés de su discurso, Nicolás Cop salió en procesión académica hacia el palacio; vestido con su indumen- taria de rector. Con los ujiers que le precedían lle- vando las mazas doradas de su oficio, iba al Parlamen- to para contestar a un sumario en 3u contra. De re- pente, un mensajero fue a su encuentro trayénUole aviso de iin diputado amigo: -"Escapa por tu vidav- le dijo el mensajero. La Sorbona ha persuadido al Par- lamento para que no te absuelvan. E1 rey esta fuera de París y nada puede salvarte. Nicolas Cop se esciirrió por una callejuela; arrojó su capa y vestiduras oficiales y desapareció entre una multitud de estudiantes dispuestos a ayudarle. Al ca- bc de una hora cruzaba disfrazado la puerta de San Martín de la muralla de París. Huyó tan deprisa que se llevó el sello de la Universidad consigo. Irritado por esta huída el jefe de policía, envió a siis aguaciles con orden de que detuvieran a Juan Calvino a toda costa. Pero los estudiantes eran más listos que las autoridades. Mientras varios entretenían a los aguaciles al pie de la escalera, otros ayudaron a Calvino a huir por la ventana posterior, haciendo una cuerda con la ropa de las cama.. En casa de un amigo propietario de una viña, Calvino se vistió de viñatero. Abandonó la ciudad con un hazador sobre su espalda, caminando al Norte, hacia Noyon. Los aguaciles cogieron sus libros y sus papeles pero no pudieron prenderle a él, ¿,Qué le habla ociirrida a Calvino para convertirse en una pieza de caza? Hasta entonces se habfa dado a eonocer como excelente estudiante, joven escritor, y futuro sacerdote. Las ideas que esparció junto con Ni- colás Cop, que tan furiosos pusieron a los hombres de la Sorbona, ¿dónde las había aprendido? ¿Cuándo ha- bían entrado en su corazón? Calvino,.venía conociéndolas durante muchos años por los escritos de Lefevre y más tarde de Lutero y Zuinglio. Las habla escuchado también de boca de su primo Olivetan, que - había).discutido muchas horas con él cuando ambos eran estudíantes; y también de su profesor de griego, Wolmar, . del cual conservaba hondos recuerdos. Finalmente las habia escuchado con amargura de corazón de su hermano Carlos, ex- comulgado de la Iglesia por sus herejías. Pero sobre todo Calvino habia encoritrado personalmente el fun- damento de estaas ideas, cuando estudió hebreo y grie- go y pudo leer la Biblia en sus lenguas vernaculas. fte- cientemente había visto las ideas en acción con el fue- go de los martirios, y en casa del píadoso posadero de la Forge, cuyo hogar era refugio secreto para todos los creyentes de cualquiera procedencia. Durante mucho tiempo el corazón de Calvino no había estado maduro para asimilar la verdad. "$1 climax de mis aspiraciones" -dijo refiriéndose a aque- llos días- era ser un literato, ganando con mis escri- tos lo suficiente para llevar una vida libre y honora- ble". "Pero a pesar de que tuve períodos de quietud, estaba lejos de la verdadera paz de conciencia, y cuan- to más me examinaba a mi mismo, más se me clava- ban espinas en la conciencia, de forma que mi único solaz era sumergirme en el cansancio y el olvido,.. "Cuando yo estaba siguiendo el curso de vida que ha- bía elegido, se levantó aquella doctrina diferente, que no nos separaba de la fe cristiana, sino que nos traía de nuevo a su verdadera fuente al limpiarla de impu- rezas, restaurándola a su pureza original. Escandalizado, cerré mis oídos, y confieso que al principio resistí apasionadamente. Mi mayor dificul- tad era confesar que toda mi vida había estada en un error. Pero mi mente estaba lista para prestar seria stención y a la larga percibí como si la luz brillara
  • 23. ASf FUE CALVINO sobre mi, dentro de la oscura prisión de error en que me hallaba sumergido. Con gran temor y temblor an- te la miseria espiritual en que había caído y temiendo la muerte eterna, no pude hacer otra cosa que seguir "el Cwnzino", condenando toda mi vida pasada, no si11 geri~idosy lagrimas". Esto es lo que Calvino escribió a un cardenal, seis uiios despues de que Cop pronunciara su discurso. Calvino pone estas palabras en boca de un personaje iniaginario convertido al Protestantismo, pero son fra- ses de su propia experiencia. Pinta en su escrito la figura de un hombre que estaba en la Iglesia buscan- do la paz de s u alma febrilrnente, por todos los carni- nos, estudiando, escribiendo, llegando a ser un erudi- to humanista. Finalnierite, con gran dolor y estupor, Dios misrno lo sitúa en el verdadero camino. "Dios subyugó mi corazón... con una conversión repentina -dice Calvino de si rnisrno en su comenta- rio a los Salmos-. Inmediatamente me sentí inflama- do por uri deseo intenso dc progresar en ~ i i inueva le, y a pesar de que no pude abandonar los otros estu- dios me dedique a ellos con menos ardori). Parece que esta repentina "transformación1' debió tener lugar algún tiempo después de escrita su obrá sobre Séneca, en la cual escasamente menciona la Biblia. Fue rnás bien durante los últimos meses de sus estudios en Orléans. Quizá la luz irrumpió en Calvino cuando vivía en la casa del Pelicano con el devoto Forge. Fuese cuando fuese que ocurriera, una cosa es cier- ta. Juan Calvino, el futuro sacerdote, abogado y eru- dito secular, había muerto; en su lugar se levantaba el "Juan Calvino, siervo de Jesucristo". Enfre Nobles y Erudifos Desde el rnes de Noviembre en que abandonó Pa- rís con SU disfraz de viiíatero, Calvino llevó una vida nómada. Se dirigió en primer lugar a Noyon, donde estuvo unos días. Pero Margarjta, la hermana del Rey, se había enterado de que iba a ser' capturado. Persuadió al Rey, quien había regresado ya a París, a que tuviera compasión de Calvino, y la "pieza de caza1' regresó a Paris donde se entrevistó con Margarita. Probablemente se detuvo para visital- a "de la Forgel' y abandonó de nuevo la ciudad. Entonces se dirigió a Angoulcmc, a casa de un ami- go y antiguo compañero de clase, Luis du TilleL, canó- nigo de la catedral, quien simpatizaba con las ideas de 1,efivre. Vivía en una casa grancic y si~iltiiosay había Iic>l*cda clo tic su liadrt! cle : ; ii 4 riii l II~IJ-os, iriiiir*ii:i:ii ~ i - blioteca en aquellos dias, teniendo en cuenta que el ar- te de la imprenta se hallaba en niaritillas. Calvino fue bienvenido en casa de Tillct y perrria- neció allí durante varios meses bajo un nonibre su- puesto. Usó nueve noinbr'es distintos en distiritos luga- res. En casa de Du Tillet, sc hacía llaniar Carlos dc Espcdille. La biblioteca de Dii Tlllet ci'a ilri lugar idcal para el joven estudiarite. Calvjno se ensarzó con ardor Pri cl estudio durante dí? y noche examiliarido y forta1ccicr1- dose en la nueva fe a la cual había abierto los ojos. Fe- liz con lo que iba descubriendo, czcribió a su amigo Da- niel, en Orleans:
  • 24. ASÍ FUE CALVINO "Ile aprendido de la propia experiencia que no PO- dernos predecir el futuro. Cuando empecé a estudiar me promctia a iiií niismo una vida facil y placentera, y lo tenia todo a mano para conseguirlo. De pronto, me di cuenta de que mi situación pudiera no concordar con inis deseos, y que se iiie estaba preparando una inoi-ada quleta iriás allá de todo lo que yo podía espe- rar, y esto son los designios del Señor, quien tendra buen cuidado de nosotros, si a El nos sometemos hu- rnildemente". quedó Pero e1 hornbre con nombre supuesto, no so solo en su placido nido. Eruditos y letrados que visita- ban a Du Tillet, le buscaron para conversar con el, y Dios le saco de su estudio para conducirlo al c ~ m p o de trabajo entre gentes sencillas. El joven delgado, vestido con una bata negra, iba y venía por todas partes. Man- tuvo reuniones secretas en casas particulares. Junto a SUS ávidos oyentes en una pequeña gruta junto al río, y la gente acudía, juganciose Ia propia vida, para oir las palabras de este hombre al que se intentaba cazar. En Abril de 1534 Calvino fue a visitar al anciano profesor Lefevre, a quien no habia visto nunca. Lefe- vre estaba de regreso en su tierra natal, Nerac, una ciudad bajo la protección de Margarita, reina de Na- varra. Lefevre contaba casi cien años de edad. La pri- mera edición de la Biblia en francés acababa de salir de la imprenta. A él se presentó este joven, que no lle- gaba a los 25 y era conocido ya como un lider entre los que volvían a la verdad de las Escrituras. Tanto el an- ciano como el joven amaban a su querida Francia. Arn- bos habían nacido en la provincia de Picardia, famosa La gente común discutía sobre La Biblia por la valentía de sus habitantes para mantener una fe mas de acuerdo con las Escrituras. El anciano habia sido el primer lider de la Reforma francesa. Ha- bía intentado realizarla de una forma pacífica, pei'ma- neciendo en la Iglesia de Roma y pro~noviendola fe evangélica desde el interior. Algunos dicen que en sus últimos años el anciano profesor lamwitaba esto, y que el experimentado catedrático, viejo y ciego, declaro al joven lider la imposibilidad de oponerse a la Sorbona, la Iglesia y la Corte. Cuán inútil era tratar de levantar de su decadencia y superstición a la Iglesia de Roma como tal, y volverla a la Palabra de Dios. Pero dijo a Calvino: "Tú serás el instrumento para establecer el reino de Dios en Francia". ¿Presintió que su manto de caudillo caería sobre el joven que habia ido a vi- sitarle? 49
  • 25. ASÍ FUE CALVINO Nadie sabe lo que comentaron, el anciano líder, a las puertas de la rnuerte, y el ardiente devoto de la nue- va fe recien hallada. Con la entrevista fresca eri su niente Calvino partió para Noyon: había hecho la de- cisión. El cariñc; del viejo profesor que liabía en vano esperado cambiar la Iglesia desde dentro, no era para él. Para una nueva Fe se necesitaba una nueva Iglesia (aunqueni la fe ni la iglesia eran nuevas; la Fe era an- tigua, tan antigua como la cruz del Señor)pero la Igle- sia había perdido esa fe antigua que algunos habían re-descubierto en la Palabra de Dios. Por esto la Igle- sia debía nacer de nuevo, como la primitiva Iglesia de Pentecostés: una iglesia de Cristo conforme a su Palabra. Dos meses después de cumplir los 25, Juan Calvino se puso de pie ante todos los clérigos de Noyon, en la. catedral bajo cuya sombra había crecido. Contó a es- tos hombres de la Iglesia, quienes en su mayoría no le habían visto desde su niííez, que no estaba dispuesto a continuar siendo un sacerdote de la curia romana y que abandonaba sus beneficios con todo su salario de trigo en grano. El 21 de Mayo de 1554, el más famoso hijo dp Noyon traspasó sus puertas por última vez, siguiendo la mis- ma ruta que había tomado cuando de muchacho se di- rigió a París. Ya no pisaría mas aquel camino, ni en- taría de nuevo en la casa hogareña junto al mercado. Prosiguió su propio camino, sin hogar y sin iglesia. Errante y Perseguido Fue un aiio de vagabundear huyendo de la perse- cución. Iban tras la pista de Calvino como de un hereje ap- to para ser quemado. Pero también era objeto de otra caza muy diferente, por gente hambrienta de la verdad a quienes él enseñaba y predicaba. "Dios me trajo por diferentes revueltas y continuos cambios, de modo que riunca me permitió reposar en ningún lugar..." Escri- bió Calvino recordando aquellos meses. Fue primero a París, después que dejó Noyon por la últirna vez. No podía estar lejos de los creyentes que se hallaban en la capital. Conocía sus contraserias y sus lugares secretos de reunión. Eritró de riuevo en la casa De la F'orge, quien se sintió asustado por la osadía de Calvino. Secretamente fue llevado de uno a Ctro entre los hogares de los fieles, enseflando, aniniándoles y confortándoles. Calvino habló en muchas reuniones secretas, a ve- ces interrumpidas por los gendarrnes. El sabía como escurrirse por un pasillo, saltar por una ventana, con- fundirse con otras personas en la oscuridad y escapar de los tiros de mosquetón. En aquellos días Calvino so- lía decir al final de sus mensajes, levantando sus ma- nos al cielo. "Si Dios es por nosotros ¿quién será contra nosotros". Los que no pudieron escapar a la gendarme- ría, cuyos lugares estaba11 vacíos en las reuniones se- cretas porque se encontraban en la cárcel esperando turno para ser quemados, hicieron honor a la verdad de estas palabras. .
  • 26. ERRANTE Y PERSEGUIDO De la Forje presiorio de nuevo a Calvino para que abandoriara Par~s.Vuestra vida no esta segura aquí. o i a c a os necesita. Los protestantes no tiene11 otro lidei y todo1depende de vos. Idos, antes de que sea demasiado tarde. Calvino todavía espero. La gente de París le nece- sitaba también. Tenía tairibien una cita que había cori- certado coi1 iin joven español llaniado Servet. Este, dos ai~os mas joven que Calvino, nego la tririida d de Dio4 proclaniando que el solo poseía la verdad. Había veni- do a París después de tratar de encontiaarseguidores de sus ideas en los estados germanos. Ahora esperaba eorivencer al francés con quieri tenia que entrevistarse. Caivino mantuvo la cita. Disirazado acudió a la ca- sa que se liabía concertado. Inlpacientemeiitc esl>eró al espai1ol. Pero Servet no acudió. Dieciriueve años despii6s apareció Scrvet eri una ciudad helvetica y se encaro con el lioiiibre a quien Iiabía proinetido eiicoii- trar eri París. Desde París, Calvino fue a otras ciudades, en pri- iiier lugar a las llanuras, cerca de Poitiers, donde teriía arnjgos. Alli hablo y enseiio, prirnero en uii bosque, y después en una cueva secieta, a la luz de antorchas. Alh F e dice que Calvino celebro la Cena del Señor poi. ~ r i m e r a vez, usando una roca llana coino mesa. Lo hizo de una iorma simple, citarido las palabras de Cristo, sin el aparato pagiino de la Iglesia Catolica. Desde Poi- tiers Calviiio envio sus prinreros misioneros a predicar y enseñar a todos los lugares donde la gente estuviera dispuesta a escuchar. Pero Iti gciidarrneria estaba estrecharido el cerco, informados sobre uii honibre vestido de negro que se liospedaba eii la ciudad. Calvino se escapó a Angoúle- ine, a casa de su coiilpañero Du TilIet. De nuevo la gente fue a su encueritro y le pidieron que les enseiiara. "Mi escoridite eran las escuelas publicas", dijo el hom- bre que se llamaba a si mismo miedoso y modesto. Luego fue a Orleans donde había estudiado leyes. Alli terminó la primera publicación de sus escritos des- pués de su conversión. Se trataba de un pequeño libro en latín con el título imponente de "Psychopannychia7). En él, Calvino escribió contra los que creían que el al- ma duerme después de la muerte Iiasta el día del juicio. El alma se conserva viva y despierta después de ha- ber abandonado e1 cuerpo -clamó Calvino-. En Or- leans escribió también dos prefacios a la versión frun- cesa de la Biblia ya completada por su primo Olivetan. Este intenso escribir sobre tenlas cristianos fue la obra del nuevo Calvino. i Cuan diferente de sus antiguos es- critos, como erudito, sobre Séneca! En aquellos días llegaron secretamente a París y a otras ciudades francesas gran cantidad de carteles, es- critos en francés, que protestaban contra la misa ca- tólica. En la mañana del 18 de Octubre de 1534, los car- teles aparecieron misteriosamente en muchos luqares públicos. Se encontró uno incluso en el dormitorio del rey, en el arca donde guardaba su ropa. Corrjó el ru- mor de que el rubio y rechondo reformador Farel los había escrito en Suiza, donde se encontraba trabajan- do. La redacción era fuerte y atrevida. E L rey Francisco, a quien se mencionaba en los mis- mos carteles juró venganza. La Iglesia de Roma, llena de furia le empujaba. La "affair des placards", como lo llamaban, llenó todas las prisiones. El humo de los sa- crificios humanos se levantó con más intensidad que nunca. Se inventó un nuevo sistema de tortura. Una especie de palanca arreglada de modo que se pudiera meter y sacar a la víctima del fuego a fin de qiie se tostase lentamente, prolongando lo más posible el ho- rrible martirio, en lugar de quemarle y quitarle la vi- da de una vez. En ningún lugar de Francia había i i r i -- --. solo protestante a salvo. 53
  • 27. ERRANTE Y PERSEGUIDO AS^ FUE CALVINO Calvino, tratando de encontrar un lugar seguro pa- ra estudiar y escribir, cabalgo liacia la frontera germa- na del Rhin. Jinete a su lado, y acompañado de dos sirvientes, iba Luis du Tillet quien había decidido abandonar su trabajo y su valiosa biblioteca para se- guir a su amigo. Los dos cabalgaron hacia el Este en dirección a Metz, distante doscientas millas de París. Era invierno; el frío les atería y el viento les azotaba silbando con- tra su rostro. En cada parada donde tuvieron que pa- sar la nache los viajeros temían que alguien pudiera descubrirles y denunciarles como herejes. Calvino via- jó constantemente con dolor de cabeza y el esfórnago trastornado. Por si esto fuera poco los dos amigos se levantaron cierta mañana para descubrir con sorpresa que uno de los sirvientes había huído con la bolsa1del dinero. El ladrón se había escapado con su caballo, dejando a sus dueños sin un solo céntimo. No podían pedir 8- nero sin darse a conocer. El otro criado, un poco mas considerado, les prestó la suma suficiente para poder llegar a Estrasburgo donde Calvino tenia amigos en- tre los pastores protestantes. El pastor Martín Bucero se encontraba allí ayudando a los refugiados franceses que huían de la ola de persecución que se había desen- cadenado en su país. Calvino le había escrito con aiite- rioridad recomendándole a uno de los refugiados. Quizás por no encontrar la ciudad de Estrasburgo suficientemente tranquila, Calvino y Du Tillet prosi- guieron más hacia el sur. Existe una leyenda que ase- gura que Calvino se detuvo durante el camino para vi- sitar al erudito holandés Erasmo de Rotterdam. Eras- mo fue el hombre que devolvió al mundo e1Nuevo Tes- tamento con una nueva traducción, directa del idioma griego; pero este gran erudito "que facilitó el camino para la Reforma" descubrió que de su huevo había sa- lido un pájaro totalmente diferente de lo que ~iiponía, en el gran movimiento religioso de Liitero y Zuinglio. Cuando se dio cuenta dc lo lejos que iba la Reforma y la oposición que levantaba, Erasmo sc retractó de las verdades que li~bía desciibierto cn el Nuevo Testameri- to e hizo las paces con el Papa, quien le ofreció el bi- rrete cardenalicio en premio a sil cambio de aclitud. Serfa conocido por la hi~toriacomo un erudito hiirna- nista adherido a la Iqlesia de R,oma. Ciianclo Calvino se detuvo para visitarle, Erasmo era ya viejo. 40 aitlos más viejo que Calvino y a sólo unos pocos anos de sii muerte. ¿Recibió friamente al lider francés qiie se de- tuvo para verle? A principios del año 1535 los dos amiyos lle~arnn a caballo a la ciudad de Rasilea, el ccntro suizo de la li- teratura y las artes gráficas. Alli, por niás dc un aiio, cesaron sus deventuras. Calvino había encontrado poi- fin un poco de descanso. En una casa de los siiburbios alquiló una habitación a la señora Catalina Klein; cerró sil puerta v FP ??ilsv a trabajar. Adoptó el nombre de Martinus L I I C ~ ~ ~ I ~ S , muy parecido al propio nombre de Lutero; no hahia más que un cambio de letra en la forrna latina de am- ambos. S610 un reducido número de nersonas cabía qilii! era en realidad Lucaniiis. Uno de los qiie conocían Sir verdadero nombre era Nicolás Cop, el anti~uo rector de la Universidad, quien se encontraba en Basilea. Nrt había visto a Calvino desde el día en que tiivo que e?- caparse, cuando iba en procesiór! honorífica hacia na- lacio, y Calvino se deslizó con una cuerda hecha de S,?- banas, escapando por la ventana de su habitación. 1,~- jos de París compartieron las noticias que ambos tcnian sobre la fiera persecución en su propia tierra.
  • 28. AS^ FUE CALVINO Tales noticias no eran buenas. Algíin prisionero tí- niido, para salvar su vida del fuego, había revelado las casas de los que asislían a las reuniones secretas. El fu- ror real cayó sobre ellos, a pesar de que estas personas no habían colocado los carteles provocativos. De la Forje, aquel hoinbre pío y generoso, cuya casa era el refugio (le los creyentes, había muerto en la hoguera. Sil mujer estaba en la prisión. Calvino no podía pensar en La Casa del Pelicano sin estos queridos amigos. El zapatero paralítico, Milon, fue también arrojado al ca- rromato que le condujo a la muerte por fuego lento. Du Bourg, un rico mercader que había asistido a las reuniones, fue muerto también, y a Apolille, albañil, le cosieron la lengua al paladar con una pinza de hie- rro porque al ser atado a la estaca no quiso cesar de hablar de su Salvador. Había muclios lugares vacíos en las reuniones secretas de París. E1 rey Francisco no vacilaba yla más respecto a su actitud con 10s grotes- Ce[ebj-ando la comunibn en cuevas de Francia tantes. Las súplicas de Margarita, no le movían a coin- prisidn erari sólo una casta perversa de rebeldes Y re- ~asión. pero fue 10 suciente clemente para librar de la volucionarios, un grupo de Anaba~tistas que qucrian Prisión a tres de SUS propios ministros y enviarlos a un separar la Iglesia del Estado. monasterio. Allí, dos de ellos se arrepintieron de sus ¿Eran rebeldes y revolucionarios, el generoso De la convicciones Protestantes y volvieron a la Iglesia de Forpe, el paralítico Milon, Y tantos otros a quienes cal- Roma. El tercero, Corault. era casi ciego, pero a pesar Vino y como a hermanos en Se- de esto, escapó Y Se refugió en Basilea. ~ l l í encontró a fiar? Nadie en Francia podía hablar sobre los que eran Calvino y tuvo ocasión de explicarle 10 que estaba su- arrojadoc al fuego. Nadie, dentro del país podía decir cedierido en París. la verdad sobre la fe de los mártires. pero un francei Al Rey Francisco, le pareció necesario esparcir una en el exilio, podía hablar. gran de mentira acerca de sus persecuciones. Era ~1 francés hospedado en casa de Madanle Kleiny ni 10 suficiente inteligente para ver que otros paises, espe- Basilea, se sentó en la mesa Y mojo SU pluma en e] tin- cialmente 10s Estados Protestantes de Alcrnania, no es- tero. Trabajó febrilmente para terminar pronto la '¿irían de acuerdo con SUS crueldades. Necesitaba a es- obra que había Era a fines del verano cuan- tos países como aliados contra el emperador Carlos de do la página dedicatoria añadida a 10s seis E;5pafia7 que le habían derrotado en ~ a v i a . por esta pítulos ya terminados. Calvino fue a visitar a su ami- escribió a 10s príncipes de Alemania explicándo- go Thomas platter, el impresor cuya tienda ostentaba les que 10s horribres que mandaba a la hoguera y a la el signo del 0~0-i''egro. 56 57
  • 29. INSTITVTIO CHRI- f t i a n ~ religionis, in libros qua- taor nane primhtn digeitn, certifqite diftinctn capitibus, a& aptirrimam metliodum: aricta etiam tum magn acccfiione 1 % propemodum opus nounm haben pofit. I O H A N N E C A L V I N O A V T I I O R E . Oliua Roberti Stephani. Un Libro y un Rey El hombre a quien Calvino dedicó su libro, nunca leyó la página veintiuno, dirigida "A su más Cristiana Majestad, Francisco, Rey de los Franceses, de su súb- dito Juan Calvino, deseándole la paz y la salvación que es en Cristo". Este hombre estaba deinasiado ocupado con sus bailes de cortesanas y sus proyectos de alian- zas contra sus enemjgos. Aunque hubiese leído el libro con su dedicatoria antes de entregarlo al fuego, lo que sin duda haría, nadie podía haberle dicho que cuatro- cientos años después el pequeño volumen sería corita- do entre los libros que han cambiado la fortna de peri- sar del mundo. El rey Francisco no podía syponer que la dedicato- ria a 61 dirigida sería apreciada por siglos como urla obra maestra de vehemente elocuencia, leída por rrii- llones de personas en rnuchos idiomas. La INSTITUCION DE LA RELIGTON CRTSTIA- NA, por Juan Calvino de Noyori, no vio la luz tan sólo como una súplica al rey de Francia, sino como tina ayuda espiritual a los nuevos Protestantes que necesi- taban se les mostrasen las verdades de la Biblia. Nadie de parte de la Reforma había definido dichas verdn- des de una forma ordenada. La mas grande contribu- ción de Lutero fue la traducción de la Biblia al alemán, y sus escritos eran sobre temas diversos. La Iglesia de Roma tenía una gran .organización, para definir la
  • 30. Verdad. Los seguidores de la Reforma poseían La Pa- labra, pero ¿quien debía coriducirles de una forma cui- dadosa a tina coinprension completa de las verdades escriturales? ¿Quién les iba a mostrar lo que la Biblia dice sobre el Señor Jesucristo; el Espíritu Santo; los Sacramentos y la Iglesia; la Fe y la Oración; la Ley de Dios, la libertad, y las obligaciones de la vida cristiana? --- . Sobre todos estos importantes temas estaba el fran- cés escribierido en Uasilea cuando le llegaron las iioti- cias de la violenta muerte de sus amigos. Luego tuvo noticias sobre los embustes del Rey Francisco. Conio s i un rayo hubiese iluminado so mente, Calvino vis- 1uiiibi.ó la forma en que podía defender la verdadera fe y a los calumniados en su Patria. Quizas pensó tam- bién en la posibilidad de mover el propio corazón del débil rey. El libro se convirtió en algo más que una guía para el estudio, vino a ser una obra maestra co- mo Confesión de Fe, la fe que era sellada con la carne abrasada de tantos mártires en Fraiicia. A iniciar mi trabajo, seiioi*"-dice Calvino a sil rey-, "nada estaba mas lejos de mi mente que el pen- sar en presentar mi Iiurnilde obra a vuestra serenisima Majestad. Mi intención era tan sólo establecer algunos principios fundamentales por los cuales los indagado- res... pudieran ser instruidos en la naturaleza de la verdadera piedad. Y dicha labor la inicié mayormente para inis compatriotas, los franceses, entre los cuales sé que hay multitudes hambrientas y sedientas de Cris- Lo, pero muy pocos poseen un conocimiento real de EI... Pero cuando vi que la furia de hombres malvados en vuestro Reino habia llegado a tal extremo que ya no habia lugar en vuestros doniinios para la sana doctri- ha, pensé que mi obra estaría mejor empleada si al tiempo de dar instrucción a ellos, presentaba mi con- fesión a Vos, para que pudiérais conocer la nhituraleza de la Doctrina que es objeto de tanto furor por parte de estos locos que están perturbando vuestro país oori el fuego y la espada..." "Por dicha razón, suplico a Vos, señor ( y la humil- de petición me parece del todo razonable) que toinkis personalmente conocimiento de la causa, que Iiasla ahora ha sido solventada de uria formaconfusa y poco cuidadosa, sin ninguna clase de ley y con nias pasión y criieldad que gravedad ji:dicial. No creáis que estoy arguyendo en mi propia defensa para procurarine un regreso seguro a mi tierra nativa, pues, a pesar de que siento todo el afecto que cualquier hombre sentiría por ella, todavía, bajo las circunstancias especiales en que se encuentra no deploro el haber partido. Suplico en favor de la religión divina, y consecueiitemente en nombre del propio Cristo...En vuestra mario esta, se- ñor, el no hacer oídos sordos a tan justa defensa... Es- te asunto que bien merece vuestra atención... es digno de vuestro trono..." "¿Qué más puedo decir? Analizad, señor, todas las razones de nuestra causa, y consideradnos los más in- fames de los hombres si no descubrís clarameiite que tanto nuestra labor como nuestros sufrimientos y vilu- perios tienen su único fundamentoen el Dios Viviente. Somos perseguidos tan solo porque creemos que "es vida eterna conocer al solo Dios verdadero y a Jesucris- .-- . - to, al cual ha enviado". "Por esta sola esperanza, algunos de nosotros somos atados con cadenas, lacerados con azotes, paseados co- mo objetos de burla, crueliriente torturados, y otros so- mos obligados a escapar huyendo..." Con la mente sagaz de un abogado, procede a enu- merar y arguir sobre cada uno de los cargos de que se acusaba a los Protestantes. Cita abundantemente la Escritura. Apela a los padres de la iglesia. En algunas
  • 31. ASÍ FUE CALVINO UN LIBRO Y UN REY ocasiones su lenguaje se hace duro e incisivo. Está su- plicando al Rey, pero al mismo tiempo luchando por la verdad, y no rehuye usar un lenguaje fuerte. "Somos pacifistas y honestos" -dice de si mismo y de los que en Francia son acusados de revolucionarios. "Aún ahora, en nuestro exilio, no cesamos de orar por vuestra .prosperidad y la de vuestro Reino. Hernos aprendido por la gracia divina, a ser pacientes, humil- des y modestos. Si alguno de nosotros usara el Evan- gelio como pretexto para la agitación, leyes tiene Vues- tra Majestad por las cuales castigarnos. Pero no sea culpado el Evangelio de Dios". "SeÍior... no desconfiamos de obtener vuestro favor si tan sólo leyerais una sola vez con serenidad... esta nuestra confesión, que intentamos sea nuestra defensa ante vuestra Majestad. Pero, si por el contrario, vues- tros oídos están tan imbuidos por las murmuraciones de los impíos como para no dar ocasión a los acusados de defenderse a sí mismos, y si la pasión cruel continúa persiguiéndonos con vuestra aquiescencia, con prisio- nes, azotes, torturas, confiscaciones y llamas, seremos de cierto, como ovejas de matadero, reducidos a las mayores estrecheces. Entonces con paciencia poseere- rnos nuestiXas almas, y esperaremos la poderosa mano del Seiior, que sin duda aparecerá y se mostrara pode- rosa para librar a los pobres de su aflicción y castigar a los que le desprecian, aunque ahora se regocijen en sil absoluta seguridad. Que el Seiior, Rey de reyes, se digne establecer vuestro trono con justicia y vuestro reino con equidad". Estas son algunas de las elocuentes frases que Fran- cisco 1nunca llegó a leer. En los años que siguieron, el libro llamado "Instituciones de la Religión Cristiana", creció como el árbol que brota de una semilla. En cua- tro ediciones sucesivas Calvino lo aniplió desde seis capítulos a ochenta, completando cuatro grandes to- mos. Sin embargo, no había nada en los ochenta capí- tulos que nolhubiera sido tratado en los priineros seis. El anciano enfermo que 50 años más tarde se esforzaba para completar la edición final, interpretaba la Biblia de una forma totalmente idéntica al joveti de 25 afios refugiado en Basilea. En la última edición, del aiio 1559, "La Institución" fue redactada siguiendo el orden del Credo Apostólico, al tratar de las verdades de la religión cristiana. Tres de las cuatro ediciones se publicaron en un la- tín académico. La cuarta lo fue en un vívido y ameno francés. Hoy en día "Instituciones de la Religión Cris- tiana" es un libro que puede leerse por lo menos en diez idiomas. De esta forma aparecieron los poderosos escritos que juntados en una sola obra, siempre basand~seen la Palabra de Dios, forman un Sistema completo de Doctrina. Las "Instituciones1' empiezan hablando de Dios y terminan tratando sobre Dios; el Dios Trjno y tres ve- ces santo. Calvino escribió de una forma clara, con la lógica de un abogado. En un estilo elocuente, como au- tor que maneja sus palabras y sus ideas cos destreza. Su mente extraordinaria abarcaba y comprendía las verdades de Dios en la forma más completa que al hombre le es dado hacer. Escribió apasionadamente, con un corazón entregado por entero a su Señor. Es- cribió humildemente, porque cornprendia que su alma había sido librada del lodo del pecado únicamente pcr la gracia de Dios. 63
  • 32. AS^ FUE CALVINO Nadie habia escrito antes de una forma así. Nadie había discurrido con la magnificencia con que Calvino lo hizo sobre las "Verdades de la Religión Cristiana". Pero Juan Calvino de Noyon ignoraba su éxito. 13re- fjrio, en los días de la prirriera edición, perriiaiiecer oculto tras una puerta cerrada y bajo un ncmbre supuesto. "Que ini objetivo no era el ganar fama se demos- tró en el hecho de que inmediatamente después de sa- lir a luz la obra abandone Basilea y nadie en la ciudad conocía que yo era el autor" -dice posteriorinente, cuando ya su obra empezaba a ser famosa. El huésped de Mme. Klein, Martin Lucanius había pasado muchas horas en la tienda que ostentaba la insignia del Oso Negro, leyendo las pruebas finales del libro cuya portada decía en latín "Juan Calvino de No- yon". Era en Febrero de 1536 cuando termirió la co- rrección de pruebas y poco después de entrar en el mes de Marzo el libro fue repartido para su venta en las librerías públicas, cuando Lucanius y su compaiíero Du Tillet habían abandonado ya la ciudad. Unos kiló- metros al sur de Basilea Lucanius cambio su nombre por el de Carlos Espeville, que significa "Ciudad de Esperanza". Du Tillet se hizo llamar Louis du Elaut- mont o sea "Monte Alto". ¿Por que lo hicieron? E1 señor "Ciudadde Esperanw" y el seiior "Monle Alto", proseguían su camino Iiacia Italia, tierra del Papa; sede de la Iglesia de Ronia, y su vida corría el inayor peligro si eran reconocidos. XII Viajero por Italia y Francia En un castillo, del norte de Italia, vivía una joven mujer que hubiera sido reina de Francia si la ley no dispusiera que el trono debía ser Únicamente para los varones. Rija del rey Luis XII, la princesa René habia estado prometida con el emperador Carlos V de Espa- Tía, y posteriormente coi1 Enrique VI11 de Inglaterra. En ambos casos por razones políticas. Y por las mis- mas razones de Estado casó al fin con un italiano, el duque Hércules de Ferrara, quien, se hallaba intirna- iiienie vinculado con la Iglesia de Roma, por ser nieto de un Papa. El duque trajo a su duquesa francesa a Italia con una pomposa procesión de pajes vestidos de escarlata y clarines de oro. A pesar de que su enorme castillo en Ferrara estaba enmohecido y amenazaba ruina, la vida en su corte era alegre y extravagante, y sus bailes, ban- quetes y diversiones no conocían fin. Los enanos, los monos y los loros acababan de dar colorido a las fiestas, Pero la duquesa René trajo consigo de Frarcia una fe que no agradó al duque. Fe que había aprendido del anciano profesor Lefkvre, de su prima Margarita y otros nobles evangélicos. Al principio el duque lo tole- ró, y no se opuso a la presencia de protestantes fran- ceses en n icorte. Pero la Iglesia de Roma muy pronto le asigno su deber. Estos frenceses eran enemigos del Papa, servidores de la herejía, su lugar no estaba en el castillo de Hércules, nieto de un Papa.
  • 33. Fue cuando el duque de Hércules empezaba a apre- tar los tornillos a los amigos de su mujer, cuanclo los viajeros de Basilea se acercaron a los muros de Ferra- ra. Llegaron disfrazados de monjes, y se dice que la du- quesa René les recibió solícitamente. Quizá su secreta- ria Clerrientina Marot la habla informado sobre el jo- ven lider de los protestantes franceses. Clementina ha- bía sido la núrnero seis en la lista de sospechosos du- rante la "Affair de los pasquineswen París y había es- capado a Basilea. Al llegar Calvino, la duquesa tenía que protegerle contra la inquisición que ya había empezado a interro- gar a varios de sus amigos. La historia dice, que Cal- vino se encontró por primera vez con la duquesa y sus dainas de compañia, secretarnente en'una pequeña ca- pilla, cerca de la habi~acionque se le había asignado. Quizás Calvino había llevado consigu algunas hojas de sus "Instituciones", y con prudencia y sigilo probable- mente pudo hablar con otros personajes de la Corte. Cuando Calvino llegó a Ferrara la duquesa canta- ba tan sólo 24 arios de edad. Grandes calamidades la aguardaban. Sería presionada a volver a la "verdade- ra" iglesia de Elorna. Al rehusar hacerlo llegó a ser en- carcelada y separada de sus hijos para que estos pu- dieran ser educados en la fe Católica. Mas tarde apa- rentaría ser obediente a la Iglesia,para poder volver a su iamilia. Pero después de morir el duque de Hércules regresó a su castillo en Francia para convertirlo en iin llospital-oasis para los cristianos perseguidos en aquel país. En las guerras religiosas francesas, su propio yer- no conduciría tropas contra los protestantes, pero ella se mantendría firme en su fe. Calvino en Italia a los veintisiete a"0S En medio de todas sus futuras penalidades, el mas riel consejero de la duquesa sería el joven vestidc de negro que ahora se encontraba en la corte de Fcrrara. animándola a seguir adelante. La duquesa nunca vol- vería a ver a Juan Calvino, pero sería su princillal ayii-
  • 34. da para rriariterierse firme en su fe. Por iiiedio de car- tas eiitradas de conirabarido al castillo, y hasta en su pi'ision, la duquesa podría oir a so consejero espiritual. 28 aiios nias tarde, en sil leclio de inuerte, Calvino dic- taba su iiltiiria carta a la (luqiiesa llené, que en aquel eritorices v i ~ ~ ~ a en su castillo de Montargi, en Fraiicla. Teiriía que los protestaiites se avei-goiizaran de ella por ser la suegra de un hombre que luchaba eri su con- 11.a. "No, Madam", -dictaba con toda seguridad- a pesar de que su voz casi no alcanzaba a ser oída por el amanuense- "ellos OS aman y aprecian y saben que este parentesco no os priva de iiianteiier una pura con- fesión y profesión de la fe cristiana, y que lo probais, no solo de palabra, sino con heclios notables... pues yo misnio admiro en gran inanera vuestras virtudes'.. Pero todo esto estaba aun cubierto con el velo del futuro en aquel año 15:1G, cuando Calvino hablaba per- sonaliiieiite con la duquesa. Deseaba porler testilicar del puro Evangelio a otibaspersonas de la alta sociedad italiana, pero era lo suficiente prudente para darse cuenta de los peligrosos sacerdotes y cardenales que lc rodeaban y trató de no traspasarse. Sil plan había sido el de ir a Ferrara para confortar y fortalecer a la du- quesa, que era francesa y protestante. Esl~erabaque ella ~ o d r í a usar su iní'luencia entre los que la rodea- ban. Había esperado poder hablar y predicar. Pero eii vano. Eri el castillo. gobernado por el duque Hércules, la cuña de la oposición se había introducido va. Durante las seis u ocho semanas que pcrriianecio en Felarara,Calvino envió varias cartas. Una de ellas lue a Gerai-do Rousell, ex predicador de la princcsa Maiagai*j ia, al cual Calvino habia conocido y respetado. Ei :ay Fi.ancisco le había sacado de la prisión y puesto en un Monasterio, junto con otros dos predicadores de SLI hermana Margarita. Corault, que era casi c' es- capó a Basilea, pero Rousell abjurd de su "herejía" y regresó a la Iglesia de Roma. Por t.ste hecho el Papa le ofreció la mitra episcopal y Rousell la aceptó. Calvi- no no pudo contenerse en escribirle: "De Juan Calvino a un ex-amigo, actualinerits un prelado" decía la carta al nuevo obispo. "¿Que le ocu- rre a1 que como tu se convierte en desertor de su capi- tan, se pasa al enemigo y ayuda a destruir la tierra pa- ra cuya defensa estaba dispuesto antes a dar la vida...? Es duro -como sé por propia experiencia- el abarido- nar la casa propia y convertirse en un peregrino pero el Señor transforma este destino, que a los ojos de los hombres parece tan agrio, en un gozo inefable..." Los peregrinos de Ferrara partieron repenlinarnen- te. El duque de Hércules estaba arrojando a los herejes de sil corte, y la sospecha había caído sobre Carlos de Espeville y Louis de Hautmount. Ambos escaparon por las puertas de la ciudad. Algunos dicen que el del- gado joven vestido de negro predicaba en las villas que encontraba a su paso en el norte de los Alpes, y que era bienvenido en unas y arrojado de otras Louis de Hautmount. Nada se sabe de cierto sobre lo que ciu- rrio en este viaje. Probablemente los viajeros p a s - ron por el gran San Bernardo. Las cumbres de las montañas, rebosantes de la nieve que se derretía, saltaban retumbando sobre sus lechos de roca. ;Y aué sucedió entonces? L , - -L Llegaron noticias de que el rey Francisco, esperan- do convertir algunos herejes protestantes, habia ofre- cido seis meses de tregua en su persecución, para que los protestantes en el exilio pudieran regresar a sus ho- gaics y a la Iglesia de Roma. Calvino aprovechó la oportunidad. Cruz6 Francia y entró en París. Recor- dando, seguramente, a los amigos que ya no podría sa-
  • 35. ASÍ FUE CALVINO VIAJPRO POR ITALIA Y FRANCIA ludar, entr6 tristemente en la ciudad. Tomó la habita- ción en un hotel, pues la casa de Pelicano pertenecía a otros. En Paris, el 2 de Junio de 1536, dos notarios escri- bieron la: siguientes frases: "...Juan Calvino, licencia- do en Derecho, ante nuestra presencia y en sus plenas facultades,declara nombrar a su hermano Antonio, re- sidenteen París, su representante y administrador, con- cediéndole plenos poderes", ¡Juan Calvino, licenciado en Leyes! (,Dequé otra forma podría presentarse ante los notarios? ¿Cómo un errabundo, predicador hereje y escritor protestante? De ningún modo. Juan Calvino, "licenciado en Derechoi', hacía a su hermano represen- tante suyo para actuar en su nombre sobre todas las propiedades de la familia en Noyon. Calvino trató también el asunto con su Iiermanastra María. Su otra hermanastra, fiel a la Iglesia de Roma, se había casado y establecido en Noyon. Carlos había muerto excomulgado por la iglesia, y había sido ente- rrado durante la noche en una tumba desconocida, en un cruce de caminos lejos de la ciudad. La familia de Gerardo Calvino quedaba reducida a la nada, decían los habitantes de Noyon. ¡Una fami- lia tan respetada! ¡Tan fiel a la Santa Madre Iglesia! La piadosa hija del posadero había muerto demasiado joven para poder conducir a sus hijos por la senda rcc- ta de la Iglesia -insinuaban los católicos fanáticos-. El abogado hacía chocado con la ciiria y sus negocios. Y asf habia muerto, sin hacer las paces con la Iglesia, afirmaban otros. Su hijo Carlos, sacerdote, era-decían-de un ca- rácter ingobernable. Una vez, discutiendo con su padre cuando jovencito, le habia arrojado una maza, y por si esto fuera poco más tarde había abandonado el sacerdocio y vueltose a la herejía luterana. En su le- cho de muerte, se había negado a tomar los sacramen- tos. Enterrado lejos del campo santo, su alma no Iue bendecida por la Iglesia. El otro hijo, Juan, hiieno en sus estudios, y que iba a ser consagrado cuTa, estaba volviéndose el peor de todos. Escribía y ensefiaba, y la gente le escuchaba atenta y compkdcida. Enseñaba eiri- pero la herejía. Trataba de comenzar otra iglesia cti contra de la antigua Madre Iglesia y en contra del Pa- pa. Algún día sería quemado por sus maldades, si no en las hogueras de Francia en los fuegos del infierno. Lo que trataba de hacer era algo horrible. Juan el hereje, estaba ahora tratando de cambiar ia mente de su hermano Antonio, el dependiente que vivía en París y de su hermanastra María. <Ibanestos a cometer la locura de seguir a Juan dónde este qui- siera llevarles? Esto decía la otra hermanastra, la hija fiel, de Roma, ila única que no se había vucllo a la maldad...! Las mujeres piadosas de Noyon se persignaban cuan- do pasaban en frente de la casa de Calvino, jiiiito a la plaza del mercado. iA qué bajeza había Ilegado la familia! ! Juan, "el peor de todos1'viajaba de nuevo por Fran- cia. Los seis meses de tregua del rey terminarían pron- to. Si no apostataba de su fe, y de esto no tenía deseo alguno, pronto no habría ningan lugar en su tierra na- tiva donde pudiera enconderse de una forma segura, ni siquiera bajo puerta cerrada y con nombre supues- to, como pudo hacer en Basjlea. Y El necesitaba un lu- gar así para volver a estudiar y a escribir. Esta .cría su mayor aportación a la nueva fe protestnte, escritos y libros con los cuales los hombres pudieran alimentar sus almas. Quizás Estrasburgo fuera un buen lugar, o