El documento resume la historia del régimen franquista en España desde su inicio en 1939 hasta la muerte de Franco en 1975. Describe los diferentes grupos que apoyaron a Franco, la evolución del Estado franquista de un régimen fascista a uno más católico y autoritario, la política exterior de aislamiento inicial seguida de apertura, y la economía que pasó por etapas de autarquía, planes de desarrollo y finalmente crisis en los años 1970. Concluye describiendo el inicio de la transición a la democracia tras la muerte de Franco.
1. EL FRANQUISMO
→ Introducción
Los grupos que apoyaron la sublevación de 1936 eran muy variados. La alianza entre todos ellos se basó más en
sus odios que en sus aspiraciones. Todos estaban de acuerdo en repudiar la república y todo lo que representaba,
pero sus proyectos políticos eran distintos. A esto hay que añadir que Franco tampoco tenía una ideología clara,
solo una visión tradicionalista de rechazo del pensamiento liberal y democrático y de odio a la izquierda.
El régimen implantado por Franco perduró hasta su muerte en 1975. En sus casi cuarenta años se produjeron
muchos y muy profundos cambios dentro y fuera de España; por lo que la principal característica del régimen sería
su capacidad para adaptarse a las circunstancias. Lo único que permaneció inmutable fue la voluntad del dictador
de mantenerse en el poder. Esta adaptación camaleónica es lo que hace muy difícil definir al franquismo ya que
pasó de tener un carácter fascista a un carácter católico y abierto con el único objetivo de sobrevivir.
Aunque el régimen fue evolucionando, permaneció fiel a una serie de principios que nunca abandonó: Rechazo de
la sociedad burguesa contemporánea, negación de las instituciones democráticas, exacerbado nacionalismo,
profundo catolicismo y gran peso del militarismo.
Dentro de este pensamiento se integraban los grupos de apoyo al franquismo:
· Monárquicos. Nunca fueron un grupo homogéneo pero sí estuvieron de acuerdo en su apoyo a la dictadura.
Dentro de ellos se encontraban los carlistas y los juanistas.
· Falangistas / FET y de las JONS. Pasaron por dos etapas claramente diferenciadas: hasta la segunda guerra
mundial su influencia fue total; después fueron perdiendo peso a favor de los católicos.
· Iglesia / Católicos. No pertenecían a ninguna ideología o partido concreto, aunque muchos provenían de la
CEDA. Dentro de ellos había dos grupos: la ACNP (Asociación Católica Nacional de Propagandistas) que
ocuparon puestos importantes y controlaron la imagen exterior de España y el sistema educativo; y el Opus Dei, un
grupo de técnicos que iban a ocupar puestos relacionados con la economía.
· Ejército / Militares. Fueron el más destacado sostén del régimen y participaron activamente en el poder.
Tampoco hay que olvidar que el franquismo gozó de otros apoyos sociales entre los que destacaban: los pequeños
y medianos propietarios agrarios, las clases medias urbanas y la oligarquía terrateniente, financiera e industrial.
→ El Estado franquista
El franquismo es un régimen difícil de definir. Lo único que está claro es que fue una dictadura personal que
suprimió derechos y libertades y que reprimió duramente. Franco no tenía un pensamiento claro y, por tanto, el
Estado a construir tampoco estaba claro. Lo único que tenía en mente era que tenía que ser un Estado autoritario,
nacionalista y católico, en el que él ejerciera el máximo poder con el apoyo incondicional del Ejército y cuya
imagen exterior debía de girar en torno a la defensa de la religión y la lucha contra el comunismo.
En su primera etapa el fascismo se caracterizó por el intento de establecer un Estado totalitario inspirado en el
fascismo pero tras la derrota de estos en la Segunda Guerra Mundial atenuó sus rasgos e intentó dar una aparente
imagen exterior de Estado de derecho. Para ello elaboró lo que se conoce como Leyes Fundamentales cuyo
resultado práctico fue la creación de una dictadura personal y autoritaria que carecía de los derechos básicos de los
Estados democráticos (todo ello es lo que el propio régimen llamó “democracia orgánica”).
2. Durante la etapa de la posguerra el Estado llevará a cabo una intensa renovación jurídica con la promulgación de
varias leyes: la Ley de Cortes (1942), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Referéndum Nacional (1945)
y la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado y la Constitución de España en Reino (1947).
Entre 1951 y 1959 se viven los llamados "años de transición" en los que la sociedad española ve como el espíritu
de la Guerra Civil empieza a apaciguarse. Se promulga la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958).
El proceso constituyente del régimen culminaba con la promulgación de la Ley Orgánica del Estado, aprobada en
referéndum en diciembre de 1966. La democracia orgánica franquista se consolidaba y era hora de abrir la imagen
española al extranjero con nuevas caras como Fraga Iribarne, promotor de la Ley de Prensa e Información.
En 1969 las Cortes designan a don Juan Carlos de Borbón sucesor a la jefatura del Estado con el título de rey,
dentro del entramado institucional configurado por la Ley Orgánica del Estado que confiaba en las instituciones el
control del Estado tras la muerte del dictador. "después de Franco, las instituciones" era la máxima del régimen.
Fue la época en la que se afirmó que “todo está atado y bien atado”, queriendo significar que aunque Franco
muriese todo seguiría igual.
→ La política exterior
La política exterior del franquismo pasó por cuatro etapas diferentes:
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El aislamiento del régimen.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial supone presiones por parte de sus aliados del Eje para tomar parte en el
conflicto. El 23 de octubre de 1940 Franco se entrevista con Hitler en Hendaya y consigue retrasar su entrada en
guerra, a cambio del envío de la "División Azul" para la lucha en tierras soviéticas.
El fin del conflicto mundial en 1945 y la victoria de los aliados llevará a la recién creada ONU a invitar a sus
miembros la retirada de sus embajadores en España, debido al apoyo de Franco a los vencidos.
El régimen de Franco vive un largo periodo de aislamiento del que saldrá gracias al inicio de la Guerra Fría. El
carácter anticomunista del régimen y su posición estratégica convertirán a España en el elemento clave de la recién
creada OTAN. En consecuencia, la ONU revocó su condena y España volvió al concierto internacional. Los años
cincuenta fueron clave en esta política de apertura: firma del Concordato con el Vaticano (1953), Tratados con
EEUU (1953, por los que se le concedía la apertura de cuatro bases militares en la península), entrada en la ONU
(1955), el FMI (1958). Como colofón del triunfo internacional y por primera vez en la historia española, un
presidente norteamericano, Eisenhower, pisaba suelo español en 1959.
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Las relaciones en los últimos años.
A pesar de la apertura, muchos organismos internacionales rechazaron la integración española y el protagonismo de
Franco a nivel internacional fue nulo. Los hechos más destacados durante los años sesenta fueron: la solicitud de
ingreso en 1962 en la recién creada CEE, que fue rechazada; el intento fracasado de recuperar Gibraltar y el
reconocimiento de la independencia del Marruecos español y de Guinea Ecuatorial
El final de la dictadura fue muy problemático desde el punto de vista exterior por varios hechos:
· En 1974 caían las dictaduras de Portugal y Grecia. España quedaba como la única dictadura de occidente.
· En septiembre de 1975 Franco firmaba cinco sentencias de muerte contra activistas de ETA y del FRAP, lo que
provocó el rechazo de toda la comunidad internacional.
· En noviembre de 1975 se organizó la “Marcha Verde”, una invasión pacífica del territorio que terminó con la
ocupación del Sahara por parte de Marruecos y Mauritania. El gobierno firmó el Acuerdo de Madrid, que suponía
3. la entrega del Sahara a dichos países. (El abandono de España inició un conflicto todavía no resuelto entre el Frente
Polisario, que proclamó la República Árabe Saharaui Democrática y Marruecos).
→ La economía.
Desde el punto de vista económico, el franquismo atraviesa por tres etapas bien diferenciadas:
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La autarquía de los años 40 y 50.
La economía de posguerra estuvo basada en la autarquía, es decir, en una política económica que se basa en el
autoabastecimiento del país sin recurrir a los mercados internacionales. Dicha política estuvo impuesta por las
circunstancias internacionales pero también, y sobre todo, por la propia decisión del gobierno franquista que la
consideraba como la mejor manera de fortalecer la independencia del país. Para conseguirlo se estableció una
fuerte intervención del Estado en la economía. El conjunto de las actividades productivas pasó a ser
estrechamente controlado por el gobierno, que mediante decretos y leyes tomaba las principales decisiones sobre
distribución, consumo, salarios, precios, comercio e inversión.
Las consecuencias de la autarquía fueron desastrosas: descenso de la renta per cápita, retroceso de la producción
industrial, déficit comercial y elevada inflación. La escasez y el racionamiento fueron la tónica general. Además,
todo ello dio lugar a prácticas fraudulentas, especialmente el surgimiento del mercado negro (“estraperlo”), en el
que los precios de los productos alcanzaban precios desorbitados.
A principios de la década de los cincuenta comenzó una fase de lenta recuperación económica coincidiendo con la
obtención de ayuda financiera norteamericana y con el cambio de orientación en la política económica
gubernamental. Las autoridades franquistas impulsaron la apertura de la economía española al comercio
internacional, favorecieron la importación de productos industriales y disminuyeron las intervenciones estatales.
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Los tecnócratas, planes de desarrollo y crecimiento de los años 60.
A finales de la década de los cincuenta Franco efectuó importantes cambios en el gobierno nombrando ministros a
técnicos especializados, todos ellos del Opus Dei (Navarro Rubio, Alberto Ullastres y López Rodó) cuyo objetivo
eran alcanzar la eficiencia técnica y económica. Los tecnócratas iban a cambiar el rumbo de la política económica y
en 1959 emprendieron un Plan de Estabilización cuyos resultados inmediatos fueron traumáticos pero que a largo
plazo sirvió para sacar a España del callejón sin salida en el que se encontraba. Se consiguió reflotar a la economía.
En 1964 y hasta 1973 se elaboraron tres Planes de Desarrollo cuyos resultados fueron óptimos, la economía creció
a un ritmo acelerado y sin precedentes hasta entonces alcanzando el nivel de los países occidentales. Todo ello se
vio favorecido también por la favorable coyuntura económica internacional, las masivas inversiones de capital
extranjero y la creciente actividad de grandes empresas multinacionales (IBM, General Motors, Standard Oil).
Además España se benefició de los ingresos procedentes del turismo y de las remesas de los emigrantes.
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La crisis de los años 70.
En 1973 estalla la llamada crisis del petróleo que afectó a todo el mundo occidental. Las consecuencias para la
economía española fueron desastrosas por varios motivos: la enorme dependencia energética del exterior, el
descenso de las exportaciones, la interrupción del flujo migratorio y la disminución del número de turistas. Las
autoridades franquistas mantuvieron los precios internos de la energía subvencionando las compras de petróleo; de
esta forma, los nuevos precios no se trasladaron a los consumidores, pero se disparó el gasto estatal.
4. El final del franquismo.
En los primeros años de los setenta, la conflictividad aumentaba en el mundo obrero y en la universidad, y la
Conferencia Episcopal publicaba el documento La Iglesia y la comunidad política, desmarcándose del franquismo.
Mientras, en el seno del régimen se enfrentaban los aperturistas frente a los inmovilistas (el búnker).
En 1973 se inicia una nueva etapa. Por primera vez, Franco designa como presidente del Gobierno al almirante
Carrero Blanco quien sufrió un mortal atentado a manos de la organización ETA el 20 de diciembre del mismo año.
Carlos Arias Navarro será designado presidente del Consejo de Ministros, lo que parece indicar que se abre una
esperanza a la reforma. Este intentó conciliar la represión y la apertura política controlada.
En julio de 1974 Franco ve agravada su enfermedad y cede temporalmente la jefatura del Estado al príncipe don
Juan Carlos.
La crisis política se agrava con los atentados de ETA y del FRAP, la lucha estudiantil o el cese de Pío
Cabanillas (que había intentado ampliar la libertad de prensa). Franco cae gravemente enfermo el 30 de octubre de
1975. El 20 de noviembre fallecía en el madrileño Hospital de la Paz. Dos días después las Cortes designaban rey
de España a don Juan Carlos de Borbón con el nombre de Juan Carlos I. Se iniciaba la transición.