El documento resume la evolución del arte taurino en España durante el siglo XX, destacando la rivalidad entre Joselito el Gallo y Juan Belmonte que fundó el toreo moderno en la década de 1910-1920. Después de la muerte de Joselito, Belmonte dominó la escena hasta la década de 1930. Figuras como Manolete y Luis Miguel Dominguín marcaron la tauromaquia de posguerra hasta finales del siglo.
3. Gran enfrentamiento
Durante el siglo XX, el arte de torear pasa en
España por momentos especialmente
definidos: los años que preceden a la Guerra
Civil, la década posterior y lo acontecido en
su recta final. Después de más de una
década considerada de transición, la
aparición y enfrentamiento de las figuras de
Joselito el Gallo y de Juan Belmonte
fundaron la denominada “edad de Oro del
toreo moderno”, que se extiende desde la
toma de alternativa de Belmonte, el 16 de
octubre de 1913, hasta la muerte de Joselito
el 16 de mayo de 1920 en Talavera.
4. Grandes toreros!
Dos concepciones y dos sentimientos del toreo, dignos y
trascendentes por igual, contendían, no por el primer puesto
en el escalafón, sino por conquistar la más alta cumbre del
toreo. La rivalidad entre ambos no perseguía la eliminación del
contrario del planeta de los toros, sino que, antes bien, Joselito
Belmonte su extraordinario conocimiento y sus facultades,
mientras Belmonte añadió a su personalidad única un mejor
dominio de los secretos de la lidia, aprendidos a su vez de
Joselito.
5. Belmonte? Fundador toreo moderno?
De este modo, técnica y arte concurrían en el verdadero
nacimiento del toreo moderno. En palabras del crítico José
Antonio del Moral: “Hasta advenir Belmonte, torear consistía en
esquivar las acometidas del toro sobre las piernas, con más o
menos valor, con mayor o menor habilidad y arte. Pero Juan
Belmonte impuso la quietud de los pies y la templanza, la
despaciosidad en la realización de las suertes, por lo que fue y
será considerado como el fundador del toreo moderno”.
6. Juan Belmonte deja de tener rival
La muerte de Joselito deja solo a Juan Belmonte, que ya nunca
fue el mismo, aunque, después de una breve retirada, se afirma
que en su regreso a los ruedos aún toreaba mejor. Se impuso la
concepción belmontista y se inició la que ha sido llamada edad
de plata, que cubre la década de 1920 a 1930, y que se podría
extender hasta la conclusión de la siguiente, marcada por la
Guerra Civil. Fue esta una época ensombrecida por el elevado
número de toreros que perecieron en las astas de los toros,
como Manuel Granero (1922) e Ignacio Sánchez Mejías (1934)
entre los más destacados. Los más importantes de entonces
fueron Marcial Lalanda, Manolo Bienvenida, Pepín Martín
Vázquez y Domingo Ortega.
7. Islero nombre de un toro celebre
Al término de la contienda —que, además de
otras desgracias más dolorosas, dejó la ganadería
de toros bravos en lastimosas condiciones—
surgió como figura que gobernaría hasta su
muerte el toreo de la posguerra el cordobés
Manuel Rodríguez Manolete, un torero que
extremaría la revolución belmontista y que
impondría, además, la regularidad más estricta en
sus faenas y una perfecta eficacia en la suerte
suprema, maestría que no pudo impedir, sin
embargo, la mortal cogida del matador, el 28 de
agosto de 1947, en Linares, al ejecutarla frente a
las astas de Islero, el nombre de uno de los toros
célebres de la historia de la tauromaquia.
8. 1950 …
La figura pareja de Manolete en estos años fue el sevillano
Pepe Luis Vázquez y en grado menor Antonio Bienvenida. La
década de 1950 se inicia con la aparición de dos toreros tan
opuestos como complementarios: Julio Aparicio y Miguel
Báez Litri, y tiene sus dos personalidades más señeras en Luis
Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez, que ejerce su
magisterio durante 20 años.
9. Grandes toreros
La década de 1960, polémica por el imperio que ejerce un
torero singular y discutidísimo, Manuel Benítez el Cordobés,
contempla, sin embargo, la aparición de algunas de las
figuras más personales y carismáticas del toreo moderno:
Paco Camino, Diego Puerta, Santiago Martín el Viti, Jaime
Ostos, Curro Romero, Rafael Ortega, Antonio Chenel
Antoñete y Rafael de Paula. La década siguiente, la de 1970,
fue una etapa de transición, en la que, sin embargo,
aparecieron y brillaron algunos grandes toreros: el
malogrado Francisco Rivera Paquirri, José María Manzanares,
Dámaso González, Pedro Moya Niño de la Capea y Curro
Vázquez.
10. Llega el modernismo total
En los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI,
además de un renovado impulso a todo lo que rodea a la
fiesta del toro, varios toreros han recuperado toda la
tradición clásica del toreo: Juan Antonio Ruiz Espartaco, José
Miguel Arroyo Joselito, Enrique Ponce, Julio Aparicio, el
colombiano César Rincón (el único matador que ha abierto la
puerta grande de la plaza de Las Ventas de Madrid en cuatro
tardes consecutivas), José Tomás o Julián López Escobar el
Juli.