2. Así como la aurora
es el fin de la
noche,
así el nacimiento
de María es el fin
de nuestros
dolores
y el comienzo de
nuestro consuelo.
R.Deutz
3. A Jesús
siempre se va
y se "vuelve"
por María.
San Josemaría
Escrivá de Balaguer
4. A María, nuestra Madre,
le demostraremos nuestro amor
trabajando por su Hijo Jesús,
con Él y para Él.
Beata Madre Teresa de Calcuta
5. «A quien
Dios quiere hacer
muy santo,
lo hace muy
devoto de la
Virgen María»
San Luis María
Grignon de Monfort
6. Acuérdate, acuérdate, d
ulce, escogida Reina,
que tienes de nosotros,
los hombres
pecadores,
toda tu dignidad.
¿Cómo te llamarías
Madre de la gracia
y la misericordia a no
ser por nuestra miseria
que necesita de gracia
y de misericordia.
Miguel de Unamuno
7. Amad, honrad,
servid a María.
Procurad hacerla
conocer,
amar y honrar por los
demás.
No sólo no perecerá un
hijo que haya honrado
a esta madre,
sino que podrá aspirar
también a una gran
corona en el cielo.
San Juan Bosco
8. Amor, ternura, abneg
ación, sacrificio, tod
o esto es madre.
Y todo esto es para
nosotros María.
Mn. Josep Comerma
9. Antes de morir
Jesús ofrece al
apóstol Juan
aquello más
precioso que posee:
su
Madre, María, quien
«a los pies de la
Cruz, en
Juan, acoge en su
corazón a toda la
humanidad».
San Juan Pablo II
11. Así como cuando
vivía Jesús iba usted,
¡Oh Madre!,
con el cántaro sobre
la cabeza a sacar
agua de la fuente,
venga ahora a tomar
agua de la gracia y
tráigala, por favor,
para nosotros que
tanto la necesitamos.
San Alberto Hurtado
Cruchaga, S.J
12. ¡Cantar, María quisiera
por que te amo!
Por que tu dulce
nombre me hace
saltar de gozo el
corazón.
Y por que el
pensamiento de tu
suma grandeza a mi
alma no podría
inspirarle temor.
Santa Teresa del Niño Jesús
13. Comparar su dolor.
Nada hay que se le
asemeje.
Es su único Hijo, muerto,
destrozado por los
pecadores. Y a la vista del
cuerpo ensangrentado de
su Dios, de las lágrimas
de su Madre María,
aprendamos a sufrir
resignados, aprendamos a
consolar a la Ssma.
Virgen, llorando nuestros
pecados.
Santa Teresa de los Andes
15. Contemplando a su buena
Madre,
el enamorado san Bernardo le
dice con ternura:
"¡Oh excelsa, oh piadosa, oh
digna de toda alabanza
Santísima Virgen María, tu
nombre es tan dulce
y amable que no se puede
nombrar sin que el que lo
nombra no se inflame de amor a
ti y a Dios;
y sólo con pensar en él,
los que te aman se sienten más
consolados y más inflamados en
ansias de amarte!"
Glorias de María, San Alfonso
María de Ligorio
16. Cuando el
Espíritu Santo
encuentra a
María en un alma,
se siente atraído
irresistiblemente
hacia ella y en
ella hace su
morada.
San Luis María
Grignión de Montfort
17. Dios os salve,
María,
Madre de Dios.
En Vos está y
estuvo todo la
plenitud de la
gracia y todo bien.
San Francisco de
Asís
18. El amor a nuestra
Madre será soplo
que encienda en
lumbre viva las
brasas de virtudes
que están ocultas en
el rescoldo de tu
tibieza.
San Josemaría Escrivá de
Balaguer
19. EL nombre de
María es la alegría
para el corazón,
miel para los
labios y la
melodía para el
oído de sus
devotos.
San Antonio de
Padua
20. En la Sagrada Escritura
encontramos pocas
palabras de la Virgen,
pero son como granos de
oro puro:
si los fundimos con el
fuego de una amorosa
contemplación,
serán suficientes para
irradiar sobre toda nuestra
vida el esplendor luminoso
de las virtudes de María.
Santa Teresa Benedicta de la
Cruz, Edith Stein
21. En Ti, de Ti, por Ti,
por tu medio,
¡oh María!,
restauró la bondadosa
mano del
Omnipotente todo
cuanto había
perecido.
San Bernardo
23. Estamos en este
mundo como en un
mar borrascoso,
como en un
destierro, en un valle
de lágrimas. María es
la estrella del mar, el
consuelo de nuestro
destierro, la luz que
nos indica el camino
del cielo enjugando
nuestras lágrimas.
San Juan Bosco
24. La contemplación de
Cristo tiene en María
su modelo
insuperable.
El rostro del Hijo le
pertenece de un modo
especial.
Ha sido de su vientre
donde se ha formado,
tomando de Ella una
semejanza
humana, que evoca
una intimidad
espiritual más grande
todavía.
San Juan Pablo II
25. La devoción a la
Virgen es la llave
del Paraíso.
San Efrén
La devoción a
María es señal de
salvación eterna.
San Bernardo
27. La Virgen guardaba
estas cosas en su
corazón.
Toda su vida se
puede resumir en
estas pocas
palabras. Vivía en
su corazón, a tal
profundidad,
que la mirada
humana no la
puede seguir.
Beata Isabel Trinidad
28. La Virgen Santa
María, Madre del
Amor
Hermoso, aquietará
tu corazón, cuando
te haga sentir que
es de carne, si
acudes a Ella con
confianza.
San Josemaría Escrivá
de Balaguer
29. María es para el
alma como el
oratorio del
corazón,
para hacer en él
todas las
oraciones a Dios.
San Luis María
Grignion de Montfort
30. María es nuestra
Madre,
la causa de nuestra
alegría.
Por ser Madre,
yo jamás he tenido
dificultad alguna en
hablar con María y
en sentirme muy
cercana a Ella.
Beata Madre Teresa de
Calcuta
31. María no es el
centro,
pero esta en el
centro!
San Luis María Grignion
de Monfort
32. María no es una
mera ayudante.
Es cooperadora y
compañera.
Participa en el
reino exactamente
igual a como
participó en los
sufrimientos del
Señor por el género
humano.
San Alberto Magno
33. Mundo de santos:
a eso estamos
llamados.
Y esa ha sido siempre la
misión de María con
Jesús,
tal vez por eso que su
presencia incluso
sensible en medio de
nosotros se hace cada
vez mayor:
apariciones, milagros,
y ese milagro de ese
mar que se mueve bajo
su influjo a la
invocación de su
nombre.
San Alberto Hurtado
34. Oigamos a María
para que nos
enseñe,
como hizo con su
Hijo Jesús,
a ser mansos y
humildes de
corazón,
y de esta manera
poder dar gloria a
nuestro Padre que
está en los cielos.
Beata Madre Teresa de
Calcuta
36. Si se levanta la
tempestad de las
tentaciones,
si caes en el
escollo de las
tristezas,
eleva tus ojos a la
estrella del Mar:
¡invoca a María!.
San Bernardo
37. Si ustedes desean asistir a la Sagrada
Misa con devoción y obtener frutos,
piensen en la Madre Dolorosa al pie del
Calvario.
San Pío de Pieltrecina
38. Todo lo tenemos en
María.
Si somos hijos,
es Madre:
si débiles, es fuerte;
si ignorantes, es
trono de sabiduría;
si tristes, es causa de
nuestra alegría;
si necesitados,
es Madre de la gracia.
Santa Francisca Chantal
39. “ Verdaderamente,
ella fue fuerte y tierna,
dulce y firme a la vez,
olvidada de sí misma
y generosa con nosotros.
A Ella es a quien conviene
amar
y reverenciar por encima de
todas las cosas,
después de la Trinidad
Suprema”
San Buenaventura
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