Accidentes biológicos en el Hospital Universitario San Cecilio de Granada. María Fernández Prada
1. ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE LOS ACCIDENTES BIOLÓGICOS
EN EL HOSPITAL UNIVERSITARO SAN CECILIO (HUSC),
GRANADA
RESUMEN
El personal sanitario presenta un elevado riesgo de padecer accidentes biológicos en el
medio hospitalario. Por ello, se realiza un análisis descriptivo de los accidentes
biológicos registrados en el Hospital Universitario San Cecilio (un hospital de 2º nivel)
desde el 1 de enero de 1992 hasta el 31 de diciembre de 2008 en, Granada. Durante este
período se han notificado un total de 1356 accidentes, de los cuales un 35,25% se dieron
en el personal de enfermería. El 50,26% se localizaron en salas y cuidados intensivos.
La mayor accidentalidad se produjo por pinchazos (81,23%). Las actividades referidas
con mayor frecuencia fueron el uso de inyectables con el 20,62%, la recogida de
material clínico con un 17,56% y la manipulación de sangre con un 10,84%. El 14,87%
de las personas que notificaron una exposición parenteral no estaban vacunadas contra
VHB. Se comprueba que es necesario mejorar y aumentar las medidas de carácter
preventivo para la disminución de accidentes biológicos potencialmente evitables.
INTRODUCCIÓN
Los accidentes biológicos en el ámbito laboral sanitario son considerados una de las
principales problemáticas que se plantean en los servicios de prevención hospitalariosl.
Son muchos los trabajadores expuestos a diario a este tipo de riesgo y es el Servicio de
Medicina Preventiva y Salud Pública de cada hospital, así como las autoridades
sanitarias pertinentes los responsables de la protección pre y post-exposición del
personal. 1
Según el Real Decreto 664/1997 sobre la protección de los trabajadores contra riesgos
relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo, se consideran
agentes biológicos a “todos aquellos microorganismos, con inclusión de los
genéticamente modificados, cultivos celulares y endoparásitos humanos, susceptibles de
originar cualquier tipo de infección, alergia o toxicidad.” 2
Así, los microorganismos más frecuentes en nuestro medio hospitalario, y sobre los que
existe una mayor preocupación, son el Virus de la Hepatitis B (VHB), el Virus de la
Hepatitis C (VHC) y el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
En este sentido, la hepatitis B se considera como una enfermedad profesional, según el
Real Decreto 1995/1978 de 12 de mayo (BOE de 25 de agosto de 1978). Los servicios
hospitalarios de mayor riesgo son los de hemodiálisis, hematología-oncología,
laboratorios, banco de sangre y servicios quirúrgicos. 3
Por otro lado, el riesgo de infección por VHC tras inoculación accidental con material
contaminado es bajo (3%), posiblemente relacionado con la escasa carga viral en el
material de venopunción. Se ha descrito algún caso de infección por salpicadura de
sangre en conjuntiva o pinchazos con agujas macizas. 3
Si hablamos del VIH podemos decir que la cantidad del inóculo y la concentración del
virus son factores que influyen en la transmisión del VIH. La exposición a un mayor
volumen de sangre, indicado por sangre visible en la aguja o bisturí, por una aguja
previamente insertada en arteria o vena del paciente o por penetración profunda,
multiplica el riesgo de la exposición 6, 2, 4, 3 y 15 veces, respectivamente. En los
accidentes con agujas huecas también se detecta un mayor riesgo. Por último, cuando el
2. paciente fuente se encuentra en fase de sida avanzado, el riesgo se multiplica por 5-6, lo
que refleja niveles de viremia plasmática muy elevados, o bien la existencia de cepas
más patógenas (hasta 4 veces más). 3
El Real Decreto 664/1997 clasifica los agentes biológicos en cuatro categorías. Éstas se
representan a continuación en la Tabla 1.
Tabla 1.
Probabilidad
Riesgo
causar Profilaxis o
propagación
enfermedad en tratamiento eficaz
colectividad
hombre
Agente biológico tipo 1 Poco probable -- --
Agente biológico tipo 2 Probable Poco Sí
Agente biológico tipo 3 Probable Normal Sí
Agente biológico tipo 4 Muy probable Mucho No
Fuente: elaboración propia
Observamos cómo el agente biológico tipo 4 es el más peligroso debido a la
probabilidad de causar enfermedad en el hombre. Existe en éste un riesgo elevado de
propagación en la colectividad y no existe tratamiento profiláctico o terapéutico contra
dicho microorganismo.
Cuando hablamos del tipo de transmisión o contagio de infecciones podemos
diferenciar varias vías:
- Vía percutánea: pinchazos o cortes con objetos afilados (bisturís, tijeras, etc.)
- Contacto con mucosas o piel no íntegra (salpicadura en los ojos, etc.)
En cuanto al grupo de trabajadores hospitalarios más afectado por esta problemática,
sabemos que es el personal de enfermería quien con mayor frecuencia se ve involucrado
en los accidentes con riesgo biológico. La exposición de los enfermeros/as a la fuente
posiblemente infectada es mayor que el de cualquier otro colectivo sanitario ya que son
los responsables de realizar casi todos los procedimientos diagnósticos invasivos y para
los que se ayudan de instrumental de riesgo.
En algunos estudios destaca Nefrología como Servicio hospitalario con mayor registro
de accidentes con exposición de riesgo. 4
Además, los accidentes biológicos pueden tener una gran repercusión en la práctica
clínica diaria del afectado ya que posteriormente la persona podría sufrir desasosiego,
ansiedad, nerviosismo, miedo de reincidencia, depresión y, en algunos casos, baja
laboral. En cualquier caso, la afectación a nivel psicológico puede repercutir, según la
gravedad y el tipo de incidencia, tanto a nivel personal como a nivel profesional
generando auto-percepciones disfuncionales sobre sus capacidades y habilidades.
Cabe hablar también de las medidas de prevención hospitalaria existentes ante los
accidentes laborales de este tipo.
En este sentido, la prevención primaria tiene como objetivo reducir la incidencia de
accidentes biológicos mediante la puesta en marcha de distintos planes estratégicos y la
organización de recursos. Así, existen una serie de instrucciones de uso y manipulación
de instrumental sanitario que todos los trabajadores deben conocer. Además de esto, son
bien conocidos algunos de los materiales que se usan a diario en nuestros hospitales
para procedimientos específicos como los guantes anticorte (fabricados con hilo de
acero inoxidable y utilizados en las operaciones quirúrgicas de algo riesgo de
2
3. infección), las gafas o las mascarillas de protección ocular/facial, etc. También es
importante destacar la presencia en todos los Servicios hospitalarios de contenedores de
color amarillo específicos para materiales de desecho potencialmente peligrosos. El
hecho de no recapuchar las agujas una vez utilizadas es una técnica útil para prevenir
los pinchazos con material contaminado. 3
En cuanto a la prevención secundaria cabe decir que cada hospital dispone de un
protocolo de actuación ante las exposiciones accidentales con riesgo biológico. Estos
protocolos son elaborados de forma conjunta por el Comité de Infecciones y uso de
Antibióticos y el Servicio de Medicina Preventiva de cada hospital. Pueden sufrir
ligeras modificaciones de unos centros a otros, pero todos ellos tienen como objetivo
principal proteger al trabajador y minimizar el riesgo de transmisión de
microorganismos una vez sucedido el accidente. Para ayudar a la compresión del
trabajo, a continuación comentamos el Protocolo de Asistencia y Seguimiento de
Exposiciones Accidentales con Riesgo Biológico utilizado en el Hospital Universitario
San Cecilio, en adelante HUSC, de la ciudad de Granada, España.
Según este algoritmo, cuando nos encontramos ante un accidente biológico pueden
surgir dos vías dependiendo del turno de trabajo. Cuando tiene lugar en el turno
comprendido entre las 8 y las 15h, en primer lugar hay que actuar sobre la zona de
exposición y seguidamente se comunicará al inmediato superior. Posteriormente, se
acudirá al Servicio de Medicina Preventiva que procederá al registro y petición de la
analítica correspondiente del afectado (HBsAg, HBsAc, HBcAC, VHC, VIH, AgVHC,
Agp24) y de la persona “fuente” (HBsAg, VIH, VHC) en caso de ser conocida.
Si el accidente ocurre en turno de noche, fines de semana o festivos, las pautas de
actuación varían ligeramente. Igualmente, hay que tratar la zona afectada así como
comunicar lo ocurrido a la persona inmediatamente superior, pero en este caso se ha de
recurrir al Servicio de Urgencias donde se tramitará la serología de VHB, VHC y VIH
tanto del afectado como de la persona “fuente”, en caso de ser conocida. 5
Además de esto y para finalizar el proceso, el accidentado deberá acudir al Servicio de
Medicina Preventiva el primer día laboral donde se llevarán a cabo el resto de las
medidas así como su seguimiento.
En relación a esto, en algunas ocasiones podemos encontrar ciertos problemas a la hora
de llevar a cabo esta prevención secundaria. Se ha visto que en algunos centros, aún
disponiendo de un protocolo de actuación bien establecido, cuando el accidente tenía
lugar en horario de tarde, noche o festivos, surgían incidencias en la gestión del proceso.
Se sabe que el inicio ideal de la toma de profilaxis en caso de infección se establece
antes de las dos horas tras contacto con la fuente y, sin embargo, en horario distinto al
de 8h a 15h los resultados serológicos de la fuente y del afectado pueden llegar a
demorarse más de ese tiempo. Debido a este retraso, muchas de las personas afectadas
(posiblemente por un estado de pánico y/o de fobia) optan por comenzar la toma de
antirretrovirales (en el caso de posible contagio de VIH) siendo posteriormente una
pauta innecesaria6 ya que se sabe que tras una exposición percutánea a VIH el riesgo de
transmisión es de 0,3%.7
Además, aparte de lo que implica la toma de antirretrovirales en sí y sin necesidad, esta
actitud supone un gasto sanitario cuantioso y totalmente evitable.
Una vez obtenidos los resultados tanto del afectado como de la fuente se procederá a la
práctica de las pautas de vacunación, inyección o toma de fármacos que sean oportunos.
Así, si el sujeto está vacunado pondremos una dosis de recuerdo de la vacuna cuando
los niveles de HBsAc sean bajos. Cuando se trata de un sujeto que no responde a la
vacuna, en el caso de que la fuente sea positiva o desconocida, se indicará la
administración de inmunoglobulina específica (IGHB) (una dosis inicial y otra a las
3
4. cuatro semanas). Si el sujeto no está vacunado iniciaremos una pauta vacunal (0, 1, 6
meses). Cuando la fuente es positiva se asocia una dosis de IGHB. 3
Para finalizar, y después de esta breve introducción consideramos que es importante
realizar un análisis exhaustivo de los accidentes biológicos en nuestro ámbito laboral, el
HUSC. El objetivo general del trabajo es realizar una descripción precisa de la
evolución histórica y de la situación actual de los accidentes biológicos. Los objetivos
específicos del estudio son los siguientes: (1) conocer cuáles son los puntos débiles de
la prevención de accidentes biológicos; (2) establecer cuál es el personal sanitario más
afectado; (3) proponer medidas de mejora preventiva para reducir la accidentalidad.
MATERIAL Y MÉTODO
El estudio se ha realizado, de forma retrospectiva, en el Servicio de Medicina
Preventiva del Hospital Universitario San Cecilio-HUSC de la ciudad de Granada. Se ha
analizado la accidentalidad con materiales biológicos declarada por el personal laboral
de dicho hospital. La información se ha obtenido de la base de datos de la sección de
Salud Laboral del Servicio. El período de tiempo de estudio comprende desde el 1 de
enero de 1992 hasta el 31 de diciembre de 2008 (los resultados desde el 1992 hasta
2000 se han agrupado en una categoría nueva: “Antes de 2001”). Se han tenido en
cuenta las siguientes variables epidemiológicas: (1) Dimorfismo sexual del colectivo
sanitario; (2) Categoría Profesional (con el fin de comparar especialmente al personal de
enfermería y auxiliares de enfermería con el resto de sanitarios); (3) Accidentalidad
según el mes del año (ver las variaciones que se producen según estaciones, períodos de
vacaciones, etc.); (4) Lugar donde sucede el accidente (zona del hospital con mayor
accidentalidad); (5) Objeto con el que se produce el accidente (con el fin de detectar los
elementos que generan más incidencias como las agujas o las cuchillas); (6) Zona del
cuerpo donde ocurren los accidentes (se utilizan algunas de las siguientes variables:
tronco, manos y cara, cabeza, etc.); (7) Material con el que se contaminan (se hace
referencia a fluidos como sangre o secreciones, etc.); (8) Tipo de actividad que se
realizaba en el momento del accidente (con el fin de poder establecer cuáles son las
prácticas profesionales con mayor posibilidad de accidentalidad biológica); (9) Tipo de
protección usada por los profesionales en el momento del accidente (analizar si se
cumplían los protocolos se seguridad); (10) Conductas puestas en marcha por los
sanitarios tras el accidente (registrar si realizaban conductas de lavado, desinfección o
se limitaban a dar parte) y (11) Serologías basales y de la “fuente” del VHB, VHC y
VIH.
Para los análisis estadísticos de los datos se ha utilizado los programas STATA 10.0 y el
SPSS 15.0. Se han realizado análisis de frecuencia y representaciones tanto en tablas
como en sectores debido a que las variables usadas son de tipo nominal en todos los
casos.
RESULTADOS
Durante el período de estudio de los accidentes biológicos en el Hospital Universitario
San Cecilio-HUSC, Granada, se han notificado al Servicio de Medicina Preventiva y
Salud Pública un total de 1356 accidentes.
Como se puede observar en la Figura 1, el mayor porcentaje de accidentes biológicos
corresponde al colectivo de enfermería. Éste registra un 35,25% de los accidentes,
seguido de los alumnos de medicina y enfermería (23,74%), auxiliares de enfermería
(12,72%) y médicos especialistas (7,32%). Éstos últimos tienen un porcentaje muy
4
5. similar al de médicos internos residentes (MIR) con un 7,25%. El personal de limpieza
cubre un 6,36% y, por último, es el personal de laboratorio el que sufre menos
accidentes biológicos (2,37%).
Figura 1.
Fuente: elaboración propia
Son las mujeres las que más accidentes sufren con un 81,8% de los casos. El ámbito
hospitalario, con un 84,2%, fue la localización donde hubo un mayor de número de
incidentes.
La Tabla 2 representa los accidentes según el año de registro. Así, se puede destacar
cómo antes del año 2001 el número de registros fue 26, aumentando las cifras de forma
considerable a partir de esta fecha. El año 2005 es en el que se recogieron un mayor
número de accidentes, un total de 184. A continuación, los años 2007 y 2008 tuvieron
174 y 173, respectivamente. La media de accidentes por año en el HUSC fue de 166 (se
han excluido los accidentes registrados antes de 2001 para este dato).
Tabla 2.
Frecuencia relativa del Nº
AÑO DEL ACCIDENTE Nº Accidentes Accidentes
Antes del 2001 26 1.92
2001 122 9.00
2002 172 12.68
2003 172 12.68
2004 169 12.46
2005 184 13.57
2006 164 12.09
2007 173 12.76
2008 174 12.83
Total 1356 100
Fuente: elaboración propia
Los meses de julio, agosto y septiembre fueron los que menor número de accidentes
registraron.
5
6. La distribución de los accidentes en función del lugar donde han ocurrido fue la
siguiente: el 50,33% fueron en las salas y cuidados intensivos. Le siguieron los
quirófanos con el 18,47% y las consultas con el 10,96%. El Servicio de Urgencias
representó un 6,77% y, por último, los laboratorio con el 5,81% (Figura 2.)
Figura 2.
Fuente: elaboración propia
Por otro lado, en la Figura 3 se observa cuáles fueron los tipos de accidentes más
frecuentes. Se ve claramente cómo los pinchazos fueron los más frecuentes (81,23%)
seguido de cortes (8,21%), salpicaduras (7,04%) y arañazos (2,35%).
Figura 3.
Fuente: elaboración propia
6
7. En cuanto a las actividades que el personal sanitario estaba realizando en el momento
del accidente, en la Tabla 3 se aprecia cuáles fueron las más frecuentes. El 20,62% de
los implicados estaba poniendo una inyección intravenosa (iv), intramuscular (im) o
subcutánea (sc). Un 17,56% recogía material clínico y un 10,84% manipulaba sangre.
Un 9,27% sufrió un pinchazo mientras encapsulaba la aguja y un 8,82% realizaba
cirugía.
Tabla 3.
Frecuencia relativa de
Actividad en el la actividad en el
momento de momento de
accidentarse accidentarse
AGUJA ABANDONADA 75 5,61
INYECTANDO IV/IM/SC 276 20,62
MANIPULANDO SANGRE 145 10,84
ENCAPSULANDO 124 9,27
SUTURANDO 72 5,38
MANEJANDO BASURAS 62 4,63
RECOGIENDO MATERIAL CLINICO 235 17,56
VIOLENCIAS 14 1,05
REALIZACION DE CURAS 33 2,47
CIRUGÍA 118 8,82
OBJETOS PUNZANTES SOBRESALIENTES 38 2,84
OTROS 146 10,91
Total 1338 100
Fuente: elaboración propia
Así, el objeto más frecuentemente implicado en los accidentes biológicos fue la aguja
(60,02%) y, a continuación, la cuchilla, el bisturí y la lanceta (18,19%). La cifra restante
correspondió a jeringas prolongadas y bolígrafos de insulina. La sangre fue el material
potencialmente infectado más frecuente (89,71%) y el 95,29% de los incidentes
tuvieron lugar sobre piel íntegra.
En la Tabla 4 se representa los lugares del cuerpo donde se han sufrido los accidentes.
Así, fueron las manos quienes ocuparon el primer lugar con un 89,1%, seguido de las
extremidades inferiores (3,46%) y las superiores (2,18%). Las salpicaduras en
conjuntiva constituyeron solamente un 1,43%.
Tabla 4.
Frecuencia relativa
Zona del cuerpo de la zona del
accidentada cuerpo accidentada
CABEZA 20 1,5
TRONCO 13 0,98
MANOS 1185 89,1
EXTREMIDADES SUPERIORES 29 2,18
EXTREMIDADES INFERIORES 46 3,46
CARA + MANOS 18 1,35
SALPICADURAS CONJUNTIVA 19 1,43
Total 1330 100
Fuente: elaboración propia
7
8. En cuanto a las medidas de protección que el personal sanitario tomaba en el momento
del accidente se obtiene que el 60,21% de los afectados llevaban guantes y el 35,94% no
tenía ninguna tipo de protección.
De las posibles conductas que se pueden realizar en el momento de sufrir un accidente
biológico, cabe destacar que el 77,26% de las personas realizó el sangrado y lavado y/o
desinfección. Seguido a esto se observa que el 20,01% solamente realizó el lavado y/o
desinfección. Se sabe que el 2,57% no hizo nada frente al accidente de forma inmediata.
Si le preguntamos al personal sanitario si está inmunizado o no frente al VHB
obtenemos que: los estudiantes de medicina y enfermería fueron los más protegidos
frente a esta infección ya que solamente un 8,14% no estaba vacunado. El 7,23% de los
médicos tampoco lo estaba así como el 11,22% del personal de enfermería, el 25,5% de
las auxiliares y el 39,7% del personal de limpieza.
Cuando realizamos la serología en la persona afectada justo después del momento del
accidente observamos con respecto al VHB que: el 15,67% de los afectados
constituyeron el grupo de Sujeto Sano Susceptible (SSS), el 60,42% se manifestó como
inmune, el 5,90% tenía la enfermedad curada y, finalmente el 1,24% era portador de
VHB.
En el caso del VHC el 99,05% de las personas fueron ARN-VHC negativas y sólo un
0,17% era positivo. Se dio el caso de una persona que se negó a conocer la serología.
La distribución de la serología para VIH fue casi idéntica a la anterior. El 99,57% fue
negativo y existió un 0,09% que se manifestó como positivo.
En cuanto a la fuente de origen se constató que en el 78,75% de los casos se trataba de
una fuente conocida mientras que el 21,27% no lo era.
Cuando se realizaron los análisis serológicos correspondientes al VHB, VHC y VIH a la
persona/paciente “fuente” de la posible infección se obtuvieron los siguientes
resultados: con relación al VHB se descubrió que el 1,31% de las fuentes estaban sanas,
un 2,77% constaban como portadores/enfermos y un 2,70% tenía la enfermedad curada.
Aquí cabe destacar el porcentaje tan enorme de casos que no constan en nuestra base de
datos (93,22%).
Con relación al VHC se observó que el 81,52% de las personas “fuente” estaba sano, el
17,24% era portador o estaba enfermo y el 1,1% se negó a la extracción sanguínea.
Llama la atención el porcentaje tan algo de positivos VHC en las fuentes.
Por último, en cuanto al VIH, el 93,98% fue negativo, el 5,21% positivo y el 0,81% se
negó a la extracción sanguínea.
Para finalizar con este apartado se comentará cuál fue la actuación del Servicio de
Medicina Preventiva ante el accidente con exposición de riesgo.
En el 80,80% de los casos no fue necesario aplicar la pauta de vacunación contra el
VHB y sí lo fue en el 18,81%. Por otro lado, se inyectó la gammaglobulina humana
antihepatitis B en el 1,72% de los casos y los fármacos antirretrovirales fueron
necesarios en un 2,25%
DISCUSIÓN
Podemos considerar que nuestro trabajo ha cumplido las expectativas y objetivos
propuestos al inicio. Hemos conseguido conocer cuáles fueron los colectivos más
afectados, cuáles fueron las medidas preventivas que fallaron en el momento del
accidente y cuáles podrán ser las nuevas estrategias o planes de actuación para el futuro
en cuanto a este tema.
8
9. Es indudable que el personal sanitario, como consecuencia de su práctica clínica diaria,
posee un riesgo más elevado que cualquier otro colectivo de padecer un accidente
biológico.
Es sin duda el personal de enfermería el peor parado ante esta situación, ya que de ellos
depende, cada día, la práctica de numerosas actividades de riesgo (extracciones
sanguíneas, curación de heridas, etc.).
También el sexo femenino es el más afectado, pero sin duda hay que tener en cuenta
que son mujeres (sobre todo en la última década) las dedicadas en mayor proporción al
sector sanitario (especialmente en la enfermería).
Llama la atención la evolución del registro de los accidentes biológicos en el HUSC. El
sistema de recogida de datos antes del año 2001 era bastante escaso. Esto es debido a
que es aproximadamente por estas fechas cuando se ponen en marcha los sistemas y
protocolos de actuación frente a exposiciones de riesgo en el hospital. Destacamos
también la evolución del registro en función del mes de recogida. Así, vemos cómo en
el período de vacaciones de verano la declaración de accidentes biológicos disminuye
drásticamente. Consideramos que, aparte de la falta temporal del personal sanitario
durante julio, agosto y septiembre que puede explicar una menor incidencia de
accidentes, creemos que existe una infraestimación de los mismos. Además, muchos de
los trabajadores que realizan sustituciones durante estas fechas no son revisados
médicamente por el Servicio de Medicina Preventiva por ser contratos de muy corta
duración. Hay que añadir que tanto la experiencia como la habilidad profesional de
estos trabajadores serán, posiblemente, menores que la del personal fijo. A esto hay que
sumar que los contratados eventuales son menos controlados por Salud Laboral.
Debido a esto, parece lógico que haya un número menor de declaraciones de accidentes
biológicos. En este sentido, tendría que haber un cambio en el sistema de
contrataciones de forma que todas las personas que realizasen una actividad laboral
hospitalaria, por corta que fuera, tuvieran las consultas de Salud Laboral
correspondientes.
Por otro lado, las salas y la unidad de cuidados intensivos, así como los quirófanos, son
los lugares con mayor incidencia de accidentes biológicos. Esto se debe a que es aquí
donde se manejan en mayor proporción materiales y sistemas de alta peligrosidad
biológica.
La información presentada en nuestro estudio coincide con la de otros autores (8) y
pone de manifiesto que la inoculación percutánea y cortes son los accidentes que
registran mayor porcentaje. En la mayoría de los casos estos pinchazos tienen lugar
cuando el personal se encuentra inyectando iv/im/sc. Un porcentaje nada desdeñable de
los trabajadores se pinchó mientras encapsulaba una aguja. Hay que recordar que una de
las medidas preventivas más importantes para evitar los accidentes biológicos es la no
encapsulación de las agujas ya que todas ellas son de un solo uso. Parece ser que no
todos los accidentados tienen clara esta medida. Por ello, consideramos necesaria la
puesta en marcha de campañas recordatorias o sistemas de reciclaje para el personal.
Es importante el porcentaje de personas accidentadas mientras manejaba la basura.
Suponemos que se trata del personal de limpieza. El hecho de tirar agujas a los sistemas
ordinarios parece ser algo frecuente en nuestro hospital. Para evitar accidentes de este
tipo existen una serie de dispositivos o contenedores específicos. Éstos están
ampliamente distribuidos en el hospital y en ellos deben depositarse las agujas una vez
utilizadas y sin encapuchar.
En cuanto a la protección que el trabajador tomaba en el momento del accidente es
importante destacar que el 35,94% de las personas no llevaba guantes ni ninguna otra
9
10. medida pertinente. Esto nos sugiere la necesidad de implementar programas que
refuercen la importancia de la seguridad como medida de prevención primaria.
En relación a la inmunidad del personal se vio que existía una alta cifra de personas que
no estaban vacunadas frente al VHB. Es alarmante saber que los propios trabajadores,
aún sabiendo que constituyen un grupo de riesgo, no hayan tomado las precauciones
necesarias en materia de vacunación.
Por último, vamos a hacer referencia a las serologías tanto de las fuentes como de los
afectados. En la mayoría de los casos la fuente es conocida y esto nos permite averiguar
su serología y prevenir las posibles infecciones en el afectado.
El comportamiento seguido por el Servicio de Medicina Preventiva en todas las
exposiciones ha incluido el estudio serológico de la fuente de infección así como la
serología del expuesto. Según los resultados se llevó a cabo la aplicación de pautas de
vacunación o administración de medicamentos antirretrovirales.
En relación al estudio somos conocedores de algunas limitaciones y de posibles mejoras
en próximos estudios. En el presente trabajo, se ha realizado un estudio descriptivo en
un solo hospital de la provincia de Granada. Sería muy interesante poder conocer la
realidad de otros centros sanitarios con el fin de establecer problemáticas comunes y
posibles programas de intervención. Igualmente, cabe decir que el estudio de la
información dentro del complejo hospitalario es la mejor herramienta para una toma
correcta de decisiones en materia de prevención. Por ello, la adecuada realización de las
historias médicas, su informatización, su uso por parte de investigadores, etc. es un
elemento necesario para mejorar nuestro trabajo.
REFERENCIAS
1. Dievstag, J. Enfermedades del hígado y vías biliares. En: Braunwald E, Harrison
T, editores. Principios de Medicina Interna. México: McGraw-Hill; 2001. p.
1040-1041.
2. Real Decreto 664/1997 sobre la protección de los trabajadores contra riesgos
relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo
3. Sáenz MC y Gutiérrez N. Epidemiología y prevención de la hepatitis B, hepatitis
C, hepatitis D y hepatitis G. En Piédrola G, editor. Medicina preventiva y salud
pública.
4. Valero J, Meléndez D, Sáenz MC. Accidentalidad e infección por los VHB,
VHC y VIH en el personal de enfermería. Revista de la Asociación española de
especialista en medicina del trabajo. 1998;7(3):134-38.
5. Servicio Andaluz de Salud. Protocolo de asistencia y seguimiento de
exposiciones accidentales con riesgo biológico. Hospital Universitario San
Cecilio, Granada.
6. Rodríguez A, Gabilondo E, Calleja P, Ramírez L, Domínguez F. Mejora de la
gestión del protocolo de actuación ante accidentes biológicos. Procedente del II
Congreso Nacional de los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales en el
ámbito sanitario; 2008 Nov 12-14; Madrid.
7. Beekman SE, Henderson D. Nosocomial human inmunodeficiency virus
infection in healthcare workers. En: Mayhall GC, editor. Hospital epidemiology
and infection control. Lippncott Williams & Wilkins a Wolters Company, USA,
1999.
Agradecimientos: Profª. Dª. Aurora Bueno Cavanillas. Catedrática del Departamento
de Medicina Preventiva y Salud Pública. Facultad de Medicina. Universidad de
Granada.
Declaro bajo juramento que este ensayo es original y no ha sido presentado en ningún otro concurso
10