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Acción de la Mente sobre la Materia (II): El “Dilema de los
Dilemas”, Medición-Observación Cuántica y la Naturaleza de
la Realidad Física
Índice
I
Preámbulo, aclaración y nociones básicas: Una breve historia sintética
de la Mecánica Cuántica
II
Bibliografía y Referencias

-------------------

I
Preámbulo, aclaración y nociones básicas: Una breve historia sintética
de la Mecánica Cuántica

Preámbulo, aclaración
Nociones básicas

Del desarrollo teórico y observaciones cosmológicas más avanzados y recientes, los
nuevos hallazgos experimentales en física de partículas de altas energías, además de
los últimos descubrimientos en el campo bioenergético cuántico-ondulatorio en un
sentido amplio – y sobre la estructura y propiedades del agua y el ADN cromosómico
muy en particular –, se desprende una nueva visión de la Naturaleza y la Realidad – o
por mejor expresarlo sobre la Naturaleza de la Realidad misma – tan revolucionario
como sorprendente, fascinante y cargado de posibilidades casi inconmensurables, la
mayoría de las cuales aún estamos lejos ni tan siquiera de imaginar con toda
seguridad...
Este nuevo Paradigma Holo-Cuántico de un Multiverso Fractal Hiperdimensional se
cimenta, en última instancia, profunda y sustancial, en la cada vez más inminente
Unificación entre la Teoría de Campos Relativista que determina la gravedad y, con
ella, la estructura a gran escala del Universo – o los Universos – y la Mecánica
Cuántica, que regula las restantes interacciones entre pares de ondas-partículas a
escala submicroscópica.
Asimismo, al integrar en sus más tempranos y todavía incompletos o nacientes
modelos a múltiples fenómenos a nivel biofísico y biomolecular – tales como el
Efecto Emoto de las redes dipolares de moléculas acuosas, los ciclos circadianos de
emisión biofotónica y sus alteraciones bajo condiciones de elevado estrés
perturbativo, o los mecanismos reactivo-adaptativos estructurales y dinámicos de
intercambio de energía-información entre el ADN intrónico y los estímulos
ambientales mutuamente impregnantes, vía transferencia de pulsos solitónicos
cuantizados de ondas electromagnéticas o acústicas y el "alucinante" "Efecto
Fantasma" del ADN y otros –, abren un Portal que probablemente permita empezar a
explicar en términos racionales científicamente contrastables los fenómenos y
procesos que hasta ayer mismo eran calificados de "anómalos" o "paranormales" a
causa de nuestra absoluta ignorancia de los mecanismos psicofísicos y biofísicos que
actúan tras ellos...
Este humilde autor intenta sintetizar el tremendo alcance de lo que está ocurriendo,
del colosal "seísmo" teórico y conceptual que está transmutando para siempre y
alzando a nuevas perspectivas inmensamente superiores el Conocimiento en la Nueva
Física y la Nueva Biología Genético-Molecular y Celular a través de este párrafo:
“Los hechos empíricos precedentes no tan sólo dotan de elevado rigor y respaldo a
construcciones teóricas sobre los sistemas abiertos en red compleja formados por
replicantes-procesadores de información de algoritmo dinámico evolucionario –
tales como genes y memes –... Modelos cuales los derivados de la Hipótesis del
Meme debida a Richard Dawkins, o los Postulados de Evolución Acelerada
Saltatoria por Transferencia en condiciones de Alto Estímulo por Impacto Ambiental
Traumático originales de este autor...
Tal cosa puede ser relevante para el Dr. Dawkins o este modesto ensayista, y quizá
para algunas minorías de especialistas o interesados en las teorías evolutivas..., pero
nada más.
Ni tan siquiera se limitan a señalar un excitante y casi prodigioso camino para una
nueva Ingeniería y Terapia Genética Ondulatorias de posibles perspectivas
inimaginablemente potentes y revolucionarias...
O tienden a establecer los cimientos de una renovada y mucho más firme
Parapsicología Científica, Psicofísica Cuántica o “Transpsicofísica”, como la ha
bautizado este humilde librepensador...
Lo que ya reviste una notablemente superior importancia colectiva, si bien, como
poco, situada a medio plazo...
No. Hacen todo eso y algo más... Algo extraordinario y conmocionador..
Abren el Portal de un Nuevo Paradigma Biofísico y Psicofísico de la Realidad...
Nada más..., y nada menos.
Una Realidad multidimensional, fractal y holográfica del Universo – o el
Multiverso –, convergente con los últimos y más rabiosos avances de la
Cosmología Cuántica, Teoría M de Supercuerdas, Teoría Cuántica de Bucles
Gravitatorios... –, así como con su creciente coherencia interna y serios indicios de
corroboración empírica a cargo de la Física de Partículas de Altísimas Energías y
la Astrofísica/Radioastronomía de vanguardia... El “Bebé” emergente de una
Nueva Física más allá de los modelos estándar asumidos hasta la fecha en
Cosmología y Micro-Física...
Una Realidad en la que el Multiverso Hiperdimensional Holográfico Fractal
interacciona, se refleja y es reflejado como Observable en cada Observador de
grado variablemente consciente en virtud de sus propias Redes Holográficas
Fractales neuronales-meméticas y bimoleculares-genéticas... En una sucesión
evolutiva incesante de estados cuánticos permisibles alternos que colapsan en cada
interacción-elección-observación...
Una Realidad en la que ya no tiene, en el fondo, sentido hablar de “mente” y
“materia”, ni de “Observador” y “Observable”, sino más bien de “Participantes
Sinérgicos Acoplados”...
Una Realidad en la que – como ya intuyeron los sabios inspirados del pasado
remoto –, “Lo que está Arriba, como lo que está Abajo”, y “Lo que está Dentro,
como lo que está Fuera”...
Pero ahora científica y matemáticamente formulado con rigor predictivo y
cuantitativo...
Y ESTO SI QUE ES AUTÉNTICA Y ABRUMADORAMENTE IMPORTANTE...
TRASCENDENTAL, DE HECHO...
PORQUE SIEMPRE QUE SE HA PRODUCIDO UN GRAN CAMBIO DE
PARADIGMA GLOBAL, TODA LA SOCIEDAD Y LA MISMA CIVILIZACIÓN
HUMANA EN SU CONJUNTO ACABAN POR SER AFECTADAS, HASTA
QUIENES JAMÁS BARRUNTAN UN ÁPICE DE INTERÉS O
CONOCIMIENTO INTELECTUAL DE ELLO...
Ocurrió con Copérnico-Galileo-Newton, con Darwin, con Planck-Einstein-Bohr y
todos los demás...
¿Cuál podría ser el nombre de este Nuevo Paradigma, el Primer Paradigma
General de Realidad del Tercer Milenio de nuestra Era Vulgar?
Ya ha sido bautizado..., al menos provisionalmente.
Se llama “Darwinismo Cuántico”...
Y a él llegaremos tras varias etapas en nuestro revelador y fascinante viaje si me
acompañan en su travesía por medio de este y los siguientes artículos.
Como es obvio por todo lo antes expuesto, uno de los más interesantes y a la par
espinosos problemas que plantea este “Nuevo Paradigma” es cómo justificar y
describir un hecho de importancia radical, no por patente menos difícil de abordar, y
que de hecho trae de cabeza a los mejores cerebros de los más insignes científicos
desde el origen mismo de la Mecánica Cuántica...
El dilema puede plantearse mediante un par de preguntas tan sencillas de formular
como compleja y endiabladamente difíciles de responder: ¿Porqué el mundo, a
escala macroscópica, no presenta efectos cuánticos mensurables dignos de
mención, o al menos, en el mejor de los casos, son extraordinariamente
infrecuentes? ¿Cómo “surge” la Realidad macroscópica de alta densidad de masaenergía regida por una distribución e intercambio continuo de estas magnitudes
bajo las Leyes de la Física Clásica-Relativista a partir de sus componentes
discretos, discontinuos y cuantizados a nivel de “paquetes” de ondas-partículas
duales e incluso – parece ser – que de “corpúsculos-oscilaciones de vacío” de la
propia estructura íntima del espacio-tiempo, como ya formula con consistencia la
nueva versión “avanzada” de la Teoría Cuántica de Bucles Gravitatorios y su
racionalmente probable convergencia-síntesis futura con la de Supercuerdas o
“Teoría M”?
Es un hecho objetivo que los grandes y masivos “conglomerados” y combinaciones
moleculares de materia-energía en nuestro “Mundo Real” cotidiano de talla
macrofísica se comportan de modo acusadamente diferente e incompatible con los
Principios que gobiernan la Física Cuántica: El color del pelo, el tamaño o forma de
los pechos de tu chica o el contorno de sus caderas no oscilarán de acuerdo con sus
estados de ánimo/energía ni los del observador (los tuyos), a lo largo del día cual los
orbitales electrónicos durante los tránsitos de emisión o absorción atómica, ni la
barriga cervecera de quien esto firma puede hacerlo tampoco, ampliándose a la hora
de libar y deglutir y encogiéndose cuando toca salir por la noche en atractiva
compañía femenina... Ni los trenes-bala atravesarán de uno a otro lado de una
montaña por “efecto túnel”, sino a través de un tangible y mucho menos “esotérico”
“tubo” fijo tridimensional de igual nombre, trabajosamente practicado palmo a palmo
bajo los estrechos límites de la mecánica newtoniana... Mi PC portátil – por desgracia
– no será jamás una superposición simultánea de diferentes tipos de ordenadores
similares de iguales o mayores prestaciones, ni podemos difractarnos al caminar por
las calles metiéndonos por un pasaje estrecho, con el propósito de despistar a un
vecino pesado... Tampoco podemos por lo común “entrelazarnos” con otro cerebro a
distancias enormes, sintiendo y percibiendo lo que éste siente y percibe tanto externa
como interiormente en tiempo real y a todo lujo “holográfico”... Es más, ni tan
siquiera si nos montásemos a bordo de una hipotética nave espacial impulsada a
velocidades de orden próximo a la luz o nos aproximásemos a una intensa
deformación por densidad de masa gravitacional de la curvatura métrica espaciotiempo (una estrella de neutrones o un agujero negro, por ejemplo), tampoco
experimentaríamos tales efectos... Aunque sí otros muy alejados del “sentido común”,
como un transcurso más lento del flujo de tiempo relativo a nuestro sistema móvil
respecto a otros mucho menos acelerados o “cuasi-fijos”, cuales la superficie terrestre
o el centro del Sol, un aumento creciente de nuestra inercia y acortamiento de la
longitud de nuestro vehículo y de nosotros mismos, en la dirección del movimiento.
Pero todos estos fenómenos – predichos por las matemáticas de la Relatividad
Especial y General, y comprobados empíricamente hasta la saciedad en numerosas
observaciones astrofísicas y en los aceleradores de partículas de altas energías –, no
serían perceptibles en el interior de nuestro vehículo, a causa del Principio de
Equivalencia, a no ser que nos aproximásemos tanto al agujero negro que casi nos
situemos más allá de su “Horizonte de Sucesos”, y las gigantescas fuerzas de marea
gravitacional nos destrozasen literalmente. Además, al fin y al cabo, las singulares
transformaciones descritas – por más que se antojen “extravagantes” ante nuestros
cerebros evolucionados en un entorno de elevadas masas y bajas velocidades –, no se
hallan en oposición total con nuestra “lógica instintiva”, tan sólo la “distorsionan”
notablemente. Ello gracias a que, aun cuando modifican profundamente el marco
tridimensional euclidiano y el sentido contante del paso del tiempo “innato” en
nuestro entendimiento, dejan intacta la continuidad en la distribución y comercio
entre materia-energía y el aspecto unidireccional de tal flujo temporal o Principio de
Causalidad, además de los Principios Básicos de Conservación-Simetría de éstos
derivados: Así, si imaginamos que todo el majestuoso edificio conceptual de la Teoría
de la Relatividad se apoya en la piedra angular de la constancia como límite absoluto
superior de velocidad del valor “c” (la velocidad de la luz en el vacío), es natural
deducir que, a medida que nos acerquemos mucho más y más a dicha “frontera
impenetrable”, ha de costar más esfuerzo mantener nuestra velocidad y más todavía
aumentarla. Dicho “esfuerzo” o resistencia a acelerar es, por definición, la masa
inerte relativa de un móvil. También, que al venir dada la “fuerza” que origina estos
cambios como el cociente entre la variación de cantidades de movimiento que
provoca, ∆(m v), y el intervalo de tiempo que tarda en producirlos o “duración” del
cambio, (∆t), si la inercia u oposición a dicho incremento de velocidad se dispara,
hasta tornarse “casi infinita” al tender v a c, el intervalo local de tiempo ha de
dilatarse en idéntica proporción, hasta hacerse teóricamente “infinito” o “congelarse”
si v=c, ya que jamás ha de ser traspasada tal “marca-límite” de celeridad. Igualmente,
aprehender la idea sustancial de la geometría espacio-tiempo de Einstein en términos
de una suerte de “plancha de goma” o “entrelazado elástico” deformado por la masapeso de los cuerpos sobre él “colocados” es a la par tan didáctico como riguroso a
modo de “imagen” de las Ecuaciones de Campo Gravitatorio de la Relatividad
General. No es ni de lejos tan intuitivo y simple como las Leyes de la Dinámica de
Newton, su sencilla demostración de la Ley de Atracción Universal apoyada en la
Ley de Inercia aplicada a una órbita estable y su tiempo fijo lineal de ritmo absoluto
y uniforme, aceptables como primera aproximación para velocidades muy inferiores a
c, pero a la postre puede ser comprendido y “visualizado” por nuestros cerebros.
Incluso un buen profesor que se prepare más o menos decentemente su clase de
Física puede hacérselo “ver” a un grupo de ellos en su peor edad y situación de
agitación/desconcentración hormonal...; En contraste, llegar realmente a asimilar y
“representarnos” propiedades cuánticas intrínsecas tales como la deslocalizaciónsuperposición de estados posibles de onda-partícula, tan sólo “definidos” o
“colapsados” cuando dicho ente “observable” interactúa de una determinada forma u
otra con el “observador”/instrumental de medida en un experimento concreto, o el de
“entrelazamiento” o “transmisión/reproducción” a inmensa distancia de manera
virtualmente instantánea de ciertas propiedades o valores de magnitudes entre pares
de partículas elementales subatómicas, es simple y honradamente imposible. Como
mucho, podrá ser “aceptado intelectualmente”, o demostrado “formalmatemáticamente”, pero no verdaderamente simulado o visualizado en el
reproductor-transductor holográfico neuronal de nuestras mentes... Por la rotunda
razón de que éstas no evolucionaron en un medio o escala para el cual los citados
procesos y “reglas de juego” en que se basan son absurdos e inconcebibles. Y esto
vale tanto para profesores como para alumnos...
Sin embargo, todo esto y alguna que otra “maravilla” más es perfectamente posible y
hasta “rutinaria” entre partículas-ondas cuánticas, como cientos y cientos de
experimentos rigurosamente comprobados en los laboratorios mejor dotados y
prestigiosos han demostrado y demuestran desde las primeras décadas del siglo
pasado hasta la más reciente actualidad.
La evidencia empírica más abrumadora prueba sin lugar a dudas que el “Mundo
Cuántico Submicroscópico” es real y efectivamente tan “exótico” o “aparentemente
mágico” como predicen sus ecuaciones teóricas...
Ahora bien, cualquier objeto, cuerpo o sistema de nuestro “Mundo Real
Macroscópico” no es más que el resultado de la composición de innumerables
trillones de trillones de partículas-onda diminutas de tamaño cuántico,
interrelacionadas y unidas entre sí por fuerzas de campo, fundamentalmente nuclear
fuerte, débil y electromagnético, con un muy ligero aporte de la interacción
gravitatoria, únicamente relevante a gran escala y largo alcance. Y si, como parece
cada vez más inminente, la gravedad acaba por integrarse o unificarse con las otras
tres grandes interacciones cuantizadas, la validez universal de la Teoría Cuántica
exigiría más que nunca antes justificar algún mecanismo de tránsito entre las Leyes
Basales de la Mecánica Microfísica y las que aparentan regirnos a dimensión
macroscópica.

Breve Historia Sintética de la Mecánica Cuántica

Han existido intentos en este espinosísimo terreno, pero casi todos ellos tan
controvertidos como más que discutibles en términos científico y filosóficoepistemológicos: En verdad, uno de los dos únicos auténticamente “serios”, y el
mayoritariamente aceptado por la comunidad “oficial” de sabios, fue ya establecido
por el brillante físico Niels Bohr
en 1923: Su célebre “Principio de
Correspondencia”; Éste viene a afirmar que: “En todo sistema cuántico, si lo
llevamos a su 'límite clásico', es decir, lo aumentamos indefinidamente de talla o
tamaño, o bien los números cuánticos que describen sus estados discretos
permitidos son excitados a valores tan grandes, o aumentan en tal cantidad, que la
descripción se hace indistinguible de un sistema clásico de distribución continua
de masa-energía. La Física Clásica emergería – pues – cual un límite particular
para dimensiones “enormes” de la propia Mecánica Cuántica”.
Unos ejemplos muy simples bastarán para hacernos entender el significado de este
criterio:
Si intentamos aplicar el Principio de Dualidad Onda-Partícula de Louis de Broglie a
un móvil corpuscular de masa “colosal” en términos cuánticos, es elemental deducir
que la longitud de onda asociada a su movimiento tendería a cero. Por definición, una
onda de longitud “cuasi-nula” es tan corta que nunca podría ser detectada, por lo que
podemos suponer desdeñable el efecto ondulatorio en la trayectoria o estados
dinámicos de los cuerpos macroscópicos:
λ = h / (m v)
Dado el minúsculo tamaño de la Constante Fundamental de Planck, incluso tomando
velocidades pequeñas o de orden no-relativista, para cualquier objeto de masa
macroscópica “habitual” (desde una caja de cerillas empujada por un dedo, un peatón
dando un tranquilo paseo, a un planeta girando en su órbita), la longitud de onda se
aproxima a cero.
Por concretar, imaginemos a mi actriz-ídolo-avatar personal de Isis, la hermosísima
Marilyn Monroe, caminando con deliciosos pero enérgicos pasos hacia el vagón del
tren justo antes de que éste “reaccione serendípicamente”, bufando cálido vapor sobre
su portentoso balanceo sincopado – en la ya clásica y famosa a la par que estimulante
escena de la excelente comedia cinematográfica
“Some like hot (1959)” (“Con
faldas y a lo loco” – versión española – “Una Eva y dos Adanes” – título comercial
en ciertos países hispanoamericanos –).
Tenemos que:
m = 53 Kg (dato aproximado; Ref: biografía Donald Spoto)
v = 8 km/h = 2.222... m/s (ritmo exquisitamente garboso, además iba a perder
el tren)
h = Cte. de Planck = 6.626 x 10-34 J s
Por consiguiente:
λ = h / (m v) = 5.63 x 10-36 m = 5.63 x 10-24 pm (1 pm = 1 millonésima de
millonésima de metro, ó 10-12 m)
Dato Comparativo: Radio de Bohr para el átomo de Hidrógeno (H), en su
estado fundamental (orbital 1s) = 51 pm
Con ello, queda todo dicho: La única “ondulación asociada mensurable” es la
de sus maravillosas caderas...
Prueben más ejemplos, los que gusten. El resultado no variará sustancialmente,
ya empleen los valores de caracoles o cohetes lanzadores espaciales...
Mas realicemos acto seguido otro de estos audaces e instructivos
“experimentos mentales”: Imaginemos que ahora saltamos un poco adelante en
el tiempo y nos hallamos en el salón-comedor de la modesta casa paterna de
este autor, a finales de la década de los 70 del siglo pasado, algún día de verano
de 1978, cuando por entonces los dos canales únicos de televisión pública –
analógica, por supuesto – existentes en España conmemoraban el 15º
Aniversario de la muerte de la gran estrella... Emiten ese mismo fotograma
ante la mirada de un muchacho de once años, quien de inmediato queda
platónicamente fascinado para siempre... Ese muchacho (yo), es ahora el
observador. Pero el observable ya no conforma un magnífico y dulce cuerpo
“newtoniano”, sino un haz decodificado de señales visuales obtenidas por el
impacto de otros tantos electrones sobre una pantalla fotosensible adecuada,
tras ser acelerados y luego frenados electromagnéticamente a través de un tubo
catódico (aún no había tecnología de plasma, ni nada remotamente parecido):
Es decir, haces de ondas-partículas cuánticas. Centrémonos en cualquiera de
esos electrones: Si se desplazan a lo largo de su recorrido por el cañón catódico
a una velocidad media de 1000 Km/s, su longitud de De Broglie asociada
resulta, desdeñando efectos relativistas (ya que solo alcanzamos un promedio
del 0.33% de c):
λ = h / (m v) = 7.28 x 10-10 m = 728.13 pm = 0.728 nm
El “aspecto ondulatorio” vinculado al movimiento corpuscular de estos
electrones se sitúa en la región de los Rayos X dentro del espectro
electromagnético, por lo que es completamente verificable.
A idéntica conclusión llegamos si utilizamos el otro gran Principio Primordial
de la Mecánica Cuántica: El de Indeterminación o Incertidumbre: En el
“Escenario Cuántico” – los electrones portadores de la señal transducida de la
imagen televisiva de Marilyn en nuestro ejemplo –, al poseer un “aspectoonda” no despreciable, quedan indeterminados individualmente en su posición
o trayectoria exacta bajo la acción de los campos eléctrico y magnético
aplicados en el interior del tubo, teniendo en cuenta que conocemos con
precisión su velocidad media, puesto que los valores de su celeridad son
funciones bien conocidas del potencial inicial, y las intensidades de campos
eléctricos de opuestas polaridades que utilizamos para acelerarlo y frenarlo
sucesivamente. (El campo magnético no interviene en ello, su labor es desviar
las trayectorias del haz con objeto de operar el “barrido” del monitor). Así,
tomando un error o desviación en la medida de la velocidad promedio (∆v) de
un 0.01%, el Principio de Indeterminación de Werner Heisenberg establece que
se producirá una enorme incertidumbre en la localización de la posición de la
partícula, dada por:
∆v ∆x >= h / 2p m
De lo que, sin más que aislar el “error o indeterminación” en la medida de la
posición “x”:
∆x >= h / 2p m ∆v
Y como en este caso ∆v = 0.0001 x 106 m/s = 100 m/s, sustituyendo:
∆x = 1.16 x 10-6 m = 1158.86 nm = 1.16 x 106 pm
Distancia que – en orden subatómico, (compárese con el radio atómico del H,
por ejemplo) –, es abrumadoramente gigantesca, lo que implica una
incertidumbre virtualmente “infinita” para la determinación de la posición o
trayectoria individual de cada electrón.
El significado de este Principio es el siguiente: Habida cuenta de la intrínseca
dualidad onda-partícula de todo sistema u objeto cuántico, éste se encuentra en
una más o menos elevada “multiplicidad” o “superposición” de estados de
energía-movimiento permitidos, de diversa probabilidad, dada por el valor
absoluto del cuadrado de sus funciones de onda... Pero es evidente que, en un
proceso o experimento dado, no puede comportarse a la vez cual onda y cual
partícula por el elemental Axioma lógico de No-Contradicción: De manera
que, si en una medida u observación específica, podemos cuantificar con buena
precisión la magnitud vinculada a su “aspecto-onda” para dicho cambio o
movimiento, la que describe su “aspecto partícula” y todos sus posibles estados
quedará indefinida o indeterminada con un error superior al 100%; Es más,
cuanto más exactamente logremos medir la primera, más monstruosa será la
incertidumbre o ausencia de información de la segunda. Y viceversa. Por ello,
como aquí conocemos con excelente aproximación el valor de su energía
ondulatoria, dada por la Ley de Conservación correspondiente:
Energía Cinética + Energía Potencial Eléctrica = 0
O:
1/2 m v2 – e V = 0
Simbolizando V la diferencia de potencial eléctrico aplicado en cada sección
del tubo catódico y e la carga del electrón.
Lo que nos permite calcular con tremenda fiabilidad su velocidad:
v = (2 e V/m)1/2,
está claro que su “posición” o trayectoria – su “aspecto corpuscular”, quedarán
absolutamente indeterminados.
Exactamente igual que acontece con las ondas estacionarias-electrones en los
niveles energéticos del átomo a los que aludíamos en el primer ejemplo. Por
eso no pueden describirse como “masas puntuales en órbitas estables circulares
o elípticas”, sino a modo de “contornos de nubes de densidad de carga”
deslocalizadas de diferentes “tamaños-límite” y simetrías, lo que denominamos
“orbitales”.
Análogamente a lo que ocurre con la velocidad o cantidad de
movimiento/posición, nos encontramos con otros pares de magnitudes
ondulatorio-corpusculares “conjugadas”, como la energía/tiempo: Si
conocemos la energía cinética del electrón en un sector del tubo, jamás
podremos hallar el tiempo que cada electrón en particular tarda en recorrerlo e
impactar con la superficie interna de la pantalla; Si cuantificamos la energía
mecánica del estado orbital estacionario, nunca conseguiremos estimar el valor
de su periodo de giro exacto, como sí ocurriría en ambos casos en términos de
la Mecánica Clásica o incluso de la Relativista.
Por el contrario, si en este momento volvemos a “retroceder varias décadas
atrás” en nuestro “experimento mental” al estilo einsteniano
(“Gedankenversuch” tal y como los denotaba Einstein en su alemán nativo), y
nos plantamos ante la auténtica y palpable Marilyn Monroe rodando la escena
del film, todo cambia de forma radical: Ahora el “Observable” es de nuevo un
“objeto o sistema” macroscópico gobernado por la Dinámica de Newton. En
concreto, un “sólido semi-rígido automotriz”, técnicamente hablando: El
“aspecto ondulatorio” ligado a su movimiento – a causa del “Principio de
Correspondencia” y bajo toda evidencia empírica –, se muestra ínfimo o
virtualmente “ausente”: En consecuencia, el Axioma de No-Contradicción no
se ve comprometido y es perfectamente factible medir a la vez su posición y
velocidad con idónea precisión...
De hecho, imaginemos que el “Observador” en el umbral de la pubertad (ya
hubiera querido él), se encuentra de pie en el andén o asomado a la ventanilla
del vagón contemplando el soberbio espectáculo: Sin más recursos que un
poco de auto-control, un cronómetro y un metro más o menos flexible puede
medir muy bien la velocidad media de la exuberante dama. Asumamos que su
grado de auto-control no es perfecto (hipótesis harto comprensible, se lo
garantizo), y que comete un error instrumental de igual tamaño que el
establecido para el electrón portador de una mínima unidad-pixel de su imagen
en el seno del cañón catódico del receptor de TV a finales de los años 70); Pues
bien , el 0.01% de 2.222... m/s da una desviación de ∆v=2.22... x 10-4 m/s (~ 8
x 10-4 Km/h, ó 0.22 mm/s). Llevando este dato a la fórmula del Principio de
Indeterminación con una masa de 53 Kg:
∆x = h / 2p m ∆v = 8.95 x 10-33 m
Lo que obviamente equivale en la práctica a una incertidumbre nula en la
medida de la posición o espacio recorrido por nuestra hechizadora diva. Por lo
cual es evidente que podemos determinar a la par su velocidad o cantidad de
movimiento y posición exactas relativas a nuestro punto de referencia u
observación, tal como ocurre con cualquier “partícula” macroscópica.
Espero que a través de estas “representaciones didácticas” – para las que he recurrido
a la inestimable ayuda de dos de mis más preciados y queridos “iconos” desde la
adolescencia, el profesor Einstein y Mrs. Monroe –, aquellos de mis Amables y
Pacientes Lectores no muy conocedores, o que hayan olvidado, los conceptos básicos
de la Física Cuántica, hayan captado lo que implica el Principio de Correspondencia
de Bohr... Entre otras cosas, porque si no me vería obligado a reconocer que mis 20
años de ejercicio de la docencia han sido una triste pérdida de tiempo...
En rigor, este Principio es de una importancia tremenda para los físicos; Trataré de
explicarles porqué (me temo que esto es un poco más difícil o abstracto/matemático...
Sean compasivos conmigo mis lectores “de letras”):
Su interés o utilidad decisivos consisten en que es el único instrumento del que
disponen o han dispuesto al menos hasta el día de hoy los especialistas para elegir
cuál de todos los posibles modelos matemáticos “permitidos” en términos mecanocuánticos para describir un fenómeno submicroscópico ha de ser realmente el
escogido para hacerlo con pleno sentido físico: Tan sólo lo será aquél cuya
formulación conduzca a aproximarse cuantitativamente a un sistema clásicorelativista equivalente para su límite macroscópico, por ejemplo suponiendo masasenergías enormes o un número de elementos de un conjunto tendente a “infinito”...
Por citar algo verdaderamente esencial, los conceptos Mecano-Cuánticos conllevan a
que los diferentes estados posibles de cualquier sistema atómico o subatómico puedan
ser definidos como elementos de una clase particular de espacios geométricoalgebraicos vectoriales denominados “Espacios de Hilbert”, una especie de
ampliación generalizada del espacio Euclídeo ordinario para n-dimensiones; Pero, en
principio, la teoría no especifica qué tipo concreto de “Espacio de Hilbert” ha de
representar un sistema cuántico dado. Tal “decisión” es – entonces – “sencilla” de
adoptar para los físico-matemáticos en cada caso: Se asigna aquél conjunto que – en
el límite – se ajuste al Principio de Correspondencia, reproduciendo las propiedades
“clásicas”.
Este recurso es el fundamento básico del Método de PerturbacionesRenormalizaciones, sustancial en la Teoría Cuántica de Campos que sostiene el
Modelo Estándar de Partículas y ha hecho posible aproximar formulaciones
cuantizadas de los campos nucleares fuerte, débil y electromagnético, y unificado
éstas entre sí cual aspectos de una única interacción primigenia en estadios
primordiales del Universo, por más que no haya conseguido jamás integrar en su
esquema la gravedad... Pero incluso una de las vías más razonables y sólidas para
conseguir al fin dicha anhelada Unificación Final, la Teoría M Generalizada de
Supercuerdas, es, en el fondo, un Modelo de Perturbaciones, solo que bella y
admirablemente potente y avanzado...
No obstante, la importancia, relevancia y arrolladora “utilidad práctica” del Principio
de Correspondencia de Bohr, no ocultan que – en estricto rigor –, su “calidad”
teórico-filosófica o “epistemológica” no es para nada óptima o “ideal”...
Veamos la razón (esto le gustará un poco más a los “filósofos puros”, pero no al resto
de los “humanistas”, les ruego un poco más de paciencia):
La Mecánica Newtoniana también deriva de la Relatividad de Einstein a modo de
“límite”, en este caso de “bajas velocidades”, cuando suponemos que v es muy
inferior o de “orden despreciable” a c. Pero lo hace de manera matemáticamente
“natural”, fluida, “elegante”, cual una perfecta muestra de “caso particular” contenido
de manera intrínseca y espontánea en las mismas funciones o ecuaciones de la Teoría
más general...
Plasmaremos un ejemplo muy característico y fundamental:
En la Teoría de la Relatividad Especial de Einstein – que describe el movimiento
(cinética) y dinámica de los cuerpos – se demuestra la conocida “Transformación de
Lorentz”. A partir de ella, se deduce que las magnitudes fundamentales tales como la
masa inercial (m), el tiempo (t) y la longitud (l) en la dirección del movimiento de
una partícula móvil en un sistema de referencia que se desplaza a una cierta velocidad
relativa v respecto a otro, considerado como “fijo”, o que se mueve a velocidad
uniforme respecto a él (sistema inercial), vendrán determinadas por el grupo de
ecuaciones:
m = m0 / (1 – b2)1/2
(Ley de Crecimiento de la Masa-Inercia)
t = t0 / (1 – b2)1/2
(Ley de Dilatación Temporal)
l = l0 (1 – b2)1/2
(Ley de Contracción Espacial)
Considerando (m, t, l) los valores de masa inerte, tiempo y longitud relativos al
objeto que se desplaza a velocidad lineal v respecto al sistema inercial o fijo de
referencia, (m0, t0, l0) los correspondientes determinados sobre este último, y b=v/c.
Pues bien, es patente que si – en el límite – tomamos que la velocidad relativa de
movimiento v del sistema ligado al móvil es muy pequeña frente a c, el factor b
tiende a 0 y, por consiguiente:
m = m0
(Masa-Inercia Constante)
t = t0
(Flujo de Tiempo Uniforme)
l = l0
(Distancia o Longitud Invariante)
Entonces obtenemos que estas magnitudes se tornan invariables o independientes del
movimiento relativo, tal y como establece el marco newtoniano inferido a partir de la
análoga “Transformación de Galileo”, donde no se plantea límite constante absoluto
superior de velocidad idéntico a la velocidad de la luz en el vacío, c.
Exactamente lo mismo ocurre cuando introducimos masas o densidades de materia
centrales muy bajas en las Ecuaciones de Campo Gravitatorio de la Relatividad
General: Al hacerse entonces la curvatura métrica del espacio-tiempo despreciable,
automáticamente se llega a la fórmula de Newton para la intensidad vectorial de
campo de gravedad radial, dada por:
g = – (G M / r2) ur
(En cursiva, los vectores de campo y el unitario en dirección radial; El signo negativo
indica sentido atractivo hacia el centro de la masa M generadora del campo y r es la
distancia radial del punto considerado a dicho centro de masas).
La gran diferencia es que – en estas ocasiones – la aproximación particular
“clásica newtoniana” surge de la propia formulación lógico-matemática de la
teoría más general, sin necesidad de añadir ningún tipo de supuesto a priori; En
contraste, nada en los Principios Básicos ni en el desarrollo consecuente a partir
de ellos de los modelos mecano-cuánticos implica la predicción de que el
comportamiento de N partículas-onda concentradas – donde “N” es un número
inmenso – ha de ser cuantitativa y cualitativamente distinto que el de una única
entidad o un sistema compuesto por una reducida cantidad de ellas, cual una
molécula covalente simple formada por el enlace entre varios átomos, por
ejemplo. El Principio de Correspondencia es, por tanto, un Postulado o supuesto
previo fijado arbitrariamente como premisa, eso sí, muy razonable por pura
evidencia empírica, pero sin haber sido justificado o demostrado mediante la
teoría general, en este caso la Mecánica Cuántica.
De hecho, nadie sabe donde se sitúan los límites precisos, la “marca de
frontera”entre el “Reino de Alicia Mágico” de la Física Cuántica y el “Dominio
Rígido, Limitado y Determinista” de la Física Relativista-Newtoniana. Esto
plantea grandes y fascinantes pero “dolorosos” enigmas irresueltos para los
científicos, con descomunales consecuencias e implicaciones de enorme alcance
conceptual y fenomenológico: ¿Hasta qué intervalo de “tamaños” o “densidades
de masa-energía” pueden producirse efectos cuánticos mensurables o al menos
efectivos en el seno de un sistema? Procesos como la deslocalización, la
incertidumbre-interacción observable/observador-colapso de funciones de onda
o estados alternativos, el entrelazamiento cuántico instantáneo o la
“teleportación cuántica”, ¿podrían darse a escalas como las de una gran
macromolécula como las proteinas o el ADN cromosómico? ¿Tiene ello que ver
con
el
grado
de
complejidad
auto-organizativa
o
“consciente/perceptiva/reactiva-adaptativa” para con el medio de los sistemas
abiertos? ¿El tránsito es un “corte brusco” o gradual para sistemas de talla
“intermedia? ¿O quizás alcanza incluso hasta el nivel de un protozoo o entre las
conexiones sinápticas neuronales, como creen o creyeron sabios de la talla de
Wolfgang Pauli, Carl Gustav Jung, Roger Penrose y otros? Hay pruebas e
indicios experimentales favorables en dicho sentido acumuladas y verificadas a
lo largo de las últimas décadas, como las interacciones solitónicas/efecto
fantasma del ADN tratado en mi segundo ensayo concerniente a “Genética y
Memética”, pero su interpretación teórica es fabulosamente complicada y
polémica.
Es evidente que esto podría y debe constituir el cimiento de una nueva y radical
forma de analizar, estudiar y explicar los fenómenos bioenergéticos y
psicofísicos “anómalos”, la plataforma de una auténtica Parapsicología
Científica y, a la larga de toda una flamante Física Hiperdimensional
(Transpsicofísica) y su futura aplicación tecnológica (Psicotrónica
Nanomolecular).
Pero, por el momento, desde el punto de vista de la metodología del
conocimiento científico o Filosofía de la Ciencia, esta circunstancia debilita
críticamente la solidez del Principio de Correspondencia de Bohr.
Éste es extremadamente útil a nivel inductivo-deductivo, y como fundamento de
modelos cuyas aplicaciones en ingeniería nos han proporcionado estimables y
revolucionarios progresos, tales como una Nueva Era en Electrónica
microscópica y telecomunicaciones... Y abre el portal de otros todavía mayores
en el más o menos próximo porvenir (Nanotecnologías). Pero que algo sea
operativo o podamos manipularlo en la práctica no significa que comprendamos
realmente cómo y porqué: Al fin y al cabo, la Humanidad manejó la óptica y la
electricidad mucho antes de conocer la verdadera naturaleza de la luz y los
corrientes eléctricas, la inducción magnética o la de generación de fuerza
electromotriz-potencial electrodinámico a partir de un campo magnético
variable.
En este punto nos hallamos en algunos casos y comenzamos a estar en otros
ahora, en el terreno de la Nanotecnología Molecular y Biogenética, la
Bionergética Evolutiva y la Psicofísica Cuántica, las Ciencias del Futuro o
Amanecer del Tercer Milenio, sin lugar a dudas...
Y así seguiremos mientras no se pruebe la existencia de un mecanismo concreto
y eficiente de tránsito entre los fenómenos cuánticos y su manifestación
macroscópica relativista y/o newtoniana, proceso crucial llamado
“Decoherencia”.
Es decir, hasta que demostremos cómo, bajo qué condiciones y límites y de qué
forma actúa el Principio de Correspondencia.
Este último forma parte de una visión o perspectiva más amplia de toda la Física
Cuántica, llamada “Interpretación de Copenhague”, que es la aceptada
“oficialmente” por la mayoría de la comunidad científica.
Se denomina así por la ciudad donde fue establecida y aceptada por primera vez (el
lugar de residencia del “líder” y organizador principal de la famosa y decisiva
“reunión de cerebros inicial”, el danés de ascendencia materna judía Niels Bohr), aun
cuando fue públicamente “proclamada” en el curso de una Conferencia Internacional
de Física Teórica en la ciudad italiana de Como. Bohr, junto a Max Born, Paul Dirac,
Rosenberg, Jordan, Werner Heisenberg, su discípulo Edward Teller y otros, fueron
elaborando y matizando sus tesis a lo largo de varios años, en torno a dos principales
centros geográficos: Copenhague y la Universidad de Göttinguen.
Pero – pese a su innegable éxito predictivo y práctico – su célebre y muy difundido
“edificio teórico-filosófico-científico” adolece de la debilidad sustancial antes
señalada, como no dejaron de remarcar los participantes “críticos” en el
probablemente más apasionante debate de ideas del siglo XX: El “bando opositor”
fue pronto encabezado por todo un “Coloso”, el gran Albert Einstein, secundado por
Boris Podolsky y Natham Rosen, seguido de cerca aunque desde otras posiciones por
David Joseph Bohm y Erwin Schrödinger.
Procuremos resumir los puntos esenciales de las ideas de Bohr y su escuela y los
argumentos en contra esgrimidos por las corrientes minoritarias, pero no por ello
menos firmes y racionalmente respetables, de los demás insignes sabios indicados.
La Interpretación de Copenhague surge al intentar integrar el Principio de
Incertidumbre, el cual implica que no se puede conocer simultáneamente con
exactitud la posición y el momento lineal o cantidad de movimiento de una partícula.
Esto equivale a establecer que dicho Principio no opera en el mismo sentido
hacia atrás y hacia adelante en el tiempo. Muy pocos fenómenos físicos no son
simétricos respecto al flujo del tiempo, siendo así éste uno de los procesos
fundamentales del Universo donde hay una clara distinción entre el pasado y el
futuro, junto a ciertos cambios reacciones nucleares de campo débil o emisiones de
electrones b, el sentido de la variación total de entropía y los mecanismos profundos
de bariogénesis de partículas elementales de materia/antimateria en las condiciones
primordiales de formación del Cosmos. Ello es señal de que hablamos de una de
las “Piedras Angulares” del Orden Físico en nuestra Realidad. Otra forma de
expresarlo es afirmar que las relaciones de pares de indeterminación – tales
como la posición/cantidad de movimiento o tiempo/energía – imponen que no es
posible predecir el futuro dentro de cualquier sistema de referencia ligado a
nuestro Universo, puesto que, citando a Heisenberg: “No podemos conocer, por
principio, el presente en todos sus detalles”. Si bien es posible, de acuerdo con las
leyes de la Mecánica Cuántica, determinar cual fue la posición y el momento de
una partícula en un momento del pasado, a través del análisis de sus estados o
efectos presentes: Por ende, el futuro es radicalmente impredecible – al menos
excluyendo todo modelo de Multiverso –, o incierto, mientras que el pasado se
halla definido por entero: Esta es la razón de que nos “desplacemos” desde un
pasado determinado hacia un conjunto de “posibles futuros” con diversos
niveles de probabilidad.
Bohr completó su formulación de la "Interpretación de Copenhague" mediante
lo que se conoce como "Principio de Complementariedad", el cual establece que
ambas descripciones, o "aspectos", el ondulatorio y el corpuscular, son
necesarios para comprender el "Mundo Cuántico". También defendió que, a
diferencia de lo que ocurre en la Mecánica Clásica, donde un sistema de
partículas cambia, evoluciona o se mueve funcionando de modo semejante a una
máquina de relojería, esto es, independientemente de que sus observables sean
observados/medidos o no, en Física Cuántica el observador/medidor
interacciona con el sistema, no pudiendo considerarse mutuamente
independientes.
Así, eligiendo medir con precisión la posición, por ejemplo, se fuerza a una partícula
a presentar mayor incertidumbre en su momento o velocidad (suponiendo conocida la
masa), y viceversa: Y, en general, escogiendo un experimento para medir
propiedades ondulatorias se eliminan peculiaridades corpusculares, y ninguna
experiencia concreta puede mostrar ambos aspectos a la vez, el ondulatorio y el
corpuscular, simultáneamente. La "Asimetría Temporal" del Principio de
Incertidumbre se transforma – por consiguiente – en la garantía de la noviolación del Principio de No-Contradicción.
Adicionalmente, según la Interpretación de Copenhague, toda la información
extraible de un sistema cuántico la constituyen los resultados de los
experimentos: Por ejemplo, podemos observar un átomo y "detectar" un
electrón en el estado de energía X; Después volver a observar y medir de igual
modo un electrón en el estado de energía Y; Es de suponer que el electrón
"saltó" de X a Y, quizás a causa de la observación/interacción. Es más, nunca
sabremos tan siquiera de que se trate del mismo electrón, y no podemos
establecer ninguna hipótesis fundada sobre lo que ocurrió cuando no
observábamos. Lo que no es factible deducir de los experimentos – o de las
correspondientes ecuaciones de la Mecánica Cuántica –, es la probabilidad de
que, si una vez observado el sistema se obtiene el resultado X, otra observación
posterior registre el resultado Y: Nada se puede afirmar de lo que pasa cuando
no se observa ni del mecanismo de paso desde el sistema del estado X al Y, por
dos poderosos motivos interrelacionados y autoconsistentes: 1) Entre dos estados
cuánticos discontinuos "permitidos" no hay situaciones intermedias definibles;
2) Sin observación no existe "colapso" ni, por tanto, definición de propiedad
específica alguna.
Einstein y muchos otros físicos se negaron a aceptar esta interpretación-visión de la
Realidad Física, llevando a cabo diferentes críticas y argumentando en su contra
desde diversos enfoques, que acto seguido recapitularemos:
Una de las consecuencias de los "extraños" Principios Cuánticos y el nuevo
Paradigma desarrollado por Bohr y Heisenberg principalmente, es el denominado
"entrelazamiento cuántico". Esta singular propiedad de los sistemas cuantizados
permite considerar estados formados por dos o más partículas en los que es
imposible obtener información útil sobre el estado completo del sistema
realizando medidas en exclusiva sobre una de las partículas. Sin embargo, al
mismo tiempo, llevando a cabo una medida/interacción tal que "colapse" una
variable, magnitud o número cuántico determinado para una sola de las
partículas, instantáneamente dicha modificación queda replicada en la otra o las
otras, alterando el estado total.
Albert Einstein rechazaba profunda y podríamos decir que "visceralmente" esta idea,
por motivos a la par científico-metodológicos – vinculados con su concepto más
"tradicional" de la noción de medida y "realidad independiente del observador" de los
atributos físicos de los componentes elementales de la materia –, y filosóficoideológicos en un doble plano, paradójicamente relacionado este último con su
condición de "judío liberal agnóstico", hecho que nunca ocultó y del que se sentía
orgulloso; La explicación es la siguiente: El Padre de la Relatividad temía que la
asunción general mayoritaria por parte de los físicos del "exótico modelo teórico" de
Bohr y Heisenberg era profundamente equivocada, puesto que negaba la existencia a
nivel subatómico y por ende fundamental de propiedades o magnitudes inherentes a
los estados físicos (observables) de carácter independiente con la interacciónobervación y, por consiguiente, en cierto modo, con la consciencia del observador.
Ello, unido a la imposibilidad definitiva de conocer ni el más mínimo detalle de los
estadios intermedios inducidos por un cambio físico ni verificar predicción
determinista alguna, sino un mero cálculo estimado de probabilidades de que cierto
estado final sucediese a uno inicial, componía a ojos de Einstein un panorama
hondamente inquietante... Inquietante, hasta repulsivo y... peligroso. Y no solo por
causas de su estricto sentido "clásico" del racionalismo científico: Lo percibía cual un
"retorno de los brujos", una vuelta parcial a una "Visión del Mundo"
("Weltanshauung", en su alemán natal), "neopagana", caprichosa y "mágica", en
contraste con un esquema de “Universo Armónico, Predecible y Ordenado tipo
Mecanismo de Relojería”, grato a la par para cualquier racionalista/geómetra griego
y cualquier sabio erudito de la Toráh, peculiar y eficaz fusión milenaria de la que
parece haber surgido la “rara avis” del pensamiento científico-tecnológico
occidental. Y, a la vez, intensamente preñada de un "individualismo o relativismo
subjetivista al borde de desencadenar el irracionalismo". Evidentemente, muchas de
sus apreciaciones y previsiones se han cumplido en esta "New Age" post-moderna
que aún impera – en especial tras su “estallido” inicial en los “Revolucionarios 60”
del siglo anterior, así como a lo largo de su deriva/evolución de corte “neoliberalcapitalista-hedonista-consumista” posterior –, en cuya “estética/ética anarcopsicodélica” no faltan abundantes elementos libre, simplificada y distorsionadamente
inspirados en la Mecánica Cuántica, “interpretada al estilo Bohr-Heisenberg”... Lo
que acredita que el brillante físico teórico y pensador también poseía cualidades
intuitivas innatas como analista cultural y sociólogo, pero es obvio que tales
inclinaciones y "sensibilidades" personales no constituyen argumento a favor o en
contra alguno de sus tesis ni de las de sus "oponentes" en el campo teoréticocientífico.
Extremo que el gran genio sabía muy bien, desde luego: Por ello, en colaboración con
el físico judío-ruso emigrado de la Unión Soviética Boris Podolsky y el judíonorteamericano – nacido en Brooklyn – Nathan Rose, se afanó en plantear uno de sus
emblemáticos “experimentos mentales”, específicamente diseñado para atacar en su
base más débil la ya por entonces dominante “Interpretación de Copenhague”. Dicho
trabajo fue publicado como artículo conjunto en la prestigiosa Physical Review en
1935, generando una fuerte polémica especializada.
El trío de reputados científicos lo titularon “Can Quantum-Mechanical Description
Be Considered Complete?” (“¿Puede Ser Considerada Completa la Descripción
Mecánico-Cuántica?”). En él, formulaban el señalado y celebérrimo
“Gedankenversuch”, bautizado ulteriormente como “Paradoja EPR”, en honor a las
iniciales de los apellidos de sus autores.
La descripción del mismo es sencilla y a la vez genial, pues define una sutil
“encerrona fatal”, una auténtica “trampa saducea” refinadamente astuta, montada
para “golpear” en el punto más frágil de los cimientos del orgulloso pero en aquellos
días aún joven y pretencioso “edificio de Bohr-Heisenberg”: Supongamos que dos
partículas interactúan en el pasado y después quedan “entrelazadas”; Dos
observadores reciben acto seguido una partícula cada uno por separado. Llamemos X
e Y a las partículas y A y B a los observadores; Si, por ejemplo A mide la posición de
X, de inmediato conocería la posición de Y, por hallarse ambas en estado entrelazado;
Si, en cambio, “elige” medir la cantidad de movimiento o la velocidad de “su
partícula asignada” X, sabe que también determina la de Y; Pero como ninguno de
los dos observadores puede predecir o saber qué magnitud escogerá el otro en su
medición, y éstas se llevan a cabo de modo sincrónico y con idéntica probabilidad, si
se da el caso de que A opte por medir la velocidad y B la posición o viceversa,
entonces lo dos observadores podrían conocer al mismo tiempo tanto la posición
como la velocidad o momento lineal de las dos partículas X e Y, lo cual es imposible
según el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. A no ser que postulemos que,
mediante algún mecanismo misterioso y por acción mutua a distancia instantánea,
justo en el instante en que el observador A y B resuelven medir cada uno la
propiedad distinta al otro, esa “información”-colapso de las funciones de onda sea
transmitida de una partícula a la otra, desentrelazándolas y dejando al azar el
resultado del experimento, como postula el Principio de Complementariedad de
Bohr, Heisenberg y los demás. Ahora bien, ello supone que la Mecánica Cuántica
así interpretada exige un proceso de transferencia de información a distancia
instantáneo que viola la Ley de la Relatividad General, pues implica intercambio
de señales o datos más rápidamente que la luz, sin permitir a la par verificar
predicciones determinadas sobre él... De lo que deducen que la Física Cuántica se
encuentra incompleta: Deben existir “variables ocultas” que expliquen este tipo de
fenómenos y que no llegan a abordar la formulación de la teoría.
Otra peliaguda cuestión era cómo intentar justificar el mecanismo de intercambio de
información en una situación semejante: El físico francés Olivier Costa de
Beauregard – destacado alumno de Louis de Broglie, doctor en Ciencias de la
Computación (1943) y en Humanidades (1963), esto último por una profunda y
sobresaliente tesis filosófico-científica sobre el concepto del Tiempo, su equivalencia
con el Espacio y su aparente irreversibilidad –, quien llegó a ser Director del CNRS
(“Centre Nationale de la Recherche Scientifique”) de Francia y falleció hace
relativamente poco (2007) –, fue el primero en hacerlo; Emitió una muy audaz
hipótesis para explicarlo: Según ésta, la información derivada de la medición sobre
la partícula X viaja hacia atrás en el tiempo hasta el origen del par de partículas, y
luego hacia adelante hasta “alcanzar” a la partícula Y, llegando a ella justo en el
mismo instante en que partió de X. La relación de esta propuesta con la
interpretación “taquiónica” de las soluciones de “energía negativa” para los campos
cuánticos en la Ecuación de Dirac y las de “onda adelantada” de Maxwell, gestada
por Richard Feynman, así como con algunos de los modelos cosmológicosmultiverso avanzados actuales y mi propio modelo psicofísico del fenómeno de la
precognición expuesto en mi ensayo “Fundamentos de Transpsicofísica (IV)”, es más
que patente. Adicionalmente, podemos comentar que – si tal cual mantuvieron
“iluminados” de la talla de Albert Einstein y Steven Weinberg –, la “Belleza y
Simetría” de una ecuación o teoría es en cierta forma un indicio de su posible validez,
entonces el mecanismo de Beauregard, pese a su radical “excentricidad heterodoxa”,
habría de ser aceptado sin vacilar.
Así, en las reacciones de aniquilación materia-antimateria, cuidadosamente
estudiadas por Feynman y donde originalmente formuló sus famosos y útiles
diagramas vectoriales de interacción por pares ondas-partículas acoplados, cuando
una partícula X – un electrón, por ejemplo – y su antipartícula “especular” Y – un
positrón, en este caso – chocan frontalmente y se aniquilan, dos fotones X' e Y' parten
en direcciones exactamente contrarias. Pues bien, independientemente de la
distancia que llegue a separarlos en sus simétricos recorridos a la enorme
velocidad de la luz, los dos fotones secundarios generados quedan
“entrelazados”, de modo que determinadas propiedades cuánticas
“emparejadas” deben adoptar siempre valores opuestos: Si, por citar una cifra
concreta, medimos la propiedad “P” para el fotón X', y su paquete de ondas colapsa
tomando el valor P=+1, con absoluta sincronicidad la función de onda de Y' colapsará
en el valor P=–1, aun cuando no se haya realizado ninguna medida/observación sobre
Y'. O al revés; De manera que el acto de medida/observación-colapso en una de
las partículas induce el colapso estrictamente simultáneo del paquete de ondas
asociado a la otra, por más que entre ambos fenómenos no exista ninguna
relación causa-efecto espacio-temporal en absoluto, o incluso las dos ondaspartículas se hallen cada una en dos puntos lejanísimos entre sí del Universo.
Este pasmoso resultado de los Principios Cuánticos dejó literalmente perplejos,
preocupados y muy inquietos a Einstein y sus “partidarios”... De hecho, el primero
creyó hasta su muerte que tal conclusión era absurda o paradójica, por lo que
obligatoriamente debían existir “variables locales ocultas” que terminarían por ser
descubiertas y explicarían “racionalmente” el proceso y que, por consiguiente, la
Mecánica Cuántica era una teoría incompleta como descripción de la Realidad
Física y la Interpretación de Copenhague sustancialmente equivocada.
El apasionado debate duró poco más allá del solemne entierro del colosal y popular
genio judeo-alemán: En 1964, el físico teórico y aplicado nor-irlandés John S. Bell,
sobresaliente especialista en física de partículas, teoría del campo cuántico y diseño
de aceleradores – quien desarrolló la mayor parte de su reluciente carrera en el
CERN, hasta abandonar de modo prematuro este mundo en 1990 a resultas de un
súbito derrame cerebral –, publicó un trascendental trabajo en la revista “Physics” al
que tituló “On the Einstein Podolsky Rosen Paradox” (“Sobre la Paradoja de
Einstein Podolsky Rosen”), mucho más conocido por “Teorema o Desigualdad de
Bell”. El Teorema de Bell, así como sus consecuencias e implicaciones, son de tal
categoría e importancia, al más alto nivel teórico-científico y filosófico, que ha
sido merecidamente calificado como “la más importante demostración de la
historia de la 'Nueva Física' del siglo XX”, quizá tan sólo igualada por el
Principio Fundamental de Planck, el cual levantó el “acta de nacimiento” de la
Física Cuántica, y el de Equivalencia de Masa-Energía de Einstein, cuya más
que célebre ecuación “ E=mc2 ” abrió el portal de la Era Atómica Nuclear.
Con objeto de evitarnos entrar en complicaciones matemáticas demasiado
intrincadas, baste plasmar su conclusión y significado del modo más breve y sencillo
posible, citando textualmente las palabras de su creador:
“Ninguna variable local oculta puede explicar las correlaciones que se dan en la
paradoja EPR, lo que deja abierta la posibilidad, aun cuando las separen años luz,
de que las partículas permanezcan conectadas por un nivel subcuántico no local
que nadie conoce”.
En otros términos, el Teorema de Bell prueba físico-matemáticamente que el
fenómeno planteado por Albert Einstein y sus colegas en forma de una paradoja ha de
ser en realidad un proceso de mecanismo misterioso, pero efectivo y verificable
científicamente: Una auténtica conexión/transferencia de información instantánea
entre sistemas no relacionados causalmente en el espacio-tiempo cuatridimensional
“ordinario” característico de la métrica del Universo en el marco de la Relatividad
General.
Bell llega a demostrar – en suma – que mientras en el “Mundo Macroscópico”, regido
por la Física Newtoniana y Relativista, la separación en el tiempo o el espacio es muy
“real” y, en la práctica, hace decaer o extinguirse con rapidez, o como mínimo retarda
desmesuradamente, cualquier clase de interacción de campo y/o transmisión de
información, en el contexto del “Mundo Submicroscópico”, controlado por la Física
Cuántica, dicha magnitud carece de sentido real en muchas ocasiones.
De este modo, visualicemos un último “Gedankenexperiment” expuesto por el Dr.
Bell en el desarrollo de su Teorema:
Sea una fuente que emite dos rayos luminosos (haces de fotones) en una dirección
lineal y sentidos justamente opuestos. Los fotones viajan por el espacio en forma de
ondas electromagnéticas según las ecuaciones de Maxwell. Ambos haces son
interceptados por un par de detectores, “A” y “B”. Los instrumentos pueden situarse
tan lejos como se quiera el uno de otro, en teoría en puntos extremadamente distantes,
por ejemplo uno de ellos en la Tierra y el otro en los límites del Universo conocido,
pues idealmente disponemos de un tiempo y alcance ilimitados de observación. Pero
el resultado no cambiará si repetimos la experiencia para ambos detectores separados
a escasos centímetros de su centro-foco común. Pues bien, por simple aplicación de
los Principios y Leyes aceptadas y empíricamente contrastadas de la Mecánica
Cuántica, Bell demuestra que cualquier propiedad cuantizada que sea medida en A
provocará, instantánea y simultáneamente, otra medida matemáticamente
complementaria en B. ¡Lo extraordinario del caso es, como parece obvio, que ello
implica aceptar que cada uno de los fotones – de alguna manera –“conoce” la
información del acto de medida/observación o “colapso” de la función de onda que
está sufriendo el otro, y que tales datos son intercambiados entre ellos de modo
instantáneo e independiente de la longitud espacial física que les separe!
Es más, el trabajo de Bell corrobora que esta no-localidad esencial de las
relaciones cuánticas debe cumplirse también si las dos partículas presentan una
separación o distancia temporal de cualquier amplitud de intervalo.
Todo indicaba que existe algún tipo de campo de energía de vacío no-temporal/noespacial o situado en una dimensión superior al continuo cuatridimensional del
espacio-tiempo einsteniano causante y operante de esta clase de transferencia,
correlación o “teleportación” de q-bits (unidades de información de estados
cuantizados), pero por aquella época no se intuía tan siquiera una forma de
energía o hipergeometría cósmica similar. Hoy por hoy empezamos a atisbarla, y se
halla ligada a la Energía Oscura que llena todo el espacio-tiempo del Universo y
asegura su expansión continua acelerada superando el freno gravitatorio generado
por la materia “ordinaria” y la asimismo enigmática y muy mayoritaria “masa
oscura”.
El mismo Albert Einstein, ya se “tropezó” tan temprano como en 1935 con esta
índole de efectos derivados de su frustrado intento de unificar sus Ecuaciones de
Campo Gravitatorio con las otras tres grandes fuerzas de campo que determinan la
estructura submicroscópica y micorscópica del mundo físico. Él los denominó con
cierto desdén “spooky effect” (“efecto fantasmal”), argumentando que – de ser
auténtico – proporcionaría una base científica para fenómenos “anómalos” o
paranormales cuales la telepatía, la percepción extrasensorial o la premonición...
Einstein sostuvo a partir de ahí que “debía haber algo radicalmente erróneo en la
Mecánica Cuántica para permitir llegar a semejantes conclusiones”.
No obstante, ante la posterior acumulación abrumadora de evidencias experimentales
a favor de la real efectividad de los principios y procesos cuánticos a escala
subatómica, matizó esta estricta postura, admitiendo la posibilidad racional de
algunos de los citados fenómenos “extraños” – o “parapsicológicos”, en la
terminología actual –, bajo determinadas condiciones, como reconoce en una aireada
carta enviada al psicoanalista e investigador pionero en estos temas Dr. Jan
Eherenwald el 8 de Julio de 1946, autorizando además la difusión de su contenido
entre sus colegas y “escépticos”. La frase, escrita del puño y letra del mismísimo
Padre de la Relatividad, es la siguiente: “No tenemos derecho, desde un punto de
vista físico, a negar a priori la posibilidad de existencia de la telepatía”.
Esta y otras declaraciones de comparable orientación, realizadas en el majestuoso y
pausado ocaso de su madurez desde su “retiro final” en Princeton, claman su
encomiable y esclarecida honradez intelectual y apertura mental, facultada para
asumir planteamientos u opciones alternativas pese a resultarle “desagradables” desde
sus prejuicios culturales, posiciones personales, teóricas y conceptuales previas. Le
acreditan para siempre – pues – como un verdadero científico y, más aún, cual un
magnífico sabio en el pleno sentido de la palabra.
Aunque no por ello menos firme en sus convicciones y principios más íntimos,
porque, en el fondo, siguió dudando profundamente de la validez de los postulados
cuánticos en general y la Interpretación de Copenhague muy en especial, por las
razones metodológicas, filosóficas e ideológicas ya citadas... Y tratando por ello con
todas sus titánicas capacidades intelectuales por lograr al menos aproximar un esbozo
de la Teoría del Todo por otras vías, de manera tan esforzada como infructuosa, hasta
el fin de sus días.
Como es natural, tanto los físicos, filósofos y teóricos que compartían los criterios de
Einstein como los afines a Bohr-Heinsenberg invadieron de inmediato el mundo
académico e incluso intelectual en general con su polémica: Los primeros aducían
que debía haber algún error en las premisas o el subsiguiente desarrollo de las
fórmulas en la demostración de Bell, puesto que ya sabemos no podían impugnar en
bloque los Principios elementales de la Mecánica Cuántica por arrolladora evidencia
empírica; Los segundos negaban con idéntico énfasis la supuesta acción de
hipotéticas “variables locales ocultas” invocando el Principio de Economía de
Occam, y exhibían la Desigualdad de Bell cual un brillante triunfo confirmador de
sus tesis en el plano de la teoría pura; Ambos – como exige el método científico –
concluían que era imprescindible esperar a que nuevas técnicas instrumentales o
experimentos rigurosos controlados y reproducibles probaran de modo definitivo y
contrastado si tales variables existían en verdad o no con plena certeza.
Por descontado, docenas de prestigiosos y animosos equipos de investigadores de alto
nivel se lanzaron a diseñar, efectuar, comprobar y perfeccionar dichos ensayos a lo
largo de los años y décadas siguientes.
En esta ocasión, los resultados de los laboratorios dieron, han dado y dan la razón al
“bando de Copenhague”...
Definitiva e innegablemente, el Universo Cuántico es tan exótico y “mágico” como
parece...
Otra “Paradoja-Trampa” a la Interpretación de Copenhague: El “enigma” del
“Gato de Schrödinger”
Erwin Rudolf Joseph Alexander Schrödinger fue uno de los astros más deslumbrantes
del pensamiento científico-filosófico del siglo XX: Nacido – como tantos otros
genios innovadores de su tiempo – en el corazón del viejo , ya declinante y presto a la
agonía final, si bien otrora opulento, rico, potente y transcultural-transétnicamente
fecundísimo y “embrujador” Imperio Austro-Húngaro, (Erdberg, muy cerca de
Viena), en 1887, su trayectoria y la riqueza variopinta de sus valiosas y en ocasiones
cruciales aportaciones a los campos de la física y la biología teóricas son
impresionantes: Aquí nos limitaremos a reseñar los más destacados; En enero de
1926, el joven científico ya se había convertido en un prometedor profesor a tiempo
completo de la Universidad de Zürich – tras haber desempeñado de modo
sobresaliente la función de asistente del eminente físico Max Wien en Jena y ejercer
de profesor asociado en Stuttgart y más tarde asimismo titular en Breslau (actual
Wroclaw, Polonia) – . En ese momento, es cuando publica el artículo que
resultará clave para asegurar la gloria y el rumbo posterior de su fulgurante
carrera: Éste se titula “Quantisierung als Eigenwertproblem” (“La Cuantización
como un problema de autovalores” (o “valores propios”), y aparece en negro sobre
blanco en las páginas de la prestigiosa revista Annalen der Physik, la misma que algo
más de una década antes tuvo el honor de actuar de matriz del “año milagroso” de un
por entonces también muy joven Albert Einstein, al editar por partes los ensayos
teóricos donde el inmenso talento creativo del gran físico y pensador judío-alemán
sentaba las bases de la Relatividad Especial bajo el epígrafe “Electrodinámica de los
cuerpos en movimiento”; En el estudio de Schrödinger, por su parte, se establece la
formulación de los estados energéticos cuánticos estables permitidos de cualquier
partícula en relación con su función de onda, a través de una ya para siempre célebre
ecuación diferencial en derivadas parciales conocida por “Ecuación de Schrödinger”.
La generalización de ésta a sistemas subatómicos sometidos a velocidades o
potenciales de magnitud relativista, llevada a cabo por Paul Dirac, les valió a ambos
compartir el Premio Nobel de Física en 1933; En 1938, debido a su resolución de
abandonar Alemania en 1933 – donde descollaba en la Universidad de Berlín, de la
mano de Max Planck –, por su firme rechazo a la política de Hitler – sobre todo a
causa de su feroz antisemitismo fanático y criminal – y a la anexión de Austria al por
entonces “ascendente y triunfante” Tercer Reich, se exilia de su patria; Tras varias
“estaciones académicas”intermedias en Italia, Suiza y Oxford, acaba recalando en el
Instituto de Estudios Avanzados de Dublín. Allí se asienta como Director de su
Escuela de Física Teórica y adquiere la nacionalidad irlandesa; Es en esta etapa, ya
maduro y consagrado como “padre de la Mecánica Ondulatoria”, cuando se entrega a
sus investigaciones, reflexiones y estudios más diversos, originales y profundos
acerca de la Interpretación de la Mecánica Cuántica, la Naturaleza de la Realidad y
otros muy diferentes y fascinantes temas-frontera de la vanguardia científicofilosófica: En 1944, escribe en inglés su famoso libro “What is life?” (“¿Qué es la
vida?”), recopilación sucinta pero densa y a la par amena, didáctica y muy bien
redactada (era bilingüe en alemán e inglés por ascendencias familiares), sobre uno de
sus numerosos ciclos de conferencias divulgativas de alto nivel. En él se revela como
un auténtico “iluminado adelantado a su tiempo”, pues establece las bases teóricas del
posterior desarrollo de la Biofísica y la Biología Molecular, así como de la aplicación
avanzada de los Principios Termodinámicos y Mecano-Cuánticos a los sistemas
biológicos: En este sentido, expone cómo los organismos vivientes no pueden ser una
excepción en forma alguna a las Leyes Fundamentales de la Termodinámica, la
Mecánica Estadística ni, a escala molecular, de la Física Cuántica, describiéndolos
por vez primera como “sistemas abiertos complejos capaces de conservar su elevado
grado de organización interna (´neguentropía´ o ´entropía negativa´), a costa de
exportar mayor cantidad de desorden o entropía liberada de sus procesos
metabólicos, fisiológicos o adaptativos”; Es más, utilizando un planteamiento
cuántico, llega a demostrar o predecir que la química de la herencia biológica ha de
operar por medio de un “soporte macromolecular aperiódico”, a causa de su
obligada “función de secuenciado informativo”, en contraste con la rigidez
estructural de un cristal inorgánico periódico, inhabilitado por ello a desempeñar tan
crucial papel. Esto, en una época en que se desconocía aún la naturaleza bioquímica y
estructural del material hereditario – en concreto, la mayoría de los bioquímicos y
biólogos creían que debía hallarse constituido por grandes proteínas, y tan sólo una
minoría “heterodoxa” postulaba a favor de los bastante recientemente detectados y
aislados ácidos nucleicos –, supone un mérito más que notable. Por ello, no es de
extrañar que tan breve pero jugoso texto ejerciera un influjo orientativo o inspiración
importante y duradera en el desarrollo futuro de la Biología y la Genética
Moleculares: Por citar en exclusiva el caso más llamativo, en las memorias
publicadas por James Watson – co-descubridor de la estructura en doble hélice del
ADN y sus prestaciones biológicas junto a Francis Crick una década aproximada más
tarde – tituladas “DNA, The Secret of Life” (“ADN, el Secreto de la Vida”), el insigne
investigador reconoce que su lectura estudiantil de la pequeña gran obra de
Schrödinger que nos ocupa le “inspiró a centrarse en el estudio de los genes”, lo que
le condujo al “hallazgo de la estructura en doble hélice del ADN”; Durante su
“dorado otoño final” Erwin Schrödinger obtuvo otros logros deslumbrantes, como la
pionera formulación teórica del “efecto túnel”, y trabajó hasta su muerte en variados
asuntos relacionados con el intento de una Gran Teoría Unificada de índole BiofísicoCuántica...; Por ello, si bien Schrödinger jamás se pronunció de manera definida a
favor de una de las posibles “Interpretaciones” de los Principios Cuánticos y el “Gran
Problema de la Medida”, de la índole de muchos de sus ensayos, conferencias y
trabajos se desprende que siempre osciló o se mantuvo analítica y abiertamente
dubitativo entre la de “Múltiples Mundos (Universos Alternativos)” de Everett y la
de “Ondas-Piloto o Ecuaciones-Guía” de De Broglie-Bohm, de cuyos contenidos
respectivos nos ocuparemos más tarde. El atractivo que esta última y su hipótesis del
Orden Implicado proyectó sobre su poderosa y aguda mente tuvo probablemente
mucho que ver con los senderos de las inquietudes filosófico-espirituales de Erwin,
en cierto modo próximas al hinduísmo Vedanta y los Upanishads. Es obvio que el
concepto de “Orden Determinista Holográfico Implicado” de Bohm y el de “Brahma”
cual “Alma Creadora Universal” del pensamiento reflejado en los Upanishads – una
especie de revisión monoteísta tardía del hinduismo original –, presentan fuertes
afinidades, así como el hecho de que el propio David Bohm fue intensamente
influenciado por determinadas vertientes del budismo con las que aquéllos poseen
alguna convergencia; De todos modos, lo que sí está claro es que Schrödinger se
sintió tremendamente comprometido y fascinado por el Gran Dilema de la Física
Cuántica, y bastante crítico con la “postura oficial” establecida por Bohr y
Heisenberg: Al respecto sostuvo una fluida e intelectualmente cautivadora
correspondencia privada con Albert Einstein, de quien llegó a ser amigo personal,
algo nada fácil en los últimos años o hasta decenios de la vida de este último, dada su
progresiva tendencia al aislamiento un tanto huraño... Producto de ella fue su más
célebre aportación propia al Debate de los Debates, mundialmente conocida como “la
Paradoja del Gato de Schrödinger”, que se ha fijado, no solo ya en los círculos
científicos, sino hasta al nivel popular, como el más gráfico ejemplo del aparente
“exotismo incomprensible” de las ideas cuánticas.
Tratemos de explicarla lo más resumida y sencillamente que podamos:
El “Gato de Schrödinger”: Un felino con “siete vidas y algo más...”
En 1935, como respuesta a las inquietudes de Einstein acerca del significado
aparentemente “contradictorio” de algunos Principios básicos de la Mecánica
Cuántica, y cual expresión de su propia actitud crítica hacia la “oficial” Interpretación
de Copenhague, Erwin Schrödinger – asimismo otro magnífico maestro en el arte de
plantear “experimentos mentales” de honda trascendencia – formuló el denominado
“Experimento o Paradoja del Gato de Schrödinger”. Éste puede describirse como
sigue:
“Tenemos un gato encerrado en una caja opaca a la luz y la radiación (recubierta
por una gruesa capa de plomo macizo, por ejemplo), aislada de toda perturbación
electromagnética externa (encerrada en una “Jaula de Faraday” incluso,si se quiere
extremar el rigor), y hermética. El recipiente contiene además una botella de gas
venenoso en dosis mortal para el animal, una fuente submicroscópica emisora de
una partícula radiactiva y cierto dispositivo electrónico-mecánico acoplado al
material radioactivo: La partícula nuclear inestable presenta un 50% de
probabilidades de desintegrarse en un tiempo dado; Si lo hace en efecto, es
detectada por el dispositivo y éste se activa casi instantáneamente, de modo que
acciona un mecanismo que rompe la botella, el gas tóxico se libera y el gato muere”.
Como puede apreciarse, se trata de un refinado “montaje” pergeñado con astucia
“diabólica” y no menor inteligencia para poner en entredicho la aparente Gran
Paradoja o Problema de la Medida en el que pivota el Dilema de los Dilemas de las
diferentes Interpretaciones..., o el Principio mismo de Realidad Física: La discusión
crítica de si el “colapso” de la función de onda es “real” o puramente “matemáticoformal” o, en otras palabras, la índole del proceso de “Decoherencia” entre el
“Mundo Mágico de Alicia” submicroscópico regido por los “exóticos” Principios y
ecuaciones de la Mecánica Cuántica y las mucho más simples, deterministas, lineales,
“planas” y predecibles leyes emergentes de él a escala macrofísica “Clásica”: Pues,
evidentemente, al depender todo el sistema del estado cuántico final de una ondapartícula, tanto dicho objeto cuántico como el propio gato se encuentran
“entrelazados”, y sometidos por ello a las Leyes microfísicas; Antes de abrir la caja
– pues – el estado de ésta y todo su contenido (incluyendo el gato), se hayan
descritos por una función de onda en la que “conviven” todos los estados
superpuestos posibles, lo que significa que el gato está muerto, vivo y “no-muerto”
en diversos grados indefinibles a la vez, por más que ello vaya contra nuestro
“sentido común” o “lógica macroscópica” habitual; Tan sólo cuando abrimos la
caja (realizamos la medida-observación-interacción), el hecho mismo de esta
acción produce instantáneamente el “colapso” de la función de onda, provocando
así la muerte o supervivencia del felino; Cada vez que esto ocurra, hay un 50% de
probabilidades de que el resultado final consista en el estado “muerto” o “vivo” del
gato (observable macroscópico), por lo cual es obvio que si repetimos el
experimento un número lo suficientemente grande de veces en las mismas
condiciones, muy aproximadamente la mitad de ellas los gatos morirán y la otra
mitad conseguirán salir bien librados del ensayo.
La Interpretación de Copenhague de esta “prueba ideal” se limita a considerar
que, antes de abrir la caja, no podemos afirmar ni conocer nada sobre el estado
del gato en sí mismo, tan sólo calcular que existe un 50% de probabilidades de
que su estado-colapso final corresponda a “muerto” y otro 50% a “vivo”. La
serie de estados cuánticos superpuestos “permisibles” de su función de onda son
“virtuales”, en el sentido de que la Incertidumbre Cuántica impone que no
podremos jamas determinarlos por separado, sino en exclusiva predecir en
términos de probabilidades su “decoherencia” final ligada al acto mismo de la
observación-medida. Tampoco – por definición “axiomática” – no es factible
aventurar nada acerca del mecanismo de “tránsito” en sí entre dicha
superposición de estados y la situación observable macroscópica terminal, y
punto.
Es palmaria la sutil ironía rayana en el sarcasmo burlón – así como la genial agudeza
intelectual – derrochada por el autor de este singular e ingeniosísimo “escenario”. Me
remito a puntualizar varias razones para estimarlo de tal modo:
1)
El “guiño” de la elección del “gato” como ejemplo: Plagado de resonancias
simbólicas tan ambiguas como a la par populares, míticas, profundas y “jocosas”:
“Los gatos tienen siete vidas”, el “7” es un número cuyo significado cabalístico
equivale a “infinidad” o “totalidad” (alusión a la Teoría de Múltiples Universos de
Everett, antes de que éste la formulara), el Arquetipo del Gato/Gata Sagrada en el
Antiguo Egipto, el gato – y en especial la gata – como “huésped” psíquico de
“demonios familiares” o “reencarnaciones” de brujos/as y “brujas-vampiro”...,
amén de otras de semejante tenor. Todas ellas tradiciones mágico-religiosas o
folclóricas ancestrales muy extendidas en Occidente, Medio Oriente, y muy en
particular – en especial las dos últimas citadas –, en la zona cultural de Europa donde
nació y se crió el eminente físico.
2)
El “Experimento Mental” está diseñado de forma que la limitación empírica
para llevarlo a cabo materialmente en el laboratorio no es la elección de un ejemplar
concreto del desdichado y sugerente animal – como es patente – sino el aislamiento
de una única partícula cuántica controladora del fenómeno...; Además de los
desmesuradamente breves intervalos de los tiempos de tránsito para el “colapso” de
sistemas macroscópicos como el “Gato”. Aislar un átomo era totalmente imposible
para la tecnología instrumental de la época (ahora ya se encuentra a nuestro alcance,
como veremos en la siguiente Sección), y lo segundo continúa siendo inalcanzable,
pero no a escala “intermedia” de tamaño (sistemas “mesoscópicos” atómicomoleculares, cual luego asimismo examinaremos). Esto da a entender entre líneas con
exquisita y admirable sutileza que son nuestras limitaciones perceptivas y/o
instrumentales como “entes macroscópicos” observadores las que impiden que la
decoherencia-colapso aparente refleje o conserve propiedades “extrañas” o
“falsamente paradójicas” (los estados de no-muerte en distinto grado del gato), de los
sistemas cuánticos al emerger a nivel de macro-escala, no la naturaleza profunda de la
Realidad Cuántica elemental... Invita con elegante discreción pero no por ello con
menor claridad a pensar que – en verdad – la no habitual o muy improbable
“manifestación” a nivel macroscópico del comportamiento “mágico” estilo “al otro
Lado del Espejo de Alicia” de los componentes básicos subatómicos de la Naturaleza
no se debe más que a la “tosquedad” derivada de la “enorme talla” de nuestros
medios de percepción-medida como Observadores, no a la esencia de la Realidad
misma de los Observables... Sugiere – en consecuencia – que la “Interpretación de
Bohr-Heisenberg” se “queda corta”, al renunciar a priori a explicar el mecanismo de
tan tremenda “simplificación”. Su análisis podría verbalizarse, por consiguiente, de
esta guisa: “Sí, querido amigo Einstein, tiene usted razón en afirmar que la Física
Cuántica parece conducir a paradojas absurdas, pero porque nuestra lógica,
equipo sensorial psicobiológico y tecnología instrumental amplificadora son
burdas y demasiado “densas” o “compactas”, no por un Principio Ineluctable del
Cosmos... Es decir, la Mecánica Cuántica está INCOMPLETA como Paradigma de
la Realidad Total, pero no es DEFECTUOSA O ERRÓNEA... En eso último siento
decirle que está equivocado..., o por mejor decir..., empecinado... Hemos de seguir
pensando e investigando más allá del Principio de Correspondencia...”; Sabemos –
por la correspondencia intercambiada entre ambos sabios, hoy disponible en su
mayor parte al público escrutinio – que el Padre de la Relatividad acusó el impacto...
Potente y concienzudo pensador, gran amante y pionero de los “Experimentos
Mentales”, con una culta y amplísima sensibilidad humanística además de colosal
capacidad para el manejo de las abstracciones físicas y científicas, Einstein no pudo
dejar de reconocer y admirar la delicada y suntuosa, al mismo tiempo que divertida,
multiplanar y finamente irónica “obra de arte” científico-filosófica-literaria elaborada
por su amigo y colega a modo de poderosa réplica... Sin duda, reflexionó, desmenuzó
y realizó la más exhaustiva y crítica “autopsia mental” al “Gato” jamás antes
practicada...
Y encontró en él “Siete Vidas y Algo Más”...
Algo que le infundió “repulsión y horror”... Quizás – barruntamos algunos, y cada
vez somos menos escasos – su privilegiado cerebro vio más allá de lo que jamás antes
pudo alguien atisbar... Y, desde luego, mucho más de lo que se atrevió a decir o
publicar a continuación... : Porque lo que captó no le gustó en absoluto, por ir en
contra de sus más firmes y subterráneos conceptos ideológico-filosóficos o
espirituales... Pues, desde entonces – lo que resulta más que “sospechoso”– “se tomó
en serio” el ataque a los fundamentos de la Física Cuántica..., pero no como un
camino para “superarlos” o “complementarlos”, siguiendo la “indicación” de
Schrödinger, sino a guisa de un radical, cerrado y porfiado ataque negador de su
validez, lo que le llevó años más tarde a intentar “aniquilarla” a través de la famosa
“Paradoja EPR” ya citada, en colaboración con Podolsky y Rosen... En vano, pues
hoy ya nos consta sobradamente que fue el segundo gran error de su vida, junto al
significado inicialmente atribuido a su “Constante Cosmológica”..., solo que este
último ni quiso ni pudo rectificarlo, tan siquiera fuere a la hora de su óbito.
En el siguiente apartado de esta Sección acabaremos de comprender porqué y hasta
qué punto.
3)
En síntesis, podemos valorar, venerar y glorificar a Erwin Schrödinger – no
en exclusiva como uno de los “Maestros Primordiales” de la Mecánica Cuántica
(Progenitor de su versión Ondulatoria) –, sino también como un osado y
prematurísimo pionero de lo que venimos en llamar “Física Hiperdimensional” o
“Transpsicofísica”, Madre Teórica de la Psicotrónica... En la ilustre compañía de
Wolfgang Pauli y Carl Gustav Jung..., ni a menor ni a mayor altura que ellos...
Y así le honramos, glosamos y proclamamos los “heterodoxos” entre los
“heterodoxos”, ahora ya transmutados estos últimos en “oficialistas”, aferrados a
la “Interpretación de Copenhague”...
Pues el tiempo, y su acumulación paulatina e inexorable de avances teóricos y
evidencias empíricas, ha acabado por darnos la razón...
Asistamos a tan emocionante y revolucionario espectáculo prosiguiendo con nuestra
serie de “fotogramas” de la Historia de la Nueva Física...
Pruebas experimentales a favor del Teorema de Bell
A modo de resumen, en orden cronológico aproximado, y sin pretender ser
exhaustivo:
1)
En 1972, los Drs. Clauser y Freedman, en la Universidad de Berkeley
(California), son los primeros en demostrar en el laboratorio la Desigualdad de Bell.
Los escépticos objetaron ligeros defectos en la metodología. El equipo de Clauser
repitió los experimentos, garantizando controles más rigurosos, y de nuevo
corroboraron el resultado. Otros selectos grupos de investigadores reprodujeron la
serie de ensayos, respaldando el mismo reiteradamente.
2)
El 6 de Enero de 1983, en la revista New Scientist (Londres), fueron publicados
dos artículos donde se recogían los hallazgos de tres “pruebas o tests al Teorema de
Bell”, utilizando calcio como fuente central de fotones, verificados por el Dr. Alain
Aspect, del Instituto de Óptica Teórica de Orsay (localidad cercana a París), entre
1981 y 1982; El experimento de Aspect probó una conexión cuántica coherente con la
Desigualdad de Bell a una distancia de 12 m entre los detectores opuestos. Más
adelante, a lo largo de la misma década e inicios de la siguiente, meticulosos ensayos
de computación cuántica de tipo criptográfico lograron confirmar dicho
entrelazamiento instantáneo en el orden de decenas de kilómetros.
3)
Tittel y el “Geneva Group” retocan el experimento en 1998, bajo condiciones
estrictas que aseguran la independencia de la correlación efectiva con la distancia.
Las pruebas son igualmente exitosas.
4)
En el mismo año, Gregor Wheis y un equipo de Innsbruck, dirigido por Anton
Zeilinger, llevan a término un sofisticado e ingenioso experimento concebido para
cerrar o descartar sin rastro de duda alguna razonable el “bucle de localidad” o
posible influencia de “variables ocultas”, que mejoraba en varios puntos el de Aspect:
Se empleó un detector de alta tecnología foto-electrónica diseñado para utilizar un
procedimiento cuántico que garantizaba la aleatoriedad; El sistema registró que se
violaba la desigualdad en 30 órdenes de magnitud, y las curvas de coincidencia
se ajustaron a las predichas por la Mecánica Cuántica con una tasa de
desviación estimada mucho menor al ínfimo error instrumental y colosalmente
por debajo de lo esperado por efecto del azar: El Teorema de Bell estaba por fin
estricta e innegablemente demostrado, y la falsa “paradoja” EPR derrumbada
para siempre. La “Interpretación de Copenhague” había vencido.
5)
A principios del primer decenio del nuevo siglo y milenio (2001-2003), se
volvió a corroborar de forma abrumadora el fenómeno. El Dr. Gisin, de la
Universidad de Ginebra, envió un par de fotones en direcciones opuestas a través de
un canal de fibra óptica; Cuando los fotones se separaron a una distancia de 10 km o
7 millas, cada uno se topaba con una lámina ultrafina de cristal ante la cual
únicamente podían “colapsar” de dos maneras: O bien cruzarla o rebotar. El sistema
estaba montado de forma que resultaba imposible la comunicación
“convencional” entre ellos, incluso a la velocidad de la luz: Por ello, según la
física clásica-relativista, las “opciones” de colapso de sus funciones de onda
debían ser independientes, y obtenerse un 50% de probabilidades de “adoptar”
una u otra para cada una de ellas; Sin embargo, los dos fotones “colapsaban”
siempre de idéntico modo y con perfecta simultaneidad: Si cualquiera de ellos
atravesaba el cristal, el otro también lo hacía con absoluta sincronicidad; Pero si
uno rebotaba, su “par entrelazado” reproducía exactamente el mismo
movimiento al mismo tiempo con asombrosa exactitud, tal y como determina el
Teorema de Bell. El proceso fue repetido muchas veces con completa fiabilidad
usando sendos pares de fotones cada una de ellas.
6)
A mediados de 2007, un grupo de científicos austriacos, alemanes, holandeses
e italianos encabezados por Rupert Ursin y Ursula Gerber – de la Universidad de
Viena – batieron un nuevo e importante “récord” en la “carrera de la teleportación
cuántica de información por efecto de entrelazamiento”: Tal y como publicaron en
la revista Nature Physics, llegaron a transmitir q-bits de información a través de
fotones por vía aérea a una distancia de 144 Km. Llevaron a cabo su notable
experimento entre las islas canarias de Palma y Tenerife. No tan sólo superaron
con creces la anterior “marca” – establecida en 2002 en 67 Km – sino que
además, lo que es mucho más relevante, lo hicieron por medio aéreo
inalámbrico, sin usar cables de fibra óptica por primera vez en la historia. El
entrelazamiento cuántico instantáneo predicho por el Teorema de Bell se
mantuvo, a pesar de las interacciones de los paquetes de fotones viajeros con los
átomos de las moléculas de la atmósfera.
En el observatorio de la isla de Palma, los físicos generaron parejas de fotones
entrelazados mediante bombardeo de un haz de láser en frecuencias de ultravioleta
sobre un cristal de borato de bario. Uno de los fotones producido era conservado
como “testigo” de control, y el otro emitido hacia un telescopio situado en Tenerife.
Como aplicación práctica de su ensayo, los propios investigadores sugirieron su
enorme valor en el terreno de la criptografía cuántica, cual sistema infalible de
seguridad, puesto que todo intento de interceptación del mensaje sería
instantáneamente detectado por los estados del haz de fotones “gemelos”. Las
tremendas implicaciones en la tecnología de computación cuántica son más que
evidentes.
7)
Tres años más tarde, un equipo de investigadores chinos aplicaron una
técnica similar para transferir paquetes de datos codificados cuánticamente,
portados por fotones separados entre sí hasta 16 Km de distancia de alto vacío.
Futuros desarrollos de estos procedimientos permitirían poner a punto un sistema
eficaz de intercomunicación instantánea con las tripulaciones de astronautas en
órbita, o de naves espaciales en futuras travesías a la Luna o Marte, sin soportar
retardo alguno impuesto por el límite de la velocidad de la luz de las transmisiones
electromagnéticas “convencionales”. Estamos cerca – por consiguiente – de la
hipercomunicación superlumínica... Lo que ayer mismo era ciencia-ficción, ya es
puro y duro proyecto tecno-científico... Ahora bien, recordemos que estamos
hablando desde el principio de transferencia/duplicación de información o
estados cuánticos codificables como q-bits, no de materia-energía: La
“Teleportación” o “Teletransporte” de cuerpos materiales completos – y menos
todavía a escala macroscópica y/o compleja a estilo de la famosa serie “Star
Trek” y semejantes –, continúa y probablemente continuará perteneciendo por
largo tiempo al territorio de la ficción... O quizá nunca sea permisible por las
Leyes Fundamentales de este Universo. Lo ignoramos y hemos de ser prudentes,
tanto en aceptar como negar una muy remota y/o futura posibilidad. Pero,
incluso circunscribiéndonos por entero al caso de la teleportación de paquetes
cuantizados de datos, lo más extraordinario y casi alucinante es que – teóricamente
– no hay límite espacio-temporal alguno para el alcance de este proceso.
8)
Hace realmente muy poco – fue publicado en el número del 15 de Abril de este
mismo año en Science –, un conjunto de investigadores de la Universidad de Tokyo y
la de Nueva Gales del Sur (Australia) – bajo la dirección del profesor Noriyuki Lee
de la primera y su colega Eleanor Huntington, de la School of Engineering and
Information Technology, institución dependiente de la Australian Defence Force
Academy (ADFA), Departamento de Investigación Militar asociado al Campus Sur de
la Universidad de Camberra (UNSW's Camberra) –, ha logrado transmitir densos
paquetes de ondas no-clásicas de manera instantánea entre dos puntos del espacio. La
gran novedad y lo que constituye el avance es que lo consiguieron optimizando la
pérdida de información replicada por entrelazamiento, esto es, minimizando el
“efecto clon o fotocopia”, como denominan los expertos en computación cuántica a
la progresiva degradación o pérdida de definición de los estados de q-bits
transmitidos en grupos complejos o “secuencias de mensajes largos” de ondasfotones sucesivamente teleportados. En la experiencia, los especialistas pudieron
comprobar que la conexión simultánea de estados cuánticos seguía funcionando a 16
Km de distancia, fenómeno que se confirmó plenamente el 89% de las veces, lo que
estadísticamente equivale a afirmar que, en promedio, se mantendría un 89% de
su contenido cuantitativo y cualitativo en su transferencia.
El profesor Lee describe sistema que han montado como un “aparato de
teletransporte en banda ancha y con dispersión cero”.
Nada más... y nada menos.
Las series de experimentos se verificaron en el laboratorio del Dr. Akira Furusawa,
(Depatamento de Física Aplicada de la Universidad de Tokyo), empleando la
máquina – ya célebre entre los especialistas punteros en esta fascinante materia –
bautizada como “Teleporter”, diseñada y emplazada en dicho laboratorio de
vanguardia. El por cierto considerablemente extenso e imponente artilugio utiliza los
efectos de constricción cuántica, sustracción de fotones y detección homodina en su
proceso de polarización-filtrado-detección, lo que permite un impresionante y jamás
antes registrado nivel de calidad y fidelidad de transferencia instantánea a tiempo
cero por entrelazamiento de la información, además de cantidad o densidad de la
misma (de ahí lo de “banda ancha”); Por su parte, la profesora Huntington y su
estudiante de doctorado James Webb se encargaron de poner a punto los componentes
que garantizaron precisamente tan elevada capacidad de transmisión.
Son obvias las “astronómicas” consecuencias casi inimaginables cuando esta ultrarevolucionaria tecnología se perfeccione y miniaturice hasta producir un prototipo de
dispositivo teleportador comercial: Generará otro “Mega-Giro Copernicano” en el
mundo de las comunicaciones mayor si cabe que los inducidos en su día por el
descubrimiento de la escritura, el desarrollo de la imprenta mecanizada por
Güttemberg o la “explosión” de medios audiovisuales de masas por transferencia de
fotones u ondas electromagnéticas “clásicas” culminada por la computadora
electrónica “sublumínica” e Internet. El grandioso y “prodigioso” salto desde las
“ondas-fotones lentos” de Maxwell-Einstein al intercambio de paquetes cuantizados
de datos codificados por ondas-partículas cuánticas entrelazadas a velocidad
virtualmente instantánea – la “liberación de la cárcel electromagnética-relativista”
cual gusta de expresarlo el brillante y controvertido físico teórico Jack Saffarti –
supondría algo tan grandioso e impactante cual hacer posible que – de hecho – el
“Mundo Mágico de Alicia” del Otro Lado del Espejo del Universo Submicroscópico
Cuántico se funda con nuestro entorno macroscópico cotidiano, aunque tan sólo sea
en el campo de las comunicaciones... Imaginemos algunas de las fantásticas
perspectivas a medio plazo: Un auténtico “ordenador cuántico” o sistema
interconectado en Red de ellos permitiría descargarnos de o subir a Internet todo
nuestro correo electrónico, bloque de archivos de texto, gráficos, música, vídeos,
películas o cualquier otro formato en tiempo cero hasta una magnitud de 1 TB (un
millón de millones de bytes) –, según las previsiones técnicas más “cautas” –; Y eso
sería lo de menos: Si se inserta esta clase de tecnología en los microprocesadores y
circuitos integrados, la velocidad de procesamiento del hardware básico de cualquier
computador se multiplicaría miles o millones de veces, porque las señales que viajan
en su interior podrían llegar de un extremo a otro del aparato o la Red entera de forma
cuasi-instantánea o en tiempo prácticamente nulo. Las prestaciones de estos
ordenadores cuánticos serían tan fabulosas que apenas podemos hoy aún casi ni
imaginarlas...
9)
Puede que Vds. crean que ya con todo esto es más que suficiente: Pero hay
todavía más: En paralelo, otra serie de experimentos preparados por diversos grupos
de selectos científicos han procurado y procuran obtener y perfeccionar cada vez más
otro proceso todavía más ambicioso: La teleportación de datos codificados por
paquetes de fotones cuánticos a soportes estables de materia.
Es patente que dicho fenómeno posee un alcance aun más tremendo en el
aspecto de la futura tecnología “hiperlumínica” de comunicaciones. También se
halla profundamente relacionado con otros como la transferencia interactiva
ADN-estímulos perturbativos del entorno y “efecto ADN fantasma”, vía
intercambio solitónico, que constituye – cual ya explicamos en un ensayo
anterior –, el basamento empírico de la demostración final, tanto de la Analogía
Operativa entre Genes y Memes, como de mi Teoría de la Transferencia por
Impregnación Ambiental, ya sea aplicada ésta a los fenómenos de MacroEvolución Saltatoria Acelerada o a la Parapsicología...
¡Lo más fenomenal y maravilloso es que los físicos e ingenieros lo han
conseguido!... E incluso unos pocos años antes que los últimos avances en la
“teleportación” o “comunicación a tiempo cero” en fase homogénea (fotón-fotón),
que acabamos de reseñar en los puntos precedentes... Solo que a menores
distancias, pero por problemas meramente técnicos que ellos mismos prevén serán
resueltos a medio plazo de forma creciente. Pues – repetimos – nada, nada en la
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
Acción de la mente sobre la materia (ii)
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  • 1. Acción de la Mente sobre la Materia (II): El “Dilema de los Dilemas”, Medición-Observación Cuántica y la Naturaleza de la Realidad Física Índice I Preámbulo, aclaración y nociones básicas: Una breve historia sintética de la Mecánica Cuántica II Bibliografía y Referencias ------------------- I Preámbulo, aclaración y nociones básicas: Una breve historia sintética de la Mecánica Cuántica Preámbulo, aclaración
  • 2. Nociones básicas Del desarrollo teórico y observaciones cosmológicas más avanzados y recientes, los nuevos hallazgos experimentales en física de partículas de altas energías, además de los últimos descubrimientos en el campo bioenergético cuántico-ondulatorio en un sentido amplio – y sobre la estructura y propiedades del agua y el ADN cromosómico muy en particular –, se desprende una nueva visión de la Naturaleza y la Realidad – o por mejor expresarlo sobre la Naturaleza de la Realidad misma – tan revolucionario como sorprendente, fascinante y cargado de posibilidades casi inconmensurables, la mayoría de las cuales aún estamos lejos ni tan siquiera de imaginar con toda seguridad... Este nuevo Paradigma Holo-Cuántico de un Multiverso Fractal Hiperdimensional se cimenta, en última instancia, profunda y sustancial, en la cada vez más inminente Unificación entre la Teoría de Campos Relativista que determina la gravedad y, con ella, la estructura a gran escala del Universo – o los Universos – y la Mecánica Cuántica, que regula las restantes interacciones entre pares de ondas-partículas a escala submicroscópica. Asimismo, al integrar en sus más tempranos y todavía incompletos o nacientes modelos a múltiples fenómenos a nivel biofísico y biomolecular – tales como el Efecto Emoto de las redes dipolares de moléculas acuosas, los ciclos circadianos de emisión biofotónica y sus alteraciones bajo condiciones de elevado estrés perturbativo, o los mecanismos reactivo-adaptativos estructurales y dinámicos de intercambio de energía-información entre el ADN intrónico y los estímulos ambientales mutuamente impregnantes, vía transferencia de pulsos solitónicos cuantizados de ondas electromagnéticas o acústicas y el "alucinante" "Efecto Fantasma" del ADN y otros –, abren un Portal que probablemente permita empezar a explicar en términos racionales científicamente contrastables los fenómenos y procesos que hasta ayer mismo eran calificados de "anómalos" o "paranormales" a causa de nuestra absoluta ignorancia de los mecanismos psicofísicos y biofísicos que actúan tras ellos... Este humilde autor intenta sintetizar el tremendo alcance de lo que está ocurriendo, del colosal "seísmo" teórico y conceptual que está transmutando para siempre y alzando a nuevas perspectivas inmensamente superiores el Conocimiento en la Nueva Física y la Nueva Biología Genético-Molecular y Celular a través de este párrafo: “Los hechos empíricos precedentes no tan sólo dotan de elevado rigor y respaldo a construcciones teóricas sobre los sistemas abiertos en red compleja formados por replicantes-procesadores de información de algoritmo dinámico evolucionario – tales como genes y memes –... Modelos cuales los derivados de la Hipótesis del
  • 3. Meme debida a Richard Dawkins, o los Postulados de Evolución Acelerada Saltatoria por Transferencia en condiciones de Alto Estímulo por Impacto Ambiental Traumático originales de este autor... Tal cosa puede ser relevante para el Dr. Dawkins o este modesto ensayista, y quizá para algunas minorías de especialistas o interesados en las teorías evolutivas..., pero nada más. Ni tan siquiera se limitan a señalar un excitante y casi prodigioso camino para una nueva Ingeniería y Terapia Genética Ondulatorias de posibles perspectivas inimaginablemente potentes y revolucionarias... O tienden a establecer los cimientos de una renovada y mucho más firme Parapsicología Científica, Psicofísica Cuántica o “Transpsicofísica”, como la ha bautizado este humilde librepensador... Lo que ya reviste una notablemente superior importancia colectiva, si bien, como poco, situada a medio plazo... No. Hacen todo eso y algo más... Algo extraordinario y conmocionador.. Abren el Portal de un Nuevo Paradigma Biofísico y Psicofísico de la Realidad... Nada más..., y nada menos. Una Realidad multidimensional, fractal y holográfica del Universo – o el Multiverso –, convergente con los últimos y más rabiosos avances de la Cosmología Cuántica, Teoría M de Supercuerdas, Teoría Cuántica de Bucles Gravitatorios... –, así como con su creciente coherencia interna y serios indicios de corroboración empírica a cargo de la Física de Partículas de Altísimas Energías y la Astrofísica/Radioastronomía de vanguardia... El “Bebé” emergente de una Nueva Física más allá de los modelos estándar asumidos hasta la fecha en Cosmología y Micro-Física... Una Realidad en la que el Multiverso Hiperdimensional Holográfico Fractal interacciona, se refleja y es reflejado como Observable en cada Observador de grado variablemente consciente en virtud de sus propias Redes Holográficas Fractales neuronales-meméticas y bimoleculares-genéticas... En una sucesión evolutiva incesante de estados cuánticos permisibles alternos que colapsan en cada interacción-elección-observación... Una Realidad en la que ya no tiene, en el fondo, sentido hablar de “mente” y “materia”, ni de “Observador” y “Observable”, sino más bien de “Participantes Sinérgicos Acoplados”...
  • 4. Una Realidad en la que – como ya intuyeron los sabios inspirados del pasado remoto –, “Lo que está Arriba, como lo que está Abajo”, y “Lo que está Dentro, como lo que está Fuera”... Pero ahora científica y matemáticamente formulado con rigor predictivo y cuantitativo... Y ESTO SI QUE ES AUTÉNTICA Y ABRUMADORAMENTE IMPORTANTE... TRASCENDENTAL, DE HECHO... PORQUE SIEMPRE QUE SE HA PRODUCIDO UN GRAN CAMBIO DE PARADIGMA GLOBAL, TODA LA SOCIEDAD Y LA MISMA CIVILIZACIÓN HUMANA EN SU CONJUNTO ACABAN POR SER AFECTADAS, HASTA QUIENES JAMÁS BARRUNTAN UN ÁPICE DE INTERÉS O CONOCIMIENTO INTELECTUAL DE ELLO... Ocurrió con Copérnico-Galileo-Newton, con Darwin, con Planck-Einstein-Bohr y todos los demás... ¿Cuál podría ser el nombre de este Nuevo Paradigma, el Primer Paradigma General de Realidad del Tercer Milenio de nuestra Era Vulgar? Ya ha sido bautizado..., al menos provisionalmente. Se llama “Darwinismo Cuántico”... Y a él llegaremos tras varias etapas en nuestro revelador y fascinante viaje si me acompañan en su travesía por medio de este y los siguientes artículos. Como es obvio por todo lo antes expuesto, uno de los más interesantes y a la par espinosos problemas que plantea este “Nuevo Paradigma” es cómo justificar y describir un hecho de importancia radical, no por patente menos difícil de abordar, y que de hecho trae de cabeza a los mejores cerebros de los más insignes científicos desde el origen mismo de la Mecánica Cuántica... El dilema puede plantearse mediante un par de preguntas tan sencillas de formular como compleja y endiabladamente difíciles de responder: ¿Porqué el mundo, a escala macroscópica, no presenta efectos cuánticos mensurables dignos de mención, o al menos, en el mejor de los casos, son extraordinariamente infrecuentes? ¿Cómo “surge” la Realidad macroscópica de alta densidad de masaenergía regida por una distribución e intercambio continuo de estas magnitudes bajo las Leyes de la Física Clásica-Relativista a partir de sus componentes discretos, discontinuos y cuantizados a nivel de “paquetes” de ondas-partículas duales e incluso – parece ser – que de “corpúsculos-oscilaciones de vacío” de la
  • 5. propia estructura íntima del espacio-tiempo, como ya formula con consistencia la nueva versión “avanzada” de la Teoría Cuántica de Bucles Gravitatorios y su racionalmente probable convergencia-síntesis futura con la de Supercuerdas o “Teoría M”? Es un hecho objetivo que los grandes y masivos “conglomerados” y combinaciones moleculares de materia-energía en nuestro “Mundo Real” cotidiano de talla macrofísica se comportan de modo acusadamente diferente e incompatible con los Principios que gobiernan la Física Cuántica: El color del pelo, el tamaño o forma de los pechos de tu chica o el contorno de sus caderas no oscilarán de acuerdo con sus estados de ánimo/energía ni los del observador (los tuyos), a lo largo del día cual los orbitales electrónicos durante los tránsitos de emisión o absorción atómica, ni la barriga cervecera de quien esto firma puede hacerlo tampoco, ampliándose a la hora de libar y deglutir y encogiéndose cuando toca salir por la noche en atractiva compañía femenina... Ni los trenes-bala atravesarán de uno a otro lado de una montaña por “efecto túnel”, sino a través de un tangible y mucho menos “esotérico” “tubo” fijo tridimensional de igual nombre, trabajosamente practicado palmo a palmo bajo los estrechos límites de la mecánica newtoniana... Mi PC portátil – por desgracia – no será jamás una superposición simultánea de diferentes tipos de ordenadores similares de iguales o mayores prestaciones, ni podemos difractarnos al caminar por las calles metiéndonos por un pasaje estrecho, con el propósito de despistar a un vecino pesado... Tampoco podemos por lo común “entrelazarnos” con otro cerebro a distancias enormes, sintiendo y percibiendo lo que éste siente y percibe tanto externa como interiormente en tiempo real y a todo lujo “holográfico”... Es más, ni tan siquiera si nos montásemos a bordo de una hipotética nave espacial impulsada a velocidades de orden próximo a la luz o nos aproximásemos a una intensa deformación por densidad de masa gravitacional de la curvatura métrica espaciotiempo (una estrella de neutrones o un agujero negro, por ejemplo), tampoco experimentaríamos tales efectos... Aunque sí otros muy alejados del “sentido común”, como un transcurso más lento del flujo de tiempo relativo a nuestro sistema móvil respecto a otros mucho menos acelerados o “cuasi-fijos”, cuales la superficie terrestre o el centro del Sol, un aumento creciente de nuestra inercia y acortamiento de la longitud de nuestro vehículo y de nosotros mismos, en la dirección del movimiento. Pero todos estos fenómenos – predichos por las matemáticas de la Relatividad Especial y General, y comprobados empíricamente hasta la saciedad en numerosas observaciones astrofísicas y en los aceleradores de partículas de altas energías –, no serían perceptibles en el interior de nuestro vehículo, a causa del Principio de Equivalencia, a no ser que nos aproximásemos tanto al agujero negro que casi nos situemos más allá de su “Horizonte de Sucesos”, y las gigantescas fuerzas de marea gravitacional nos destrozasen literalmente. Además, al fin y al cabo, las singulares transformaciones descritas – por más que se antojen “extravagantes” ante nuestros cerebros evolucionados en un entorno de elevadas masas y bajas velocidades –, no se hallan en oposición total con nuestra “lógica instintiva”, tan sólo la “distorsionan” notablemente. Ello gracias a que, aun cuando modifican profundamente el marco
  • 6. tridimensional euclidiano y el sentido contante del paso del tiempo “innato” en nuestro entendimiento, dejan intacta la continuidad en la distribución y comercio entre materia-energía y el aspecto unidireccional de tal flujo temporal o Principio de Causalidad, además de los Principios Básicos de Conservación-Simetría de éstos derivados: Así, si imaginamos que todo el majestuoso edificio conceptual de la Teoría de la Relatividad se apoya en la piedra angular de la constancia como límite absoluto superior de velocidad del valor “c” (la velocidad de la luz en el vacío), es natural deducir que, a medida que nos acerquemos mucho más y más a dicha “frontera impenetrable”, ha de costar más esfuerzo mantener nuestra velocidad y más todavía aumentarla. Dicho “esfuerzo” o resistencia a acelerar es, por definición, la masa inerte relativa de un móvil. También, que al venir dada la “fuerza” que origina estos cambios como el cociente entre la variación de cantidades de movimiento que provoca, ∆(m v), y el intervalo de tiempo que tarda en producirlos o “duración” del cambio, (∆t), si la inercia u oposición a dicho incremento de velocidad se dispara, hasta tornarse “casi infinita” al tender v a c, el intervalo local de tiempo ha de dilatarse en idéntica proporción, hasta hacerse teóricamente “infinito” o “congelarse” si v=c, ya que jamás ha de ser traspasada tal “marca-límite” de celeridad. Igualmente, aprehender la idea sustancial de la geometría espacio-tiempo de Einstein en términos de una suerte de “plancha de goma” o “entrelazado elástico” deformado por la masapeso de los cuerpos sobre él “colocados” es a la par tan didáctico como riguroso a modo de “imagen” de las Ecuaciones de Campo Gravitatorio de la Relatividad General. No es ni de lejos tan intuitivo y simple como las Leyes de la Dinámica de Newton, su sencilla demostración de la Ley de Atracción Universal apoyada en la Ley de Inercia aplicada a una órbita estable y su tiempo fijo lineal de ritmo absoluto y uniforme, aceptables como primera aproximación para velocidades muy inferiores a c, pero a la postre puede ser comprendido y “visualizado” por nuestros cerebros. Incluso un buen profesor que se prepare más o menos decentemente su clase de Física puede hacérselo “ver” a un grupo de ellos en su peor edad y situación de agitación/desconcentración hormonal...; En contraste, llegar realmente a asimilar y “representarnos” propiedades cuánticas intrínsecas tales como la deslocalizaciónsuperposición de estados posibles de onda-partícula, tan sólo “definidos” o “colapsados” cuando dicho ente “observable” interactúa de una determinada forma u otra con el “observador”/instrumental de medida en un experimento concreto, o el de “entrelazamiento” o “transmisión/reproducción” a inmensa distancia de manera virtualmente instantánea de ciertas propiedades o valores de magnitudes entre pares de partículas elementales subatómicas, es simple y honradamente imposible. Como mucho, podrá ser “aceptado intelectualmente”, o demostrado “formalmatemáticamente”, pero no verdaderamente simulado o visualizado en el reproductor-transductor holográfico neuronal de nuestras mentes... Por la rotunda razón de que éstas no evolucionaron en un medio o escala para el cual los citados procesos y “reglas de juego” en que se basan son absurdos e inconcebibles. Y esto vale tanto para profesores como para alumnos... Sin embargo, todo esto y alguna que otra “maravilla” más es perfectamente posible y
  • 7. hasta “rutinaria” entre partículas-ondas cuánticas, como cientos y cientos de experimentos rigurosamente comprobados en los laboratorios mejor dotados y prestigiosos han demostrado y demuestran desde las primeras décadas del siglo pasado hasta la más reciente actualidad. La evidencia empírica más abrumadora prueba sin lugar a dudas que el “Mundo Cuántico Submicroscópico” es real y efectivamente tan “exótico” o “aparentemente mágico” como predicen sus ecuaciones teóricas... Ahora bien, cualquier objeto, cuerpo o sistema de nuestro “Mundo Real Macroscópico” no es más que el resultado de la composición de innumerables trillones de trillones de partículas-onda diminutas de tamaño cuántico, interrelacionadas y unidas entre sí por fuerzas de campo, fundamentalmente nuclear fuerte, débil y electromagnético, con un muy ligero aporte de la interacción gravitatoria, únicamente relevante a gran escala y largo alcance. Y si, como parece cada vez más inminente, la gravedad acaba por integrarse o unificarse con las otras tres grandes interacciones cuantizadas, la validez universal de la Teoría Cuántica exigiría más que nunca antes justificar algún mecanismo de tránsito entre las Leyes Basales de la Mecánica Microfísica y las que aparentan regirnos a dimensión macroscópica. Breve Historia Sintética de la Mecánica Cuántica Han existido intentos en este espinosísimo terreno, pero casi todos ellos tan controvertidos como más que discutibles en términos científico y filosóficoepistemológicos: En verdad, uno de los dos únicos auténticamente “serios”, y el mayoritariamente aceptado por la comunidad “oficial” de sabios, fue ya establecido por el brillante físico Niels Bohr en 1923: Su célebre “Principio de Correspondencia”; Éste viene a afirmar que: “En todo sistema cuántico, si lo llevamos a su 'límite clásico', es decir, lo aumentamos indefinidamente de talla o tamaño, o bien los números cuánticos que describen sus estados discretos permitidos son excitados a valores tan grandes, o aumentan en tal cantidad, que la descripción se hace indistinguible de un sistema clásico de distribución continua de masa-energía. La Física Clásica emergería – pues – cual un límite particular para dimensiones “enormes” de la propia Mecánica Cuántica”. Unos ejemplos muy simples bastarán para hacernos entender el significado de este criterio: Si intentamos aplicar el Principio de Dualidad Onda-Partícula de Louis de Broglie a
  • 8. un móvil corpuscular de masa “colosal” en términos cuánticos, es elemental deducir que la longitud de onda asociada a su movimiento tendería a cero. Por definición, una onda de longitud “cuasi-nula” es tan corta que nunca podría ser detectada, por lo que podemos suponer desdeñable el efecto ondulatorio en la trayectoria o estados dinámicos de los cuerpos macroscópicos: λ = h / (m v) Dado el minúsculo tamaño de la Constante Fundamental de Planck, incluso tomando velocidades pequeñas o de orden no-relativista, para cualquier objeto de masa macroscópica “habitual” (desde una caja de cerillas empujada por un dedo, un peatón dando un tranquilo paseo, a un planeta girando en su órbita), la longitud de onda se aproxima a cero. Por concretar, imaginemos a mi actriz-ídolo-avatar personal de Isis, la hermosísima Marilyn Monroe, caminando con deliciosos pero enérgicos pasos hacia el vagón del tren justo antes de que éste “reaccione serendípicamente”, bufando cálido vapor sobre su portentoso balanceo sincopado – en la ya clásica y famosa a la par que estimulante escena de la excelente comedia cinematográfica “Some like hot (1959)” (“Con faldas y a lo loco” – versión española – “Una Eva y dos Adanes” – título comercial en ciertos países hispanoamericanos –). Tenemos que: m = 53 Kg (dato aproximado; Ref: biografía Donald Spoto) v = 8 km/h = 2.222... m/s (ritmo exquisitamente garboso, además iba a perder el tren) h = Cte. de Planck = 6.626 x 10-34 J s Por consiguiente: λ = h / (m v) = 5.63 x 10-36 m = 5.63 x 10-24 pm (1 pm = 1 millonésima de millonésima de metro, ó 10-12 m) Dato Comparativo: Radio de Bohr para el átomo de Hidrógeno (H), en su estado fundamental (orbital 1s) = 51 pm Con ello, queda todo dicho: La única “ondulación asociada mensurable” es la de sus maravillosas caderas... Prueben más ejemplos, los que gusten. El resultado no variará sustancialmente, ya empleen los valores de caracoles o cohetes lanzadores espaciales...
  • 9. Mas realicemos acto seguido otro de estos audaces e instructivos “experimentos mentales”: Imaginemos que ahora saltamos un poco adelante en el tiempo y nos hallamos en el salón-comedor de la modesta casa paterna de este autor, a finales de la década de los 70 del siglo pasado, algún día de verano de 1978, cuando por entonces los dos canales únicos de televisión pública – analógica, por supuesto – existentes en España conmemoraban el 15º Aniversario de la muerte de la gran estrella... Emiten ese mismo fotograma ante la mirada de un muchacho de once años, quien de inmediato queda platónicamente fascinado para siempre... Ese muchacho (yo), es ahora el observador. Pero el observable ya no conforma un magnífico y dulce cuerpo “newtoniano”, sino un haz decodificado de señales visuales obtenidas por el impacto de otros tantos electrones sobre una pantalla fotosensible adecuada, tras ser acelerados y luego frenados electromagnéticamente a través de un tubo catódico (aún no había tecnología de plasma, ni nada remotamente parecido): Es decir, haces de ondas-partículas cuánticas. Centrémonos en cualquiera de esos electrones: Si se desplazan a lo largo de su recorrido por el cañón catódico a una velocidad media de 1000 Km/s, su longitud de De Broglie asociada resulta, desdeñando efectos relativistas (ya que solo alcanzamos un promedio del 0.33% de c): λ = h / (m v) = 7.28 x 10-10 m = 728.13 pm = 0.728 nm El “aspecto ondulatorio” vinculado al movimiento corpuscular de estos electrones se sitúa en la región de los Rayos X dentro del espectro electromagnético, por lo que es completamente verificable. A idéntica conclusión llegamos si utilizamos el otro gran Principio Primordial de la Mecánica Cuántica: El de Indeterminación o Incertidumbre: En el “Escenario Cuántico” – los electrones portadores de la señal transducida de la imagen televisiva de Marilyn en nuestro ejemplo –, al poseer un “aspectoonda” no despreciable, quedan indeterminados individualmente en su posición o trayectoria exacta bajo la acción de los campos eléctrico y magnético aplicados en el interior del tubo, teniendo en cuenta que conocemos con precisión su velocidad media, puesto que los valores de su celeridad son funciones bien conocidas del potencial inicial, y las intensidades de campos eléctricos de opuestas polaridades que utilizamos para acelerarlo y frenarlo sucesivamente. (El campo magnético no interviene en ello, su labor es desviar las trayectorias del haz con objeto de operar el “barrido” del monitor). Así, tomando un error o desviación en la medida de la velocidad promedio (∆v) de un 0.01%, el Principio de Indeterminación de Werner Heisenberg establece que se producirá una enorme incertidumbre en la localización de la posición de la partícula, dada por:
  • 10. ∆v ∆x >= h / 2p m De lo que, sin más que aislar el “error o indeterminación” en la medida de la posición “x”: ∆x >= h / 2p m ∆v Y como en este caso ∆v = 0.0001 x 106 m/s = 100 m/s, sustituyendo: ∆x = 1.16 x 10-6 m = 1158.86 nm = 1.16 x 106 pm Distancia que – en orden subatómico, (compárese con el radio atómico del H, por ejemplo) –, es abrumadoramente gigantesca, lo que implica una incertidumbre virtualmente “infinita” para la determinación de la posición o trayectoria individual de cada electrón. El significado de este Principio es el siguiente: Habida cuenta de la intrínseca dualidad onda-partícula de todo sistema u objeto cuántico, éste se encuentra en una más o menos elevada “multiplicidad” o “superposición” de estados de energía-movimiento permitidos, de diversa probabilidad, dada por el valor absoluto del cuadrado de sus funciones de onda... Pero es evidente que, en un proceso o experimento dado, no puede comportarse a la vez cual onda y cual partícula por el elemental Axioma lógico de No-Contradicción: De manera que, si en una medida u observación específica, podemos cuantificar con buena precisión la magnitud vinculada a su “aspecto-onda” para dicho cambio o movimiento, la que describe su “aspecto partícula” y todos sus posibles estados quedará indefinida o indeterminada con un error superior al 100%; Es más, cuanto más exactamente logremos medir la primera, más monstruosa será la incertidumbre o ausencia de información de la segunda. Y viceversa. Por ello, como aquí conocemos con excelente aproximación el valor de su energía ondulatoria, dada por la Ley de Conservación correspondiente: Energía Cinética + Energía Potencial Eléctrica = 0 O: 1/2 m v2 – e V = 0 Simbolizando V la diferencia de potencial eléctrico aplicado en cada sección del tubo catódico y e la carga del electrón. Lo que nos permite calcular con tremenda fiabilidad su velocidad: v = (2 e V/m)1/2,
  • 11. está claro que su “posición” o trayectoria – su “aspecto corpuscular”, quedarán absolutamente indeterminados. Exactamente igual que acontece con las ondas estacionarias-electrones en los niveles energéticos del átomo a los que aludíamos en el primer ejemplo. Por eso no pueden describirse como “masas puntuales en órbitas estables circulares o elípticas”, sino a modo de “contornos de nubes de densidad de carga” deslocalizadas de diferentes “tamaños-límite” y simetrías, lo que denominamos “orbitales”. Análogamente a lo que ocurre con la velocidad o cantidad de movimiento/posición, nos encontramos con otros pares de magnitudes ondulatorio-corpusculares “conjugadas”, como la energía/tiempo: Si conocemos la energía cinética del electrón en un sector del tubo, jamás podremos hallar el tiempo que cada electrón en particular tarda en recorrerlo e impactar con la superficie interna de la pantalla; Si cuantificamos la energía mecánica del estado orbital estacionario, nunca conseguiremos estimar el valor de su periodo de giro exacto, como sí ocurriría en ambos casos en términos de la Mecánica Clásica o incluso de la Relativista. Por el contrario, si en este momento volvemos a “retroceder varias décadas atrás” en nuestro “experimento mental” al estilo einsteniano (“Gedankenversuch” tal y como los denotaba Einstein en su alemán nativo), y nos plantamos ante la auténtica y palpable Marilyn Monroe rodando la escena del film, todo cambia de forma radical: Ahora el “Observable” es de nuevo un “objeto o sistema” macroscópico gobernado por la Dinámica de Newton. En concreto, un “sólido semi-rígido automotriz”, técnicamente hablando: El “aspecto ondulatorio” ligado a su movimiento – a causa del “Principio de Correspondencia” y bajo toda evidencia empírica –, se muestra ínfimo o virtualmente “ausente”: En consecuencia, el Axioma de No-Contradicción no se ve comprometido y es perfectamente factible medir a la vez su posición y velocidad con idónea precisión... De hecho, imaginemos que el “Observador” en el umbral de la pubertad (ya hubiera querido él), se encuentra de pie en el andén o asomado a la ventanilla del vagón contemplando el soberbio espectáculo: Sin más recursos que un poco de auto-control, un cronómetro y un metro más o menos flexible puede medir muy bien la velocidad media de la exuberante dama. Asumamos que su grado de auto-control no es perfecto (hipótesis harto comprensible, se lo garantizo), y que comete un error instrumental de igual tamaño que el establecido para el electrón portador de una mínima unidad-pixel de su imagen en el seno del cañón catódico del receptor de TV a finales de los años 70); Pues bien , el 0.01% de 2.222... m/s da una desviación de ∆v=2.22... x 10-4 m/s (~ 8 x 10-4 Km/h, ó 0.22 mm/s). Llevando este dato a la fórmula del Principio de
  • 12. Indeterminación con una masa de 53 Kg: ∆x = h / 2p m ∆v = 8.95 x 10-33 m Lo que obviamente equivale en la práctica a una incertidumbre nula en la medida de la posición o espacio recorrido por nuestra hechizadora diva. Por lo cual es evidente que podemos determinar a la par su velocidad o cantidad de movimiento y posición exactas relativas a nuestro punto de referencia u observación, tal como ocurre con cualquier “partícula” macroscópica. Espero que a través de estas “representaciones didácticas” – para las que he recurrido a la inestimable ayuda de dos de mis más preciados y queridos “iconos” desde la adolescencia, el profesor Einstein y Mrs. Monroe –, aquellos de mis Amables y Pacientes Lectores no muy conocedores, o que hayan olvidado, los conceptos básicos de la Física Cuántica, hayan captado lo que implica el Principio de Correspondencia de Bohr... Entre otras cosas, porque si no me vería obligado a reconocer que mis 20 años de ejercicio de la docencia han sido una triste pérdida de tiempo... En rigor, este Principio es de una importancia tremenda para los físicos; Trataré de explicarles porqué (me temo que esto es un poco más difícil o abstracto/matemático... Sean compasivos conmigo mis lectores “de letras”): Su interés o utilidad decisivos consisten en que es el único instrumento del que disponen o han dispuesto al menos hasta el día de hoy los especialistas para elegir cuál de todos los posibles modelos matemáticos “permitidos” en términos mecanocuánticos para describir un fenómeno submicroscópico ha de ser realmente el escogido para hacerlo con pleno sentido físico: Tan sólo lo será aquél cuya formulación conduzca a aproximarse cuantitativamente a un sistema clásicorelativista equivalente para su límite macroscópico, por ejemplo suponiendo masasenergías enormes o un número de elementos de un conjunto tendente a “infinito”... Por citar algo verdaderamente esencial, los conceptos Mecano-Cuánticos conllevan a que los diferentes estados posibles de cualquier sistema atómico o subatómico puedan ser definidos como elementos de una clase particular de espacios geométricoalgebraicos vectoriales denominados “Espacios de Hilbert”, una especie de ampliación generalizada del espacio Euclídeo ordinario para n-dimensiones; Pero, en principio, la teoría no especifica qué tipo concreto de “Espacio de Hilbert” ha de representar un sistema cuántico dado. Tal “decisión” es – entonces – “sencilla” de adoptar para los físico-matemáticos en cada caso: Se asigna aquél conjunto que – en el límite – se ajuste al Principio de Correspondencia, reproduciendo las propiedades “clásicas”. Este recurso es el fundamento básico del Método de PerturbacionesRenormalizaciones, sustancial en la Teoría Cuántica de Campos que sostiene el Modelo Estándar de Partículas y ha hecho posible aproximar formulaciones cuantizadas de los campos nucleares fuerte, débil y electromagnético, y unificado
  • 13. éstas entre sí cual aspectos de una única interacción primigenia en estadios primordiales del Universo, por más que no haya conseguido jamás integrar en su esquema la gravedad... Pero incluso una de las vías más razonables y sólidas para conseguir al fin dicha anhelada Unificación Final, la Teoría M Generalizada de Supercuerdas, es, en el fondo, un Modelo de Perturbaciones, solo que bella y admirablemente potente y avanzado... No obstante, la importancia, relevancia y arrolladora “utilidad práctica” del Principio de Correspondencia de Bohr, no ocultan que – en estricto rigor –, su “calidad” teórico-filosófica o “epistemológica” no es para nada óptima o “ideal”... Veamos la razón (esto le gustará un poco más a los “filósofos puros”, pero no al resto de los “humanistas”, les ruego un poco más de paciencia): La Mecánica Newtoniana también deriva de la Relatividad de Einstein a modo de “límite”, en este caso de “bajas velocidades”, cuando suponemos que v es muy inferior o de “orden despreciable” a c. Pero lo hace de manera matemáticamente “natural”, fluida, “elegante”, cual una perfecta muestra de “caso particular” contenido de manera intrínseca y espontánea en las mismas funciones o ecuaciones de la Teoría más general... Plasmaremos un ejemplo muy característico y fundamental: En la Teoría de la Relatividad Especial de Einstein – que describe el movimiento (cinética) y dinámica de los cuerpos – se demuestra la conocida “Transformación de Lorentz”. A partir de ella, se deduce que las magnitudes fundamentales tales como la masa inercial (m), el tiempo (t) y la longitud (l) en la dirección del movimiento de una partícula móvil en un sistema de referencia que se desplaza a una cierta velocidad relativa v respecto a otro, considerado como “fijo”, o que se mueve a velocidad uniforme respecto a él (sistema inercial), vendrán determinadas por el grupo de ecuaciones: m = m0 / (1 – b2)1/2 (Ley de Crecimiento de la Masa-Inercia) t = t0 / (1 – b2)1/2 (Ley de Dilatación Temporal) l = l0 (1 – b2)1/2 (Ley de Contracción Espacial) Considerando (m, t, l) los valores de masa inerte, tiempo y longitud relativos al
  • 14. objeto que se desplaza a velocidad lineal v respecto al sistema inercial o fijo de referencia, (m0, t0, l0) los correspondientes determinados sobre este último, y b=v/c. Pues bien, es patente que si – en el límite – tomamos que la velocidad relativa de movimiento v del sistema ligado al móvil es muy pequeña frente a c, el factor b tiende a 0 y, por consiguiente: m = m0 (Masa-Inercia Constante) t = t0 (Flujo de Tiempo Uniforme) l = l0 (Distancia o Longitud Invariante) Entonces obtenemos que estas magnitudes se tornan invariables o independientes del movimiento relativo, tal y como establece el marco newtoniano inferido a partir de la análoga “Transformación de Galileo”, donde no se plantea límite constante absoluto superior de velocidad idéntico a la velocidad de la luz en el vacío, c. Exactamente lo mismo ocurre cuando introducimos masas o densidades de materia centrales muy bajas en las Ecuaciones de Campo Gravitatorio de la Relatividad General: Al hacerse entonces la curvatura métrica del espacio-tiempo despreciable, automáticamente se llega a la fórmula de Newton para la intensidad vectorial de campo de gravedad radial, dada por: g = – (G M / r2) ur (En cursiva, los vectores de campo y el unitario en dirección radial; El signo negativo indica sentido atractivo hacia el centro de la masa M generadora del campo y r es la distancia radial del punto considerado a dicho centro de masas). La gran diferencia es que – en estas ocasiones – la aproximación particular “clásica newtoniana” surge de la propia formulación lógico-matemática de la teoría más general, sin necesidad de añadir ningún tipo de supuesto a priori; En contraste, nada en los Principios Básicos ni en el desarrollo consecuente a partir de ellos de los modelos mecano-cuánticos implica la predicción de que el comportamiento de N partículas-onda concentradas – donde “N” es un número inmenso – ha de ser cuantitativa y cualitativamente distinto que el de una única entidad o un sistema compuesto por una reducida cantidad de ellas, cual una molécula covalente simple formada por el enlace entre varios átomos, por
  • 15. ejemplo. El Principio de Correspondencia es, por tanto, un Postulado o supuesto previo fijado arbitrariamente como premisa, eso sí, muy razonable por pura evidencia empírica, pero sin haber sido justificado o demostrado mediante la teoría general, en este caso la Mecánica Cuántica. De hecho, nadie sabe donde se sitúan los límites precisos, la “marca de frontera”entre el “Reino de Alicia Mágico” de la Física Cuántica y el “Dominio Rígido, Limitado y Determinista” de la Física Relativista-Newtoniana. Esto plantea grandes y fascinantes pero “dolorosos” enigmas irresueltos para los científicos, con descomunales consecuencias e implicaciones de enorme alcance conceptual y fenomenológico: ¿Hasta qué intervalo de “tamaños” o “densidades de masa-energía” pueden producirse efectos cuánticos mensurables o al menos efectivos en el seno de un sistema? Procesos como la deslocalización, la incertidumbre-interacción observable/observador-colapso de funciones de onda o estados alternativos, el entrelazamiento cuántico instantáneo o la “teleportación cuántica”, ¿podrían darse a escalas como las de una gran macromolécula como las proteinas o el ADN cromosómico? ¿Tiene ello que ver con el grado de complejidad auto-organizativa o “consciente/perceptiva/reactiva-adaptativa” para con el medio de los sistemas abiertos? ¿El tránsito es un “corte brusco” o gradual para sistemas de talla “intermedia? ¿O quizás alcanza incluso hasta el nivel de un protozoo o entre las conexiones sinápticas neuronales, como creen o creyeron sabios de la talla de Wolfgang Pauli, Carl Gustav Jung, Roger Penrose y otros? Hay pruebas e indicios experimentales favorables en dicho sentido acumuladas y verificadas a lo largo de las últimas décadas, como las interacciones solitónicas/efecto fantasma del ADN tratado en mi segundo ensayo concerniente a “Genética y Memética”, pero su interpretación teórica es fabulosamente complicada y polémica. Es evidente que esto podría y debe constituir el cimiento de una nueva y radical forma de analizar, estudiar y explicar los fenómenos bioenergéticos y psicofísicos “anómalos”, la plataforma de una auténtica Parapsicología Científica y, a la larga de toda una flamante Física Hiperdimensional (Transpsicofísica) y su futura aplicación tecnológica (Psicotrónica Nanomolecular). Pero, por el momento, desde el punto de vista de la metodología del conocimiento científico o Filosofía de la Ciencia, esta circunstancia debilita críticamente la solidez del Principio de Correspondencia de Bohr. Éste es extremadamente útil a nivel inductivo-deductivo, y como fundamento de modelos cuyas aplicaciones en ingeniería nos han proporcionado estimables y revolucionarios progresos, tales como una Nueva Era en Electrónica microscópica y telecomunicaciones... Y abre el portal de otros todavía mayores en el más o menos próximo porvenir (Nanotecnologías). Pero que algo sea
  • 16. operativo o podamos manipularlo en la práctica no significa que comprendamos realmente cómo y porqué: Al fin y al cabo, la Humanidad manejó la óptica y la electricidad mucho antes de conocer la verdadera naturaleza de la luz y los corrientes eléctricas, la inducción magnética o la de generación de fuerza electromotriz-potencial electrodinámico a partir de un campo magnético variable. En este punto nos hallamos en algunos casos y comenzamos a estar en otros ahora, en el terreno de la Nanotecnología Molecular y Biogenética, la Bionergética Evolutiva y la Psicofísica Cuántica, las Ciencias del Futuro o Amanecer del Tercer Milenio, sin lugar a dudas... Y así seguiremos mientras no se pruebe la existencia de un mecanismo concreto y eficiente de tránsito entre los fenómenos cuánticos y su manifestación macroscópica relativista y/o newtoniana, proceso crucial llamado “Decoherencia”. Es decir, hasta que demostremos cómo, bajo qué condiciones y límites y de qué forma actúa el Principio de Correspondencia. Este último forma parte de una visión o perspectiva más amplia de toda la Física Cuántica, llamada “Interpretación de Copenhague”, que es la aceptada “oficialmente” por la mayoría de la comunidad científica. Se denomina así por la ciudad donde fue establecida y aceptada por primera vez (el lugar de residencia del “líder” y organizador principal de la famosa y decisiva “reunión de cerebros inicial”, el danés de ascendencia materna judía Niels Bohr), aun cuando fue públicamente “proclamada” en el curso de una Conferencia Internacional de Física Teórica en la ciudad italiana de Como. Bohr, junto a Max Born, Paul Dirac, Rosenberg, Jordan, Werner Heisenberg, su discípulo Edward Teller y otros, fueron elaborando y matizando sus tesis a lo largo de varios años, en torno a dos principales centros geográficos: Copenhague y la Universidad de Göttinguen. Pero – pese a su innegable éxito predictivo y práctico – su célebre y muy difundido “edificio teórico-filosófico-científico” adolece de la debilidad sustancial antes señalada, como no dejaron de remarcar los participantes “críticos” en el probablemente más apasionante debate de ideas del siglo XX: El “bando opositor” fue pronto encabezado por todo un “Coloso”, el gran Albert Einstein, secundado por Boris Podolsky y Natham Rosen, seguido de cerca aunque desde otras posiciones por David Joseph Bohm y Erwin Schrödinger. Procuremos resumir los puntos esenciales de las ideas de Bohr y su escuela y los argumentos en contra esgrimidos por las corrientes minoritarias, pero no por ello menos firmes y racionalmente respetables, de los demás insignes sabios indicados.
  • 17. La Interpretación de Copenhague surge al intentar integrar el Principio de Incertidumbre, el cual implica que no se puede conocer simultáneamente con exactitud la posición y el momento lineal o cantidad de movimiento de una partícula. Esto equivale a establecer que dicho Principio no opera en el mismo sentido hacia atrás y hacia adelante en el tiempo. Muy pocos fenómenos físicos no son simétricos respecto al flujo del tiempo, siendo así éste uno de los procesos fundamentales del Universo donde hay una clara distinción entre el pasado y el futuro, junto a ciertos cambios reacciones nucleares de campo débil o emisiones de electrones b, el sentido de la variación total de entropía y los mecanismos profundos de bariogénesis de partículas elementales de materia/antimateria en las condiciones primordiales de formación del Cosmos. Ello es señal de que hablamos de una de las “Piedras Angulares” del Orden Físico en nuestra Realidad. Otra forma de expresarlo es afirmar que las relaciones de pares de indeterminación – tales como la posición/cantidad de movimiento o tiempo/energía – imponen que no es posible predecir el futuro dentro de cualquier sistema de referencia ligado a nuestro Universo, puesto que, citando a Heisenberg: “No podemos conocer, por principio, el presente en todos sus detalles”. Si bien es posible, de acuerdo con las leyes de la Mecánica Cuántica, determinar cual fue la posición y el momento de una partícula en un momento del pasado, a través del análisis de sus estados o efectos presentes: Por ende, el futuro es radicalmente impredecible – al menos excluyendo todo modelo de Multiverso –, o incierto, mientras que el pasado se halla definido por entero: Esta es la razón de que nos “desplacemos” desde un pasado determinado hacia un conjunto de “posibles futuros” con diversos niveles de probabilidad. Bohr completó su formulación de la "Interpretación de Copenhague" mediante lo que se conoce como "Principio de Complementariedad", el cual establece que ambas descripciones, o "aspectos", el ondulatorio y el corpuscular, son necesarios para comprender el "Mundo Cuántico". También defendió que, a diferencia de lo que ocurre en la Mecánica Clásica, donde un sistema de partículas cambia, evoluciona o se mueve funcionando de modo semejante a una máquina de relojería, esto es, independientemente de que sus observables sean observados/medidos o no, en Física Cuántica el observador/medidor interacciona con el sistema, no pudiendo considerarse mutuamente independientes. Así, eligiendo medir con precisión la posición, por ejemplo, se fuerza a una partícula a presentar mayor incertidumbre en su momento o velocidad (suponiendo conocida la masa), y viceversa: Y, en general, escogiendo un experimento para medir propiedades ondulatorias se eliminan peculiaridades corpusculares, y ninguna experiencia concreta puede mostrar ambos aspectos a la vez, el ondulatorio y el corpuscular, simultáneamente. La "Asimetría Temporal" del Principio de Incertidumbre se transforma – por consiguiente – en la garantía de la noviolación del Principio de No-Contradicción.
  • 18. Adicionalmente, según la Interpretación de Copenhague, toda la información extraible de un sistema cuántico la constituyen los resultados de los experimentos: Por ejemplo, podemos observar un átomo y "detectar" un electrón en el estado de energía X; Después volver a observar y medir de igual modo un electrón en el estado de energía Y; Es de suponer que el electrón "saltó" de X a Y, quizás a causa de la observación/interacción. Es más, nunca sabremos tan siquiera de que se trate del mismo electrón, y no podemos establecer ninguna hipótesis fundada sobre lo que ocurrió cuando no observábamos. Lo que no es factible deducir de los experimentos – o de las correspondientes ecuaciones de la Mecánica Cuántica –, es la probabilidad de que, si una vez observado el sistema se obtiene el resultado X, otra observación posterior registre el resultado Y: Nada se puede afirmar de lo que pasa cuando no se observa ni del mecanismo de paso desde el sistema del estado X al Y, por dos poderosos motivos interrelacionados y autoconsistentes: 1) Entre dos estados cuánticos discontinuos "permitidos" no hay situaciones intermedias definibles; 2) Sin observación no existe "colapso" ni, por tanto, definición de propiedad específica alguna. Einstein y muchos otros físicos se negaron a aceptar esta interpretación-visión de la Realidad Física, llevando a cabo diferentes críticas y argumentando en su contra desde diversos enfoques, que acto seguido recapitularemos: Una de las consecuencias de los "extraños" Principios Cuánticos y el nuevo Paradigma desarrollado por Bohr y Heisenberg principalmente, es el denominado "entrelazamiento cuántico". Esta singular propiedad de los sistemas cuantizados permite considerar estados formados por dos o más partículas en los que es imposible obtener información útil sobre el estado completo del sistema realizando medidas en exclusiva sobre una de las partículas. Sin embargo, al mismo tiempo, llevando a cabo una medida/interacción tal que "colapse" una variable, magnitud o número cuántico determinado para una sola de las partículas, instantáneamente dicha modificación queda replicada en la otra o las otras, alterando el estado total. Albert Einstein rechazaba profunda y podríamos decir que "visceralmente" esta idea, por motivos a la par científico-metodológicos – vinculados con su concepto más "tradicional" de la noción de medida y "realidad independiente del observador" de los atributos físicos de los componentes elementales de la materia –, y filosóficoideológicos en un doble plano, paradójicamente relacionado este último con su condición de "judío liberal agnóstico", hecho que nunca ocultó y del que se sentía orgulloso; La explicación es la siguiente: El Padre de la Relatividad temía que la asunción general mayoritaria por parte de los físicos del "exótico modelo teórico" de
  • 19. Bohr y Heisenberg era profundamente equivocada, puesto que negaba la existencia a nivel subatómico y por ende fundamental de propiedades o magnitudes inherentes a los estados físicos (observables) de carácter independiente con la interacciónobervación y, por consiguiente, en cierto modo, con la consciencia del observador. Ello, unido a la imposibilidad definitiva de conocer ni el más mínimo detalle de los estadios intermedios inducidos por un cambio físico ni verificar predicción determinista alguna, sino un mero cálculo estimado de probabilidades de que cierto estado final sucediese a uno inicial, componía a ojos de Einstein un panorama hondamente inquietante... Inquietante, hasta repulsivo y... peligroso. Y no solo por causas de su estricto sentido "clásico" del racionalismo científico: Lo percibía cual un "retorno de los brujos", una vuelta parcial a una "Visión del Mundo" ("Weltanshauung", en su alemán natal), "neopagana", caprichosa y "mágica", en contraste con un esquema de “Universo Armónico, Predecible y Ordenado tipo Mecanismo de Relojería”, grato a la par para cualquier racionalista/geómetra griego y cualquier sabio erudito de la Toráh, peculiar y eficaz fusión milenaria de la que parece haber surgido la “rara avis” del pensamiento científico-tecnológico occidental. Y, a la vez, intensamente preñada de un "individualismo o relativismo subjetivista al borde de desencadenar el irracionalismo". Evidentemente, muchas de sus apreciaciones y previsiones se han cumplido en esta "New Age" post-moderna que aún impera – en especial tras su “estallido” inicial en los “Revolucionarios 60” del siglo anterior, así como a lo largo de su deriva/evolución de corte “neoliberalcapitalista-hedonista-consumista” posterior –, en cuya “estética/ética anarcopsicodélica” no faltan abundantes elementos libre, simplificada y distorsionadamente inspirados en la Mecánica Cuántica, “interpretada al estilo Bohr-Heisenberg”... Lo que acredita que el brillante físico teórico y pensador también poseía cualidades intuitivas innatas como analista cultural y sociólogo, pero es obvio que tales inclinaciones y "sensibilidades" personales no constituyen argumento a favor o en contra alguno de sus tesis ni de las de sus "oponentes" en el campo teoréticocientífico. Extremo que el gran genio sabía muy bien, desde luego: Por ello, en colaboración con el físico judío-ruso emigrado de la Unión Soviética Boris Podolsky y el judíonorteamericano – nacido en Brooklyn – Nathan Rose, se afanó en plantear uno de sus emblemáticos “experimentos mentales”, específicamente diseñado para atacar en su base más débil la ya por entonces dominante “Interpretación de Copenhague”. Dicho trabajo fue publicado como artículo conjunto en la prestigiosa Physical Review en 1935, generando una fuerte polémica especializada. El trío de reputados científicos lo titularon “Can Quantum-Mechanical Description Be Considered Complete?” (“¿Puede Ser Considerada Completa la Descripción Mecánico-Cuántica?”). En él, formulaban el señalado y celebérrimo “Gedankenversuch”, bautizado ulteriormente como “Paradoja EPR”, en honor a las iniciales de los apellidos de sus autores.
  • 20. La descripción del mismo es sencilla y a la vez genial, pues define una sutil “encerrona fatal”, una auténtica “trampa saducea” refinadamente astuta, montada para “golpear” en el punto más frágil de los cimientos del orgulloso pero en aquellos días aún joven y pretencioso “edificio de Bohr-Heisenberg”: Supongamos que dos partículas interactúan en el pasado y después quedan “entrelazadas”; Dos observadores reciben acto seguido una partícula cada uno por separado. Llamemos X e Y a las partículas y A y B a los observadores; Si, por ejemplo A mide la posición de X, de inmediato conocería la posición de Y, por hallarse ambas en estado entrelazado; Si, en cambio, “elige” medir la cantidad de movimiento o la velocidad de “su partícula asignada” X, sabe que también determina la de Y; Pero como ninguno de los dos observadores puede predecir o saber qué magnitud escogerá el otro en su medición, y éstas se llevan a cabo de modo sincrónico y con idéntica probabilidad, si se da el caso de que A opte por medir la velocidad y B la posición o viceversa, entonces lo dos observadores podrían conocer al mismo tiempo tanto la posición como la velocidad o momento lineal de las dos partículas X e Y, lo cual es imposible según el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. A no ser que postulemos que, mediante algún mecanismo misterioso y por acción mutua a distancia instantánea, justo en el instante en que el observador A y B resuelven medir cada uno la propiedad distinta al otro, esa “información”-colapso de las funciones de onda sea transmitida de una partícula a la otra, desentrelazándolas y dejando al azar el resultado del experimento, como postula el Principio de Complementariedad de Bohr, Heisenberg y los demás. Ahora bien, ello supone que la Mecánica Cuántica así interpretada exige un proceso de transferencia de información a distancia instantáneo que viola la Ley de la Relatividad General, pues implica intercambio de señales o datos más rápidamente que la luz, sin permitir a la par verificar predicciones determinadas sobre él... De lo que deducen que la Física Cuántica se encuentra incompleta: Deben existir “variables ocultas” que expliquen este tipo de fenómenos y que no llegan a abordar la formulación de la teoría. Otra peliaguda cuestión era cómo intentar justificar el mecanismo de intercambio de información en una situación semejante: El físico francés Olivier Costa de Beauregard – destacado alumno de Louis de Broglie, doctor en Ciencias de la Computación (1943) y en Humanidades (1963), esto último por una profunda y sobresaliente tesis filosófico-científica sobre el concepto del Tiempo, su equivalencia con el Espacio y su aparente irreversibilidad –, quien llegó a ser Director del CNRS (“Centre Nationale de la Recherche Scientifique”) de Francia y falleció hace relativamente poco (2007) –, fue el primero en hacerlo; Emitió una muy audaz hipótesis para explicarlo: Según ésta, la información derivada de la medición sobre la partícula X viaja hacia atrás en el tiempo hasta el origen del par de partículas, y luego hacia adelante hasta “alcanzar” a la partícula Y, llegando a ella justo en el mismo instante en que partió de X. La relación de esta propuesta con la interpretación “taquiónica” de las soluciones de “energía negativa” para los campos cuánticos en la Ecuación de Dirac y las de “onda adelantada” de Maxwell, gestada
  • 21. por Richard Feynman, así como con algunos de los modelos cosmológicosmultiverso avanzados actuales y mi propio modelo psicofísico del fenómeno de la precognición expuesto en mi ensayo “Fundamentos de Transpsicofísica (IV)”, es más que patente. Adicionalmente, podemos comentar que – si tal cual mantuvieron “iluminados” de la talla de Albert Einstein y Steven Weinberg –, la “Belleza y Simetría” de una ecuación o teoría es en cierta forma un indicio de su posible validez, entonces el mecanismo de Beauregard, pese a su radical “excentricidad heterodoxa”, habría de ser aceptado sin vacilar. Así, en las reacciones de aniquilación materia-antimateria, cuidadosamente estudiadas por Feynman y donde originalmente formuló sus famosos y útiles diagramas vectoriales de interacción por pares ondas-partículas acoplados, cuando una partícula X – un electrón, por ejemplo – y su antipartícula “especular” Y – un positrón, en este caso – chocan frontalmente y se aniquilan, dos fotones X' e Y' parten en direcciones exactamente contrarias. Pues bien, independientemente de la distancia que llegue a separarlos en sus simétricos recorridos a la enorme velocidad de la luz, los dos fotones secundarios generados quedan “entrelazados”, de modo que determinadas propiedades cuánticas “emparejadas” deben adoptar siempre valores opuestos: Si, por citar una cifra concreta, medimos la propiedad “P” para el fotón X', y su paquete de ondas colapsa tomando el valor P=+1, con absoluta sincronicidad la función de onda de Y' colapsará en el valor P=–1, aun cuando no se haya realizado ninguna medida/observación sobre Y'. O al revés; De manera que el acto de medida/observación-colapso en una de las partículas induce el colapso estrictamente simultáneo del paquete de ondas asociado a la otra, por más que entre ambos fenómenos no exista ninguna relación causa-efecto espacio-temporal en absoluto, o incluso las dos ondaspartículas se hallen cada una en dos puntos lejanísimos entre sí del Universo. Este pasmoso resultado de los Principios Cuánticos dejó literalmente perplejos, preocupados y muy inquietos a Einstein y sus “partidarios”... De hecho, el primero creyó hasta su muerte que tal conclusión era absurda o paradójica, por lo que obligatoriamente debían existir “variables locales ocultas” que terminarían por ser descubiertas y explicarían “racionalmente” el proceso y que, por consiguiente, la Mecánica Cuántica era una teoría incompleta como descripción de la Realidad Física y la Interpretación de Copenhague sustancialmente equivocada. El apasionado debate duró poco más allá del solemne entierro del colosal y popular genio judeo-alemán: En 1964, el físico teórico y aplicado nor-irlandés John S. Bell, sobresaliente especialista en física de partículas, teoría del campo cuántico y diseño de aceleradores – quien desarrolló la mayor parte de su reluciente carrera en el CERN, hasta abandonar de modo prematuro este mundo en 1990 a resultas de un súbito derrame cerebral –, publicó un trascendental trabajo en la revista “Physics” al
  • 22. que tituló “On the Einstein Podolsky Rosen Paradox” (“Sobre la Paradoja de Einstein Podolsky Rosen”), mucho más conocido por “Teorema o Desigualdad de Bell”. El Teorema de Bell, así como sus consecuencias e implicaciones, son de tal categoría e importancia, al más alto nivel teórico-científico y filosófico, que ha sido merecidamente calificado como “la más importante demostración de la historia de la 'Nueva Física' del siglo XX”, quizá tan sólo igualada por el Principio Fundamental de Planck, el cual levantó el “acta de nacimiento” de la Física Cuántica, y el de Equivalencia de Masa-Energía de Einstein, cuya más que célebre ecuación “ E=mc2 ” abrió el portal de la Era Atómica Nuclear. Con objeto de evitarnos entrar en complicaciones matemáticas demasiado intrincadas, baste plasmar su conclusión y significado del modo más breve y sencillo posible, citando textualmente las palabras de su creador: “Ninguna variable local oculta puede explicar las correlaciones que se dan en la paradoja EPR, lo que deja abierta la posibilidad, aun cuando las separen años luz, de que las partículas permanezcan conectadas por un nivel subcuántico no local que nadie conoce”. En otros términos, el Teorema de Bell prueba físico-matemáticamente que el fenómeno planteado por Albert Einstein y sus colegas en forma de una paradoja ha de ser en realidad un proceso de mecanismo misterioso, pero efectivo y verificable científicamente: Una auténtica conexión/transferencia de información instantánea entre sistemas no relacionados causalmente en el espacio-tiempo cuatridimensional “ordinario” característico de la métrica del Universo en el marco de la Relatividad General. Bell llega a demostrar – en suma – que mientras en el “Mundo Macroscópico”, regido por la Física Newtoniana y Relativista, la separación en el tiempo o el espacio es muy “real” y, en la práctica, hace decaer o extinguirse con rapidez, o como mínimo retarda desmesuradamente, cualquier clase de interacción de campo y/o transmisión de información, en el contexto del “Mundo Submicroscópico”, controlado por la Física Cuántica, dicha magnitud carece de sentido real en muchas ocasiones. De este modo, visualicemos un último “Gedankenexperiment” expuesto por el Dr. Bell en el desarrollo de su Teorema: Sea una fuente que emite dos rayos luminosos (haces de fotones) en una dirección lineal y sentidos justamente opuestos. Los fotones viajan por el espacio en forma de ondas electromagnéticas según las ecuaciones de Maxwell. Ambos haces son
  • 23. interceptados por un par de detectores, “A” y “B”. Los instrumentos pueden situarse tan lejos como se quiera el uno de otro, en teoría en puntos extremadamente distantes, por ejemplo uno de ellos en la Tierra y el otro en los límites del Universo conocido, pues idealmente disponemos de un tiempo y alcance ilimitados de observación. Pero el resultado no cambiará si repetimos la experiencia para ambos detectores separados a escasos centímetros de su centro-foco común. Pues bien, por simple aplicación de los Principios y Leyes aceptadas y empíricamente contrastadas de la Mecánica Cuántica, Bell demuestra que cualquier propiedad cuantizada que sea medida en A provocará, instantánea y simultáneamente, otra medida matemáticamente complementaria en B. ¡Lo extraordinario del caso es, como parece obvio, que ello implica aceptar que cada uno de los fotones – de alguna manera –“conoce” la información del acto de medida/observación o “colapso” de la función de onda que está sufriendo el otro, y que tales datos son intercambiados entre ellos de modo instantáneo e independiente de la longitud espacial física que les separe! Es más, el trabajo de Bell corrobora que esta no-localidad esencial de las relaciones cuánticas debe cumplirse también si las dos partículas presentan una separación o distancia temporal de cualquier amplitud de intervalo. Todo indicaba que existe algún tipo de campo de energía de vacío no-temporal/noespacial o situado en una dimensión superior al continuo cuatridimensional del espacio-tiempo einsteniano causante y operante de esta clase de transferencia, correlación o “teleportación” de q-bits (unidades de información de estados cuantizados), pero por aquella época no se intuía tan siquiera una forma de energía o hipergeometría cósmica similar. Hoy por hoy empezamos a atisbarla, y se halla ligada a la Energía Oscura que llena todo el espacio-tiempo del Universo y asegura su expansión continua acelerada superando el freno gravitatorio generado por la materia “ordinaria” y la asimismo enigmática y muy mayoritaria “masa oscura”. El mismo Albert Einstein, ya se “tropezó” tan temprano como en 1935 con esta índole de efectos derivados de su frustrado intento de unificar sus Ecuaciones de Campo Gravitatorio con las otras tres grandes fuerzas de campo que determinan la estructura submicroscópica y micorscópica del mundo físico. Él los denominó con cierto desdén “spooky effect” (“efecto fantasmal”), argumentando que – de ser auténtico – proporcionaría una base científica para fenómenos “anómalos” o paranormales cuales la telepatía, la percepción extrasensorial o la premonición... Einstein sostuvo a partir de ahí que “debía haber algo radicalmente erróneo en la Mecánica Cuántica para permitir llegar a semejantes conclusiones”. No obstante, ante la posterior acumulación abrumadora de evidencias experimentales a favor de la real efectividad de los principios y procesos cuánticos a escala
  • 24. subatómica, matizó esta estricta postura, admitiendo la posibilidad racional de algunos de los citados fenómenos “extraños” – o “parapsicológicos”, en la terminología actual –, bajo determinadas condiciones, como reconoce en una aireada carta enviada al psicoanalista e investigador pionero en estos temas Dr. Jan Eherenwald el 8 de Julio de 1946, autorizando además la difusión de su contenido entre sus colegas y “escépticos”. La frase, escrita del puño y letra del mismísimo Padre de la Relatividad, es la siguiente: “No tenemos derecho, desde un punto de vista físico, a negar a priori la posibilidad de existencia de la telepatía”. Esta y otras declaraciones de comparable orientación, realizadas en el majestuoso y pausado ocaso de su madurez desde su “retiro final” en Princeton, claman su encomiable y esclarecida honradez intelectual y apertura mental, facultada para asumir planteamientos u opciones alternativas pese a resultarle “desagradables” desde sus prejuicios culturales, posiciones personales, teóricas y conceptuales previas. Le acreditan para siempre – pues – como un verdadero científico y, más aún, cual un magnífico sabio en el pleno sentido de la palabra. Aunque no por ello menos firme en sus convicciones y principios más íntimos, porque, en el fondo, siguió dudando profundamente de la validez de los postulados cuánticos en general y la Interpretación de Copenhague muy en especial, por las razones metodológicas, filosóficas e ideológicas ya citadas... Y tratando por ello con todas sus titánicas capacidades intelectuales por lograr al menos aproximar un esbozo de la Teoría del Todo por otras vías, de manera tan esforzada como infructuosa, hasta el fin de sus días. Como es natural, tanto los físicos, filósofos y teóricos que compartían los criterios de Einstein como los afines a Bohr-Heinsenberg invadieron de inmediato el mundo académico e incluso intelectual en general con su polémica: Los primeros aducían que debía haber algún error en las premisas o el subsiguiente desarrollo de las fórmulas en la demostración de Bell, puesto que ya sabemos no podían impugnar en bloque los Principios elementales de la Mecánica Cuántica por arrolladora evidencia empírica; Los segundos negaban con idéntico énfasis la supuesta acción de hipotéticas “variables locales ocultas” invocando el Principio de Economía de Occam, y exhibían la Desigualdad de Bell cual un brillante triunfo confirmador de sus tesis en el plano de la teoría pura; Ambos – como exige el método científico – concluían que era imprescindible esperar a que nuevas técnicas instrumentales o experimentos rigurosos controlados y reproducibles probaran de modo definitivo y contrastado si tales variables existían en verdad o no con plena certeza. Por descontado, docenas de prestigiosos y animosos equipos de investigadores de alto nivel se lanzaron a diseñar, efectuar, comprobar y perfeccionar dichos ensayos a lo largo de los años y décadas siguientes.
  • 25. En esta ocasión, los resultados de los laboratorios dieron, han dado y dan la razón al “bando de Copenhague”... Definitiva e innegablemente, el Universo Cuántico es tan exótico y “mágico” como parece... Otra “Paradoja-Trampa” a la Interpretación de Copenhague: El “enigma” del “Gato de Schrödinger” Erwin Rudolf Joseph Alexander Schrödinger fue uno de los astros más deslumbrantes del pensamiento científico-filosófico del siglo XX: Nacido – como tantos otros genios innovadores de su tiempo – en el corazón del viejo , ya declinante y presto a la agonía final, si bien otrora opulento, rico, potente y transcultural-transétnicamente fecundísimo y “embrujador” Imperio Austro-Húngaro, (Erdberg, muy cerca de Viena), en 1887, su trayectoria y la riqueza variopinta de sus valiosas y en ocasiones cruciales aportaciones a los campos de la física y la biología teóricas son impresionantes: Aquí nos limitaremos a reseñar los más destacados; En enero de 1926, el joven científico ya se había convertido en un prometedor profesor a tiempo completo de la Universidad de Zürich – tras haber desempeñado de modo sobresaliente la función de asistente del eminente físico Max Wien en Jena y ejercer de profesor asociado en Stuttgart y más tarde asimismo titular en Breslau (actual Wroclaw, Polonia) – . En ese momento, es cuando publica el artículo que resultará clave para asegurar la gloria y el rumbo posterior de su fulgurante carrera: Éste se titula “Quantisierung als Eigenwertproblem” (“La Cuantización como un problema de autovalores” (o “valores propios”), y aparece en negro sobre blanco en las páginas de la prestigiosa revista Annalen der Physik, la misma que algo más de una década antes tuvo el honor de actuar de matriz del “año milagroso” de un por entonces también muy joven Albert Einstein, al editar por partes los ensayos teóricos donde el inmenso talento creativo del gran físico y pensador judío-alemán sentaba las bases de la Relatividad Especial bajo el epígrafe “Electrodinámica de los cuerpos en movimiento”; En el estudio de Schrödinger, por su parte, se establece la formulación de los estados energéticos cuánticos estables permitidos de cualquier partícula en relación con su función de onda, a través de una ya para siempre célebre ecuación diferencial en derivadas parciales conocida por “Ecuación de Schrödinger”. La generalización de ésta a sistemas subatómicos sometidos a velocidades o potenciales de magnitud relativista, llevada a cabo por Paul Dirac, les valió a ambos compartir el Premio Nobel de Física en 1933; En 1938, debido a su resolución de abandonar Alemania en 1933 – donde descollaba en la Universidad de Berlín, de la mano de Max Planck –, por su firme rechazo a la política de Hitler – sobre todo a causa de su feroz antisemitismo fanático y criminal – y a la anexión de Austria al por entonces “ascendente y triunfante” Tercer Reich, se exilia de su patria; Tras varias
  • 26. “estaciones académicas”intermedias en Italia, Suiza y Oxford, acaba recalando en el Instituto de Estudios Avanzados de Dublín. Allí se asienta como Director de su Escuela de Física Teórica y adquiere la nacionalidad irlandesa; Es en esta etapa, ya maduro y consagrado como “padre de la Mecánica Ondulatoria”, cuando se entrega a sus investigaciones, reflexiones y estudios más diversos, originales y profundos acerca de la Interpretación de la Mecánica Cuántica, la Naturaleza de la Realidad y otros muy diferentes y fascinantes temas-frontera de la vanguardia científicofilosófica: En 1944, escribe en inglés su famoso libro “What is life?” (“¿Qué es la vida?”), recopilación sucinta pero densa y a la par amena, didáctica y muy bien redactada (era bilingüe en alemán e inglés por ascendencias familiares), sobre uno de sus numerosos ciclos de conferencias divulgativas de alto nivel. En él se revela como un auténtico “iluminado adelantado a su tiempo”, pues establece las bases teóricas del posterior desarrollo de la Biofísica y la Biología Molecular, así como de la aplicación avanzada de los Principios Termodinámicos y Mecano-Cuánticos a los sistemas biológicos: En este sentido, expone cómo los organismos vivientes no pueden ser una excepción en forma alguna a las Leyes Fundamentales de la Termodinámica, la Mecánica Estadística ni, a escala molecular, de la Física Cuántica, describiéndolos por vez primera como “sistemas abiertos complejos capaces de conservar su elevado grado de organización interna (´neguentropía´ o ´entropía negativa´), a costa de exportar mayor cantidad de desorden o entropía liberada de sus procesos metabólicos, fisiológicos o adaptativos”; Es más, utilizando un planteamiento cuántico, llega a demostrar o predecir que la química de la herencia biológica ha de operar por medio de un “soporte macromolecular aperiódico”, a causa de su obligada “función de secuenciado informativo”, en contraste con la rigidez estructural de un cristal inorgánico periódico, inhabilitado por ello a desempeñar tan crucial papel. Esto, en una época en que se desconocía aún la naturaleza bioquímica y estructural del material hereditario – en concreto, la mayoría de los bioquímicos y biólogos creían que debía hallarse constituido por grandes proteínas, y tan sólo una minoría “heterodoxa” postulaba a favor de los bastante recientemente detectados y aislados ácidos nucleicos –, supone un mérito más que notable. Por ello, no es de extrañar que tan breve pero jugoso texto ejerciera un influjo orientativo o inspiración importante y duradera en el desarrollo futuro de la Biología y la Genética Moleculares: Por citar en exclusiva el caso más llamativo, en las memorias publicadas por James Watson – co-descubridor de la estructura en doble hélice del ADN y sus prestaciones biológicas junto a Francis Crick una década aproximada más tarde – tituladas “DNA, The Secret of Life” (“ADN, el Secreto de la Vida”), el insigne investigador reconoce que su lectura estudiantil de la pequeña gran obra de Schrödinger que nos ocupa le “inspiró a centrarse en el estudio de los genes”, lo que le condujo al “hallazgo de la estructura en doble hélice del ADN”; Durante su “dorado otoño final” Erwin Schrödinger obtuvo otros logros deslumbrantes, como la pionera formulación teórica del “efecto túnel”, y trabajó hasta su muerte en variados asuntos relacionados con el intento de una Gran Teoría Unificada de índole BiofísicoCuántica...; Por ello, si bien Schrödinger jamás se pronunció de manera definida a favor de una de las posibles “Interpretaciones” de los Principios Cuánticos y el “Gran Problema de la Medida”, de la índole de muchos de sus ensayos, conferencias y
  • 27. trabajos se desprende que siempre osciló o se mantuvo analítica y abiertamente dubitativo entre la de “Múltiples Mundos (Universos Alternativos)” de Everett y la de “Ondas-Piloto o Ecuaciones-Guía” de De Broglie-Bohm, de cuyos contenidos respectivos nos ocuparemos más tarde. El atractivo que esta última y su hipótesis del Orden Implicado proyectó sobre su poderosa y aguda mente tuvo probablemente mucho que ver con los senderos de las inquietudes filosófico-espirituales de Erwin, en cierto modo próximas al hinduísmo Vedanta y los Upanishads. Es obvio que el concepto de “Orden Determinista Holográfico Implicado” de Bohm y el de “Brahma” cual “Alma Creadora Universal” del pensamiento reflejado en los Upanishads – una especie de revisión monoteísta tardía del hinduismo original –, presentan fuertes afinidades, así como el hecho de que el propio David Bohm fue intensamente influenciado por determinadas vertientes del budismo con las que aquéllos poseen alguna convergencia; De todos modos, lo que sí está claro es que Schrödinger se sintió tremendamente comprometido y fascinado por el Gran Dilema de la Física Cuántica, y bastante crítico con la “postura oficial” establecida por Bohr y Heisenberg: Al respecto sostuvo una fluida e intelectualmente cautivadora correspondencia privada con Albert Einstein, de quien llegó a ser amigo personal, algo nada fácil en los últimos años o hasta decenios de la vida de este último, dada su progresiva tendencia al aislamiento un tanto huraño... Producto de ella fue su más célebre aportación propia al Debate de los Debates, mundialmente conocida como “la Paradoja del Gato de Schrödinger”, que se ha fijado, no solo ya en los círculos científicos, sino hasta al nivel popular, como el más gráfico ejemplo del aparente “exotismo incomprensible” de las ideas cuánticas. Tratemos de explicarla lo más resumida y sencillamente que podamos: El “Gato de Schrödinger”: Un felino con “siete vidas y algo más...” En 1935, como respuesta a las inquietudes de Einstein acerca del significado aparentemente “contradictorio” de algunos Principios básicos de la Mecánica Cuántica, y cual expresión de su propia actitud crítica hacia la “oficial” Interpretación de Copenhague, Erwin Schrödinger – asimismo otro magnífico maestro en el arte de plantear “experimentos mentales” de honda trascendencia – formuló el denominado “Experimento o Paradoja del Gato de Schrödinger”. Éste puede describirse como sigue: “Tenemos un gato encerrado en una caja opaca a la luz y la radiación (recubierta por una gruesa capa de plomo macizo, por ejemplo), aislada de toda perturbación electromagnética externa (encerrada en una “Jaula de Faraday” incluso,si se quiere extremar el rigor), y hermética. El recipiente contiene además una botella de gas venenoso en dosis mortal para el animal, una fuente submicroscópica emisora de una partícula radiactiva y cierto dispositivo electrónico-mecánico acoplado al
  • 28. material radioactivo: La partícula nuclear inestable presenta un 50% de probabilidades de desintegrarse en un tiempo dado; Si lo hace en efecto, es detectada por el dispositivo y éste se activa casi instantáneamente, de modo que acciona un mecanismo que rompe la botella, el gas tóxico se libera y el gato muere”. Como puede apreciarse, se trata de un refinado “montaje” pergeñado con astucia “diabólica” y no menor inteligencia para poner en entredicho la aparente Gran Paradoja o Problema de la Medida en el que pivota el Dilema de los Dilemas de las diferentes Interpretaciones..., o el Principio mismo de Realidad Física: La discusión crítica de si el “colapso” de la función de onda es “real” o puramente “matemáticoformal” o, en otras palabras, la índole del proceso de “Decoherencia” entre el “Mundo Mágico de Alicia” submicroscópico regido por los “exóticos” Principios y ecuaciones de la Mecánica Cuántica y las mucho más simples, deterministas, lineales, “planas” y predecibles leyes emergentes de él a escala macrofísica “Clásica”: Pues, evidentemente, al depender todo el sistema del estado cuántico final de una ondapartícula, tanto dicho objeto cuántico como el propio gato se encuentran “entrelazados”, y sometidos por ello a las Leyes microfísicas; Antes de abrir la caja – pues – el estado de ésta y todo su contenido (incluyendo el gato), se hayan descritos por una función de onda en la que “conviven” todos los estados superpuestos posibles, lo que significa que el gato está muerto, vivo y “no-muerto” en diversos grados indefinibles a la vez, por más que ello vaya contra nuestro “sentido común” o “lógica macroscópica” habitual; Tan sólo cuando abrimos la caja (realizamos la medida-observación-interacción), el hecho mismo de esta acción produce instantáneamente el “colapso” de la función de onda, provocando así la muerte o supervivencia del felino; Cada vez que esto ocurra, hay un 50% de probabilidades de que el resultado final consista en el estado “muerto” o “vivo” del gato (observable macroscópico), por lo cual es obvio que si repetimos el experimento un número lo suficientemente grande de veces en las mismas condiciones, muy aproximadamente la mitad de ellas los gatos morirán y la otra mitad conseguirán salir bien librados del ensayo. La Interpretación de Copenhague de esta “prueba ideal” se limita a considerar que, antes de abrir la caja, no podemos afirmar ni conocer nada sobre el estado del gato en sí mismo, tan sólo calcular que existe un 50% de probabilidades de que su estado-colapso final corresponda a “muerto” y otro 50% a “vivo”. La serie de estados cuánticos superpuestos “permisibles” de su función de onda son “virtuales”, en el sentido de que la Incertidumbre Cuántica impone que no podremos jamas determinarlos por separado, sino en exclusiva predecir en términos de probabilidades su “decoherencia” final ligada al acto mismo de la observación-medida. Tampoco – por definición “axiomática” – no es factible aventurar nada acerca del mecanismo de “tránsito” en sí entre dicha superposición de estados y la situación observable macroscópica terminal, y punto.
  • 29. Es palmaria la sutil ironía rayana en el sarcasmo burlón – así como la genial agudeza intelectual – derrochada por el autor de este singular e ingeniosísimo “escenario”. Me remito a puntualizar varias razones para estimarlo de tal modo: 1) El “guiño” de la elección del “gato” como ejemplo: Plagado de resonancias simbólicas tan ambiguas como a la par populares, míticas, profundas y “jocosas”: “Los gatos tienen siete vidas”, el “7” es un número cuyo significado cabalístico equivale a “infinidad” o “totalidad” (alusión a la Teoría de Múltiples Universos de Everett, antes de que éste la formulara), el Arquetipo del Gato/Gata Sagrada en el Antiguo Egipto, el gato – y en especial la gata – como “huésped” psíquico de “demonios familiares” o “reencarnaciones” de brujos/as y “brujas-vampiro”..., amén de otras de semejante tenor. Todas ellas tradiciones mágico-religiosas o folclóricas ancestrales muy extendidas en Occidente, Medio Oriente, y muy en particular – en especial las dos últimas citadas –, en la zona cultural de Europa donde nació y se crió el eminente físico. 2) El “Experimento Mental” está diseñado de forma que la limitación empírica para llevarlo a cabo materialmente en el laboratorio no es la elección de un ejemplar concreto del desdichado y sugerente animal – como es patente – sino el aislamiento de una única partícula cuántica controladora del fenómeno...; Además de los desmesuradamente breves intervalos de los tiempos de tránsito para el “colapso” de sistemas macroscópicos como el “Gato”. Aislar un átomo era totalmente imposible para la tecnología instrumental de la época (ahora ya se encuentra a nuestro alcance, como veremos en la siguiente Sección), y lo segundo continúa siendo inalcanzable, pero no a escala “intermedia” de tamaño (sistemas “mesoscópicos” atómicomoleculares, cual luego asimismo examinaremos). Esto da a entender entre líneas con exquisita y admirable sutileza que son nuestras limitaciones perceptivas y/o instrumentales como “entes macroscópicos” observadores las que impiden que la decoherencia-colapso aparente refleje o conserve propiedades “extrañas” o “falsamente paradójicas” (los estados de no-muerte en distinto grado del gato), de los sistemas cuánticos al emerger a nivel de macro-escala, no la naturaleza profunda de la Realidad Cuántica elemental... Invita con elegante discreción pero no por ello con menor claridad a pensar que – en verdad – la no habitual o muy improbable “manifestación” a nivel macroscópico del comportamiento “mágico” estilo “al otro Lado del Espejo de Alicia” de los componentes básicos subatómicos de la Naturaleza no se debe más que a la “tosquedad” derivada de la “enorme talla” de nuestros medios de percepción-medida como Observadores, no a la esencia de la Realidad misma de los Observables... Sugiere – en consecuencia – que la “Interpretación de Bohr-Heisenberg” se “queda corta”, al renunciar a priori a explicar el mecanismo de tan tremenda “simplificación”. Su análisis podría verbalizarse, por consiguiente, de esta guisa: “Sí, querido amigo Einstein, tiene usted razón en afirmar que la Física Cuántica parece conducir a paradojas absurdas, pero porque nuestra lógica,
  • 30. equipo sensorial psicobiológico y tecnología instrumental amplificadora son burdas y demasiado “densas” o “compactas”, no por un Principio Ineluctable del Cosmos... Es decir, la Mecánica Cuántica está INCOMPLETA como Paradigma de la Realidad Total, pero no es DEFECTUOSA O ERRÓNEA... En eso último siento decirle que está equivocado..., o por mejor decir..., empecinado... Hemos de seguir pensando e investigando más allá del Principio de Correspondencia...”; Sabemos – por la correspondencia intercambiada entre ambos sabios, hoy disponible en su mayor parte al público escrutinio – que el Padre de la Relatividad acusó el impacto... Potente y concienzudo pensador, gran amante y pionero de los “Experimentos Mentales”, con una culta y amplísima sensibilidad humanística además de colosal capacidad para el manejo de las abstracciones físicas y científicas, Einstein no pudo dejar de reconocer y admirar la delicada y suntuosa, al mismo tiempo que divertida, multiplanar y finamente irónica “obra de arte” científico-filosófica-literaria elaborada por su amigo y colega a modo de poderosa réplica... Sin duda, reflexionó, desmenuzó y realizó la más exhaustiva y crítica “autopsia mental” al “Gato” jamás antes practicada... Y encontró en él “Siete Vidas y Algo Más”... Algo que le infundió “repulsión y horror”... Quizás – barruntamos algunos, y cada vez somos menos escasos – su privilegiado cerebro vio más allá de lo que jamás antes pudo alguien atisbar... Y, desde luego, mucho más de lo que se atrevió a decir o publicar a continuación... : Porque lo que captó no le gustó en absoluto, por ir en contra de sus más firmes y subterráneos conceptos ideológico-filosóficos o espirituales... Pues, desde entonces – lo que resulta más que “sospechoso”– “se tomó en serio” el ataque a los fundamentos de la Física Cuántica..., pero no como un camino para “superarlos” o “complementarlos”, siguiendo la “indicación” de Schrödinger, sino a guisa de un radical, cerrado y porfiado ataque negador de su validez, lo que le llevó años más tarde a intentar “aniquilarla” a través de la famosa “Paradoja EPR” ya citada, en colaboración con Podolsky y Rosen... En vano, pues hoy ya nos consta sobradamente que fue el segundo gran error de su vida, junto al significado inicialmente atribuido a su “Constante Cosmológica”..., solo que este último ni quiso ni pudo rectificarlo, tan siquiera fuere a la hora de su óbito. En el siguiente apartado de esta Sección acabaremos de comprender porqué y hasta qué punto. 3) En síntesis, podemos valorar, venerar y glorificar a Erwin Schrödinger – no en exclusiva como uno de los “Maestros Primordiales” de la Mecánica Cuántica (Progenitor de su versión Ondulatoria) –, sino también como un osado y prematurísimo pionero de lo que venimos en llamar “Física Hiperdimensional” o
  • 31. “Transpsicofísica”, Madre Teórica de la Psicotrónica... En la ilustre compañía de Wolfgang Pauli y Carl Gustav Jung..., ni a menor ni a mayor altura que ellos... Y así le honramos, glosamos y proclamamos los “heterodoxos” entre los “heterodoxos”, ahora ya transmutados estos últimos en “oficialistas”, aferrados a la “Interpretación de Copenhague”... Pues el tiempo, y su acumulación paulatina e inexorable de avances teóricos y evidencias empíricas, ha acabado por darnos la razón... Asistamos a tan emocionante y revolucionario espectáculo prosiguiendo con nuestra serie de “fotogramas” de la Historia de la Nueva Física... Pruebas experimentales a favor del Teorema de Bell A modo de resumen, en orden cronológico aproximado, y sin pretender ser exhaustivo: 1) En 1972, los Drs. Clauser y Freedman, en la Universidad de Berkeley (California), son los primeros en demostrar en el laboratorio la Desigualdad de Bell. Los escépticos objetaron ligeros defectos en la metodología. El equipo de Clauser repitió los experimentos, garantizando controles más rigurosos, y de nuevo corroboraron el resultado. Otros selectos grupos de investigadores reprodujeron la serie de ensayos, respaldando el mismo reiteradamente. 2) El 6 de Enero de 1983, en la revista New Scientist (Londres), fueron publicados dos artículos donde se recogían los hallazgos de tres “pruebas o tests al Teorema de Bell”, utilizando calcio como fuente central de fotones, verificados por el Dr. Alain Aspect, del Instituto de Óptica Teórica de Orsay (localidad cercana a París), entre 1981 y 1982; El experimento de Aspect probó una conexión cuántica coherente con la Desigualdad de Bell a una distancia de 12 m entre los detectores opuestos. Más adelante, a lo largo de la misma década e inicios de la siguiente, meticulosos ensayos de computación cuántica de tipo criptográfico lograron confirmar dicho entrelazamiento instantáneo en el orden de decenas de kilómetros. 3) Tittel y el “Geneva Group” retocan el experimento en 1998, bajo condiciones estrictas que aseguran la independencia de la correlación efectiva con la distancia. Las pruebas son igualmente exitosas.
  • 32. 4) En el mismo año, Gregor Wheis y un equipo de Innsbruck, dirigido por Anton Zeilinger, llevan a término un sofisticado e ingenioso experimento concebido para cerrar o descartar sin rastro de duda alguna razonable el “bucle de localidad” o posible influencia de “variables ocultas”, que mejoraba en varios puntos el de Aspect: Se empleó un detector de alta tecnología foto-electrónica diseñado para utilizar un procedimiento cuántico que garantizaba la aleatoriedad; El sistema registró que se violaba la desigualdad en 30 órdenes de magnitud, y las curvas de coincidencia se ajustaron a las predichas por la Mecánica Cuántica con una tasa de desviación estimada mucho menor al ínfimo error instrumental y colosalmente por debajo de lo esperado por efecto del azar: El Teorema de Bell estaba por fin estricta e innegablemente demostrado, y la falsa “paradoja” EPR derrumbada para siempre. La “Interpretación de Copenhague” había vencido. 5) A principios del primer decenio del nuevo siglo y milenio (2001-2003), se volvió a corroborar de forma abrumadora el fenómeno. El Dr. Gisin, de la Universidad de Ginebra, envió un par de fotones en direcciones opuestas a través de un canal de fibra óptica; Cuando los fotones se separaron a una distancia de 10 km o 7 millas, cada uno se topaba con una lámina ultrafina de cristal ante la cual únicamente podían “colapsar” de dos maneras: O bien cruzarla o rebotar. El sistema estaba montado de forma que resultaba imposible la comunicación “convencional” entre ellos, incluso a la velocidad de la luz: Por ello, según la física clásica-relativista, las “opciones” de colapso de sus funciones de onda debían ser independientes, y obtenerse un 50% de probabilidades de “adoptar” una u otra para cada una de ellas; Sin embargo, los dos fotones “colapsaban” siempre de idéntico modo y con perfecta simultaneidad: Si cualquiera de ellos atravesaba el cristal, el otro también lo hacía con absoluta sincronicidad; Pero si uno rebotaba, su “par entrelazado” reproducía exactamente el mismo movimiento al mismo tiempo con asombrosa exactitud, tal y como determina el Teorema de Bell. El proceso fue repetido muchas veces con completa fiabilidad usando sendos pares de fotones cada una de ellas. 6) A mediados de 2007, un grupo de científicos austriacos, alemanes, holandeses e italianos encabezados por Rupert Ursin y Ursula Gerber – de la Universidad de Viena – batieron un nuevo e importante “récord” en la “carrera de la teleportación cuántica de información por efecto de entrelazamiento”: Tal y como publicaron en la revista Nature Physics, llegaron a transmitir q-bits de información a través de fotones por vía aérea a una distancia de 144 Km. Llevaron a cabo su notable experimento entre las islas canarias de Palma y Tenerife. No tan sólo superaron con creces la anterior “marca” – establecida en 2002 en 67 Km – sino que además, lo que es mucho más relevante, lo hicieron por medio aéreo inalámbrico, sin usar cables de fibra óptica por primera vez en la historia. El entrelazamiento cuántico instantáneo predicho por el Teorema de Bell se
  • 33. mantuvo, a pesar de las interacciones de los paquetes de fotones viajeros con los átomos de las moléculas de la atmósfera. En el observatorio de la isla de Palma, los físicos generaron parejas de fotones entrelazados mediante bombardeo de un haz de láser en frecuencias de ultravioleta sobre un cristal de borato de bario. Uno de los fotones producido era conservado como “testigo” de control, y el otro emitido hacia un telescopio situado en Tenerife. Como aplicación práctica de su ensayo, los propios investigadores sugirieron su enorme valor en el terreno de la criptografía cuántica, cual sistema infalible de seguridad, puesto que todo intento de interceptación del mensaje sería instantáneamente detectado por los estados del haz de fotones “gemelos”. Las tremendas implicaciones en la tecnología de computación cuántica son más que evidentes. 7) Tres años más tarde, un equipo de investigadores chinos aplicaron una técnica similar para transferir paquetes de datos codificados cuánticamente, portados por fotones separados entre sí hasta 16 Km de distancia de alto vacío. Futuros desarrollos de estos procedimientos permitirían poner a punto un sistema eficaz de intercomunicación instantánea con las tripulaciones de astronautas en órbita, o de naves espaciales en futuras travesías a la Luna o Marte, sin soportar retardo alguno impuesto por el límite de la velocidad de la luz de las transmisiones electromagnéticas “convencionales”. Estamos cerca – por consiguiente – de la hipercomunicación superlumínica... Lo que ayer mismo era ciencia-ficción, ya es puro y duro proyecto tecno-científico... Ahora bien, recordemos que estamos hablando desde el principio de transferencia/duplicación de información o estados cuánticos codificables como q-bits, no de materia-energía: La “Teleportación” o “Teletransporte” de cuerpos materiales completos – y menos todavía a escala macroscópica y/o compleja a estilo de la famosa serie “Star Trek” y semejantes –, continúa y probablemente continuará perteneciendo por largo tiempo al territorio de la ficción... O quizá nunca sea permisible por las Leyes Fundamentales de este Universo. Lo ignoramos y hemos de ser prudentes, tanto en aceptar como negar una muy remota y/o futura posibilidad. Pero, incluso circunscribiéndonos por entero al caso de la teleportación de paquetes cuantizados de datos, lo más extraordinario y casi alucinante es que – teóricamente – no hay límite espacio-temporal alguno para el alcance de este proceso. 8) Hace realmente muy poco – fue publicado en el número del 15 de Abril de este mismo año en Science –, un conjunto de investigadores de la Universidad de Tokyo y la de Nueva Gales del Sur (Australia) – bajo la dirección del profesor Noriyuki Lee
  • 34. de la primera y su colega Eleanor Huntington, de la School of Engineering and Information Technology, institución dependiente de la Australian Defence Force Academy (ADFA), Departamento de Investigación Militar asociado al Campus Sur de la Universidad de Camberra (UNSW's Camberra) –, ha logrado transmitir densos paquetes de ondas no-clásicas de manera instantánea entre dos puntos del espacio. La gran novedad y lo que constituye el avance es que lo consiguieron optimizando la pérdida de información replicada por entrelazamiento, esto es, minimizando el “efecto clon o fotocopia”, como denominan los expertos en computación cuántica a la progresiva degradación o pérdida de definición de los estados de q-bits transmitidos en grupos complejos o “secuencias de mensajes largos” de ondasfotones sucesivamente teleportados. En la experiencia, los especialistas pudieron comprobar que la conexión simultánea de estados cuánticos seguía funcionando a 16 Km de distancia, fenómeno que se confirmó plenamente el 89% de las veces, lo que estadísticamente equivale a afirmar que, en promedio, se mantendría un 89% de su contenido cuantitativo y cualitativo en su transferencia. El profesor Lee describe sistema que han montado como un “aparato de teletransporte en banda ancha y con dispersión cero”. Nada más... y nada menos. Las series de experimentos se verificaron en el laboratorio del Dr. Akira Furusawa, (Depatamento de Física Aplicada de la Universidad de Tokyo), empleando la máquina – ya célebre entre los especialistas punteros en esta fascinante materia – bautizada como “Teleporter”, diseñada y emplazada en dicho laboratorio de vanguardia. El por cierto considerablemente extenso e imponente artilugio utiliza los efectos de constricción cuántica, sustracción de fotones y detección homodina en su proceso de polarización-filtrado-detección, lo que permite un impresionante y jamás antes registrado nivel de calidad y fidelidad de transferencia instantánea a tiempo cero por entrelazamiento de la información, además de cantidad o densidad de la misma (de ahí lo de “banda ancha”); Por su parte, la profesora Huntington y su estudiante de doctorado James Webb se encargaron de poner a punto los componentes que garantizaron precisamente tan elevada capacidad de transmisión. Son obvias las “astronómicas” consecuencias casi inimaginables cuando esta ultrarevolucionaria tecnología se perfeccione y miniaturice hasta producir un prototipo de dispositivo teleportador comercial: Generará otro “Mega-Giro Copernicano” en el mundo de las comunicaciones mayor si cabe que los inducidos en su día por el descubrimiento de la escritura, el desarrollo de la imprenta mecanizada por Güttemberg o la “explosión” de medios audiovisuales de masas por transferencia de fotones u ondas electromagnéticas “clásicas” culminada por la computadora electrónica “sublumínica” e Internet. El grandioso y “prodigioso” salto desde las
  • 35. “ondas-fotones lentos” de Maxwell-Einstein al intercambio de paquetes cuantizados de datos codificados por ondas-partículas cuánticas entrelazadas a velocidad virtualmente instantánea – la “liberación de la cárcel electromagnética-relativista” cual gusta de expresarlo el brillante y controvertido físico teórico Jack Saffarti – supondría algo tan grandioso e impactante cual hacer posible que – de hecho – el “Mundo Mágico de Alicia” del Otro Lado del Espejo del Universo Submicroscópico Cuántico se funda con nuestro entorno macroscópico cotidiano, aunque tan sólo sea en el campo de las comunicaciones... Imaginemos algunas de las fantásticas perspectivas a medio plazo: Un auténtico “ordenador cuántico” o sistema interconectado en Red de ellos permitiría descargarnos de o subir a Internet todo nuestro correo electrónico, bloque de archivos de texto, gráficos, música, vídeos, películas o cualquier otro formato en tiempo cero hasta una magnitud de 1 TB (un millón de millones de bytes) –, según las previsiones técnicas más “cautas” –; Y eso sería lo de menos: Si se inserta esta clase de tecnología en los microprocesadores y circuitos integrados, la velocidad de procesamiento del hardware básico de cualquier computador se multiplicaría miles o millones de veces, porque las señales que viajan en su interior podrían llegar de un extremo a otro del aparato o la Red entera de forma cuasi-instantánea o en tiempo prácticamente nulo. Las prestaciones de estos ordenadores cuánticos serían tan fabulosas que apenas podemos hoy aún casi ni imaginarlas... 9) Puede que Vds. crean que ya con todo esto es más que suficiente: Pero hay todavía más: En paralelo, otra serie de experimentos preparados por diversos grupos de selectos científicos han procurado y procuran obtener y perfeccionar cada vez más otro proceso todavía más ambicioso: La teleportación de datos codificados por paquetes de fotones cuánticos a soportes estables de materia. Es patente que dicho fenómeno posee un alcance aun más tremendo en el aspecto de la futura tecnología “hiperlumínica” de comunicaciones. También se halla profundamente relacionado con otros como la transferencia interactiva ADN-estímulos perturbativos del entorno y “efecto ADN fantasma”, vía intercambio solitónico, que constituye – cual ya explicamos en un ensayo anterior –, el basamento empírico de la demostración final, tanto de la Analogía Operativa entre Genes y Memes, como de mi Teoría de la Transferencia por Impregnación Ambiental, ya sea aplicada ésta a los fenómenos de MacroEvolución Saltatoria Acelerada o a la Parapsicología... ¡Lo más fenomenal y maravilloso es que los físicos e ingenieros lo han conseguido!... E incluso unos pocos años antes que los últimos avances en la “teleportación” o “comunicación a tiempo cero” en fase homogénea (fotón-fotón), que acabamos de reseñar en los puntos precedentes... Solo que a menores distancias, pero por problemas meramente técnicos que ellos mismos prevén serán resueltos a medio plazo de forma creciente. Pues – repetimos – nada, nada en la