1. Vivimos en una sociedad que ignora o incluso reprueba la faceta sexual de los
mayores, adultos mayores aceptan esa norma no escrita del rechazo del amor y el
sexo, escondiendo sus sentimientos sexuales y sus deseos a medida que
envejecen. Vivimos en una sociedad que ignora o incluso rechaza la faceta sexual
de los mayores.
Los sentimientos, los deseos y las actividades sexuales están presentes a lo largo
de todo el ciclo vital. Las relaciones íntimas humanas afirman la propia vida y son
válidas a lo largo de toda la existencia, incluyendo la tercera edad. Disfrutando de
una buena salud y de una pareja con la que desee compartir sus momentos íntimos,
los adultos mayores pueden retener tanto el deseo como la capacidad de hacer el
amor, cada uno con sus peculiaridades, hasta el final de sus días, si es que así lo
desean. Cuando un anciano ha mantenido una relación sexual satisfactoria en su
vida adulta hay menos probabilidades de que los cambios asociados al
envejecimiento le afecten.
Con el paso de los años se van produciendo una serie de cambios en nuestro cuerpo
que es importante que conozcamos. En los hombres la erección se hace mucho
más lenta, disminuyendo también el número de erecciones nocturnas involuntarias.
Después de la eyaculación, una vez desaparecida la erección pueden pasar días
antes de que sea posible obtener otra erección completa.
La eyaculación se retrasa por lo que se reduce la posibilidadde eyaculación precoz.
En las mujeres la vagina se hace más corta y menos elástica y la mucosa más
delgada y frágil, disminuye la capacidad de lubricación, haciendo que el coito pueda
ser más doloroso, incluso produciéndose sangrado, y que aumente el riesgo de
infecciones vaginales.
Es menos frecuente alcanzar el orgasmo. Pero también es cierto que todos estos
cambios llegan a una edad en que la situación personal, social y afectiva de la
mayoría de las personas se ha consolidado. En esta situación, y con el soporte de
la madurez de las experiencias vividas, es posible lograr una adaptación más rica a
estas modificaciones de nuestro cuerpo. El premio es la capacidad de obtener una
creciente satisfacción en las relaciones íntimas.
La sociedad les quita a las personas sobre todo de la tercera edad, todo derecho de
ejercer la gran mayoría de funciones y especialmente las sexuales; se les ridiculiza
cuando intentan mejorar su apariencia personal, y más aún si está acompañada de
un toque de coquetería o juventud como expresión de su vitalidad y de su espíritu
dinámico y emprendedor.
No todas las enfermedades disminuyen la capacidad sexual. La mala salud física o
psíquica puede llevar a una disminución del deseo y a una alteración en la respuesta
sexual, sobre todo las enfermedades que desfiguran el cuerpo o alteran
negativamente la imagen corporal