El consumo de agua embotellada tiene consecuencias negativas para la salud, el medio ambiente y la economía. El agua embotellada cuesta mucho más que el agua de garrafón y cada estadounidense gasta $400 al año en promedio en botellas de agua. Su producción, transporte y eliminación generan grandes cantidades de plástico, petróleo y dióxido de carbono contaminantes. Más de 1,500 botellas de plástico terminan como basura cada segundo.