Un alcalde de Galicia recibió un telegrama urgente sobre un posible terremoto de magnitud 8 en la escala de Richter, y que localizara el epicentro e informara sobre cambios en la flora y fauna. Semanas después, el alcalde respondió que habían arrestado al "epicentro" y que confesó, y que el movimiento telúrico había muerto, pero los 8 de Richter habían escapado, aunque pronto los atraparían. También expulsaron a la flora y fauna del pueblo.